Ahir al míting d’ERC. Sensació estranya quan et fan passar al reservat de convidats amb patums. I amb patumetes. Cafè, té i aigua. Sense pastes, per sort, i sobretot sense gent que en demani.
No vull ser ‘ancien combatant’, moltes gràcies. Però els que ja hi érem fa quaranta anys, inevitablement comparem. Com per instint. El míting em recordava, com si fos ahir, el que varem fer els de Convergència Socialista al Palau Blaugrana el juny de 1976 per suar socialisme. Llavors jo estava al servei d’ordre. I ara a l’horrible habitació dels que ens expliquem batalletes, sentint que em guanya la nostàlgia pels que no hi eren. Llavors hi havia la Maria Aurèlia Capmany i en Jordi Llimona. Ara l’Empar Moliner i en Terri. Però la sensació, la trempera, la convicció de victòria a tocar de la mà no l’havia vist tan clara en trenta i molts anys.
Aquest matí he estat als telèfons de la Marató de TV3. Moltes trucades, però gairebé totes de deu o vint euros. En dues hores només recullo 1850 euros. Sensació d’infinita bondat de la gent que et demana fins i tot perdó per donar només deu euros (‘però és que estic jubilat’). Somriure quan la iaia et pregunta ‘m’ha atès algun famós?’ i tu li respons que no, que només ets un filòsofet i que els filòsofs més val que no siguin famosos. Sembla que m’han enfocat dues vegades per la tele - la meva mare estarà contenta.
Me n’oblidava: donen cafè i ampoleta aigua. Discretament al fons de sala hi ha una safata petita de rebosteria que ningú no gosa tocar, sembla com de mal gust abordar-la. Em consta per experiència que els qui atengui telèfons a la tarda ja no en trobaran.
Bruce L. Miller |
Ricardo García Manrique | Foto: Rosa Font |
Estas cosas me cuenta mi amigo Manuel. ¡Quien le ha visto y quién le ve!No conozco el árbol de la vida, pero lo imagino semejante a un árbol grande y frondoso, lleno de hojas y frutos, que se renueva sin fin. En el árbol de la vida nos movemos y vivimos: somos sus ramas y hojas. Si nos arrancan del árbol nos marchitamos y nos secamos, pero unidos a él damos frutos. Las ramas no son nada sin el árbol y el árbol no es nada sin sus ramas. Cada uno no puede ser quien es sin el otro y ambos a una son vida renovada y sin término. La vida del árbol es muy especial porque es capaz de hacer algo asombroso: convertirse en semilla. El árbol grande y sus ramas frondosas se hacen semilla que cae a la tierra y en ella se oculta. De esa semilla vuelve a brotar poco a poco el otro y mismo árbol inmenso y sus ramas verdes que, encontrándose, se saludan sonrientes. Así es de especial y admirable el árbol de la vida, su nacer muriendo y su morir naciendo. Por eso no hay que olvidar que la rama sola no es una rama. La rama es siempre rama del árbol que en el fruto y la semilla se renueva sin término.
Circula desde hace varios días por las redes sociales, y es inevitable que antes o después aparezca en cualquier blog en el que se hable de la conexión entre música y filosofía. Porque hay muchas formas de expresar las ideas y por supuesto también de aprenderlas, aquí dejamos hoy la Crítica de la razón pura, condensada en poco más de cinco minutos. Esto sí que es, sin duda, una gran síntesis de la razón.
Aristòtil |
Immanuel Kant |
Así, la definición identifica virtud y potencia puesto que ambos son inherentes a la esencia o naturaleza del hombre. Si la virtud no es otra cosa que actuar a partir de las leyes de nuestra naturaleza y el conatus es la ley básica de nuestra naturaleza, se sigue de aquí que el esfuerzo del hombre por perseverar en su ser es el fundamento de la virtud.Por virtud y potencia entiendo lo mismo; esto es, (por la proposición 7 de la parte III), la virtud, en cuanto se refiere al hombre, es la esencia misma o la naturaleza del hombre, en cuanto tiene la potencia de hacer ciertas que pueden entenderse por las solas leyes de la naturaleza. (E4def8)
En una proposición de la Ética, que recuerda los primeros razonamientos de la Ética Nicomaquea de Aristóteles, Spinozaafirma que la virtud en tanto fin último es deseada por su propio bien.…la virtud no es nada más que el obrar según las leyes de la propia naturaleza y que nadie se esfuerza por conservar su ser sino según las leyes de su propia naturaleza. (E4p18e)
Por otra parte, la estrecha relación entre acción e idea adecuada en Spinoza nos lleva a la conclusión que uno sólo puede obrar por virtud si estamos determinados por ideas adecuadas, así nuestro autor sostiene una equivalencia entre virtud y razón --si bien bajo una característica spinoziana al identificar razón con nuestro propio interés o utilidad. En la medida en que el hombre vive en conformidad con la razón, vive en conformidad con su naturaleza.Obrar absolutamente por virtud no es en nosotros nada más que obrar, vivir y conservar su ser (estos tres términos significan lo mismo) bajo la guía de la razón, teniendo por fundamento la búsqueda de la propia utilidad. (E4p24)
Saltaba a los medios hace unos días la noticia de la próxima regulación de los medicamentos homeopáticos. Desde entonces, se han sucedido en diversos medios de comunicación los artículos de opinión, a favor y en contra de la medida. Los críticos señalan que esta medida abre el campo a la implantación de la homeopatía y su reconocimiento como una más de las terapias a seguir en caso de enfermedad. Algo que es muy grave, nos advierten, pues sitúa al ciudadano en un total indefensión: carentes de formación sanitaria, pobres ignorantes de nosotros, compraremos la homeopatía como borregos, mientras la medicina convencional ve cómo algunas teorías rivales van ocupando su sitio. La réplica viene de los especialistas en homeopatía, algunos de ellos titulados en medicina y con años de experiencia a sus espaldas: tratan de explicar los principios fundamentales de la misma, y esgrimen estudios que demostrarían su eficacia frente a varias enfermedades. Surge, de nuevo, el viejo debate entre ciencia y pseudociencia: ¿Tiene razones la medicina “convencional” para despreciar la homeopatía como una más de las pseudociencias?
La crítica más escuchada estos días califica a los medicamentos homeopáticos de placebo: es poco más que agua con azúcar. La réplica, sin embargo, se agarra como a un clavo ardiendo a ese “poco más”: Todo medicamento homeopático lleva una serie de componentes, extraídos con frecuencia de plantas, en unas proporciones pequeñísimas, pero capaces de actuar sobre el sistema inmunológico en el largo plazo. Llevan el argumento un poco más lejos y aluden a las vacunas de la medicina “oficial”: igual que una vacuna previene la enfermedad, proporcionar pequeñas dosis de lo que la causa puede favorecer su curación. Sin embargo, también reciben su contrarréplica: no es lo mismo “prevenir” que “curar” y además no se puede decir que los medicamentos homeopáticos contengan “virus” en cantidades minúsculas. Por no hablar de que en muchos algunos de ellos incluyen principios activos “alopáticos”, es decir, que siguen los principios de la medicina tradicional: la enfermedad se cura con lo “no semejante”. Este es, en lineas generales, el argumentario que más se ha escuchado en estos días.
Si el binomio ciencia-pseudociencia ya de por sí da que hablar, su aplicación en el campo de la medicina es especialmente interesante. Principalmente porque hay una cosa de la que, a juzgar por el dogmatismo y el tono de desprecio de algunas manifestaciones de los últimos días, la medicina parece no percatarse todavía: el enorme campo de insatisfacción que genera la disciplina “oficial”. De otra forma, debería al menos bajar el tono, pues a la sombra de la medicina habita no solo la homeopatía, sino también otras muchas disciplinas “paramédicas”: medicina natural, acupuntura, fitoterapia… y tantas otras ramas. Algo que no devalúa a la medicina tradicional, que sirve para un porcentaje mayoritario de la población. Después, cuando alguien se cansa de ir de especialista en especialista sin recibir el tratamiento deseado, es comprensible que desee acudir a una alternativa que a otras personas les haya funcionado. Y no termino de comprender por qué los partidarios de la medicina convencional han de descalificar o menospreciara quienes deciden probar con la homeopatía. Sencillamente por una razón fundamental: la sombra de la medicina es muy alargada y está aún muy lejos de dar una solución adecuada a las dolencias del ser humano. Allá cada cual con las medicinas que abrace: sean convencionales o alternativas, las consecuencias las sufrirá la propia persona.
Robert Ezra Park |
La magnífica serie producida por Spielberg sobre la Segunda Guerra Mundial lo llevaba en el propio título: Band of Brothers. Pero también están los hermanos de armas, los hermanos de sangre, la Hermandad Aria, los Hermanos Musulmanes, los hermanos templarios… y no solo ante una guerra. Como se ha señalado en más de una ocasión, la similitud étnica que existía en los países nórdicos habría favorecido el asentamiento del sistema de redistribución de la riqueza del que han gozado durante las últimas décadas. Un sistema que empieza a ser cuestionado por los contribuyentes con la llegada de inmigrantes: ellos con su diferente color y sus costumbres ajenas ya no serían «de la familia» y el sacrificio vía impuestos que exige el sistema dejaría de compensar. La solución no es sencilla, pero al menos ser conscientes de tal sesgo nepotista/racista puede ser de ayuda.Yo contra mi hermano; yo y mi hermano contra mis primos; yo, mi hermano y mis primos contra los demás; yo, mi hermano, mis primos y mis amigos contra los enemigos de la aldea; y todos nosotros y la aldea entera contra la aldea más próxima.
En conclusión, las estructuras políticas, la cultura y la sociedad pueden haberse vuelto enormemente sofisticadas en los últimos siglos, pero para lograr conectar con los individuos tienen que saber tocar ciertas teclas del alma, apelar a unos intereses fundamentales que apenas han variado ¿Significa todo esto que nadie nunca debería sacrificarse por su país ni por nada? Pues quién sabe. Es una retórica que afortunadamente va quedando atrás, aunque en ocasiones siguen dándose causas justas. Lamentablemente no tengo la fórmula mágica para distinguir cuáles y en qué contexto, aunque hay una adaptación del lema inicial que sí podemos seguir como una infalible brújula moral sin miedo a equivocarnos: «Dulce et decorum est pro patria mori, sed dulcius pro patria vivere, et dulcissimum pro patria bibere. Ergo, bibamus pro salute patriae». «Dulce y honorable es morir por la patria, pero es mucho más dulce vivir por ella y más aún beber por ella. Por lo tanto, brindemos a la salud de la patria».Habéis mostrado al mundo que sois infinitamente superiores a esos enemigos inhumanos contra los que luchamos. Vuestros enemigos son de una raza muy curiosa, un cruce entre un ser humano y un simio. Y como los simios, cuando se ven acorralados, saben cómo morir. Pero son inferiores a nosotros, y lo sabemos, y este conocimiento os ayudará a vencer (…) Sabéis que tenemos que exterminar a esas alimañas si queremos vivir nosotros y que vivan nuestras familias. Tenemos que ir hasta el final si deseamos que sobreviva la civilización. Debemos exterminar a esos japoneses.
Esta es la base del método hipotético-deductivo (MHD) que muchos, como decíamos, confunden con “el” método científico. Tenemos que hacer notar que el punto 4 habitualmente no se formula así, sino que se plantea como “verificación de la hipótesis”; en estas situaciones estamos solamente ante un caso más de falta de reflexión sobre lo que se está describiendo. El método hipotético-deductivo y el falsacionismo naíf van de la mano necesariamente.Dado un fenómeno y con objeto de explicarlo…
1 Usa tus conocimientos y experiencia. Considera los distintos aspectos del problema, reune datos suficientes y, con lo que sabes, intenta explicarlo. Si lo consigues, problema resuelto. Si los conocimientos existentes ya desarrollados no son suficientes para encontrar una explicación satisfactoria, el fenómeno lo consideraremos un problema nuevo; pasa al punto 2.
2 Con las observaciones y mediciones disponibles y los conocimientos teóricos existentes crea una conjetura, a la que llamaremos hipótesis.
3 A partir de la hipótesis deduce predicciones
4 Diseña experimentos que prueben que la hipótesis creada en el paso 2 es falsa.
5 Si es falsa, vuelve al punto 2. Si no lo es, problema explicado.
Por tanto, con las limitaciones que indicábamos más arriba, y teniendo en cuenta el factor psicosocial de la creencia en el MHD por parte de muchos científicos, podemos decir que el MHD es, a lo sumo, uno de los métodos de la ciencia.La idea de que la ciencia sigue un método y que éste consiste en generar predicciones a partir de hipótesis, y que después estas hipótesis se aceptan o rechazan dependiendo de que la observación se observe o no, es demasiado simplista como para describir con un mínimo de aproximación lo que realmente sucede en ciencia.
Erwin Schrödinger |
Max Weber |