Muchos ateos están de acuerdo con el existencialista
Jean-Paul Sartre, que argumentó que el mismo hecho de la indiferencia del universo hacia nosotros (es indiferente porque no hay Dios que dote de propósito a nuestras vidas) nos deja libres para relacionarnos con el mundo de la forma que resulte más significativa para nosotros. "Condenados a ser libre", somos lo que elegimos ser, producto de las elecciones significativas que tomamos y autores del significado de nuestras vidas.
Ben Dupré,
50 cosas que hay que saber sobre Ética, Ariel, editorial Planeta, Barcelona 2014