Los pocos lectores asiduos de esta bitácora habrán notado que en las últimas semanas ha bajado un poco el ritmo de publicación. Entre otros motivos, el de más peso ha sido los preparativos previos a la participación en la XXI Olimpiada Filosófica Internacional, a celebrar en Odense (Dinamarca), del 16 al 19 de mayo. La Olimpiada Filosófica Internacional (la llamaremos IPO, derivado de las abreviaturas en inglés, ya que así circula por la red) es un certamen que se viene celebrando desde hace dos décadas, organizado por la Federación Internacional de Asociaciones de Filosofía (FISP) en colaboración con la UNESCO. Desde la Asociación Olimpiada Filosófica de Castilla y León venimos animando a participar en la selección nacional desde el curso pasado, y este año se propuso a los alumnos que prepararan un ensayo sobre Kierkegaard, cuyo segundo centenario se celebró recientemente y que ha sido el tema central de la IPO durante todo el año. Tras el trabajo de los cuatro primeros meses de curso, dos alumnas castellanoleonesas fueron seleccionadas para acudir a la IPO: Eva Gómez Pérez, del I.E.S. Mateo Hernández de Salamanca, Beatriz Carranza Peñas, alumna de mi instituto, el I.E.S. Río Duero.
Desde entonces, todos los implicados hemos estado adelantando preparativos. Desde las cuestiones logísticas del viaje, hasta la preparación con materiales complementarios de ampliación y profundización, tratando de que las dos alumnas clasificadas acudan en las mejores condiciones posibles a la final. No con la intención de ganar, que no debería ser el objetivo fundamental de este tipo de certámenos, sino principalmente de poder disfrutar al máximo de toda la experiencia que supone la IPO, que incluye entre otras cosas un tiempo de cuatro horas, en la mañana del viernes 17 de mayo, para que cada alumno pueda escribir un ensayo sobre alguno de los cuatro temas filosóficos que se les ofrecerá, con la única referencia de partida de una cita filosófica. Un desafío, sin duda, original y estimulante, pues en Odense se van a reunir jóvenes interesados por la filosofía procedentes de unos cuarenta países. Un número, por cierto, creciente, según he podido leer en los últimos correos informativos: cada vez más países se están interesando por este tipo de actividades, tratando de dar a la filosofía la proyección y la presencia internacional que merece. Así que allí estarán nuestras dos alumnas, tratando de dar lo mejor de sí y sobre todo tratando de aprovechar la experiencia, que incluye también talleres, conferencias y visitas culturales por Odense y alrededores.
En estos últimos días se ha acumulado un poco más de trabajo, con los preparativos finales, el intercambio de correos desde la organización de la IPO y el intento de dar un empujón final a la difusión de los medios. Ahora ya sólo queda lo más importante: estar en Odense y compartir unos días con quienes a buen seguro representan el futuro de la filosofía. Idea que no es ninguna exageración: la misma historia de la filosofía nos surte de ejemplos de grandes pensadores que se han empeñado en dar lo mejor de sí mismos en certámenes de ensayo, en unos tiempos en los que la comunicación y los contactos entre pensadores de diferentes países estaban mucho más limitados que en la actualidad. Qué serán capaces de hacer en filosofía las próximas generaciones, contando con la motivación al pensamiento que reciben en las aulas (aspecto que en España, por el momento, está seriamente amenzado por la LOMCE), con oportunidades como la IPO y con formas de comunicación que hacen posible que hoy, a un día de la inauguración oficial de la XXI IPO, varios de los alumnos finalistas hayan contactado ya a través de las redes sociales. Ahí estaremos y trataremos de tuitearlo en función de la disponibilidad de la red wifi. Y en cualquier caso, al margen de lo que se pueda adelantar por twitter, habrá que contarlo a la vuelta. Pero eso será ya la semana que viene… De momento, rumbo a Odense.
Alguna referencia en los medios:
Corregíamos estos días en clase un comentario de texto de Amartya Sen, en el que se ponía en cuestión la referencia a la cultura o la tradición como un motivo explicativo de las carencias democráticas de algunos países. El economista indio adoptaba una perspectiva crítica con esta idea: en su opinión, la democracia ha de entenderse casi como un horizonte histórico hacia el que apuntar, un universal humano y político, puesto que, por mucho que deba ser criticada, es el sistema que mejor garantiza valores como la libertad y la dignidad del ser humano. El tema no solo está de actualidad, sino que nos da para pensar al menos en dos direcciones: de puertas adentro y de puertas afuera. Mirando a nuestro patio, contrasta que en España estemos viviendo el mayor periodo democrático de nuestra historia con la insatisfacción que la sociedad civil está llevando a las calles. Una crítica que va mucho más allá de medidas particulares o decisiones que se consideran inadecuadas: es el sistema mismo es el que está en entredicho y me da la sensación de que si pretendemos liquidarlo algo bueno estaremos perdiendo en el camino, sin poder agarrar certeza alguna de que el sistema que lo sustituya vaya a ser mejor. Dicho de otra forma: podemos tomar el congreso y acabar con las instituciones democráticas. Pero lo que implantemos en su lugar será democrático o no será. Y no sé si para ese viaje hacen falta tantas alforjas. Volviendo a Sen: quizás vivamos en un espejismo, y España, como sociedad, no puede hacer en apenas tres décadas el camino hacia la demoracia que en países vecinos está llevando siglos.
De todo lo dicho podemos extraer una consecuencia: el maquillaje institucional no hace democracia. Democracia es asumir que otros piensan distinto a lo propio, y que hemos de vivir en común. Sin este suelo social poco importa construir sistemas más o menos participativos o convocar un referéndum cada poco tiempo. Y este suelo común, que podríamos denominar “ethos democrático”, no se forma ni en diez ni en treinta años. Es esta una lección sobre la democracia que en España deberíamos estar aprendiendo en carne viva, aunque no estoy muy seguro de que así sea, cegados como estamos por esa costumbre atávica de pensar que “la culpa es de los demás” (especialmente de las personas encargadas de tomar decisiones). Si extrapolamos esta experiencia histórica a otros países, me temo que la tesis de Sen se debilita. Su propio país de origen, La India, sigue funcionando hoy con un sistema de castas que está en las antípodas de la igualdad asociada a todo sistema democrático. Algo que sin duda Sen repudia, pero que no se puede ignorar. Si una sociedad lleva siglos viviendo con una férrea división en clases sociales, es imposible instaurar en unos años un nuevo sistema político que rompa con estas costumbres. Por seguir con la metáfora de antes: no hay suelo fértil para que la democracia pueda agarrar y desarrollarse. Lo vemos en los telediarios o los periódicos: Egipto o Libia adolecen todavía de estructuras de democráticas y se ven amenazadas permanentemente por modelos autoritarios de poder, sean militares o de cualquier otra índole.
Encontramos democracias inestables en muchos países de Sudamérica, y lo mismo ocurre en aquellos en lo que el islam está indisolublemente ligado al poder político. Cómo crear democracia en una sociedad en la que hombre y mujeres no son iguales, no comparten los mismos derechos. Podemos remar a favor de Sen: al crear las instituciones poco a poco se irán produciendo cambios sociales: crear un parlamento representativo y un sistema de sufragio logrará a medio o largo plazo que los cudadanos se conciban como iguales entre sí, y que acepten que el poder ha de repartirse incluso entre quienes piensan distinto. O podemos mantener un fuerte escepticismo y dar por hecho que cualquier modificación formal no logra afectar al fondo de la cultura y la sociedad, ya que ambas han sido tejidas por distintas manos desde hace siglos y no es posible dar una marcha atrás o u efectuar un giro histórico de tanto calado en tan poco tiempo. Hay un dato para la esperanza: tal y como suelen apuntar los partidarios de tesis como la del fin de la historia, como Fukuyama, en el último siglo y medio se aprecia una fuerte tendencia a la democratización de los países. Estadística y geográficamente la democracia se viene extendiendo desde hace ya un tiempo y quizás sea esta una tendencia histórica imparable. Pero la sonrisa democrática se nos borraría de la cara si nos parásemos a analizar detalladamente si este proceso no es sólo una mera apariencia, una pose o, como se dice ahora, postureo, cuando en realidad las situaciones de opresión, desigualdad, falta de lbiertad e injusticia se siguen reproduciendo. Hoy, en un mundo más democrático, como ayer. Democracia, cultura y tradición: un triángulo lleno de tensiones del que quizás se pueda esperar más en el futuro.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) rinde homenaje a la científica Marie Curie a través de la exposición Recordando a Marie Curie, que podrá visitarse en su sede de Madrid, situada en la calle Serrano, 117, hasta el 21 de mayo .
Recordando a Marie Curie es una exposición creada por el Museo Curie y el Instituto Curie que aborda su vida en cinco etapas: infancia y juventud en Polonia, una vida en común, infortunios y éxitos, viajes por el mundo y viajes a España.
Además, se exponen también siete instrumentos que guardan relación con la actividad investigadora de Marie Curie, entre ellos dos prototipos de su esposo y también investigador Pierre Curie: un cuarzo piezoeléctrico y un electroscopio.
Como complemento a la exposición, el 20 de mayo tendrá lugar en el Teatro Muñoz Seca una lectura dramatizada de la obra Pierre y Marie Curie: ellos mismos, a cargo de Sonnia L. Rivas-Caballero y Manuel Galiana.
Marie Curie: una vida dedicada a la ciencia
El sueño de estudiar en la universidad
Marya Sklodovska nació el año 1867 en Varsovia, Polonia. A los 24 años fue a Paris para estudiar en la Sorbona una carrera científica, un sueño difícil de conseguir en Polonia, donde las mujeres no eran admitidas en la universidad. Poco después de obtener las licenciaturas en Física y Matemáticas le presentarón a Pierre Curie, profesor de Física.
Pierre y Marie reciben en premio Nobel de Física
Pierre y Marie se casaron y tuvieron dos hijas, Irene y Eva. Pero también se unieron sus vidas profesionales, que dedicaron de lleno a la investigación sobre la radioactividad. Sus resultados, el descubirmiento de los rayos X y de la radioactividad natural, les llevaron a obtener conjuntamente el premio Nobel de Física en el año 1903.
Marie, Nobel de Química por descubrir el polonio y el radio
A la muerte de su esposo, debido a un accidente, Marie Curie le reemplazó en la Cátedra de Física de la Sorbona y pasó así a ser la primera mujer en impartir clase en la universidad. Compaginó su faceta docente con su labor investigadora, y en 1911 recibió el premio Nobel de Química por el descubrimiento del radio y el polonio.
La Ciencia al servicio de la Medicina
En 1914, Marie Curie creó el Instituto del Radio. Una vez iniciada la Guerra, decidió aplicar sus conocimiento al cuidado de los heridos. Por ello, propuso la creación de un servicio de radiología móvil. Consistía en un vehículo que contaban con personal médico y un aparato de rayos X, conocido como “Pequeño Curie”. Por entonces, fue nombrada directora del servicio de radiología de la Cruz Roja.
Marie, dedicada a la labor divulgativa
Convertida en todo un símbolo nacional y de la investigación radiológica, comprendió que era fundamental recorrer el mundo para dar a conocer sus investigaciones y recaudar fondos. Inicio así con una visita a Estados Unidos una serie de viajes que dieron a sus investigaciones proyección internacional.
Tres viajes a España
Marie Curie viajó a España en tres ocasiones. En 1919 participó en Madrid en el I Congreso Nacional de Medicina. En 1931 fue invitada por el Gobierno de la Segunda República y en 1933 presidió una reunión internacional sobre el porvenir de la cultura, en la Residencia de Estudiantes.
Preocupación ante el uso incierto de sus descubrimientos
Generosa con sus descubrimientos, los puso a disposición de la comunidad científica, y comprobó con preocupación que no siempre se utilizaban con precaución, con fines honestos y no lucrativos.
Otro premio Nobel en la familia Curie
Su hija Irene Joliot- Curie se sumó a su labor investigadora desde muy joven y en 1935 recibió, junto a su marido Frédéric Joliot-Curie, el premio Nobel del Química por sus trabajos en la síntesis de nuevos elementos radiactivos.
El pasado 11 de mayo se celebró el Día Internacional del Comercio Justo. El mensaje lanzado por las organizaciones de comercio justo en esta ocasión lo protagonizó el azúcar: Para endulzarte la vida, no hay que amargar a nadie.
En el mercado convencional, el azúcar mueve al año alrededor de 70.000 millones de dólares y sus beneficios no siempre llegan a quienes lo cultivan, o no en una proporción razonable. De hecho, el negocio en Brasil, uno de los principales productores y exportadores de azúcar, se caracteriza por la mano de obra barata.
El precio del azúcar se marca en los mercados internacionales y depende, sobre todo, de dos variables: la demanda para la elaboración de agro-combustibles y la especulación, que da lugar a stocks almacenados a la espera de mejores precios futuros.
Gracias al apoyo de las asociaciones de comercio justo a diversas cooperativas de los países más empobrecidos, entre las que destacan las de Paraguay, la producción de azúcar de comercio justo creció en el último año un 9%, hasta alcanzar las 140.000 toneladas.
El azúcar de comercio justo asegura
- Salarios dignos e iguales para hombres y mujeres.
- Ausencia de explotación laboral, especialmente infantil.
- Precios de compra justos.
- No utilización de transgénicos y productos químicos.
- Prefinanciación de las cosechas.
- Respeto por la biodiversidad y los cultivos autóctonos.
- Formas de auto-organización democrática de los campesinos.
- Cultivos respetuosos con el medio ambiente y , en su mayoría, ecológicos.
Para saber más
Organización Mundial de Comercio Justo-América Latina
No m’agrada la gent com Cristina Fallarás. Els vaig conèixer quan la vida els somreia; quan ells eren ‘divins’, treballaven (o així) al Fòrum de les Cultures, predicaven a la COM a compte dels sociates, i tenien un càrrec al Periódico. Després van anar a manar a El Mundo, perdonant-te la vida, mirant-te com si no haguessis ni merescut venir al món. El món era la seva festa privada (municipal, barcelonina) i tu no hi eres convidat. Ells eren molt llestos i et feien saber, amb abundància de llenguatge no verbal, que tu eres un imbècil, català de merda. L’imbècil que llegeix llibres d’assaig, parla una lengua de segona, és monògam i no fuma porros. Al cap i a la fi, un professoret de filosofia, sense la més mínima importància, que té una plana web gratuïta. No res per a ells que eren olímpics, noctàmbuls i amics de l’Arcadi Espasa. Contra Catalunya, ja ho sabeu.
No m’agrada la gent com Cristina Fallarás, però he llegit el seu llibre. A la puta calle. L’edita Libros del Bronce, un segell mig recòndit de Planeta (l’editorial que diu que marxarà a Sevilla si Catalunya és independent). Jo no vull llegir llibres de Planeta, però he comprat el llibre de Cristina Fallarás. Planeta és l’editorial de La Razón, però ha tret de la nevera un segell per publicar llibres dels indignats. La vida és plena de contradiccions, ja ho sabeu.
Em sembla de mal gust practicar l’empatia amb gent que et menysprea, que quan podien et tractaven directament d’imbècil. Però A la puta calle és un llibre que flaira la misèria de la dècada de 1930 en l’any 2013. Escrit a raig des del dolor de qui sap que perdrà el pis per impagament de la hipoteca – i des del ressentiment de qui ho-ha-estat-quasi-tot-o-força-coses al petit món del periodisme barceloní, però que (ara ho viu en pròpia carn), durant quatre o conc anys, llargs de passar, no és altra cosa ja que una aturada crònica sense reciclatge possible. Algú que ha de veure com els examics ja no la conviden a les festes que després expliquen a Facebook
La vida és una merda quan et trobes amb quaranta anys, una hipoteca impossible, la nevera buida, fills petits i el llum tallat per impagament. A la puta calle és el testimoni d’una doble misèria. La de la periodista que descobreix la misèria de l’ofici (la buidor de la posse push que ha conreat tants anys) i la misèria de la crisi que et colpeja i et deixa cec, exhaust, injustament convertit en desferra. Amb la mateixa injustícia que ha colpejat sis milions de desgraciats que no eren ni periodistes ni divins. Llibre sinistre i sense ni un gram de mentida. Sense tampoc la més mínima autocrítica. Perquè el problema de A la puta calle no és que hi hagi gent que no pot pagar l’hipoteca i que no trobarà feina ni en cinc anys ni en deu. El problema és que li toqui a ella. Imprescindible per entendre el present. I per entendre per què aquest present durarà tant.
"L’HOME ÉS UN DEU QUAN SOMIA I UN CAPTAIRE QUAN REFLEXIONA"
Taller dinamitzat per l’equip de filòsofs de Granollers format per Mariano Fernández, Joan Carles Gómez i Joan Méndez Camarasa.
Entrada lliure.
Umberto Eco |
En estos días saltaba a los medios de comunicación la noticia de las dificultades de encontrar un cementerio que quiera albergar en sus instalaciones el cuerpo de Tamerlan Tsarnaev, ya que no se considera un digno compañero de habitación del resto de inquilinos o habitadores del mismo. La cuestión no deja de ser anecdótica y puede ventilarse el asunto como una muestra más, de las muchas que existen, del enfrentamiento entre culturas y la intolerancia que se va propagando por las sociedades, incluso las que se dicen avanzadas. Sin embargo, se puede dar una vuelta más al asunto y traer a colación alguna idea filosófica que nos permita ampliar y prolongar la discusión, principalmente porque al andar la muerte rondando por el problema es posible que le podamos sacar jugo a la noticia. Una idea para empezar: recuperando casi ideas de la tragedia griega, la noticia nos recuerda que es posible comportarse de un modo inmoral con los muertos. La ética, por lo que se ve, va más allá de la vida, y hay una serie de obligaciones morales que adquirimos con los muertos, de manera que incluso con ellos es posible saldar deudas, y sus acciones les persiguen hasta la mismísima tumba.
Es de suponer que al negar a un cliente como Tsarnaev los cementerios pretenden repudiarle: ya que no se le pudo juzgar en vida, el pueblo norteamericano siente la necesidad de humillar al terrorista una vez muerto. Qué daño se le puede hacer a un muerto: esta es la pregunta que quizás deberíamos plantearnos. Negarle la sepultura puede ser el primer paso, porque tenemos ejemplos recientes con otros tipos de vejaciones hacia quienes dejaron de vivir: a Gadafi o Sadam se les condenó a la exposición pública de imágenes de su cadáver y a Bin Laden se le negó la posibilidad de glorificarse como un mártir de la causa, convirtiendo al inmenso océano en el guardián eterno de su cuerpo, que a estas alturas estará ya deglutido por la cadena trófica, quien sabe si quizás incorporado como proteína o aminoácido en alguna merluza de pincho de cualquier mercado norteamericano o mutado en mausoleo ideológico y religioso que bien pueda ser objeto de búsquedas aventureras como las que se han dado con restos arqueológicos como el Titanic. No se pretende, por lo que se ve, ir tan lejos con Tamerlan Tsarnaev: de momento el castigo parece consistir en quedar expulsado del cementerio sine die, en espera no de que redima sus actos, pero sí de que alguna mente inteligente logre convencer al resto de que el cadaver resulta más molesto “expulsado de la clase” que dentro de la misma.
Casos como este nos vienen a recordar que aquello de “Descanse en paz” es bastante más que una fórmula lingüística a la que estamos más o menos acostumbrados. Hay cuerpos a los que dicho descanso les está prohibido. Es difícil averiguar qué concepción antropológica puede esconderse tras este tipo de decisiones. Primera posibilidad: materialismo puro, inexistencia del alma. Si esto es así, tener el cadaver de cualquier ser humano pululando por ahí, en espera de su encuentro con la tierra carece de todo sentido. Se trata tan sólo de un conjunto de materia, sin mayor significado. Seguna opción: somos algo más que cuerpo, existe una mente (o si queremos le podemos llamar “alma”), capaz incluso de superar la muerte. Aceptando esto, parece que con la muerte el cuerpo y la mente (o el “alma”) se separan y no es posible ya castigar a esa mente que ha “volado” (aceptemos la iconografía popular) del cuerpo. De manera que sigue siendo absurdo ponerse en plan “malote” y negar la tierra a un cuerpo sin vida. Una tercera posibilidad: el muerto no está muerto del todo. Y no es que esté de parranda, sino que hay “vida” más allá de la biológica, y somos capaces de hacer de todo un símbolo y de crear nuevos significados. Siendo así, no es estaría penalizando un cuerpo, ni tampoco a Tamerlan Tsarnaev, que no existe ya. Más bien, se estaría pretendiendo un escarnio público de todos aquellos que secundaron sus acciones o incluso las han aplaudido, desde su propia madre, a las personas más allegadas. “Jugar” con los muertos con el simple objetivo de crear resentimiento, odio. Todo ello expresión de un comportamiento altamente civilizado, y muy alejado de aquellas culturas que algunos consideran inferiores y que se construyen sobre la destrucción de las demás.
El proyecto de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) plantea la supresión de la asignatura de Ética y Educación Cívica en 4º de la E.S.O, transformada en optativa, y de Educación para la Ciudadanía en 3º de la E.S.O. , que desaparece. Además, elimina la asignatura troncal de Historia de la Filosofía en 2º de Bachillerato, en adelante solo una optativa entre más de doce.
De este modo, no solo la asignatura de Filosofía pierde peso específico en la oferta educativa sino que también corre el peligro de desaparecer en aquellos centros que decidan no ofertarla como optativa.
Ante esta perspectiva, diversos colectivos de profesores de Filosofía han manifestado su rechazo durante todo el proceso de reflexión acerca de la LOMCE.
Obviamente, existe una causa directa: ven peligrar sus puestos de trabajo. Pero también hay otra razón de fondo que no solo afecta al colectivo docente sino a toda la sociedad. Lo que se cuestiona con esta decisión es si la Filosofía es o no fundamental en la formación de la persona.
¿Qué se entiende por Filosofía?
Etimológicamente Filosofía procede de philo (φιλο), que significa “amor” y sophia (σοφία), que significa “sabiduría”, por lo que se traduce como “amor a la sabiduría”.
El objetivo de la Filosofía es buscar respuesta a las grandes preguntas sobre el propio yo, nuestro origen, nuestro destino, el sentido de la vida, los valores y dilemas éticos y el conocimiento profundo de la realidad que nos rodea, desde la perspectiva tanto de las Ciencias como de las Humanidades.
Por tanto, su estudio contribuye a fomentar el sentido crítico; la capacidad especulativa, muy vinculada a la creatividad y la resolución de problemas; y la conciencia ética.
¿Realmente la Filosofía es útil para la vida?
Como todo aquello que se mueve en el ámbito teórico, la Filosofía tiende a infravalorarse dentro de una sociedad movida por el materialismo. Se olvida que pensar no necesariamente implica pensar bien y que los niños necesitan aprender a pensar para llegar a ser adultos capaces de construir un pensamiento crítico y creativo que les permita analizar, valorar, optar y transformar su entorno de manera fundamentada, coherente, medida, justa, responsable.
Al fin y al cabo, como acertadamente expresó el filósofo francés Michel de Montaigne “Más vale una cabeza bien hecha que una cabeza bien llena” (Ensayos I, xxv). Y para lograr que los alumnos piensen, sopesen, cuestionen, profundicen, decidan, actúen, se comprometan desde una cabeza bien hecha, nada mejor que la Filosofía, todo un aprendizaje para la vida.
David Hume |
Limitada a unos 400 versos, esta ultrajante blasfemia (a juicio de tantos contemporáneos) vendió innumerables copias, hasta que Mandeville reconoció en 1714 su autoría e hizo importantes añadidos, cambiando también el título. Desde entonces iba a ser: La fábula de las abejas o vicios privados, beneficios públicos. Conteniendo varios discursos para demostrar que las debilidades humanas pueden tornarse en ventaja para la sociedad civil, y ocupar el lugar de las virtudes morales.” Mandeville se burlaba de Shaftesbury, el mentor de Locke, con sus invocaciones a una rectitud innata del ser humano; pero mucho más aún del simplismo tradicional y sus condenas. Véase despreciar la economía, con “una vanidad que mendiga adulación.,” o aborrecer en particular el lujo, cuando “su falta sólo estimula desempleo y menos ventas”.“Mientras los miembros de una colmena humana se compensaban unos a otros con gustos, vicios y virtudes distintos y opuestos, la templanza y sobriedad de unos posibilitaba la satisfacción de los apetitos desenfrenados y la glotonería de otros; el amor a la calidad daba trabajo a millares de pobres, y la colmena prosperaba. Cuando un día los miembros quisieron convertirse en virtuosos, y desterrar los vicios, resultaron inútiles los artesanos que trabajaban para satisfacer las vanidades de otros, los abogados mantenidos por litigios, los empleados de tribunales y prisiones. Y la colmena se tornó mísera. El vicio es, pues, necesario tanto como la virtud para la prosperidad de una nación.”
“Dividamos las posesiones de un modo igualitario, y veremos inmediatamente cómo los distintos grados de arte, esmero y aplicación de cada hombre rompen la igualdad. Y si se pone coto a esas virtudes, reduciremos a la sociedad a la más extrema indigencia; en vez impedir la carestía y la mendicidad de unos pocos, estás afectarán inevitablemente a toda la sociedad. También se precisa la inquisición más rigurosa para vigilar toda desigualdad, en cuanto ésta aparezca por primera vez, así como la más severa jurisdicción para castigarla y enmendarla. Pero tanta autoridad tendría que degenerar pronto en una tiranía, que sería ejercida con graves favoritismos.”
Maella |
Más de una vez ha salido por aquí la conveniencia de ir haciendo acopio de buenos ejemplos. La propia tarea docente así lo exige: acercar la filosofía a los alumnos pasa entre otras cosas por plantear ejemplos claros, en los que se vea cómo es posible aplicar la teoía que se trata de explicar. Cualquier profesor de cualquier materia empeña parte de su vida encontrando realizaciones prácticas y concretas de aquello que enseña, sea física de partículas, historia, química o literatura. A este respecto la filosofía no puede ser una excepción y el libro que comentamos hoy viene a confirmarlo: se trata de Una historia de la filosofía para la vida cotidiana, un texto elaborado por dos profesores de filosofía, Pablo Redondo y Sebastián Salgado, que pretende exactamente facilitarnos la tarea a los profesores, ofreciendo una pluralidad de ejemplos para presentar las ideas más comentadas de la historia de la filosofía. Una iniciativa que merece la pena por varios motivos, pero especialmente por uno: se puede ver entre sus páginas la experiencia de aula que anima al texto, de forma que incluye referencias y alusiones que sin duda sus autores han utilizado ya en clase, seguramente con éxito. Razón que nos lleva a pensar, por otro lado, que estamos ante un libro que no debe interesar solo a profesores, sino a todos los que de una forma u otra disfrutan con las ideas filosóficas.
A modo de muestra, tomemos varios botones. A lo largo de sus páginas podemos averiguar qué letra de tango se acerca a la esforzada lucha dialéctica de Sócrates contra los sofistas. Aparecen igualmente las conexiones entre Platón y el mundo de la publicidad, o Rousseau trocado en una especien de Robinson, valga el juego de palabras entre ambos nombres. Marx y algunas series de televisión, o Husserl y el siempre difícil ejercicio de llevar niños en el coche, deseosos como están siempre de estirar al máximo algunos trozos de tiempo y de reducir otros. El contraste entre la obsolescencia programada y el móvil de última generación y la reflexión alrededor del ser de Heidegger. Estos y otros muchos ejemplos, la lista no es exhaustiva porque tampoco es plan hacer un “spoiler” del libro, van desfilando ante nuestros ojos, sugiriendo nuevas formas de hacer entender las teorías que con tanta frecuencia se hacen complejas en un aula, o los autores cuya lectura se nos ha venido resistiendo desde hace años. Acercarnos la filosofía con ejemplos de la vida diaria: este sencillo y complejo obejtivo es el que cumple a la perfeccción el texto de Pablo Redondo y Sebastián Salgado.
Por si el contenido no fuera suficientemente atractivo para cuantos nos dedicamos a la enseñanza de la filosofía, merece la pena destacar también el tono humorístico de algunos párrafos. En algunas ocasiones por la humanización de los grandes pensadores y en otros por el ejemplo elegido para explicar al autor, pero se nota en todo momento una intención irónica, no exenta por otro lado de crítica. Porque cualquier comparación entre ideas filosóficas y vida cotidiana ha de adoptar neceariamente este tono crítico, esta distancia entre lo que pensamos y lo que somos, lo que vivimos. Quizás porque seamos siempre algo menos de lo que pensamos, porque no alcancemos si quiera a rozar esos ideales que nos planteamos y que nos vienen ayudando a vivir y a ser desde hace más de 2000 años, y que han configurado nuestra identidad como occidentales. Esta es, a mi entender, una de las tesis ocultas del libro, que aparece solo apuntada: si es posible encontrar tantos ejemplos filosóficos en la vida cotidiana es precisamente porque ésta se ha cimentado a lo largo de los siglos en lo que han pensado las grandes figuras de la historia. Este es el espíritu que a mi entender anima el libro, y hay que reconocer el esfuerzo de sus autores por realzar esta idea, que ojalá encuentre una buena acogida entre todos los que disfrutamos con la filosofía.