Un algoritmo no puede bajar la guardia porque es implacable. Pero
al final está programado por personas con prejuicios. Albert García, sociólogo e investigador en Cibersomosaguas de la Universidad Complutense de Madrid, pone el foco sobre los creadores de esos algoritmos y duda de su supuesta neutralidad: "Las instituciones privadas como Facebook o YouTube son las que están gestionando casi todo el tráfico de Internet y ni siquiera sabemos cómo funcionan esos algoritmos. Si realmente son neutrales o si hay alguien detrás con unos intereses de patrocinadores que están diciendo 'esto va aquí, esto va allá'...".Si un software es código cerrado no podemos estar seguros de que hace lo que dice hacer ni que realmente sirva para eso que dice servir. El investigador de la UCM hace un símil parecido con los algoritmos que rigen a las grandes redes sociales como Facebook, Twitter o YouTube, y se pregunta: "¿Quién te dice a ti que no hay detrás una organización de censores que no quieren que se publique cierto contenido? ¿O que priman un contenido frente a otro? ¿O que directamente están construyendo algoritmos que están pensando en hacer eso?".
Evgeny Morozov explicaba recientemente a este diario la idea del estado del bienestar paralelo, por el que cada vez más empresas, abusando de la falta de transparencia, crean marcos empresariales propicios para sus propios intereses. García abunda en esta idea y explica que "al final, es lógico que no tengan que rendir cuentas a nadie y mucho menos al usuario, que en realidad no es el cliente, sino un producto". El usuario se convierte así en quien "valora los vídeos, el que los ve, el que prima un contenido sobre otro y ellas [las multinacionales] usan la inteligencia colectiva como un capital más".Google utiliza a los usuarios para mejorar sus resultados de búsqueda constantemente.
Los usó en el pasado para mejorar su CAPTCHA, el Test de Turing de las máquinas. "Y el último objetivo de todo esto es la caracterización de publicidad: están orientando por segmentos de población para luego venderte, a través de los sistemas de publicidad de esas plataformas, dónde pones el anuncio y sobre todo, a quién vendes el anuncio", explica el investigador de Cibersomosaguas.Cuanto más tiempo pases en Facebook, más dinero gana la plataforma. Cuando subes una foto de la fiesta del fin de semana, tus datos adquieren más valor. "Cuanto más tiempo de exposición, más tiempo de publicidad y más dinero para la red", continúa García. De forma similar, YouTube, premia a los usuarios que tienen más suscriptores y más visualizaciones. "Lo que hace es asociarse con varios
partners que le interesan y crea una estructura piramidal de remuneraciones. La misma empresa tiene una política para fomentar que las espigas más altas crezcan más", dice el investigador, que observa en la red social los mimbres propios del capitalismo: "YouTube fomenta el tema de la ultracompetitividad y la obsesión por la conexión constante".
David Sarabia,
Algoritmos que hacen perder la cabeza: cuando al otro lado de la pantalla no hay un humano, sino una máquina, el diario.es 05/04/2018
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