El Roto |
John Rawls |
En un público políticamente inmaduro la confusión resultante puede ser considerable. Borrar la línea divisoria entre la verdad de hecho y la opinión es una de las muchas formas que la mentira puede asumir, y todas ellas son formas de acción.
Menciona dos tipos recientes de mentiras: la mentira de los profesionales de las relaciones públicas a principio del gobierno, y la de quienes trabajan dentro del gobierno, expertos en resolución de problemas (que pueden ser personas íntegras y morales). Es la que predominaba en los Papeles del Pentágono, donde “el encubrimiento, la falsedad y el papel de la mentira deliberada se convirtieron en los asuntos principales, por encima de la ilusión o los errores de cálculo, debido fundamentalmente al extraño hecho de que las decisiones erróneas y las declaraciones falsas se hallaban en contradicción constante con los precisos documentos de los servicios de inteligencia”.Siempre se llega a un punto a partir del cual la mentira resulta contraproducente. Dicho punto se alcanza cuando la audiencia a la que se dirigen las mentiras se ve forzada, para poder sobrevivir, a rechazar en su totalidad la línea divisoria entre la verdad y la mentira. Cuando tu vida depende de que actúes como si creyeras, no importa qué es lo verdadero y qué lo falso.
Un centinela montaba guardia para advertir a la población en caso de que apareciese el enemigo. El hombre era amigo de las bromas, así que, para divertirse, dio una falsa voz de alarma. Sin embargo, después corrió a las murallas para defender la ciudad de los enemigos que él mismo había inventado. De ello se sigue que cuanto más éxito tenga un embustero y mayor sea el número de los convencidos, más probable es que acabe por creer sus propias mentiras.
Thomas Hobbes |
Jardines de Villa Medici by Velázquez |
"...conocí por ello que yo era una substancia cuya total esencia o naturaleza es pensar, y que no necesita, para ser, de lugar alguno ni depende de ninguna cosa material. De manera que este yo, es decir, el alma por la cual soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo y hasta es más fácil de conocer que él, y aunque el cuerpo no fuese, el alma no dejaría de ser cuanto es" ( Descartes, Discurso del método IV).
El Roto |
Spinoza |
¡Qué lejos queda 2006! También entonces, en las mismas páginas de Ira y tiempo, el filósofo alemán razonaba que la radicalidad había dejado de ser un estilo político en las sociedades occidentales y se había visto reducida a la condición de «actitud estética» y acaso «habitusfilosófico de importancia». Diez años después, el populismo ha emergido como estilo político radical capaz de recolectar y gestionar depósitos de ira socialmente dispersos. Es un populismo tanto de derecha como de izquierda, aunque hasta el momento el primero haya sido electoralmente más exitoso (acaso con la salvedad de la victoria de Syriza). Y es que también una parte de la izquierda ha abrazado un estilo político populista tan versátil como bien equipado para sacar ventaja de los elementos plebiscitarios inherentes a la comunicación digital: ya se habla del Tweetedict como nueva forma de gobierno. En ese sentido, sorprende que los defensores del populismo de izquierda −o del populismo al serviciode los fines políticos de la izquierda radical− se ofendan ante lo que consideran un término peyorativo y procedan por ello a negarle toda validez analítica.Si el rasgo más marcado de la situación política mundial tuviera que expresarse con una frase, debería rezar así: hemos entrado en una era en la que no existen puntos de recolecta de ira con perspectiva mundial.
La forma en que esta «devolución» se llevará a término no es otra que la aplicación de políticas proteccionistas sintetizadas en la fórmula America First. Se comprará americano y se contratará americano. De ese modo, dicho con un lenguaje que combina las referencias deportivas con la concepción trumpiana de los negocios, «América volverá a ganar». Y ningún norteamericano, sin excepción, volverá a ser ignorado. Un discurso cuya credibilidad se apoya en un rasgo de estilo habitual del populismo: la condición de outsider de Trump. El historiador Loris Zanatta tiene escrito queHoy no nos limitamos a transferir el poder de una administración a otra, o de un partido a otro: estamos transfiriendo el poder de Washington DC y te lo estamos devolviendo a ti, pueblo estadounidense.
Huelga decir que el outsider no puede esperar una identificación universal en una sociedad pluralista: sus maneras agradarán a un segmento del electorado y disgustará a otro. También es obvio que hay muchas formas de ser outsider: están el hombre de negocios hortera y el activista de atuendo desenfadado. Naturalmente, Trump sólo es un outsider en relación con el sistema político, en cuyo interior exhibe unas maneras irreverentes del gusto de muchos electores, para quienes parece representar el equivalente del cirujano de hierro del viejo falangismo: el hombre fuerte que actúa sin subterfugios. Y aunque también es un clown de origen televisivo, su fortuna sirve como elemento de legitimación adicional en un imaginario cultural dominado por la distinción entre ganadores y perdedores: votar a Trump expresa el deseo de dejar de perder para empezar a ganar.el líder populista debe poseer la patente de outsider, debe parecer exento de toda contaminación con el mundo político que promete eliminar para regenerar a la comunidad. [...] debe encontrar un equivalente no sólo en su estilo político, sino también en su lenguaje, en sus comportamientos, en sus gustos.
Maria Briansó (1r Batxillerat)
La gent que és fidel a la idea que no hi ha d’haver una realitat immaterial crec que es perquè han pres la decisió de una manera impulsiva i no s’ha parat a pensar-ho detingudament. Ja que per els que es paren a pensar-ho detingudament, és més que evident que sí, ha de existir una realitat immaterial.
Si no fos així, ja no estaria fent una dissertació sobre si aquesta ha d‘existir o no. Perquè quan tenim la idea d‘una cosa (en aquest cas la idea és la realitat immaterial), vol dir que per a nosaltres aquesta idea existeix. En cas contrari no podríem ni tan sols parlar de la realitat material.
Foto: Genís Moncusí (1r Batxillerat)
Una altra de les raons per les quals crec que ha de existir una realitat immaterial és perquè si no fos per aquesta segurament la humanitat com a tal no hauria prosperat i no tindríem res de nou. Són les idees les que ens porten al progrés, ja que nosaltres primer molts cops imaginem, tenim idea de alguna cosa (immaterial) i desprès la transformem en realitat (material). Com es va crear una cadira (material) sense tenir en ment cap idea de com fer-ho (immaterial)? La resposta per a mi és clara, no es pot si no hi ha hagut una idea immaterial en ment prèviament.
En conclusió crec que es evident, que existeix una realitat immaterial, ja que si no existís aquesta tampoc existiria la realitat material, la qual crec que no es pot posar en dubte. La realitat immaterial existeix perquè sinó, no es podrien crear realitats materials per exemple per via de la imaginació i per últim existeix ja que en tenim la idea es a dir sabem el què és i per el sol fet de saber què és una cosa, aquesta existeix.
Hobbes-Kant |