Si un átomo de mi cerebro vira de pronto debido a un desvío casual, no lo hace "por alguna razón", y si la consecuencia de ello es que yo haga o decida algo importante, entonces estoy por completo a merced de los desvíos casuales. Una elección casual, tan ciega y arbitraria como una tirada de dados o un giro de la rueda de la fortuna, es tan indeseable como una elección determinada de antemano. (14)
Daniel C. Dennet,
La libertad de acción, Gedisa Barcelona 2000