"Las traslúcidas manos del judío
Labran en la penumbra los cristales
Y la tarde que muere es miedo y frío.
Las manos y el espacio de jacinto
que palidece en el confín del Gheto
casi no existen para el hombre quieto
que está soñando un claro laberinto
No lo turba la fama, ese reflejo
De sueños en el sueño de otro espejo
Ni el temeroso amor de las doncellas
Libre de la metáfora y del mito
Labra un arduo cristal: el infinito
mapa de Aquel que es todas sus estrellas".
Las hormigas intentan resolver uno de los experimentos del Weizmann. / EHUD FONIO/ OFER FEINERMAN |
Peregrinació a l'illa de Citera by Jean-Antoine Watteau |
Chirbes fa el retrat d'un dels escenaris de la crisi immobiliària: l'aiguamoll, la fi del boom, de la gastronomia, d'un taller de fusteria en un poble valencià. Potser en algun moment els personatges parlen massa bé. I de vegades la visió profundament pessimista de l'ésser humà resulta massa hiperbòlica.Se aleja a toda prisa, pero no puede reprimir la tentación de volverse un par de veces a mirar hacia el pedazo de carne corrompida, tendones y huesos con los que el perro negro juguetea otra vez entretenido. (23)
Como el pescado, como los cuerpos, las ilusiones mueren y apestan después de muertas y emponzoñan el territorio. (53)
Te lo habrán clavado por todos los agujeros, cerda. (132)
He sido un pequeño industrial sin ambiciones, no he pretendido más desde que tuve claro que renunciaba a mis aspiraciones. (169)
Yo corrí con él, a su lado, lo seguí como un perrito, pero mis aventuras fueron puro derroche, despilfarro, creía que quemaba el tiempo pero me iba quemando yo mismo. (195)
Y me ha dicho que ahora vive solo, pero que tuvo una mujer mayor que él, que lo dejó, y un hijo, o casi un hijo, o más que un hijo, ha dicho, de los que no ha vuelto a saber nada. (229)
Tu vida laboral completa no vale lo que le cuesta a Freixenet el anuncio de fin de año. Suicidio y crimen, la venganza del pobre. (252)
Me extraña que los turistas vengan aquí y paguen por pasarse un mes junto a esos contenedores malolientes. Seguramente están acostumbrados porque sus ciudades huelen por el estilo, o aún peor, al fin y al cabo lo que se pudre es lo mismo en todas partes, las mismas marcas de las mismas cadenas de distribución. (277)
El ardor sólo sirve para achicharrar las cosas. Los propios amantes, si están de verdad enamorados, tienen prisa por acabar con ese tormento y hacen lo posible por librarse de él. (321)
Yo he sabido convivir con la amargura e impedirle que me arrebatara la salud. (351)
No es exactamente piedad lo que siento por ella: infinita piedad, sí, pero envuelta en el gratín del rencor, qué me hiciste, qué has hecho de mí. (375)
Ocupan la habitación entera, desalojan con sus cuerpos el aire, y tengo que encender la luz e incorporarme para vencer la asfixia, y para que todos ellos vuelvan a los muros de los que se han escapado. (385)
Es malísimo eso de conocer tan bien a alguien y que te asalten los celos: sabes lo que estará diciéndole a la mujer a la que se folla, los gestos que hace. las palabritas que dice y que son las que te dijo a ti al principio. (391)
¿Siguieron hasta el final componiendo ese octópodo cuya impudicia no soporto? (409)
Pero tú has dicho que me quieres, Leonor. Se rió: follando se dice cualquier cosa. (411)
Lo siento en el taburete, le quito con dificultad los pantalones del pijama, lo levanto, abro el pañal. El hedor invade el baño. (417)
Me lo he hecho yo solo, he aprendido rápido, el bobito de la familia, ya ves: veinte conguitos en un andamio y el volante de un todoterreno entre las manos y una sábana de seda de color rosa bajo el culo recién lavado por la manita suave de la ucraniana. (431)
El gran matí by Philipp Otto Runge |
Bourdieu (2000): La dominación masculina, Barcelona: Anagrama, pp. 68-71LA VIRILIDAD, entendida como capacidad reproductora, sexual y social, pero también como aptitud para el combate y para el ejercicio de la violencia (en la venganza sobre todo), es fundamentalmente una carga. En oposición a la mujer, cuyo honor, esencialmente negativo, sólo puede ser definido o perdido, al ser su virtud sucesivamente virginidad y fidelidad, el hombre «realmente hombre» es el que se siente obligado a estar a la altura de la posibilidad que se le ofrece de incrementar su honor buscando la gloria y la distinción en la esfera pública. (...) La virilidad tiene que ser revalidada por los otros hombres, en su verdad como violencia actual o potencial, y certificada por el reconocimiento de la pertenencia al grupo de los «hombres auténticos». Muchos ritos de institución, especialmente los escolares o los militares, exigen auténticas pruebas de virilidad orientadas hacia el reforzamiento de las solidaridades viriles. Prácticas como algunas violaciones colectivas de las bandas de adolescentes -variante marginal de la visita colectiva al burdel, tan presente en las memorias de adolescentes burgueses- tienen por objetivo obligar a los que se ponen a prueba a afirmar delante de los demás su virilidad en su manifestación como violencia, es decir, al margen de todas las ternuras y de todas las benevolencias desvirilizadoras del amor, y manifiestan de manera evidente la heteronomia de todas las afirmaciones de la virilidad, su dependencia respecto a la valoración del grupo viril.
“Antes de que el joven haya alcanzado la pubertad, en realidad desde la primera infancia, el impuso sexual se manifiesta ya bajo la más variadas formas. Una de estas formas, que finalmente aparece cada vez en primer plano, y que realiza la transición hacia la vida sexual madura, es el onanismo (masturbación, autosatisfacción). La Iglesia y la ciencia burguesa han presentado el onanismo de los niños y adolescentes como un vicio grave, como un fenómeno peligroso y nocivo para la salud. Solo la sexología moderna considera el onanismo como una forma transitoria totalmente normal de la sexualidad infantil y adolescente. Es muy frecuente preguntar sobre qué es lo que impulsa a los jóvenes al onanismo. Solamente después de haber superado la concepción de que el onanismo es un vicio, se ha podido establecer que es la simple expresión de la tensión sexual corporal y mental en el organismo juvenil; que no se distingue en nada, en principio, de una simple picazón o de una granulación de la piel, pues el onanismo reposa en la tensión de un órgano, tensión que puede ser suprimida por frotamiento.” Reich, La lucha sexual de los jóvenes (1931)
Nunca un término había dado tantos problemas y se había encontrado tan poco en el mundo de la Filosofía, así como en el mundo del pensamiento reflejado en textos escritos.
Y no es para menos, afirmamos con rotundidad el contagio ideológico que tienen las sociedades influidas por una religión como la católica en muchos aspectos que, a priori, no debería ser de su competencia.
El conocimiento del sexo debería haber sido siempre objeto de la educación familiar e institucional. Dotándole a este descubrimiento como la máxima aspiración de sabia Naturaleza. Sin embargo, nuestra sociedad Occidental, así como sociedades occidentalizadas o con gran de nuestra influencia, han impregnado de censura y prohibición a la masturbación y a todo aquello que tenga que ver con el descubrimiento del propio cuerpo.
Pero seamos francos. Nuestra sociedad es, en su conjunto, muy pudorosa con según que temas referentes al sexo. Y de esa forma consigue confundir e infundir desinformación para quien ahora, es el tiempo de su descubrimiento sexual.
¿Y cuál es el resultado de todo esto?
Por un lado hemos llegado a asumir como patologías o enfermedades ciertas parafilias y por el otro simplificar el acto sexual denominando, como hacemos con el masculino plural en la lengua castellana, al sexo heterosexual como actividad dominante entre humanos.
¿Cómo queremos seguir educando a las futuras generaciones? En el silencio y en el tabú sexual o en el diálogo y en la forma abierta de tratar un tema tan importante como es este.
Plantéalo con tu pareja, háblalo con tus hijos o con tus compañeros de instituto o universidad. El sexo con uno mismo es, sin lugar a dudas, uno de los mejores primeros placeres que uno descubre cuando se introduce en el mundo del sexo. Sin este primer paso y junto a la represión de la investigación sexual, uno puede llegar muy confundido y equivocado a lo que es de verdad el sexo.
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