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La cultura del esfuerzo nos dice que si alguien quiere conseguir algo, es necesario que trabaje para conseguirlo, y que la motivación para llevar a cabo este trabajo depende fuertemente de cómo de gratificante es el objetivo. En la vida académica, como en el resto de ámbitos, si queremos llegar lejos es necesario esforzarse. No obstante, ¿son todos los esfuerzos necesarios? ¿Tiene el esfuerzo algún valor fuera de obtener el propósito por el que se realizó?
Es cierto que, en un pasado, se crearon métodos o inventos varios que nos han facilitado mucho las cosas. Desde la rueda hasta el coche, y desde el coche hasta robots que sustituyen perfectamente a un trabajador humano y más allá. Sabiendo que estas cosas existen, ¿quién lava la ropa a mano teniendo una lavadora disponible? La respuesta es simple, solo alguien que no sepa usarla o que es fanático de esforzarse de más, o, dada la poca gente que lo haría, podríamos generalizar con un “nadie”. Nadie quiere esforzarse una hora en algo que puede hacer igual de bien o mejor en menos tiempo y con menor cansancio. Pero esto no significa que la humanidad haya perdido la cultura del esfuerzo, sino que es una muestra de inteligencia, ya que el tiempo que perdería realizando una acción que no aporta nada (¿qué clase de conocimientos puede adquirir alguien pasando la aspiradora cada domingo a las nueve?) lo decide emplear en otra. Esto nos permite responder a la primera pregunta planteada en el primer párrafo: no, no todos son necesarios.
Para entender si el esfuerzo tiene valor más allá de permitirnos lograr un objetivo, hemos de ser conscientes de diferentes cuestiones. Primeramente, debemos tener en cuenta la sed de conocimientos del ser humano que, aunque sea opacada con más o menos intensidad por la pereza en algunos, llevará a las personas a hacer esfuerzos. Abrir un libro, hacer una búsqueda por internet, preguntar a un congénere sobre el tema que los inquieta… Incluso habrá quienes lleguen a fabricar dispositivos, diseñar programas, experimentar en un laboratorio, etcétera, por saciar esa sed de conocimiento (que puede derivar en un bien o mal mayor, como puede ser una vacuna contra el VIH o un virus informático muy difícil de eliminar). Además, siempre habrá algo por descubrir o inventar, lo que significa que las personas curiosas van a existir siempre y, con ello, el esfuerzo. En segundo lugar, la eliminación de todo esfuerzo en la vida diaria es muy poco factible, por no decir imposible, ya que, muy difícilmente, alguien pasará su vida sin intentar lograr nada. Por último, la ausencia de cultura del esfuerzo solo nos llevará a humanos incapaces de conseguir nada, pues no estarán acostumbrados a trabajar y se rendirán a la primera de cambio. Para ilustrarlo mejor, pensemos en un aula en el que nunca se les ha exigido nada a los alumnos. Un buen día, se topan delante de un objetivo al que llegar (impuesto desde el exterior o por ellos mismos, ya sea componer una canción o descubrir las utilidades que aporta una monarquía y que justifiquen su coexistencia con la democracia). Éstos, acostumbrados a la poca exigencia, se verán desbordados y muy probablemente abandonen la tarea o, con suerte, unos pocos la terminen entre lágrimas. Esto quiere decir que el esfuerzo tiene valor fuera del objetivo, ya que estar habituado al trabajo, sea del tipo que sea, permitirá al individuo intentar llegar a la meta que ansía, mientras que quien no esté frecuentemente expuesto a ello se verá embriagado con sentimientos negativos, impotencia mayormente, de ver que no es capaz de llegar rápidamente al objetivo, como en una escuela sin cultura del esfuerzo lo habrían habituado. Si nadie puede nadar 200 metros sin haber aprendido a nadar, ¿cómo esperamos ser capaces de llegar a metas (de nuestro gusto o no, como podrían ser redactar unos informes para un jefe, descubrir una vacuna o ser el mejor músico del mundo) si ni siquiera somos capaces de esforzarnos para entregar un trabajo de historia?
En resumen, no todos los esfuerzos son necesarios, ya que sería estúpido perder tiempo en actividades fácilmente omisibles y sustituibles por otras más sustanciosas o placenteras, pero educar en la cultura del esfuerzo sí lo es, ya que cada esfuerzo que hagamos nos hará más capaces de trabajar aún más y lograr objetivos mayores.
El hecho de esforzarse para llegar a una meta u objetivo fijado es algo que se nos ha impuesto a cada uno de nosotros desde que nacemos prácticamente. “Con esfuerzo llegarás a trabajar en lo que más te guste”, “Con esfuerzo podrás vivir dónde tú quieras”, “Con esfuerzo, a lo largo, vivirás mejor”,.. Incluso la famosa frase de “Cada esfuerzo tiene su recompensa” es una ley de vida para muchos. Con todo esto me planteo la siguiente pregunta, ¿el esfuerzo siempre es recompensado?, es decir, ¿tiene valor?.
Creo que hablo por todos cuando digo que vemos ese tipo de frases como una amenaza por parte de nuestros superiores para que estudiemos y no dejemos de hacerlo. Es fácil, si te dan a escoger entre esforzarte y tener todo lo que quieres o no esforzarte y no tener nada nosotros optamos por lo primero. Pero a medida que vamos creciendo no tenemos la misma opinión, no lo vemos tan claro.
Empezamos a observar como gente que no se ha esforzado en la vida acaban triunfando, y queremos seguir su ejemplo. Gente que gana millones por darle a un balón, por pasarse una tarde entera hablando de su vida en un programa, o incluso por el hecho de ir a buscar el “amor” en televisión. Es en ese momento cuando nos preguntamos, ¿y por qué no voy a tener yo esa suerte? cuando lo que de verdad tendríamos que preguntarnos es, ¿a qué quiero dedicar mi vida realmente?
Con esto podemos observar que a lo que de verdad aspiramos en la vida es que haciendo el mínimo esfuerzo podamos llegar dónde queramos. Y es un hecho. En mi caso, comparando la exigencia que tenía en mí misma hace tres años y la que tengo ahora puedo comprobar como ha ido deteriorando.
¿Pero eso es cuestión de esfuerzo o de motivación?
Aunque sean dos palabras con significados distintos podemos relacionarlas entre ellas. Está claro que si algo te motiva pones más esfuerzo en ello y en conseguirlo. Pero hoy en día, y a los adolescentes de nuestra edad, ¿nos motiva lo que estamos estudiando? ¿vemos futuro en él? ¿a qué se debe el disminuir el esfuerzo y exigencia de uno mismo? Son un cúmulo de preguntas las cuales no pararíamos de redactar.
A lo que a mi respecta, la exigencia y el esfuerzo de uno mismo de cara a los estudios va disminuyendo a medida que uno ve que no es suficiente con eso. Nos preparan durante meses para juzgar lo que sabemos en un par de exámenes. No te pueden ir mal. Te lo recuerdan día a día. El paralelismo está en que a medida que la presión crece,las ganas disminuyen. Y con ellas el esfuerzo y la exigencia.
Quedan muchas preguntas sin contestar todavía. En mi opinión, el esfuerzo si tiene valor, pero lo va perdiendo con el paso del tiempo. Es decir, cuando somos pequeños si que podemos ver las recompensas. A medida que crecemos van desapareciendo las recompensas visibles, por lo que el esfuerzo se va convirtiendo en mito.
Como ya sabemos todos o casi todos, el 1 de diciembre de 2019 en China se ha dado el caso de una epidemia de virus, llamado coronavirus o COVID-19 causado por el virus SARS-CoV-2 (síndrome respiratorio agudo grave). Este virus parece tener un origen zoonótico, es decir que al inicio estaba presente en un animal y después a través de este animal fue transmitido a un humano (paciente 0), y de aquí en adelante ha empezado el caos ya que esta persona sin ser consiente del virus, fue infectando a otros con los que ha tenido contacto, porque se contagia muy fácil, con solo tocar a la persona, toser o estornudar a su lado. Poco a poco este virus se ha ido expandiendo por todo el mundo, creando una pandemia, y no creo que hoy en día quede algún país que no tenga algún caso de coronavirus. El pánico empezó cuando el virus apareció en Europa y explotó de manera incontrolada en Italia. Des de allí se han empezado las noticias sobre el coronavirus, informándonos sobre la situación de Italia. Cuando el virus apareció en España (que actualmente se convirtió en el cuarto país con más contagios de coronavirus), el número de noticias sobre el COVID-19 incremento un montón. Hasta en la portada del periódico, siempre aparecía la palabra “Coronavirus” o “virus”. Por tanto, los medios de comunicación nos aportan tanto información, comointoxicación. Porque, por un lado, está bien que nos mantengan informados de la situación en la que está el país o el mundo, pero con toda esta información se crea el pánico en la gente, que los hace ir a los supermercados y comprar productos como locos, como si fuera el apocalipsis. Este pánico en la gente es más que nada porque en las noticias cada día dicen que hay más muertes y más contagios, por esto, las personas tienen miedo de salir e interactuar con otros para no contagiarse y morir.
Pero en el mundo hay enfermedades que provocan muchas más víctimas que el coronavirus, como, por ejemplo, el cólera. El cólera afecta de manera importante a Europa, ya que esta enfermedad la padecen tres o cinco millones de personas y produce entre 21.000 y 143.000 muertos al año.
¿Pero entonces porque en los medios de comunicación el tema más importante es el coronavirus?
Porque el COVID-19 es un virus nuevo del cual se desconoce el origen exacto, es una amenaza nueva contra la cual no se sabe cómo luchar. Primero apareció en un país y rápidamente se ha expandido por todo el mundo, dejando muchos infectados y muertos, solo porque se contagia muy fácil (de persona a persona). Mientras que el cólera es una enfermedad que se conoce desde hace tiempo y se contagia por beber agua o comer alimentos contaminados por heces humanas. Además, no se suele transmitir de persona a persona. Por tanto, no crea mucho pánico, porque si una persona se contagia, es su responsabilidad porque se ha contagiado ella misma, no se lo ha transmitido otro ser humano como pasa con el coronavirus. Todos ya se han acostumbrado que haya alguna víctima de cólera, porque es una enfermedad más común y por esto no estamos viendo tantas noticias sobre ella.
Algunos países están en cuarentena para que se calme el virus. Pero muchas personas, no están haciendo caso saliendo a la calle, y cada día aparecen algunos casos más. La cosa es que, si no nos quedamos en casa respetando la cuarentena, el virus no parará y seguirá habiendo víctimas. En los hospitales se agotarán los aparatos respiratorios y no quedarán más sitios de tantas personas infectadas. Por tanto, no habrá sitio para gente con otras enfermedades, y no solo se producirán muertes de coronavirus.
También quiero decir que una parte, tal vez está bien que el coronavirus ha aparecido, ya que siempre se decía que el medio ambiente está empeorando y no faltan muchos años para que acabemos con el planeta si no hacemos algo. Con la aparición del coronavirus el aire ha mejorado mucho. El otro día en La Vanguardia han anunciadoque la contaminación del aire se redujo hasta 83% en las ciudades españolas.
En resumen, no hay que hacer tanto pánico, sino que hay que quedarse en casa. Ya
que el virus afecta de manera diferente a cada persona. Hay quien lo sufre como una
simple gripe mientras que otros que tienen alguna enfermedad respiratoria, llegan en
estado grave.
Si no hemos hecho nada por salvar el medio ambiente, por lo menos debemos hacer
algo para salvar nuestra especie humana. QUEDATE EN CASA.
¿Realmente se valora el esfuerzo?
Antes de empezar esta reflexión he buscado la palabra “esfuerzo” en el diccionario de la RAE y he escogido una de las definiciones en la que cita el esfuerzo como: Empleo enérgico del vigor o actividad del ánimo para conseguir algo venciendo dificultades. Pero leyendo esa definición me he preguntado… ¿Si no llegas al objetivo que te habías marcado previamente aunque te hayas esforzado se podría decir que has fracasado? o ¿podemos relacionar el esfuerzo con el sacrificio? es decir ¿si una persona lucha duro, sufre para llegar a su objetivo quiere decir que es una persona madura y responsable. Pero ¿hasta qué punto tenemos que sufrir o sacrificar para que se nos llegue a llamar responsables? ¿El esfuerzo es una capacidad o es dedicación? Yo creo que lo tenemos que desarrollar a medida que va pasando el tiempo ya nunca vamos a saber nuestra capacidad si no lo hacemos ¿El esfuerzo sólo funciona si tiene sentido? Sin ‘motivo’ nadie lucha por una meta, y el esfuerzo es valorado y tiene sentido si está dirigido a mejorar nuestra vida, creo yo. ¿Pero que nos ha inculcado el sistema educativo establecido por el mismo Gobierno? Nos ha inculcado a esforzarnos para llegar a nuestros “sueños” a tener una vida llena de lujos, con nuestra casa, nuestra familia, nuestro trabajo de ensueños (el cual necesitamos estudiar muchísimo para poder alcanzar y ganar mucho dinero), pero yo me pregunto ¿dónde queda nuestra felicidad? ¿por qué no nos inculcan a ser felices en vez de hacernos escoger qué queremos ser en un futuro? Mi respuesta a esa pregunta que ronda en mi cabeza es que al Estado le interesa eso, le interesa que estudiemos cualquier cosa o trabajemos de algo que puede que no nos guste, no se interesa de nuestra felicidad. Solo se interesa de los beneficios que habrá si estudiamos, ya que si estudiamos, puestos de trabajo no quedarán vacíos. ¿Por algo hay que pagar cantidades de dinero para llegar a ser “alguien” y trabajar? Marketing ¿no?
Volviendo al tema de antes, realmente ¿Tenemos que recuperar la cultura del esfuerzo o es que nunca lo hemos tenido y ahora queremos desarrollarlo? Yo creo que nunca lo hemos tenido porque ahora mismo somos una sociedad conformista y os preguntaréis porqué lo pienso como tal, y lo más rápido a lo que recurro es al sistema educativo. ¿Cuántos adolescentes van al colegio solo por obligación? ¿Cuantos se conforman con aprobar y no con aprobar con buena nota? Pues sí, efectivamente, somos conformistas por falta de motivación, no nos motiva seguir estudiando si realmente no sabemos si vamos a ser felices, aunque si no lo hacemos tampoco podemos averiguarlo, y para hacerlo debemos esforzarnos. ¿No os dáis cuenta que es un ciclo vicioso?
El esfuerzo, por definición, es prepararse o persistir física o mentalmente para alcanzar un objetivo deseado.
Esfuerzo es estudiar para resolver problemas matemáticos que aumenten tu intelectualidad y esfuerzo es también prepararse físicamente día a día para poder ganar una competición deportiva o escalar el monte Everest.
Està claro que para conseguir un objetivo hay que esforzarse, si eres perezoso y no te esfuerzas no conseguirás llegar a tus metas, y otras personas no lo van a hacer para ti. Todos los grandes personajes que han dejado huella en sus respectivos campos han tenido que luchar y esforzarse, ya sea luchar por sus pensamientos, luchar contra la sociedad, luchar consigos mismos para hacer un nuevo descubrimiento, todos ellos consiguieron sus metas a costa del esfuerzo.
Ahora, algo que también sabemos es que todas aquellas personas consiguieron lo que consiguieron porque tenían una intención de hacerlo, porque sabían que el resultado les acabaría beneficiando, ya sea emocionalmente, intelectualmente, físicamente o económicamente, y tenían un sueño, una necesidad, una obligación que les alentaba a seguir.
Pero qué pasa si no hay nada que te motiva a hacer una cosa, solamente tienes que hacerla por obligación, y sabes que ni a la larga ni a la corta ese esfuerzo te beneficiarà de cualquier manera, ¿vale la pena seguir esforzándose en este caso? Yo creo que no, una persona sabe lo quiere, y si sabe que un esfuerzo no va a llevarle a ninguna parte no hace falta que lo haga. Pero aquí es donde entra la sociedad, donde entran “los demás”, los que nos dicen que nos esforcemos solo porque es lo que hacen todos, o porque a ellos se lo dijeron sus padres. Sin un objetivo de futuro el esfuerzo es en vano.
Movámonos en el tiempo hacia la época en la que aún no había neveras. Para conservar los alimentos la gente hacía uso de la sal, de especias o técnicas de ahumado, que evidentemente requerían tiempo y esfuerzo. Que tal si alguien te quitara tu nevera y te dijera que usases algunas de estas técnicas. ¿Salarias toda la carne y el pescado y la pondrías en una olla con tal de conservar estos alimentos?, y antes de cocerlos, ¿los dejarías en remojo para quitar la sal? Quizás, por necesidad, incluso lo harías pero, ¿crees que es lógico hacer tanto esfuerzo sabiendo que existe allí fuera un invento que puede hacer todo esto solamente si lo enchufas a la electricidad, y sabes que tu esfuerzo no te favorece en nada?
Yo creo que el esfuerzo tiene que ser el resultado de un sueño, de una necesidad, de una responsabilidad, y no de un objetivo o meta impuesto.
Pereza – el componente biológico de varias criaturas vivientes. Los humanos no somos una excepción. Desde el punto de vista de la fisiología, esto no es un defecto, sino el deseo de ahorrar energía y reducir el consumo de recursos. Existe un famoso ejemplo: “Una persona se volvió demasiado perezosa para caminar, e inventó una rueda, luego una bicicleta, un automóvil, etc.” De hecho, creo que gran parte del progreso científico y tecnológico se basa en la pereza humana. Las personas tienden a minimizar el trabajo, se esfuerzan para esforzarse menos a continuación.
Podemos observar como los bienes de la sociedad hacen que cada día nuestro esfuerzo sea menor. Las máquinas de café, los coches, las aspiradoras robots. Hoy en día, para conseguir comida basta con bajar a Mercadona que tienes al lado de tu casa, pero hasta eso se volvió más fácil. Ahora te la llevan directamente a tu piso. Probablemente si la humanidad seguirá el mismo ritmo, al final llegará el momento cuando trabajar a penas será necessário.
En este caso podemos entender que la pereza es un motor que empuja el esfuerzo y aquel crea varios bienes para el conjunto de la sociedad o para un concreto individuo. Por lo tanto, podemos decir que el esfuerzo es algo moralmente bueno y correcto.¿Pero lo és la pereza?
Para entender si de verdad las personas tienden a no trabajar debemos imaginar que es lo que haría ante una elección: trabajo o no trabajar. Eso en el caso que los recursos que va a recibir sigan igual. Teniendo en cuenta que para varios de nosotros el trabajo es algo cercano a la tortura la respuesta es evidente. No trabajar.
Varias veces podemos observar cómo los individuos afirman que quisieran ser empresarios con la excusa de querer crear alguna cosa. Sin tener claro qué cosa y de qué forma la quieren crear. Solo es un deseo de hacer que la gente trabaje para ellos. Porque si tanto quieren crear alguna cosa, pueden hacerlo trabajando para alguien. Pero no es esta la intención. La idea es que trabajen los otros.
Como idea final me gustaría destacar el hecho de que se aprecia más el individuo que trabaja poco y gana mucho ante aquel que trabaje el doble y gané lo mismo. Por lo tanto considero que la cultura del esfuerzo es un mito ya que el esfuerzo es solo el fruto de la pereza. Tenemos la cultura de ser vagos.
Feia tres mesos la notícia de la Covid-19 no era gaire important, ja que aquesta notícia no arribava de manera tan consecutiva a les diferents pantalles que tenim a casa. Només parlàvem de Xina, ja que el virus només havia infectat allà.
Va començar el mes de febrer on aquest tema, aquest virus es va apoderar de les nostres ments, orelles, ulls, boques, etc. Tothom parlava d’això, a totes hores, altres fins i tot feien cançons amb aquest virus. Realment no érem conscients que això fos tan impactant al punt d’arribar, que només arribar a casa, engegar la tele i les notícies comencen a parlar de la Covid-19, com avança aquest virus i com estan afectant altres països. I sobretot el que més ens espanta, sorprèn, el nombre de morts que aquest virus està causant.
L’arribada del confinament, tota aquesta bomba va caure d’una manera impactant, quan ens vam adonar, ja estàvem a casa en estat d’alarma, ja podíem ser conscients que aquestes dues setmanes de confinament eren molt més. Estem a casa tot al dia amb les notícies, parlant amb les nostres famílies que viuen en altres països, pendent de la informació nova que et porten, perquè, sí, el virus ja hi era aquí i havia avançat d’una manera molt ràpida. I no només aquí sinó que a tot el món, aquest virus s’havia convertit en una pandèmia.
Totes aquestes informacions que arribaven durant els dos mesos gairebé tres no eren del tot informació, ja que si et poses a pensar quina de totes les fonts que escoltes o veus t’aporten informació de veritat, t’adones que no totes són fiables i que aquestes t’intoxica la ment amb barbaritats que diuen, les diferents teories que tenen sobre aquest virus, les explicacions diverses que pretenen d’explicar-te el començament de la Covid-19…
En conclusió, així com la televisió, telèfon, ordinador, etc. Són fonts d’informació que també poden ser fonts d’intoxicació i cal saber informar-se i identificar quines pàgines són de confiança. Posem per exemple, l’OMS (Organització, Mundial, de la Salut) que tot el temps estan actualitzant la informació del Coronavirus. També cal prendre les notícies amb calma i no alarmar-se, continuar amb la nostra ment positiva, que tot sortirà bé, que sortirem d’aquesta i sobretot, QUEDA’T A CASA.
Enciendes la televisión, echas un vistazo al teléfono móvil, lees el periódico…tarde o temprano encontrarás alguna actualización sobre el tema actual por excelencia: el Covid-19. Sí, estamos viviendo una crisis pandémica, por lo que debemos estar al corriente de las últimas noticias para actuar de la mejor manera posible, pero ha llegado un momento en el que no se habla más que de ello.
Vivimos, al fin y al cabo, en una sociedad en la que abunda la información. Pero precisamente el fácil acceso a esta es lo que hace que los medios de comunicación compitan constantemente por el titular más candente que consiga atraer más receptores, perdiendo toda objetividad y credibilidad.
Así pues, ¿debemos desconfiar de todo lo que nos dicen? Si cuestionamos la veracidad de algo tan solo por el hecho de haberlo leído o escuchado en los medios de comunicación, ¿en qué o quién debemos confiar entonces? Incluso las instituciones u organizaciones de máxima fiabilidad, como el gobierno, o la OMS en este contexto pandémico, utilizan a menudo estos medios para hacer llegar al máximo número de oyentes la información que desean transmitir. En resumidas cuentas, la mayoría de las veces, los medios no generan nueva información, sino que actúan como canal transmisor de esta. Por lo tanto, deberíamos dirigir nuestra atención (y desconfianza) al emisor del mensaje, no al intermediario. Con todo y con eso, los medios de comunicación deberían adoptar un papel responsable como agentes informativos con una gran influencia social, pero no siempre es así.
Por una parte, el bombardeo de información constante sobre el Covid-19 está haciendo mella de manera generalizada entre la población. El miedo al desabastecimiento resulta en la propagación del ‘’efecto bunker’’, y los medios, en vez de llamar a la calma, muestran en bucle videos de estanterías de supermercado vacías que acrecientan una histeria colectiva que, a largo plazo, podría tener peores consecuencias que el propio virus en sí.
Por otra parte, los medios están siendo parciales; el excesivo protagonismo de un solo tema tiene como consecuencia la desinformación de otros acontecimientos. ¿Significa esto que pretenden desviar nuestra atención para ocultarnos algo? No soy partidaria de las teorías conspirativas; si se habla constantemente de un virus con una mortalidad ínfima, en vez de darle más protagonismo a enfermedades infecciosas – como el cólera– que afectan de manera más seria y a más población, es simple y llanamente porque la primera problemática nos afecta y la segunda no. Nosotros (los europeos, los habitantes del ‘’Primer Mundo”), hemos creado una burbuja llamada progreso que nos protege de las desgracias externas (guerras, pobreza…) y en el momento que algo amenaza con romper esta burbuja que nos da seguridad, el miedo acude a nosotros. Los medios no son más que la manifestación de ello.
En conclusión, ante unos medios que bailan entre la información y la intoxicación, debemos actuar con inteligencia, es decir, ser críticos y selectivos con las noticias que recibimos. El sensacionalismo, nos conduce inevitablemente hacia el alarmismo y, en una situación como la actual, debemos evitarlo a toda costa.
Ahora nosotros estamos en una situación muy difícil. Cada momento leemos noticias y nos damos cuenta que cada día aumenta más la mortalidad. Ya sabemos muy bien que no podemos salir de casa y la única fuente de información son las noticias de internet (Vanguardia, La Última Hora) . Es muy claro que en el último mes las noticias van más sobre el Covid-19 pero también será mejor destacar que hoy en día hay enfermedades que causan más muertes como por ejemplo cólera o gripe normal
Covid-19 es una enfermedad que ha afectado a nivel mundial , es decir ha afectado desde China a Irán, Italia, España etc… Los efectos de ésta enfermedad va a ser muy graves especialmente en el ámbito econòmico, social y recuperarlos serà muy difícil. Pero podríamos decir que el mundo está descansando por culpa /gracias a coronavirus. Porque creo que si la gente en cada año se queda cada, el mundo podía descansar, para poder mejorar la naturaleza.
El Covid-19 es una enfermedad nueva y aunque los médicos trabajan todo el día les cuesta encontrar solución para enfrentar contra él y por eso la mortalidad aumenta cada día más. Tratando el tema de las noticias, cada día se insiste más en el hecho de llevar una buena higiene y respetar el protocolo de prevención. Creo que tambíen tenemos que destacar que cada día en las noticias ponen que ya han encontrado las vacunas, pero creo que la mayoría de nosotros no confía en noticias porque cada día leemos noticias absurdas que no corresponden a la realidad.
Creo que sabemos muy bien que el cólera es una enfermedad aguda, si no se trata, puede causar la muerte en cuestión de horas. El cólera afecta en las zonas con más riesgos, suele ser los suburbios con escaso a agua potable y saneamiento adecuado. Por lo menos los médicos han encontrado las vacunas eficaces contra cólera.
Ahora no hablan mucho ya sobre cólera porque ha aparecido a partir del siglo 19 y la gente sabe muy bien la causa de esta enfermedad mientras que el COVID-19 es una enfermedad no detectado y no sabemos cuánto durarà.
En resumen, tenemos que dedicar un poco tiempo para elegir una fuente de noticia. No tenemos que entrar cada pàgina web y leer noticias falsas y hacer conclusiones. Aunque sería mejor ver tele en lugar de leer noticias falsas
Actualmente estamos viviendo una crisis mundial sanitaria, y por ende, económica. En
este punto de la pandemia, Europa es el principal foco del virus SARS-Cov-2, y como tal, y viviendo en un país europeo, escuchamos constantemente, y en diferentes medios de comunicación la última hora de la situación tanto en España como en el resto del continente.
Observamos que recibimos constante información sobre el virus; el número de muertes, de infectados, y de las medidas aplicadas por el gobierno para combatirlo. En este momento, considero que es totalmente lógico, no solo por llegar a calificarse como
pandemia y que estamos siendo afectados por él, sino que es un virus que no había sido detectado en humanos hasta ahora. Por ello, ¿las noticias que recibimos sobre ello son fiables o simplemente hacen que la población adquiera un miedo añadido a la enfermedad y a la situación en la que vivimos?
Ya sabemos que en general, los medios solamente nos informan de acontecimientos que afectan a nuestro entorno, como por ejemplo la guerra de Siria, que hace una semana que cumplió 9 años, y solo hemos oído de ella desde que llegó la gran masa de refugiados a Europa, hace 2 años.
En cuanto a la situación actual, pienso que los medios de comunicación de masas se están aprovechando de la situación. Este es un momento crítico, en el que todas las personas desean conocer la evolución de la pandemia; además de conocer la situación
política, por la desunión que observamos, donde parece que prevalezca la ideología política antes que la crisis de salud pública que padecemos. Esto hace que haya más audiencia, haya más suscripciones a periódicos online o que aumente la adquisición de
prensa, que cada vez es menos frecuente.
Otro punto a considerar es el número de muertes tanto en el país como en el resto de
Europa (Italia, Francia…). He observado que se comenta constantemente el número de
contagiados como el número de fallecidos; en vez de comentar las altas médicas, (haciendo que aumente el pánico) que a pesar de ser menores, representan un avance
contra la enfermedad, y que debería tener más luz. Esto se aplica a otras enfermedades como el cólera, que al no tener un impacto tan grave en Europa, ni siquiera se informa de ellas.
En resumen, yo creo que debemos hacer una selección inteligente de todas las noticias que nos llegan en este momento, ya que pueden ser alarmistas, seguir los consejos de los expertos, y ser conscientes de que la comunicación es un negocio, y que por ello, siempre nos llegará la información que a las entidades les convenga.