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El café de Ocata
Leyendo la biografía de Serrano firmada por el Conbde de Villa-Urrutia.
Cuando se decidió la boda de Isabel II con el lindo Francisco de Asís, lord Palmentin advirtió al embajador británico en Madrid: “El Infante Don Francisco de Asís está imposibilitado física y moralmente para hacer la felicidad privada de Su Majestad".
Pero la boda tuvo lugar, para desesperación de Balmes, que tanto había apostado por un enlace entre Isabel II y el Conde de Montemolín, el pretendiente carlista, que hubiese puesto punto final a la guerra civil. La reina lo rechazó porque... era bizco. No tardó en lamentar su elección, pues, como ella misma dijo: “¿Qué podía esperar de un hombre que en la noche de bodas llevaba más encajes que yo?”.
Pierre Luz describió así a Francisco de Asís:"Pequeño, delgado de gesto amanerado, de voz atiplada y andares de muñeca mecánica. En la intimidad lo llamaba el pueblo Paquita, Doña Paquita, Paquita Natillas o Paquito Mariquito. Le gustaban los baños, los perfumes, las joyas y las telas finas".
Le cedo la palabra ahora a Villa-Urrutia: “Vióse defraudada en todas sus esperanzas de Reina y de mujer... No consentía el temperamento de la joven Soberana el régimen de rigurosa abstinencia a que pretendía someterla su marido, esperanzado a caso con rendir la plaza por hambre, sin exponerse a los riesgos... del asalto... Díjose que el General bonito... D. Francisco Serrano... ofreció a la Reina los consuelos que requería el caso, lo cual exacerbó al Rey, que se quejaba, sobre todo, de que no le guardara el General las consideraciones que siempre tuvo Godoy a Carlos V... Por lo demás, aunque la desavenencia que había en Palacio daban lugar a murmuraciones y hablillas, lejos de causar daño a la Reina, coincidió con la época de su mayor popularidad”.
Mientras Francisco de Asís cortejaba a los actores del Teatro Real, Isabel II no se quedaba con los brazos cruzados. En una de las habitaciones del Palacio Real de San Ildefonso están expuestos los retratos de los 12 bebés que tuvo, algunos ya sin vida.
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El café de Ocata
Hoy es San Pedro, santo patrón de Ocata, pueblo que fue de pescadores y marineros, y ayer hubo verbena. Tocó hacer de abuelo y fingir valentía con mi nieto Bruno y un amigo suyo, metiéndome bajo el fuego "dels dimonis" y sus atronadores petardos. Un martirio para mis oídos, pero un regalo para mi "abuelez". La condición de abuelo rejuvenece.
El mes que viene tengo un debate en Valladolid con Cayetana Álvarez de Toledo sobre el conservadurismo y ando dándole vueltas al asunto. ¿Se puede ser conservador en España? A veces pienso que no nos podemos sufragar ese lujo.
Dice Cayetana en El Mundo: "reivindico mi derecho a ofender y ser ofendida. Es decir, a pensar". A mí no me gusta ni ofender ni ser ofendido y, sin embargo, no puedo dejar de pensar (si bien o mal... eso ya es harina de otro costal) y sé muy bien que como decía Wittgenstein, no puedes pensar honestamente si tienes miedo a hacerte daño. Es decir, reivindico mi derecho a ofenderme a mí mismo. Pero tampoco soy tan ingenuo como para ignorar que, desde el momento en que esceribes y publicas, hay gente dispuesta a sentirse ofendida por lo que dices.
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El café de Ocata
Haciendo un paréntesis entre Pi i Margall y el general Serrano, he dedicado unos días a
Los tres diálogos y el relato del Anticristo de Vladimir Soloviev. Por una parte me he sentido culpable por haber postergado tanto la lectura de este sorprendente texto, pero, por otra, me he dicho a mí mismo que aún me quedan muchas sorpresas que descubrir en mis lecturas, porque a leer, amigos, no se acaba nunca. Muchas y muy fértiles son las ideas que podría comentar de este sorprendente texto, especialmente de esa joya que es el relato del Anticristo, pero me voy a limitar a resaltar tres frases que sirvan de entremés a los curiosos:
"Si pecar es malo, peor es recordar siempre los propios pecados, porque eso significa que uno está lleno de rencor."
"Existe un solo pecado mortal, el desconsuelo".
"No hables con los beatros, que se insinúan en el alma de los otros porque la suya está vacía."
El peor tipo de beato es, sin duda, el filosófico. A esos catedráticos de filosofía que sólo saben decir vaguedades biensonantes porque no tienen nada que pensar que les haga daño o les ponga en un aprieto, habría que ir anunciándolos por las calles con una campanilla, para apartarnos de su paso. Son contaminantes. Siempre están predispuestos a renunciar a un argumento si eso les permite alardear de su indignación moral. Siempre están a favor de todo lo bueno y en contra de todo lo malo, siendo lo bueno y lo malo, obviamente, lo que se lleva. Siempre hablan poniendo cara de obispo. No temen asesinar vilmente el rigor intelectual, pero, eso sí, les gusta pedir disculpas por si, al haber acercado la filosofía al pueblo, la han trivializado un poco. Y entonces muestran al mundo una lágrima de cocodrilo y la confunden con un sistema de pensamiento.
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El café de Ocata
En el SubjetivoEl ayuntamiento de Barcelona quiere que hablemos bien. No gramaticalmente bien, cosa que sería loable, sino políticamente bien, y eso es alarmante. Como, al menos por ahora, no puede poner policía lingüística por la calle, exige el lenguaje políticamente correcto a las empresas que pretendan trabajar para el municipio. Una de las palabras que estas empresas no deben utilizar, so pena de no firmar un contrato, es "abuelo". Y eso me ha dolido. El Ayuntamiento de Barcelona nos dice que no hay que utilizar la palabra "abuelo" más que con las personas que han tenido nietos. Cuando no es el caso, hay que hablar de "personas mayores".
Hay aquí dos cosas que me llaman la atención. Primero, que, por lo visto, habrá que preguntar a una persona de edad si tiene o no nietos para saber cómo referirse con propiedad a ella y, segundo, que se da por supuesto que eso de ser abuelo tiene algo de denigrante. Vaya, que es preferible ser una persona mayor que un abuelo.
Como en mi caso lo de ser abuelo es una de los mejores cosas que me han pasado en la vida y, además, fui abuelo antes de considerarme "mayor", me declaro en rebeldía frente al ayuntamiento barcelonés.
Soy abuelo. Y estoy decidido a seguir siéndolo mucho tiempo. Es un título que llevo con el mayor orgullo. De hecho, mis nietos son el bálsamo que cura las heridas de la edad.
Además quiero ser un abuelo políticamente incorrecto. Ayer mismo, comiendo, les conté a mis nietos la increíble historia del Emperador Kalil-Kan Rasundranirta, a quien le faltaban la mano derecha, el pie izquierdo y las dos orejas y, visto que el Ayuntamiento de Barcelona tampoco quiere que se usen las palabras "negro" o "inmigrante, me he decidido a dar forma a otra historia que estará protagonizada por Pocopán el Negro y Muerdesuelas el Inmigrante.
Añado aquí la dosis de humor diaria:
junio 26, 2019
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8:43
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El café de Ocata
Toca escribir el artículo para El Subjetivo de mañana. Me he decidido por Fraga y Carrillo, porque en tiempos de cordones sanitarios no está mal recordar a quienes renunciaron a los mismos. Esta tarde presento el último libro de Norbert Bilbeny en la Casa del Libro de Rambla Cataluña. Espero que asista mi buen amigo, el mexicano Luis Moctezuma, que está de paso en Barcelona, y así después nos iremos todos de copas. Parece que llega la ola de calor que se anuncia como un nuevo jinete del Apocalipsis. Por si acaso, comenzaré el día con mi baño marino matutino. Para allá voy.
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El café de Ocata
Mingote
Se supone que está a punto de llegar una ola de calor que nos dejará a todos achicharrados, pero aquí, en Ocata, sopla una brisa marina deliciosa que riza ligeramente el mar y da alivio a la espera.
Me pide un amigo que le diga qué pensadores conservadores vivos me parecen relevantes, pero me especifica que no quiere una respuesta erudita, sino personal, como si estuviéramos dando un paseo juntos y de repente me hiciera la pregunta. Acepto, claro, el reto.
Dejando de lado los libros que puedan interesarme en un momento u otro de diferentes pensadores, intento seguir los pasos de dos grupos de conservadores, uno francés y otro norteamericano. De vez en cuando echo una mirada por Inglaterra (de todos los filósofos conservadores británicos, el que más me interesa, porque me parece el más riguroso, es Alasdair Macintyre) o Italia (del Noce, aunque no esté vivo, me sigue pareciendo tan actual…), pero siempre vuelvo a los mismos.
En Francia:
1. Entre los discípulos de Aron: el gran Pierre Manent me parece que no deja de crecer. Ultimamente me ha intresado uno de sus discípulos norteamericanos de Manent, Daniel J. Mahoney, cuyo último libro
The Idol of our Age lo he devorado con una mezcla de interés e inquietud.
2. De los discípulos de Freund, intento no perder la pista de Jean-Claude Michéa, pero lo sigo a cierta distancia empática. Sigo con mucha mayor empatía a Chantal del Sol.
3. De los que podríamos llamar ex-progres me interesan Finkielkraut y Milner (
La arrogancia del presente).4. Alain Minc, al que tengo por más conservador de lo que él cre. 5. Intento estar muy al tanto de la revista
Causeur, aunque a veces muestra ramalazos de integrismo.
6. Como fenómeno sociológico, he seguido con gran interés los avatares de la “Manif pour tous”. 7. Por encima de todos, mi veneración es para el inmenso Rémi Brague. He tenido la fortuna de haber asistido a seminarios suyos y de haberlo traído a Barcelona y a Madrid para participar en un curso que organicé para la Fundación de la Caixa.
En USA
1. Intento no perderme el mapa cambiante de los discípulos de los discípulos de Leo Strauss, que es el único filósofo del siglo XX que ha creado una importante escuela de pensamiento político, bien que, como suele ocurrir, con sus divisiones internas. Curiosamente es un filósofo en auge en las universidades chinas. Me interesó mucho el “Postmodern conservatism” de Peter Augustine Lawler y ahora intento seguir la página de McManus con este nombre:
Postmodern Conservatism.
2. Sigo
The Imaginative Conservative (que publica textos interesantes, siguiendo la estela de Russell Kirk) y, por supuesto,
Fisrt Things.Un punto y aparte merece el
Grupo Hermenéutico Estraussiano de Les Planes, que avanza lenta, pero implacablemente, hacia la Historia.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Pido disculpas por lo abandonado que tengo este Café de Ocata. Prometo intentar abrirlo con más asiduidad.
Puedo asegurar que no ha sido la desidia la resonsable de las persianas bajadas, sino todo lo contrario, el mucho trabajo.
Me he propuesto estudiar a fondo nuestro siglo XIX. Me da la sensación de que el siglo XX ha sido un paréntesis en una cadena de acontecimientos que viene de más lejos y que estamos no sé si retomando los problemas que quedaron irresueltos o recayendo en ellos. Allá, en cualquier caso, están las raíces del país que somos. Me he trazado un plan de lecturas ambicioso e intento cumplir disciplinadamente con el mismo. Estoy, además, dándole vueltas a una posible, pero no inmediata, continuación de La imaginación conservadora.
Al mismo tiempo, me interesa mucho la actual crisis del humanismo, que no sé si es o no una crisis pasajera o el anuncio de un declive imparable, pero hay muchos índices en nuestro tiempo que nos vienen indicando que nos hemos cansado de ser humanos. Voy acumulando lecturas, especialmente de autores anglosajones, dando forma también a otro proyecto que, cuando no estaba al tanto de la complejidad del asunto, iba a ser inmediato, pero que, consciente de lo que me falta por leer, tomará cuerpo cuando Dios quiera.
Por último, estoy trabajando con bastante intensidad (la intensidad que me permite el tiempo que me deja libre todo lo anterior... más mis faenas de abuelo) en mi próximo libro, que quiere ser una defensa apasionada del conocimiento en la escuela. Tengo centenares de notas y cincuenta libros alrededor de mi mesa. Si todo va como lo tengo pensado, tendré acabado un primer redactado para finales de julio, para ponerle el punto final en noviembre, y así podría salir para principios de año.
En fin, que no estoy con los brazos cruzados. Prueba de ello son también mis brazadas, porque he recuperado con gran placer mis baños estivales. Pero les prometo, porque he visto, no sin emoción, que son muchos los que vienen a este café cada día a ver si aún sigue cerrado, que mantendré la puerta aunque sea entreabierta.
Una última cosa por hoy: si el viernes 19 de julio están ustedes por Valladolid, sepán que y estaré en Casa Revilla dialogando con Cayetana Álvarez de Toledo:
12:40 – Mesa Redonda “¿Qué derecha liberal-conservadora necesita España?”Cayetana Álvarez de Toledo (diputada y periodista de El Mundo) y Gregorio Luri (filósofo) Modera: Pilar Rodríguez Losantos (consultora política)
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Repito una entrada de enero del año pasado. Mi infalible amiga B. me envió desde París un libro que, viniendo de ella sabía que sería una joya. Siempre da en la diana. Por eso decía que "tenerla de consejera literaria es como disponer de un embajador en el Parnaso. Libro que me recomienda, libro que está condenado a tener éxito de manera inmediata".
Ahora se acaba de publcar en España.
Gracias, B.
Al comenzar a leer el libro me ha sorprendido lo familiar que me resultaba el texto. ¿A qué se debía? Al finalizar el primer párrafo, no tenía duda: yo había leído eso. ¿Pero cómo podía ser posible si estaba seguro de no haber leído el libro? De repente he caído en la cuenta: El 19 de abril del año pasado
escribí en un post:
Esta mañana he encontrado esta joya en The New Yorker que me permite comprobar, de nuevo, la actualidad de los clásicos:A FATHER’S FINAL ODYSSEYBy Daniel Mendelsohn
Y así se cierra el círculo, permitiéndome constatar, de nuevo, que todo lo que rima es verdadero.
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El café de Ocata
Querido Gregorio,
... Y por otro lado, te mando mis disculpas por lanzarte -desoyendo tu petición- la pregunta sobre el nihilismo al que aludes en la imagen del viernes Santo. Así, valga como intento irónico para una justificación que me aventuré a formular la pregunta por el deseo sincero de comprender cómo vives esa soledad de la que nos hablaste en tu casa. En lealtad con la experiencia más humilde que hago en el fragor cotidiano, también yo, cristiano cautivado por el acontecimiento siempre nuevo de la vida en Él, percibo como constitutiva de esta nuestra naturaleza humana una cierta sombra punzante de viernes santo. Como alfiler que aguijona sutilmente el corazón, el sepulcro persigue encerrarme en la sombría autosuficiencia de la nada. Quizá sea el aguijón de la eterna tentación.
En este punto solo me descoloca que la belleza también hiere.
Abrazo,
L.
Querido L.
Hay un cuento de Pavesse en el que se dice que Zeus abandona de vez en cuando el Olimpo para perderse entre los hombres. Se dedica a recorrer las viñas, los mercados y las calles. Zeus sabe que sólo entre los hombres se puede disfrutar del sabor de lo efímero. Hay experiencias que sólo muestran su esplendor porque son mortales y finitas.
Yehuda Halevi se preguntaba si es posible amar lo que la muerte ha tocado. Yo me pregunto si es posible no amarlo.
La belleza del mundo nos conmueve porque es caduca.
En definitiva: yo encuentro una singular belleza en lo limitado y lo finito, que no sé hallar en lo ilimitado e infinito. En lo infinito no hay lugar para el aguijón de la belleza caduca.
Hay un deseo de aguijón, un deseo de lo finito.
En este sentido el Viernes Santo es algo más que el día en el que hay que rasgarse las vestiduras y cubrirse la cabeza con ceniza. Es el día en que se nos invita a amar lo que la muerte ha tocado. Por eso es San Nihilismo.
La soledad no tiene por qué ser irremediablemente trágica. Hasta Jesús, sólo los hombres -en ningún caso los dioses- podían sentirse solos. Jesús ha santificado también la hoja que se desprende de la rama en otoño y cae, sin estridencias -más aún: con agradecimiento-, al suelo para morir entre las raíces del árbol que le dio vida.
Un fuerte abrazo.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
A don Marcelino Menéndez y Pelayo se presentó en cierta ocasión un quídam que deseaba conocer ciertos detalles de la Biblioteca Nacional que don Marcelino no pudo suministrarle.
El impertinente se atrevió a decir al ilustre sabio:
- Pues debería saberlo. El Estado os paga para que lo sepáis.
- Disculpe usted -dijo, afable, Menéndez y Pelayo-. El Estado me paga por lo que sé. Si fuera a pagarme por lo que no sé, no bastarían todos los tesoros de España.
Alfredo R. Antigüedad, Anecdotario.
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El café de Ocata
El 13 de junio de 1901 nos dejaba Leopoldo Alas, Clarín, entre los luchadores del ideal. Fue aquel un día de profunda y amarga tristeza; hacía varios que le veíamos morirse, sin remedio... lo esperábamos llenos de angustia. Y él lo esperaba, sereno, a pesar de sus nervios delicados y de punta siempre: veía, sentía acercarse la suprema hora de abandonar a los suyos. Dos o tres días antes nos comunicaba sus íntimas aprensiones... su triste convencimiento, sería mejor; y su esposa, dulce, suave, amable, valerosa -¡la esposa de Clartín!-, queriendo animarle le decía:- ¿Y crees que si eso fuera verdad estaríamos aquí tan tranquilos y... alegres? Hoy estás mucho mejor.
Leopoldo, después de mirar con ternura infinita a su mujer y de fijar un instante en mí sus ojos apagados, nos dijo:-¡Alegres! ¡Será por heroismo!
- Adolfo Posada, España en crisis.
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El café de Ocata
... les invito a esto:
Me siento un enano entre dos grandes y un mal cristiano entre dos buenos cristianos... a pesar de todo he aceptado la invitación a participar por amistad, que es -me parece- el mejor argumento.
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El café de Ocata
Lo siento, pero por problemas técnicos que soy completamente incapaz de entender, no puedo responder a vuestros comentarios. No es descortesía, sino impericia. Bien que lo intento, pero mis respuestas no aparecen en pantalla. Cómo no tengo ni idea de cómo solucionar este problema, me imagino que tendremos que conformarnos con lo que hay.
FRANCESC: No, yo no puedo.
Y NO HAY MANERA
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El café de Ocata
Me envía este vídeo mi amiga B. y con su delicadeza y elegancia habitual me dice: "Une autre señora de la lecture lente (pardon! mais vous remarquerez que pour ne pas vous choquer, j’ai mis un ‘s’ et non pas un ‘S’ ).
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El café de Ocata
Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.
El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.
Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.
El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.De Lívida Luz
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El café de Ocata
Esto venía a cuento de una directiva de IBM que acababa de decir que las competencias caducan a los 5 años y yo pensaba en qué sería de mí si caducasen tan pronto mis competencias para hacer paellas, croquetas y tortillas de patatas.
Obviamente, hay obsolescencias, pero eso no significa que un día nos despertemos sin saber hacer nada de nada porque todas nuestras competencias se hayan quedado inservibles.
El ser humano es complejo, aprende, se desarrolla y olvida a diferentes ritmos. Como ya he dicho alguna vez por aquí, somos un frente amplio en el que hay vanguardia y retaguardia, guerras de guerrillas, trincheras, negociaciones, etc.
Respondiendo a los que aseguran una y otra vez, desde hace 50 años, que los alumnos que ahora están estudiando se verán obligados en un futuro próximo a resolver problemas nuevos con herramientas que hoy no nos podemos ni imaginar, dije que en mi pueblo eso lo viene haciendo todo el mundo con normalidad. No hay trabajo que no se haya modificado radicalmente y no hay persona que no utilice tecnologías inimaginables hace 20 años. La pregunta importante, entonces, es esta: ¿Cómo han podido ir adaptándose a los cambios del presente si la escuela no se lo enseñó? La respuesta es obvia: porque la escuela les proporcionó algo más importante: una cultura común, que es la cultura en la que nos relacionamos unos con otros y todos con los especialistas y que nos permite ir aprendiendo de la experiencia ajena, a la que Platón, por cierto, dio el nombre de "autophíes", algo así como "autogenerada".
Si queremos potenciar este aprendizaje autogenerado, lo primero que hay que hacer es fortalecer la cultura común, es decir, la cultura general.
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El café de Ocata
En los últimos días he hablado en la Universidad de Alicante sobre innovación, he abierto un congreso de periodistas culturales en Santander, con una ponencia sobre videojuegos, he tomado la palabra en Zaragoza en una institución financiera para defender la importancia de convertir el error del alumno en una ocasión de aprendizaje y, por último, he participado en la Feria de Madrid en una mesa redonda con personas del mundo de la empresa, de la OIT y del Ministerio de Trabajo discutiendo sobre el futuro de la educación y del trabajo.
En cada caso pido que se me presente como maestro, que es lo que soy. No lo hago por humildad, sino por orgullo. Y siempre noto como una reticencia, mejor o peor expresada, a aceptar mi petición. Habitualmente prefieren presentarme como pedagogo o filósofo o, al menos, como escritor.
Yo insisto, cada vez más, en presentarme como maestro por varios motivos. Primero, como acabo de decir, por orgullo o, si se quiere, por vanidad. Segundo, por un cierto sentimiento corporativo, pues creo que en estos momentos es importante reivindicar la dignidad de la profesión docente. Tercero, porque me gusta que inviten a un maestro de escuela a participar en ámbitos de los que habitualmente se los excluye. Cuarto, porque quiero animar a los maestros a estar al día y a intervenir, desacomplejados, en los debates públicos, asumiendo y reivindicando una cierta imagen republicana (en el sentido etimológico del término) dude nuestro oficio.
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El café de Ocata
Del último
informe de la OCDE sobre la innovación pedagógica extraigo unos cuantos gráficos que me parecen relevantes por lo que dan que pensar:
¿Está cayendo en España el uso del ordenador en las aulas?(España: 5º por la izquierda).
La memoria: conviene memorizar este gráfico:(España 8º izquierda)
Los datos sobre lectoescritura en España me generan más de un interrogante. Este gráfico es claramente positivo y nos anima a ser optimistas (4º derecha):
Y este también (aunque el aprendizaje de nuevo vocabulario exige una memorización del mismo) (12º derecha) ):
También aquí hay motivos (aunque más moderados para ser optimistas) (12º derecha):
De nuevo, buenos datos (5º derecha):
Y aquí (6º derecha):
Pero no acabo de ver cómo casan los buenos datos anteriores con este otro (centro):
Otra vez datos para el optimismo (6º derecha):
Y, de nuevo, datos para la perplejidad (centro):
Aquí la perplejidad me deja en fuera de juego (3º izquierda):
Y aquí (7º izquierda):
Pero. no nos desmoralicemos (13º derecha):
¿O sí? (7º izquierda)
¿O no? (12º derecha)
En resumen: tengo que meditar bien todo esto. Se agradece cualquier orientación.
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El café de Ocata
El informe de la OCDE sobre innovación pedagógica trae algunas sorpresas interesantes. Por ejemplo, con respecto a los deberes, considera que lo innovador no es suprimirlos, sino discutirlos y corregirlos en clase, que es lo que han hecho siempre los buenos profesores.
Tampoco considera que la memorización esté desfasada. Al contrario, la memorización de reglas, procedimientos y hechos en matemáticas y en ciencias va en aumento (en primaria, del 22 al 43%). Y eso es lo que el informe muestra como innovador.
Más cosas:
- El uso de ordenadores en las aulas (no en la vida de los alumnos) está en ligero retroceso. En Japón el retroceso es considerable.
- Muchos presupuestos sobre la incidencia de la innovación en la calidad del aprendizaje aún deben ser demostrados.
- La innovación parece ofrecer mejores resultados en primaria que en secundaria. En secundaria, los países más innovadores no han mejorado ni sus resultados en matemáticas ni el clima escolar en las aulas.
- La innovación debe ser fomentada cuando sus beneficios son mayores que sus costes.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Pasé la mar cuando creyó mi engaño
que en él mi antiguo fuego se templara;
mudé mi natural porque mudara
naturaleza el uso, y curso el daño.
En otro cielo, en otro reino extraño,
mis trabajos se vieron en mi cara,
hallando, aunque otra edad tanta pasara,
incierto el bien y cierto el desengaño:
el mismo amor me abrasa y atormenta
y de razón y libertad me priva.
¿Por qué os quejáis del alma que le cuenta?
¿Que no escriba, decís, o que no viva?
Haced vos con mi amor que yo no sienta
que yo haré con mi pluma que no escriba.
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El café de Ocata
Aseguraba Platón que existe una “una antigua querella” entre la política y la poesía cuyo campo de batalla es el alma del ciudadano y, más en concreto, esa parte del alma sensible al encanto de los versos, a la que caracteriza por los siguientes rasgos: es receptiva a la novedad; está siempre en tensión consigo misma y ama la diversidad y variedad. Es una paleta de colores entremezclados que aspira a ser pintura o, si se quiere, es algo informe que aspira a la salud de la forma. Platón la llama “tò aganaktêtikón”, que podemos traducir por “lo emocional”.Cualquier alumno de bachillerato sabía -no me atrevo a utilizar hoy el presente de indicativo- que, en la República, Platón divide el alma en tres partes: la que desea cosas, la que desea honores y la que desea sabiduría. El funcionamiento armónico de las tres sería la justicia. Pero esta no es la última palabra de Platón sobre la justicia, ya que, si lo emocional es una parte más del alma, las cosas se complican.¿Cómo se armonizan la emoción y la justicia?Esta es la pregunta que he tenido continuamente presente mientras leía El verdadero amante, el último ensayo de José María Marco.Lope no sólo es el poeta del amor “pródigo en lengua”. Es, sobre todo, el poeta de la tensión anímica, el poeta anímicamente enrevesado que busca una forma justa de sí a la que pueda mirar con orgullo, sin vergüenza ni temor.Si no hay política sin cuerpos, ni hay cuerpos humanos sin política, nada de extraño tiene que toda política pretenda, en última instancia, domesticar el deseo, ya que éste, abandonado a su propia inercia, tiende a creer que “lo que es mi gusto /solamente es justo”. Foucault, amigos, es sólo un epígono de Lope. Y no el más espabilado. Se le escapó algo fundamental: que la manera que las sociedades han hallado de rebajar la tensión a que las somete la constante presión sobre el deseo, es la comedia. Los grandes autores de comedias han sabido muy bien que el deseo es el animal que ingenuamente creemos que es más de nuestra especie.Porque somos políticos, en lugar de desembridar el deseo, hacemos literatura erótica, que es una manera bastante eficaz de firmar una tregua precaria, pero necesaria, con nuestros impulsos sexuales. La poesía introduce pausas donde la ley pretende introducir hábitos. Sólo pueden ser pausas, porque a todos, en un momento u otro, en lugar de un endecasílabo, se nos escapa un gemido.San Agustín sostiene que no hay mayor pecador que el hombre incapaz de amar. Su pecado es vivir “incurvatus in se”, como un erizo, pretendiendo vanamente hallarse a sí mismo sin la intermediación del otro (o del Otro).Lope, el gran amante, a veces pretende ser erizo. Se recluye en sí mismo y abre los ojos. Pero lo que ve no es más que penumbra y desconcierto: “todo me hacía contradicción”. Así se nos confiesa en uno de sus sonetos sacros: “Entro en mí mismo para verme, y dentro, / hallo, ¡hay de mí!, con la razón postrada, / una loca república alterada, / tanto que apenas los umbrales entro”. Es tan incapaz de dotar autónomamente a su alma de forma que se ve obligado a reconocer que “de mi mismo se burla mi cuidado”.Las emociones no pueden verse a sí mismas más que como sombras en un teatro vacío.Lope sólo se ve a sí mismo conformado cuando descubre gozosamente su imagen en la pupila de la persona a la que ama. ¡Qué versos encendidos de agradecimiento dedica a sus amantes! En Lope la mirada erótica es clarividente: encuentra en lo que la emociona la posibilidad de dar forma satisfactoria a lo emocional.Lope nos enseña, una y otra vez, que la parte emotiva del alma, aunque es de por sí agreste, se rinde fácilmente a la sugestión de la belleza, cosa que conocen muy bien los buenos poetas, los buenos políticos y los buenos sofistas. La belleza es el elemento que une la emoción (la parte del alma que desea una forma satisfactoria de sí misma) y la justicia.No sé si José María Marco y yo vemos lo mismo en Lope, pero eso importa mucho menos que nuestro común interés en mantenerlo vivo. Mantener vivo a Lope es mantener viva la transmisión de la grandeza que nos engrandece. El pasado, como sabemos bien los conservadores, nunca es un preludio.Y, por cierto, la República de Platón es una historia de amor escrita por un poeta con alergia a la cicuta.
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El café de Ocata
Delivered in Latin by Stephen Hammer
(English translation)
Given in the Academic Assembly of Princeton
In New Jersey on the Second of June
In the Year 2009
In the 262nd Academic Year
My fellow students and dear friends:
I salute you all. President Tilghman, for your prodigious service, I salute you. Trustees, who diligently preserve this university and its lofty traditions, I salute you. Faculty, by whose labor we have been taught, I salute you. Finally, parents, I salute you. For without your love and long-suffering we would not be able to be here today. We, the students of Princeton, give thanks to you all.
Under an archway of McCosh Hall an inscription reads, “Here we were taught by men and gothic towers democracy and faith and righteousness and love of unseen things that do not die.” Indeed, here, we learned democracy -- to walk in the shadow of an unbroken line of men who laid down their lives for our country. Here, we learned faith -- to accept that grace that conquers evil. Here, we learned righteousness -- the dearest prize that no man can earn. Here, we learned truth.
But if we think that we learned this truth through our own merit, we deceive ourselves. The apostle Paul wrote, “Where is the wise man? Where is the scribe? Where is the debater of this age? Has not God made foolish the wisdom of the world?” Here, people of Princeton, we did indeed learn wisdom, not by our own merits, too often sung and too loudly praised, nor by exams and theses, but by the faith in and the grace of unseen Glory. The glory of this world fades quickly, but that Glory is eternal: No lesson learned at Princeton ought to be held so dear.
With the journey having been begun, finish the race: love justice, shun vice, and exhibit integrity to the republic and compassion to all men. To all those who helped us to come this far, of ages past and present, hail and farewell.
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El café de Ocata
Lean, si no, estos versos de la égloga tercera, que hablan de una ninfa degollada:
En la hermosa tela se veían
entretejidas las silvestres diosas
salir de la espesura, y que venían
todas a la ribera presurosas,
en el semblante tristes, y traían
cestillos blancos de purpúreas rosas,
las cuales esparciendo derramaban
sobre una ninfa muerta, que lloraban,
Todas con el cabello desparcido
lloraban una ninfa delicada,
cuya vida mostraba que había sido
antes de tiempo y casi en flor cortada.
Cerca del agua en el lugar florido,
estaba entre las hierbas degollada,
cual queda el blanco cisne cuando pierde
la dulce vida entre la hierba verde.
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El café de Ocata
AQUÍYo llegué a Palacio demasiado pronto, porque el hombre protocolariamente propone y Dios a su altísimo antojo dispone.
Me había propuesto ir andando desde la estación de Atocha y así llegar estrictamente puntual; es decir, no demasiado pronto, porque tarde, nunca. Pero llovía consistentemente y dada mi reiterada desavenencia con la verticalidad y que tampoco parecía aconsejable llegar empapado, cogí un taxi. En la Plaza de Oriente, como era de prever, también llovía, ¿y qué podía hacer, pobre de mí, sino llamar a la puerta y correr el riesgo de expone mi soledad ante la historia en las grandes salas de columnas?
En realidad me hubiese gustado disponer de tiempo y discreción para visitar las habitaciones privadas de Isabel II. Hubiera estado bien escabullirse a cuatro patas y recorrer como un niño curioso los rincones de la intimidad histórica, pero me tuve que conformar con la contemplación de los tapices mientras un académico protestaba de la alfombra, demasiado nueva para su gusto. Menos mal que pronto llegaron caras conocidas y cordiales y pude abandonar la forzada teoría de las paredes y la proximidad, que no compañía, del señor académico, tan cascarrabias.
Una cosa es entrar en un palacio como turista en visita guiada y otra muy distinta acudir de invitado al Palacio Real de Madrid. Esto, lejos de tranquilizarme, hacía despertar, intranquilo, al niño de pueblo que siempre llevo conmigo. Pero todo fue fácil. Casi diría que familiar. Aunque la historia vibraba en los bordes de las copas, los fantasmas del pasado andaban sutiles y cordiales por el aire, facilitando encuentros y animando conversaciones.
(¿Seguirá?)
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Abro el 5º Congreso de Periodismo Cultural, dedicado a los videojuegos, con la ponencia "Formas de perseguir una ballena blanca". Seré presentado por Sergio Vila-SanJuan. El 15 de mayo a las 19.30h. en el Centro Botín.
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El café de Ocata
El programa completo
AQUÍParticipo en este congreso con una conferencia titulada: "Formas de perseguir una ballena blanca"
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El café de Ocata
"Cuando los mitilenios dominaban el mar, impusieron este castigo a los aliados que hacían defección: que sus hijos no aprendieran las letras y no les enseñaran música, pensando que el más duro de los castigos era vivir privado de las artes y del conocimiento.
Eliano, Historias curiosas 7.15
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Asegura Roland Jaccard en
La tentation nihiliste que existe una Sociedad Internacional de gente aburrida, con 700 miembros, cuyo presidente dice que lleva una vida aburrida, come cosas aburridas, practica un deporte aburrido -los bolos- y pasa sus aburridas tardes en casa. Su grito de guerra es: "El entusiasmo pasa, pero el aburrimiento se queda. Para entrar a esta sociedad es necesario hacerse partidario de una filosofía del "¿y qué más da?" y estar siempre dispuesto a tumbarse a la sombra de cualquier tópico fácil.
El prólogo de la segunda edición de este libro, de 1995, que es la que yo tengo, comienza así: "Nunca he leído un libro tan deprimente como
La tentation nihiliste. Sucede que yo soy el autor." Y acaba así: "En contra de lo esperado, el nihilismo es una garantía de longevidad".
En medio se pueden hallar cosas como éstas:
"La aspiración a salvar el mundo, síntoma mórbido por excelencia, se acompaña inevitablemente de la rabia por destruirlo"
"El espectáculo [del mundo] debe continuar con sus mismos actores amnésicos representando la misma comedia de la felicidad, recitando las mismas tonterías ante la misma sala somnolienta"
"Hay dos tipos de matrimonios. Aquellos en los que la novia se da cuenta de que se ha equivocado de hombre caminando hacia el altar, y aquellos en los que se da cuenta de lo mismo al volver del altar".
"Es porque uno ha creído entrever la eternidad en la mirada de la mujer deseada por lo que se despierta cada mañana en el lecho de Procusto: amputado de sus sueños, pero ajustado a las dimensiones de la realidad."
A finales del siglo XIX aparecieron los clubes de suicidas. Estos clubes, muy selectos, se pusieron de moda en las grandes capitales europeas. Para entrar a la eternidad sin escándalo, había que suicidarse debida y libremente. Y ambas cosas eran proporcionadas por asociaciones, que se asemejan a las sociedades secretas. Para participar en el club había que ofrecer pruebas de una resolución decidida a morir. Una vez admitido, el novato se enteraba de que el día de su suicidio se determinaba de la siguiente manera: se organizaba una partida de cartas en la que el ganador perdía la vida. Por supuesto, el afortunado recibía de los otros miembros del club muestras de la más sentida enhorabuena. Se daba una gran fiesta y cuando el elegido abandonaba el club sufría un accidente organizado por sus amigos...
Todo lo anterior se encuentra en las páginas de este libro y, sin embargo, a mí me da la sensación de que Jaccard es un ameno
bon vivant que usa el nihilismo como pose estética. No sé si un nihisla genuino se detendría a contarnos lo siguiente: "Cuando Oscar Wilde, después de haberse entregado con placer a ese extraño y peligroso juego al que los ingleses se refieren como 'courting disaster', fue arrestado por la policía, una muchedumbre se reunió ante su casa y, conforme pasaba, le gritaba. Sin embargo un hombre se descubrió y respetuosamente se inclinó. Wilde le dijo: 'Señor, hay personas que por menos que esto han entrado en el paraíso'"
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Bette Davis. en "All About Eve", 1950
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Astorga tiene una catedral magnífica, cincelada con la dorada piedra maragata, que refleja con tanto cariño la luz que recibe del cielo. No le hace ningún favor la proximidad de una mona de Pascua que lleva la firma de Gaudí, prueba de que también los genios pueden rendirse incondicionalmente a sus días más cursis, pero intenta permanecer impasible ante esta influencia. Lo primero que me retuvo fue la entrada, y en ella, a la derecha, esta imagen que me persigue desde hace tiempo pero que por primera vez veía esculpida:
Hace pocos días, el Jueves Santo, aparecía en El Subjetivo un artículo mío dedicado a esta escena:
El logos inauditoAl reencontrarme con ella, me alegré, de nuevo, del don gratito del azar amigo, que es el mejor compañero de ruta.
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En The Objective
[https:]
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Efectivamente, este es un test para la reflexión pedagógica. Les aconsejo su lectura pausada:
1. ¿Cómo es que el discurso pedagógico es capaz de soportar tantas toneladas de bullshit sin enrojecerse?
2. ¿Por qué el narcisismo pedagógico tiene que alimentarse de este maniqueísmo tan zafio?
3. ¿Qué motivos hay para oponer la repetición a la investigación, la disciplina a la libertad, la competición a la cooperación, las respuestas a las preguntas, la normalización a la diversificación?
4. ¿Hay búsquedas sin estudio y experimentación sin examen? ¿Está la responsabilidad reñida con el reconocimiento de la jerarquía? ¿Cuando se trabaja en equipo no importa el producto final? ¿Las respuestas honestas no abren más preguntas?
5. ¿El humanismo no era una competencia del Renacimiento?
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1. Cuando le preguntaron a Aristóteles qué era lo más difícil en la vida, dijo: "callarse".
2. Cuando a Demóstenes le preguntaron cuál es la mejor arma, contestó: “La palabra”.
3. Filoxeno decía que los oídos de la gente se echan a perder por culpa de su lengua, porque antes de escuchar bien, se empeñan en rebatir lo que no han oído.
4. Crates el cínico acostumbraba a decir que más vale dar un patinazo con el pie que con la lengua.
5. Pítacos le preguntó a Bias: "¿Qué es lo más difícil en la vida?" Cuando le contestó “Conocerse a uno mismo", preguntó de nuevo: "¿Y qué es lo más fácil?" Bias le respondió: "Criticar a los demás".
6. Cuando le preguntaron a Aristipo qué había sacado en limpio de la filosofía, contestó: "Ser capaz de charlar gratamente con la gente que me encuentro.”
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Más de un buen amigo progre me ha escrito echándome en cara, con más o menos amabilidad, que intente recuperar en
La imaginación conservadora a pensadores como Maeztu o Vázquez de Mella. Siempre suelo contestar lo mismo. Lo que intento recuperar es la transmisión, con sus luces y sombras. Por otra parte, si Marcelino Domingo era capaz de dialogar con Vázquez de Mella, ¿por qué me tengo que reprimir yo? Y si Antonio Machado escribía cartas como la que siguen a Maeztu, ¿por qué no tengo que escribir yo sobre esta correspondencia? De hecho es este diálogo el que me interesa transmitir por encima de cualquier otra cosa. Ya sé que no tendré éxito. No hay manera de convencer a los prejuiciosos de que, por ejemplo, Menéndez Pelayo, era más complejo de lo que ellos afirman dogmáticamente. Pero me queda el consuelo de cartas como esta:
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En 1958, exasperado por la jerga que infectaba las ciencias sociales, el sociólogo Daniel Bell escribió, con intención de ridiculizarla, un pequeño ensayo titulado "Los parámetros de los movimientos sociales: un paradigma formal."
Comenzaba asegurando que pretendía presentar una dicotomización taxonómica que podría permitir comparaciones unilineales. De esta manera se podría aspirar a distinguir las variables relevantes que determinan las especificidades funciones de los movimientos sociales. “Cualquier esquema clasificatorio -añadía-, es, esencialmente, una respuesta a otro esquema implícito. En este caso, es un intento de responder a las diversas teorías hylozoicas que niegan que las categorías sociales puedan ser separadas”.
Bell dividió los movimientos sociales en dos tipos: homólogos y metónimos.
Los movimientos homólogos se distinguen por las variables que consideran, que pueden ser estructurales (monocotiledóneos y dicotiledóneos), matriciales (ultramontanos y antinómicos) o de proceso (sincretista y diastrófico).
Los movimientos metónimos, en cambio, están marcados por las definiciones de sus objetivos (trascendental o escatológico), una matriz de cambio que puede ser quietista o quiliástica (esta última, a su vez, puede ser sectaria o lacrimosa) y un modo de cambio que es inmanente o informado por kairos (diástais).
Bell aseguraba que envió el ensayo "a dos amigos sociológicos, que creí que podrían apreciar su intención". Uno le envió una carta seria discutiendo algunas de las categorías; mientras que el otro, sin saber si se trataba o no de una parodia, escribió: Usted es un sociólogo demasiado bueno como para no haber creado algo que, en sí mismo, es bastante útil".
(En Dwight Macdonald, Parodias, 1960.)
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“Ha venido a dar a mis manos la nueva edición de la Historia de los Heterodoxos Españoles, de mi venerado maestro Menéndez y Pelayo, y cuyo sétimo y último volumen acaba de aparecer. ¡Y qué de actualidad! Porque parece de hoy la quijotesca batalla que don Marcelino libró hace más de medio siglo contra los campeones de la revolución liberal de España.
(…)
En otro pasaje dice de Feijóo don Marcelino que fue “filósofo” sin duda, aunque no de la generosa madera de Santo Tomás, de Suárez o de Leibnitz, sino con esa filosofía sincrética y errabunda, a cuyos devotos se llama hoy “pensadores”... ¿Y él, don Marcelino? Él, el periodista que compaginaba en robustos volúmenes hojas volantes, pensador —o investigador más bien— sincrético y errabundo más que filósofo. Benedetto Croce ha visto muy bien que le faltó filosofía. Y yo, que fui su discípulo directo —y hasta oficial—, que le quería y le admiraba, tengo motivos para creer que la honda filosofía, la contemplación del misterio del destino humano, le amedrentó, y que buscó en la erudita investigación una especie de opio, un anestésico, un nepente, que le distrajera. No se atrevió a mirarle ojos a ojos humanos a la Esfinge, y se puso a examinarle las garras leoninas y las alas aguileñas, hasta a contarle las cerdas de la cola bovina con que se sacude las moscas de Belzebú. Le aterraba el misterio. Y por esto él, que tan hondamente sintió a Lope de Vega, no llegó a penetrar en todo el trágico sentido de Calderón, el de “la vida es sueño”. Y es que temía que este sueño le quitase el sueño.
Unamuno, “Don Marcelino y la Esfinge”, en El Sol (Madrid), 10 de mayo de 1932.
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