Como señalaba el coautor de
Freakonomic, Stephen Levitt, “Uber es la encarnación de cómo sería la economía si la dirigiesen los economistas”. Por precisar más, es el mundo construido en el vacío por la ortodoxia liberal. Uber
es una empresa en la que los trabajadores no cobran por jornada, sino por servicio, aportan los instrumentos para realizar su tarea (los automóviles, el mantenimiento, la gasolina) y corren con los gastos administrativos y fiscales derivados de ella. Es una firma que aumenta los precios conforme la demanda se incrementa. Es una empresa centralizada, que cobra por cada servicio realizado en un gran número de ciudades del mundo sin otros gastos que los derivados de una aplicación. Y es una compañía altamente capitalizada, lo que le permite contar con los fondos suficientes como para expulsar a la competencia y presionar a las autoridades mediante el cabildeo para que cambien las regulaciones que no les favorecen. Es así como se llega a un mundo perfecto y sin roces, el diseñado por los expertos económicos.
Esteban Hernández,
El arma secreta de las empresas tecnológicas, El Confidencial 23/06/2019
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