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El café de Ocata
Je vous salue, Marie, pleine de grâce;
Le Seigneur est avec vous;
Vous êtes bénie entre toutes les femmes;
Et Jésus, le fruit de vos entrailles, est béni.
Sainte Marie, Mère de Dieu,
Priez pour nous, pauvres pécheurs
Maintenant et à l’heure de notre mort.
Amen.
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El café de Ocata
He terminado de leer las notas que Ginés Alberola escribió sobre su venerado Emilio Castelar, de quien fue durante años su secretario personal (Emilio Castelar. Memorias de un secretario). He de decir que la lectura ha estado empañada por el zumbido de un moscón morboso que no me ha dejado en paz ni aun después de concluida.
Me explico.
Aquilino Duque cuenta en Mano en Candela que en una ocasión Camilo José Cela y Fernando Quiñones, paseando por la ciudad de Cadiz, fueron a parar a la plaza de la Candelaria, donde toparon con la estatua de Castelar. "Al llegar ambos ante el monumento, comentó Camilo, según Quiñones: Ahí donde lo ves, le quitó un amante a mi tía la Pardo Bazán."
La vida de Castelar, leída desde las posibilidades interpretativas que brinda esta anécdota -que, sin embargo no creo que Duque pueda garantizar, conociendo a Cela, que recoja fielmente la verdad de los hechos-, se tiñe con un color más rosado, lo cual, obviamente, no le resta nada a su dimensión política, pero sí da otro posible significado a algunas anécdotas, aunque no sea el caso de la siguiente.
Alberola relata con su habitual vehemencia, que al finalizar Castelar una de sus clases en la universidad, mientras recogía sus libros y apuntes, se presentó ante él, súbitamente, "un hombre escuálido, larguirucho, de rostro atezado, con bigotes negros ... y unos ojos fulgurantes que en vez de mirar despedían rayos."
Castelar le pregunto qué deseaba y el recién llegado se lo aclaró sin alterarse:
- Nada en particular, señor Castelar. No se asuste. Vengo desde América exclusivamente a proponerle a usted un desafío. Yo necesito hacerme célebre y no veo medio mejor que, en noble lid, cruzar con usted unos tiritos o una espada. Eso lo dejo a su elección.
- ¡Pero buen hombre -le contestó Castelar- , si yo no le he inferido , ni usted a mí, ninguna ofensa!
- No importa -replicó el otro.
Castelar comenzó a gritar pidiendo auxilio. El visitante sacó del bastón que llevaba un estoque y persiguió al prohombre hispano entre mesas y sillas. La persecución sólo acabó con la llegada del bedel.
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23:35
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El café de Ocata
Comentando el fin del Bienio Progresista de Espartero, en 1856, Antonio Espina escribe en la biografía que le dedica a este magnífico militar y menos magnifico político:
"El pueblo, aburrido ya de estériles revueltas, contempló con indiferencia el desesperado esfuerzo del grupo de milicianos y paisanaje que, a las órdenes del viejo torero, recibía a tiros, detrás de la última barricada liberal, a las tropas del gobierno."
El "viejo torero" era José Muñoz, "Pucheta", que -añade Espina- "fue muerto a bayonetazos en las afueras de la Puerta de Toledo."
La muerte de Pucheta tuvo lugar el 16 de julio de 1856. Tenía 38 años. No cayó hasta que, siendo el último superviviente de la barricada, se quedó sin municiones.
Pucheta formó parte de una comisión de toreros amotinados que dos años antes habían sido recibidos Isabel II. La reina los escuchó atentamente. Casi puedo imaginármela, observándolos con sus ojos azules, luminosos, desde esa distancia irónica que dominaba tan bien. Cuando Pucheta acabó su discurso, le objetó que las leyes le impedían acceder a sus peticiones.
- Señora -le contestó Pucheta-, todo eso es ...pura mierda. Ni leyes ni historia. Aquí quien mandamos somos nosotros y se hará lo que digamos".
- Todo eso -la le contentó la reina- me parece muy bien, pero arrímese a los toros con más frecuencia y acertará mejor a comprender lo que es la justicia bien administrada.
No me parece mala respuesta. En absoluto.
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El café de Ocata
Ayer acabé
Memoria, ficción y poesía, de Aquilino Duque, y me quedé con ganas de más. Como no tenía otro Duque a mano, anduve escarabajeando entre Zambrano y Ortega, sin poder concentrarme en ninguno de los dos y, finalmente, cansado, me fui a la cama.
Esta mañana me ha sorprendido la cartera trayéndome un libro pequeño que, inicialmente, he supuesto que sería de alguna de alguna editorial amiga o de algún amigo escritor, pero al abrirlo me he encontrado con queAquilino Duque me enviaba repuestos. He comenzado a leer
Mano en candela inmediatamente y ya no he podido abandonarlo. ¡Qué prosa! Este es un libro de pura literatura, un festín narrativo, una fiesta, un viaje que te va adentrando más que en un mundo, en una música, en un ritmo, en una sintaxis, en una cadencia. ¡Este es un libro andaluz, luminoso, fresco, y muy divertido!
Gracias, Aquilino.
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20:12
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El café de Ocata
He llegado a casa con ganas de silencio, tranquilidad, Plaza de Ocata y, sobre todo, de lecturas.
Nada más llegar me eché con voracidad sobre un libro que me esperaba desde hace un par de meses,
Semblanzas políticas, de Alfredo Opisso (1908), que recoge de manera sucinta y divertida algunos rasgos característicos de relevantes personajes de nuestro siglo XIX (que, dicho sea de paso, más me parece que se asemeja al XXI). Del rico y muy variado surtido de anécdotas, extraigo estas cuatro:
IEn 1860 se fundó en Madrid el periódico
El Contenporáneo, en cuya redacción se encontraban Valera, Bécquer, Ramón Rodríguez Correa y otras excelentes plumas. El periódico la tomó contra el ministro de Gracia y Justicia, don Santiago Fernández Negrete, acusándolo, sin razón, de empinar el codo con exceso. Cansado de tanta "fake news", Negrete llamó a Correa, le demostró que sólo bebía agua y le solicitó una rectificación. El periodista le contestó: "Yo no rectifico. Rectifique Usted bebiendo vino."
IICándido Nocedal dejó en una ocasión callado a Cánovas en plenas Cortes, al demostrarle que había falseado una cita de fray Prudencio de Sandoval (y eso sin poder consultar en Internet).
IIIDice Alfredo Opisso de Ríos Rosas que era “de profesión disidente” y para confirmarlo, un poco más adelante cuenta que “fue nombrado embajador de España en Roma. No había, sin embargo, de permanecer mucho tiempo sin disentir.”
⥎
A Aquilino Duque lo conocí hace pocos días en Sevilla y me dejó sorprendido por su amabilidad y memoria, que guarda, muy frescas, multitud de anécdotas de diferentes personajes, sobre todo del mundo de la letras de la segunda mitad del siglo XX.
Al llegar a casa me he encontrado con que Aquilino me ha enviado su último libro, que casi estoy subrayando por completo.
Ahí van algunos chascarrillos:
IDon Miguel de Unamuno llevaba siempre en su cartera el soneto de Gerardo Diego al Ciprés de Silos y de vez en cuando lo sacaba para leérselo a sus oyentes. En una ocasión, uno de éstas, don Américo Castro, dijo por todo comentario:-¡Bah! ¡No es Goethe!Replicó don Miguel:-¡Ni usté Mommsen!
II“Dionisio [Ridruejo] le dijo a Muñoz Grandes, que lucía uniforme de general alemán con pantalón de raya roja: ‘Mi general, ustedes los héroes serán en la historia lo que digamos los poetas.’”
La escena tuvo lugar en el transcurso de un almuerzo en la embajada de España en Berlín, el 22 de agosto de 1941. A Muñoz Grandes no le hicieron ninguna gracia las palabras de Ridruejo (que no hacen sino repetir lo que ya nos dijo Platón en la
República). El embajador resolvió la situación con un brindis “¡Por la entrada en Moscú!”
III“Un día en Roma [...] coincidieron [...] Dionisio Ridruejo y María Zambrano [...] y María dijo que para que las heridas de España se cerrasen, todos los españoles, de uno y otro bando, habrían de ponerse de rodillas.”
IV“Calvo Serer nos desaconsejaba los libros de Ortega porque se podían leer en el tranvía. En cambio, a Xavier Zubiri nadie le discute el título [de filósofo], pues por algo decía su suegro, don Américo Castro, que tenía la habilidad de añadir oscuridad a las tinieblas.”
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23:03
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El café de Ocata
IVuelvo a casa con hambre de hábitos y rutinas: de despertarme en mi cama, de encontrar mis zapatillas en su sitio, de sentarme en mi silla de trabajo y ver allá en frente un trozo de mar, de leer en mi rincón de leer, de recuperar el sabor del café-café de la Plaza de Ocata, de sentir en la piel el sol del Mediterráneo, de los paseos por la playa, de los saludos por la calle a la gente de siempre... Vuelvo a casa con la voluntad de pasar unos días haciendo lo mínimo posible. Por cierto, hoy mi mujer me ha llevado al cine, a ver
The mule, del grandísimo Clint Eastwood. Cine. Cine
tout court. ¡Y cómo se agradece!
IIVuelvo a casa y me encuentro con inquilinos inesperados: Un mirlo ha puesto su nido en un rincón de nuestro pequeño jardín obligándonos a todos a movernos con sigilo. Estamos todos expectantes, comenzando por mis nietos. ¿Hay otra manera mejor de afirmar la primavera?
IIIVuelvo a casa y me comunican que en el
Diario de Navarra aparece esta columna de Pedro Charro Ayestarán hablando de L
a Imaginación Conservadora.
IVVuelvo a casa y descubro que
Gregorio Luri és konzervatív képzelet. ¡Casi nada!
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El café de Ocata
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19:38
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El café de Ocata
... le compré este exvoto a un anticuario de Puebla y lo tengo aquí, a mi izquierda, en la estantería, junto a Fray Luis de Granada:
Cuete: BorracheraChorrillo: Cagalera.
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El café de Ocata
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18:54
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El café de Ocata
Mi peregrinación personal por la iconografía de Nuestra Señora de la Lectura Lenta me ha llevado a Sevilla y, por lo tanto, a la
calle de la Virgen de los Buenos Libros, que hace esquina, como descubrí allí mismo, con la calle Cisneros, un azar, sin duda, muy acertado.
De allí el camino me ha conducido (porque en esta peregrinación el camino es la meta) hasta Triana... Recuerden ustedes que estamos a las puertas de abril y que esto es Sevilla.
En Triana me esperaba, en la iglesia de Santa Ana, este retablo de Alejo Fernández (1520), una obra excepcional a la que la foto no le hace justicia, y que pone de manifiesto a la vez la influencia de flamencos e italianos en los artistas sevillanos de la época y la extensión de esta iconografía por Europa.
He dejado atrás Triana por el puente de San Telmo y me he acercado a San Salvador. Si han tenido la suerte de recorrer su sobrecogedor interior, ya sabrán ustedes que éste es un templo que te obliga a caminar de puntillas y mirando hacia arriba, porque en él se experimenta un irresistible empuje ascensional. Allí me esperaba esta anunciación de Pedro Duque Cornejo (primera mitad del XVIII) y el Retablo de Santa Ana,
que muestra a Santa Ana enseñando a leer a la Virgen. El autor es José Montes de Oca, que lo talló en 1714. Ya me he encontrado varias veces con la imagen de Santa Ana como maestra, pero este caso el encuentro es doblemente emotivo; en primer lugar, por la singularidad de la obra y, en segundo lugar, porque con ella se pretendió impulsar una campaña de alfabetización promovida en aquellos años por las Academias.
Seguiré caminando.
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21:26
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El café de Ocata
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17:54
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El café de Ocata
Ayer participé en una magnífica comida en un magnífico restaurante de Puebla con una magnífica compañía. Estaba presente el Nuncio apostólico. No entendí nada de lo que se habló. Estaba sumido en uno de mis episodios de acúfenos y más sordo que un tapial. Así que me limitaba a decir que sí a todo. A veces, cuando veo las caras con las que aquellos que pretenden ser mis interlocutores reaccionan a mis síes, me pregunto qué demonios me habrán preguntado.
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El café de Ocata
Los mexicanos tienen razón: hay que agradecerle al cielo lo divino y lo humano. Aquí tienen ustedes una muestra de la religión popular mexicana que he descubierto esta mañana por casualidad y me ha tenido entretenido -muy entretenido- durante horas.
Tupir: Atacar, agredir.Petatear: Morirse.
Calzonear: Defecar.
La pulcata es la pulquería, donde se bebe el pulque. No por casualidad hay una pulquería en la Ciudad de México que se llama "Los duelistas".
Una chichi: Un pecho.
Gallo: Serenata.
Tupir: Atacar, agredir.Coscolino: Mujeriego.
Cates: Golpes.
Coscolino: Mujeriego
Se le quitó lo menso: Dejó de ser objeto de burla.
Tupir: Atacar, agredirPetatear: morirse
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El café de Ocata
Uno cree que viaja al otro extremo del mundo y resulta que el mundo se ha encogido tanto que todo está a la vuelta de la esquina. Veía en el mapa el nombre de Huamantla, en el estado mexicano de Tlaxcala y sólo encontraba una eufonía que explotaba en chasquidos en mi boca al pronunciarlo. Es decir, algo exótico y atractivo, pero enigmático. Pues bien, resulta que Huamantla, en Tlaxcala, es una ciudad que, en cierta forma, quiere ser Pamplona. Y no sólo eso. Me encontré con varias personas que han estado en Pamplona.
El viaje de ida y vuelta fue magnífico. Muy buena y muy filosófica compañía. La ida la hicimos a la sombra de La Malinche, que se erguía a nuestra izquierda, majestuosa y, al menos para un español, acogedora. A la vuelta ya era de noche y se nos pasaron los quilómetros sin darnos cuenta, discutiendo sobre si Gadamer había entendido bien la "phrónesis" aristotélica. ¡Ya ven ustedes, qué cosas! El veredicto fue unánime: No.
La primera sorpresa vino cuando, tras la pantagruélica comida, pedí un tequila y me lo sirvieron así. Y entonces até cabos: aquel señor de la mesa de al lado con coleta debía ser torero y la cantidad de símbolos taurinos que nos rodeaban no era un mero adorno. Estábamos en un pueblo apasionadamente taurino. Tan taurino, que tienen su propio encierro, la "huamantlada". Se llama así porque, por vete a saber qué razón, suponen que el encierro de Pamplona se llama "pamplonada". Lean ustedes:
Esta calle viene a ser La estafeta de Huamantla:
La primera plaza de toros de Huamantla se construyó en 1870 y era rectangular. En 1910 la modificaron para darle la forma circular habitual. Fue entonces cuando la bautizaron como "La Taurina" En el año 2000 ampliaron el foro, que tiene cabida para seis mil espectadores. Pueden ver la carpa desmontable. No intenta dar sombra, sino proteger a los aficionados de la lluvia. En julio y agosto celebran la feria de Huamantla y el 18 de octubre, el aniversario de la fundación de la ciudad. Hay también una escuela de tauromaquia dirigida, como descubrí al verlo, por el torero que comía a nuestro lado.
Las comidas siguen siendo excelsas. Y, siempre dejándome llevar por los nombres, hoy he probado un postre con un nombre sugerente: "Dedo de novia":
Respecto al volcán, mi tocayo Don Goyo... la gente intenta tranquilizarme. Xavier Guzmán me cuenta desde la Ciudad de México que Popocatépetl quiere decir "montaña que humea" y que si humea, no explota. Me pregunto si Don Goyo estará de acuerdo. La verdad es que AMLO, el Presidente de México, acaba de decir que la situación no es preocupante.... y eso sí que me ha preocupado.
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El café de Ocata
Josep Bartolí y Frida Kahlo
En The Objective
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El café de Ocata
Ya no tengo dudas: Dios es de Puebla. Y, por lo tanto, el demonio no puede ser de muy lejos. Así que mientras el cielo nos sorprende con este escándalo luminiscente, el aire se va cargando de un tufillo de azufre que los poblanos parece que no sienten, pero que a mí me resulta molesto. Me aconsejan que me ponga una mascarilla.
Dios es poblano porque las excelencias de esta comida sólo pueden provenir de una mente divina. Me dejo llevar por los nombres de las cosas, pidiendo, eso sí, por favor, que no piquen. Si te dicen que sólo pica un poquitín, hay que rechazar la oferta de plano: es el diablo anticipándonos el sabor del infierno.
Desde mi habitación me quedo extasiado cada tarde con las puestas de sol, que acuden puntualmente a la cita, y no defraudan. Despliegan su esplendor justo sobre el Popocatépetl o, como lo llaman por aquí, el Don Gregorio y, de forma más coloquial, el Don Goyo.
¡Qué escenografía! Sólo falta la voz de Dios diciéndonos alguna cosa esperanzada a los que vivimos bajo el volcán.
Porque existe el volcán existen esta apuestas de sol.
Mañana me llevan a Huamantla. Y aquí estoy, repasando con el dedo los caminos que llevan a topónimos imposibles.
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23:14
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El café de Ocata
Dice Platón en las Leyes que los padres son imágenes vivas de los dioses.
Pero cuando uno tiene en su casa "como un tesoro inmóvil y abatido por la edad" a su padre o a su madre, ha de saber que no hay mejores intercesores a los ojos de los dioses.
"Para el hombre bueno es una suerte que vivan sus antepasados cargados de años hasta los últimos límites de la existencia y un motivo de amarga nostalgia que desaparezcan jóvenes".
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14:25
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El café de Ocata
He dispuesto de dos días de asueto en Puebla. Pedí a las personas que me han invitado que me dejara, por favor, a mi aire, para flanear a mi antojo, dejándome guiar exclusivamente por mis caprichos, sin necesidad de negociar los antojos. Antes de ayer, el Zócalo y alrededores; ayer me organicé un recorrido por las librerías de viejo de la ciudad y pasé una mañana realmente espléndida. Para ser justo debiera hablarles también de la comida poblana, una de las maravillas del mundo, pero permítanme que me limite a mostrarles algunas fotos.
Un indio con un libro. Este es nuestro legado como españoles. Han pasado los siglos y la magnífica biblioteca del obispo Juan de Palafox sigue siendo uno de los orgullos de Puebla.
Me gustan los pequeños establecimientos de comida, que no tienen más de un par de mesas, y donde se cocina a dos palmos del comensal... paso por ellos mirando de reojo, pero me gustaría entrar en todos...
... aunque no siempre tenga claro siempre qué es lo que se come allí.
La capilla de la Virgen del Rosario, en la iglesia de Santo Domingo (aquí se juntan el de Guzmán y el de Silos) es una de las joyas del barroco hispano. Ciertamente, como insiste Platón, la naturaleza nos puso los ojos en la cabeza para poder elevar la mirada hacia lo alto. El catolicismo es una pulsión ascensional y el católico, un árbol inverso, con las raíces apuntando hacia las estrellas.
Junto al esplendor de lo alto, la humildad de lo aparentemente bajo.
¡Cómo me gustan estas tallas sencillas, elementales, en las que la piedad suple con creces los límites del arte!
Aún se notan, en la iglesia de Santo Domingo, las huellas del último terremoto.
El flâneur viaja sin norte para encontrarse con lo que no busca.
Y el azar amigo suele ser su aliado... a veces.- Puedo hacerle una foto al escudo de la fachada?- No le entiendo --me dice el vigilante.- Si puedo hacerle una foto al escudo de la fachada -le repito despacio y gesticulando.- ¿Tiene usted algún familiar ingresado?- No.- Pues entonces, no.
Las plazas son de verdad plazas cuando tienen una iglesia en un lado que ordena la perspectiva y el espacio del conjunto. Pero para que las iglesias merezcan su nombre deben estar abiertas. Una iglesia cerrada es como un libro cerrado o un amor inédito.
Dice la prensa que el Popocatéplt se ha despertado y que estamos en alerta amarilla. Hoy el cielo se ha aliado con el volcán y le ha mandado al sol ponerse con pompa y circunstancia más allá del Popo y de sus nubes. El resultado ha sido una explosionó estética a la que mis fotos son incapaces de hacer justicia.
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23:53
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El café de Ocata
El hombre político es al hombre psicológico, lo que la educación moral es a la educación emocional.
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El café de Ocata
En las calles de Puebla.
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El café de Ocata
El día de ayer no comenzó en realidad con la salida del sol, sino a media tarde en la plaza de Tlalpan, que estaba en fiestas, como sus jacarandás florecidas. Puestos callejeros, niños correteando, música, terrazas llenas y aromas de los puestos de comida que la brisa mueve a su antojo de aquí para allá. Hay veces en que la vida te regala unos días así, como de tarde de fiesta de pueblo en vísperas de primavera y uno no siente ni que está viviendo, porque el mero vivir lo ocupa todo con su cordialidad.
El reencuentro con Xavier, como era previsible, alegre y con la urgencia de ponernos al día de nuestras idas y venidas. Hemos compartido proyectos e ilusiones. Estamos hechos para entendernos. A las 7 había quedado en el Centro Vlady, en la calle Goya, con Claudio Albertani y Xavier se prestó a llevarme hasta allí, pero de camino nos paramos en la casa de Alberto Híjar, intelectual marxista, amante del arte y de los toros, que tiene en la cabeza mil detalles de la historia de la izquierda mexicana y en su biografía los avatares de los últimos setenta años de esa historia.
Después Claudio Albertani me contó que aquellos originales de aquel famoso pintor español los tiene X y que vamos a intentar hacer una exposición, para la cual cuenta conmigo. ¡Qué persona más generosa es Claudio! Los detalles, amigos, en su debido momento.
El día de hoy puede decirse que ha comenzado a las 11 de la mañana con la conferencia que he dado en el auditorio Santa Teresa de Ávila de la Universidad Internacional:
Ser imperfectos en la sociedad de la excelencia. Allá estaba, entre el público, Javier Martínez, con el
Niebla de Unamuno entre las manos y estaban también la directora y la jefa de estudios de un colegio que ha organizado, con un notable éxito, un taller para padres basado en mi
Mejor educados. Lo que me han contado me ha emocionado. Por supuesto, les he ofrecido toda mi colaboración.
El tequila como una de las bellas artes
Escribo esto en Puebla. La tarde languidece y a través de la ventana de mi habitación veo el perfil volcánico del horizonte.
A veces vivir parece casi nada.
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14:04
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El café de Ocata
Me despierto a las 5 de la mañana. En frente de mi ventana, en el sexto piso de un edificio moderno hay un gimnasio. A esta hora intempestiva, al menos una docena de personas se empeñan en sudar la gota gorda. El culto a la salud está haciendo de nosotros unos enfermos. Conecto el ordenador. De la editorial Ariel me comunican que ya está en la calle la segunda edición de
La imaginación conservadora. Es una sorpresa muy agradable, en primer lugar, por inesperada.
El día ha sido largo y fértil. El dios de la cordialidad sonríe sobre México y todas las piezas de la jornada encajan con armonía. He hablado en el ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de México), entre otras cosas, de "la gran conversación" y, por lo tanto, de Quevedo, ya saben:
"Retirado en la paz de estos desiertos,con pocos, pero doctos libros juntos,vivo en conversación con los difuntos,y escucho con mis ojos a los muertos."En el ITAM me he reencontrado con amigos con patina (Javier Martínez Vilarroya) y hemos puesto cimientos a nuevas amistades. Tras una agradabilísima comida, Luis Moctezuma -la amabilidad en persona- me ha acompañado a visitar a Yolanda Lazo y hemos hablado, por supuesto, de Ramón Mercader y he dado con datos nuevos y relevantes -muy relevantes- sobre su estancia en el Palacio Negro (la cárcel de Lecumberri). He caído en la cama agotado y dichoso y el sueño me ha mantenido entre sus brazos hasta las cinco de la mañana. Sí, en el gimnasio ya estaban recibiendo a las primeras luces naturales con espasmos musculares.
Vuelvo a conectar el ordenador. Mi querido José Antonio Cabello me hace un regalo extraordinario: una copia del libro
De Robinsón a Odiseo, de José Vasconcelos, "El maestro de América", editado por primera vez en España en 1935. De él extraído este párrafo:
¿No está padrísimo?
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El café de Ocata
13 de marzo. Plaza de Coyoacán, tantas veces recorrida tras los pasos ausentes.
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El café de Ocata
Estaba yo tan ufano reivindicando la advocación de Nuestra Señora de la Lectura Lenta, que se me había escapado que ya existe Nuestra Señora de los Buenos Libros. Tras un primer momento de gozosa perplejidad, he decidido establecer una alianza entre ambas, de manera que a cada una se la pueda llamar con el nombre de la otra.
La primera mención que he encontrado a la advocación "de los Buenos Libros", es esta "Virgen de los Buenos Libros", que se encuentra en un libro publicado en 1674.
No sé si el Cardenal Sancha tenía conocimiento de lo anterior cuando creó en Valencia, a finales del siglo XIX, la "Asociación Pontificia y Diocesana de Nuestra Señora de los Buenos Libros y Prensa Católica", que tenía la misión de repartir libros y revistas en centros benéficos, cárceles y hospitales. Encargó al escultor valenciano Posada la imagen de de la Virgen que hoy se encuentra en la Iglesia del Salvador de Valencia.
Parece que los capuchinos sintieron tanta veneración por Nuestra Señora de los Buenos Libros, que difundieron su imagen e incluso introdujeron alguna innovación iconográfica sobre cuya calidad artística me reservo la opinión, aunque es fácil adivinar la intención que guió al artista, Juan González Moreno. Esta imagen puede contemplarse en la iglesia de los capuchinos de Murcia.
¿Y la calle sevillana de la Virgen de los Buenos Libros? De ella, lamentablemente, sólo sé que existe...
... y que en ella se encuentra esta cerámica de Nuestra Señora de los Buenos Libros pintada por Antonio Martínez Adorna.
Como pueden ver, mi información es muy pobre, pero confío en que poco a poco se irá completando. Así que, si alguno de ustedes tiene alguna cosa que decirme sobre esta cuestión, recibiré su información con repique de campanas.
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El café de Ocata
Cristóbal del Hoyo Solórzano y Sotomayor, Marqués de la Villa de San Andrés y Vizconde de Buen Paso (Tazacorte, Canarias, 1677- San Cristóbal de la Laguna, 1762), excusa en una de sus cartas a Judas Iscariote de una manera que da que pensar.
Tras haber oído un Jueves Santo a un predicador despotricar de manera encendida contra Judas, un soldado salió colérico de la iglesia dispuesto a darle al felón traidor su merecido. El demonio, que anda siempre al quite, se le apareció y se ofreció a conducirlo hasta su escondite. Al llegar al lugar, el soldado echó mano a su espada y hubiera acabado en un periquete con Iscariote si éste no le hubiera convencido, no sin esfuerzo, para que escuchara la verdadera versión de lo acaecido. "Atiéndame, Señor Soldado", le rogó, "y si no tengo razón, hará usted lo que quisiera de mi."
"Yo, Señor Sargento", dijo Judas, "era comprador en la casa de mi Maestro en tiempos en que no éramos en mesa más que doce, pero creció la familia mucho y el dinero era tan poco, que no me alcanzaba para el gasto. En este estado, mi Maestro, manirroto, se empeñó en que debíamos hacer una cena magnífica sin tener un cuarto. Unos judíos me dicen que me darían treinta monedas si les decía cuál era mi Maestro. Aunque no juzgué buena aquella acción, pensando que mi Maestro se paseaba por el mar como cualquiera por su casa; que atravesaba paredes, como hace el sol por los vidrios; que del agua hace vino y de cinco peces comida para muchas almas, decidí tomar el dinero, que mi Maestro ya haría de las suyas para salvarse y los judíos quedarían burlados y nosotros, remediados. Pero llegada la hora, lo agarraron, y él se dejaba agarrar como un cordero, y yo me decía para mi sayo: "¿A qué espera este hombre?" Pero viendo que se lo llevaban sin que nada de lo que yo había previsto aconteciera, me salí afuera contrito, y me colgué. Estos pocos reales me quedaron, aquí los tiene usted, y déjeme en paz, por su vida, que bastantes preocupaciones tengo yo".
Las Cartas del Marqués fueron publicadas en 1740 por fray Gonzalo González de San Gonzalo (no me invento su nombre, que ahí está Google para verificarlo).
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Estoy leyendo todo lo que he podido comprar de Antonio Espina en Iberlibro. Lo último ha sido su biografía de Cánovas, de la que recojo tres pinceladas para este Café.
Me han impresionado los desayunos del prócer, expresión de su libertad gastronómica, a pesar de que era diabético. A las 8:30 tomaba un tazón de caldo con 6 yemas de huevo batidas y un tazón de café con la nata de medio litro de leche. Con razón lo llamaban “El Monstruo”.
Me he vuelto a encontrar con el arte de don Antonio para la esgrima dialéctica. Menos retórico que Castelar, dominaba, sin embargo, la estocada. A Manuel Cañete lo describió, haciendo uso de su libertad de expresión, como "un tonto adulterado por la cultura.” Y sobre los límites de la libertad de expresión es, precisamente, de lo que quiero hablar.
El dialécticamente implacable Cánovas es partidario de la libertad de expresión, pero considera, y aquí está lo relevante, que las palabras, atendiendo a sus consecuencias, pueden ser consideradas también como actos de habla y que, por lo tanto, la libertad de palabra no es incondicional.
Conviene recordar aquí que,
como dice Juan Marichal, en toda la vida pública de la España liberal había una absoluta libertad de expresión. Castelar insistía en que “no hay legalidad ni ilegalidad en las ideas; hay legalidad e ilegalidad en los actos.” Este es, precisamente, el principio que pone en cuestión Cánovas en el conocido como "Discurso sobre la Internacional," que lo enfrentó a Castelar (del que, por otra parte, se sentía cada vez más próximo) en el Parlamento el 6 de noviembre de 1871: "De estos bancos en que se profesan ideas liberales conservadoras no ha salido de los labios de nadie la idea de que se persiga la mera discusión. Si otra cosa creéis, si esto que digo no es cierto, atreveos a decir quién y cómo ha profesado semejante doctrina. No. Aquí hemos juzgado, aquí estamos discutiendo actos."
Hoy a algunos les continúa resultando difícil entender que ciertas palabras pueden ser vistas como actos y que, por lo mismo, la libertad de expresión no es ilimitada. Si asumo un compromiso con alguien y lo rompo posteriormente a mi antojo alegando mi libertad de expresión, soy un irresponsable. Mis palabras han tenido incidencia sobre la realidad y por eso mismo tienen consecuencias. Si alguien comienza a gritar "¡Fuego! ¡Fuego!" es un espacio cerrado repleto de gente, no está meramente ejerciendo su libertad de expresión. Está provocando una alteración de la realidad con consecuencia potencialmente muy graves. Por esta razón, cuando una idea se expone, no puede ser juzgada únicamente como manifestación de la libertad del que habla. Si tiene consecuencias ilícitas, su exposición puede ser también considerada ilícita.
Podemos decir, pues, que fue don Antonio Cánovas del Castillo el primero que habló de “actos de habla.”
Por cierto, tiene don Antonio Espina una deliciosa biografía de la gran "aventurera" (así la calificaban algunas, aparentando desprecio hacia ella) Lola Montes. Está escrita con tanto salero que el hecho de que se salte con frecuencia la fidelidad histórica, no solo tiene poca importancia sino que, a mi modo de ver, les resta valor a las biografías serías de la bailarina devoradora de hombres (especialmente si eran opulentos). No hay ninguna posibilidad de que Lola Montes fuera prima del torero Paquiro (Francisco Montes) ni de que naciera en Sevilla. ¿Pero saben qué? ¡La realidad se lo pierde! "Lola Montes -escribe Espina- fue una mujer admirable que vivió como quiso, hizo lo que quiso y si no fue feliz, porque eso no hay quién, se aproximó mucho a lo felizoide. Que ya es."
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7:24
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El café de Ocata
Para leer con lupa: ¿Qué pasa con el sistema educativo de Finlandia? Creo que no deberíamos apresurarnos con las conclusiones,
pero el debate está abierto: Los críticos con el sistema educativo finlandés van en aumento.
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10:57
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El café de Ocata
Leo en un reciente estudio del IESE que "un 72% de las grandes empresas españolas encuentran dificultades para cubrir los puestos de trabajo que ofrecen", pero lo que más me llama la atención es esta observación: "Existe una brecha importante de conocimientos, capacidades y actitudes, que aumentará en los próximos 5 años." Si nos atreviéramos a llamar a las cosas por su nombre diríamos que lo que hay es conocimiento precario y caracteres blanditos.
“
El futuro del empleo y las competencias profesionales del futuro: la perspectiva de las empresas.”
Un dato más que previsible: Un 52% de las empresas no encuentra en los graduados "las capacidades requeridas de comunicación". Es decir, que encuentran una notable pobreza lingüística. Conviene recordar en este contexto lo que ya hace unos años observaba Andreas Schleicher: “España aparece mejor posicionada en los rankings internacionales cuando se considera la proporción de jóvenes que tienen titulación universitaria que cuando se evalúa el nivel de comprensión lectora o habilidad aritmética de estos jóvenes. Más de un tercio de los graduados universitarios españoles no superan el nivel dos en la prueba de comprensión lectora. Por tanto, no están suficientemente preparados para lo que sus puestos de trabajo exigen.”
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11:26
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El café de Ocata
Este magnífico manual fue publicado en 1920. Lo menos que puede decirse de su autor, Alfredo Opisso, es que sabía de qué hablaba. Está estructurado en una amplia introducción y tres partes.
La introducción, de carácter más filosófico trata de la importancia de la lógica y sus materiales, los sentidos, la imaginación, la sensibilidad interna y el entendimiento.
La primera parte analiza la percepción, el juicio y el razonamiento; la segunda, la verdad y los criterios; la tercera, la ciencia, el método, la metodología especial y se cierra con una serie de conclusiones prácticas.
Pero el libro no acaba aquí. Las últimas páginas recogen un pequeño diccionario con algunos de los términos que han aparecido en las páginas anteriores, como como axioma, Buridán, criticismo, Eneida, estolidez, Macbeth, ontológico, prosilogismo, quididad, Stuart Mill, Tannhäuser o Víctor Hugo.
Tras leerlo, he llegado a la conclusión de que hoy no tiene cabida en nuestras aulas por varias razones, la principal de las cuales es que nos exige pensar.
Los neopedagogos se llenan la boca con la importancia de enseñar a pensar a nuestros alumnos. Les gusta considerarse más inteligentes que nuestros bisabuelos. Pero, honestamente, algo tendrían que aprender de ellos.
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8:25
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El café de Ocata
Dorothy Bishop: "Neuroscientists can tell you which brain regions are most involved in particular cognitive activities and how this changes with age or training. But these indicators of learning do not tell you how to achieve learning. Suppose I find out that the left angular gyrus becomes more active as children learn to read. What is a teacher supposed to do with that information?"
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22:47
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El café de Ocata
La muerte, esa desnarigada impertinente, sorprendió a Espronceda escribiendo un discurso en defensa de la rebaja de tarifas en la importación de lanas peinadas. Sospecho yo que eligió el momento con alevosía, para demostrar que no hay vida que quepa en un poema.
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10:08
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El café de Ocata
- ¿Mis cómplices? ¡Francia entera, señor presidente y vos mismo si hubiese triunfado!
Pero no había triunfado y por eso mismo el tribunal lo consideró el principal responsable del intento del golpe de Estado contra Napoleón del 22 de octubre de 1812, y lo condenó a ser fusilado aquella misma noche.
Al conocer la noticia, su hermana abrió la cajita que él le había entregado cuando tenía 14 años, con la orden de no abrirla hasta su muerte y quemar posteriormente la nota que guardaba en su interior. El texto, escrito con sangre, decía: "Llegaré a mariscal de Francia o pereceré. En París, la noche del 12 de septiembre de 1768. Firmado: Claude François de Malet."
Entre los que conspiraron junto a Malet se encontraba un personaje oscuro que se hacía llamar Comagno, pero que en realidad era un compostelano llamado José Fernández Caamaño, un aventurero que comenzó siendo cura en un pueblecito de Lugo y tras probarse todas las chaquetas políticas y pasar diferentes temporadas en prisiones de Francia, urdió con Malet un intento descabellado de golpe de Estado que, sin embargo, a punto estuvo de triunfar. El 22 de octubre de 1812 hicieron circular por París la noticia de que Napoleón había muerto en Rusia, imprimieron órdenes falsas con las cuales liberaron a varios antibonapartistas de las cárceles, detuvieron al ministro del interior, se incautaron de la prefectura de policía -donde se instaló Caamaño- y, cuando el triunfo parecía inminente, todo el plan de hundió porque un avispado oficial del Estado Mayor se dio cuenta del embuste.
Caamaño fue preso y a partir de aquí lo que sabemos de él es fragmentario. Durante el reinado de los Cien Días pasó a Londres, donde permaneció 5 años, tras los cuales se instaló en Málaga acompañado de una joven inglesa (que más tarde lo abandonó para marcharse con un comerciante malagueño). Entre 1829 y 1931 vivió en Madrid. Regresó a Francia. Luis Felipe le concedió una asignación para realizar prospecciones arqueológicas que se gastó en viajes frívolos por Europa. Volvió a París y se hizo cargo de la parroquia de Santa Pelagia. Y no sabemos nada más de él.
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El café de Ocata
Una: “El Leviatán asume cada vez más los rasgos de una vaca lechera"
y
Dos: "Cuando un Estado se desmorona, los hombres pierden su valor. También esta situación puede llamarse ‘libertad’”
Arnold Gehlen, Moral und Hypermoral.
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17:13
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El café de Ocata
"Hay que saber también que la verdad raramente resulta dulce al paladar: es casi siempre amarga."
- Alexander Solzhenitsyn, El declive del coraje.
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El café de Ocata
Las composiciones musicales de Nietzsche "transmiten invariablemente la sensación de que, de haber vivido más tarde, podría haber conseguido el éxito como compositor del música de acompañamiento para el cine mudo."
- Sue Prideaux, ¡Soy dinamita! Una vida de Nietzsche.
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8:05
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El café de Ocata
Armando Zerolo, profesor de Filosofía del Derecho, a quien hasta hace muy poco conocía exclusivamente por sus libros, firma esta reseña:
La imaginación conservadora: grandes ideas de la historia para recuperar el sentido del presente. Me está sorprendiendo la buena acogida del libro. No hay día que no reciba alguna petición de entrevista o alguna solicitud para participar en un debate, mesa redonda o comida. Lo mejor de todo esto es que me está permitiendo conocer a personas de gran valía, como el mismo Armando.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
... de Torres Villarroel en su Calendario de 1756:
“Cuando los mil contarás,
con los trescientos doblados
y cincuenta duplicados
con los nueve dieces más,
entones tú lo verás,
mísera Francia, te espera
tu calamidad postrera
con tu rey y tu delfín
y tendrá entonces su fin
tu mayor gloria primera.”
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20:22
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El café de Ocata
Hoy me han escrito, interesados por La imaginación conservadora un periodista madrileño y otro barcelonés, un profesor alicantino, una importante fundación alemana y un noble húngaro. Además Alain Minc me ha asegurado que pretende leer el libro en español.
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10:24
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El café de Ocata
El 13 de febrero de 1837, lunes de Carnaval, se suicidó Larra en su habitación del número 3 de la calle de Santa Clara. La causa inmediata fue el "amor mal pagado" -como se decía entonces- de Dolores Armijo. Pero Larra llevaba en su alma un mar de fondo desde hacía tiempo. Poseía una inteligencia inexorable que no le permitía el recurso del cinismo ante las tramoyas del mundo y el peso creciente de la irrealidad y nunca quiso buscar refugio en la fe.
Su cadáver se expuso en la iglesia de Santiago. Llevaba levita, corbatín alto y pantalón negro. Dicen que su rostro irradiaba una inquietante serenidad. El cortejo fúnebre enfiló hacia el cementerio General del Norte siguiendo la calle Mayor, Puerta del Sol, Montera y Fuencarral. Por la mañana había llovido mucho y la tarde había quedado encapotada y gris, con un cielo tan bajo que parecía accesible, a pesar del viento helado que venía del Guadarrama.
Antes de introducir el ataúd en el nicho, Mariano Roca de Togores dijo unas palabras "en loor del desdichado suicida."
Cuando el albañil terminó de completar su trabajo, leyeron poemas muy sentidos Gertrudis Gómez de Avellaneda y Antonio García Gutierrez, a los que se unió, de forma inesperada, un joven desconocido, escuálido, de rostro enfermizo, melena abundante, figura desmedrada y levitón raído, que, avanzando con paso firme, se detuvo ante los asistentes y comenzó a leer unos papeles que llevaba en la mano:
"¡Ese vago clamor que rasga el vientoes el son funeral de una campana!Vano remedo del postrer lamentode un cadáver sombrío y macilentoque en sucio polvo dormirá mañana."
Fue tal el entusiasmo provocado por estos primeros versos, que García Gutiérrez le arrebató al joven nervioso los papeles y siguió leyéndolos él.
Así se presentó Zorrilla ante el mundo de las letras.
Sin embargo... -¡siempre ha de haber un sin embargo que reconozca a la trivialidad sus derechos de propiedad sobre el mundo!- Zorrilla, recordando más tarde aquel entierro, escribirá estos versos hermosos y lamentables: “Nací como una planta corrompidaal borde de la tumba de un malvadoy mi primer cantar fue a un suicida.¡Augurio fue, por Dios, bien desdichado!...”
En su libro Recuerdos del tiempo viejo, le retiró a Larra el calificativo de malvado, quizás intentando librarse él mismo del peso de este exabrupto..
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El café de Ocata
El superintendente de policía de Madrid prohibió a los menores de 25 años que no fueran policías llevar bigote, ya que había descubierto que se lo dejaban crecer para poner de manifiesto sus convicciones liberales.
Ventura de la Vega no obedeció y por eso fue interpelado en plena calle por Zorrilla, jefe de policía y padre del futuro poeta. - Váyase inmediatamente a una barbería y que le afeiten esos pelos -le ordenó.- Señor -replicó Ventura de la Vega-, considere usted que son mis únicos bienes raíces...- ¡A que acaba en la cárcel con todas sus posesiones...!
En ese momento un joven elegantemente vestido le gritó a Zorrilla:-¡Mentecato! ¿Quién le manda a usted meterse con mi amigo? A continuación se presentó como el Duque de Montalvo, bien conocido por su amistad con Fernando VII.
El policía se arrugó, fuese y no hubo nada.
Cuando se quedaron solos, el recién llegado reveló su verdadera identidad. Era Luis González Bravo, periodista de origen sevillano, que tenía un gran parecido con el duque de Montalvo y que con el tiempo llegó a ser diputado, ministro del interior y presidente del gobierno. Estro último, por dos veces.
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14:11
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El café de Ocata
Querido Gregorio :
Muchas gracias por tus saludos. También yo tenía ganas de escribirte y felicitarte por mantener esa líneas de defensa de las Humanidades con tanta claridad como lo sigues haciendo, en libros y entrevistas. (Leí tus recientes líneas en el suplemento de “El País”, y me pareció todo muy bien expuesto. Te recuerdo yo también a veces. Me hubiera gustado invitarte a mi entrada en la Academia, y no lo hice pensando que Barcelona estaba lejos).
Un fuerte abrazo, de tu viejo amigo Carlos
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El café de Ocata
Me escribe mi amiga B:
Voilà ce qu’il s’est passé aujourd’hui à Paris. La haine antisémite absolue.Et encore, toutes les injures ne sont pas sous-titrées, elles sont d’une violence inouïe: Sale juif de merde, tu vas mourir, etc....C’est horrible, j’avoue que ça m’a fait un choc rude.
B.
Le contesto:
Vi ayer esas imágenes vergonzosas con un sentimiento de desolación, porque muestran una derrota de Europa. Al contemplar el rostro perplejo de "Franki", del que tengo tantos libros en casa, me he sentido por primera vez un poco judío.
G.
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23:23
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El café de Ocata
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17:05
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El café de Ocata
¡Qué impresionante el finísimo retrato que traza Julián Marías de Jovellanos en Los españoles. ¿En qué demonios estaba yo pensando que aún no me había leído este magnífico libro? En cierta manera es un retrato del Marías íntimo, pues no duda en reflejarse a sí mismo en sus comentarios de los españoles que va recogiendo con cariñoso respeto a lo largo de sus páginas: Jovellanos, Isla, Moratín, Menéndez Pidal, Marañón, Unamuno... Y con lo que va recogiendo construye un test proyectivo de su propia personalidad.
A Jovellanos lo sitúa en la puerta de entrada de Los españoles, y para comprender por qué bastan las palabras con las que nos lo presenta: "era un hombre de esos para quienes la realidad cuenta; no le interesaba suplantarla, ni olvidarla, ni brincar desde ella a cualquier fasmagoría. Por eso no fue nunca ni un demagogo, ni un arbitrista, ni un ideólogo."
Cuando leí la biografía que Nocedal le dedica a Jovellanos, me quedé con su reivindicación del asturiano como figura pionera del conservadurismo hispano. Pero es en las páginas de Marías donde se encuentran los argumentos importantes para hacer posible esta reivindicación. Como muestra, un párrafo de la carta que le escribe Jovellanos a su amigo, el cónsul inglés Jardine, el 3 de junio de 1794: “Dirá usted que estos remedios son lentos. Así es: pero no hay otros; y si alguno, no estaré yo por él. Jamás concurriré a sacrificar la generación presente por mejorar las futuras. Usted aprueba el espíritu de rebelión; yo no: le desapruebo abiertamente y estoy muy lejos de creer que lleve consigo el sello del mérito. Apruebo a los que tienen valor para decir la verdad, a los que se sacrifica por ella; pero no a los que sacrifican a otros entes inocentes a sus opiniones, que por lo común no son más que sus deseos personales, buenos o malos.”
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23:40
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El café de Ocata
"Ha habido un momento, a comienzos de nuestro siglo, en que el primer problema para un español no era otro que el de España". Así comienza el libro que acabo de abrir. Julián Marías escribió estas palabras el 13 de enero de 1962.
En principal responsable de mi devoción filosófica mariana es mi admirado Rafael Hidalgo, al que veré el 16 de mayo en Zaragoza.