Nietzsche deseaba fundar una nueva Esparta, combativa, brillante intelectualmente y pertinaz, en contraposición a los presuntos valores de la democracia ateniense, donde no sólo parece democratizarse el poder y su ejercicio, sino también y sobre todo la inteligencia… aunque a fuerza de ser dividida. Las grandes personalidades sólo pueden forjarse en el seno de un Estado presidido por un gobierno fuerte y autoritario, un gobierno que defienda, ante todo, la formación y emergencia del genio.
Carlos Javier González Serrano,
Nietzsche y la política, El vuelo de la lechuza 31/05/2017
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