by Victor |
Para los adolescentes, la aceptación por el grupo del que se consideran parte es de importancia capital. Tienen una gran preocupación por la imagen que proyectan, sobre todo hacia quienes forman su círculo social. Por esa razón se avergüenzan con facilidad, incluso, por el mero hecho de saberse observados.Sufren más que niños y adultos al sentirse excluidos de un grupo, y ese sufrimiento tiene un correlato neurológico. Cuando un adulto se siente excluido, se activan las áreas del encéfalo implicadas en la percepción del dolor, el enfado y el disgusto, sí, pero a continuación se activa una zona de la corteza cerebral que relativiza la importancia de la exclusión. En adolescentes, sin embargo, esta última zona apenas se activa, y las anteriores lo hacen en mayor medida que en niños y adultos. Por tanto, no debe extrañar que los amigos tengan un gran ascendiente sobre ellos.En ninguna otra etapa de la vida importan tanto las amistades como en la adolescencia, ni se otorga tanta importancia a sus opiniones como en esos años. Por eso, los adolescentes asumen más riesgos en presencia de amigos que cuando están solos. Es más, el circuito de recompensa encefálico se activa más y las regiones cerebrales implicadas en el autocontrol responden en menor medida cuando están en compañía de amigos; en los adultos no se observa eso. Y es que los adolescentes experimentan una fuerte necesidad de pertenencia al grupo, y por esa razón sus decisiones se ven muy afectadas por la presencia de sus “colegas”.Juan Ignacio Perez, En busca de la identidad, Cuaderno de Cultura Científica 17/02/2019 [https:]]