Es posible que
Paul Feyerabend sea el filósofo que más ha puesto en entredicho mis juicios dogmáticos, mis relativas certezas acerca del conocimiento y del mundo que me contiene. A él mismo le habría molestado, o al menos incomodado, saber hasta qué punto sus ideas pueden influir en la vida de una persona sensible. No soportaba la idea de guiar a alguien y aún menos a los jóvenes: “A los jóvenes hay que protegerlos de la falsedad, pero también de la verdad”, afirmaba.
Feyerabend nació en esa cuna de locos llamada Viena en 1924 y murió en 1994 setenta años después. Si bien sus ataques al método inductivo o científico han sido mortales y estimulantes, y su obra más conocida o popular es
Contra el método (1974), yo me inclino por un breve libro de ensayos que en pocas páginas reúne su sabiduría anarquista, relativista y profunda:
¿Por qué no Platón? (Tecnos; 1985). Si luego de haber entrado a las páginas de esta obra el lector retorna indemne a la realidad, debe ser porque probablemente sea un férreo dogmático o un vegetal que presume de ser humano: un badulaque. “No hay opinión alguna por absurda e inmoral que parezca que el anarquista no tome en consideración y no tenga en cuenta a la hora de actuar, ni hay para él ningún método que considere imprescindible”.
Guillermo Fadanelli,
Otra vez, Feyerabend, el universal.com 22/01/2018
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