Si los datos desmienten la opinión común, ¿por qué está tan extendida de que el mundo está cada vez peor? La explicación de
Steven Pinker es que, debido a ciertos mecanismos psicológicos evolutivamente establecidos, no somos especialmente buenos estimando probabilidades de eventos y, además, le damos más importancia a los datos negativos que a los positivos, lo cual induce también a los medios de comunicación a centrarse en esos datos negativos, como si fueran los únicos relevantes. El pesimismo nos ha mantenido alerta, el optimismo no. Por otra parte, los académicos y los líderes de opinión deben ser pesimistas de oficio si no quieren parecer reaccionarios, o, al menos, faltos de compromiso.
Antonio Diéguez,
Un mundo mejor de lo que pensábamos, pero con razones para la inquietud, Investigación y Ciencia, Octubre 2018, nº 505
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