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Vista desde hoy la aplicación de la química a la medicina puede parecer trivial, pero en la época ello suponía rechazar a unas autoridades tan asentadas como Galeno, Hipócrates o Avicena. De hecho esta Reforma necesitó a un equivalente a Lutero para poder sacarla adelante: Phillippus Theophrastus Aureolus Bombastus von Hohenheim, quien, no demasiado humilde, se comparaba a sí mismo con Aulus Cornelius Celsus, el autor romano del s. I de De medicina, de ahí su sobrenombre, “Paracelsus”.
César Tomé López, La Reforma química, Cuaderno de Cultura Científica 31/01/2017
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