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El café de Ocata
Decía Charles Péguy que "tout commence en mystique et finit en politique". Vamos a ver cuánto tarde en cumplirse este adagio en Grecia.
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El café de Ocata
La deuda seguía ahí.
Por cierto: Juan Ramón Rallo recuerda que en 2012 Grecia se benefició de una quita del 73% de su deuda en manos de acreedores privados.
Lo que yo no acabo de saber es si los griegos han votado a favor de Grecia o en contra de Europa.
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El café de Ocata
"Tenemos un régimen político que no se propone como modelo las leyes de los vecinos, sino que más bien es él modelo para otros. Y su nombre, como las cosas dependen no de una minoría, sino de la mayoría, es Democracia. A todo el mundo asiste, de acuerdo con nuestras leyes, la igualdad de derechos en los conflictos privados, mientras que para los honores, si se hace distinción en algún campo, no es la pertenencia a una categoría, sino el mérito lo que hace acceder a ellos; a la inversa, la pobreza no tiene como efecto que un hombre, siendo capaz de rendir servicio al Estado, se vea impedido de hacerlo por la oscuridad de su condición. Gobernamos liberalmente lo relativo a la comunidad, y respecto a la suspicacia recíproca referente a las cuestiones de cada día, ni sentimos envidia del vecino si hace algo por placer, ni añadimos nuevas molestias, que aun no siendo penosas son lamentables de ver. Y al tratar los asuntos privados sin molestarnos, tampoco transgredimos los asuntos públicos, más que nada por miedo, y por obediencia a los que en cada ocasión desempeñan cargos públicos y a las leyes, y de entre ellas sobre todo a las que están dadas en pro de los injustamente tratados, y a cuantas por ser leyes no escritas comportan una vergüenza reconocida".
Conmemorando a los caídos en el primer año de la Guerra del Peloponeso, Pericles se puso retórico y entusiasmó a los vivos. Los muertos, por supuesto, no le escuchaban. Sí le han escuchado miles de lectores posteriores... creyendo que era verdad lo que Pericles pretendió que fuera verdad. ¿Y qué puede un hecho miserable ante una hermosa verdad?
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El café de Ocata
Diálogo entre un francés y un español en una comedia satírica anónima rusa de los años treinta del siglo XVIII:
Francés: Serviteur, seigneur (quiero decir que estoy a su disposición).Español: Señor, no entiendo francés.Francés: Pues yo no entiendo español. No se ofenda, señor, oigo que está hablando en eslavo. ¿Dónde, señor, ha aprendido esa lengua?El español quiere eludir la respuesta, pero el francés insiste: Señor mío, me asombra ver a un español hablando una lengua extranjera.Español: ¿Por qué?Francés: Porque los españoles viajan poco, no salen de su tierra.Español: Es que no les hace falta: en su tierra tienen todo lo que necesitan.Francés (al público): Señores, no se rían; señor mío, no se ofenda, pero en otras tierras hay muchas cosas que en España sería imposible hallar.Español: No entiende lo que le digo. No me refiero a fruslerías, que en otras tierras hay, sino a la astucia, al arte bélico y a la vida perfecta.Francés: Que es precisamente lo que en España no hay, pero vuelvo a lo anterior; me gustaría saber dónde, señor, ha aprendido a hablar en eslavo.
Más adelante nos enteramos que el español aprendió eslavo en la guerra contra el turco, cuando "servía al César". El francés y el español defienden sus respectivos modelos de vida buena. El francés prefiere vivir atado, pero en un palacio, que libre, pero pobre y vagabundo. El español pregunta: "¿Hay mayor esclavitud que la de un palacio? ¿Hay mayores pecados que los que se cometen en un palacio?", a lo que responde el francés: "Señor mío, no se enfade, pero en la guerra los pecados no son menores". El español le espeta: "Está usted hablando con un caballero español!".Esta es la respuesta del francés: "No conozco un pueblo más orgulloso y vago que el español; se pone por encima de todo el mundo, y la mayoría, para tener una vida regalada, se mete en un monasterio y allí trabaja para su estómago".
Contra esta herencia peleó el gran Joaquín Costa. Maeztu lo que pretendía era explicar el fracaso de Costa.
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El café de Ocata
Emocionante, la lectura de La revolución y los intelectuales, de Ramiro de Maeztu, un intelectual que en 1910 mira a España con los ojos de quien quisiera ser inglés, pero no puede dejar de ser lo que es. Es un texto doloroso, ácido, despiadado, pesimista, pero que intuye lo que está por venir: la guerra civil. Maeztu no duda de que en España haya unos pocos reformistas, de lo que duda es de que puedan ir más rápido que el pueblo. Para él, lo característico de la aristocracia británica es su sagacidad para introducir las reformas necesarias que impidan las revoluciones anunciadas. Lo característico de España sería la ceguera de las clases dirigentes y la desesperación creciente del pueblo.
Aquí tienen algunas citas:
"El último porqué de la quema de conventos no consiste en haberse dedicado la Iglesia a perseguir liberales y herejes, sino en no haber construido una teología y en no habernos enseñado a vivir moralmente; el último porqué del odio a la plutocracia no consiste en haber acaparado las pobrezas en España, sino en no haber sabido explotar las riquezas de nuestro suelo y de nuestro subsuelo"
"La maldad específica de nuestra oligarquía es su esterilidad"
"Una revolución es un fenómeno de estancamiento: el pueblo marcha; las oligarquías se detienen, en vez de ponerse a la cabeza del movimiento popular; el pueblo entonces se echa encima de ellas. Y a esto llamamos una revolución."
"¡Lo característico, en una palabra, de las clases intelectuales españolas es que no son intelectuales!".
"Mientras creíamos, con Costa, hace diez años, que las clases intelectuales existían, pero que eran retraídas, es decir, inmorales, era lógico que diéramos gritos en la esperanza de despertarlas al deber, y que enronqueciéramos gritando, y que, al sentirnos enronquecidos, nos desalentáramos y echásemos al surco. Pero desde que nos hemos convencido de que nuestras clases intelectuales no existen, de que son retraídas o inmorales porque no son intelectuales, ya no hay para nosotros más caminos que el de estudiar, primero, y el de enseñar, después; el de enseñar hasta que una vida de trabajo sea más entretenida que una vida de ocio y de murmuración."
"Ahora, cuando hemos llegado a la convicción sólida de que el problema de España es el de cultura, y de que la solución al problema depende únicamente del esfuerzo de las clases intelectuales, nos encontraos con que el pueblo se nos ha escapado moralmente, y sólo espera una ocasión propicia: una guerra exterior, una guerra civil, una revolución política, para caer sobre todos nosotros".
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14:18
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El café de Ocata
Justo cuando estaba disfrutando de la lectura que hacía mi nieto Gabriel de Anneo Cornuto, han llamado al timbre. Era la cartera con un pequeño paquete...
... procedente de Delhi, o sea la mismísima India. ¿Quién podía enviarme a mi algo desde Delhi? La intriga no ha disminuido, sino que se ha incrementado notablemente cuando al abrirlo...
... me encuentro con un libro de Ramiro de Maeztu. En realidad se trata de la impresión de una conferencia que impartió Maeztu en el Ateneo de Madrid el 7 de diciembre de 1910 con el título de "La revolución de los intelectuales".
... Confirmo los datos. No solamente el libro viene de la india sino que es un facsímil impreso en Nueva Delhi de la edición original de la conferencia en la imprenta de Bernardo Rodríguez, en Madrid, en 1911
... me imagino que detrás de todo esto se encuentra la mano de mi hija... ¡Cómo me gustan estos presentes improbables!
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El café de Ocata
En un campo de concentración alemán no era recomendable ser judío, como bien se sabe, pero aún era menos recomendable ser "rojo judío español" (Rohtspanierjuden). Pero esto es lo que era Eugen Herdfel.
Había nacido en Hungría, pero en el campo de Mauthausen se presentaba como español, sintiéndose orgulloso de la ciudadanía que le había concedido la República Española. Así que llevaba en el pecho una estrella de seis puntas formada por el triángulo rojo de los presos políticos y el amarillo de los judíos.
El día que lo fusilaron, junto a las alambradas del campo, gritó ante el pelotón un sonoro "¡Viva la República Española!" y entregando sus últimas fuerzas a ese grito, se sometió al olvido.
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14:44
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El café de Ocata
... una hija como la mía, recibirían regalos como éste:
... una amiga como Carlota Fominaya, recibirían mensajes como éste:
Al final he caído a los pies de Ronaldo.
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El café de Ocata
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11:23
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El café de Ocata
“There is a danger in being persuaded before one understands.” — Thomas Wilson
Eso es lo que pasa siempre con la belleza, que nada más presentarse, nos convence. Su argumento es su mera presencia. La lógica nunca podrá tanto.
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23:16
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El café de Ocata
Vuelve a la televisión catalana Amb filosofía, el programa que con tanta destreza y sensibilidad dirige Emilio Manzano. Pero antes de que vuelva en su segunda entrega, hay que grabarlo. Y eso es lo que me ha mantenido entretenido casi todo el día de hoy. Emili me invitó a participar en los programas dedicados al azar, la intimidad y el viaje. Para hablar del viaje nos hemos sabido a un barco en el puerto del Masnou. Hacia un frío soportable, casi higiénico, y una luz invernal, difusa, translúcida y hermosa. Desde la proa he hablados de Ulises y de Penélope. De allí hemos subido a Tiana, a la cartuja de Montealegre, a ver qué podía decir de la intimidad. El rector ha estado distante pero amable y nos ha permitido acceder al primero de los tres claustros. La luz seguía siendo igual de hermosa, pero el frío... ¡ese frío cartujano!... era insidioso: se iba apoderando poco a poco de uno, a traición, y cuando te dabas cuenta, ya estabas en sus garras, hecho un carámbano. El silencio era más compacto, como el humo de una chimenea que lanzaba sus aspiraciones volátiles al cielo; las campanadas, más sonoras; y cualquier sonido -el brotar del agua de la fuente-, una llamada. Los monjes iban y venían, haciendo sus quehaceres y si tenían que pasar entre nosotros, lo hacían sin preocuparse -ese es su oficio: la despreocupación- de si estábamos grabando o no. No he sabido hablar de la intimidad en la intimidad de ese claustro: cualquier ruidillo me hacía perder el hilo y cualquier sombra me distraía. He dicho lo que he podido para salir del paso y para compensar he animado al equipo a adentrarnos sigilosamente en algunos espacios recónditos, más allá del límite de lo permitido. Quizás un programa sobre la intimidad haya que hacerse con imágenes silenciosas. Ya nos lo ha dicho un fraile al despedirse de nosotros: quien gusta del sabor del silencio, gusta del sabor de Dios. Nos hemos ido a comer al Casino de Tiana, en busca del sabor de una sopa bien caliente. Después hemos pasado a registrar lo que tenía que decir sobre el azar en los restos de las antiguas baterías de Montgat, en lo alto de una loma que nos ofrecería una magnífica perspectiva sobre Badalona, Sant Adrià y Barcelona, con su horizonte recortado por el perfil de Montjuic y el Tibidabo. El sol se iba poniendo con la rapidez propia de la época, dejando paso a un frío aún más helador. He llegado a casa a eso de las cinco de la tarde. Aún no he entrado en calor.
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El café de Ocata
Si quieren que les diga la verdad, no me siento especialmente orgulloso de la entrevista que me hace Carlota Fominaya en ABC. Sus preguntas son buenas, pero mis respuestas no están bien matizadas. La culpa, claro está, es sólo mía. Sin embargo gracias a la rotundidad de mis palabras la entrevista se está siguiendo en toda España y, lo que es más llamativo, en toda Latinoamérica. He recibido montones de mensajes. Hoy me han llamado de TV2, de RNE, de TV5... Así que no me queda otro remedio que sacar conclusiones: si hubiese matizado mis respuestas, esta entrevista hubiese pasado desapercibida. Como no ha sido así, ahí está, ahí está... por delante de Cervantes, Quevedo, Cristiano Ronaldo y la misteriosa esfera negra que surcó el cielo de Madrid durante el verano de 1955. Nada más acabar esta entrevista di en Caixaforum una conferencia sobre Sócrates en la que estuve trabajando quince días intensamente, matizando cada frase. No parece que nadie se acuerde de ella.
AQUÍ(no hace falta que lean los comentarios críticos)
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21:01
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El café de Ocata
Si entiendo bien a Hegel, ser ciudadano es ser cristiano gracias a que ésta -la condición de cristiano- es nuestra manera de ser griegos.
Aquí hay mucho que rumiar, pero (creo que) estoy de acuerdo con Hegel.
(A vueltas con Miriam Leonard, Socrates and the jews).
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16:38
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El café de Ocata
¿Podemos probar nuestra existencia... o simplemente consideramos absurdo poner a prueba nuestra creencia en ella?
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11:13
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El café de Ocata
Bolinaga pidió asistencia psicológica para afrontar la muerte.
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10:54
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El café de Ocata
Este fin de semana he recibido dos invitaciones: una, para dar varias conferencias en la República Dominicana y, la otra para visitar Venezuela. Por si fuera poco, me ha escrito el director de marketing de una importantísima empresa multinacional. Cuando el azar juega en tu equipo, la vida es una cómoda cuesta abajo. Lo que ocurre es que el azar es muy antojadizo.
Cuando se habla de experiencias de éxito en educación todo el mundo piensa en Finlandia, Shangai, Singapur o Corea. Poca gente conoce el milagro que se está llevando a cabo en Venezuela con el
Sistema, un proyecto de formación musical iniciado en 1975 por José Antonio Abreu y que hoy está impartiendo cuatro horas semanales de formación musical a 500.000 niños, habiendo creado una compleja red de coros y orquestas por todo el país. Insisto en la fecha de 1975, porque el Sistema no es un proyecto bolivariano, sino el proyecto más serio y riguroso que se haya llevado a cabo nunca de formación musical. El viernes y el sábado tuvimos en el Palau de la Música al resultado más visible de este proyecto, la Orquesta Sinfónica Simón Bolivar de Venezuela -hoy va camino de Valencia y de allí se traslada a Madrid- y tuve la fortuna de encontrarme personalmente, en el camerino del Palau -antes y después del concierto- con
Gustavo Dudamel.
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El café de Ocata
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11:26
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El café de Ocata
Del perdón cristiano, no hace falta decir nada, visto que ni el papa de Roma está dispuesto a poner la otra mejilla si le mientan a su madre. Del humor judío, Freud nos ofrece una muestra excelente en
El malestar de la cultura:
"Un gran poeta puede permitirse el lujo de decir, al menos irónicamente, verdades psicológicas severamente prohibidas. Así, Henrich Heine, admite: "Tengo la disposición más pacífica. Aquí están mis deseos: una cabaña modesta, techo de paja, pero con una buena cama, buena comida, leche y mantequilla, bien fresca, flores delante de la ventana y delante de la puerta algunos hermosos árboles, y si el buen Dios quiere hacerme completamente feliz, me concederá la alegría de ver, digamos, a seis o siete de mis enemigos colgados de esos árboles. Antes de que mueran les perdonaré, de todo corazón, todos los males que me han hecho, porque, ciertamente, hay que perdonar a los enemigos, pero no antes de que sean ahorcados".
Elisabeth Lévy, Sigmund Freud, Heinrich Heine : le pardon et l’humour juifPor si acaso: Je ne suis pas Elisabeth Lévy.
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El café de Ocata
Leyendo la biografía de Schmitt, me pregunto quién depende de quién, si el Estado de la ley o la ley del Estado. Y no lo sé.
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16:01
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El café de Ocata
En mi humilde opinión lo que da valor a los valores no es ser VALORES, sino ser NUESTROS. Pero los únicos que parecen tener esto claro son los británicos, que no sienten (¿aún?) necesidad de pedir perdón por proclamar sus valores. No sé si hace falta decirlo, pero por si acaso: el que sean NUESTROS no quiere decir que sean sólo nuestros. Los valores son de quien se los apropia. Por eso nada impiden que nuestros valores sean también universales. Pero lo que los caracteriza es que, en primer lugar, son nuestros.
Which British values are most important?
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El café de Ocata
Acabo de escribir un artículo titulado "Homenatge a José Luis López Bulla", que espero que salga el domingo en el ARA. Entre la información que he manejado, se encuentra una entrevista que os animo a leer,
ESTA.
Ahora que todo el mundo se considera más listo, más integro, más clarividente, más alto y más guapo que los hombres que hicieron la transición, a mi me pide el cuerpo reivindicar a alguno de ellos. El primero, a Don José Luis.
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El café de Ocata
Quizás.
¿Pero qué nombre hemos de darle entonces a la incapacidad que han experimentado muchos colegios de Francia para respetar un minuto de silencio como señal de homenaje a las víctimas del fanatismo?
Charlie Hebdo: ces minutes de silence qui ont dérapé dans les écoles
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11:41
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El café de Ocata
... los judíos siguen abandonando Francia.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
... y en el ABC
...
Añado a las 16:21 h del día 14 de enero: Cristiano ha desparecido de la lista, yo sigo en el primer puesto. ¡¡¡INDAR GORRI!!!
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19:19
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El café de Ocata
René Char
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El café de Ocata
... me llega por mail una foto de muy baja definición, que el desconocido remitente mexicano asegura que es de Carmen Brufau en los años cincuenta, en Acapulco...
... y nada más...
No tengo manera ni de enterrar ni de resucitar a mis espías. Se han convertido en fantasmas con los que me paso el día imaginando hipótesis improbables.
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El café de Ocata
Tengo en casa un Hugo Pratt original. Es una de mis joyas, después de mis nietos, mi gata Bacallà Salat, algunos discos y algún libro antiguo (mujer e hijos no cuentan). Me lo dibujó en el reverso de un cartel electoral en el que figuraba mi imagen de jovencito en la inopia. Pero tras disfrutar de unos pies de cerdo en mi casa que, modestias a parte, me salen muy bien, el hombre sacó un rotulador y en un plis-plas, me hizo esto. Mi amigo Jaume Marzal, que estaba presente, es testigo de este hecho central de mi biografía. Os lo cuento porque sí, a ver si os doy un poco de envidia... porque me costaría creer que por este café el único fervoroso seguido de Pratt soy yo.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Una escandalizada seguidora de este café se enfada conmigo en un mensaje que no me da la gana publicar porque considera que mi posición sobre los atentados de París es demasiado sesgada. "¿Acaso te crees -me pregunta airada- que nosotros somos los buenos y ellos los malos?" Para finalizar da un portazo y asegura que no volverá nunca jamás a pasar por este blog, cosa que le agradezco sinceramente porque, mire usted señora: sí que lo creo. Más aún, estoy convencido de que nosotros somos los buenos y los salvajes de Al Qaeda y el Estado Islámico, los malos y añado que, a mi parecer, quien tiene dudas sobre esta cuestión, se ha dormido con el periódico en las manos.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Añadido a las 23:39: Me acabo de enterar que Walter Berns murió unas pocas horas antes que Jaffa. Descansen en paz, porque han vivido intensamente.
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El café de Ocata
o por qué los de mi generación éramos demasiado creativos para hablar bien en inglés
Adriano Celentano, “Prisencolinensinainciusol”, 1972
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El café de Ocata
Cuenta Iliá Ehrenburg en sus interminables memorias (2.000 páginas dan ocasión hasta de lamentar que el escritor ruso no fuera un poco más olvidadizo) que en julio del 36, tras la derrota de la insurrección militar en Cataluña, se recluyó a los principales insurrectos en el crucero Uruguay, que hacía las veces de cárcel flotante en el puerto de Barcelona. Buena parte de la población pedía la cabeza de los detenidos, pero había algunas buenas personas que proponían en las Ramblas una solución más filantrópica: Había que enviar a los diez republicanos catalanes más inteligentes a dialogar con los militares sublevados a fin de hacerles ver sus errores y convencerlos de que entraran a formar parte de una comuna. Efectivamente, ¿qué mejor prueba de nuestra razón que el error de los otros? Deberíamos elegir un gobierno mundial con las diez personas más razonables de entre los nuestros para que convencieran a los malos de que tienen que ser buenos.
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El café de Ocata
Robert Darnton en
The New York Review of Books:
“We must get the laughter on our side,” Voltaire wrote, time after time, as he tried to mobilize his fellow philosophes in the campaign against persecution by the church.
El artículo completo
AQUÍPocos fenómenos políticos son más serios que el de la risa.
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El café de Ocata
"Ce siècle sera le tombeau du fanatisme".
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El café de Ocata
Esto sí podría ser un inicio de una verdadera primavera árabe...
(gracias, Claudio)
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El café de Ocata
En realidad van ganado. La razón es muy sencilla: ellos están dispuestos a hacer por sus convicciones mucho más que nosotros por las convicciones que no tenemos. O dicho de otra manera: ellos tienen convicciones y nosotros miedo. Pero las convicciones se afirman, mientras que el miedo tiende a evitarse. Así que lo olvidaremos en cuanto podamos. De aquí a unos pocos días... siempre y cuando se mantengan esos pocos días en silencio.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
La risa tiene tan buena propaganda porque siempre juega a favor del mainstream.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Nos podréis quitar la risa, pero no el miedo.
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El café de Ocata
Eso de ser actual me parece poco ambicioso.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
"Procope lui-même n'arrête pas de répéter que ce qu'il raconte est trop beau, trop fou pour être pris au sérieux, et que personne ne le croira" (del prefacio de Philippe Muray).
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El café de Ocata
...¿Y qué es máquina?
Uno creía saberlo hasta que tropecé en la anécdota del padre Malebranche con la perra preñada que cuentan Ortega (de paso) en un libro de caza y Luri (más detenidamente) en su café de Ocata. Malebranche fue un loco cartesiano. No hubo otro más loco que él en su siglo, hasta el punto de que al leer el “Tratado del hombre” sufrió una taquicardia y hubo de acostarse.
Descartes desarrolla en el “Tratado del hombre” la teoría de que los seres vivos son maquinarias complejas, relojes delicados cuyos elementos están relacionados por un sistema de engranajes biológicos con otros elementos, en una cadena precisa de estímulos y respuestas. Y relata Luri que paseaba Malebranche por la Rue Saint Jacques de París con La Fontaine y otros amigos cuando una perra preñada se les acercó meneando el rabo. Malebranche se arrodilló y la acarició, y después, para sorpresa de todos, se levantó y recogiéndose la sotana le arreó una patada al animal en la tripa. Los amigos de Malebranche manifestaron su extrañeza por esta conducta, y Malebranche les reprochó su ignorancia, porque aquella perra era solamente una máquina.
–Ni más ni menos. Si se la toca en un lugar, se rasca; si se la silba, se acerca y si se la patea huye. Y todo lo hace mecánicamente. Haríais más bien en guardar la misericordia para las almas humanas. Ver en Cristiano una máquina es correr el peligro de creer que todo lo hace mecánicamente, desviando nuestras simpatías hacia futbolistas más torpes. ¡Y anda que en Valencia no hubo Malebranches dando patadas a la máquina! Si ese estilo lo inspira el “Espirito Santo” (Nuno), ganas dan de hacerse del tiro de pichón, como contestó Foxácuando le dijeron que el Espíritu Santo inspiraba la política de Pio XII con España.
El texto completo en Salmonetes.
Comienzo a sospechar que mi destino en esta vida es ser citado por Quintano en el ABC.
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El café de Ocata
Reviewing bad books, W. H. Auden once remarked, is bad for the character. Like all gifted moralists, Auden idealized despite himself, and he should have survived into the present age, wherein the new commissars tell us that reading good books is bad for the character, which I think is probably true. Reading the very best writers-let us say Homer, Dante, Shakespeare, Tolstoy-is not going to make us better citizens. Art is perfectly useless, according to the sublime Oscar Wilde, who was right about everything. He also told us that all bad poetry is sincere. Had I the power to do so, I would command that these words be engraved above every gate at every university, so that each student might ponder the splendor of the insight.
Harold Bloom, The Western Canon.
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21:08
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El café de Ocata
... por el mar corren las liebres.
Me enseñan la publicidad de un próximo evento que tendrá lugar en Ocata: la inauguración del "Triángulo dorado de la diosa Isis", un taller que trabaja la sinergia femenina a través de esta diosa egipcia y consigue aumentar las capacidades mentales y telepáticas "a través del tercer ojo". Si alguien está interesado puedo darle más detalles.
¡Pensar que Popper se hizo carne para esto!
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El café de Ocata
Article aparegut a l'ARA
“Mai com ara se li ha prestat tanta atenció al concepte de veritat en el camp de la filosofia i en el debat públic”. Així comença Mentira, l’últim llibre de Franca D’Agostini. Efectivament, estem assistint a una mena de boom en els estudis sobre la veritat. No deixa de cridar l’atenció que al mateix temps que se’ns omple la boca amb l’economia de la informació i amb la democratització de l’accés al saber, s’hagi disparat aquesta preocupació. Podem recollir els títols d’alguns llibres apareguts aquests darrers vuit anys per adonar-nos de per on van les coses: Veritat i veracitat; La importància de la veritat per a una cultura democràtica decent; Sobre la manipulació de la veritat; La veritat. Guia de perplexos; Què és la veritat?; La veritat de la democràcia; Política i veritat; Televisió: aparença i veritat; La societat de la transparència; Quanta veritat necessita l’home?; La ficció de la veritat; Veritat i interpretació... Afegim que Quaderns Crema acaba de publicar el text més filosòfic d’Oscar Wilde, La decadència de la mentida.
Aquesta proliferació de títols sembla indicar que estem de tornada de l’escepticisme malenconiós dels primers anys de la postmodernitat. Hem descobert que una cosa és dubtar filosòficament sobre la veritat i una altra acceptar que t’enganyin. En qualsevol cas, el debat entre els rigoristes radicals que no admeten cap mentida, ni la més pietosa, i els que consideren que no es pot fer política amb un lliri a la mà és tan antic com la filosofia política. Per posar un exemple, l’any 1712 es va anunciar a Anglaterra l’aparició d’un llibre en dos volums titulat L’art de la mentida política, que tractava de “l’art de fer creure al poble falsedats saludables”. Jonathan Swift en va escriure una petita ressenya: “Se’ns diu aquí que el Diable és el pare de les mentides, i que va ser un mentider des del principi; de manera que, sense cap dubte, la mentida és antiga i, és més, va sorgir per primera vegada com a mentida política”.
No totes les mentides polítiques fan el mateix mal. Són molt doloroses les de les persones que s’havien guanyat la nostra confiança i especialment acerbes les que ens fan sospitar de l’arbitrarietat de la justícia. Alguna cosa n’hem après el 2014. El filòsof grec Anacarsis és el creador d’una imatge inquietant que continua molt vigent. Les lleis -deia- són semblants a les teles d’aranya, en les quals els animals petits i prims queden travats i presos i els grans i forts les trenquen i se’n van. Francesc Eiximenis, fent-se’n ressò, es queixava al Regiment de la cosa pública del descrèdit de la vida política per culpa del desgavell dels governants que “fan de la llei tela d’aranya, que no pot retenir res que sia fort, mas reté mosquits e coses sense força”.
Entre els rigoristes moderns Kant és el més famós, però vull recordar l’oblidat Max Nordau, que va escriure Les mentiras convencionales de nuestra civilización el 1883 i va assolir un fenomenal èxit editorial. Pretenia acabar amb tota la hipocresia social i totes les mentides religioses, aristocràtiques, polítiques, econòmiques, nupcials, de la premsa, de la justícia i de l’opinió pública, posant fi al desacord existent entre “les mentides convencionals regnants i la concepció científica del món”. Avui hem oblidat Nordau.
Sant Agustí assegurava que al llarg de la seva vida s’havia trobat amb molts que volien enganyar, però amb cap que volgués deixar-se enganyar, però la gran Concha Piquer li va donar una rèplica contundent: “ Yo no me quiero enterar, / prefiero vivir soñando, / que conocer la verdad. / Que no me quiero enterar, / no me lo cuente, vecina ”. Concha Piquer té raó: la demanda d’autoengany és una constant humana. I avui comencem a disposar d’autoenganys molt suggeridors, fins al punt que un tret propi del nostre temps és el desequilibri creixent entre l’exigència de sinceritat a les institucions i de simulacres a les nostres vides.
Michael P. Lynch ens planteja a La importancia de la verdad un interessant exercici: suposem que tinc una màquina que et permet experimentar el que vulguis. Un cop a dins, flotant dins una cubeta, viuràs una realitat virtual dissenyada al teu gust, plena d’experiències d’amics entranyables, aventures meravelloses, un menjar espectacular, sexe del bo i converses profundes. Res d’això seria real, per descomptat, però ho semblaria. Podríem fins i tot fer que, un cop dins de la màquina, oblidessis completament que ets dins d’una màquina. T’hi ficaries? ¿I si et dic que un cop a dins no en podràs sortir mai?
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El café de Ocata