... se trata de una antiquísima falacia, la trampa de confundir determinación y condicionamiento. Porque nadie en su sano juicio dará por bueno que una persona toma decisiones sin estar condicionada por un buen número de factores que no ha elegido nunca. Es lo que se ha dado en llamar la “lotería natural”, que consiste en las características biológicas con las que nacemos, y la “lotería social”, es decir, el entorno cultural en el que nos socializamos y vivimos. Las dos loterías caen en suerte a cada quien sin mérito ni culpa por su parte y condicionan sus actuaciones. Pero sucede que las palabras son un tesoro muy valioso y es necesario cuidarlas con esmero para saber de qué estamos hablando: estar condicionado al actuar no es lo mismo que estar determinado, de forma que no exista un ápice de libertad, sino reconocer que la libertad humana nunca es incondicionada, nunca es absoluta, sino que se mueve en un mundo de condicionamientos, algunos de los cuales posibilitan el ejercicio de la libertad y otros la obstaculizan.
Adela Cortina,
Libertad en la era digital, El País 28/02/2019
[https:]]