¿Es incompatible ser un infame desalmado con ser un tío de puta madre en plena posesión de tus facultades mentales? La respuesta correcta es la aterradora: no.
Personalmente me encontré tal evidencia hace unas semanas en Cataluña, concretamente en la localidad de Ripoll, donde estuve instalado varios días cubriendo los atentados islamistas de Barcelona y Cambrils. Sus autores, los miembros de la célula yihadista, eran vecinos de este pueblo. Universalmente, ya había evidencias. Hitler era un erudito, con una vasta biblioteca entre las que figuraban títulos como
Don Quijote,
Los Viajes de Gulliver o
Robinson Crusoe. Lo mismo Iósif Stalin, dueño de más de veinte mil libros, ávido lector. El totalitarismo no se cura leyendo. Tampoco el nacionalismo desaparece viajando. La compatibilidad está demostrada empíricamente y desmonta eslóganes. De hecho —vuelvo a lo personal—, sostengo que un imbécil que lee mucho no reduce un ápice su imbecilidad. Si acaso, se convierte en un imbécil leído. La conclusión desasosiega un tanto.
Nacho Carretero,
Terrorista y un tío de puta madre, jot down 14/09/2017
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