Con lo de París es dificil hablar de nada más. Lo que ocurre es que es tan fuerte y tan indignante que no hay nada que decir. Solo que el fundamentalismo islamista es uno de los grandes peligros para la democracia y que la izquierda no debe ceder en su denuncia. Pero habrá que combatir la islamofobia que potenciará. Lo que está ocurriendo en Alemania es muy, muy preocupante. Y en Francia dará alas al Frente Nacional, paradójicamente.
El atentado de ayer no puede entenderse ni como una consecuencia del islamismo ni como algo ajeno a él. El cristianismo, el judaismo y el islamismo han generado como reacción defensiva al capitalismo liberal sus respectivos fundamentalismos. Los fundamentalismos son sectarios y violentos. Son la peor derivación de las religiones pero no son ajenas a ellas. Cualquier comunidad religiosa debe entender que la religión es algo privado y la libertad de expresión es algo público. Todo el mundo tiene derecho a critica e incluso a reírse de cualquier religión. Esto debería quedar más que claro. Hay que combatir la islamofobia, por supuesto, pero hay que poner límites a todas las comunidades religiosas en este sentido.
Como español ve viene a la imaginación comparar la matanza de estos días en Francia con dos acontecimientos del pasado. La primera tiene que ver con el fascismo : la matanza de los abogados de Atocha después de la muerte de Franco. La segunda con los atentados de ETA en el postfranquismo. La lógica es simepre la misma : la certeza absoluta d elos fanáticos, el desprecio a la vida propia y de los otros y la criminalización del adversario.