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El café de Ocata
Si entiendo bien a Hegel, ser ciudadano es ser cristiano gracias a que ésta -la condición de cristiano- es nuestra manera de ser griegos.
Aquí hay mucho que rumiar, pero (creo que) estoy de acuerdo con Hegel.
(A vueltas con Miriam Leonard, Socrates and the jews).
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El café de Ocata
¿Podemos probar nuestra existencia... o simplemente consideramos absurdo poner a prueba nuestra creencia en ella?
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El café de Ocata
Bolinaga pidió asistencia psicológica para afrontar la muerte.
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El café de Ocata
Este fin de semana he recibido dos invitaciones: una, para dar varias conferencias en la República Dominicana y, la otra para visitar Venezuela. Por si fuera poco, me ha escrito el director de marketing de una importantísima empresa multinacional. Cuando el azar juega en tu equipo, la vida es una cómoda cuesta abajo. Lo que ocurre es que el azar es muy antojadizo.
Cuando se habla de experiencias de éxito en educación todo el mundo piensa en Finlandia, Shangai, Singapur o Corea. Poca gente conoce el milagro que se está llevando a cabo en Venezuela con el
Sistema, un proyecto de formación musical iniciado en 1975 por José Antonio Abreu y que hoy está impartiendo cuatro horas semanales de formación musical a 500.000 niños, habiendo creado una compleja red de coros y orquestas por todo el país. Insisto en la fecha de 1975, porque el Sistema no es un proyecto bolivariano, sino el proyecto más serio y riguroso que se haya llevado a cabo nunca de formación musical. El viernes y el sábado tuvimos en el Palau de la Música al resultado más visible de este proyecto, la Orquesta Sinfónica Simón Bolivar de Venezuela -hoy va camino de Valencia y de allí se traslada a Madrid- y tuve la fortuna de encontrarme personalmente, en el camerino del Palau -antes y después del concierto- con
Gustavo Dudamel.
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El café de Ocata
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11:26
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El café de Ocata
Del perdón cristiano, no hace falta decir nada, visto que ni el papa de Roma está dispuesto a poner la otra mejilla si le mientan a su madre. Del humor judío, Freud nos ofrece una muestra excelente en
El malestar de la cultura:
"Un gran poeta puede permitirse el lujo de decir, al menos irónicamente, verdades psicológicas severamente prohibidas. Así, Henrich Heine, admite: "Tengo la disposición más pacífica. Aquí están mis deseos: una cabaña modesta, techo de paja, pero con una buena cama, buena comida, leche y mantequilla, bien fresca, flores delante de la ventana y delante de la puerta algunos hermosos árboles, y si el buen Dios quiere hacerme completamente feliz, me concederá la alegría de ver, digamos, a seis o siete de mis enemigos colgados de esos árboles. Antes de que mueran les perdonaré, de todo corazón, todos los males que me han hecho, porque, ciertamente, hay que perdonar a los enemigos, pero no antes de que sean ahorcados".
Elisabeth Lévy, Sigmund Freud, Heinrich Heine : le pardon et l’humour juifPor si acaso: Je ne suis pas Elisabeth Lévy.
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El café de Ocata
Leyendo la biografía de Schmitt, me pregunto quién depende de quién, si el Estado de la ley o la ley del Estado. Y no lo sé.
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El café de Ocata
En mi humilde opinión lo que da valor a los valores no es ser VALORES, sino ser NUESTROS. Pero los únicos que parecen tener esto claro son los británicos, que no sienten (¿aún?) necesidad de pedir perdón por proclamar sus valores. No sé si hace falta decirlo, pero por si acaso: el que sean NUESTROS no quiere decir que sean sólo nuestros. Los valores son de quien se los apropia. Por eso nada impiden que nuestros valores sean también universales. Pero lo que los caracteriza es que, en primer lugar, son nuestros.
Which British values are most important?
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El café de Ocata
Acabo de escribir un artículo titulado "Homenatge a José Luis López Bulla", que espero que salga el domingo en el ARA. Entre la información que he manejado, se encuentra una entrevista que os animo a leer,
ESTA.
Ahora que todo el mundo se considera más listo, más integro, más clarividente, más alto y más guapo que los hombres que hicieron la transición, a mi me pide el cuerpo reivindicar a alguno de ellos. El primero, a Don José Luis.
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13:44
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El café de Ocata
Quizás.
¿Pero qué nombre hemos de darle entonces a la incapacidad que han experimentado muchos colegios de Francia para respetar un minuto de silencio como señal de homenaje a las víctimas del fanatismo?
Charlie Hebdo: ces minutes de silence qui ont dérapé dans les écoles
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El café de Ocata
... los judíos siguen abandonando Francia.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
... y en el ABC

...
Añado a las 16:21 h del día 14 de enero: Cristiano ha desparecido de la lista, yo sigo en el primer puesto. ¡¡¡INDAR GORRI!!!
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El café de Ocata

René Char
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El café de Ocata

... me llega por mail una foto de muy baja definición, que el desconocido remitente mexicano asegura que es de Carmen Brufau en los años cincuenta, en Acapulco...
... y nada más...
No tengo manera ni de enterrar ni de resucitar a mis espías. Se han convertido en fantasmas con los que me paso el día imaginando hipótesis improbables.
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El café de Ocata
Tengo en casa un Hugo Pratt original. Es una de mis joyas, después de mis nietos, mi gata Bacallà Salat, algunos discos y algún libro antiguo (mujer e hijos no cuentan). Me lo dibujó en el reverso de un cartel electoral en el que figuraba mi imagen de jovencito en la inopia. Pero tras disfrutar de unos pies de cerdo en mi casa que, modestias a parte, me salen muy bien, el hombre sacó un rotulador y en un plis-plas, me hizo esto. Mi amigo Jaume Marzal, que estaba presente, es testigo de este hecho central de mi biografía. Os lo cuento porque sí, a ver si os doy un poco de envidia... porque me costaría creer que por este café el único fervoroso seguido de Pratt soy yo.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Una escandalizada seguidora de este café se enfada conmigo en un mensaje que no me da la gana publicar porque considera que mi posición sobre los atentados de París es demasiado sesgada. "¿Acaso te crees -me pregunta airada- que nosotros somos los buenos y ellos los malos?" Para finalizar da un portazo y asegura que no volverá nunca jamás a pasar por este blog, cosa que le agradezco sinceramente porque, mire usted señora: sí que lo creo. Más aún, estoy convencido de que nosotros somos los buenos y los salvajes de Al Qaeda y el Estado Islámico, los malos y añado que, a mi parecer, quien tiene dudas sobre esta cuestión, se ha dormido con el periódico en las manos.
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El café de Ocata
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El café de Ocata

Añadido a las 23:39: Me acabo de enterar que Walter Berns murió unas pocas horas antes que Jaffa. Descansen en paz, porque han vivido intensamente.
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El café de Ocata
o por qué los de mi generación éramos demasiado creativos para hablar bien en inglés
Adriano Celentano, “Prisencolinensinainciusol”, 1972
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El café de Ocata
Cuenta Iliá Ehrenburg en sus interminables memorias (2.000 páginas dan ocasión hasta de lamentar que el escritor ruso no fuera un poco más olvidadizo) que en julio del 36, tras la derrota de la insurrección militar en Cataluña, se recluyó a los principales insurrectos en el crucero Uruguay, que hacía las veces de cárcel flotante en el puerto de Barcelona. Buena parte de la población pedía la cabeza de los detenidos, pero había algunas buenas personas que proponían en las Ramblas una solución más filantrópica: Había que enviar a los diez republicanos catalanes más inteligentes a dialogar con los militares sublevados a fin de hacerles ver sus errores y convencerlos de que entraran a formar parte de una comuna. Efectivamente, ¿qué mejor prueba de nuestra razón que el error de los otros? Deberíamos elegir un gobierno mundial con las diez personas más razonables de entre los nuestros para que convencieran a los malos de que tienen que ser buenos.
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El café de Ocata
Robert Darnton en
The New York Review of Books:
“We must get the laughter on our side,” Voltaire wrote, time after time, as he tried to mobilize his fellow philosophes in the campaign against persecution by the church.
El artículo completo
AQUÍPocos fenómenos políticos son más serios que el de la risa.
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20:55
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El café de Ocata
"Ce siècle sera le tombeau du fanatisme".
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El café de Ocata
Esto sí podría ser un inicio de una verdadera primavera árabe...
(gracias, Claudio)
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El café de Ocata
En realidad van ganado. La razón es muy sencilla: ellos están dispuestos a hacer por sus convicciones mucho más que nosotros por las convicciones que no tenemos. O dicho de otra manera: ellos tienen convicciones y nosotros miedo. Pero las convicciones se afirman, mientras que el miedo tiende a evitarse. Así que lo olvidaremos en cuanto podamos. De aquí a unos pocos días... siempre y cuando se mantengan esos pocos días en silencio.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
La risa tiene tan buena propaganda porque siempre juega a favor del mainstream.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Nos podréis quitar la risa, pero no el miedo.
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El café de Ocata
Eso de ser actual me parece poco ambicioso.
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El café de Ocata
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El café de Ocata

"Procope lui-même n'arrête pas de répéter que ce qu'il raconte est trop beau, trop fou pour être pris au sérieux, et que personne ne le croira" (del prefacio de Philippe Muray).
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El café de Ocata
...¿Y qué es máquina?
Uno creía saberlo hasta que tropecé en la anécdota del padre Malebranche con la perra preñada que cuentan Ortega (de paso) en un libro de caza y Luri (más detenidamente) en su café de Ocata. Malebranche fue un loco cartesiano. No hubo otro más loco que él en su siglo, hasta el punto de que al leer el “Tratado del hombre” sufrió una taquicardia y hubo de acostarse.
Descartes desarrolla en el “Tratado del hombre” la teoría de que los seres vivos son maquinarias complejas, relojes delicados cuyos elementos están relacionados por un sistema de engranajes biológicos con otros elementos, en una cadena precisa de estímulos y respuestas. Y relata Luri que paseaba Malebranche por la Rue Saint Jacques de París con La Fontaine y otros amigos cuando una perra preñada se les acercó meneando el rabo. Malebranche se arrodilló y la acarició, y después, para sorpresa de todos, se levantó y recogiéndose la sotana le arreó una patada al animal en la tripa. Los amigos de Malebranche manifestaron su extrañeza por esta conducta, y Malebranche les reprochó su ignorancia, porque aquella perra era solamente una máquina.
–Ni más ni menos. Si se la toca en un lugar, se rasca; si se la silba, se acerca y si se la patea huye. Y todo lo hace mecánicamente. Haríais más bien en guardar la misericordia para las almas humanas. Ver en Cristiano una máquina es correr el peligro de creer que todo lo hace mecánicamente, desviando nuestras simpatías hacia futbolistas más torpes. ¡Y anda que en Valencia no hubo Malebranches dando patadas a la máquina! Si ese estilo lo inspira el “Espirito Santo” (Nuno), ganas dan de hacerse del tiro de pichón, como contestó Foxácuando le dijeron que el Espíritu Santo inspiraba la política de Pio XII con España.
El texto completo en Salmonetes.
Comienzo a sospechar que mi destino en esta vida es ser citado por Quintano en el ABC.
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El café de Ocata
Reviewing bad books, W. H. Auden once remarked, is bad for the character. Like all gifted moralists, Auden idealized despite himself, and he should have survived into the present age, wherein the new commissars tell us that reading good books is bad for the character, which I think is probably true. Reading the very best writers-let us say Homer, Dante, Shakespeare, Tolstoy-is not going to make us better citizens. Art is perfectly useless, according to the sublime Oscar Wilde, who was right about everything. He also told us that all bad poetry is sincere. Had I the power to do so, I would command that these words be engraved above every gate at every university, so that each student might ponder the splendor of the insight.
Harold Bloom, The Western Canon.
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21:08
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El café de Ocata
... por el mar corren las liebres.
Me enseñan la publicidad de un próximo evento que tendrá lugar en Ocata: la inauguración del "Triángulo dorado de la diosa Isis", un taller que trabaja la sinergia femenina a través de esta diosa egipcia y consigue aumentar las capacidades mentales y telepáticas "a través del tercer ojo". Si alguien está interesado puedo darle más detalles.
¡Pensar que Popper se hizo carne para esto!
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El café de Ocata
Article aparegut a l'ARA
“Mai com ara se li ha prestat tanta atenció al concepte de veritat en el camp de la filosofia i en el debat públic”. Així comença Mentira, l’últim llibre de Franca D’Agostini. Efectivament, estem assistint a una mena de boom en els estudis sobre la veritat. No deixa de cridar l’atenció que al mateix temps que se’ns omple la boca amb l’economia de la informació i amb la democratització de l’accés al saber, s’hagi disparat aquesta preocupació. Podem recollir els títols d’alguns llibres apareguts aquests darrers vuit anys per adonar-nos de per on van les coses: Veritat i veracitat; La importància de la veritat per a una cultura democràtica decent; Sobre la manipulació de la veritat; La veritat. Guia de perplexos; Què és la veritat?; La veritat de la democràcia; Política i veritat; Televisió: aparença i veritat; La societat de la transparència; Quanta veritat necessita l’home?; La ficció de la veritat; Veritat i interpretació... Afegim que Quaderns Crema acaba de publicar el text més filosòfic d’Oscar Wilde, La decadència de la mentida.
Aquesta proliferació de títols sembla indicar que estem de tornada de l’escepticisme malenconiós dels primers anys de la postmodernitat. Hem descobert que una cosa és dubtar filosòficament sobre la veritat i una altra acceptar que t’enganyin. En qualsevol cas, el debat entre els rigoristes radicals que no admeten cap mentida, ni la més pietosa, i els que consideren que no es pot fer política amb un lliri a la mà és tan antic com la filosofia política. Per posar un exemple, l’any 1712 es va anunciar a Anglaterra l’aparició d’un llibre en dos volums titulat L’art de la mentida política, que tractava de “l’art de fer creure al poble falsedats saludables”. Jonathan Swift en va escriure una petita ressenya: “Se’ns diu aquí que el Diable és el pare de les mentides, i que va ser un mentider des del principi; de manera que, sense cap dubte, la mentida és antiga i, és més, va sorgir per primera vegada com a mentida política”.
No totes les mentides polítiques fan el mateix mal. Són molt doloroses les de les persones que s’havien guanyat la nostra confiança i especialment acerbes les que ens fan sospitar de l’arbitrarietat de la justícia. Alguna cosa n’hem après el 2014. El filòsof grec Anacarsis és el creador d’una imatge inquietant que continua molt vigent. Les lleis -deia- són semblants a les teles d’aranya, en les quals els animals petits i prims queden travats i presos i els grans i forts les trenquen i se’n van. Francesc Eiximenis, fent-se’n ressò, es queixava al Regiment de la cosa pública del descrèdit de la vida política per culpa del desgavell dels governants que “fan de la llei tela d’aranya, que no pot retenir res que sia fort, mas reté mosquits e coses sense força”.
Entre els rigoristes moderns Kant és el més famós, però vull recordar l’oblidat Max Nordau, que va escriure Les mentiras convencionales de nuestra civilización el 1883 i va assolir un fenomenal èxit editorial. Pretenia acabar amb tota la hipocresia social i totes les mentides religioses, aristocràtiques, polítiques, econòmiques, nupcials, de la premsa, de la justícia i de l’opinió pública, posant fi al desacord existent entre “les mentides convencionals regnants i la concepció científica del món”. Avui hem oblidat Nordau.
Sant Agustí assegurava que al llarg de la seva vida s’havia trobat amb molts que volien enganyar, però amb cap que volgués deixar-se enganyar, però la gran Concha Piquer li va donar una rèplica contundent: “ Yo no me quiero enterar, / prefiero vivir soñando, / que conocer la verdad. / Que no me quiero enterar, / no me lo cuente, vecina ”. Concha Piquer té raó: la demanda d’autoengany és una constant humana. I avui comencem a disposar d’autoenganys molt suggeridors, fins al punt que un tret propi del nostre temps és el desequilibri creixent entre l’exigència de sinceritat a les institucions i de simulacres a les nostres vides.
Michael P. Lynch ens planteja a La importancia de la verdad un interessant exercici: suposem que tinc una màquina que et permet experimentar el que vulguis. Un cop a dins, flotant dins una cubeta, viuràs una realitat virtual dissenyada al teu gust, plena d’experiències d’amics entranyables, aventures meravelloses, un menjar espectacular, sexe del bo i converses profundes. Res d’això seria real, per descomptat, però ho semblaria. Podríem fins i tot fer que, un cop dins de la màquina, oblidessis completament que ets dins d’una màquina. T’hi ficaries? ¿I si et dic que un cop a dins no en podràs sortir mai?
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Artículo en El Periódico de Cataluña:
No me gusta la etiqueta “literatura infantil y juvenil”. Simplemente hay buena o mala literatura y hay muy buena literatura accesible a los niños. Una literatura sólo para niños o para jóvenes me parece demasiado limitada para ser buena. De lo que no tengo duda es de que la literatura infantil y juvenil es un fenómeno comercial equiparable al de los libros de autoayuda, de los que con frecuencia, por cierto, resulta indistinguible.
Tampoco creo ni en los beneficios de cualquier tipo de lectura ni en que cualquier libro tenga por sí mismo poderes culturales taumatúrgicos. Hay pésima literatura que es más perjudicial para los niños que la bollería industrial que no dejamos entrar en las escuelas.
Así como existe el fast-food, existe el fast-book. No es literatura, pero entretiene. En vez de grasas, lleva moralina cursi y propaganda de la corrección política. Es a la literatura lo que el chicle a la gastronomía. No lleva descripciones, ni palabras difíciles, ni hechos complejos, y, por no haber, no hay ni subjuntivos ni subordinadas. Del fast-book está excluido todo lo que pueda confundirse con una provocación literaria. Todo en él ha de ser fácilmente masticable y cómodamente digerible. Su modelo es Spielberg, no Verne o Stevenson. Conclusión: Massagran o el Zoo d’en Pitus se han quedado sin nuevos lectores.
¿Qué autor de literatura infantil se atrevería a decir lo que Manolo Vázquez, el creador de Anacleto agente secreto o las hermanas Gilda: “Mis lectores son niños, pero hay una idea equivocada de la infancia: los niños son malos, crueles, traviesos, petardistas... Así me gustan, porque yo soy así.”
Precisamente porque no deja huella, la expresión “literatura juvenil” es –especialmente en el caso de los chicos- un oxímoron. Nuestros niños leen, pero al llegar a la adolescencia se alejan de los libros como de la peste. Si se trata de divertirse, descubren pronto que hay formas más rápidas de conseguirlo. Uno de cada cuatro universitarios no lee ni una novela al año. Esto pone de manifiesto que nos falta una auténtica didáctica de la lectura que se proponga en serio la educación de la cultura literaria de los jóvenes. Para desarrollar la comprensión lectora –que es la clave del hábito lector- se necesitan cuatro cosas insustituibles: el ejemplo de adultos lectores, conocimientos, atención e inteligencia emocional.
Los conocimientos son imprescindibles porque cuanto más sabemos de un tema, más fácil nos resulta leer sobre ese tema y más interesados estamos en ampliar lo que ya sabemos. El interés lector no es el motor del conocimiento, sino que, al revés, el conocimiento es el motor del interés lector. Respecto a la atención y a la inteligencia emocional, baste decir, que la mejor manera de educarlas es la lectura lenta. No hay coach que le llegue a Tolstoi a la suela de los zapatos.
Concluyo con una observación importante: el número de libros que un niño tiene en casa es el mejor predictor de su futuro rendimiento escolar.
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El café de Ocata
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El café de Ocata

Por eso lo comienzo con un viejo amigo. Tengo por delante 749 páginas.
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El café de Ocata
Francis Galton publicó en Nature el 7 de marzo de 1907 un artículo titulado “Vox Populi” (expresión que se acerca mucho a la definición ciceroniana de la res publica como res populi), que comenzaba con estas palabras: "En estos días democráticos, cualquier investigación sobre la fiabilidad y las peculiaridades de los juicios populares es de interés". En los nuestros, también. A continuación Galton presentaba los resultados de un experimento electoral que tuvo lugar en Plymouth, Inglaterra, en el transcurso de la feria anual de ganado conocida como West of England Fat Stock and Poultry Exhibition. Se invitaba a los visitantes a acertar el peso de un buey, prometiendo un premio para el que más se aproximase a la realidad. Hubo 800 participantes, cuyas estimaciones fueron examinadas posteriormente por Galton. “El competidor medio”, escribió, "está probablemente tan bien capacitado para realizar una estimación ajustada del peso del buey, como lo está un votante promedio para juzgar los méritos de la mayor parte de las cuestiones políticas que vota, y las diferencias entre los votantes para juzgar con justicia será probablemente la misma en ambos casos”.
Descubrió que los participantes en el concurso tenían un ajustadísimo ojo clínico. La estimación media fue de 547 kilos, cuando el peso real del buey era de 543 kilos. O sea que el error no llegaba al 1%. La conclusión de Galton, confirmada por otras investigaciones posteriores, fue que cuando un grupo de personas hacen estimaciones individuales sobre una cantidad, la respuesta media tiende a ser bastante precisa. “Este resultado, en mi opinión, concede más crédito a la fiabilidad de un juicio democrático de lo que podría haberse esperado.”
¡Lástima que en las elecciones democráticas los partidos políticos no nos pidan que calculemos el peso de un buey! Pero leyendo el artículo despacio descubrimos que Galton hace algunas observaciones que modulan un tanto su optimismo final. El juicio de los participantes no estaba influenciado ni por pasiones ni por la oratoria partidista; la mayoría eran granjeros experimentados en estos cálculos y, por último, señala que 30 estimaciones fueron descartadas por ser consideradas erróneas o ilegibles.
Efectivamente, cualquier valoración sobre la fiabilidad y las peculiaridades de los juicios populares es de interés.
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El café de Ocata
O de por qué todo arte aspira a convertirse en música:
The Top Ten Greatest Violin Concertos
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El café de Ocata
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El café de Ocata
"... y como arqueros que tienen un blanco..."Aristóteles,
Ética a Nicómaco 1094 a

El cazador de fresas,
Breviario de Rouen, c.1490
Feliz 2015
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El café de Ocata
"Todo el mundo ha encontrado en los antiguos cualquier cosa que necesitara o deseara; especialmente a sí mismo"
Friedrich Schlegel.
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El café de Ocata
No me cuesta nada reconocer, incluso públicamente, las deudas de gratitud que tengo contraídas con algunas personas... ahora que pagarlas... eso ya es harina de otro costal.
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El café de Ocata

Misal de Salzburgo, Regensburg ca. 1478-1489
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El café de Ocata

Biblia de Pamplona, 1197
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El café de Ocata
"La mayor parte de los hombres -escribe Montesquieu en Éloge de la sincerité- confunden el canto de las sirenas con el de las musas." Él lo dice con una intención crítica. Me parece que podía haberse ahorrado la indignación moral, porque el hecho más bien merece nuestra piedad. Es eso, exactamente, lo que nos pasa... incluso cuando intentamos escucharnos a nosotros mismos.