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Lord Acton |
¿Es que tenéis derecho a hacer eso? No, tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros (Clara Campoamor)
La mente emerge de la complejidad del funcionamiento cerebral
Eric Jarosinski |
Isaiah Berlin |
Pero si no existen utopías únicas y evidentes, ¿cuál es la alternativa? La respuesta de Berlin no es dramática. Propone ser tolerantes, buscar compromisos y acuerdos. Te doy tanto orden a cambio de tanta libertad, tanta seguridad a cambio de tanta emoción. La democracia es un malabarismo, parece decirnos, una forma de vivir que no deja a nadie del todo satisfecho. Por eso es que funciona.* * *
Corregeix l'operació movent un sol palet |
Empecemos sin rodeos: estoy harto del tópico tecnológico. Cada vez que los medios de comunicación nos adoctrinan sobre temas de innovación educativa aparece uno de los mantras educativos más extendidos de nuestro tiempo: estamos educando en el siglo XXI con la misma tecnología que en el XIX. Alguna de sus variantes aluden a que estamos educando con tecnología del siglo XIX a alumnos del siglo XXI. La frase, como no podía ser de otra manera, levanta inquietud, cuando no indignación: hay que ver cómo son estos profesores. Con lo que ha cambiado del mundo desde el XIXy estos zoquetes siguen enseñando hoy con esa tecnología obsoleta. O son tontos, o no están preparados, o sencillamente incapaces de ponerse al día. Qué duda cabe: quizás sea mucho más inteligente el resto de la sociedad, que tiene muy claro (nótese la ironía) qué es lo que ha de hacer con las nuevas tecnologías. Con todo, el maldito lema me molesta por dos motivos: porque es mentira y porque es una manipulación totalmente pretendida de lo que es educar. Así que utilicemos esta maldita tecnología del blog, que por lo que se ve no usamos ningún profesor, para apuntar un par de críticas a esta presunta progresía pedagógica.
Primero: el tópico es mentira. No enseñamos hoy como en el XIX. Ni siquiera enseñamos hoy como hace treinta años. No es cierto que la tecnología sea la misma. Al contrario: cualquiera que vaya al colegio de su hij@ se da cuenta de que las cosas han cambiado. Hay pizarras digitales, que incluso se usan, y los cañones habitan en no pocas aulas. Es más: cualquier docente sabe que hoy uno de los problemas de los centros no sólo es la dotación tecnológica, sino también la sustitución y conservación de las mismas. Es más: se podría describir una evolución tecnológica innegable: del carro de diapositivas y las transparencias hemos pasado a las presentaciones, los videos y los ejercicios interactivos. Las plataformas virtuales se han extendido también a muchos centros de nuestro país. Y quien diga que esto es mentira, o no pisa los centros simplemente practica la mala fe. Podemos discutir la transformación que se pretende apuntar de fondo: que si la autonomía del alumno, que si al aprender a aprender y todos los principios pedagógicos que se quiera, pero lo cierto es que la metodología de aula hoy ha cambiado. No sé qué intereses o qué deseo de autobombo puede haber detrás de quienes se nos presentan como críticos o renovadores. Pero habría que recuperar esa vieja frase de siniestro total: ante todo mucha calma. Una actitud, la calma, que sería especialmente necesaria para este tema de las tecnologías. Otra cuestión es que no sea compatible con los intereses económicos de las grandes corporaciones tecnológicas que hacen caja con la frasecita de marras.
Punto dos: la tesis es perversa, manipuladora. Educar, enseñar: de esto es de lo que se trata. Y puede que evolucionen mucho las tecnologías. Nuestro SO, nuestra forma de ser, es biológicamente similar a la de hace unos 40.000 años. Somos seres humanos. Y aprender implica un proceso largo, vital, en el que la tecnología es casi algo accesorio, anecdótico. Querer reducir la enseñanza a algo así como la universidad de Youtube es una traición imperdonable. Si educar es que una persona adulta llegue a ser capaz de asimilar y generar información, si queremos que pueda llegar a conocer el universo cultural y simbólico de nuestra civilización, es necesario algo más que tecnología. Necesitamos tiempo, diálogo, aprender a disfrutar con la lectura, maravillarse ante descubrimientos científicos como el de las ondas gravitacionales. Este proceso no es hoy, a buen seguro, muy distinto al que habían de experimentar quienes vivían en tiempos de Homero, Platón, Quevedo o Goethe. La maduración personal y el despertar al pensamiento y la cultura es algo muy alejado de lo tecnológico. Me temo que esa idea podrida va de la mano de la crisis que viven las humanidades en tantos sistemas educativos. Dejar que el lenguaje nos deje su poso, que nos forme: esto es lo que hace la educación desde las más diversas materias. Hacer que una meta tan alta dependa de la tecnología es pernicioso. Y lo que hay de fondo es una ideología muy clara que pone el dinero y la rentabilidad por encima de la formación personal. Vivamos, con todo, como si esto no nos importara y al que se atreva a protestar, por ser profe díscolo, se le castigue como a Bart Simpson: que copie mil veces en la pizarra, a tiza pura y dura como símbolo de tecnología obsoleta, que estamos educando en el siglo XXI con la tecnología del siglo XIX.
ROMA 2012. |
El Roto |
Esa hermandad era metafórica, espiritual, pero Scott la malinterpretó tomándola en sentido literal… y le gustó. Aunque esas líneas finalmente no aparecieron en la película hicieron germinar en el director la idea de que el protagonista era también un androide. Algo que en el montaje del director que tuvo lugar años después se veía explícitamente (el sueño con el unicornio, que resultaba ser un implante), pero que en la versión original se insinuaba con sutileza en detalles como la obsesión común de los replicantes y de Deckard por las fotografías, que representaban un pasado imaginario al que aferrarse y que les dotaba de identidad. Una ambigüedad en la naturaleza humana/robótica del protagonista que conseguía recuperar la idea inicial de Philip K. Dick, para quien los androides como decíamos eran la metáfora de un comportamiento. De esa manera, a base de casualidades y malentendidos y sin ser completamente conscientes de lo que se traían entre manos, los creadores deBlade Runner lograron dotarla de una profundidad y de una riqueza de significados insospechada. La obra de arte a veces trasciende al artista, como si tuviera vida propia, y se convierte así en algo verdaderamente genial: en este caso en una de las mejores películas de la historia del cine.Lo supe en el tejado aquella noche. Roy Batty y yo éramos hermanos. Modelos de combate del más alto nivel. Habíamos luchado en guerras aún no soñadas… en vastas pesadillas aún por nombrar. Éramos la nueva gente… Roy y yo y Rachael. Fuimos hechos para este mundo. Era nuestro.
El profesor de psicología de la Universidad de California, Michael S. Gazzaniga, en un libro titulado precisamente ¿Qué nos hace humanos? se plantea justo esta cuestión en torno a la empatía aunque partiendo desde un ámbito más fisiológico: «Si alguien no puede sentir una emoción (no hay actividad cerebral ni respuesta fisológica) ¿es capaz de reconocerla en otra persona?». La respuesta que da a continuación es negativa. Pone como ejemplo un paciente que sufría daños en unas regiones del cerebro llamadas ínsula y putamen (bonita palabra) que le impedían tener la sensación de repugnancia, y que por tanto no era capaz de reconocerla en otros cuando la sentían. Da igual cómo se lo intentasen mostrar o explicar, simplemente no era capaz de verlo. Pues bien, ocurre algo similar con las demás emociones, estados de ánimo, traumas y en general con toda clase de experiencias buenas y malas que se puedan tener en la vida. De la misma manera que si uno conoce bien la distribución de las habitaciones de su casa podrá deducir de forma bastante precisa cómo es la de su vecino de arriba, aunque nunca la haya visitado, quien tenga un hijo comprenderá mejor a quien acaba de ser padre, quien haya estado en paro sabrá mejor por lo que pasa alguien en dicha situación… Y, en definitiva, quien se sepa mortal entenderá lo frágil y valiosa que es también la vida de otros. Algo que no parecía comprender aquel miembro de las SS en Polonia pero sí nuestro agónico y entrañable androide interpretado por Rutger Hauer. Es hora de morir.Al final cuando expira el tiempo, vuelve la constancia de lo irrepetible: «he visto atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tanhäuser». Espectáculos ni más ni menos asombrosos que cualquiera de los testimoniados por el individuo más modesto. «He visto… estuve allí… padecí… anhelé… perdí…»: solo es lo que no es, todo ya es pérdida y lo llamamos nuestro. «Momentos que se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia». Bienvenido a la humanidad, hermano replicante.
Hablar de Descartes es inevitablemente cuestionar la seguridad de nuestro conocimiento. Indagar en la certeza de aquello que damos por verdadero, y que termina vertebrando nuestras vidas, así como la cultura y la vida social. Un sano ejercicio de escepticismo del que Descartes escapa de un modo peculiar: al poner todo en duda, llega un momento en que la única verdad válida, el famoso “pienso luego existo”, es utilizado como trampolín para demostrar la existencia de Dios, que viene a ser algo así como el antídoto del extravagante genio maligno cartesiano. Es este un paso filosófico que habitualmente escandaliza en muchas clases de 2º de bachillerato: cómo es posible que Descartes, el matemático y el físico, el responsable de uno de los mayores acercamientos entre filosofía y ciencia, dé semejante salto o pirueta filosófica. Parece mentira que todo el rigor inicial del método cartesiano se tire por la borda en cuanto aparecen los problemas. Se aprende entonces que la historia no da saltos en el vacío. Tampoco lo hace la de las ideas, y muchos modernos son escolásticos disfrazados. Cuestiones nuevas, enfoques renovadores, inquietudes propias de su tiempo, pero respuestas que suenan a gregoriano. Y es que si la respuesta defrauda, la pregunta de fondo sigue vigente: ¿De qué puedo estar auténticamente seguro? ¿Qué tipo de conocimiento merece que le otorgue verosimilitud, se gana mi confianza?
En estas andábamos hace un par de semanas, cuando me encontré entre l@s alumn@s una actitud cuando menos llamativa. Todo empezó al hablar del genio maligno. Me comentaba uno de los alumnos que él había visto en la televisión cierto documental, en el que se afirmaba que somos experimentos de alienígenas enfrascados en el desafío de encontrar seres vivos con la inteligencia extraesterrestre y los sentimientos humanos. Ni que nos caracterizáramos siempore por los buenos sentimientos, pensé yo para mí… La cosa continuó días después: profundizando en todas estas pseudociencias y mitologías modernas, alumn@s del otro grupo me hablaban de tesis más que discutibles. Con toda naturalidad, defendían la existencia de vida extreterrestre, algun@s le añadían inteligencia e incluso hubo quien me habló de los niños índigo, un tipo de seres humanos superiores al resto, con una serie de características fijas. Todo ello adornado por alguna que otra teoría de la conspiración capaz de explicar prácticamente todo lo que ocurre en nuestros días. La referencia a los “reptilianos” en este apartado me resultó totalmente deslumbrante. Esto que se respira en el aula es quizás uno de los rasgos de nuestro tiempo: en medio del auge del pensamiento crítico, se fortalecen todo tipo de teorías e hipótesis absolutamente indemostrables, pero que ganan mucho crédito social por diferentes medios.
Como no podía ser menos, la discusión se alargó durante días. A las primeras búsquedas en Internet me enteré de que la existencia de los índigo es una de las creencia de la New age, y por la red tampoco faltan incluso fotos de estos niños o de los reptilianos (reptiloides devuelve búsquedas más acertadas). En clase yo señalé lo que me parecía una cierta contradicción: desarrollamos, con buen criterio, críticas filosóficas fundadas contra los intentos de demostración de la existencia de Dios, pero comulgamos (no se me ocurre otro verbo mejor en este contexto) con todo tipo de paraciencias, pseudociencias y creencias indemostrables. La respuesta de l@s alumn@s no dejó de sorprenderme: mientras que para la gran mayoría la existencia de Dios tenía una probabilidad cero de ser cierta, pues nadie lo había visto nunca, la existencia de vida extraterrestre resultaba más probable, si tenemos en cuenta el tamaño y la edad del universo. Cualquier intento por mi parte de englobar todo este tipo de proposiciones en el ámbito de la creencia quedó condenado al pasado. Me ocurrió a mi lo que les ocurre a l@s alumn@s con Descartes: a ellos les decepciona que el autor francés termine siendo un escolástico. A mi me decepciona que el racionalismo o el cientificismo de este inicio de siglo otorgue cierto crédito a todas las paraciencias, cuartos milenios y demás que por el mundo han sido. Con cierto simbolismo: los viejos púlpitos no tienen ya audiencia. Ahora lo peta discovery max.
by Eva Vazquez |
Descartes, en un moment de les seves Meditacions, es pregunta què és un home. Més enllà del fet que se sent íntimament lligat a un cos, es pregunta si és alguna cosa més que ell, ja que en examinar la naturalesa del cos, arriba a descriure-la com una màquina d’ossos i carn, una substància extensa i perceptible. Però això és allò que jo sóc? Tot seguit, la visió de dos alumnes de 2n de Batxillerat.
Maria Agra
Qui es pot imaginar a l’ésser humà com a una simple màquina de carn i ossos? Ens agrada creure, potser amb el nostre típic sentiment de sentir-nos diferents de la resta dels animals, que hi ha una essència que ens fa especials, que motiva els nostres pensaments i la nostra forma d’actuar. No obstant això potser som massa subjectius en el tema i si ho veiem des d’una altra perspectiva, és possible que no siguem res més que un mecanisme programat per naturalesa per complir una sèrie de funcions i que no hi ha cap entitat immaterial.
Sembla impossible imaginar-se a una persona sense ment i com diu Descartes, seríem com una màquina d’ossos i carn però el problema de la interacció de la part immaterial i la part material no es veu possible encara que s’ intenti explicar amb la glàndula pineal. Com alguns dels seus opositors diran, dir que la ment fa moure el cos seria com la telecinesi, cosa que sembla irracional. A partir d’aquí sorgeixen teories que asseguraran que la ment i el cos són exactament el mateix i que possiblement l’existència de la ment sigui un problema del llenguatge que no ha sabut anomenar correctament les funcions dels nostres cervells.
Personalment, en un mar de suposicions sobre l’ésser humà hi ha coses que per mi són indubtables i entre elles es troba la privacitat de la ment. Clar que sí que podem exposar i detallar amb les nostres paraules com ens sentim o de quin sabor és, per exemple, la xocolata, però amb quina seguretat sap que el que vols transmetre és entès per l’altra de persona exactament com ho viu el subjecte? Si les sensacions i els pensaments són processos cerebrals, i per tant, purament físics, en tocar un cervell i analitzar-lo podríem ser capaços d’experimentar totes les sensacions d’aquella persona: els seus somnis, els seus sentiments i els seus pensaments més profunds. Però no podem.
Laia Farran
Hi ha moltes coses que tenen a veure amb la nostra manera de ser, i de percebre el món que no es veuen molt clares, pel simple fet de que no se’ns mostren d’una manera evident, per exemple, quan estic tocant un peluix, puc sentir a través del tacte que es suau, però aquesta informació de “el peluix és suau” on va parar exactament? No és una cosa que es trobi físicament en el meu cervell, però tot i així, jo puc recordar que el peluix era suau, tot i que és una mica confús,… això vol dir que aquesta informació no forma part del meu cos, perquè tot i que la percebo amb la pell que si que en forma part, quan hem plantejo que és el que sento, això deixa de ser material, per tant es una cosa diferent al cos, ja que aquest es material; i el mateix passa amb totes les coses que imagino o penso les quals tampoc són materials, això vol dir que hi ha una altra cosa a part del cos, que no és material, però que necessita el cos per existir, i esta directament relacionada amb ell.
Per altra banda hi ha moments en que actuo com una màquina, en el moment en que faig coses inconscientment, com per exemple respirar, o coses rutinàries on no penso, en aquell moment puc dir que realment hi ha una altra cosa en mi que el cos? Perquè en aquells moments no sóc jo qui realment actua, a més a més, potser en realitat tot el que fem està programat com si fos un ordinador, i realment tot el que pensem i fem, ho fem perquè ho tenim en els gens o en alguna part del cervell, si això es així, llavors podríem considerar que som una màquina de carn i ossos, que esta tant ben programada com per no adonar-se de que no té llibertat en res. Per això és difícil saber si realment som una sola cosa, i és el cervell el que conté tota la nostra informació, o estem formats per una part pensant i una part material que estan directament relacionades.
[vimeo [https:]
Diògenes i Alexandre |
by Anna Parini |
Seguramente muchas de las personas que la citan la atribuyen a Isaac Newton, representando su modestia y humildad, señalando a una de las principales características de la ciencia, el avance por la acumulación del conocimiento.“Si hemos visto más lejos, es porque estamos subidos en hombros de gigantes”.
Curiosamente, parece que Robert Hooke era bajito y no muy agraciado físicamente debido a la viruela, así que puestos a ser malpensados no queda muy claro si Newton lo elogió o se rió descaradamente de él. Esto no lo sabremos nunca, pero los acontecimientos posteriores cuadran bastante con esta perversa interpretación.“Si yo he sido capaz de ver más lejos, es porque me encontraba sentado sobre hombros de gigantes”.
Y fue precisamente a partir de este último punto cuando la frágil tregua Newton-Hooke estalló por los aires.- Formuló la ley de Hooke que relaciona la fuerza que se aplica sobre un cuerpo elástico con su deformación y que es la base de todos los mecanismos basados en los muelles.
- Construyó con Boyle la primera bomba de vacío.
- Evolucionó notablemente el diseño del microscopio, analizando múltiples substancias con el. Al analizar láminas de corcho describió cómo estaban formadas por numerosos compartimentos a los que denominó células (les suena, ¿verdad?)
- Determinó el punto 0 de la escala Celsius como el punto de congelación del agua.
- Identificó por primera vez a los fósiles como restos de criaturas y plantas que vivieron en otros tiempos.
- Inventó el higrómetro y realizó notables aportaciones al barómetro y otros aparatos meteorológicos.
- Al quemarse gran parte de Londres, colaboró en la reconstrucción, siendo la cúpula de la Iglesia de Sant Paul uno de sus diseños.
- Propuso que los planetas están atraídos por una “acción a distancia” que emana del Sol y que esta fuerza los apartaba de su trayectoria rectilínea natural, forzándolos a una órbita elíptica. Dicha fuerza dependía del inverso del cuadrado de la distancia entre ellos (la ley del cuadrado inverso ya había sido establecida previamente por Huygens).
El Roto |
Daniel Kahneman |
“Sólo comprendes algo cuando puedes explicárselo a tu abuela”
nos podemos mover hacia adelante y hacia atrás
nos podemos mover hacia la derecha y hacia la izquierda
nos podemos mover hacia arriba y hacia abajo
Juan Ignacio Cirac |