Escrito por Luis Roca Jusmet
El tema de la paternidad está al orden del día. Los padres estamos desorientados. Hay un declive importante de la figura paterna. El patriarcado ha muerto. Está, por lo menos en las sociedades occidentales, en vías de desaparición. Es la crónica de una muerte anunciada, quizás en todo el mundo por la globalización. El patriarcado era la base de la Autoridad en la sociedad modena. La modernidad es el capitalismo o al revés. La familia moderna es nuclear y patriarcal. la mujer no gana nada con la modernidad: se convierte en la mujer sumisa que se ocupa del marido, de los hijos y de las tareas domésticas. es el ideal burgués. la mujer obrera carga con este ideal y encima tiene que trabajar en la fábrica. Sera la lucha incansable de las mujeres la que las emancipará, no la lógica del capitalismo o de la modernidad. Cuando la figura del Padre decae lo hace la Autoridad. En todas partes : en la escuela y en el resto de las instituciones. No nos olvidemos : pedir la vuelta a la Autoridad es pedir la vuelta al Patriarcado. Confucio también lo tenía claro : la Autoridad del Padre está en la base de la Jerarquía social. Pero se equivocaron los reichianos cuando dijeron que el capitalismo no sobreviviría a la caída de la familia autoritaria y patriarcal. Ha sobrevivio y sobrevirá. No será esto el que lo haga caer.
La democracia es incompatible también con la Autoridad, por lo menos en el sentido jerárquico, que existe unas relaciones de dominio. Foucault lo entendió que no todo poder es malo, solo lo es cuando tiene esta forma de dominio. pero hay la autoridad basada en el reconocimiento, que es la que es compatible con la democracia.
Hanna Arendt, en sus reflexiones sobre la Autoridad señaló que en el siglo XX se estaban emancipando las mujeres, los obreros y los niños. Emanciparse quiere decir dejar de estar sujetos a la autoridad del Hombre-Empresario-Padre y convertirse en sujetos de derechos. En el caso de la mujer y el obrero le parecía bien. Hay que matizar que la emancipación de la mujer es total, porque nos lleva a la igualdad de derechos. La del obrero es más relativa. Es pasar de una Autoridad absoluta a una relativa, limitada por unos derechos. Es pasar de entender estas relaciones como privadas a entenderlas como públicas, por pasar a las concepciones de Mill. ¿ pero que pasa con los niños y adolescentes ? A Hanna Arendt le parecía que su emancipación era negativa : para ellos y para los padres. hay que matizar también : de una emancipación parcial ( poner un límite a la autoridad de los padres) se está pasando a una falta de autoridad. Este es el drama. Sus consecuencias en la escuela también las conocemos, aunque el tema sea complejo y merece tener en cuenta más aspectos, por supuesto.
La cuestión es que los padres sufrimos cuando no queremos restablecer el Patriarcado. Y cuando lo hacemos resultamos, en general patéticos. Sufrimos porque no sabemos lo que hacer. A veces nos movemos en la impotencia, oscilando entre el coleguismo el autoritarismo con los hijos. Figura patética si las hay, la del padre amigo que cuando quiere poner límites recurre a reacciones autoritarias.
Los psicoanalistas, por otra parte, nos recuerdan la importancia del Padre. El más lúcido de ellos después de Freud, Lacan, hablaba del Nombre del Padre. El Nombre del Padre es una función simbólica, la de la Palabra del padre que pone límites al goce del hijo. Porque el Padre es la Ley y es el Lenguaje, es la mediación simbólica que permite salir al niño del goce de la Madre. es el Otro simbólico que permite separarse del Otro pimordial. Si no ocurre, surge el psicótico.
Los padres actuales estamos angustiados por la debilidad de nuestra presencia, de nuestra palabra, de nuestra ley. Quizás somos los responsables de estos adolescentes medio autistas y medio hiperactivos.Irresponsables, hedonistas, ansiosos, enganchados a los objetos tecnológicos del consumo, impertinentes.
¿ Es la declinación de nuestro papel la que ha provocado este debacle ? Los padres nos culpabilizamos de engendrar hijos sin culpa.
A todo esto leo un breve artículo de Massimo Recalcati. Este hombre es la contradicción viva del tópico que acepta a Lacan pero no a los lacanianos. Lacan todavía, dice el tópico, pero los lacanianos son dogmáticos y sectarios, como mínimo. Unos fundamentalistas que repiten las frases y el barroco vocabulario de Lacan. Pues será que no. Por lo menos, no siempre. Recalcati es un psicoanalista lacaniano italiano. Ha escrito sobre la anorexia, la bulimia y otras adicciones de una manera muy lúcida y renovadora. Cuestionando la terapia cognitivo-conductista hegemónica. Pero no solo desde una extraordinaria capacidad de análisis extraordinaria sino desde una práctica terapéutica real. Pero no solo esto. ha desarrollado un concepto muy fecundo, que es la de clínica del vacío frente a la clínica de la falta descrita por Freud y, en parte, por Lacan. Aunque Lacan es que pone las bases para la transformación, según Recalcati. la clínica de la falta es la de las neurosis típicas. Es la falta de ser que habita al sujeto dividido por la represión. Se manifiesta a través del síntoma, expresión del deseo reprimido. la clínica del vacío surge de la desconexión del sujeto con el Otro. Es el rechazo del Otro simbólico, del ideal. Es la búsqueda del goce sin la mediación del Otro. Muy complicado, pero acertado en su intuición básica.
La cuestión es que me llega de Recalcati, via internet, un breve artículo, como decía, que es genial. Se títula "En el nombre del hijo". Nos viene a decir lo que ya hemos dicho : el Padre, tal como se había entendido, está muero. El mito de Edipo ya no sirve. Pero hay otro mito que puede ayudarnos. Es el Telécamo de Homero. Telécamo espera al padre. Mira el horizonte esperando que vuelva su padre. Que vuelva con la ley que pueda poner orden en el caos que vive. Espera un Padre glorioso y solo llega un inmigrante sin patria. Pero ya está bien. Quizás los adolescentes esperan también un Padre glorioso pero no llega nadie. Si somos este inmigrante sin patria ya instauramos un orden, una ley. Ser testimonio de una vida adulta, de alguien que se responsabiliza de su propia vida. Que tiene un proyecto, una ética. Que no se rige por el hedonismo y el narcisismo. los adolescentes son hedonistas y narcisistas. Es lo que les toca. Pero deben superarlo. ¿ que superarán si se encuentran con supuestos adultos tan hedonistas y narcisistas como ellos ? Es el testimonio de alguien que, con sus inseguridades y debilidades, es capaz de sostener una ética, una responsabilidad, es suficiente. Quizás no sea tan nuevo. En otro libro, ya clásico, recomendable para padres, otro psicoanalista, Bruno Bettelheim, decía algo muy importante. Que lo que importa no es que el padre sea autoritario ni liberal. Lo que importa es el ejemplo. Bettelheim citaba un estudio de un país nórdico. Lo que tenían en común los jóvenes delincuentes era que sus padres decían una cosa y hacían otra. No se trata de esconder las contradicciones. Se trata de no ser un impostor. No hay que volver a la culpa : hay que apostar por la responsabilidad. Los niños y los adolescentes necesitan un referencia. Pero la referencia que podemos darle es una referencia ética basada en la responsabilidad, no una referencia basada en la Ley, la obediencia y la culpa. Este Padre ha muerto. El único problema es que no ha dado lugar al sujeto autónomo que nos proponía Kant. Nietzsche lo vió más claro : "La Muerte de Dios" ( que es también la Muerte del Padre) nos conducirá al nihilismo.
Massimo Recalcati ha escrito, por lo visto, un libro en italiano sobre el tema. Esperemos que se traduzca pronto.
Esperamos, aunque no confiamos.Sabemos cuales son las leyes del mercado, me temo que nada tienen que ver con el interés.