Reseña de
La seducción de la frontera. Nacionalismo e izquierda reaccionaria. Contra Crogmagnon 3Félix Ovejero Lucas
Barcelona : Montesinos, 2015
Escrito por Luis Roca Jusmet
Tuve la oportunidad de conocer a Félix Ovejero cuando aceptó de manera desinteresada mi invitación a participar en un debate sobre el tema del derecho a decidir en el instituto donde trabajo.Félix se me mostró como una persona con una actitud amable pero con unas ideas beligerantes. Para él el tema del nacionalismo catalán no admite concesiones . Es, para él, el primer enemigo a batir por una izquierda que sea consecuente. Y él se encuentra, como todos sabemos, en territorio comanche, ya que en Cataluña la izquierda ha caído en las redes del discursos nacionalista.Este libro es el tercero de la serie Contra Cromagnon 3 y es, he de decirlo, imprescindible para los que consideramos que izquierda y nacionalismo son incompatibles. Para los que sabemos que la cuestión no es elegir entre un nacionalismo catalán o uno español, como se empeñan en hacernos los que no entienden que lo que aquí nos jugamos es entre una concepción cívico-republicana de la nación o una idea étnico-cultura lista. La primera está en la tradición de la izquierda ilustrada, que no puede entender la libertad si no es complementándola con la defensa de la igualdad de derechos. Porque de esto se trata, de defender una comunidad política fundada sobre la universalidad de la ciudadanía y no sobre un criterio particular identitario. No ceder no un milímetro en este planteamiento, esta es la dura tarea que se ha impuesto a sí mismo Félix Ovejero y que ofrece a sus lectores como una buena caja de herramientas para la lucha ideológica,El libro está dividido en tres partes. En la primera nos ofrece un análisis histórico y crítico de lo que quiere decir
nación en el mundo moderno y sobre las falacias en las que se basa el supuesto derecho a la secesión. Falacias que tienen una fundamentación ideológica en el liberalismo y no en el republicanismo progresista, mal que le pese a esta izquierda que Félix Ovejero no duda en calificar de reaccionaria. En el segundo entra en un análisis del relato nacionalista vasco y catalán, discurso desde el que se plantea legitimar la reivindicación de una supuesta emancipación nacional de un estado opresor. Para ello acudirá, por una parte, al análisis que hace Gaizka Fernández Soldevila en su excelente estudio sobre la historia de Euskadiko Ezquerra. Luego pasa, siguiendo el caso vasco, a la escritura autobiográfica de Teo Uriarte, que pasó de la dirección de ETA a una apuesta radical contra su totalitarismo nacionalista. También acude a la historia de Antonio Robles, que explica su experiencia personal en Cataluña. En el análisis de como se construye y se impone este relato no falta la referencia a Martin Alonso, que nos proporcionó un análisis muy preciso y lúcido de como un grupo de intelectuales, sobre todo historiadores, se constituyó en el grupo ideológico de las élites políticas catalanas. La tercera parte del libro, bajo el título de "Debates" es una recopilación de los mejores artículos de Félix Ovejero sobre el tema, así como de un interesante debate con Arcadi Oliveras que en su momento publicó la revista El Viejo Topo.
Podemos coincidir total o parcialmente con Félix Ovejero Lucas, o simplemente no coincidir. Cada cual sabrá su postura. Pero este libro me parece un ejercicio de racionalidad política desde la izquierda. Me parece un ejemplo de argumentación frente a los tópicos al uso. Un libro que invita a pensar sobre el tema catalán o vasco, pero que es mucho más amplio porque es un arma contra uno de los peligros más importantes de nuestro tiempo, que es el nacionalismo. Excelente crítica a un libro que hace poco publicó Regis Debray bajo el título de "Elogio de las fronteras". Libro en el que, a partir de un caso excepcional que es el de Palestina Debray llegaba a esta seducción de la frontera que precisamente critica el libro. A la izquierda no le interesa levantar fronteras, le interesa ir hacia una comunidad política internacional lo más amplia posible. De momentos tenemos fronteras constituidas por estados de derecho y de ellas partimos. Pero lo que no vamos a hacer, y mucho menos en el nombre de la izquierda, es multiplicarlas. Al igual que no vamos a insistir en lo diferente sino en lo común.
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