Los códigos morales basados en el mandato divino pueden estar ampliamente aceptados, pero ello no implica que se enfrenten a ciertas dificultades.
Platón, en su diálogo
Eutifrón, tantea algunas. Supongamos que los mandatos morales puedan identificarse con órdenes divinas. ¿Lo que es moralmente bueno es bueno porque Dios lo ordena o Dios lo ordena porque es bueno? Si nos decantamos por el primer caso, claramente las preferencias de Dios podrían haber sido ... diferentes. Dios podría haber ordenado, por ejemplo, el asesinato de inocentes si hubiera creído que esa matanza era moralmente correcta, solo porque Dios lo decía. (...) Según esta lectura, ¿la moralidad se reduce a poco más que a la obediencia a una autoridad arbitraria?
Si por el contrario Dios ordena lo que es bueno porque es bueno, claramente esa bondad es independiente de Dios. En ese caso, Dios se limitaría a ser poco más que un intermediario. En principio, por tanto, podríamos actuar por nuestra propia cuenta e ir directamente a la fuente moral o a la norma, sin ayuda de Dios. Por tanto, cuando se discute sobre autoridad moral, parece que Dios es arbitrario o redundante.
Ben Dupré,
50 cosas que hay que saber sobre Ética, traducción Julia Alquezar, Ariel, Editorial Planeta, Barcelona 2014