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Mueve al filósofo el deseo de retornar a la frontera en la que, por arrancar a hablar, se separó de su mera animalidad, convirtiéndose en animal de razón. Y ello no para retornar al otro lado, para identificarse a su mera animalidad, sino para venir a ser espejo de tal frontera y contemplar el desarraigo intrínseco respecto a la condición natural que la misma supone. Y aquí el segundo propósito.
Asumiendo que la razón y el lenguaje son el marco al que se adapta todo lo que acontece para el hombre y todo proyecto que este emprende, mueve al filósofo la exigencia de apurar las potencialidades de los mismos, aspirando a alcanza ese extremo simétrico de lo que constituyó el origen en la animalidad: aspiración paradigmáticamente encarnada en el proyecto platónico de encontrar la matriz del campo eidético, el soporte último de la red de ideas que filtra nuestra existencia global: tanto nuestra percepción del entorno natural, como el lazo con los otros seres de razón y el “diálogo consigo mismo” que da pie al sentimiento de subjetividad.
Esta segunda aspiración encierra quizás la misma dificultad que el proyecto de alcanzar el horizonte. Y ello por razones intrínsecas a las que se añade aquello que el mismo Platón denominaba “la cárcel del alma”, el hecho de que nuestra animalidad frena en la tarea, de que, por su origen en la carne “el verbo se despeña” y, en consecuencia, no ignorando ser tierra (de nuevo Octavio Paz) “saberse desterrado en la tierra”:
“Atónita en lo alto del minuto/la carne se hace verbo-y el verbo se despeña/ Saberse desterrado en la tierra, siendo tierra/ es saberse mortal. Secreto a voces/ y también secreto vacío sin nada adentro:/ no hay muertos, solo hay muerte madre nuestra/ Lo sabía el azteca, lo adivinaba el griego:/ el agua es fuego y en su tránsito/ nosotros somos solo llamaradas”.
Victor Gómez Pin, Desterrado en la tierra, El Boomeran(g) 19/04/2024
... descubrí es que siempre estaba equivocado en un 99,5 %. Vamos a ver esta idea. ¿Tenéis dos folios, dos papeles por ahí? Gracias. Imagina, Diego, que este folio representa toda la información que hay ahora mismo en este lugar. Es decir, las ondas electromagnéticas del espectro visible que podemos ver, las ondas acústicas que podemos oír, la temperatura que podemos sentir… Toda esa información y también toda la que no podemos percibir a través de los sentidos también está aquí. Por ejemplo, las ondas de radiofrecuencia que utiliza tu teléfono móvil. Por ejemplo, los rayos cósmicos que vienen del espacio. Toda esa información que no tenemos sentidos capaces de captar está dentro de este folio. Si yo me pregunto cuánta información, cuánta cantidad de información es mi organismo capaz de recibir, de captar a través de los sentidos, siendo muy, muy, muy benevolentes estaríamos hablando de que mi cerebro solo es capaz de captar el 5 % de la información que ahora mismo está aquí, alrededor nuestro. Estaréis conmigo en que si yo doblo este folio por la mitad, esto sería el 50 % de la información. Si yo lo vuelvo a doblar, estaríamos hablando del 25 %. Si yo lo vuelvo a doblar, estamos en el 12,5 %. Si lo vuelvo a doblar, estaríamos en el 6 % de información, ¿vale? Como hoy me he levantado de buen humor, en lugar de un cinco, vamos a dejarlo en un seis.
Ahora bien, el 90 % de los procesos que ocurren en nuestro cerebro son procesos inconscientes. Y eso quiere decir que nosotros no podemos acceder a esos procesos de manera voluntaria. Por lo tanto, yo, de este 5 % de la información que mi cerebro es capaz de captar, tengo acceso consciente a aproximadamente un 10 % de esa información. Entonces estaréis conmigo en que si de este papelito que mi cerebro puede captar, yo lo doblo por la mitad, sería un 50 %, ¿sí o no? Si lo vuelvo a doblar, sería un 25. Si lo vuelvo a doblar, sería un 12,5. Vamos a dejarlo ahí. Esto de aquí, que es el 0,5 % de toda la información que nos rodea, es lo que yo uso, Diego, para determinar si tú me caes bien o mal. Es lo que yo uso para iniciar una guerra. Entonces, lo primero que la ciencia me enseñó es que todo el tiempo mi cerebro está dejando el 99,5 % de la información de lado. Es en base a esta información que yo decido si estudiar peluquería o si decido estudiar biología. Y esto es muy fuerte, porque significa, por ejemplo, que si mi cerebro lanza la propuesta de “David, eres infeliz”, ese pensamiento también está en un 99,5 % equivocado. Y aquí descubrí mi ignorancia.
La ciencia me permite acceder a ese 99,5 % de la información que David, que el cerebro de David no ve. Es decir, la ciencia, con sus dispositivos, con sus electrodos, con sus cacharros, con sus pruebas me permite acceder a un campo de información que David no ve. Y ese es el verdadero potencial de la ciencia.
David del Rosario, Deja en paz a tu cerebro, aprendemosjuntos.bbva.com
C. Monet leyendo y fumando en pipa (Renoir 1872) |
Gran Bretaña es el primer país que, más allá de informar de lo malo (para la salud) que es fumar, prohibirá completa y gradualmente la venta de tabaco a partir de 2027. A las escasas protestas frente a esta medida (probablemente celebrada por mafias y traficantes) el gobierno británico replica que, dado que los fumadores no son dueños de su voluntad, lo mejor es que el Estado les impida hacer lo que no son capaces de evitar por sí solos.
El argumento es terrible. Implica que los ciudadanos son incapaces de decidir libremente sobre su salud y que, por ello, hay que protegerlos de sí mismos privándoles de esa misma libertad. Es el mismo razonamiento que se hace con los niños y los locos, pero aplicado a toda la ciudadanía (a los fumadores y a los que podrían elegir serlo). A este paternalismo humillante se añade el dogma moral que antepone la salud a cualquier otro valor, como el placer o la libertad misma. Que un individuo elija correr el riesgo de vivir menos por mor de vivir como él entiende que es mejor es un anatema. Y de nada sirve que se fume solo, sin perjudicar a nadie, o que se pague una fortuna en impuestos (el 80% o 90% del precio de cada cigarrillo) para costear futuros y probables gastos sanitarios; da igual: el gobierno nos obliga a morir puros, sin vicios y sanos como robles.
Y cuidado que si tragamos con esto no habrá nada que objetar a futuras prohibiciones en nombre de nuestra salud o seguridad. ¿Cuál será la próxima: la del alcohol, el juego, la promiscuidad sexual… todos ellos vicios adictivos (de buenos que son a quienes le gustan) y poco «saludables»?
Yo, si fuera uno de estos nuevos monjes inquisidores, muchos de ellos expertos en salud (pero ignorantes en ética), iría pensando en envolver con advertencias y fotos dantescas – destinadas a asustarnos como a niños – no solo los paquetes de tabaco, sino también los botellines, los décimos de lotería o los condones. Y ya puestos, también los móviles, los coches, los contratos de trabajo, los televisores, las tarjetas de crédito o las crampones de alpinista… ¿O es que Internet, los accidentes de tráfico, el estrés laboral, la teletienda o los deportes de riesgo no son también adictivos y/o peligrosos para nuestra salud?
Kant, el filósofo cuyo tricentenario celebramos este año, pensaba que la peor y más peligrosa adicción era dejar – por cobardía, gregarismo y pereza – que otros pensaran y decidieran por nosotros. Claro que Kant – uno de los padres de la ética y la idea moderna de libertad – era un pertinaz fumador de pipa. ¿Qué iba a saber él de lo que de verdad conviene a las personas?
La heroína griega que viene a la mente es Filomela, cuya lengua le fue mutilada por decir la verdad (femenina) al poder (masculino), según lo cuenta Ovidio. Después de que su cuñado la violó, y luego le cortó la lengua para que no lo dijera, aun así, logró delatarlo —y derrocarlo como rey de Tracia— tejiendo en un tapiz el relato de su vejación. Arriesgarse y decir algo peligroso es un indicio de parresía, etimológicamente “decir todo”. Quien la promulga dice lo que tiene en mente, no esconde nada —abre su corazón y su mente a través de su discurso—. Está vinculada a la valentía ante el peligro: te arriesgas, incluso a morir, para decir la verdad. En sus reflexiones sobre la noción griega de parresía, el filósofo Michel Foucault afirma: “Romper el silencio al hablar es un acto político particularmente urgente frente a lo que es inconcebible e inadmisible en el nivel simbólico”.
David Dorenbaum, ¿Y si intentamos decir todo lo que pensamos?, El País semanal 11/04/2024
I
Cada vez que me encuentro con piezas ibéricas relevantes, como el sábado en el Museo de Albacete, le envío imágenes de las mismas a mi amiga Ruja Popova, historiadora búlgara con la que comparto un buen número de recuerdos entrañables. Mi primer viaje por Bulgaria lo hice en su coche, cantando canciones de Nino Bravo. Me invitaron a dar la conferencia inaugural en un congreso de tracología que se celebraba en Sofía y Plovdiv y allí me presenté con un discurso que trataba de la presencia del orfismo en la República de Platón. Después vinieron otros muchos viajes y la comisaría de una exposición de la cultura tracia para Caixaforum que durante un año recorrió Barcelona, Madrid y Valencia.
II
III
"Querido Luri", me escribe Ruja, "me alegra que todavía nos recordemos".
Transcribo sus palabras, que para mí tienen un sabor especial, muy entrañable: "Estas imágenes representan otra vez que el mundo de la cultura no sabía de fronteras: la decoración misma (en metal) como de los caballos se puede ver en los hallazgos de los partos. E una otra Iberia es parte del Imperio parto. Pero esa es otra conversación, muy larga. Muchas gracias!!!!"
I
Sí que hay algo espectacular en Albacete: el Museo de Albacete. Situado en el Parque Abelardo Sánchez tiene algo de brutalismo por fuera, pero en su interior guarda maravillas del arte ibérico, comenzando por la famosa bicha de Balazote y pasando por las grandes damas oferentes y el imponente caballero de los Villares.
II
Como la mañana era larga y el tren no salía hasta las 14:45, fui a ver pasar el Albacete transeúnte desde la terraza del Gran Hotel. No hay mañanas más luminosas que las de los fines de semana en las capitales de provincia que no tienen prisa por huir de su historia. Había tanta gente paseando festiva y alegre que se lo comenté al camarero. "Es que", me dijo, "a Albacete se la conoce como la Nueva York de Castilla-La Mancha". Me lo dijo con tanta convicción que no pude por menos de darle la razón.
III
En otros tiempos me hubiera comprado un periódico y hubiese aprovechado el mediocre café que me sirvieron para leerlo despacio. En estos tiempos, como desatiendo por completo la prensa, saqué el ordenador y me puse a escribir. Hasta que un joven muy bien vestido se me acercó y me presentó a su novia, guapísima. "Porque es usted Gregorio Luri... ¿verdad?"
I
Escribo desde la habitación de un hotel para decirme a mí mismo que cumplo con el lema: "nulla dies sine linea".
II
Por la ventana veo el frondoso parque de Abelardo Sánchez. He subido a la habitación, después del desayuno, para acabar de leer un libro antes de visitar el Museo del Parque. Me aseguran que hay piezas muy interesantes.
III
Pasé hace años por aquí como el viento, deprisa y sin detenerme en nada y aun así no me gustó lo que no vi. Ahora he vuelto con otra mirada y me ha sorprendido la ciudad. No es una ciudad monumental, no tiene un casco viejo urbanísticamente interesante, no tiene casi nada... pero lo que tiene lo tiene en su lugar. Hay luz en abundancia y gentes que pasean parsimoniosamente parándose a mirar los escaparates de tiendas que venden productos a precios muy asequibles.
IV
Ayer di una conferencia en la sede de la Universidad de Castilla La Mancha. Comenzó con un cuarto de hora de retraso sobre el horario previsto sin que nadie se dignara a darme una explicación. Así que cuando, al fin, tomé la palabra, lo primero que hice fue echarles una bronca, porque siempre, pero sobre todo cuando se habla de educación, la puntualidad forma parte esencial del mensaje.
Fum i miralls és un recull de trenta-cinc contes de l'autor britànic Neil Gaiman, que es va publicar per primer cop l'any 1999. Com m'ha passat amb altres reculls seus, la ficció breu de Gaiman es fa molt difícil d'explicar o de classificar d'entrada, perquè s'hi poden trobar una gran varietat de temes, motius i estils diferents, de forma que cadascun dels contes esdevé una experiència totalment única. Sovint se l'ha classificada dins de la literatura de pastitx, perquè Gaiman no s'amaga de les contínues referències i inspiracions que treu dels seus autors preferits i que reimagina i reelabora constantment per tal de passar-les pel seu propi filtre. Així doncs, el seu domini de la narració - especialment en el format breu - ens porta per paratges familiars fins a llocs totalment desconeguts, amb un control absolut de la tensió narrativa i deixant-nos sempre alguna sorpresa per al final. Per això es fa quasi impossible desestimar els seus reculls de contes totalment, fins i tot quan la selecció de ficcions breus que trobarem en aquest volum pot resultar desigual, i cal anar provant cada relat per separat fins a trobar els que funcionin millor o pitjor per a cada lector.
En aquest cas en concret, el recull m'ha semblat més desigual, fins i tot, que els altres que ja n'havia llegit, Coses fràgils i Material sensible, que eren una mica més breus i, si hagués d'escollir entre aquests tres volums de relats, acabaria quedant-me amb Coses fràgils. Entre els trenta-cinc contes que se'ns hi ofereixen, alguns en forma de poema narratiu, hi trobem autèntiques joies del gènere, però també hi podem trobar altres exemples que no semblen del tot polits o complets, i fins i tot en alguns casos intents que semblen esbossos d'idees que podrien haver esdevingut novel·les senceres. Gaiman mateix ho reconeix en la seva introducció al volum: els textos pertanyen a etapes creatives molt diferents dins la seva carrera, i sovint es desenvolupaven de manera subsidiària al procés de creació d'una obra més gran, o bé eren encàrrecs per a antologies amb una premissa o una idea principal determinada per l'editor abans de començar a escriure. D'altres vegades es tracta d'associacions d'idees, o d'elements, motius o personatges que queden connectats a un escenari que no els pertocaria, com si es tractés de notes discordants. De fet, el títol del recull es refereix als efectes que utilitzen els il·lusionistes per crear els seus efectes màgics sobre l'escenari, per fer creure als seus espectadors que veuen una cosa i operar un engany que no s'esperen. Molts dels relats recreen aquest tipus d'efectes inesperats: comencen de certa manera, normalment des de situacions o escenaris de la vida quotidiana, i ens van endinsant poc a poc en terrenys més pantanosos i inquietants, que acaben en els gèneres de la fantasia, la ciència-ficció o el terror.
Gaiman és un mestre, en aquest sentit, a l'hora de crear atmosferes per a les seves històries, de temptar-nos amb els móns descrits més que amb les aventures dels protagonistes, i oferir-nos retalls de la seva vida o dels seus encontres amb éssers misteriosos perquè nosaltres puguem anar imaginant tot el que queda als marges de la història. Aquesta plasticitat a l'hora de barrejar gèneres o de combinar-los de forma orgànica també es tradueix als episodis més autobiogràfics per part de l'autor, que tot sovint s'insereix en els relats com a protagonista amb primera persona, i que hem d'anar destriant d'entre els elements més fantasiosos o directament sobrenaturals. Alguns dels contes, com per exemple "Foreign Parts", "The Goldfish Pond and Other Stories", "Looking for the Girl" o "Cold Colours", ens endinsen en l'ambient fred i despersonalitzat de les ciutats de Londres i Los Angeles als anys 80, i recorden una mica el context en què se situa la seva novel·la Neverwhere. En molts d'ells, s'hi mostren escenes sexuals que en la majoria dels casos se centren en els detalls més embrutidors i insatisfactoris de les relacions, i que en gran part hi són com a metàfora de la buidor existencial, la incomunicació i la solitud en què viuen els protagonistes. En són bons exemples "Tastings" i "Looking for the Girl", amb un estil més entremaliat, o els força més pertorbadors "How do you think it feels?" i "Mouse".
Finalment, també hi trobarem brillants deconstruccions de contes de fades tradicionals, com per exemple a "The White Road", en forma de poema, "Troll Bridge" i "Snow, Glass, Apples", que tanca el recull i que és una de les joies de la col·lecció, al més pur estil Angela Carter. A la introducció Gaiman també ens ofereix un altre relat amagat, "The Wedding Present", que és un dels millors del volum sencer, i que serveix com a tast del que vindrà. En definitiva, si ja sou fans de Gaiman és un llibre que segur que no us decebrà. A mi m'ha agradat tot i que hagi de reconèixer que, com em passa amb els seus reculls de relats, no tots em semblen igual de brillants i alguns d'ells em deixen totalment indiferent. Tanmateix, és un bon mostrari de l'habilitat i la versatilitat de l'autor per adaptar-se a tot tipus de contextos i estils diferents, i un bon exemple del Gaiman més enjogassat i experimental.
Continguts: La introducció al volum ens presenta una petita explicació de l'origen de cadascun dels relats, i també ens ofereix un relat inicial, "The Wedding Present", en què un escriptor fa un regal de noces que es converteix, per a la parella protagonista, en un símbol sobrenatural i canviant de la seva relació. El primer relat, "Chivalry", tracta d'una anciana en un poblet anglès que compra el Sant Graal en una botiga solidària. "Nicholas was..." és un relat de Nadal de cent paraules en què Gaiman capgira el tradicional esperit nadalenc. "The Price" és un relat sobre un gat abandonat que arriba a la família protagonista per tal de protegir-los d'una amenaça sobrenatural. "Troll Bridge" narra les successives trobades d'un noi amb un trol amenaçador que li reclama la vida. "Don't Ask Jack" és un relat força inquietant sobre una joguina diabòlica. "The Goldfish Pond and Other Stories" està ambientat en el context de la indústria cinematogràfica de Hollywood, i és un hàbil entrecreuament de diversos relats i fils conductors. El poema narratiu "Eaten" se'ns situa en el mateix context, però és molt més fosc i inquietant. El poema "The White Road" és una reescriptura dels contes tradicionals de la guineu. "Queen of Knives" pren la forma d'un relat d'infància i té a veure amb un misteriós espectacle de màgia. "The Facts in the Case of the Departure of Miss Finch" és força similar, en tant que té lloc en un espectacle de varietats subterrani. "Changes" és una incursió de Gaiman en la ciència-ficció, que té la forma d'un esborrany del que podia haver estat un relat molt més extens o fins i tot una novel·la. "The Daughter of Owls" és un relat molt breu escrit imitant l'anglès del segle disset. "Shoggoth's Old Peculiar" és un relat ambientant a l'Innsmouth de Lovecraft. "Virus" és un poema que té a veure amb l'experiència de l'autor jugant a videojocs. "Looking for the Girl" també s'inspira en la joventut de l'autor, i és una reflexió sobre la pornografia com a simulació de l'objecte de desig. "Only the End of the World Again" també està ambientat a Innsmouth, on va parar Larry Talbot, el famós home-llop. Talbot també protagonitza el poema "Bay Wolf", una relectura força peculiar i molt divertida de Beowulf. "Fifteen Painted Cards from a Vampire Tarot" és un conjunt de microrelats al voltant dels arcans del tarot, que no m'ha semblat gaire interessant. "We Can Get Them for You Wholesale" és un relat molt imaginatiu sobre els extrems a què pot arribar la gasiveria humana. "One Life, Furnished with Early Moorcock" és un homenatge a l'impacte que tenen els llibres de Michael Moorcock en la infantesa de l'autor. El poema "Cold Colours" és la visió d'un Londres infernal durant els anys 80. "The Sweeper of Dreams" és un altre microrelat força suggestiu. "Foreign Parts" és la història d'un individu tímid i reservat que agafa una malaltia venèria. "Vampire Sestina" és un poema sobre vampirs. "Mouse" és un relat sense elements sobrenaturals, que tracta d'una relació de parella a través d'elements simbòlics força pertorbadors. "The Sea Change" és un poema sobre sirenes. "How Do You Think It Feels?" és un altre relat sobre relacions de parella, aquest cop amb un element sobrenatural afegit. "When We Went to See the End of the World" és un relat des del punt de vista d'una nena que explica una excursió familiar. El poema "Desert Wind" descriu una visió en el desert. "Tastings" és un relat força divertit que explora les dinàmiques de poder dins la relació sexual. "In the end" és una reformulació molt bella d'un relat bíblic. "Babycakes" és un altre microrelat, un dels més inquietants del recull sencer. "Murder Mysteries" és un relat dins del relat que descriu una trobada sobrenatural a la ciutat de Los Angeles. Finalment, "Snow, Glass, Apples" tanca el recull amb una reelaboració molt intel·ligent del conte de la Blancaneu.
M'agrada: "The Wedding Present", "Chivalry", "The Price", "The Goldfish Pond and Other Stories", "We can get them for you wholesale", "One life, furnished in early Moorcock", "In the end", "Murder Mysteries" i "Snow, Glass, Apples".
No m'agrada: Una part dels contes fan la sensació d'haver quedat en un estat primigeni de redacció. En general el recull és força desigual.
Este libro destaca la importancia de escuchar las inquietudes y expectativas del alumnado con respecto al aprendizaje de las Matemáticas a través de la escritura de cartas destinadas a ellas, como si se tratara de alguien con quien se sinceran.
A partir de sus experiencias compartidas se trabaja en el aula la identidad matemática de cada estudiante, la forma en que las personas se perciben a sí mismas como matemáticas y qué relaciones establecen entre sí para aprender juntas. Su propósito es acompañar a los docentes en la difícil e interesante tarea de proporcionar un ambiente de aprendizaje cómodo y atractivo en el que los estudiantes puedan acercarse a las Matemáticas con soltura, curiosidad y confianza en sus propias capacidades.
Sobre las autoras
Sarah Strong ha enseñado Matemáticas en el High Tech High, San Diego, a alumnado desde sexto de Primaria hasta segundo de Bachillerato. También ha trabajado en el High Tech High Graduate School for Education, donde ha impartido Métodos Matemáticos y cursos de Pedagogía Matemática Avanzada, y ha guiado y aconsejado a nuevos docentes.
Gigi Butterfield fue alumna de Sarah Strong durante cuatro años. Ha estudiado en centros de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) desde los cinco años e incluso en la universidad. Es una apasionada de este método y del papel que desempeña para revitalizar la educación de las Matemáticas.
Primeras páginas de Queridas Matemáticas.
La entrada Queridas Matemáticas se publicó primero en Aprender a pensar.
El Aprendizaje basado en proyectos, un modelo de enseñanza basado en la investigación y la exploración, consiste en una serie de buenas prácticas entrelazadas entre sí: creatividad, espacios flexibles, sentido crítico, cooperación, autoevaluación, retroalimentación formativa…
Los estudiantes, mediante el ABP, logran una comprensión más profunda del contenido a la vez que realizan un esfuerzo productivo conjunto dentro de un proyecto de colaboración aplicado a un contexto real. Aunque el cambio al ABP requiere bastante planificación, se convierte claramente en un proceso ganar-ganar que permite a los docentes dedicar la clase a atender las necesidades del alumnado y a despertar su compromiso social.
Sobre los autores
Ross Cooper. Como líder del Aprendizaje basado en proyectos, Ross ha trabajado con cientos de educadores en el país para implementar el ABP y, en 2016, fue coautor de Hacking Project Based Learning: 10 Easy Steps to PBL and Inquiry in the Classroom. Actualmente es gestor del colegio central de Chappaqua, en Nueva York. Escribe en su blog RossCoops31.com, y puedes contactar con él por correo electrónico en RossCoops31@gmail.com y en Twitter @RossCoops31.
Erin Murphy. Asesora a líderes internacionales sobre alfabetización, aprendizaje y liderazgo, y es coautora de Hacking Project Based Learning: 10 Easy Steps to PBL and Inquiry in the Classroom. Actualmente es supervisora de enseñanza yaprendizaje en las asignaturas de humanidades del colegio East Penn, en Pensilvania. Puedes contactar con ella a través de su blog, psumurphette.com, por correo electrónico psumurphette@gmail.com y en Twitter @MurphysMusings5.
Primeras páginas de Aprendizaje Basado en Proyectos.
La entrada Aprendizaje Basado en Proyectos se publicó primero en Aprender a pensar.
Una versión de este artículo fue publicada por el autor en El Periódico Extremadura.
La poesía siempre ha sido tremendamente
útil. No sé si como arma cargada de futuro, que decía Celaya, o como
instrumento para cargar de futuro a las armas, como se muestra en la antología
de poemas que, según el diario hebreo Haaretz, han publicado las Fuerzas
Armadas israelíes para motivar a la tropa, insuflándoles poéticamente deseos de
venganza y justicia bíblica.
¿Es censurable que se utilice la poesía
para legitimar la guerra o el fanatismo religioso? Antes de responder a la
ligera conviene recordar que la poesía occidental se gestó en torno a las
gestas bélicas de aqueos y troyanos; y que el fragor de las batallas, muchas
religiosas, o la glorificación de guerreros y mártires, han sido tema universal
de versos, pinturas, sinfonías u obras teatrales.
De hecho, podríamos decir que el orbe estético en general – y no solo la poesía – nace, crece y se desarrolla como instrumento de dominación al servicio de los protagonistas y beneficiarios de las guerras (sacerdotes, reyes, oligarcas…). Al fin, el arte ha sido casi siempre un rito político o litúrgico, un oficio cortesano, un negociado de la Iglesia o el Estado al servicio de la ideología dominante (o de una entretenida y catártica inversión ficticia de la misma para recreo programado de quienes la sufren).
¿Y hoy? ¿Sigue siendo la poesía un arma de alienación masiva? Ni lo duden. Y no solo por el caso comentado del ejército israelí, que no es excepcional: no hay cuerpo armado que no tenga sus himnos y rimas enervantes para mejor matar y morir; y cuenta Ernst Jünger que durante la I y II Guerra Mundial todos los soldados alemanes llevaban en el macuto una antología de Hölderlin... Al fin, la ficción estética sigue siendo el modo más seductor para convencer y conformar -- y también, que duda cabe, para «liberar» de ese modo vicario y ficticio que tanto gusta a los poderosos y a los que no tenemos fe suficiente en el mundo terrenal --.
Cierto que la verdadera poesía, la que conserva su función política y social, ya no suele construirse con hexámetros o endecasílabos, sino con las imágenes, ritmos, recursos y efectos del universo audiovisual. Pero es lo mismo: sea en la voz del rapsoda, grabada en tinta o proyectada en una pantalla en forma de serie, videoclip, perorata de influencer u homilía de estrella mediática, el efecto conformador es fundamentalmente idéntico.
Y desengañémonos: no hay una poesía – ni un arte – efectivamente inconformista, ni dentro ni fuera de los medios. «Fuera», porque allí nada existe; tampoco esa poesía libresca y onanista, marca de prestigio para los vástagos sensibles de la burguesía, y que ya nadie lee. Y «dentro», porque, como decíamos, todo estética de la subversión es mera subversión estética, destinada, como todo en arte, a producir ilusiones, incluyendo aquella por la que los más entusiastas creemos romper el espejo de la cuarta pared y remover durante más de un imaginario instante los cimientos ocultos del escenario.
I
Amanecer en Atocha. Todos estamos de paso. Las estaciones son monumentos al desarraigo, especialmente a esta hora de la mañana, cuando aún llevamos pegado a la cara algo del calor de las sábanas.
II
Quinta sesión del Seminario Después de la orgía. Continúa la satisfacción. Cuando vino Abraham Tena a interpretarnos su "música de la otra orilla", recordé en su presentación aquello de Wittgenstein: "De lo que no se puede hablar, mejor callarse" y lo desmentí diciendo que nada de callarse, porque se puede gritar, bailar, llorar, gemir, musicar, poetizar... Ayer recuperé este hilo para establecer una conexión entre Wittgenstein y San Agustín.
III
En uno de sus comentarios a los salmos, en concreto, al 101, el que comienza con "Aclamad con júbilo al Señor la Tierra entera", san Agustín se detiene a analizar el "júbilo". "El que se llena de júbilo", dice, "no pronuncia palabra. El júbilo es la voz de un corazón inundado de alegría" que necesita manifestar sus sentimientos, pero no encuentra palabras para ello y "emite ciertos sonidos o gritos de alegría, no palabras", se halla "repleto de alegría y no puede explicar con palabras su regocijo". Cuando no puedes expresar lo que sientes, concluye san Agstín, no te calles, expresa tu sentimiento con júbilo.
IV
Lo que san Agustin dice el júbilo también se puede decir del dolor, de la angustia, del desconsuelo...
I
Día veraniego. La playa, con mucha gente y las terrazas de los bares, con muchas mesas libres. A medio día he dado con mi mujer un pequeño paseo. El agua de la orilla estaba transparente y la gente parecía feliz. La playa es la principal prímula.
II
El día 17 le presento su último libro a Andreu Navarra, un enorme trabajador, culto y memorioso, que sabe moverse muy bien entre hechos e ideas. He comenzado a lee el libro, que es una historia del comunismo en España con mucho interés. Creo que compartimos más de una querencia, lo cual es como decir más de un sesgo.
III
Comida y siesta en el sofá, envuelto en una manta como una momia. ¡Qué dulzura"
IV
Al escribir esto ya anochece. El atardecer es plácido, nada de los dramatismos otoñales. Un desvelarse de la noche que llega a pasos de paloma, como decía Nietzsche que llegaban las verdaderas revoluciones.
V
Israel. Releo a Leo Strauss: "El hombre ha de elegir entre la paz de espíritu que deriva de una ilusión agradable y la paz de espíritu que deriva de una desagradable verdad". Espero que me entiendas, Betty.
Creences Mundanes i Creences Grupals:
“Si una creença guia accions pràctiques, funciona millor si és certa, però si una creença defineix la identitat d'un grup, pot funcionar, o fins i tot funcionar millor, si no és certa.”
“Com sosté Anthony Appiah a The Lies That Bind, les "creences" i els relats que defineixen les identitats de grup són majoritàriament mites -la majoria falsos- que s'ensorren sota un escrutini racional. Les històries d'orígens nacionals, les teories sobre l'essència racial, parlar-ne o allò que "porto a la sang", les llegendes de grans avantpassats i (sí) les mitologies religioses sobrenaturals... si es furga en qualsevol d'aquests sacs d'idees que defineixen la identitat, brolla una allau de falsedats. El punt que afegeixo a Appiah és que, a l'efecte de definir un grup intern, la manca de veritat sol ser una característica, no pas un defecte. Això no vol dir que totes les "creences" constitutives d'identitat siguin falses o incoherents, només que, atès el seu paper, sovint ho són, i no pas per accident.
Heus aquí un esbós de per què és així: si una idea és certa i verificable, aleshores (en absència de pressions en sentit contrari) la majoria de la gent s'inclinarà a creure-la de fet, però en aquest cas, no serà una bona " creença" identitària, ja que no distingirà els que "creuen" dels que no. Podríem, per exemple, formar un culte al voltant de la creença que als gats els agrada la tonyina? Una secta així no funcionaria, perquè tothom creu això, i distingir els “creients” dels “no creients” és en gran part el propòsit de les “creences” que defineixen la identitat”. Per tant, per a les identitats de grup, és més eficaç que les narratives rellevants o altres "creences" continguin falsedats, o idees improbables o incoherents. Aquestes "creences" seran llavors eficaces com a insígnies internes que poden revelar-se de forma variable a través del comportament simbòlic.”
Pablo Malo
[https:]] 13/04/2024
Yo puedo haber elegido algo en un momento concreto: si quiero un helado de un sabor u otro, si aprieto o no el gatillo de un arma o si escribo un libro o no lo hago. En momentos así, existe una sensación de elección, de múltiples posibilidades de futuro. Sin embargo, la elección que acabas tomando es el resultado de todo lo que sucedió antes, del tipo de persona que has terminado siendo por todas las circunstancias que te han rodeado. Así que no. En absoluto hubo libre albedrío en esa decisión. Está claro que en el momento en el que la gente eligió tener hijos o no; vivir de alquiler o comprarse una casa, estaban tomando una decisión. Eran conscientes de lo que estaban haciendo y de sus consecuencias. Podrían haber optado por otra vía; nadie les estaba obligando. Pero se interpretan este tipo de decisiones como intuitivas, como un acto de madurez. Suficiente como para verlo como un acto de libre albedrío. Así lo interpretan también los sistemas judiciales, por ejemplo. Mi perspectiva es que esas decisiones son totalmente irrelevantes porque no van al fondo de la cuestión: ¿cómo alguien ha acabado siendo el tipo de persona que toma determinada decisión en un momento concreto?
Hace unos meses tuve una reunión con unos cuantos jueces. Les expliqué que el incremento del apetito durante su jornada laboral tiene un impacto directo en el aumento de las sentencias condenatorias. Hubo uno que me dijo que todo este trabajo científico sobre la toma de decisiones está muy bien, pero que la semana pasada había dictado una sentencia que al principio tenía clarísima y que, cuando llegó a su casa y se puso a pensar en el tema, acabó cambiando de opinión. Argumentaba que era una prueba de su libre albedrío. ¿Pero cómo ha llegado esa persona lo suficientemente segura de sí misma como para admitir que había cometido un error?, ¿cómo ha alcanzado ese nivel de desarrollo personal? Tenemos que diseccionar cuántas decisiones bajo nuestro control hemos tomado para acabar siendo como somos. ¿Has elegido la cultura que tienes?, ¿el útero en el que te gestaron?, ¿elegiste quiénes querías que fuesen tus padres?, ¿el barrio en el que te criaste? Si no tienes en cuenta todo esto y solo ves el momento concreto, la conclusión está clara: estás tomando una decisión y actuando con intención. ¿Pero cómo se ha formado esa intención?
Pensemos, por ejemplo, en el piloto de una aerolínea que se quedó dormido durante un vuelo provocando una terrible tragedia. Parece una negligencia monstruosa. Pero, con el paso del tiempo, se descubre que este piloto, a estas alturas del año, solía padecer alergia; que estaba tomando antihistamínicos que le provocaban somnolencia. Es difícil mantenerse despierto si estás tomando antihistamínicos. Hace décadas, la versión hubiese sido simplemente que el piloto se quedó dormido, que es un criminal y un irresponsable. Pero de repente, encontramos otra explicación, una biológica que no tiene nada que ver con elecciones personales y libres. ¿Lo meterás en la cárcel? No, surgirá una nueva normativa que incorporará la incompatibilidad de pilotar bajo los efectos de esta medicación y que nada tendrá que ver con el libre albedrío ni con la culpa. Así, protegeremos a la gente sin necesidad de decir que nadie es malvado o que fue un acto provocado por un alma perversa. Es un escenario del que hemos extirpado por completo el libre albedrío y que ahora nos resulta obvio. Pero no siempre ha sido obvio. Es que venimos de un lugar donde la gente achacaba las consecuencias de cualquier cosa al libre albedrío, donde se solía pensar que la enfermedad y la moralidad estaban relacionadas o que un Dios nos castigaba. Afortunadamente, hemos dejado de creer que cuando alguien estornuda en primavera sea porque tiene el alma podrida. Ya no pensamos que nadie merezca ser encerrado por quedarse dormido a causa de una medicación. Al igual que hemos expulsado al libre albedrío del avión, lo hemos hecho en otros muchos ámbitos.
Si crías a un hijo para que sea exactamente como tú, evidentemente no existirá el libre albedrío; si tu crianza produce un adulto que odia el tipo de padre que tuvo y trata de hacer exactamente lo contrario de lo que hicieron con él, tampoco. Y si crías a un niño que es básicamente igual que tú, pero de repente se encuentra con un profesor que le influye muchísimo y cambia, tampoco habrá sido una decisión libre. Simplemente se trata de las influencias que hayan supuesto un mayor impacto a la hora de formar a una persona. Tenemos esta idea de que si crías a tus hijos para que piensen como tú, acabarán siendo todo lo contrario. ¿En serio nos creemos que se trata de una decisión propia y libre? Por supuesto que no, simplemente habremos estado en contacto con elementos que acabaron por influenciarnos más y esa es la razón de que tengas una visión política completamente opuesta. Pero es resultón decir: «Cuando te conviertes en padre, acabas siendo distinto a cómo era el tuyo», como si hubiésemos elegido un camino.
Cuando ves a alguien que tiene sobrepeso, surgen todo tipo de atribuciones sociales. Se suele pensar que son personas que no tiene disciplina ni autocontrol, que desde algún nivel de su subconsciente se odian a sí mismos. Se produce un rechazo y se les considera poco atractivos. Pero un buen día se descubre una hormona en el riego sanguíneo llamada leptina. Cuando comes, segregas leptina desde tus células grasas y se introduce en tu cerebro, activando señales. Por eso dejamos de sentir hambre cuando comemos. De repente, alguien descubre que existe gente que tiene mutaciones en el receptor de la leptina y que estas provocan que sus cerebros no respondan a esta hormona de la manera adecuada. Y así, acaban sufriendo obesidad mórbida. Oh, vaya, no es que estas personas se odiasen a sí mismas o que no tuviesen autocontrol, sino que algo estaba funcionando mal en su organismo, que no estaban recibiendo las señales que biológicamente deberían después de una comilona. Y aquí entran en juego muchísimas cosas, como la cantidad de estrés fetal al que fuiste sometido debido durante el embarazo porque tu madre estaba pasando una mala época. Y esto repercutirá en la cantidad de neuronas dopaminérgicas que acabarás teniendo en una parte de tu cerebro adulto. Y esto repercutirá a su vez en tu vulnerabilidad ante posibles adicciones. Y te aseguro que no vas a disponer de control sobre el desarrollo de esa parte de tu cerebro encargada de los impulsos y los antojos. Y eso, a su vez, va a influir en que, si un día ves un bar abierto en una esquina de una calle, acabes entrando o no. Es exactamente el mismo funcionamiento que hace que a una persona le guste el helado de vainilla y a otra el de chocolate. Mucho más desafiante biológicamente, sí, pero biología.
La ciencia no deja de enseñarnos una y otra vez que debemos sospechar cuando creamos que hemos alcanzado una decisión racional sobre lo que sea. Porque cuando escarbas un poco, descubres que suele haber elementos que condicionan nuestros comportamientos de los que no tenías ni idea. Tenemos que ser muy cautos cuando creamos entender por qué alguien ha hecho algo. Especialmente si nos toca juzgarlo. Atreverse a pensar que entendemos por qué una persona ha actuado de una manera o de otra implica una alta probabilidad de equivocarse. Cuando digas que alguien es amable, digna, empática o un criminal, debes saber que no tienes ni la más remota idea de los factores que han acabado interactuando para que esa persona acabase siendo como es. Y, sobre todo, debes entender que no ha tenido ningún tipo de control sobre todo ello. Es la única conclusión posible viendo lo que la ciencia pone delante de nuestros ojos. Pero es tremendamente complicado vivir de esta manera.
Hace ya tiempo tuvimos a un niño que era algo fuera de lo normal, tenía un oído y una capacidad de afinación perfecta. Le pedías que te diese un la en 440 Hz —la nota de referencia para afinar los instrumentos musicales— y te la daba. Pero es que eso un rasgo genético, es completamente absurdo sentir admiración por la maestría de aquel niño a la hora de afinar. Si no asumimos cosas como esta, será realmente complicado no culpabilizar a la gente que comete un crimen, no recompensar a alguien que trabaja más duro que los demás o pensar que alguien que mide 2,20 metros y que gana un salario estratosférico porque juega muy bien al baloncesto se lo ha merecido. Es duro asumir que nada de esto tiene ningún sentido, pero tenemos que seguir empujando para entenderlo. Porque cada vez que aprendemos estas cosas, el mundo se convierte en un lugar mejor. No son solo avances científicos enormes, sino también morales.
Somos maquinaria biológica, al igual que un renacuajo o una bacteria. Somos algo más complicados, pero somos ingeniería biológica. La única diferencia real es que mientras que el resto de especies no pueden saber que son un producto de engranajes biológicos, nosotros sí. Somos la única especie capaz de entenderlo. Somos los únicos capaces de entender qué hacen los botones y qué pasa si muevo esta palanca. Y esta percepción nos permite aprender los cambios que se producen. Y si mi trabajo es ser juez, puedo aprender cuáles son los botones involucrados en mis decisiones; entender que me vuelvo mucho menos empático con los acusados conforme descienden mis niveles de glucosa. Somos máquinas, pero tenemos la posibilidad de cambiar. No porque decidamos libremente que queremos hacerlo, sino porque las circunstancias nos cambian.
Lois Balado Tomé, entrevista a Robert Sapolky: "Pedir pruebas de que el libre albedrío no existe es como querer probar que los duendes son reales", lavozdegalicia.es 09/04/2024
I
En casa, donde está todo en su justo sitio y cada sitio te acoge solícito.
II
Vuelvo con la memoria desbordante de imágenes de satisfacción y con la certeza de que regresaré pronto.
III
Tuve un encuentro gratísimo con la buena gente del Colegio Montearagón. Y, después, cena. Podríamos haber estado hablando toda la noche. Pero mi cuerpo tiene su lógica imperiosa, e incapaz de transigir, impuso sus horarios.
IV
Estando en Zaragoza me era obligado visitar Luces de Bohemia, una librería anticuaria -así se presenta- de la calle Casto Méndez Nuñez, en pleno casco viejo. Estaba en la puerta a las 10:00 del viernes, pero no abría. Como tenía un teléfono de contacto, llamé y el librero me dijo que estaba en la feria del libro viejo de la Plaza de Aragón. Y allí me fui, feliz e ilusionado. ¿Qué más me podía ofrecer Zaragoza?
V
Temiéndome lo peor me puse un techo de gasto. Más de esa cantidad, no; de ninguna manera. Pero me encontré con muchísimas más cosas interesantes de las esperadas. Ya en la primera parada sobrepasé el presupuesto y, como era incapaz de prescindir de ninguno de los libros elegidos, le dije al librero: "Tengo que dejar libros, que he sobrepasado el presupuesto. ¿Por qué no me quita usted los que considere?" El hombre me miró, me sonrió y me dijo "¡Ande, ande, lléveselos todos por ese precio!"
VI
Hoy me he enterado que Javier Garisoain tenía un puesto allí. Pasé por delante, pero no lo vi. Me hubiera gustado saludarlo. Javier es el alma de "Urroz, villa del libro", donde el año pasado me encontré con un viejo maestro mío, Santiago Arellano, gran filólogo. Y gran navarro, fallecido poco después.
I
Me decía ayer Rafael Rodríguez Ponga que hemos venido a esta vida a meternos en líos. No puedo estar más de acuerdo. Rafael nos llevó el miércoles por la tarde a rezarle un responso a Balmes en el claustro de la catedral de Vic. Pocas veces me he sentido más intempestivo. Gozosamente intempestivo, claro.
II
Ayer me metí en un gozoso lío en un mercado de Zaragoza, el Hernán Cortés. Allá, en el centro de un laberinto de pasillos oscuros y puestos de venta cerrados, como en el corazón de las catacumbas, un bar, mucha cerveza, un numeroso grupo de jóvenes, un ambiente tan cordial que a uno le apetecía quedarse a vivir allí y un buen debate filosófico.
Esto de los "thinkglaos" es la idea más refrescante y revolucionaria que se ha producido en España en estos últimos años. Me tendrán con ellos siempre que me llamen. Mil gracias.
III
Después cena con Iris y Rafael, porque es preceptivo celebrar la amistad. ¿Y qué puede haber mejor que un buen plato de exquisitas alcachofas en el centro de una mesa y el placer de la palabra compartida? Gracias, hermanas alcachofas y gracias, hermana amistad.
IV
Esta madrugada he leído un texto maravilloso de Ricardo Piñero sobre Plotino. Y al terminarlo he corrido a darle las gracias por habérmelo enviado.
V
Ayer, en el mercado de Hernán Cortés, alguien que conoce muy bien mis debilidades, me regaló este libro y, por supuesto le di las gracias, gracias, gracias,
I
Llegar a casa derrengado, arrancarte la ropa a zarpazos, meterte en la ducha y dejar que se vaya por el sumidero el cansancio acumulado; cenar un poco de arroz con leche y caer en la cama como caen en la tumba los bienaventurados, dejando atrás, con el último suspiro de la vigilia, el peso del cuerpo y del alma. Despertarte de la levedad con un luminoso nuevo día, descubriendo que has dormido ocho horas íntegras, como hacía tanto tiempo que no dormías. y barruntar el olor del café en la Plaza de Ocata Si eso no es la felicidad, se le parece mucho. Hay un dios benigno viviendo en el cansancio.
II
La maldición de quien no tiene nada que hacer es que no puede darse un descanso.
II
Estaba yo tomando tan ricamente mi café cuando me ha dado por pensar en uno de los capítulos de este libro que no acabo de cerrar como me gustaría. De hecho, no paro de cerrarlo y abrirlo, añadir y quitar párrafos. Pensaba que la estabulación emocional que se practica en nuestras escuelas, al darles a los niños el vocabulario de sus emociones ya cocinado y listo para su uso, les impide o, al menos, no les facilita, el encuentro de sí mismos en el mundo y del mundo en sí mismos.
III
Sostengo que buena parte de nuestro vocabulario anímico -en el caso de que lo tengamos- es una psicologización de las experiencias externas y que buena parte del vocabulario político es una exteriorización de las vivencias internas.
IV
Borges citaba con frecuencia este magnífico verso de Cansinos Assens: "yo seré como un tigre de ternura". Para entenderlo es imprescindible tener experiencia del mundo, del alma y del alma en el mundo. Y lo mismo ocurre con estas otras expresiones: "Mi alma está cortada a tu medida " (Garcilaso), "los claustros del alma" (Quevedo), "el lago de mi alma yo lo siento ondular" (Valle-Inclán), "el paladar del espíritu" (Unamuno), "la honda cripta del alma" (Antonio Machado), etc.
Tenía programada desde hacía meses una
visita a Granada. No por placer, aunque la ciudad bien lo merece, sino para
participar en un curso. Como la institución que me invitaba me rogó que no
fuera en coche, y uno anda concienciado con lo del cambio climático, me empeñe
en ir en tren, así que compré los billetes con toda la antelación posible (que
no es mucha) y me resigné a pasarme el día en un vagón (el viaje desde Mérida
dura unas siete horas, casi el doble que en automóvil) …
El camino a través de Tierra de barros y la Campiña no estuvo mal. Las ventanas, pese a la suciedad, dejaban ver un paisaje rutilante y florido, y el tren, aun vetusto y ruidoso, corría sobre los rieles. Hasta que tuvo que pararse de golpe en la estación de El Pedroso. Según se nos dijo, el mercancías que venía en sentido contrario apenas podía avanzar debido a que la lluvia había mojado los raíles y las ruedas resbalaban (¡), hasta el punto de que el maquinista tenía que bajarse a echar tierra para facilitar el agarre (sic). Suena a película cómica de principios del siglo pasado, pero era la cruda realidad: ochenta minutos de retraso, cinco horas para llegar a Sevilla en un tren, además, sin cafetería ni máquina dispensadora (que, como es habitual, no funcionaba).
Por descontado, al llegar a Sevilla el tren que, según mi billete, habría de llevarme a Granada se había esfumado sin esperarme. Reclamé en una atestada oficina y la única solución que me dieron era trasladarme a Málaga y desde allí llegar, con dos horas más de retraso, a Granada. No sé cómo describir el desopilante diálogo con el empleado que me atendió: él asegurándome complacido que la compañía me aseguraba llegar sí o sí a Granada, y yo repitiéndole ojiplático que mi objetivo no era llegar algún día a Granada (cosa que, creo que ya he dicho, la ciudad bien merece) sino solo estar allí antes de que desesperasen o muriesen las personas que me esperaban. Sin nada que echarme al coleto tuve que correr, pues, para coger el tren a Málaga, engullir allí un sándwich plastificado y esperar para tomar el tren definitivo a la ciudad de la Alhambra; tren que llegó, por cierto, con otros cuarenta minutos de retraso, algo habitual, según me decían con la paciencia metida en el alma algunos de los pasajeros que lo tomaban a diario…
No sé qué les ha parecido la odisea, pero si Ulises hubiera tenido que volver de Troya con RENFE dudo que hubiera llegado a Ítaca todavía. ¡Qué les voy a decir que no sepan! Si persisten como yo en usar el tren para, por ejemplo, ir a la capital del reino, verán que el más rápido y madrugador te deja allí al mediodía, lo que impide casi cualquier actividad laboral; y eso en el caso, no del todo corriente, de que no pase nada por el camino. Les confirmaría que, para más inri, la política de abonos a viajeros frecuentes excluye a los extremeños que viajamos en trenes a larga distancia, pero la página web de RENFE está, como tantas veces, «temporalmente no disponible», incluso en las propias estaciones (en la de Mérida ya he intentado en dos ocasiones, tras la cola de costumbre, y sin éxito alguno – «el sistema no funciona» –, que atiendan mi reclamación).
¿No es terrible que un servicio tan representativo de la solvencia de un país como es su red nacional de ferrocarriles funcione tan increíble y rematadamente mal, sin que a nadie parezca importarle un higo? ¿Cómo es que no se habla de algo tan esencial para la vida cotidiana de tanta gente, para la supervivencia de comarcas enteras o para afrontar la crisis climática? Hoy mismo se anunciaba que la llegada del AVE a Extremadura se retrasa por vigésimo quinta vez (no es broma, porque ya no da ni risa), ahora a 2032. ¿Qué interés, lobby o extraña conspiración diabólica hay contra este y otros servicios públicos en este país en general, y en esta región en particular?
No es extraño que seamos la Comunidad con más usuarios de BlaBlaCar. No porque seamos más extrovertidos y nos encante compartir coche con extraños, sino porque no tenemos más narices que hacerlo. Nuestra región sigue comparativamente tan mal comunicada y aislada como hace siglos. No hay ni trenes, ni buses ni mucho menos aviones para llegar a una hora decente casi a ningún lugar. Intentar trabajar fuera sin abandonar la región es un suplicio. Y venir aquí a hacerlo puntualmente es para pensárselo.
Así que sí, por más que nos pese los extremeños tenemos que coger el coche para todo y contribuir, sin quererlo, al incremento de las emisiones de CO2. Situación de la que no nos librará ningún portento (y gigantesco negocio) tecnológico, como el coche eléctrico (caro, insostenible, y necesitado de una infraestructura que ni existe ni se la espera), sino una apuesta sólida y bien planificada por el transporte público. ¡A ver si logramos que la mejor infraestructura de comunicaciones de Extremadura no sea, definitiva y vergonzosamente… el BlaBlaCar!
I
Llego de Madrid y comienzo a preparar mi participación esta tarde en Vic en una jornada sobre Balmes. Mañana voy a Zaragoza.
II
Mi colaboración en ACEPRENSA; Suficientemente bueno.
No me negarán que tiene su guasa. En estos tiempos de poshumanismo, de transhumanismo y de exaltación de lo anfibio, mientras en la Academia los nuevos filósofos no se ponen de acuerdo a la hora de definir qué es un humano (dejemos para otro día los problemas de la definición de "hombre" o de "mujer"), nuestras máquinas tienen la respuesta. Nos expenden el certificado de humanidad.
III
Preparando la sesión de mañana en la Tatiana pensaba que el hombre es capaz de lanzar hipótesis sobre el conjunto de su trayectoria vital desde el lugar límite de esa trayectoria, desde la muerte. Tanto es así que, como vio David Brooks, las virtudes que nos gusta lucir en un CV para quedar bien no son las que nos gustaría oír de nosotros en nuestro funeral.
I
Día productivo. He dado un largo paseo. He comido cosas requetesanas. He bebido mucha agua. He preparado los compromisos de esta semana y he hablado con una monja encantadora (aún sigo encantado).
II
He comenzado a leer las mil páginas de la biografía de Kierkegaard escrita por Joakim Garff. Voy por la 131. La información es demasiado prolija y acaba confundiéndome (lo de los árboles y el bosque, ya saben).
III
Preparando una intervención sobre Balmes que tengo el miércoles en Vic descubro lo esencial: en el fondo del alma de Balmes, por debajo de su apologética, de su filosofía, de su Criterio, de su periodismo, de su sociología, de su poesía... lo que hay es un botiguer espantado porque mira a su alrededor y no puede dejar de preguntarse: "¿Y això qui ho paga?"
La verborrea ultra sobre la Europa de las naciones ignora a sabiendas de que vivimos un momento hobbesiano: el miedo que provoca la percepción cada vez más real de que estamos en guerra nos reencuentra inevitablemente con la soberanía, con un nuevo estado en forma de Leviatán europeo. Mientras todo lo que representa Europa se debilita (nuestros valores, hegemonía e influencia), avanzamos hacia una mayor integración desde la necesidad de una política exterior y de defensa comunes. Y mientras los ciudadanos vivimos con horror la escalada bélica y retórica, la mayoría aplaudimos la acogida de refugiados ucranios y la ayuda humanitaria a Kiev. Sin apoyar la guerra, sí tomamos conciencia de que compartimos valores supranacionales —los derechos humanos, el Estado de derecho y la democracia— que solo pueden salvaguardarse desde esa misma escala: el miedo como origen de un Estado soberano es tan viejo como Hobbes.
Máriam Martínez-Bascuñán, ¿Un nuevo Leviatán europeo?, El País 07/04/2024
La propia sociedad, en cada momento hay una moral que sirve de límite sobre aquello que puede ser objeto de risa, esa moral pone limite a lo desagradable, al mal gusto, a lo feo, a lo discriminatorio. Decide qué es y no risible. Hoy en día tenemos a los programadores de contenidos de humor, ahí sí vemos que cada canal o cada humorista o guionista tiene su veta particular, y sancionan aquello de lo que nos podemos reír. Hasta la década de los 90, nadie se podía reír de la monarquía, hasta que, en la televisión catalana, salió un individuo imitando al rey. Se dice que la propia Casa Real envió sus quejas, pero ese tipo abrió la veda. A veces no nos reímos de determinadas cosas hasta que alguien es lo suficientemente atrevido para hacerlo y la cuestión pasa a ser objeto de risa.
Este asunto que planteas es muy interesante. Por una parte, hay un elemento desacralizador en la risa, los que ríen tienen la sensación de que basta esa risa para compartir el hecho de que el emperador está desnudo. Se comparte entre los que ríen la sensación o creencia de que con esa risa están cuestionando al poder, incluso contribuyendo a despotenciar ese poder con la risa. Pero la risa también consolida ese poder, en cierto modo. Lo vemos en los programas de televisión en los que se emplea la sátira política. Todo político quiere ser objeto de sátira porque es una manera de mostrar su importancia. Por eso todos quieren estar ahí, ser parodiados y, a través de la risa, convertirse en un político mainstrem. La risa tiene un efecto desacralizador y normalizador. No está claro que solo riendo se desacralice algo realmente, ni que se reste autoridad a quien la tiene; de hecho, si observamos el ejemplo del bufón, al que se le permite la risa magnánimamente por parte de quien manda, podemos deducir que el que ostenta el poder no ve un peligro en la risa. Si quien manda tolera la risa es porque puede que vaya en beneficio suyo.
Esther Peñas, entrevista a Daniel Gamper: "Si quien manda tolera la risa es porque puede que vaya en beneficio suyo", ethic.es 02/04/2024
La ensayista británica Karen Armstrong afirma que buena parte de la historia humana ha estado presidida por dos formas de pensar, hablar y lograr conocimiento del mundo: el mythos y el logos. La primera no es una mera fase primitiva de la segunda. Ambas son rutas complementarias y esenciales para buscar la verdad. Según Armstrong, el logos se ocupa de los logros prácticos; el mythos, del significado. Los seres humanos –escribe– somos criaturas en perpetua búsqueda de sentido. Si carecemos de él, caemos de bruces en la desesperación. Los mitos y la literatura permiten que la gente atisbe realidades más hondas, cobijos simbólicos para nuestro precario existir. Necesitamos encaminar hacia un horizonte revelador nuestras vidas y persuadirnos de que tienen un sentido y valor palpables, pese a los errores y extravíos, más allá de cada disparate reincidente, de cada trompicón y traspiés.
A menudo pensamos que las leyendas pertenecen a tiempos tribales y que nos llegan —en nuestro mundo moderno, racional y evolucionado— como un rastro de humo procedente de hogueras encendidas en el amanecer de los tiempos. Pero la historia sigue entretejiéndose hoy con los mimbres de los símbolos más que de los hechos. El siglo XX creó mitos extremadamente destructivos, que gestaron terroríficas masacres y genocidios. No podemos oponer resistencia a esos mitos solo con argumentos lógicos, razones que no hablan el lenguaje de los temores, deseos y rencores profundamente enraizados. Se necesitan otros relatos poderosos, en son de paz. Gracias a las narraciones forjadas al calor del encuentro logramos —a veces, tal vez— afrontar juntos las ansiedades de las que está constelado este nervioso presente.
Irene Vallejo, El ombligo de los sueños, El País 07/04/2024
Además de las diferencias más notables que hacen a Nietzsche distanciarse de Platón y, a su vez, construir las bases de su propia filosofía no racionalista, pueden apreciarse semejanzas entre ambos pensadores. Aunque no lo parezca, existe todo un puente que conecta el idealismo platónico con la filosofía política de Nietzsche. Tanto él como Platón plantean un mismo ideal aristocrático, cuya realización dista mucho de ser aplicable en la realidad de una sociedad democrática.
Pese a que ambos pensadores reivindican dos líneas de pensamiento distintas, esto es, una racional, centrada en el bien común, y otra pulsional, más individualista, el objetivo al que aspiran es muy similar: una transformación política y social, que garantice la soberanía de los mejores, ya sean estos entendidos como transmutadores de valores (Nietzsche) o como conocedores de ideas (Platón).
Dentro de las principales características que pueden catalogarse como más cercanas, cabe destacar el rechazo a la democracia. Tanto para Platón como para Nietzsche, era necesario reestructurar la organización social de su época en forma de aristocracia, pues consideraban que ni el gobierno ni la forma en que este se estructuraba eran las adecuadas. Ambos filósofos son críticos con su presente, cuya decadencia, sea vista desde un punto de vista u otro, era debida a una misma causa: la incompetencia de quienes gobiernan.
Es clara la rabia y el recelo con el que ambos pensadores atacaron el orden social en el que les tocó vivir. En el caso de Platón, la democracia y su forma de proceder por sorteo no es considerada una buena medida para con el bienestar de una comunidad, pues si la persona elegida no sabe lo que tiene que saber, es decir, no ostenta una naturaleza o alma capaz de contemplar la Idea de Bien, no podrá guiar correctamente a la sociedad.
A su vez, según Nietzsche, la democracia hace que las personas menos capacitadas puedan instaurar un control y dominio sobre los más aptos, lo que es contra natura, es decir, insano, injusto y perjudicial no solo para estos individuos, sino también para la sociedad en su conjunto, pues impide su normal desarrollo.
Platón y Nietzsche subrayan la especial necesidad de seleccionar correctamente a las personas que por su naturaleza y preparación son más adecuadas para liderar un Estado. Por un lado, el Estado ideal de Platón funciona de una forma correcta si y solo si cada individuo ocupa una posición determinada conforme a la naturaleza de su alma y educación (trabajadores, guardianes o gobernantes), que entre todos encaminen a la sociedad hacia el bien común. Escribe Platón:
«A menos que los filósofos reinen en los Estados, o los que ahora son llamados reyes y gobernantes filosofen de modo genuino y adecuado […] no habrá, querido Glaucón, fin de los males para los Estados ni tampoco, creo, para el género humano»Platón. (2018). Libro V. En C. Eggers Lan (Trad.), República (473 d. Vol. 3, p. 181). Gredos.Por otro lado, en la república del genio de Nietzsche pasa algo muy similar, pero sin llegarse a establecer ese bien común, sino la superación del hombre mismo gracias a la figura del superhombre. Al igual que la república platónica, el ideario político de Nietzsche también defiende que cada persona ostenta un cargo o papel en la sociedad, solo que esta vez sería conforme a su mentalidad de amo o esclavo.
Así, son estos últimos aquellos que deben obedecer las directrices de los más fuertes, permitiéndoles ejercer su voluntad de poder para dar la bienvenida a ese nuevo tipo humano liberado que está por venir: «El esclavo es una figura necesaria en su política aristocrática. Sin esclavos no es posible la edificación de una gran cultura: este es el precio que ha de pagarse siempre para que el genio pueda crear y cumplir su cometido»1.
El ser humano, entendido como animal reprimido, solo podrá ser superado si logra volver a vivir una vida liberada de la tiranía de la razón cristiana, sin tantas coerciones y centrada exclusivamente en el sentido de la tierra: «Yo amo a quienes, para declinar y sacrificarse, no buscan una razón detrás de las estrellas, sino que se sacrifican en aras de la tierra para que un día pertenezca al superhombre»2.
En esencia, el superhombre es el fin o meta al que aspira toda la filosofía de Nietzsche, pues su política es una preparación del individuo y la sociedad para dar paso y cabida a esos nuevos filósofos que están por venir, cuyos valores transmutados no serán metafísicos, sino terrenales, es decir, por y para el ser humano.
Por eso para Nietzsche el hombre bueno y virtuoso es aquel que es consciente de su naturaleza instintiva; aquel que no está constreñido por la moral del rebaño y, por tanto, puede vivir una vida en plenitud, no ascética, desarrollando la totalidad de sus facultades: «El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre —una cuerda sobre un abismo […]. La grandeza del hombre consiste en ser un puente y no una meta: lo que se puede amar en el hombre es que es un tránsito y un ocaso»3.
Roberto Del Duca, Nietzsche y Platón, puntos de encuentro, filco.es 13/03/2024
Notas
1 Esteban Enguita, J. E. (2001). «El aristocratismo político de Nietzsche». En Nietzsche y la «gran política». Antídotos y venenos del pensamiento nietzscheano (vol. 5, p. 201). Cuaderno Gris.
2 Nietzsche, F. (2018). Primera parte: «Discurso preliminar de Zaratustra». En J. R. Hernández Arias (Trad.), Así habló Zaratustra (Vol. 2, p. 23). Gredos.
3 Nietzsche, F. Íbid (vol. 2, p. 23).
06/04/2024
I
Como quiero reducir el peso que soportan mis rodillas, ayer fui a la dietista. Primera visita. 60€.
II
Me pidió que me descalzara y me subiera a una especie de báscula que le envió al ordenador que tenía sobre la mesa un montón de gráficos.
III
Armada con los datos de la ciencia me lanzó una batería de consejos. La visita fue larga. 60€ dan para mucho.
IV
Fueron muchos consejos, insisto, pero solo hubo uno que me resultó nuevo. El resto coincidía con los que diariamente me da gratis mi mujer. Al levantarme he tomar una cápsula Omega3 con un vaso de agua.
V
He de añadir que, sin duda, mi mujer tiene una figura mucho más estilizada que la dietista.
He observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso.
[https:]] 05/04/2024Los derechos en la tradición liberal es el título de una conferencia pronunciada por la teórica liberal Judth Shklar en el año 1991, publicada luego en las revistas Colorado College Studies (en 1992) y Political Studies (en 2023); Página Indómita, editorial que está contribuyendo de forma meritoria a recuperar el pensamiento de esta destacada teórica política, traduce (Roberto Ramos Fontecoba) y publica. Su interés radica en la distinción que la pensadora de origen letón establece entre cuatro tipos de liberalismo según cuáles sean sus posiciones respectivas acerca del papel del derecho en una sociedad liberal. Nótese que la idea central que para Shklar define al liberalismo en su conjunto es que “la dignidad humana exige libertad de pensamiento y acción”. Salta a la vista que existen maneras distintas de interpretar el significado y evaluar las implicaciones de este principio; quien no se adhiera a él, empero, no podrá ser llamado liberal. Aunque bien es verdad que ni los colectivistas ni los paternalistas querrán ser llamados liberales: no creen que los individuos deban gozar de tales libertades.
¿Y cuáles son los cuatro liberalismos de Shklar? El liberalismo del desarrollo personal está influido por la tradición romántica y contempla la individualidad como el mayor bien humano; los derechos le interesan poco. Tampoco cuentan demasiado para el liberalismo de la seguridad jurídica, que persigue ante todo defender al individuo del Estado absolutista y arbitrario; su instrumento es el gobierno de la ley, llamada a proporcionar la seguridad necesaria para que las acciones libres de los individuos generen prosperidad y, con ella, un entorno favorable para el autodesarrollo personal. ¡No es poco! De manera parecida, el liberalismo del miedo –valiosa aportación conceptual de la propia Shklar– aspira a crear una sociedad donde las personas puedan vivir sin verse sometidas a la intimidación por parte de actores públicos o privados (lo que se aproxima, aunque los matices son relevantes, a la libertad como no dominación de los republicanos) y donde se intentan reducir las desigualdades para así evitar una excesiva concentración del poder. Shklar añade algo que muchos parecen haber olvidado: el liberalismo del miedo es también una “protesta contra las pasiones en la era de la ideología” que marcaron a sangre y fuego el siglo XX. De ahí que esta corriente entienda los derechos, sobre todo, como restricciones de aquello que el Estado y los demás –incluidos los grupos en cuyo interior nos socializamos o a los que pertenecemos– pueden obligarnos a hacer o impedir que hagamos.
Frente a esos liberalismos que conceden a los derechos –aunque no a la ley– un papel secundario, el liberalismo de los derechos sería aquel que los sitúa en el centro de la vida política. A su juicio, es característico de los Estados Unidos: “La filosofía pública de América siempre ha contemplado la realización de los derechos individuales como el objetivo de todas las instituciones legítimas”. Su origen estaría en la lucha religiosa, o sea en el intento por afirmar la libertad de credo frente a cualquier unitarinismo; una lucha que habría contribuido a la deslegitimación (primero) y desmantelamiento (después) de la esclavitud. Para Shklar, la Carta de Derechos –las primeras diez enmiendas a la Constitución estadounidense– debe contemplarse como “una educación política” del ciudadano. Claro que el liberalismo de los derechos presenta más de un problema; en particular, Shklar formula tres objeciones perdurables para las que no se ha encontrado una respuesta convincente. A saber: el liberalismo de los derechos conduce a la expansión de los poderes del gobierno, con el peligro correspondiente para la libertad personal; antepone la primacía de los derechos a la protección de esa libertad y carece de principios que hagan posible resolver los inevitables conflictos entre derechos.
Manuel Arias Maldonado, Casa Rorty XVII: Los derechos en la sociedad (i)liberal, Letras Libres 04/04/2024