Lo decisivo muchas veces en la inteligencia puede ser el ambiente y la educación, como muy bien refleja la bella metáfora de
Lewontin: “Si en dos tiestos diferentes del mismo jardín cultivamos varias semillas de una misma planta y un tiesto lo abonamos más que el otro, cuando crezcan veremos que en cada tiesto hay plantas de diferente altura, expresión de los diferentes genes de cada semilla. Pero las del tiesto abonado crecen más en conjunto que las del tiesto no abonado, expresando diferencias debidas no a los genes que tenían sus semillas sino a la mayor cantidad de abono que recibieron”. En la historia de la humanidad los hombres han recibido muchas veces mayor y mejor cantidad de “abono” que las mujeres y eso puede explicar mejor que sus genes la superioridad que a veces hayan podido manifestar.
Ignacio Morgado,
¿Quienes son más inteligentes, los hombres o las mujeres?, En las entrañas de la mente. Blogs Investigación y Ciencia 31/10/2017
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