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Con este mismo título, Roberto Colom, Doctor en Psicología y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, ofreció una conferencia en el XVIII Congreso Internacional del Philosophical Inquiry with Children Coming of Age que se celebró en junio de 2017 en Madrid.
El objetivo del congreso era ofrecer una discusión abierta a los diferentes enfoques con que trabajar la comunidad de investigación filosófica en la educación formal, no formal e informal.
Colom, planteó si es o no posible mejorar nuestras capacidades cognitivas, qué repercusiones tendría si fuera posible y cómo debería hacerse. La ponencia del profesor Colom se puede ver en su totalidad aquí.
Colom, argumentó basándose en diversos estudios qué relevancia tiene este asunto en diferentes ámbitos, no solo el académico y, planteó la necesidad de que los alumnos desarrollen sus habilidades de pensamiento para aprender mejor y desarrollar todas sus capacidades.
Definió la inteligencia, de acuerdo al consenso que se establece entre los psicólogos, como la capacidad mental general para razonar, planificar, resolver problemas, pensar de modo abstracto, comprender ideas complejas y aprender con rapidez. De acuerdo con esta definición y los estudios que presentó, defendió que la mejora de solo 3 puntos en la capacidad cognitiva de las personas tendría un efecto en la sociedad muy significativo en tres ámbitos: la reducción del fracaso escolar, la prevención de los delitos y la reducción de los índices de pobreza.
Expuso que lo que se ha hecho hasta ahora en intervención temprana para mejorar las capacidades cognitivas funciona temporalmente, pero, se disipa su efecto con el tiempo. Por ello argumentó que era necesario buscar procedimientos que mantengan ese tipo de mejoras que pueden conseguirse de manera eficiente.
A partir de una serie de estudios en los que se analizaba cómo cambia el cerebro combinando diversas actividades de estimulación (cognitivas y de otro tipo), concluyeron que solo se mejoraban las capacidades cognitivas en los pertenecientes al grupo que solo estimulaba su cerebro cognitivamente porque lo hacían durante más tiempo. La conclusión que se recoge es que lo que tiene relevancia es la dosis. Es decir, solo lo que se practica durante más tiempo puede modificar nuestro cerebro. Por lo tanto, es necesario que un programa de estimulación cognitiva se extienda en el tiempo para que tenga efectos significativos y perdurables.
Roberto Colom explicó que lo que le sedujo del programa de Filosofía para Niños es que es un programa de estimulación cognitiva que se extiende durante muchos años (desde los 3 hasta los 18 años y se hace extensivo a lo largo de la vida). Y considera que ese es el motivo por el que se encuentran efectos positivos y perdurables en los alumnos que han seguido un programa de Filosofía para Niños.
Roberto Colom forma parte del grupo de trabajo que investiga el impacto del programa de Filosofía para Niños (FpN) en los alumnos que lo practican. En este enlace se puede conocer el estudio longitudinal sobre el impacto del programa FpN. Roberto Colom, Félix García Moriyón, Carmen Magro, and Elena Morilla: The Long-term Impact of Philosophy for Children: A Longitudinal Study (Preliminary Results). Analytic Teaching and Philosophical Praxis, Volume 35, Issue 1 (2014).
En esta obra coordinada por Félix García Moriyón: La estimulación de la inteligencia. Madrid: Ediciones de la Torre, 2003 hay más información acerca de esta y otras investigaciones. En este libro se expone un sistema de evaluación del desarrollo del programa y es de especial utilidad para las personas que trabajan en programas de mejora de la inteligencia o pensamiento complejo.
La entrada ¿Podemos mejorar nuestras capacidades cognitivas? se publicó primero en Aprender a pensar.
Con este mismo título, Roberto Colom, Doctor en Psicología y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, ofreció una conferencia en el XVIII Congreso Internacional del Philosophical Inquiry with Children Coming of Age que se celebró en junio de 2017 en Madrid.
El objetivo del congreso era ofrecer una discusión abierta a los diferentes enfoques con que trabajar la comunidad de investigación filosófica en la educación formal, no formal e informal.
Colom, planteó si es o no posible mejorar nuestras capacidades cognitivas, qué repercusiones tendría si fuera posible y cómo debería hacerse. La ponencia del profesor Colom se puede ver en su totalidad aquí.
Colom, argumentó basándose en diversos estudios qué relevancia tiene este asunto en diferentes ámbitos, no solo el académico y, planteó la necesidad de que los alumnos desarrollen sus habilidades de pensamiento para aprender mejor y desarrollar todas sus capacidades.
Definió la inteligencia, de acuerdo al consenso que se establece entre los psicólogos, como la capacidad mental general para razonar, planificar, resolver problemas, pensar de modo abstracto, comprender ideas complejas y aprender con rapidez. De acuerdo con esta definición y los estudios que presentó, defendió que la mejora de solo 3 puntos en la capacidad cognitiva de las personas tendría un efecto en la sociedad muy significativo en tres ámbitos: la reducción del fracaso escolar, la prevención de los delitos y la reducción de los índices de pobreza.
Expuso que lo que se ha hecho hasta ahora en intervención temprana para mejorar las capacidades cognitivas funciona temporalmente, pero, se disipa su efecto con el tiempo. Por ello argumentó que era necesario buscar procedimientos que mantengan ese tipo de mejoras que pueden conseguirse de manera eficiente.
A partir de una serie de estudios en los que se analizaba cómo cambia el cerebro combinando diversas actividades de estimulación (cognitivas y de otro tipo), concluyeron que solo se mejoraban las capacidades cognitivas en los pertenecientes al grupo que solo estimulaba su cerebro cognitivamente porque lo hacían durante más tiempo. La conclusión que se recoge es que lo que tiene relevancia es la dosis. Es decir, solo lo que se practica durante más tiempo puede modificar nuestro cerebro. Por lo tanto, es necesario que un programa de estimulación cognitiva se extienda en el tiempo para que tenga efectos significativos y perdurables.
Roberto Colom explicó que lo que le sedujo del programa de Filosofía para Niños es que es un programa de estimulación cognitiva que se extiende durante muchos años (desde los 3 hasta los 18 años y se hace extensivo a lo largo de la vida). Y considera que ese es el motivo por el que se encuentran efectos positivos y perdurables en los alumnos que han seguido un programa de Filosofía para Niños.
Roberto Colom forma parte del grupo de trabajo que investiga el impacto del programa de Filosofía para Niños (FpN) en los alumnos que lo practican. En este enlace se puede conocer el estudio longitudinal sobre el impacto del programa FpN. Roberto Colom, Félix García Moriyón, Carmen Magro, and Elena Morilla: The Long-term Impact of Philosophy for Children: A Longitudinal Study (Preliminary Results). Analytic Teaching and Philosophical Praxis, Volume 35, Issue 1 (2014).
En esta obra coordinada por Félix García Moriyón: La estimulación de la inteligencia. Madrid: Ediciones de la Torre, 2003 hay más información acerca de esta y otras investigaciones. En este libro se expone un sistema de evaluación del desarrollo del programa y es de especial utilidad para las personas que trabajan en programas de mejora de la inteligencia o pensamiento complejo.
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Para celebrar este día una cita fundamental:
“La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón: he aquí el lema de la Ilustración. La pereza y la cobardía son causa de que una tan gran parte de los hombres continúe a gusto en su estado de pupilo, a pesar de que hace tiempo la naturaleza los liberó de ajena tutela; también lo son de que se haga tan fácil para otros erigirse en tutores. ¡Es tan cómodo no estar emancipado! Tengo a mi disposición un libro que me presta su inteligencia, un cura de almas que me ofrece su conciencia, un médico que me prescribe las dietas, etc., así que no necesito molestarme. Si puedo pagar no me hace falta pensar: ya habrá otros que tomen a su cargo, en mi nombre, tan fastidiosa tarea.”
Kant, I.: “¿Qué es la Ilustración?” (1784), en Filosofía de la historia
¿Por qué celebrar el Día Mundial de la Filosofía?Aunque la UNESCO comenzó a celebrar este Día en 2002, no fue hasta el año 2005 que declaró su conmemoración oficialmente el tercer jueves del mes de noviembre.
Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la filosofía proporciona las bases conceptuales de los principios y valores de los que depende la paz mundial: la democracia, los derechos humanos, la justicia y la igualdad. Además, la filosofía ayuda a consolidar los auténticos fundamentos de la coexistencia pacífica y la tolerancia. El Día Mundial de la Filosofía celebra la importancia de la reflexión filosófica y anima a las personas de todo el mundo a compartir su herencia filosófica entre sí.
Los principales objetivos del Día Mundial de la Filosofía son los siguientes:
Estos objetivos se logran mediante la promoción de intercambios universitarios y del mundo académico, pero también mediante el acercamiento de la filosofía al público en general, que ha mostrado siempre un vivo interés por esta actividad. (Información extraída de Naciones Unidas).
El colectivo Más Filosofía ha programado sendas actividades en Madrid para celebrar el día mundial de la Filosofía con el objetivo de visibilizar las distintas formas de hacer Filosofía.
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Eugenio Ibarzabal* nos comentaba a lo largo de uno de sus magníficos cursos que todas las personas actuamos en base a nuestros paradigmas; es decir, a modelos mentales que nos conducen a interpretar la realidad de una forma concreta, seguramente diferente de la de otra persona que tengas bien cerca.
Así es, cada cual cuenta con sus vivencias, sus aprendizajes, sus sentimientos y experiencias. Todo aquello que va conformando nuestra forma de ser y de vivir; también de pensar e interpretar la vida.
Es necesario ser consciente de esta realidad, dado que lo contrario te anclará en unos paradigmas inflexibles, normalmente origen de desavenencias, desacuerdos y falta de consenso a la hora de afrontar retos. Dado que el proyecto educativo de un centro es un reto grupal, es muy importante que las aportaciones de los individuos se entiendan como puntos de vista, válidos y convergentes; Se defiendan con sinceridad y honestidad, pero también con la flexibilidad que exige un consenso necesario, soporte de un proyecto estable y firme.
En educación conocemos algunos paradigmas, o modelos mentales, que conducen al inmovilismo; a una praxis dudosa; a dificultar los deseos y necesidad de cambio y mejora. Seguramente, todos hayamos escuchado alguno de estos paradigmas. Por citar algunos:
– “Esto es otra moda que ya pasará”
– “Estas cosas las llevo yo haciendo toda la vida con otro nombre”
– “Nosotros no aprendimos con tanta sofisticación y mira qué bien nos ha ido”
– “Yo ya estoy mayor para cambios”
– “Yo ya cambiaría pero no nos dejan”
Quién no ha escuchado estos y muchos otros modelos mentales. Pero, ¿qué ocultan realmente?, ¿ocultan miedo, pereza, intranquilidad, comodidad, impotencia, indefensión? Quizás no se deba generalizar y cada cual tenga sus razones para anclarse a uno o varios paradigmas. Lo cierto es que el alumnado sometido a paradigmas limitantes docentes, se queda estancado y en el siglo XXI, si no te mueves, te extingues.
Y lo cierto es, también, que un equipo de profesores con paradigmas limitantes no puede sentir el éxito de sacar adelante un proyecto educativo común. Ese proceder, en el día a día de cualquier empresa, la llevaría a la quiebra inequívocamente en un plazo cortísimo de tiempo. ¿En educación vale todo? Los que pensamos que no, no tenemos miedo a movernos, a intentarlo, a errar, a pedir perdón y volver a empezar. La recompensa, en cambio, es la felicidad en las caras de profesionales que saben que su agotamiento es el granito de arena que dejan en el futuro que están ayudando a construir.
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¿Piensan los jóvenes? Los adultos y, en particular, los profesores tenemos respuestas dispares para esa pregunta. En un extremo tenemos a los negativos tajantes, “Nada!; ¡cada vez menos!” y en el extremo opuesto a los siempre optimistas, “¡Sí, piensan profundamente y nos sorprenden con su enorme creatividad!”.
En cualquier caso, la reflexión que nos toca hacer como profesionales cercanos a los niños y las niñas debe ser más profunda, en base a lo que sabemos sobre el desarrollo de las funciones del ser humano.
Es fácil de ver con nuestra parte corporal física. Todos lo hemos podido experimentar en situaciones de nuestra vida. Pongamos por ejemplo el día que nos apuntamos a un gimnasio. Cada ejercicio y cada máquina parece ideada por una mente extraña. El resultado, que lo que ese día es curioso por novedoso, al día siguiente se ha convertido en un descubrimiento; ¡Qué músculo es ese que estaba en esa parte del cuerpo sin tú saberlo y que ahora duele tanto!, ¡de dónde ha aparecido durante esa tarde-noche!
No importa la edad que tuvieras cuando tuviste esa experiencia; ése día había comenzado un nuevo proceso en tu cuerpo; Un proceso derivado de una actividad concreta sin la cual, tus músculos no se hubieran hecho notar. Una actividad física concreta acababa de despertar algunas zonas de tu cuerpo.
La constancia, en este ejemplo, yendo al gimnasio, hace que esas partes activadas del cuerpo se vayan desarrollando gradualmente, día a día. Estamos creando unas estructuras musculares cuya función es concreta; por ejemplo, levantar pesas, aguantar más flexiones, correr más tiempo, etc. Esto explica el título de este artículo: La función crea la estructura. Si no le pedimos al cuerpo que desarrolle una determinada función, este no activa el desarrollo de la estructura física corporal que la hace posible.
Con este ejemplo, que ocurre de forma visible y que podemos sentir, podemos explicar lo que ocurre en otra zona invisible,a simple vista, de nuestro cuerpo, el cerebro. En este caso, las funciones que podemos activar son diferentes.
Por mencionar una obvia, la capacidad de habla, apoyada en un gran número de funciones de recepción y decodificación de sonidos, búsqueda y correspondencia con significados o, posteriormente, el proceso de emisión o producción de nuestra propia respuesta. Todo basado en funciones cerebrales que descansan en unas redes neuronales sin las cuales nacemos y que hemos creado gracias a personas que nos las han activado.
Una madre y un padre, por ejemplo, que cada día desde que nacimos nos hablaron con constancia (aunque no respondiéramos durante mucho tiempo). Es decir, mucho tiempo de dedicación, con paciencia y confianza, logran desarrollar estructuras con las cuales comprendemos y hablamos.
Todas las estructuras de nuestro cerebro que tengan funciones tan sofisticadas como esas necesitan el mismo tiempo e intensidad en su desarrollo. La pregunta es: ¿se lo dedicamos de forma continua, con la misma paciencia y confianza?. Cuando los alumnos mayores imploran, “¡No pongas preguntas de pensar en el examen!, ¿no debemos entender el mensaje?, “una escasa dedicación en tiempo y actividades adecuadas han impedido que desarrollemos estructuras mentales que nos permitan pensar con eficacia en un nivel cognitivo elevado”.
¿Piensan nuestros alumnos? Debe cambiarse para nuestra reflexión por ¿a cuánto tiempo y retos para pensar les enfrentamos?
Así es, la función crea la estructura.
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¿Qué importa más: el rendimiento académico o el desarrollo personal de los estudiantes? Estamos tan preocupados por el futuro y vamos tan deprisa que parecemos olvidar a la persona que vive detrás de cada alumno y la necesidad de acompañarlo en procesos de aprendizaje vitales.
Más que acumular datos, los jóvenes precisan desarrollar un saber y un saber hacer que no puede estar desvinculado del saber ser y el saber convivir, que se adquieren a través del desarrollo de habilidades para la vida. ¿Cómo se aprenden las habilidades para la vida? Desde la práctica, la reflexión y el diálogo.
Cuando imaginamos una escuela dedicada a esta labor, tenemos en mente a los estudiantes, pero también al profesorado como principal agente del cambio, ya que enseñamos lo que somos. La buena noticia es que todas las personas, a cualquier edad, pueden desarrollar estas habilidades a través de un entrenamiento adecuado, como el que proponen las autoras de este libro, que durará toda la vida.
Andrea Giráldez Hayes es profesora titular de universidad, coach y consultora internacional con una amplia experiencia en artes, educación y formación inicial y permanente del profesorado. Actualmente trabaja como directora de formación on-line en Growth Coaching Internacional, organización que colabora con escuelas y universidades de diversos países promoviendo la mejora del diálogo, las relaciones interpersonales y el desarrollo profesional y académico. Asimismo, es consultora de la Organización de los Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y facilita procesos de acompañamiento y desarrollo personal y profesional para docentes y estudiantes.
Emma-Sue Prince es docente y formadora en gestión del desarrollo, autora y consultora de empresas con una amplia experiencia en el ámbito de las soft skills, la formación de formadores, el diseño de materiales y el desarrollo profesional. Ofrece consultorías sobre empleabilidad, soft skills y educación en países como India, Malasia, Tanzania y Bangladesh en alianza con el Departamento de Desarrollo Internacional y el British Council. Es también fundadora de Unimenta, una organización con sede en Reino Unido que fomenta la formación de docentes y profesionales en el ámbito de las habilidades para la vida y el desarrollo personal.
Primeras páginas de Habilidades para la vida
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¿Qué importa más: el rendimiento académico o el desarrollo personal de los estudiantes? Estamos tan preocupados por el futuro y vamos tan deprisa que parecemos olvidar a la persona que vive detrás de cada alumno y la necesidad de acompañarlo en procesos de aprendizaje vitales.
Más que acumular datos, los jóvenes precisan desarrollar un saber y un saber hacer que no puede estar desvinculado del saber ser y el saber convivir, que se adquieren a través del desarrollo de habilidades para la vida. ¿Cómo se aprenden las habilidades para la vida? Desde la práctica, la reflexión y el diálogo.
Cuando imaginamos una escuela dedicada a esta labor, tenemos en mente a los estudiantes, pero también al profesorado como principal agente del cambio, ya que enseñamos lo que somos. La buena noticia es que todas las personas, a cualquier edad, pueden desarrollar estas habilidades a través de un entrenamiento adecuado, como el que proponen las autoras de este libro, que durará toda la vida.
Andrea Giráldez Hayes es profesora titular de universidad, coach y consultora internacional con una amplia experiencia en artes, educación y formación inicial y permanente del profesorado. Actualmente trabaja como directora de formación on-line en Growth Coaching Internacional, organización que colabora con escuelas y universidades de diversos países promoviendo la mejora del diálogo, las relaciones interpersonales y el desarrollo profesional y académico. Asimismo, es consultora de la Organización de los Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y facilita procesos de acompañamiento y desarrollo personal y profesional para docentes y estudiantes.
Emma-Sue Prince es docente y formadora en gestión del desarrollo, autora y consultora de empresas con una amplia experiencia en el ámbito de las soft skills, la formación de formadores, el diseño de materiales y el desarrollo profesional. Ofrece consultorías sobre empleabilidad, soft skills y educación en países como India, Malasia, Tanzania y Bangladesh en alianza con el Departamento de Desarrollo Internacional y el British Council. Es también fundadora de Unimenta, una organización con sede en Reino Unido que fomenta la formación de docentes y profesionales en el ámbito de las habilidades para la vida y el desarrollo personal.
Primeras páginas de Habilidades para la vida
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