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El café de Ocata
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El café de Ocata
La primera es una sorpresa relativa. Esta es la ficha policial de Ramón Mercader. Se la hicieron a raíz de una detención en 1935. Las fotos ya eran conocidas, pero yo las he visto así, las tres juntas, esta mañana por primera vez.
En cambio este telegrama me ha dejado perplejo y con la cabeza hirviendo de hipótesis. Es un telegrama de la Dirección General de Seguridad enviado al jefe del puesto aduanero de Canfranc ordenándole que deje entrar a Caridad en España. ¡El 23 de julio de 1955!
El tercer documento es muy curioso. Primero, por la referencia a los "ámbitos próximos al PSUC"; segundo porque en 1977 Ramón está en Cuba, no en Moscú. Pero es intrigante porque parece confirmar las informaciones que he ido recogiendo sobre un intento de conseguir el regreso de Ramón Mercader a España.
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El café de Ocata
Estas palabras del Conde de Romanones (1863-1950), que se declaraba liberal, están extraídas de sus Notas de una vida y bien pudieran servir como inicio de unos apuntes del maquiavelismo hispano:
I“La elocuencia propia de las campañas electorales no es, indudablemente, la académica. Las muchedumbres se conquistan por un verbo recio y vibrante. Las delicadezas de pensamiento y la frase resbalan sobre ellas sin penetrar; por eso hace falta sacudirlas reciamente. Muchas veces se necesita emplear el grito para dominar el tumulto".
II"Los ataques violentos al adversario, cuanto más de brocha gorda, serán más útiles".
III“Es preciso llevar al animo del elector que sólo son perfectos los hombres cobijados por la bandera defendida".
IV"En los pequeños [núcleos de población] debe hablarse poco de principios políticos, pues el auditorio no está preparado para comprenderlos”.
V“Hablar del arte electoral y callarte la parte principal, el empleo del dinero, es una inocente hipocresía. Mientras la naturaleza del hombre no cambie, y no lleva camino de cambiar, el dinero es, y siempre será, elemento principal para la lucha y para la organización de los partidos, pues la propaganda eficaz sólo con dinero se hace.”
VI“La política se hace con hombres, no con entes de razón; y los hombres, a través de la historia han sido y serán siempre los mismos."
VII"Si la pasión no fuera en la política el principal resorte, si todo se moviera en ella con ritmo acompasado y sereno, conforme a los rígidos dictados de la lógica, pocos serían los que se dedicasen a la política y menos al ejercicio de las funciones de gobierno. Sucede con esto algo muy semejante a lo que acontece con el estímulo que siente el hombre para la reproducción de la especie: si falta éste, si sólo se atendiera a los imperativos de la moral y de la razón, es seguro que la humanidad no existiría. Sin lo sabroso de la manzana, con Adán y Eva habría concluido el género humano.”
VIII“No extrañe al curioso lector mi satisfacción personal. Dichoso él si no ha sentido nuca la ambición del mando. Beatus ille. Pues aquel que no ha sentido nunca esta ambición, ignora que en ella el mando es lo de menos y la ambición es lo de más. Al cazador de pura sangre le seducen las perdices más cuando las abate volando que cuando se las presentan en el plato. La fuerza está en la ambición, y yo tenía la juvenil ambición de colocarme a la cabeza de un gobierno liberal. Por eso hice mío el programa de Canalejas al sucederle en la Presidencia.”
IX“No hay tarea más ingrata ni más inexcusable para los directores de fuerzas políticas que la de ponerse en contacto con sus correligionarios. Para acometerla se necesita verdadera vocación y además hallarse dispuesto al sacrificio de respirar el ambiente de vulgaridad ingrata; he conocido quien puso en peligro su autoridad como jefe por no poder soportar a los correligionarios”.
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El café de Ocata
Me hicieron esta foto en los pasillos del Colegio Newman de Madrid, en un descanso del congreso BeEducation. Es este un colegio con alma, y ya saben ustedes que la manera adecuada de cuidar del alma, según nos enseñó Platón, es proporcionándole experiencias de conocimientos bien ordenados, porque el alma tiende a mimetizarse con aquello que conoce.
"El paisaje", decía Amiel, es un estado del alma. Así es. Podemos decir lo mismo de una ecuación matemática, de un cuadro de Velázquez, de un cuarteto de cuerda de Beethoven o de una ley de la naturaleza.
El alma es una cosa
cuando piensa (inmersa en ese esfuerzo de desbrozar que, si es honesto, es esencialmente no utilitario, no competencial, y por eso mismo, un atributo del hombre libre) y otra cosa
cuando conoce (cuando apartando matojos -diría también Platón- encuentra al fin la forma y el sentido, ahora sí, con frecuencia competencial).
A lo que iba, la periodista Paloma Díaz Sotero se ha servido de esta foto para encabezar la entrevista que me hizo para AD:
Está AQUÍ.
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El café de Ocata
En el año 1557 una vecina de Cebreros llamada Catalina de Doyague fue denunciada a la Inquisición por utilizar todo tipo de conjuros y maleficios. Ella reconoció que conocía una fórmula mágica para mantener bien sujeto a todo amante inconstante. En mi afán por proporcionar a los clientes de este humilde café saberes útiles, la reproduzco a continuación (aunque reconozco que no puedo garantizar el éxito en el caso de una amante):
Estrella señorita
lleva un signo
a mi amigo Fulano [obviamente aquí debe decirse el nombre que corresponda]
y no le dejes ni beber ni dormir,
ni descansar ni gozar con otra mujer
mas haz que vuelva a buscarme
haya nacido o esté por nacer,
pero que vuelva a verme.
Que Isaac me lo amarre, Abraham me lo traiga, Jacob me lo entregue.
Catalina fue declarada culpable y condenada a vivir fuera del pueblo de Cebreros, porque la Inquisición no sólo desconfiaba bastante de las acusaciones contra las brujas sino que a lo largo de su historia se mostró bastante indulgente con ellas. En España se condenaron a muerte muchísimas menos brujas que en cualquier otro lugar de Europa.
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El café de Ocata
Emmanuel Fournier:
Insouciances du cerveauGracias de nuevo, B.
Por cierto, he pasado la tarde del viernes y la mañana del sábado aquí:
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Como tengo muy fresca en la memoria a la mendiga de ayer en el tren -hoy he contado lo ocurrido en el estanco del pueblo- he leído con una profunda sorpresa no exenta de emoción las siguientes palabras que he encontrado, esta misma tarde, en un discurso de Vázquez de Mella: "Porque no importa nada que los caballeros sean mendigos, con tal que los mendigos sean caballeros". ¡Esto es venir "como anillo al dedo":
- Vázquez de Mella, discurso pronunciado en el Teatro de la Zarzuela el día 31 de mayo de 1915.
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El café de Ocata
Pasó ayer por la tarde -ya anochecía- en el cercanías que me traía a casa desde Barcelona. Una mujer mayor (con esa manera de ser mayor que pesa más que los años reales, porque ha desgastado más el cuerpo), muy flaca, demacrada, sucia, recorre el vagón pidiendo limosna con evidente desparpajo. Una viajera a mi lado le da un plátano, que recibe con alegría, diciendo que el gustan mucho a su hija. Un niño se levanta de su asiento y se dirige hacia ella ofreciéndole unas monedas. La mujer lo mira unos instantes y se las rechaza: “¡No, que eres menor! De los menores no acepto monedas”. Un estremecimiento de sorpresa y admiración nos recorre a todos. Es fácil verlo porque nuestras miradas se cruzan para comunicárnoslo en silencio. Aquella anciana está muy por encima de todos nosotros. Nos acaba de dar una lección de dignidad. La aristocracia es esto.
Yo iba leyendo El regreso liberal, de Mark Lilla y cerré el libro inmediatamente, como si -no sé muy bien por qué- estuviera haciendo algo que no se encontraba a la altura del momento.
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8:52
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El café de Ocata
En el último choque violento entre comunistas y socialistas, un soldado que peleaba en las calles de Madrid, a la pregunta de un periodista, "¿En qué lado está usted?", contestó, "No lo sé, señor, el oficial no nos lo ha dicho todavía.
- José Castillejo, Democracias destronadas.
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20:50
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El café de Ocata
Hoy ha venido a comer a casa nuestro querido amigo Luis Moctezuma, que acaba de llegar de México, y me ha traído un regalo: el teléfono de alguien que conoció a Carmen Brufau. Esta tarde lo he llamado y tras varios intentos fallidos he conseguido hablar con él. Se trata de una persona mayor y el tono de su voz subía, bajaba y a veces, se perdía, pero me ha contado cosas muy interesantes y creo que con el tiempo podrá contarme aún más.
Mis espías se han convertido, quiéralo yo o no, en mis entrañables compañeras de viaje, enigmas que me llevan de la mano por ámbitos que hasta hace poco eran para mí impensables y por los que ahora me muevo no diré que como Pedro por su casa, pero sí que con cierta familiaridad.
Los pedagogos modernos suelen insistir en lo importante que es la emoción como motor del aprendizaje. Yo de lo que puedo hablar con absoluta certeza es de que el conocimiento es un fenomenal generador de emociones y de que no hay emoción intelectual más viva y gratificante que la del descubrimiento, cuando dos piezas del rompecabezas que tenías delante encajan y de repente algo que estaba en la sombra adquiere un perfil reconocible.
¡Bendita curiosidad insistente, qué gran compañía eres!
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7:48
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El café de Ocata
"Conozco por experiencia las grandes alegrías de la ilusión paternal. Sé todo lo que se sueña al pie de una cuna. Creemos que allí va a realizarse lo que nosotros, por torpeza, deficiencia o mal no hemos sabido o podido conseguir y este mesianismo sostiene a la humanidad, que si no tuviese ilusiones se daría a dos mil quinientos demonios.
Y sin embargo estas ilusiones de la cuna rara vez dejan de ser más vanas todavía, mucho más, que las de la pasión y el amor sexual.(...)
En lo electivo el ideal puede encontrarse, y por lo menos cabe correr tras él; pero en lo que impone la naturaleza (padres e hijos) hay que estar, como dicen los jugadores, a la que salte. Ese cariño es instintivo, animal (ustedes no se asustan de la palabra), y así resiste a los desencantos, o mejor dicho, no los conoce".
- De una carta de Emilia Pardo Bazán a Manuel B. Cossío, fechada en la "granja de Meirás", el 3 de septiembre de 1894.Bueno... En realidad va dirigida a la trinidad formada por Francisco Giner de los Ríos, Manuel B. Cossío y Carmen López-Cortón, mujer de Cossío y la figura -me parece a mí- más excéntrica del trío.
Añado ahora (8:58) tras encontrar la referencia que he estado buscando desde que acabé de escribir lo anterior, que fue Ortega el que dejó ir que "Cossío estaba enamorado de su maestro; de ahí los celos de Carmen" (Antonio Jiménez-Landi, "Semblanza humana de Manuel B. Cossío").
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El café de Ocata
Tras atravesar la ciudad de punta a punta en zig-zag, finalmente caemos rendidos en la terraza de un bar de la Plaza de la Puerta de Santa Catalina, junto a la muralla de "Es baluard". La mañana es primaveral y, por lo tanto, voluble. A veces se levantaba una ráfaga de viento que nos hace lamentar que no hayamos salido con más ropa, y a veces aparece un sol radiante entre las nubes, casi veraniego, que nos hace lamentar el exceso de ropa. En la terraza, gracias a Dios, estamos a resguardo y podemos relajarnos tranquilamente... Tras pedir una caña, apoyo la nuca en la pared y estiro las piernas. De esta manera me descubro a mi mismo enganchado a la conversación que mantienen las dos mujeres de la mesa de al lado.
Deben tener unos setenta y tantos años. Una de ellas cuenta sus experiencias como criada en la casa de un tal Lorenzo y lo hace de manera tan indiscreta y directa que la otra se escandalizaba continuamente con lo que oye... aunque no por eso deja de escuchar. Sus pequeñas protestas y exclamaciones más bien parecen estimular a la narradora. Salen a relucir las sábanas de la cama de los señores y sus señales, descritas prolijamente, y así me voy enterando de la mórbida vida amorosa de Lorenzo y, sobre todo, de su señora. O, para ser más exacto, de la versión de la misma que cuenta su antigua criada.
Llevan un rato hablando cuando me doy cuenta de que están hablando de un importante escritor mallorquín fallecido en los años ochenta del siglo pasado, convertido hoy en un escritor de culto y, de repente, me siento culpable de mi curiosidad.
Clío, la musa de la historia, lo mismo se pone a contar menudencias, en los archivos o en las esquinas de las calles... que le da por quedarse callada velándonos décadas completas de la vida de un pueblo. Es muy suya, ella. ¡Pero venir a contarme a mí de manera indirecta todo aquella sarta de detalles!
No le digo nada a mi mujer, que está a mi lado leyendo El diario de Mallorca.
Esto sucedió antes de ayer. Hoy he quedado con Daniel Capó, que se ha presentado con un libro bajo el brazo, del que ya llevo leída -devorada- la mitad: En la ciudad sumergida, de José Carlos Llop. Y nada más abrirlo, me encuentro con Lorenzo, que es, de hecho, uno de sus protagonistas.
No pienso contar nada de lo que escuché antes de ayer. A nadie. ¡Que Clío se busque otro correveidile! Me quedo, eso sí, con la rima de los días, que es lo que siempre me llena de admiración.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Santa Ana enseñando a leer a la Virgen MaríaIglesia de San Francisco, Palma de Mallorca(no ha sido fácil hacer la foto).
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El café de Ocata
No parece que le faltara razón al Conde de Romanones cuando manifiesta en sus memorias que “también se torea en política”. Política y toros son actividades agonales en las que el “supremo hacedor lo es el pueblo soberano”.
Añade Romanones esta observación: “El toreo, como la política, requiere vista para entrar a tiempo en la suerte; corazón para rematarla; técnica para despegarse del enemigo; agilidad de brazos para vaciarlo, evitando el embroque; oportunidad para entretenerlo dándole una larga, y tantas tras cosas muy parejas. En la plaza y en el Parlamento existe igual emulación entre los primeros espadas y los oradores cumbres; igual sed de aplausos y las mismas envidias y soberbias; y hasta no falta la pugna de los jóvenes queriendo desplazar a los viejos, y hasta el choque entre la escuela antigua y moderna”.
- Conde de Romanones, Notas de una vida (1868-1901)
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El café de Ocata
ICuando don Cándido Nocedal asumió, allá por 1856, con Narváez, el cargo de ministro de gobernación, fue informado de que en un teatro de Madrid el público pedía todas las noches, al preludiar la orquesta, que se tocase el Himno de Riego. Si bien el asunto aún no traspasaba los límites del aforo, don Cándido, que era hombre expeditivo, ordenó al jefe de policía poner fin a aquel “refocilamiento consuetudinario”. Este servidor público era un hombre tan astuto que no sólo no soliviantó a los espectadores, cosa que de por sí ya sería admirable, sino que cumplió su misión contando con la colaboración de todos ellos.
Cuando se presentó en el teatro, permitió que la orquesta interpretara el Himno de Riego en su presencia, e incluso animó al público a recibirlo con el entusiasmo habitual. Para jolgorio de todos, cuando sonó la última nota y ya se iban a encender las candilejas, ordenó al director de la orquesta repetir da capo al fine. Esta vez también fue recibido el Himno con aplausos, aunque algo más mitigados. Cuando impuso que sonara por tercera y cuarta vez, comenzaron a insinuarse las protestas. A la quinta, el mal humor del respetable se hizo manifiesto. A la sexta, los silbidos y pataleos eran estruendosos. El empresario, enfurecido, ordenó comenzar de una vez la función, para impedir un séptimo da capo. Los músicos le obedecieron aliviados y el público aplaudió su decisión. De esta manera se tocó por última vez el Himno de Riego en aquel teatro madrileño.
IIDiscutía en una noche de tertulia de manera acalorada don Cándido Nocedal con don Marcelino Menéndez Pelayo.- Es usted el hombre de más soberano entendimiento y el de más desdichado carácter que he conocido -le dijo el primero al segundo.Don Marcelino, por supuesto, protestó airadamente.- Esa incomodidad -le replicó don Cándido- prueba la verdad de lo dicho. Si lo hubiera llamado tonto, se hubiese usted sonreído, porque sabe que no lo es.
IIIDon Patricio de la Escosura se encuentra con Nocedal en los pasillos del Congreso.- ¿Has visto cosa más rara que llamarte tú Cándido?- Sí -le contestó en el acto Nocedal-, he visto una cosa más rara; llamarte tú Patricio.
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El café de Ocata
Y no me pregunten por qué.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
"Dejad que los niños se acerquen a mí y desgarren en mi tronco y en mis ramas sus pantalones. ¡Sí, señoras mías, los pantalones; eso dice el árbol, y con decir eso lo dice todo.
Cierto que ganará el sastre; pero más que el sastre ganará el niño y ganaréis vosotras; todo lo que gastéis en pantalones lo ahorraréis en medicinas... Y creedme: cuando el niño no ha convivido largo tiempo con la Naturaleza, en el árbol, en la floresta, en la corriente, en el zarzal, en la roca; cuando no ha recorrido, en competencia con los pájaros, todos los árboles de los contornos, será toda su vida un incompleto: conservará ileso su pantalón, pero dentro de ese pantalón no habrá nunca un hombre; habrá dentro, si acaso, otro pantalón de carne."
Joaquín Costa, discurso a las madres de la Cámara Agrícola de Barbastro.
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El café de Ocata
"Yo (el ser que soy, el ser racional y finito) tengo con ustedes relaciones interiores y relaciones exteriores. Bajo el aspecto de las interiores relaciones, nos unimos bajo la superior unidad de la ciencia; yo soy maestro y ustedes son discípulos. Si pasamos a las relaciones exteriores, la sociedad exige de ustedes una prueba; yo he de ser examinador, ustedes examinados"
Así encabezaba don Nicolás Salmerón la nota que dirigió a sus alumnos a finales del curso de 1873 a 1874 para comunicarles que estaban todos suspendidos. "Como amigo debo advertirles a ustedes que es inútil que se presenten a examen, porque estoy determinado a no aprobar a nadie".
Muy posiblemente actúo así para no suspender únicamente a su mejor alumno, Marcelino Menéndez Pelayo, lo cual hubiera sido aún más escandaloso. Sentía hacia éste una animadversión insuperable... que, en todo caso, no era menor que la que el alumno sentía por todo asomo de krausismo: "El krausismo es una especie de masonería en la que los unos se protegen a los otros y el que una vez entra, tarde o nunca sale. No creas que esto son tonterías o extravagancias; esto es cosa sabida por todo el mundo.", le escribe Marcelino a su padre. "En la forma -llegará a decir don Marcelino- los libros de los krausistas son un páramo habitado por salvajes".
Los estudios universitarios de Menéndez Pelayo bien merecen una tesis doctoral. Estando en la Universidad de Barcelona, los revolucionarios que se encontraron de sopetón con la primera república, decidieron reducir la escala de notas universitarias y dejarla solamente en un suspenso y un aprobado, que es una manera muy conocida de fomentar la equidad, como bien sabemos hoy en día. Entre los que tuvieron un aprobado mondo y lirondo se encontraba también, aunque en Madrid, don José Canalejas.