Las estructuras sociales toleran también una dosis limitada de inteligencia, espíritu crítico e innovación. Pero según la norma general, los comportamientos a los que todos deben plegarse, deben permanecer estúpidos. Si fuera de otro modo, muchos de quienes son llamados para desempeñar una función determinada deberían renunciar a ella, porque la encontrarían demasiado difícil. Si la norma fuera la improvisación, la genialidad, muy pocos estarían capacitados para hacer lo adecuado en el momento oportuno. Y la jerarquía se vendría abajo.
Pino Aprile,
Elogio del imbécil, Homo sapiens sapiens (Homo creativus), octubre 2011
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