Michel Foucault murió de SIDA el 25 de junio de 1984. En los últimos años de su vida se ocupa del
cuidado de uno mismo : Epimelesthai sautou según el griego originario. El término francés que utiliza Foucault es
souci de soi, que puede traducirse de varias maneras al español : i
nquietud de sí, preocupación de sí, cuidado de sí. Aunque normalmente se traduce por
inquietud de sí, no me parece una buena opción, ya que a lo que se refiere Foucault es a unos ejercicios y a unas prácticas, a unas tecnologías del yo. No se trata entonces de
preocuparse, ni de inquietarse
sino
de ocuparse. Los primeros textos que publica sobre el tema son los volúmenes 2 y 3 de su
Historia de la sexualidad,que se publican en 1984, poco antes de la muerte de Foucault.En el volumen III ( traducido como
La inquietud de sí) hay justamente un capítulo titulado “El cuidado de sí”. Aquí analiza
las tecnologías del yo ( a veces utiliza el término
ejercicio espiritual bajo influencia de Pierre Hadot ) en los siglos I y II. Foucault señala que aquí ya se está planteando la
transformación del sujeto por la verdad como resultado de un trabajo interior. Este trabajo tiene como condición la austeridad, entendida como un poner límites a los excesos del cuerpo. Hay una desconfianza en el placer, sobre todo el sexual, que está ligado a una valoración de la fidelidad conyugal y una pérdida por la fascinación del erotismo homosexual con los jóvenes. Hay por tanto una problematización de la
aphrodisia. Tenemos aquí las bases morales del cristianismo, no en el judaismo, que es una religión y no una moral. Pero aquí la austeridad sexual no funciona como una prohibición sino como un especie de dieta para la constitución de la subjetividad. Se trata de crear el límite interno a partir del cual el sujeto se constituye como responsable de sus actos, que se le presentan como objeto.
El cuidado de sí es lo mismo que la filosofía y tiene un carácter prioritario. Epicuro, en su “Carta a Meneceo” dice que nunca se es demasiado joven ni demasiado viejo para filosofar. Desde el estoicismo, se defenderá
el cultivo de sí como condición para la libertad ( Epicteto y Marco Aurelio) o del aprender a vivir ( Séneca). Se trata de seleccionar las ocupaciones y el tiempo necesario para para el recogimiento. Leer, escribir, conversar, recordar y reactivar los principios. Pero siempre orientado hacia una práctica social, hacia una comunicación con el otro.
Se establece una analogía entre este
cuidado de sí ( como terapia del alma) y la medicina ( como terapia del cuerpo). En ambos casos los males se desarrollan siguiendo el mismo proceso : primero hay una predisposición, después se manifiesta la perturbación ( pathos) y finalmente se interioriza. Hay que prever la pertrubación para evitarla y si esto no es posible, entonces hay que curar antes de que se cronifique el mal. Los ejercicios de abstinencia aconsejados por epicúreos y estoicos van en esta línea, aunque los con dos finalidades contrarias. Los primeros son para purificar y simplificar el placer y los segundos para eliminarlo. La mayoría de los excesos del cuerpo se originan en el alma. Es el movimiento desordenado del deseo, la presencia de imágenes, el apego al placer. Son cadenas que impiden el autodominio, que es una de las bases de la libertada interna.
Después de su muerte, en 1988, Foucault publica otro texto que se refiere al
cuidado de uno mismo : es la transcripción de seis seminarios que dio en la Universidad de Vermont ( Canadá) en otoño de 1982. Empieza afirmando que en el cristianismo las prohibiciones sexuales están relacionadas con el tema de la verdad, con el
decir la verdad sobre sí mismo. La prohibición es ya una prohibición del deseo, no solo del acto. Esto conlleva a la práctica de
la confesión y, por lo tanto, al imperativo de hablar de nuestros deseos secretos. El sujeto debe descifrarse a sí mismo. Hay todo un trabajo ascético que conlleva la verdad. Por otra parte afirma que
el cuidado de sí era uno de los principios fundamentales de la Polis y una de las reglas fundamentales para la conductas personal y social del ciudadano. Se trata de un trabajo interno que nos transforma, para permitirnos acceder a una serenidad, a un autodominio que nos permita una investigación singular del placer.
La ética del
cuidado de sí es una práctica de la libertad, la cual es incompatible con los estados de dominación, que son las relaciones de poder fijas, cerradas e inmóviles. Este interés es, en definitiva, por el arte de vivir . Conduce a Foucault a preguntarse por
las tecnologías del yo en la filosofía antigua tardía ( la época del helenismo, de Roma y en los primeros años del cristianismo). Foucault considera que las
tecnologías del yo coexisten con otras tecnologías : las de producción, las discursivas y las del poder. Foucault señala que hasta entonces había estudiado las tecnologías del poder y la dominación. En que en este momento está interesado por la historia de como el individuo actúa sobre sí mismo, sobre la interacción entre él y los demás a partir de esta relación consigo mismo. Es lo que llama la subjetivización, que es la constitución como sujeto-forma. A partir de estos trabajos Foucault ya no considera que el sujeto sea únicamente efecto de un campo de saber y de poder. El sujeto se relaciona consigo mismo y se transforma a partir de el conocimiento de sí. En Grecia este
cuidado de uno mismose relacionaba con
el conocimiento de uno mismo (
gnothi sauton). Pero la auténtica elaboración de toda esta temática la hará en el curso que da en el Collège de France el año 1982. El seminario se denomina "La hermenéutica del sujeto" . Parte de lo expuesto en el seminario anterior, la relación entre
subjetividad y verdad. Esta relación la había efectuado sobre la base de la
aphrodisia, entendida como régimen de los comportamiento y de los placeres sexuales al inicio de nuestra era ( siglo I y II). Su hipótesis es fuerte: el antecedente de nuestra concepción de la sexualidad no lo encontramos en la tradición judeocristiana sino en bases paganas ( grecorromanas). Sería en esta época que comienza la subjetividad en el sentido de considerarse a uno mismo como objeto. En el mundo griego anterior, en cambio, la ética se entendería como forma vida, no como relación con uno mismo. Sócrates es el iniciador del camino que determina que hay que conocerse a uno mismo para ocuparse de uno mismo. Esta finalidad práctica está presente en la filosofía antigua, la filosofía alejandrina y en los inicios del cristianismo. Implica una actitud con respecto a uno mismo, a los otros y al mundo. Es una manera de focalizar la atención, trasladando la mirada hacia uno mismo para una transmutación interna. Pero vayamos ahora a determinar lo que significa estos
ejercicios espirituales,entendidos a partir del
cuidado de uno mismo.El
cuidado de uno mismoaparece por primera vez, en el estudio de Foucault, en el diálogo platónico
Albicíades, muy elogiado por los neoplatónicos. Aquí
el cuidado de síestá vinculado a la acción política, por un lado, y a la erótica, por otro. Implica en todo momento el domino del cuerpo por el alma. La manera como la verdad transforma al sujeto en la filosofía antigua clásica tiene la forma de iluminación, a través del eros, del amor. Pero en la filosofía griega tardía ( helenística, romana, cristianismo primitivo) entiende el
cuidado de sícomo un trabajo que se hace a través de unas acciones y prácticas ( los
ejercicios espirituales, según la terminología de Hadot).
Durante el helenismo
el cuidado de uno mismo aparece de una manera que adquiere un sentido universal, es una llamada a cualquiera. Se sustituye el modelo pedagógico, orientado hacia los elegidos, por el modelo médico. Uno debe cuidarse, convertirse en el médico de sí mismo. Se definen prácticas como la escritura, la meditación y el examen de conciencia del final del día. Están siempre relacionadas con lo que hacemos, no con lo que pensamos o con lo que sentimos. Lo fundamental es que
el cuidado de síse convierte en el objetivo, adquiere un sentido por sí mismo. Es el momento grecorromano ( siglos I y II) , que cambiará nuevamente con cristianismo, con sus principios originariamente monásticos ( II-V). El cristianismo continuó desarrollando el interés por el principio délfico del autoconocimiento y el de las prácticas del cuidado de sí, pero transformándose en el en un intento de superar el yo. El
ocuparse de uno mismo aparece entonces como algo inmoral. Esto se mantendrá hasta el siglo XVI, donde volverá a aparecer el interés y el valor de este l ocuparse de uno mismo, ¿ Cuáles son, en concreto estas prácticas para
el cuidado de uno mismo,
tecnología del yo o
ejercicios espirituales ? En primer lugar hay que entenderlos como una
accesis(
askesis en griego) Es un entrenamiento vital y personal. Pero esta ascética es muy diferente en la antigüedad tardía, que es la que le interesa sobre todo a Foucualt, del
ideal ascético que critica Nietzsche : no hay ningún castigo ni desprecio sobre el cuerpo, como pasa con el cristianismo. Los estoicos hablan también de la
accesis como ejercicio bajo el cual el sujeto se pone a prueba en situaciones difíciles. Incluye igualmente ejercicios como la abstinencia sexual, privación física y ayuno. También ejercicios corporales para favorecer el cuerpo, su fuerza y su salud. Pero no hay, como en el cristianismo, un alejamiento del mundo terrenal, puesto que el objetivo es prepararnos mejor para vivir esta vida. Finalmente, y esto es lo más importante, esta ascètica no implica una renuncia del yo, sino una transformación de uno mismo con las relaciones con el propio yo. Uno de los más importantes es
el examen de uno mismo. Aparece incialmente con los pitagóricos, cuya finalidad es la purificación. Posteriormente tendrá para ell helenismo otro sentido, ya que su función es corregir la conducta futura y así mejorar nuestra conducta. Para las escuelas del helenismo y su continuidad en las romanas, el examen de conciencia sirve el arte de saber vivir. Vigilar las representaciones, dice Epicteto, pero no para descifrar ninguna verdad interna sino para controlar nuestras actitudes y conductas a partir de estas representaciones. El cristianismo, en cambio, le dará una orientación totalmente diferente. Se ocupará de las malas intenciones como base para el pecado : lo que hay que dominar no es la conducta, es el deseo. Aparece el
poder pastoral del director de conciencias, al que hay que contárselo todo en lla verbalización dramática de la confesión. La finalidad es el desciframiento de los pensamientos ocultos, para manifestar así la impureza interior. Explicárselo todo y obedecerle en todo : la obediencia como virtud. Vemos como aparece el examen de conciencia en el estoicismo, que es el que interesa a Foucault. Comprende
el examen vespertino, a través del cual pensamos lo que tenemos que hacer durante el día y como tenemos que hacerlo. De ello nos da un buen ejemplo Séneca. Viene luego
el examen de conciencia de final del día. Se trata no sólo de decir lo que se ha hecho, sino también de compararlo con lo que teníamos que hacer. Pero es importante entender que esta práctica no tiene ni un carácter judicial ( uno se transforma en un juez de sí mismo) ni de castigo ( de penitencia y de culpa, como en el del cristianismo). Es una manera de buscar la eficacia en el arte del autodominio, qué es básico en el arte de vivir. Hay finalmente unas técnicas para controlar las representaciones mentales: se trata del dominio mental, el dominio del pensamiento, de sus contenidos. No se trata de descubrir el yo sino de memorizar los principios a partir de los cuales hemos de modelarlo, de construirlo. “Talla tu máscara” decía Marco Aurelio.
Otro ejercicio espiritual es
la parresía. En los dos últimos seminarios Foucault le da un sentido más político, como interpelación desde el coraje de la verdad a quién tiene el poder. Pero aquí le da un sentido ético. Se refiere a la libertad de palabra, pero también entendida como veracidad. La verdad del discurso debe ser la verdad de la vida. Los epicúreos valoran mucho
la parresia como práctica comunitaria; la
parresíacomo demostración pública de los cínicos ;
la parresia como forma de relación personal para el estoicismo. Por los epicúreos la amistad es muy valorada, pero todavía tiene más importancia como arte de guíar espiritualmente a los otros diciéndoles la verdad ( en paralelo al arte de la medicina o al arte de la navegación). Para los cínicos lo más importante es la necesidad de decir la verdad a todo el mundo a través de una prédica crítica que ponga en evidencia, ante una multitud, la arbitrareidad de las convenciones. Lo hace a través de la conducta escandalosa o de un diálogo provocativo que ataca la vanidad del interlocutor. Es un tipo de ataque para liberar el interlocutor de su miedo, puesto que, cómo dice Diógenes, si alguien trae armas es que está asustado: el que no tiene miedo no necesita defenderse. En el caso del estoicismo la
parresia es una forma de luchar contra nuestro principal enemigo interno, que es el amor propio o vanidad, que es la causa de la peor d ellas ignorancias, que es el autoengaño. Lo que presenta en definitiva la
parresia es un j
uego de verdaden el que uno tiene que ser suficientemente valiente para saber la verdad sobre sí mismo y sobre el mundo.Y para decirlo. Es, por tanto, el coraje de decirse a uno mismo y decir a los otros la verdad. Hay, dice Foucault, tres puntos importantes en la
parresia en relación al
cuidado de uno mismo. El primero es que inicialmente era la guía del maestro en relación con el discípulo. Luego es el propio discípulo el que lo va interiorizando.
La parresia se va transformando cada vez más en un
deber de uno hacia sí mismo. El segundo es que el principio de esta práctica es la del conocimiento de un mismo. El tercero es que lo que está en juego no es el descubrimiento de las propias profundidades psíquicas, su secreto, sino la relación de uno mismo con una serie de principios interiorizados.
Otra práctica fundamental es
la escritura de sí. Es imprescindible un cuaderno de notas, un tipo de diario en el que plasmamos nuestras experiencias. Pero no lo hacemos a modo de un diario íntimo, práctica moderna que tendrá sus raíces en la idea del
yo íntimo, que deriva del cristianismo.. No hay nada que descifrar, no hay ningún secreto que descubrir. De lo que se trata es de construir un carácter, un
estilo de existencia. Para esto sirven las notas. Escribimos para repasar nuestras prácticas, para saber si vamos bien orientados, para corregirlas El diario se convertirá en
confesión bajo la influencia del cristianismo. La lectura es también importante. Pero es más peligrosa que la escritura, ya que puede convertirse en una actividad centrífuga más que centrípeta. La escritura concentra y la lectura puede dispersar. Para evitarlo hay que moderarla y seleccionarla. No se trata de una lectura erudita ni tampoco de una lectura evasiva, Se trata de una investigación de la verdad y de una aplicación cotidiana de esta verdad . Cada libro tiene que ser una experiencia que integramos en nuestra vida. Debe estar integrada en un proyecto. Otro ejercicio es el del
silencio. Hay todo un sentido pedagógico del silencio. Consiste en ejercitar la memoria, en interiorizar lo que nos interesa. Es muy diferente del diálogo socrático, en el que se pide al interlocutor que hable. El silencio era una práctica en el pitagorismo que recupera el estoicismo. Vienen luego
los ejercicios de meditación, el más importante de las cuales es lo
praemeditatio malorum, que es una experiencia ética e imaginativa. Se trata de
imaginar la peor situación para habituarnos a ella, para prepararnos para soportarla con dignidad en el momento en que aparece. Son un conjunto de ejercicios que parecen, de entrada, contradictorios con la manera como los antiguos entienden
los ejercicios espirituales. Porque estos dicen que no hay que pensar nunca en el futuro porque imaginarlo supone renunciar a lo real en nombre de una fantasía. Incluso para los epicureos puede ser útil pensar el pasado, pero nunca el futuro. Si recordamos momentos de placer pasados estamos actualizando algo vivido. Si imaginamos lo peor entonces estamos preparados para cualquier circunstancia. Lo que ocurra será entonces mejor de lo que habíamos imaginado. De lo que no se trata, por supuesto, es de sentir el dolor anticipadamente, sino de ser capaces de neutralizarlo cuando viene. Anulamos el futuro porque lo posible se nos presenta como necesario y aprendemos a aceptarlo. Se trata entonces de vivir según lo que tenemos o lo que tuvimos. Porque ambos son reales, ya que aunque lo importante es el presente, que es lo que está actualizado por la experiencia, también el pasado forma parte de nuestro proceso. Pero lo que imaginamos, en cambio, como futuro, es siempre irreal.
La meditación sobre lo peor conduce finalmente a la
meditación sobre la muerte, con la que damos un salto cualitativo. Porque al meditar sobre la muerte somos capaces de ver lo que somos : un cuerpo finito que se despliega como proceso, que lo hace en un tiempo que se acaba. La muerte es la conclusión de nuestra vida, la que de alguna manera le da un sentido. Lo que es importante es que cada una de estas actividades nos transforma, es una experiencia interna, un experimento con nosotros mismos. El mismo Foucault afirma que hace de cada libro un experimento. Lo que plantea Foucault, en definitiva, es que el sujeto ético libre es el que está sujeto a sí mismo y no a la disciplina social. Este sujeto está en permanente construcción y lo hace con los otros. Hay que desarrollar la propia singularidad, la que nos es más propia pero este proyecto debe ser universalizable. El sujeto que cuida de sí mismo con estas prácticas y ejercicios no tiene una identidad, puesto que esta, con su multiplicidad, es resultado de todo el proceso vital complejo y heterogéneo. La identidad le viene de la coherencia y esta le viene del estilo. La misma noción de
experiencia como elemento central nos hacer ver la alteridad, la relación con el otro. La experiencia es esta red en la que estamos implicados con los otros. Hay una atención, un interés y una preocupación por el otro. No es un ensimismamiento, no es un culto al yo ( con base en el narcisismo) sino una cultura del yo, en el sentido estoico. El sujeto es una forma, no una sustancia y esta forma se va constituyendo durante la existencia de cada cual. Ir haciendo de la vida de cada cual una obra de arte, un trabajo artesanal. Como dice el aforismo de Nietzsche aparecido a
La gaya cienciade Nietzsche “uno tendría que crear su vida dándole un estilo a través de una práctica constante y el trabajo cotidiano”.
A Foucault le interesa una verdad transformadora, que es la que le da una dimensión ética. Pero no porque sea la aplicación de un saber sino porque esta verdad es en sí transfiguradora. Transforma la mirada, la actitud y la conducta del propio sujeto. Foucault vuelve a los antiguos para aprender de ellos en este sentido, no para repetirlos. No hay en Foucault una defensa nostálgica de lo que dicen los antiguos ni tampoco busca en ellos un modelo para aplicar al presente. Foucault dice en varias ocasiones que los griegos y lo romanos no vivían de una manera ideal, que estaban llenos de prejuicios y de exclusiones. De lo que se trata es de reflexionar sobre los aspectos de su experiencia que nos permitan aprender algo que nos pueda servir hoy como una caja de herramientas para concretar un arte de vivir posible en la actualidad.Foucault describe con precisión la diferencia entre los
ejercicios espirituales que se plantean en el helenismo y los que se formulan en el cristianismo. En el helenismo transforman las relaciones con el mundo porque la verdad que se ha asimilado nos hace entenderlo de otra manera. Entender lo que pensamos, sentimos o hacemos es parte de la comprensión de este proceso global del que formamos parte. Nos ayuda a ser libres en el sentido de no esclavizarnos a nuestras pasiones. Nos permiten distanciarnos de ellas. La línea de Foucault es la de defender la libertad del sujeto ético. Es una práctica reflexiva de la libertad, que es su condición ontológica. Qué es ser libre ? Ser libre significa no ser esclavo,ni de los otros ni de uno mismo. Cuando los antiguos hablaban de esclavos no solo se referían a los que eran gobernados por los otros sino también a los que lo eran por sus pasiones. La libertad es, por lo tanto, autodominio.
El cuidado de sí es una apuesta ética que implica un conjunto de prácticas ( que definirán un estilo de vida), de tecnologías del yo y de ejercicios ascéticos. Les damos el nombre de ejercicios espirituales. Pero aquí hablamos de espiritualidad, no de espiritualismo. Foucault no deja de ser un materialista. Es en lo que Foucault llama "el momento cartesiano" cuando se rompe el vínculo entre el conocimiento de uno mismo y la transformación de uno mismo. Es decir, cuando la filosofía pierde espiritualidad, entendiendo por espiritualidad esta pérdida del efecto transfigurador del conocimiento. Descartes es la ruptura. El sujeto deja de estar transformado por la verdad. El sujeto deja de serlo de la experiencia y pasa a serlo del conocimiento. La función de la filosofía es el análisis de la verdad. La filosofía se pregunta por los criterios de verdad ( física, moral, política). Hay verdad sin conversión del sujeto. Pero esta ruptura emerge de un proceso que para Foucualt, no tiene nada que ver con la ciencia. Los gérmenes de la pérdida de la espiritualidad está en la teología. Y la teología comienza con Aristóteles. La única excepción en la Antigüedad, para Foucault, es Aristóteles. En él el saber, el conocimiento, la verdad, es diferente de la práctica. El proceso continúa con la escolástica de Tomás de Aquino. Las bases de Descartes son, entonces, paradójicamente, las de la tradición teológica, es decir laaristotélico-tomista. A partir de Descartes el conocimiento pierde espiritualidad: el acceso a la verdad requiere unas condiciones pero no son espirituales. Algunas son intrínsecas al conocimiento : no estar loco, seguir un método. Otras son extrínsecas : tener una formación, ser honrado. No tiene nada que ver con la salvación, ni en este mundo ni en el otro. El sujeto ético que se forma a sí mismo va dejando lugar a partir del siglo XVII a este sujeto epistémico que busca la verdad con un método que no le transforma. La verdad ya no afecta al ser del sujeto. Pero hay otra corriente que mantiene la espiritualidad y que se mantiene en Spinoza. De manera contradictoria seguirá existiendo en Kant, en Schopenhauer, en Schelling, en Hegel, en Husserl y en Heidegger. En Nietzsche, en cambio, se mantendrá de manera total, como espiritualidad materialista.
Esto e,s para Foucault el cuidado de sí que es el resultado de una serie de tecnologías del yo o ejercicios espirituales, pero para materialistas.