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Al llarg de la història s’ha diferenciat la perfecció de la imperfecció ja que molts filòsofs i científics han volgut assolir-la. El perfeccionisme és la idea que la perfecció pot ser aconseguida, però que és la perfecció. La perfecció és la qualitat màxima que pot tenir un ésser o objecte el qual no té cap error, per tant per ser perfecte s’han d’evitar els errors. El problema apareix quan s’ha de diferenciar entre el correcte i l’erroni. Per tant la perfecció està sotmesa una sèrie de regles, lleis que la humanitat a anat creant des del principi de l’evolució. Així que allo perfecte no existeix sinó que és un concepte que l’ésser humà va crear per definir tot el que s’aïlla de l’ordinari, tot això que no pot despertar cap sèrie de dubtes. Per tant és un concepte abstracte inexistent que desperta l’esperit de aconseguir arribar el més lluny possible en la vida sense arribar mai al límit.
Hace unas semanas hablábamos de la versión Manga de Así habló Zaratustra. Hoy nos hacemos eco de la publicación de otro título filosófico adaptado al cómic japonés. Se trata de El príncipe de Maquiavelo, publicado por la editorial Herder que ha puesto en marcha una campaña relacionada con la obra. Lo cierto es que adaptar una obra filosófica al cómic no es nada fácil, y esta vez han dado en el clavo con una estrategia muy acertada: combinar la historia con las ideas filosóficas, de manera que se puede ver el contexto social, económico y político en el que estas cobran sentido. De esta manera Maquiavelo deja de ser tan maquiavélico como la historia ha pretendido y algunas de las ideas de El príncipe parecen mucho más sensatas de lo que a primera vista se podría pensar. Una lectura que va en realidad más allá del propio Maquiavelo: en el fondo nos presenta una visión tan realista como actual de la actividad política.
La mayor parte del libro es una biografía bastante aproximada de Maquiavelo. Lo cual es, inevitablemente, hablar también de la historia de Florencia y del resto de territorios italianos. Unidades políticas acosadas por franceses y españoles, ambiciones también de los gobernantes italianos de la época. Un cruce de intereses y decisiones que no siempre resulta favorable para Florencia, y al que debe hacer frente con la mejor astucia posible el propio Maquiavelo, erigido en servidor público que acude a diversas negociaciones. En este contexto toma conciencia de la debilidad militar de su país o de la necesidad de un liderazgo fuerte, fijándose en la imagen de César Borgia. Circunstancias que explican por qué Florencia no progresaba en la misma línea que seguían otras ciudades de su tiempo. El manga recoge a la perfección la intención de Maquiavelo de retratar las capacidades políticas de César Borgia, sin renunciar tampoco a una perspectiva crítica: el personaje aparece retratado en pocas páginas con toda su complejidad. Su capacidad de decisión y de análisis conviven con un aspecto egoísta, cruel e interesado.
Este es el caldo de cultivo de las ideas de Maquiavelo, y así lo refleja el manga que nos permite así acceder a un periodo muy intenso de la historia de Florencia y a ideas muy significativas de un autor maldito e injustamente tratado a lo largo de la historia. Si algo queda claro tras leer el manga es que Maquiavelo aspiraba a que su Florencia natal pudiera gozar de una estabilidad y de una proyección política similar a la de otrs repúblicas y localidades cercanas. No estamos ante un personaje retorcido, inhumano o conspirador, sino ante quien aprende de los políticos más importantes de su tiempo en qué consiste esa actividad que algunos pretenden idealizar y convertir en lo que no es. Plantea Maquiavelo una teoría política a la altura de su tiempo, consecuencia directa de las formas de ejercer el poder características de los siglos XV y XVI. Una de las preguntas clave sería si ha cambiado mucho esta concepción de la política o no. Una más de las muchas tareas que se podrían plantear utilizando este libro en el aula en asignaturas en las que se aborda el problema del poder. Es más que probable que a través del manga, más de un alumno se termine interesando por leer la obra original.
D'una edició de samarretes de 1994! |
Los resultados de las elecciones andaluzas de ayer recuerdan mucho lo que ocurrió en la Comunidad Valenciana en las últimas autonómicas. El paralelismo es sencillo: dos partidos sospechosos de corrupción en la última legislatura han vuelto a resultar elegidos. Y vuelve también el sectarismo de los medios: los periódicos conservadores que en su día callarón con la victoria popular levantan hoy todas las críticas contra el resultado andaluz. Y los medios “progres” que acribillaron a Camps, Barberá y sus huestes hace unos meses, hablan hoy de la renovación socialista, dejando de lado los escándalos de los E.R.E.’s, que parecen ser una cuestión menor cuando de un partido de izquierda de trata. Tenemos los gobernantes que nos merecemos, y no cabe escurrir el bulto tratando de agarrarse a un clavo ardiendo, aludiendo a sentencias o trucos legales. En nuestra democracia la corrupción no siempre es castigada y puede que esto sea incluso un síntoma de la sociedad en que vivimos.
El viejo tópico dice que cuando ya no queda ética, hay que aferrarse a la estética. Y resulta poco estético que un gobierno repita victoria en una comunidad autónoma que invierte en carreras de Fórmula 1 y en aeropuertos sin vuelos mientras mantiene algunos institutos de secundaria con barracones. Tan indecente estéticamente como decir en la radio que el gran premio de los autos locos supone menos gasto público que las bajas de los profesores de secundaria. En un país serio, esa declaración debería suponer la dimisión inmediata de quien la pronuncia. En España se aplaude la gracia. Tres cuartos de lo mismo cabe decír del presidente valenciano anterior: al margen de que haya motivos jurídicos para condenarle las conversaciones que han estado en todos los telediarios son muy poco estéticas. Cuando no hay vergüenza, la reacción inmediata es levantar la cabeza y mostrar orgullo. Al menos tan alta como la tienen los dirigentes socialistas que han estado comprando cocaina con el dinero destinado a los parados. Que unos y otros resulten elegidos puede interpretarse como una falta de ética social, pero también de estética. Tenemos mal gusto.
Porque de lo que se trataba en definitiva es de esto: buen gusto. Y rechazar el sistema y atacar a la clase política tiene que ser necesariamente sólo un primer paso. Si este no conduce a una crítica de la sociedad que sostiene y apoya a esa clase política nos quedamos a mitad de camino. Porque o bien nos engañan y no percibimos como corrupción lo que sí lo es, o bien sencillamente la acatamos. La asumimos como uno más de los componentes de todo gobierno. A veces da la sensación de que diéramos por supuesto que también nosotros, de ocupar el lugar del gobernante de turno, aprovecharíamos la ocasión para apropiarnos de lo que en realidad es de todos. Sólo a una sociedad corrupta le corresponde la reelección de un gobierno corrupto. Lo cual no deja en muy buen lugar la salud de nuestra democracia, en la que es posible que políticos corruptos, de uno u otro signo, ganen en las urnas una responsabilidad que son incapaces de ejercer de una manera digna.
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El Congrés de Convergència ha acordat iniciar el viatge a Ítaca. Val a dir un viatge que és preferible que duri molts anys. Ítica és una illa grega, ja se sap. Retorna la il·lusió!
Potser és que aquesta tarda estava llegint Slawomir Mrozek (un contista polonès genial!), però se m’ha acudit pensar que si fos director d’un zoològic, Artur Mas retallaria el coll de la jirafa.
Antonio Tabucchi |
Sarcófago del pedagogo, Tarragona. |
There was the Great Flood. There were the Ten Plagues of Egypt. There was the Fall of Rome. There was :the destruction of the Temple at Jerusalem and the Fall of Constantinople. And now this: The Encyclopedia Britannica is going out of print.