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El café de Ocata
A las mujeres les atraen más (sexualmente) los hombres que ni barren ni friegan.
El ConfidencialVía
Barcepundit
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El café de Ocata
Yo suelo defender en público a los políticos.... Incluso he llegado a decir que cuanta más gente conozco mejor me caen los políticos. No soy tan ciego como para no sospechar que muchos de los que se escandalizan de los políticos corruptos tienen las manos manchadas de negro. Quiero, a pesar de todo lo que está cayendo, seguir hablando bien de ellos, pero demonios, ¡podrían poner algo de su parte para hacerme más fácil la tarea!
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Recuérdalo tú y recuérdalo a los otros:
El día 12 de febrero llevamos a Nietzsche al CCCB.
Más información
AQUÍ.
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El café de Ocata
Extracto de una entrevista a Kurt Vonnegut aparecida en 1977 en la revista literaria
The Paris Review:
Pregunta: What is a twerp in the strictest sense, in the original sense?
Vonnegut: It’s a person who inserts a set of false teeth between the cheeks of his ass.
P.: I see.
Vonnegut: I beg your pardon; between the cheeks of his or her ass. I’m always offending feminists that way.
P.: I don’t quite understand why someone would do that with false teeth.
Vonnegut: In order to bite the buttons off the backseats of taxicabs. That’s the only reason twerps do it. It’s all that turns them on.
P.: You went to Cornell University after Shortridge?
Vonnegut: I imagine.
P.: You imagine?
Fuente:
Biblioklept
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El café de Ocata
Bonjour,J'ai le plaisir de vous annoncer que, oui, Don Luis est bien l'aviateur que nous cherchons. J'ai consulté son acte de naissance et j'ai la confirmation qu'il est le frère de la mère de Paule Ducoloné Maintenant, c'est sûr.C'était très émouvant et excitant d'aller consulter le registre des naissances. Un vieux registre avec des vieilles pages toutes jaunies et une belle écriture à la plume. Mais pas très facile à lire.J'ai d'abord eu une déception car, à la date qui était indiquée sur la biographie que j'avais trouvée sur internet, le 14 mars 1889, il était introuvable. Et j'étais là, toute dépitée et ne comprenant pas pourquoi. Et puis je me suis dit: "ce n'est pas possible, il y a bien une explication il faut que je fouille ce registre", et j'ai tourné des pages et des pages. Je ne trouvais rien et, soudain, alors que je commençais à désespérer, je tombe sur une annotation dans la marge indiquant "décédé à Audenge". Je n'avais pas encore vu de qui il s'agissait mais je savais qu'il était mort à Audenge. Ça ne pouvait etre que lui. Et, oui, c'était bien son nom. Restait à lire l'acte pour connaître le nom des parents. Mon coeur battait, j'avais peur que ce ne soit pas encore lui.Ouf ! C'était bien les parents qu'il me fallait pour qu'il puisse être l'oncle de Paule.L'explication est qu'il y avait une erreur sur la biographie, il est né le 14 Mai et non le 14 Mars.J'ai photographié l'acte, et voilà!Sur internet, j'avais trouvé sa biographie avec beaucoup de détail sur sa vie.Je ne sais pas si vous l'avez trouvée vous aussi.Je vous apporte tout ça à Barcelone. Je pense que je pourrai venir ver la fin de la semaine, je vous confirme quand je serai là.A très bientôt.Sylvie
Es decir, que ya sabemos con toda seguridad el nombre del amante aviador de Caridad Mercader. La historia no nos lo agracerá nunca lo suficiente. Lo contaré todo el domingo próximo en un artículo en el ARA.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
11.30 de la mañana. Estación de Sant Adrià de Besós. Llego corriendo al primer vagón y entro de un salto al interior, donde me acoge un griterío ensordecedor. Un guardia jurado en medio del pasillo no sabe muy bien qué hacer. Otro está intentando calmar a una señora mayor. No hay manera. Mi primera impresión es que los pasajeros de la parte delantera del vagón están peleando. Pronto me doy cuenta de que todos parecen estar de acuerdo, pero que compiten a ver quién manifiesta su acuerdo con más entusiasmo. Hay varios vivas a Franco. La señora que habla con el policía está realmente muy enfadada porque "Arturo Mas les paga las hipotecas a los moros". "¡Con lo que les costó a los Reyes Católicos echarlos de España!", grita otra. "¡Estamos en la decadencia de España! ¡No se puede ni ver la televisión! ¡Esto es una cueva de ladrones!". "Crideu en català, collons!", ordena una voz masculina. "Té tota la raó", dice la señora que habla con el policía, "Arturo Mas és el culpable!". "¿Y los chinesos? ¿Qué me decís de los chinesos?", pregunta otra mujer. Todo lo que ocurre es tan absurdo que me pregunto si es real. "¡Un Franco es lo que nos hace falta!" Finalmente el tren arranca y los pasajeros parecen calmarse un poco con el movimiento. Pero de pronto un joven de unos treinta años, que lleva un par de libros en la mano, grita que el trabajo tiene que ser para los españoles, y vuelve de nuevo el griterío. En Badalona han bajado algunos de los amotinados, otros en Montgat, y en Ocata, la mujer que hablaba con el policía. Y, tras ella, yo.
En definitiva: Hay otra realidad, y viaja en el tren de cercanías a media mañana.
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20:51
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El café de Ocata
Fackenheim propuso una adición legal a la Torá, la siguiente: "Todo judío tiene la obligación de creer en YHVH para negarle a Hitler un triunfo póstumo".
Por una razón semejante habría que agregar un nuevo artículo a nuestras constituciones: todo ciudadano libre tiene hoy la obligación moral de ser judío.
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11:30
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El café de Ocata
Carta de Carlos Marx a Abraham Lincoln (noviembre de 1864): "Muy señor mío: Saludamos al pueblo americano con motivo de su reelección. Desde el comienzo de la titánica batalla en América, los obreros de Europa han sentido instintivamente que los destinos de su clase estaban ligados a la bandera estrellada”.
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11:22
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El café de Ocata
... o el filósofo como naturalista cabal.
Un filósofo. Tintoretto.
Por algún sitio dice Spinoza que no hay diferencia entre la lectura de un buen libro y la lectura de la naturaleza.
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12:27
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El café de Ocata
Poco antes de su muerte.
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23:50
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El café de Ocata
... y dos hijos.
Por cierto, el hombre por el que abandonó a su marido no es el que
sugería hace unos días. Ahora ya tengo su nombre, apellidos, profesión y aventuras. Se trata de un señor maduro, muy elegante, que fue uno de los pioneros de la aviación europea. Lo hemos descubierto conjuntamente los familiares de este señor y yo. Cuando me puse en contacto con ellos para comunicarles mis sospechas, no se imaginaban nada de ésto. Como ven esta historia cada vez se me vuelve más novelesca. La foto es de 1915. 10 años después, Caridad cogerá a sus cinco hijos y se irá a Francia para transformarse rápidamente en otra persona. Ésta:
Por otra fuerte he conseguido abundante información sobre la vida cotidiana de Ramón Mercader en Moscú y en Cuba.
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13:53
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El café de Ocata
¡Esa gran desconocida!
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1:25
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El café de Ocata
Si lo entiendo bien (no estoy muy seguro de ello) el Parlament de Catalunya ha votado a favor del decisionismo.
Que en el origen de todo sistema legal hay un gesto de ruptura con algo anterior, lo sabemos desde Rómulo y Remo y, si se quiere, desde Caín y Abel. Cuando alguien quiere romper, rompe y rasga. Y ya está... si tiene suficiente fuerza para imponer su voluntad. Porque optar por el decisionismo es, exactamente, optar por la legalidad de la propia voluntad.
Insisto: en el principio siempre está la voluntad. Pero no sólo ella, como muy bien sabían el Archiduque Carlos de Austria o aquellos nacionalistas que en plena guerra civil fueron sondeando a los gobiernos de París y Roma. O, sin ir más lejos, el Mas que fue a Bruselas a ver qué. Lo que está por ver, pues, es la fuerza que acompaña a la voluntad catalana.
Por otra parte el decisionismo catalán se me antoja conceptualmente problemático, porque decide romper con la legalidad española, pero no con la de la Unión Europea (que es una realidad política de la que forma parte el Estado con el que se quiere romper). Es decir, con respecto a la UE, Cataluña no quiere ser decisionista, sino que quiere que se la respete legalmente y se la admita legalmente como un miembro más, aplicándole los tratados correspondientes. De hecho, la ruptura decisionista con España sólo se haría efectiva si no hay ruptura legal con una Europa cuyos países miembros tienen, casi todos, líos con sus fronteras internas.
El decisionismo asimétrico, pues.
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El café de Ocata
Creo que estoy en condiciones de confirmar -con suficiente evidencia empírica- que la palabra "coaching" ejerce una perturbadora influencia sobre mi capacidad atencional. Nada más oirla, deja de interesarme todo lo que viene a continuación.
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12:12
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El café de Ocata
... de inmiscuirse en nuestros proyectos
Vía
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18:51
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El café de Ocata
Il n'est pas vrai – pas même en temps de crise – que seul ce qui est source de profit soit utile. Il existe dans les démocraties marchandes des savoirs réputés « inutiles » qui se révèlent en réalité d’une extraordinaire utilité. Dans cet ardent pamphlet, Nuccio Ordine attire notre attention sur l’utilité de l’inutile et sur l’inutilité de l’utile. À travers les réflexions de grands philosophes (Platon, Aristote, Tchouang-tseu, Pic de la Mirandole, Montaigne, Bruno, Kant, Tocqueville, Newman, Heidegger) et de grands écrivains (Ovide, Dante, Pétrarque, Boccace, L’Arioste, Cervantès, Lessing, Dickens, Okatura Kakuzô, García Márquez, Ionesco, Calvino), Nuccio Ordine montre comment l’obsession de posséder et le culte de l’utilité finissent par dessécher l’esprit, en mettant en péril les écoles et les universités, l’art et la créativité, ainsi que certaines valeurs fondamentales telle que la
dignitas hominis, l’amour et la vérité. Dans son remarquable essai traduit pour la première fois en français, Abraham Flexner souligne que les sciences, elles aussi, nous enseignent l’utilité de l’inutile. Ainsi, s’il élimine la gratuité et l’inutile, s’il supprime les luxes jugés superflus, l’
homo sapiens aura bien du mal à rendre l’humanité plus humaine.
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18:43
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El café de Ocata
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El café de Ocata
amici te salutam.
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11:03
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El café de Ocata
Vicenzo Foppa,
El joven Cicerón leyendoInsisto en mis conferencias a los padres en que ante el indudable aumento de la hipermotilidad infantil tenemos dos opciones a nuestra disposición: la farmacéutica y la tradicional. Respecto a la primera, es bien sabido que el número de niños medicados para que estén tranquilos en clase y presten atención va en aumento y parece, además, que la química tiene más éxito con ellos que los desvelos de los profesores. Respecto a la segunda, sólamente diré que la lectura lenta ha sido el procedimiento tradicional que hemos venido empleando con éxito para educar la atención profunda. El problema es que la literatura llamada infantil ya no se propone educar la atención, sino entretener. Intenten buscar ustedes, por ejemplo, una descripción de media página en un libro de literatura infantil, ¡a ver si dan con ella! Por eso, con una lógica aplastante, los niños españoles, que leen bastante, en cuanto llegan a la adolescencia abandonan la literatura por otras formas de entretenimiento más dinámicas. La acción es para ellos el mensaje.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Giovanni Francesco Maria Mazzola (Parmigianino),
Retrato de un hombre leyendo un libro.
En esa mirada perdida más allá de ese libro que sujeta con firmeza con sus manos, está la prueba de la profundidad de su lectura. La lectura lenta nos empuja con frecuencia fuera del texto para rumiar lo leído. Y es entonces, cuando nos hemos alejado del texto explícito, cuando con más fuerza sujetamos el libro, para que no se nos escape de las manos. Aquí lo de menos es si el mayordomo ha sido o no el asesino, sino esa remisión constante a lo ya leído, ese continuo ejercicio de levantar puentes, esa necesidad de mantener la unidad de lo leído a medida que se va haciendo y, por lo tanto, a medida que se va rehaciendo. Esa inquietante sospecha de que algo sumamente importante para la comprensión del texto nos está pasando desapercibido.
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El café de Ocata
Lo educativamente importante ya no es inculcar un saber, sino enseñarle al alumno un saber-hacer. La teoría, la especulación, la curiosidad pura, aquel afán prometeico del saber por el saber “que es el que al hombre lo ilustra / más que otro alguno”, en palabras de Calderón… todo esto ha perdido valor pedagógico a medida que la pedagogía se nos ha ido haciendo antiintelectualista. Me temo que buena parte de las matemáticas –por poner sólo un ejemplo- no superarían el filtro de la competencia.
Al centralizar la acción en el saber práctico, se ha potenciado también una organización de la actividad escolar de manera transversal y multidisciplinar. Los pomposamente llamados “ejes competenciales” están desplazando a las venerables asignaturas o disciplinas, cuyo nombre, por cierto, designaba a la vez lo que ha de ser aprendido y lo que permite aprender. Pero no debemos hacer mucho caso a los docentes excéntricos que consideran pedagógicamente más valioso un curso de lavandería (por considerarlo tremendamente interdisciplinar) que de zoología. Nos pueden alegar -ya lo han hecho- que la zoología sólo trata de cosas naturales, mientras la lavandería tiene que ver con hechos y relaciones sociales. Pero los alumnos que estudian zoología, a la vez que van adquiriendo competencias para el trato con los diferentes seres vivos, están aprendiendo los principios de una ciencia y van conquistando las virtudes intelectuales a las que Aristóteles daba el nombre de virtudes dianoéticas, virtudes que solo se pueden alcanzar mediante el contacto directo con la ciencia.
Hay un cierto papanatismo en este giro competencial, porque cuando el conocimiento, sin adjetivos, era lo relevante en la escuela, los buenos maestros nunca se olvidaron de las competencias, pero las trabajaban sin necesidad de poner de manifiesto ninguna reticencia contra la teoría.
El Secretario de Educación del gobierno conservador británico, Michael Grove, criticó repetidamente la expansión de los estudios "blandos" (soft), menos académicos y rigurosos que las materias tradicionales que, a su juicio, fue fomentado por los laboristas. Según Grove, los laboristas han traicionado toda una generación al permitir que miles de alumnos eligieran materias de estudio de un interés muy relativo y de una exigencia mínima. Esta crítica no pasaría de ser un rifirrafe entre políticos si las palabras de Grove no hubieran coincidido en el tiempo con la revelación de que las principales universidades británicas (Oxford, Cambridge y otras 18 universidades relevantes) prefieren los alumnos que han centrado su escolarización en las materias tradicionales. Si un aspirante a estas universidades no justifica un buen nivel de conocimientos en al menos dos materias académicas tradicionales, como las matemáticas, inglés, geografía, historia, ciencias y/o una lengua clásica o moderna, es mejor que vaya a llamar a otra puerta.
David McClelland es considerado el impulsor del movimiento competencial gracias a su artículo Testing for competence rather than for intelligence, de 1973, en el que puso de manifiesto de manera muy convincente los límites de los tests tradicionales de evaluación de la inteligencia, que eran entonces de uso común en las aulas, pero que mostraban una capacidad predictiva tan reducida que era imposible hacerse, a partir de ellas, una idea concreta de la evolución de un alumno y su futuro profesional. Los tests de aptitudes parecían mostrar mucha más capacidad predictiva. De este modo dio forma a un concepto de inteligencia como la excelencia en la resolución de determinadas funciones profesionales que ganó inmediatamente la atención de los psicólogos. Para que este proyecto tuviera éxito era imprescindible, en primer lugar, identificar nítidamente las virtudes propias de cada puesto de trabajo o, dicho en el vocabulario de McClelland, las competencias específicas. Pero McClelland se dio cuenta pronto de que -como ya había visto Aristóteles- las competencias no se pueden definir a priori. Hay que verlas en funcionamiento. Del mismo modo que el buen pianista sólo es reconocible interpretando música de manera virtuosa, la competencia de, por ejemplo, un director general, debe buscarse en la práctica de los mejores directores generales. La conclusión es, entonces, clara: el niño es competente en potencia y por lo tanto, no sabemos si es competente.
En su origen, las competencias fueron concebidas como puntos de contacto y articulación entre el mundo educativo y el laboral. En este sentido, por ejemplo, el Departamento de Educación y Trabajo de los Estados Unidos creó la Secretary's Commission on Achieving Necessary Skills (SCANS) para definir las competencias y capacidades que los trabajadores debían poseer para encontrar trabajo en el mundo actual. Los resultados se publicaron en un estudio titulado What Work Requires of Schools: A SCANS Report for America 2000, que contenía un listado muy complejo de competencias profesionales.
Si nos tomamos en serio las competencias y no nos hacemos trampas a nosotros mismos, tenemos que aceptar que cuanta más relevancia les otorguemos, más importancia adquirirán los modelos de referencia (las personas competentes) y, en consecuencia, más nítidamente se nos pondrá de manifiesto lo que Sennett llama el “fantasma de la inutilidad”, es decir, el incompetente. Pero a la escuela posmoderna le gustaría no tener que pensar en perdedores, que todos los alumnos fueran ganadores, para poder mantener así intactas sus buenas y edulcoradas intenciones. Si eso es lo que pretende, no debería tomar el camino de las competencias.
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El café de Ocata
Hasta ahora, por lo visto, nuestros alumnos eran incompetentes. Ahora los profesores trabajarán competencias y dentro de cuatro días ya serán competentes. ¿Se trata de ésto, verdad?
No estoy seguro...
En realidad no hay competencias, sino personas competentes, que son los referentes de quienes quieren incrementar sus destrezas. Pero nosotros queremos hacer a todos competentes enseñando competencias. Pobre Aristóteles, ¡si levantara la cabeza!
Cuando yo estudiaba magisterio, allá por los años setenta, me enseñaron la taxonomía de Bloom, que no es otra cosa que un despliegue de las dimensiones del saber. Saber una cosa, decía Bloom, es en primer lugar tener conocimientos sobre ella y, además, comprender esos conocimientos, estar en condiciones de aplicarlos, analizarlos y sintetizarlos y, por último, ser capaz de autoevaluar lo que sabemos. Ahora nos dicen que saber es saber aplicar, y punto, y a esta reducción tan notable del campo del conocimiento la llaman progreso pedagógico.
Una profesora intentaba hoy mismo en un diario digital explicar qué es una competencia. Según ella, saber comentar un texto no es saber la fecha en que fue escrito. Yo he pensado inmediatamente que si no sabemos cuándo fue escrito, no sabemos comentarlo. En un segundo ejemplo decía: "es más importante saber utilizar una norma ortográfica que saberla de memoria". Según este criterio, somos competentes cuando sabemos usar algo sin saber por qué, tal como -dicen- les ocurre a los poetas arrebatados por las musas. Claro que nunca se ha oído hablar de una musa de la ortografía y mucho me temo que, de existir, sería preciso ponerle un bozal. Por último esta profesora recurría al argumento (algún nombre hemos de darle) más de moda: "En el mundo que se acerca es mucho más importante saber buscar la información que tenerla almacenada en el cerebro, porque la información que ayer era válida mañana habrá sido actualizada y ya no servirá de nada (¿de qué me sirve hoy a mí saberme las capitales de Europa?)". Aquí ya me doy por vencido. Si lo que es valioso es buscar información sin conocimientos previos que nos permitan evaluar la relevancia de lo que encontramos y si saber las capitales de Europa es un lujo inútil, me rindo. Los pedagogistas han ganado. Pero me paso a la resistencia. ¿Alguien se apunta?
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El café de Ocata
Les confieso que cada vez que oigo al señor portavoz del gobierno catalán, me domina la sospecha de si a los catalanes hay que tomarlos políticamente en serio. "Mira Luri -me dijo una vez un alto cargo del actual gobierno catalán en una situación que no olvidaré fácilmente-, cuente usted los países que se han independizado desde que Cataluña quiere ser independiente, y nos entenderá un poco". En ello estoy. Dice Nietzsche que hay que amar a la vida como a una mujer de la que no nos podemos fiar mucho. Eso es lo mío con Cataluña, que no puedo vivir con ella ni sin ella. Un sin vivir, oigan, porque cuando menos lo espero, enciendo la tele y me salta al cuarto de estar la liebre del día del señor portavoz, poiéndome todo perdido de sosechas.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Casi, casi estoy en condiciones de confirmarles a ustedes que este robusto señor de la foto, que bien daría para un Tarzán, fue el hombre por el que Caridad Mercader abandonó a su marido, su vida burguesa, a sus amigas del círculo ecuestre, a sus vacaciones en Santander con la aristocracia hispana, a los baños de mar en aquellas atmósferas soroyescas, etc. En cuanto tenga la confirmación, les diré su nombre. Caridad hizo lo que cantó Kavafis: "Me levanté y me fui / hacia placeres que estaban / tanto en la realidad como en mi ser / y bebí un vino fuerte / como sólo los audaces beben el placer".
Claro que al poco tiempo él se casaba, de un día para otro, con una mujer mucho más joven y virginal, dejando a Caridad a las puertas de la muerte, a causa de un intento de suicidio de la que la salvaron sus hijos. El despecho, ya se sabe, que es tan malo...
Les añado una anécdota. Él pasó unos meses en Barcelona y se albergaba en una pensión de postín, donde cada noche tenía en vela al resto de los pensionistas con su atletismo amoroso. Así una y otra noche hasta que los pensionistas descubrieron que la amante jadeante ocupaba una de las habitaciones de la pensión. Unánimemente presentaron una queja a la dirección del establecimiento para que fuera fulminantemente despedida, porque ellos no estaban dispuestos a vivir bajo el mismo techo que una perdida. Él, sin embargo, incluso vio aumentado su nivel de admiración colectiva, ya que por lo visto la señora estaba muy, pero que de muy buen ver.
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El café de Ocata
A diferencia de no pocos nietzscheanos, Nietzsche, el gran Nietzsche, sabía que era más fácil ser nihilista de tertulia que vivir de manera nihilista. Creo que incluso intuyó que cierta forma edulcorada de nihilismo podría ser muy bien recibida, como una pose estética de moda, por las gentes deseosas de estar al día, de ser personas de su tiempo. Es en lo que estamos. En esta tentación uno cae fácilmente, con frecuencia, y tan contento, resbalándose cómodamente por el sentido común. Creo que Nietzsche vería en el refugio estético moderno en el nihilismo de café un síntoma morboso, una enfermedad. Él siempre estuvo atento a esa forma tan humana de enfermedad que se pone de manifiesto en cuanto comenzamos a ponernos las cosas fáciles, buscando alivios existenciales contra el dolor de nuestra propia memoria.
La cuestión que le preocupa a Nietzsche es la de si hay alguna manera de vivir sinceramente el nihilismo que no oponga un no a la vida. Me parece que esta es, exactamente, la cuestión más candente, pero no de la actualidad, sino de cualquier tiempo.
La filosofía de Nietzsche presenta una analogía importante con los evangelios -o, al menos, creo que puede entenderse a partir de esa analogía-. Lo importante no es la muerte, sino la resurrección. La muerte es el resultado del esfuerzo destructor de Zaratustra: el paisaje desolado que queda tras el descubrimiento de la ausencia de fundamento. La resurrección es la afirmación de la vida más allá del ejercicio destructor. La resurrrección es la obra del Nietzsche constructor, del Nietzsche poeta, del Nietzsche que acepta su enfermedad como afirmación de la tristeza, de lo profundo, de la vida.
La filosofía del Nietzsche resucitado sabe que la vida es una enfermedad, un problema, una tristeza, pero, sin embargo, rehúye todo lo sombrío, porque la vida es una enfermedad, un problema, una tristeza que hay que amar, como amamos -dice él- a una mujer que nos hace dudar.
Hay que morir, pues, para regresar de los abismos, incluso de los abismos de la gran sospecha, como un renacido, con una segunda piel, un paladar más delicado y una actitud más jovial (las imágenes son de Nietzsche contra Wagner). El nihilista auténtico es el hombre que resucita como artista.
El nihilista conoce bien la oscuridad de la muerte, pero se cuida mucho de traer esa oscuridad a la superficie para ocultar con ella la luz del sol. La jovialidad del resucitado es incompatible con el mal gusto de los que a rajatabla, a cualquier precio, buscan la verdad. La probidad intelectual, "esa locura juvenil del amor a la verdad", es una fe que no puede compartir el resucitado, porque sabe que siempre hay otro velo bajo los velos de Maya, porque Maya es, exactamente, un desvelo.
El resucitado comprende la suerficie de las cosas. Es superficial, porque ha regresado a la superficie y venera, como los artistas, las formas que se despliegan bajo la luz. Por eso Nietzsche amaba solamente la música que le ayudaba a andar.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Huelguistas franceses, en 1936. Huelgas así ya no se hacen.
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El café de Ocata
La Voz, 20 de marzo de 1929
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El café de Ocata
El 19 de marzo de 1929 se vio ante la audiencia de Barcelona el recurso de nulidad del testamento ológrafo otorgado por don Francisco Mallovira, de Palagrugell. El caso mereció una enorme atención jurídica. Básicamente lo que se dirimia era si en el momento de redactar su testamento el finado estaba loco, como defendían sus descendientes, todos desheredados, o en sus trece, como defendían sus herederos, que eran su criada y una casa de beneficiencia. El testamento no hubiese motivado esta querella si el testador no hubiese dejado otra propiedad, su alma, “a los diablos”.
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El café de Ocata
Por la presente tengo el placer de comunciarles a todos ustedes que el "
Proyecto Nietzsche" se pone en marcha el 12 de febrero en el CCCB con el siguiente programa:
1. Palestrina:
Kyriede la
Misa Pappae de Palestrina.
2. Nietzsche,
Monodie a deux.
3. Robert Schumann,
Impromptu Op. 66.4. Abraham Tena Manrique,
Parafraseando a Nietzsche Op. 21.5. Robert Schumann,
Obertura Manfred Op. 115.6. Nietzsche,
Manfred Meditation.
Los protagonistas (además de Palestrina, Schumann y Nietzsche) serán:
- Al piano: Esther Tena Manrique y Abraham Tena Manrique.
- Al habla: Un servidor.
El objetivo: escuchar el rumor del superhombre. Ni más ni menos.
Resérvense la fecha, háganse el favor.
Nota: La hora está por concretar pero se la comunicaré a todos ustedes en cuanto la sepa.
PREGUNTA SUMAMENTE IMPORTANTE: ¿Debería ponerme pajarita?
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Tengo la sensación de que estoy a punto de descubrir el secreto de los secretos de la vida de Caridad Mercader: quién era el aviador francés por el que abandonó a su marido y cambió Barcelona por un pueblecito de Las Landas francesas, llevándose con ella a sus cuatro hijos, el menor de tres años.
En ese pueblecito vivían todos en una granja próxima a un bosque al que iban a coger trufas con la infalible ayuda de un cerdo. El francés le regaló a Caridad, que era una magnífica amazona, una yegua con la que jugaban los niños y a la que ella puso el nombre de Conchita.
He contactado con los descendientes de aquel amante. Y prometen ayudarme.
Parece que el aviador tuvo un accidente con su avión en un vuelo de París a Alicante y que mientras se reponía en Barcelona conoció a Caridad... y así empezó todo.
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El café de Ocata
El Alain de Botton, haciendo honor a su nombre.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
... al progresa adecuadamente. Esta es, en el fondo, al historia pedagógica de la izquierda española.
Ustedes quizás ignoren que hubo un tiempo en que la competitividad era el rasgo definidor del socialismo. El mismísimo Lenin lo dejó muy claro en un artículo publicado el 20 de enero de 1929, el primer año del primer plan quinquenal. "El socialismo -decía- no solamente no ahoga la emulación sino que, bien al contrario, crea las posibilidades para que, por primera vez, adquiera unas proporciones amplias y que, de hecho, alcance a todas las masas y atraiga a la mayoría de los trabajadores al campo de trabajo en el que puedan revelarse y desarrollar sus capacidades, descubrir su talento. El pueblo da generosamente capacidades y talentos, que es lo que el capitalismo pisotea, ahoga". O sea que el socialismo, como fiel heredero de los revolucionarios franceses, es meritocrático.
Para dejar las cosas claras, el XVI Congreso del PCUS aprobó, el 29 de abril de 1929, pedir a todos los obreros que fomentasen la emulación en las fábricas, los talleres, las minas, los ferrocarriles, las escuelas, los hopitales, etc. Stalin, haciendo suyo este proyecto, sentenció: “la emulación es el método comunista de construcción socialista”.
Hoy, como bien sabemos, todo lo que suene a emulación es para la izquierda, neoliberalismo. Los políticos de izquierda, que son los que han gestionado las leyes educativas que hemos tenido, defienden con gran orgullo una equidad en la mediocridad que habría escandalizado al mismísimo Lenin. Allá cada cual con sus proyectos políticos, evidentemente, pero no está nada mal recordar algunas cosas.
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El café de Ocata
Stanley Kubrick no las tenía todas consigo cuando en agosto de 1966, mientras estaba dándole vueltas a
2001: A Space Odyssey, le escribió esta carta al vicepresidente de su productora preguntándole si IBM, que supuestamente era la empresa diseñadora de Hall, era consciente de que a su criatura tecnológica le fallaba el chip de la cordura.
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El café de Ocata
Un año después de la sublevación militar del general Franco contra la República, entre las proclamas, las rememoraciones, las loas a la URSS, los anuncios del triunfo definitivo y los datos de la guerra -todos los caídos son grandes héroes y todos los enfrentamientos clamorosas victorias en un territorio en permanente reducción-, Treball, el órgano del PSUC, recoge anuncios de neveras, baterías de cocina, vajillas, cristalerías (Llorens. Rambla de les Flores, 30), vestidos para niños de crespón con adornos bordados sobre tul, de color rosa, azul o blanco, a elegir (Magatzems Alemanys), tratamientos para las almorranas y los nuevos títulos de la Colección Nueva Era: El sentido de la vida, Milagros curativos, Tres mensajes a la Mujer y Ensayos sobre el amor, todos costaban entre 1 y 1,50 pesetas.
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El café de Ocata
Me cuentan que el principal manual de psiquiatría del mundo, el
DSM, editado en Estados Unidos, ha dejado de considerar al narcisismo como una enfermedad, al entender que los narcisos somos una trivialidad estadística, o sea, usted y yo en nuestro estado cotidiano.
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El café de Ocata
I “Las memorias de Luis XVI se parecen a las de un montero. Leed las fechas más importantes, y os asombraréis de lo que anota. Escribe la palabra ‘
nada’ en los días en que no ha cazado, pues para él son días perdidos. '
11 de julio de 1789, nada; marcha de Necker; 12, víspera y reserva; marcha de los señores de Montmorin de Saint-Priest y de la Lucema; 13, nada; 14 de julio, nada’” (Hyppolyte Taine).
II “Por los días que precedieron a la Duma nacional, cuando todo el país se siente estremecido por las convulsiones, Nicolás II escribe: '
14 de abril. Me he paseado con camisa-blusa ligera y he reanudado los paseos en lancha. He tomado el té en la terraza. Stana ha comido y paseado con nosotros. He leído.’ ‘
14 de julio. Después de vestirme me fui en bicicleta al balneario y me bañé con deleite en el mar.’, '
15 de julio. Me he bañado dos veces. Hacía mucho calor. He comido sólo con mi mujer. La tormenta ha pasado.’” (León Trotsky).
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El café de Ocata
No hay nada en la vida comparable a la irrupción de tu nieto en casa gritando con su lengua de trapo "¡Yayo! ¡Yayo! ¡Yayo!".
Bien es cierto que el nieto utiliza al yayo de mascota y el yayo, sumamente obediente, se deja hacer mil perrerías. Ha tenido que llegar a estas alturas del camino para entender que lo de la "servidumbre voluntaria" no es nada comparado con la "servidumbre satisfecha".
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El café de Ocata
Winslow Homer: The Fog Warning (1885)
Via
Museum of Fine Arts, BostonTanto decir, tanto decir que la política era una cosa de expansión de derechos... y va y resulta que la política es lo que ha sido siempre: correlación de fuerzas. El que tiene más fuerza es el soberano y el que tiene menos fuerza obedece, por las buenas o por las malas. El forzudo lo mismo te puede imponer un cambio constitucional que una intervención. Hay países intervinientes y países intervenidos y los primeros son los que tienen el poder para decretar el estado de excepción. Nada nuevo bajo el sol. Los países pequeños sólo se pueden permitir el lujo de tener intereses económicos... cuyo dinamismo no controlan.
Mi cada vez más admirado Schmitt decía que en política el estado de excepción es equivalente al milagro en religión. La prueba de ello es que hoy estamos asistiendo en primera fila a un milagro. Es cierto que los descreídos de siempre simplemente no se creen lo que está pasando y con tal de no mirar a la naturaleza de las cosas cara a cara prefieren refugiarse en el consuelo de las teorías conspirativas, pero allá cada cual. El milagro está aquí y se pone de manifiesto en todo lo que hemos olvidado de golpe. ¿Quién se acuerda ahora de los derechos de tercera generación? ¿Quién de la cultura del ocio y del crédito fácil? ¿Nadie recuerda cuando ZP nos decía que nuestro crecimiento nos impulsaba con tal energía por el camino del progreso que en cuatro días superaríamos a Francia? Si hemos cambiado de vocabulario es porque se nos ha cambiado el mundo. Tanto, que ahora nos da miedo el futuro. No hay progresista que no esté dispuesto a firmar ahora mismo su conversión al presentismo del virgencita, virgencita, que me quede como estoy.
Me llaman la atención -relativamente, todo hay que decirlo- las caras de perplejidad de quienes no se acaban de creer que los derechos, los sacrosantos derechos, fueran tan frágiles. Pero en realidad no son frágiles los derechos. Los frágiles somos nosotros... especialmente si no tenemos fuerza para protegerlos. Por esta razón la política nos muestra su cara más genuina cuando nos sabemos empujados por fuerzas que no controlamos y que disponen de nosotros, interviniéndonos o no, según sea el caso.
La postmodernidad... ¿quién se acuerda de ella?
¿Y saben ustedes qué? ¡Pues que esto tiene pinta de que el milagro no ha hecho más que comenzar!
Por motivos que no vienen al caso estoy llevando a cabo una investigación muy interesante sobre la percepción de los niños catalanes tienen de la crisis. Sus sueños -que son los sueños que el presente les deja soñar- son los de los acosados por el azar: un refugio en el bosque. Son niños pesimistas que confiesan continuamente que el único refugio de que disponen es el de su familia. De una familia en que muchos niños han sorprendido ya a los padres llorando de miedo.
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Para los interesados en la historia que ilustra la imagen:
Ratak-monodosico
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Quiñonero,
comme d'habitude, en estado de gracia:
Sería muy fácil evitar esas críticas y complacer a quienes evocan otras alternativas económicas, políticas, sociales, otros modelos democráticos.
Bastaría con que España diese la espalda a Europa y saliese voluntariamente de la zona euro:
Se recomienda una visita al Infierno.