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El café de Ocata
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El café de Ocata
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En Veritas, la Ciudad de la Verdad, imaginada por James Morrow (The City of Truth) los ciudadanos no pueden sino decir la verdad.
No importa lo inconveniente que pueda ser. No pueden evitarlo: están condicionados para ser siempre transparentes los unos con los otros. No dicen ni mentiras, ni medias verdades, ni mentiras piadosas, ni usan eufemismos y las consideraciones sobre los efectos de su sinceridad simplemente son inexistentes.
Los ascensores llevan esta advertencia: “El mantenimiento de este ascensor se lleva a cabo por personas que detesta su trabajo. Tú sabrás lo que haces”. Los paquetes de cigarrillos, esta otra: “Se advierte que la cruzada general contra este producto podría distraerte de las miles de maneras como tu gobierno se olvida de proteger tu salud”.
Los campamentos de verano para niños se llaman “Ahí os quedáis, chavales!”. Los anuncios comerciales hablan de los defectos de los productos que anuncian y los políticos cuentan con pelos y señales sus trapicheos.
Por supuesto, las fórmulas de cortesía son completamente honestas: “Suyo, pero sólo hasta cierto punto”
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El café de Ocata
Estoy pensando en recoger mis entrevistas con periodistas y darle forma de libro: "Mis conversaciones con gente que sabe las respuestas que debo dar a sus preguntas".
Hoy me han llamado de varios medios, porque querían que les confirmase por teléfono la posición que ya habían tomado sobre el programa de educación católica elaborado por católicos.
- Me gustaría que me dieras tu opinión pedagógica.- Es que aquí no hay un caso pedagógico.- ¿Cómo que no? - Esto no tiene nada que ver con la pedagogía, sino con los derechos civiles.- ¿Entonces te parece bien lo que dicen?- A quien tiene que parecérselo es a los padres que libremente eligen la asignatura de religión.- Pero los padres no se leen los programas de religión.- No, ni los electores los programas del partido al que votan.- ...- ...- ¿Pero me puedes dar una valoración pedagógica?- ¡Y dale!- ¿Es que has visto lo que dice?- Es lo que tienen los dogmas de una religión, que a la gente del resto de religiones, les parecen mitos. Precisamente por eso hemos hecho del pluralismo uno de los valores democráticos supremos. ¿Por qué no me preguntas si soy partidario del pluralismo? ¿O dicen algo inconstitucional?- ...- ...- Ya veo que te parece bien.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Artículo en El Periódico de hoy
No hay unanimidad sobre la utilidad de los deberes. Mientras unos aseguran que son perjudiciales, otros dicen lo contrario, pero nosotros hemos decidido ignorar a los segundos. The Telegraph publicaba el pasado 15 de diciembre un estudio del británico Boarding School Beak en el que, a partir de datos de la OCDE, señalaba que «los deberes son buenos para los niños, como hemos sabido desde siempre» y añadía que los adolescentes británicos no estaban haciendo suficientes deberes. Ni uno solo de nuestros medios le prestó atención.
Si somos sinceros, hemos de empezar reconociendo que la teoría educativa en general, y la que hace referencia a los deberes en particular, es condenadamente difícil de evaluar de forma científica. Las variables que intervienen son tantas que pocas veces estamos seguros de estar evaluando exactamente lo que queremos evaluar. Así, para saber si los deberes son benéficos o perjudiciales, deberíamos tener claro previamente qué entendemos por deberes.
Los niños siempre están haciendo deberes, porque siempre están aprendiendo cosas fuera de la escuela, el problema es que lo hacen a ritmos muy diversos según sea su nivel socioeconómico. Fijémonos en el lenguaje familiar. Entre las familias de un nivel sociocultural alto, un niño escucha de promedio 2.150 palabras por hora, incluyendo 32 afirmaciones y 5 prohibiciones. Entre las de clase trabajadora, el promedio es de 1.250, con 12 afirmaciones y 7 prohibiciones. Entre las familias sin recursos, apenas se alcanzan las 620 palabras. De ellas, 5 son afirmaciones y 11, prohibiciones. Estas diferencias se manifiestan también en la utilización de subordinadas, conectivas lógicas, condicionales, un vocabulario sofisticado, etcétera.
Obviamente, el dominio lingüístico de la familia tiene una traducción directa en el progreso escolar del niño, porque cuanto más complejo es su lenguaje, mejor comprende a los adultos y más rápidamente progresa. ¿Cuál ha de ser aquí el papel de la escuela? ¿No ha de intentar compensar estas diferencias? Si, como yo creo, la respuesta es afirmativa, no tiene más que una alternativa: incrementar el tiempo escolar de calidad de los más pobres, porque lo que no aprendan en la escuela, no lo aprenderán en ningún otro lugar.
Hay otros muchos factores a considerar en relación con los deberes, pero me detendré en las llamadas academias, sean de repaso o de idiomas. Recientemente el director de un centro se jactaba ante mí de que su claustro había eliminado los deberes. Sin embargo, a dos pasos del centro hay dos academias de idiomas para niños. Existe todo un sistema educativo paralelo al escolar que mueve una gran cantidad de dinero sin ninguna supervisión de calidad y que crece utilizando las palabras que muchas escuelas no se atreven a emplear.
Paso con frecuencia frente a una academia que se presenta a sí misma como «centro educativo complementario» y que se anuncia sin subterfugios de esta forma: «Nuestro objetivo es conseguir el éxito escolar». Cuando hablamos de deberes deberíamos preguntarnos por qué hay tantos padres que necesitan recurrir a estos centros.
Dos apuntes para terminar. El primero: mi más absoluto rechazo a los malos deberes, a los ejercicios mecánicos, aburridos o incomprensibles que muchas veces ni son corregidos. No es que sean discriminatorios, son algo peor: fomentan los peores vicios intelectuales. El segundo: pienso seguir yendo con mi nieto Bruno a las sesiones del Petit Liceu, porque las considero una manera magnífica de hacer deberes.
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El café de Ocata
Todo esto de los valores, tan venerados, es un fenómeno propio de una sociedad secularizada. Por eso me llama tanto la atención que sean las escuelas cristianas las que con más fuerza los defienden, al menos en sus folletos publicitarios.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Si hay atentados islamistas en un país europeo, lo que la sangre derramada pondría de manifiesto para algunos es que las víctimas no son tan inocentes como creen. Por ejemplo: los franceses no saben tratar al otro o los daneses no son tan liberales como nos hacen creer. Hay una beatitud política escandalosa, porque se dedica a lanzar sospechas sobre la inocencia de la sangre derramada. Es una beatitud política que no solamente sitúa lo bueno por encima de lo nuestro, sino que, queriendo ser hiperbólicamente buena, sitúa a lo bueno por encima de toda realidad: es incapaz de aceptar que allá donde hay un sistema de convivencia hay un sistema de exclusiones, con lo cual, en vez de culpar a los franceses o a los daneses, está condenando a la política por ser lo que es, política. En este sentido, los islamistas les llevan delantera: ellos saben muy bien que un sistema político malo es el que los excluye. Y actúan en consecuencia.
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El café de Ocata
Si no tuviéramos enemigos... ¿nos conoceríamos a nosotros mismos?
¿Dispondríamos de una forma bien delimitada de nosotros mismos, es decir, sabríamos definirnos?
Por otra parte... ¿quién no tiene enemigos, tiene convicciones?
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El café de Ocata
De
Brain PickingsFlaubert, carta a Louise Colet (14 de agosto de 1853): "Amémonos en el Arte, como los místicos se aman en Dios, y que todo palidezca ante ese amor, que todas las otras luces de la vida desaparezcan ante este gran sol". [No puedo evitar dejar escapar un comentario cínico: Me temo que si me enterase de que alguien le habla así a mi hija, le recomendaría encarecidamente a ésta a que no se fiase del esteta].
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El café de Ocata
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El café de Ocata
"Sonó el '¡hala, muchachos!', y las guerrillas, fusil en ristre y el cinto repleto de granadas de mano, treparon en demanda de las cumbres donde mi Tercio tenía el encargo de honor de clavar las banderas roja y gualda de España y la blanca con sangrientas aspas de su gloriosa tradición militar e imperial. Yo, que mandaba una compañía, observaba a mi gente. Eran en su mayoría mozos vizcaínos, pasados a nuestro campo con nostalgia de una boina bermeja, una canana repleta y una canción guerrillera. Y en aquel momentos decisivo, impresionante, cantaban; cantaban a despecho de la muerte, que nos acechaba por todas partes; cantaban en su lengua vernácula viejos romances incomprensibles:
Zumalakarregi generala...
¡Y hacía un siglo y dos años que Zumalacárregui no existía!"
J. -E, Casariego, La verdad del tradicionalismo, 1940.
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El café de Ocata
"Siempre la moda fue de la moda", escribe Benito Jerónimo Feijoo (entendidos: ¿desatino mucho si digo que no hay prosa en el XVIII que lea con más placer que la suya?) y para mostrarlo nos cuenta lo que sigue:
“Ya ha muchos días que se escribió el chiste de un loco, que andaba desnudo por las calles con una pieza de paño al hombro; y cuando le preguntaban, ¿por qué no se vestía, ya que tenía paño? Respondía: Que esperaba a ver en qué paraban las modas, porque no quería malograr el paño en un vestido que dentro de poco tiempo, por venir nueva moda, no le sirviese. Leí este chiste en un libro italiano, impreso cien años ha”.Teatro crítico universal
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El café de Ocata
Esta es la prueba indeleble de mi conexión con el
SISTEMA venezolano: Con Lourdes Sánchez (Jefe de División del Sistema Nacional de Coros), Eudardo Méndez (director ejecutivo de la Fundación Simón Bolivar) y el maestro Gustavo Dudamel (la foto está tomada en su camerino).
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El café de Ocata
Esta mañana he ido al Teatre Lliure, a visitar la "Biblioteca de cuerdas y nudos", una instalación de un profundo sentido pedagógico.
José Antonio Portillo es un tipo fenomenal. Si os dais una vuelta por ella -está hasta el día 15- saludadlo de mi parte y paraos un rato a hablar con él, porque aún mas interesante que la instalación es su reflexión sobre los objetos, su invitación a la demora, a la mirada lenta, a liberar del anonimato el sentido latente en las cosas. O, mejor dicho: él es la pieza fundamental d ella instalación.
Lo que nos muestra es una invitación a hacer del caos un cosmos y del objeto abandonado una insinuación de sentido, un inicio de un relato riguroso.
Las opiniones que más sensatas nos parecen suelen ser as que coinciden con las nuestras. Pero si las opiniones de José Antonio me parecen sensatas, es porque las mías coinciden con las suyas.
No es frecuente encontrarse con instalaciones como esta. Los organizadores de escuelas de verano y de seminarios pedagógicos deberían tener a José Antonio en los primeros lugares de su agenda.
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El café de Ocata
He publicado un artículo en un diario electrónico de Yucatán (México) con la intención de contactar con personas que hubieran conocido a Carmen Brufau, porque cuando los papeles ya no dicen nada, hay que recurrir a la memoria viva, con la esperanza de encontrar a alguien que quiera contarte alguna cosa. Y así ha sido. He recibido datos muy valiosos que me permiten ir reconstruyendo poco a poco la vida de esta mujer.
El artículo es este:
“Mi memoria es propiedad del Estado”, me dijo el exespía soviético en Moscú e inmediatamente comprendí que nunca se deja de ser espía. Había invertido muchos esfuerzos en dar con este hombre, un anciano de 92 años, y lo que estaba descubriendo era que nunca estaría completamente seguro de cuánta verdad habría en la historia que intentaba escribir sobre una mujer bella, inteligente y enigmática: Carmen Brufau Civit.
Carmen Brufau nació el 7 de octubre de 1915 en Agramunt, un pueblecito de Cataluña. Creció convencida de que sería una maestra rural, hasta que la guerra civil española se interpuso traumáticamente en su biografía. Cuando en enero de 1939 abandonó España, siguiendo la riada del exilio republicano, dejaba tras de sí la tumba de dos hermanos caídos en combate. Era una ferviente comunista que en Barcelona, siguiendo las huellas de su amiga Caridad Mercader, se había integrado en el NKVD, el espionaje soviético.
Al llegar a la Unión Soviética, se casó con un brigadista internacional austriaco, Kurt Seifer, al que había conocido en Barcelona. Tuvieron un hijo, que murió de meningitis en Taschkent, cuando aún no había cumplido un año de vida. Carmen había buscado refugio en esta ciudad cuando los alemanes se acercaron a Moscú. Poco después recibió la noticia de que su marido había fallecido en el frente. A finales de 1942, se fue a vivir a Moscú, donde Caridad Mercader la acogió en su apartamento.
En 1945, abandonó Moscú en dirección a Nueva York, donde desembarcó el 18 de octubre de 1945. Llevaba solamente un documento de identidad que le había proporcionado Narciso Bassols y que le permitió llegar hasta Laredo. Resolvió las dificultades para entrar en México con una llamada telefónica a María Elena Vázquez Gómez, que trabajaba en el Ministerio de Asuntos Exteriores y con la que vivió en la ciudad de México. Carmen trabajó (admito que este verbo puede entenderse de muy diversas maneras) para la Agencia Noticiero Latino Americano (ANLA). En 1947 adquirió la nacionalidad mexicana.
En 1950 la encontramos viviendo con Alicia San Miguel Díaz y “trabajando” como secretaria privada de Rogerio de la Selva, que era, a su vez, el Secretario privado del Presidente Miguel Alemán. Un informante norteamericano me asegura que tenía acceso a los tratados secretos del gobierno mexicano.
Pasaba el verano en una casa que daba a la bahía de Acapulco, propiedad de la madre de Carlos Lazo. Algunas fuentes me informan que en algún momento de los años cincuenta estuvo trabajando también en una casa de modas, llamada Dobrí, que se encontraba en el D.F, en la esquina de Niza y el Paseo de la Reforma.
No hay duda de que seguía “trabajando” para los soviéticos. En Suiza encontré un amplio expediente sobre ella en el que, entre otras cosas se dice que los servicios secretos británicos y norteamericanos seguían sus pasos. Fue detenida por la policía helvética acusada de actividades de espionaje, en agosto de 1955 y devuelta inmediatamente a México. Durante su estancia en Suiza escribió varias cartas a México, dirigidas –según las referencias de la policía- a Josefina Merino, Maria Arreago Cruz, Lur del Albo R. de Noguera, Antonio Noguera Resinos, Lucero Noguera Resinos, Guadalupe Noguera Resinos.
Al volver a México, encuentra trabajo en la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas como secretaria de Luis Bracamontes, el subsecretario del Ministerio.
A partir de este momento pierdo la pista de Carmen. Sólo sé que a mediados de los 60, sus familiares recibieron una carta suya que incluía una foto tomada en el municipio de Fortín de las Flores. A finales de los 60 está residiendo en Yucatán.
Carmen Brufau murió el 21 de mayo de 1969, con 54 años, en el Hospital de la Cruz Roja, en Mérida. El médico que firmó su certificado de defunción fue Álvaro Hernando Puga Navarrete. Junto a ella estaba doña Rosita Heredia, viuda de Iturralde, presidenta del patronato de la Cruz Roja, que autorizó que fuera enterrada en su mausoleo familiar. Poco después la familia de Carmen Brufau recibió una carta firmada por esta caritativa señora, en la que entre otras cosas se lee lo siguiente: “Fue en abril del año 1966 cuando yo entré a formar parte del Comité de Cruz Roja y a fines de ese mismo año fue contratada su tía como administradora de la misma y ahí nació mi amistad con ella. Así pues trabajó en Cruz Roja poco más de 2 años y ahí mismo fue atendida las dos semanas anteriores a su deceso. Su enfermedad en los pulmones comenzó a manifestarse 6 meses antes. Tenía dolores y se ahogaba. El Jefe Médico de Cruz Roja, Dr. Puga, la atendió, y todos le dimos cariño, a más de lo material, que gracias a Dios, nada le faltó. Vivió en modesta casa a dos calles de ésta que habito, con una criada. Su mobiliario consistió, por lo que yo pude ver, en una mesa y dos sillas; en su cuarto un box-spring, una cómoda, y algunos libros colocados sobre tablas sostenidas por ladrillos de construcción; en un rincón, cuadros sin marcos. En la cocina, estufa de dos quemadores y los trastos indispensables. En su enfermedad las vecinas se turnaban para atenderla día y noche, que N.S. nunca desacompaña y por eso optamos por llevarla a Cruz Roja donde sería más eficaz y fácil atenderla, ya que las enfermeras también la querían. Estuvo ahí 10 ó 12 días y murió. Se la enterró en una de las 4 tumbas de mausoleo de mi familia, única ocupada, con lo que espero pase mucho tiempo antes que sea necesario sacar sus restos”. Un poco más adelante la firmante añade lo siguiente: “Nunca me dijo por qué vino a Yucatán, pero supe que antes de entrar a Cruz Roja, fue administradora del Hotel Chichen, situado en la zona arqueológica de Chichen Itzá, mundialmente conocido. Esto es todo lo que supe de ella y siempre a través de ella misma. Traté de inducirla a comunicarse con su familia, me oía, sonreía, pero está claro que tuvo razones para no hacerlo, tal vez por orgullo. Yo la recuerdo con cariño; era inteligente, culta y encantadora, con su tez blanquísima y sus ojos como zafiros. ¡Descanse en paz!”
Marcos Álvarez Lara, gerente de la sucursal de Mérida del Banco Mexicano S. A., comunicó a la familia de Carmen Brufau lo siguiente: “En lo que respecta a la investigación de las propiedades que pudiera haber tenido a su nombre esta persona, le informo que, en la revisión al Registro Público de la Propiedad del Estado, no aparece nada a su nombre (…). Esta señorita Brufau colaboraba con don Fernando Barbachano Gómez Rul en uno de sus hoteles y tenía mucha amistad con esa familia. Después fue administradora de la Cruz Roja en Mérida”.
El exespía soviético con el que me encontré en Moscú me aseguró que Carmen era “una mujer de extraordinarias capacidades humanas. Era manitas. Sabia arreglar las cosas domésticas. Era buena cocinera. Hacía cajitas de madera muy artísticas para guardar las cosas de bisutería. Practicaba la fotografía y era muy buena fotógrafa. Tenía el carácter suave, humanitario y altruista. Carmen Brufau era la mujer ideal”.
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El café de Ocata
Querida -es un decir- anónima:
Me ha mandado usted un largo y reiterativo correo electrónico -por cierto, ¿de dónde ha sacado mi dirección?- para demostrarme que es una persona tan sensible y emocionalmente sagaz que es capaz de ver en mi a un adulto que arrastra el lastre de un niño al que no le dejaron llorar y para recalcarme, por activa, por pasiva y por perifrástica, que la educación emocional es más necesaria para los hombres que para las mujeres porque las mujeres saben llorar y los hombres no.
Ya veo que no le han gustado algunas cosas que he dicho sobre la incontinencia emocional. Pero tampoco tenemos que esperar, si somos emocionalmente adultos, que nos guste todo lo que oimos, ¿no le parece a usted?
Casi casi me hace usted sonreir cuando me cuenta que en sus talleres psicoemocionales enseña a los hombres a llorar. Me he reprimido porque el tema es grave. Si hemos pasado de la risoterapia a la lloroterapia, en este cambio debe esconderse algún enigma epocal que espera a un sabio hermeneuta que desentrañe su significado. No soy yo. Yo soy tan limitado, que a mi, todo esto que usted intenta defender con más vehemencia que argumentos, me parece cursi. Ya sé que usted es sincera e incluso transparente. Precisamente por eso me parece usted perfectamente cursi.
Por otra parte, encuentro en usted un vocabulario emocional muy limitado. Mi experiencia me dice que las personas cultas (que no tienen por qué coincidir con las personas con estudios, como intuyo que es su caso) saben poner nombre a sus emociones, mientras que las personas cursis saben tener emociones que estén a la altura de ciertos lugares comunes y lo hacen con total sinceridad.
En fin, acepto que usted es feliz llorando, pero permítame a mi llorar solamente cuando me siento muy desgraciado, por ejemplo, en algunos entierros. ¡Qué le vamos a hacer! ¡Ya soy demasiado viejo para cambiar y ponerme a llorar por cualquier cosa para estar a la altura de mi potencial inteligencia emocional!
He dicho
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16:08
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El café de Ocata
La autoridad de los padres permite a los hijos tener aliados fuertes contra los monstruos de debajo de la cama.
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16:06
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El café de Ocata
Hay algo más consistente que las afinidades electivas: las afinidades fatales. Hay algo fatal que me une a Javier Sánchez Menéndez, poeta, sevillano, amigo: ninguno de los dos está dispuesto a crecer si para ello hay que pagar el precio de dejar completamente de ser niño: Así que no sabemos como posar de adultos cuando la vida nos impone posar de adultos. Somos adultos deficientes. En realidad nuestro modo de ser es la deficiencia.
Cada vez que me llega un libro de Javier es fiesta mayor en Ocata.
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El café de Ocata
Monkey with Gun, New York City, 1992. Albert Watson.
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El café de Ocata
En un informe psiquiátrico sobre Ramón Mercader, leo lo siguiente: "el criminal es un neurótico valiente". Dando por supuesto que neuróticos lo somos todos -aunque en diferente grado-, la conclusión es más bien inquietante.
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14:03
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El café de Ocata
"El Führerstaat posee una legitimidad democrática y plebiscitaria. Es mi deber representarlo como abogado"
"Hitler ha creado un Estado del bienestar con legitimidad plebiscitaria"
"Soy un aventurero intelectual, un jugador irónico. El tedio de la vida sólo es soportable si uno la eleva a la condición de juego"
"Sólo un Estado fascista puede asegurar la primacía de la política sobre la economía"
"Hindenburg se ha desmoronado, necesitamos otro mito"
"En política, la inhibición moral sólo tiene efectos perniciosos"
"Soy el más grande! Todo el mundo debiera reconocerlo"
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11:19
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El café de Ocata
... murió el único autor imprescindible si queremos entender algo de emociones, porque nadie como él conoció los rincones del alma humana.
Sólo leyendo a este hombre se aprende a ser humilde respecto a nuestra competencia como educadores emocionales.
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El café de Ocata
El viernes pasado me llamó por teléfono una joven que trabaja en un famoso programa de televisión, "porque queremos hacer algo, un programa, contra la invasión de la economía en la educación". - No sé si entiendo lo que quieres decir -le digo.- ¿A usted le parece bien que se hable de economía en las escuelas? - Es una barbaridad -le contesto-, ¿para qué demonios necesitamos saber lo que es una hipoteca, un préstamo, un bono basura, la deuda...? ¿De qué le hubiera servido a nadie saber qué demonio son las las preferentes?Se produce un silencio al otro lado del teléfono. Unos segundos después, mi interlocutora me reformula la pregunta.- ¿Es que a usted le parece bien que algunos bancos elaboren programas didácticos sobre economía para las escuelas?- Me parece muy mal si son muy malos.- ¿O sea que no le importa que las empresas nos digan qué tenemos que estudiar?- Bueno... Las empresas de nuevas tecnologías lo llevan haciendo desde hace tiempo y todo el mundo está dispuesto a dejarse convencer por ellas.De nuevo unos segundos de silencio.- ¿Entonces... le parece a usted que no hay tema?- Eso no me corresponde decirlo a mí.- ¿Le importaría que le volviéramos a llamar?- Casi preferiría que no.- ¡Bueno, pues usted perdone, si le he molestado!
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El café de Ocata
... está en nuestra incapacidad para soportar su transparencia.
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El café de Ocata
Leo que Monedero les pasa a sus alumnos un cuestionario en el que entre otras cosas les pregunta lo siguiente:
- "¿Qué consideras de mayor importancia, el título, los conocimientos específicos o el crecimiento como persona?"
- "¿Qué crees que implica ese crecimiento como persona?"
Pasemos por alto lo que significa pasar un cuestionario ideológico a los alumnos, pasemos por alto el elitismo moral de Monedero, pasemos por alto que la segunda pregunta ya orienta la respuesta de la primera. Detengámonos en el cebo del "crecimiento personal".
Ya he oído varias veces la monserga de que el crecimiento personal es más importante que los conocimientos, como si los conocimientos por sí mismos fomentaran el encogimiento personal. No veo qué puede restar al crecimiento personal la capacidad de leer a Marx, Lenin, Burke, Maquiavelo, Cicerón, Platón, Alfarabi o Robespierre en su propia lengua. Pero tampoco es eso lo que me llama la atención del crecimiento personal. Lo que me deja boquiabierto es que se defienda el crecimiento personal sin señalar la dirección del mismo. ¿Es que da igual la orientación?
Encuentro en el "crecimiento personal" un tufillo antiguo, a la "concienciación" o al "compromiso" de los sesenta...
Ocurre con el crecimiento personal lo que con el pensamiento crítico o la autonomía. Si el pensamientos crítico, como todo el mundo sabe, es aquel que coincide con el nuestro y la verdadera autonomía es la que sigue nuestras leyes, el crecimiento personal verdadero es aquel que va en nuestra dirección.
Tiene razón Gomá: lo honesto cuanto se utilizan estas palabras es poner ejemplos: ¿qué modelos de persona tenemos en mente cuando hablamos de pensamiento crítico, de autonomía o de crecimiento personal?
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El café de Ocata
Me he leído "la impactante revelación" que anuncia Lecturas en la portada de su número del 4 de febrero: "Sara Montiel. Descubrimos al padre de su hija secreta". Pues bien: si el redactor es tan perezoso que da por buena, por dos veces, la tontería de que María Mercader Calicó Brunet Meleras era hermana de Ramón Mercader del Río Marina Hernández, cuando no tenía más que dedicar cuatro minutos a buscar información en Internet para hallar su verdadero parentesco, ¿qué credibilidad tiene el resto?
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El café de Ocata
Entre el pueblo y el héroe, siempre está el cantor. ¿Y si los males de la política radican en la sustitución del cantor por el cronista?
"Miedo de los judíos, miedo de mis deudas", escribe Schmitt en abril de 1929. Judío es aquel que nos exige saldar nuestras deudas.
Davos, 1928. Mientras Heidegger y Cassirer discuten sobre la finitud humana, Carl Schmitt realiza su finitud flirteando con una bailarina.
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El café de Ocata
Mito 1: A la gente -y especialmente al niño- le gusta aprender.Pues depende... hay mucha variedad de seres humanos. Pero todo parece indicar que lo que en realidad nos gusta a la mayoría -y esto es especialmente cierto en los niños- no es tanto aprender cosas nuevas como poseer respuestas tranquilizantes para nuestra vida cotidiana. ¿Qué sería de la democracia si nos gustase analizar críticamente todos los programas electorales de todos los partidos?
Mito 2: Lo que no se comprende ahora de manera significativa, no se comprende después.El aprendizaje cotidiano, el de la vida, no se entiende si lo imaginamos como un avance lineal hacia lo desconocido. Todos necesitamos dejar a nuestras espaldas fortalezas sin conquistar si queremos seguir avanzando. Algunas se quedan sin conquistar toda la vida, a otras las conquistamos cuando el presente y la maduración personal nos han entregado las llaves de sus puertas. Tenemos posiciones avanzadas -las hipótesis- y cuarteles de invierno -las certezas- y entre unas y otras hay frecuentes escaramuzas con el enemigo -la ignorancia- que nos hacen cambiar de opinión sobre los más variados asuntos. Ni nadie sabe explicar todo lo que supuestamente sabe, ni nadie está seguro de no modificar mañana un aprendizaje que hoy le parece muy significativo. Por eso es tan importante lo que Vives llamaba el "ars nesciendi". El aprendizaje real es una mezcla extraordinariamente compleja de aprendizaje significativo (que no por significativo es necesariamente científico), mitos, prejuicios, etc. Tanto es así, que el aprendizaje real -el de la vida- no es exactamente el mejor modelo para el aprendizaje escolar. Si el niño no aprendiera una palabra nueva hasta que no se mostrara competente en el uso de la que ya cree saber, no aprendería a hablar en su vida.
Mito 3: No es importante ver todo el temario. Obviamente eso depende de cómo sea el temario y del tiempo disponible. Pero me temo que lo que se está queriendo decir con esto es que los conocimientos no son tan importantes. La respuesta es que lo que los niños pobres no aprendan en la escuela, no lo aprenderán en ningún otro sitio; mientras que los niños ricos tienen fuentes alternativas de conocimiento. No hay nada más discriminatorio y antiequitativo que la falta de exigencia escolar a los pobres.
Mito 4: El aprendizaje ha de ser divertido.En muchos casos el aprendizaje es ameno y divertido y contar con un buen profesor ayuda mucho a que sea ambas cosas. Pero disponer de capacidad de concentración, resistencia a la fatiga y un mínimo de capacidad intelectual también ayuda. No es casualidad que el conocimiento sea tan valioso y no lo sería si no fuera escaso. Hay un campo del conocimiento, que es curiosamente el más elevado, el de la teoría, en el que no es honesto adentrarse si no estamos dispuestos a hacernos daño.
Mito 5: Los exámenes no miden el conocimiento.No hay manera humana de medir objetivamente el conocimiento de una persona, pero la peor evaluación de todas es la que no se hace.
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El café de Ocata
ILa creencia de que todos los males del país se deben a la mala gestión de los políticos, es la peor herencia de nuestros políticos.
II¿Es justicia distributiva la que promete distribuir dinero ajeno?
IIINo hay filosofía sin casta filosófica
IVTengo la sensación de que el principal manual pedagógico de Cataluña es la contra de La Vanguardia.
V"Toda juventud, para desarrollar el sentido que trae al mundo, necesita entregarse a un dominador", P. L. Landsberg
VIHay pruebas irrefutables de que en política las pruebas irrefutables tienen un valor muy relativo...
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El café de Ocata
"Revolucionario destructivo con vocación genérica para el asesinato y específica para el magnicidio"
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El café de Ocata
Byung-Chul Han (en adelante, Han) es el filósofo de moda, y no pienso discutir que está muy de moda.
Tampoco discutiré una ventaja de su escritura: en un viaje de ida y vuelta a Palma de Mallorca puedes leerte dos libritos suyos y no sentirte lleno. Yo he consumido, de postre, cien páginas de
La academia platónica, de Paul Ludwig Landsberg (algún día hablaré de la importancia de Landsberg en el desarrollo del personalismo cristiano en Cataluña y de su relación juvenil con Carl Schmitt).
No, Han no es un filósofo: para ser filósofo además de capacidad analítica hay que tener capacidad poética, es decir, creadora, y don Han carece completamente de ella. Lo que nos ofrece es una más de esas ontologías del presente que los europeos vamos elaborando sin parar (hemos hecho de ellas un género literario) al menos desde la caída del muro de Berlín, a pesar de que padecen un grave problema de credibilidad: como parten de la premisa de que el presente es siempre distinto del pasado inmediato, lo único que en realidad nos ofrecen son análisis ontológicos de la coyuntura, es decir, novedades, noticia, periodismo ontológico. En el caso de Han este ejercicio es ameno porque es un intelectual sagaz y escribe bien… pero es difícil tomárselo en serio.
Los intentos de comprender el presente desde el presente inmediato son ejercicios sofísticos. Lo digo con todo el respeto hacia la sofística, pero sin admiración. Para comprender el presente desde el presente inmediato los nuevos sofistas se ven obligados a aceptar que estamos en condiciones de juzgar el pasado gracias a la luz que arroja sobre él la estricta inmediatez vivida, que en coherencia con sus postulados, está siempre en movimiento: es sólo un flash. A mi me interesan más los ejercicios opuestos: los que pretenden comprender el presente desde el pasado. Lo cual me sitúa en el campo de los conservadores.
Diría que hoy es progresista quien entiende el presente desde el futuro (hay un progresismo entusiasta y un progresismo paradójicamente tenebroso); es presentista o efemerista quien entiende el presente desde el presente, y es conservador quien entiende el presente desde el pasado. Estos últimos creemos que hay algo estable en el hombre, algunas permanencias (toda situación humana comparte como mínimo con otra situación humana cualquiera el hecho de ser una situación humana) que se manifiestan de manera diferente según aquello en lo que el hombre fija su alma naturalmente errante. Platón nos viene a decir que la educación es la articulación de nuestra errancia natural. Han nos asegura que hoy sólo hay errancia invertebrada. La diferencia entre uno y otro es que Platón nos explica por qué es necesario darle forma a la errancia, mientras que Hans se contenta con constatar la actualidad de la errancia informal. Por eso Han es incapaz –me parece- de articular una ética. Y quizás por eso, pienso, es el filósofo de moda.
Byung-Chul Han debería hacernos su auto-ontología: la ontología de Han o cómo la filosofía efemerista sólo puede explicar el presente a la manera de Han, o sea, fragmentariamente. Eso sí que sería ilustrador como ontología del presente.
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El café de Ocata
¿Una lealtad estrictamente civil a la comunidad es compatible con el Islam?
¿Y con el judaísmo? Esta pregunta se la planteaban los propios judíos en el siglo XVIII. Yo, honestamente, no tengo clara la respuesta.
Pero tampoco tengo claro si en la posmodernidad existen lealtades fuertes del algún tipo.
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23:17
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El café de Ocata
"Aquí se encuentra la diferencia más importante entre las personas y las hormigas: mientras nosotros enviamos a nuestros jóvenes a la guerra, las hormigas envías a sus viejas. No hay ninguna lección moral aquí.... a menos que estés buscando reducir los gastos de la seguridad social". E. O. Wilson.
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22:46
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El café de Ocata
Asegura Massimo Recalcati en El complejo de Telémaco que el famoso complejo de Edipo está hoy en día totalmente superado.
Posiblemente, entre los varones que me estáis leyendo haya alguno que conserve memoria de lo que era un padre a la antigua, es decir, un padre que llevaba los pantalones, decía que los niños no lloran, era el único en conducir el coche familiar, decía tacos, no pegaba un palo al agua en casa... y, además, se acostaba con vuestra madre. Frente a ese padre nos sentíamos como fortalezas sitiadas, porque su mirada nos tenía rodeados. No había nada que escapara a su supervisión. Así que, para poder crecer, era necesario matar simbólicamente aquella figura que ocupaba todo nuestro horizonte, para que así se abrieran a nuestra mirada horizontes nuevos en cuyo interior nos pudiéramos mover libremente de acuerdo con nuestras propias leyes. A partir de una determinada edad, era imprescindible crecer contra el padre.
Pero ahora ya no hay padres –dice Recalcati- y los niños no por ello dejan de padecer sus complejos. Ahora padecen el complejo de Telémaco.
Recuerden que Telémaco era el hijo de Ulises y Penélope. Mientras Ulises andaba de aventura en aventura fuera de casa, la pobre Penélope tenía que arreglárselas como buenamente podía para mantener a sus pretendientes a raya y a la hacienda familiar en orden. Los niños con complejo de Telémaco sueñan con que su madre trabaje menos, con que su padre vuelva a casa y se acueste con su madre y sólo con su madre.
La caída de la autoridad paterna, concluye Recalcati, es un fenómeno esencial de nuestra cultura contemporánea. Pero en lugar de dar lugar a un paraíso paterno-filial, ha dado paso al hartazgo de los hijos, que están cansados de relaciones horizontales con sus progenitores y demandan alguna verticalidad, una presencia en casa que les permita dormir tranquilos por la noche convencidos de que todo está bajo control.
Pero nuestro problema es que la antigua figura paternal es irrecuperable y la nueva no satisface a los hijos.
Eso es lo que habría, según Recalcati.
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11:23
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El café de Ocata
1. La sociedad de la incontinencia emocional es la sociedad del escándalo.
2. Es soberano quien posee la capacidad de escandalizar.
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7:42
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El café de Ocata
Haga usted un refrito con Howard Gardner (cuya teoría de las inteligencias múltiples no es reconocida por un sólo neurólogo de prestigio), Sir Ken Robinson (que lleva toda su vida predicando que la creatividad puede enseñarse sin que se sepa de nadie que haya aprendido a ser creativo gracias a él), Daniel Goleman (que por lo visto cree que las emociones pueden articularse y desarticularse racionalmente) y Martin Seligman (cuya teoria sobre la psicología positiva no es sino ideología de la autoayuda). El resultado será una magnífica mezcla de pseudociencia. Y con pseudociencia sólo se puede hacer pseudopedagogía. Pero con pseudopedagogía, amigos, puede un centro pasar por innovador y merecer todos los elogios de los medios de comunicación. ¿Y si es innovador para qué quiere ser otra cosa?
Una de las características de la pseudociencia es que no puede ser refutada. Lo mismo podemos decir de la pseudopedagogía, cuyo principio es el siguiente: si partes de mis convicciones, llegarás a conclusiones que están de acuerdo con ellas.
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1:10
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El café de Ocata
Lo contrario de la incontinencia emocional es el respeto.