Escrito por Luis Roca Jusmet
Los casos de adolescentes que, en un determinado momento, van al instituto y empiezan a matar, de una forma consciente y planificada presenta un enigma totalmente inquietante. El día 20 de abril de 2015 ocurre en un instituto de Barcelona una tragedia que acaba con un profesor muerto y algunos profesores y alumnos heridos. Un chico de trece años, de segundo de ESO, acuchilla a una profesora y mata de un tiro de ballesta a un profesor que entra en el aula al oír los gritos que provoca el hecho, En algunos casos lo hacen solos o acompañados, en algunos se suicidan al final y en otros no.
Otra casuística todavía más terrible es ciando además matan a su madre, a su padre o a ambos. Evidentemente las teorías cognitivos-conductistas o los neurocientíficos son incapaces de explicar desde sus conceptos este tipo de acontecimientos. Teorías que, como el psicoanálisis, intentan aproximarse a la mente del ejecutante pueden darnos alguna pista para entenderlo.
Hay una película que aborda el tema con la complejidad que merece.Se trata de
Tenemos que hablar de Kevin (
We need to talk about Kevin, Lynne Ramsay, 2011).El filme se basa en la magnífica novela de Lionel Shriver. que presenta un caso tan fuerte como posible. Aunque son la madre y el hijo y su relación dual el eje central el papel del padre es determinante en la tragedia. La película se inspìra en una novela, aunque con esta mantiene algunos matices diferentes. Es una historia que dura dieciocho años y nueve meses, desde la concepción de Kevin hasta su mayoría de edad. En realidad empieza antes, porque como sabemos hay toda una carga simbólica e imaginaria anterior que tiene mucho peso, que es lo que representa este hijo para el padre y para la madre, el lugar que ambos le asignan. En estos años, desde el principio hasta el momento de la tragedia, padre, Franklin, trata a su hijo como un colega y es totalmente permisivo con él. Volvemos al planteamiento de Massimo Recalcati. Una de las cosas que señala como problemática es la confusión de generaciones, el que el padre y el hijo, una vez adolescente, se traten como iguales. Kevin es lo que llama el hijo-Narciso, el que ha sometido toda la vida familiar a sus exigencias narcisistas. Kevin es un narciso que establece una lucha a muerte con su madre. Es como si para vivir necesitara matar a la madre. El rechazo de la madre es realmente radical,por lo menos a nivel inconsciente, Es un desafío y una transgresión permanente, pero no con respecto al padre sino a la madre. El padre no es portador de la Ley, es una familia sin ley. Kevin vive encerrado en un universo especular. Su mundo es él enfrentado a su madre. No puede resultar más evidente el carácter autodestructivo del narcisismo. Volvemos aquí a un mundo donde los adultos se han evaporado. No se trata de que el padre de Kevin sea autoritario, de que le castigue. Ciertamente que no le pone límites, pero es que además no se comporta como un adulto, como una referencia ética para Kevin, no puede transmitirle un deseo, un Ideal. Kevin está aprisionado en el goce mortífero y él mismo exige límites. Únicamente cuando su madre le tira al suelo y le lesiona el brazo es capaz de mostrarse como portadora de una Ley. Es lo único que Kevin le reconoce, el acto sincero en que le pone límites. En realidad no hay padre simbólico, hay únicamente un padre real, que existe, y un padre imaginario. Pero este padre real y su imagen son solo sombras en el mundo de Kevin. Igual que su hermana, igual que los compañeros del instituto. El acto de Kevin va dirigido a la madre, los otros son meros instrumentos para su goce. ¿ Y que tipo de goce le puede producir a Kevin su acto ? Es el goce sádico, eterno, con respecto a su madre. Kevin no mata a la madre ni se mata a él, quiere mantener el goce de ver a su madre destruida de por vida por su acto.
¿ Es un perverso, un psicótico, un psicópata ? De entrada recordemos que el psicópata no existe en las categorías clínicas lacanianas. ¿ Dónde situamos entonces al psicópata ? Podríamos situarlo en la perversión. En realidad el sujeto perverso no experimenta culpa ni angustia, manipula siempre al otro para obtener un goce. El mecanismo básico del perverso es la negación de la castración.
1Kevinj niega la castración de la madre y la suya propia. El padre no existe. El perverso crea una identidad a partir del desafío y la transgresión. Hay en el perverso una complicidad libidinal de la madre y una complicidad silenciosa del padre. La única complicidad libidinal con la madre es cuando comparten el secreto del acto violento d e la madre y cuando Eva le explica el cuento de Guillermo Tell. Es como si la flecha se convertirá en el fetiche. Podríamos decir que la relación libidinosa sádica es una relación sádica con la madre. Goza haciéndole daño. Kevin no es un psicótico : tiene plena conciencia de su acto criminal y de sus consecuencias. Cuando la madre le pregunta a Kevin el porqué éste le contesta que pensaba que lo sabía pero ya no lo sabe. Lo que hace Kevin no es un pasaje al acto porque Kevin planifica y da un sentido a lo que hace, aunque al final aparece la duda y con ella la escisión. En todo caso no hay una padre que limite, que medie, solo hay una sombra que es un instrumento más para cumplir su goce mortífero.