Siempre hay alguien dispuesto a renunciar a la libertad de expresión para no ofender a los demás sin preguntarles siquiera si se sienten ofendidos; siempre hay alguien dispuesto a poner delante de la libertad de expresión lo que algunos llaman los sentimientos y la sensibilidad de las personas, como si éstos tuvieran algún privilegio que les protegiera de la crítica. (63)
Cualquier forma de nuevo humanismo de carácter cosmopolita en el que podemos encontrarnos los ciudadanos de las más diversas culturas del mundo pasa por un principio: nadie tiene derecho a exigir que sus ideas no pasen por el cedazo de la razón crítica. (64)
Josep Ramoneda, Ensayo sobre la libertad de expresión y la paz, en Democracia y responsabilidad (Sami Naïr eds.), galaxia Gutemberg/Círculo de Lectores Barna 2008