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El café de Ocata
Hace cinco años, una maestra me comentó que había ido de excursión con sus alumnos de 9 años a la montaña y que éstos se lo habían pasado muy bien jugando entre los árboles porque, según su expresión literal, "era como estar en un videojuego".
Esta mañana mi nieto Bruno estaba jugando en la Plaza de Ocata y de vez en cuando decía "¡Play!". Cuando le he preguntado por qué usaba tanto esta palabra, me ha contestado que era para comenzar a jugar, porque estaba jugando a que era un videojuego.
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El café de Ocata
... recordad que...
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El café de Ocata
Refiriéndose a las pataletas que monta su primo Gabriel (3 años), mi nieto Bruno (8 años) me comentaba ayer mientras comíamos los dos solos en un restaurante de postín:
- Es que, yayo, a veces hay que decir que no. Esta bien decir que sí, pero a veces, hay que decir que no. Porque con el no también se educa.
Me lo quedé mirando. Hablaba con una gran seriedad, con la convicción de estar tocando un tema importante y yo pensaba que, sin duda, los niños se comportan con frecuencia a la altura de lo que creen que esperas de ellos. Y ayer estuvo a una buena altura porque a los postres me preguntó qué significaba "interferencia".
Claro que después subimos a la azotea del hotel en el que acabábamos de comer y comenzó a correr y a saltar de lado a lado gritando "¡Libre! ¡Soy libre! ¡Al fin respiro!"
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El café de Ocata
Recojo del
Testamento literario de don Armando Palacio Valdés la siguiente anécdota del gran don Emilio Castelar.
Desde muy joven Castelar adquirió un prestigio inmenso en España (...). Si hubiera hablado en una catedral, tal vez sería necesario remontarse hasta un Bossuet para encontrarle un rival.
(...)
La primera vez que lo vi fue en una ocasión dramática. Don Amadeo de Saboya, elegido dos años antes rey de España por el Parlamento, había presentado a éste su renuncia. (...). La noche de su partida, el Congreso de los Diputados deliberaba sobre tan grave asunto. Una muchedumbre turbulenta se agitaba en los alrededores del Congreso, exigiendo de los diputados, pidiendo a gritos, que se proclamase la república. (...) El Congreso estaba cerrado y los faroles de las calles adyacentes apagados. El pueblo rugía de un modo cada vez más imponente; se preveía el momento en que las puertas saltasen y la multitud invadiese el edificio para imponer su voluntad. En aquel instante se abrió con estrépito una de las ventanas del piso de abajo, vi brillar en la oscuridad unos espejuelos y percibí el bulto de un hombre. Castelar estaba en pie sobre el alféizar. Como por ensalmo, en aquella multitud fragosa se hizo un silencio profundo. "¡Castelar!", oí murmurar a los que estaban cerca.
(...)
Comenzó a hablar Castelar. Y lo hizo con acento colérico, vibrante de indignación, increpándonos con la mayor dureza. Veníamos a profanar el templo de las leyes. Nada teníamos que hacer allí. ¡Marchaos, marchaos inmediatamente! Ellos eran los únicos y legítimos representantes de la patria y nosotros debíamos esperar tranquilamente su resolución. ¡Retiraos al instante! Si no lo hacéis, quedará demostrado que no sois dignos de llamaros ciudadanos de un pueblo libre, sino viles esclavos destinados a gemir bajo el látigo de un tirano.
(...)
Todos nos retiramos lentamente (...). Tal era el prestigio de aquel hombre y el poder de su palabra.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Justo el día de Navidad, Caridad Mercader tuvo su primera bisnieta. Desde aquí felicito a los padres y abuelos de la criatura. Y para confirmar que esta mujer sigue viva, en el ABC se acuerdan de
El cielo prometido, cosa que, por supuesto, agradezco.
En el ABC
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El café de Ocata
Ando dedicando este día de San Esteban a la lectura del que me parece un magnífico libro, la
Vida de Torres Villarroel.
En sus páginas me acabo de encontrar con esta tajante afirmación del autor: "Yo me conozco, que estoy dentro de mí".
¿Pero es tan obvio que nos conozcamos por creer que estamos dentro de nosotros? ¿Estamos realmente dentro de nosotros? ¿No hay unas cuantas instancias oscuras en nuestro interior que nos tienen vedada la entrada?
¿Hay un dentro en nosotros que se manifieste autónomamente, en ausencia total de algo externo que lo convoque?
¿No somos el encuentro de lo que llevamos dentro con lo que llevamos fuera, con nuestra circunstancia, que diría Ortega?
Con frecuencia se olvida que lo importante del famoso "yo soy yo y mi circunstancia" es la "y". Por eso añade Ortega que si no salvamos a nuestra circunstancia no nos salvamos a nosotros.
¿Pero acaso podemos salvar nuestra circunstancia? ¿No es esta una empresa desmedida?
A veces me veo como un recipiente de latón lleno de abolladuras. Lo de adentro es sólo lo que no es de afuera. A veces es sólo aire, un vacío. Otras veces reúne los guisos más extraños, etc. Lo que conozco de verdad de mí son mis límites y estos se han hecho manifiestos limitando.
Una idea me entretiene estos días: por razones narrativas tendemos a imaginarnos la vida como una punta de flecha que se adentra en el futuro marcando una trayectoria. Así se escriben las biografías, como una narración lineal. Pero me resulta más creíble la imagen vital de un frente amplio, de un ejército invadiendo un enorme país extranjero de orografía y clima muy heterogéneo. Somos la vanguardia y la retaguardia pero, a su vez, la vanguardia es sólo una parte de la linea de avance. En algunos sitios parece precipitarse hacia el futuro, pero tarde o temprano algún impedimento la retiene, mientras que aquella parte que parecía rezagada adelanta y en poco tiempo se pone en cabeza. Esta imagen me permite ver qué pocas son las fortalezas que conquistamos y hacemos nuestras. Avanzamos, es cierto, pero irregularmente, y dejando demasiadas fortalezas sin conquistar o a medio conquistar a nuestras espaldas. Por eso tarde o temprano -quizás en una Nochebuena- nos llegan noticias del pasado, que se nos subleva y la retaguardia se nos convierte en vanguardia lastrada.
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16:00
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El café de Ocata
Ironizaba Voltaire sobre la oración diciendo que rezarle a Dios es como intentar convencerse a uno mismo de que con palabras puede alterar el rumbo de la naturaleza. Que esto lo diga Voltaire tiene su guasa, porque sus palabras alteraron profundamente el rumbo de la naturaleza.... humana, o, más precisamente, de eso que Aristóteles llamaba "las cosas humanas", que es el reino de la política.
Sí, en efecto, en las cosas humanas las palabras tienen consecuencias. Por eso el buen político es el que provoca con sus palabras las consecuencias que persigue. En política la cadena de causas y efectos no está mediada, como en las ciencias, por leyes empíricas, sino por discursos retóricos.
Y ahora vamos a las elecciones catalanas.
Me parece a mí que cuanto más tiempo pase, más claro se verá -pero sólo para quien quiera verlo- que el triunfador auténtico de estas elecciones ha sido el famoso 155. En primer lugar, porque todos los que se han presentando a las mismas lo han legitimado de facto y, en segundo lugar, porque los que proclamaron la república catalana ahora prometen cuatro años de estabilidad constitucional a los que parece que quieren dar el nombre de "construir la república".
Puigdemont es bueno lanzando palabras como cebo dialéctico a la plaza del pueblo. Es bueno presentándose a sí mismo con una mano como el resistente heroico que ha triunfado por negarse a ceder, mientras con la otra renuncia a la vía unilateral para la independencia y vuelve a sacar el argumento del referendum pactado. Puigdemont es bueno situando los debates en el terreno que a él más le benefician. Es un político con una enorme capacidad retórica. Sabe que quien discute contigo partiendo de tus premisas y utilizando tu lenguaje, ya puede darse por derrotado.
La paradoja política es que ha ganado el 155 al mismo tiempo que ha perdido el PP.
Con respecto a Ciudadanos la importancia efectiva de su indudable triunfo electoral, se calibrará por su capacidad para hacerlo efectivo en las municipales del 2019. Será entonces cuando pueda hacerse con un poder institucional que, hoy por hoy, sus escaños sólo le dan de manera parcial.
En definitiva: ha triunfado el 155, pero su triunfo ha sido matizado porque sólo hablan de él quienes aseguran que ha sido derrotado, ocultando así su sometimiento al mismo. De esta manera hacen creíble la ruptura dialéctica entre causas y consecuencias.
Las palabras, efectivamente, modifican el curso de las cosas humanas.
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13:48
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El café de Ocata
Mientras estoy en la cocina, liado con una sopa de marisco, oigo a mi mujer y a mi nieto Bruno, que tienen sus más y sus menos a la hora de montar el pesebre.
Todo se ha iniciado con la mayor harmonía, pero las diferencias han comenzado cuando Bruno ha decidido poner una vaca sobre el pesebre y al "caganer" dentro del mismo, entre el buey y la mula. La abuela no ha cedido ni a lo uno ni a lo otro. Lo de la vaca le parecía simplemente físicamente imposible y lo del "caganer", poco teológicamente estético.
Las divergencias se han agudizado cuando Bruno ha querido poner tres -3- niños Jesús y la abuela se ha negado en redondo. Bruno argumentaba que si bien niño Jesús sólo había uno, bien podía haber ocurrido que hubiera otros recién nacidos en el portal o que incluso María hubiese tenido un parto múltiple. Ante tamaño problema teológico, la abuela ha vuelto a lanzar un no que parecía un anatema.
Al final Bruno ha tenido que conformarse poniendo el resto de las figuras como ha querido... siempre que siguiera las instrucciones de la abuela.
La sopa, muy rica.
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El café de Ocata
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12:25
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El café de Ocata
Esta misma mañana.
Me ha apetecido hacer croquetas de pollo, que me salen muy ricas, y estaba yo comprando un pollo.
En la pollería nos encontrábamos la pollera y yo solamente. La mujer, discreta y diligente, bajita y delgada, de unos 40 años, me ha enseñado varios ejemplares para que eligiera en que más me conviniera y me ha dicho que por cada pollo regalaba media docena de huevos. Y entonces ha llegado un señor. Me resulta difícil describirlo: Unos 70 años, encanecido, barba de varios días, barriga prominente, gafas. Me he fijado en él porque nada más situarse a mi derecha ha comenzado a hablar con la pollera de cuando se murió.
La mujer ha reaccionado con tanta normalidad que no he tardado en darme cuenta de que estaban reanudando una conversación anterior que por lo que fuera habían interrumpido no hacía mucho rato.
El hombre describía de manera muy viva su experiencia. Se murió en el quirófano y se vio a sí mismo elevándose sobre su cuerpo y entrando en la luz, mientras experimentaba una gran calma. Ha insistido en la profundidad de la calma. Yo intentaba aparentar que escuchaba una confesión anodina sobre cualquier tema trivial. Pero no ha sido fácil, porque la pollera le ha contado también su experiencia de la muerte y de la luz y de cómo se elevaba y si bajaba la cabeza para la derecha veía a su madre en la habitación de al lado haciendo punto y si la bajaba hacia la izquierda, a su padre, que estaba sentado junto a su cuerpo muerto.
Me ha dado el pollo, la media docena de huevos, me ha cobrado y allí los he dejado a los dos, hablando de sus cosas.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Me encuentro en Mark Lilla (La mente naufragada) com una cita de El hombre sin atributos de Musil que no recordaba, pero que me viene como anillo al dedo: "Un hombre no puede enfadarse con su propio tiempo sin sufrir algunos daños". Ni con su propio tiempo ni con su propio pueblo, conviene añadir.
Veo enfados, decepciones y entusiasmos por las redes sociales, pero incluso estos últimos parecen demasiado estridentes como para no sospechar que ocultan alguna decepción. Hay tantas paradojas en los resultados electorales que cuesta hacerse con un análisis coherente de los mismos.
Por ejemplo: ¿Cómo es que el electorado independentista le quita votos a la CUP al mismo tiempo que le entrega las llaves de la gobernabilidad de Cataluña?
¿El triunfo de Ciudadanos no tiene un sabor a ocasión perdida? ¿Y no podemos decir lo mismo del fracaso de Junqueras frente a Puigdemont?
¿El famoso "cinturón rojo" de Barcelona, era rojo o rojigualda?
¿Si yo fuera un empresario con intenciones de invertir en Cataluña, estos resultados me animarían a hacerlo?
Me da la sensación de que lo que nos pasa hoy es que no sabemos muy bien dónde estamos y cuando no se sabe dónde se está no importa mucho qué camino tomar.
¿Dónde estamos?
Pues estamos en el lugar en el que alguien consiga hacernos creer que estamos. Al único que veo dispuesto -hoy por hoy- a situarnos en un lugar preciso (evidentemente, en un lugar interesado, pero eso no importa, lo que importa es que sea verosímil) es a Puigdemont.
Un amigo se enfada conmigo -es imposible escribir sobre lo que nos pasa sin decepcionar a alguien- y me pide que recuerde dos cosas:
1. Que el independentismo ha obtenido 170.000 votos menos que el constitucionalismo (no estoy seguro de que los Comunes se sientan cómodos con la etiqueta "constitucionalista", pero...
2. Que todo el que se ha presentado a estas elecciones ha legitimado el 155 (peor yo creo que eso depende de las consecuencias de las mismas).
Otro amigo me trata de exagerado por decir que la CUP tiene las llaves de la gobernabilidad de Cataluña, porque JXC y ERC pueden gobernar perfectamente prescindiendo de esta gente. ¡Ya veremos!
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El café de Ocata
Tenía intención de escribir mis primeras impresiones sobre los resultados electorales, pero me parece más sensato esperar a las segundas o incluso a terceras impresiones antes de hablar de lo que no entiendo. Prefiero hablar de Vigo, donde he pasado los tres últimos días: del sol invernal que nos ha acompañado, de la ría, del viaje a Cangas, de la comida, de la bebida... de los largos paseos... de Almoneda, la librería de viejo que he descubierto esta mañana en la rúa Joaquín Yañez.
En realidad, más que librería es una tienda de antigüedades, que reúne un poco caóticamente un batiburrillo de objetos de todo tipo y, entre ellos varias estanterías de libros muy bien seleccionados y bien ordenados.
Me he comprado el
Testamento literario de
A. Palacio Valdés y
Libertad y autoridad, de Marcelino Domingo, dos grandes sorpresas.
El librero, un gallego elegante, atento y parlanchín, se ha lamentado de que ya no quedan compradores de libros de viejo. La última generación que quedaba en Vigo, ya se ha muerto. Ahora lo que hay es hijos que se deshacen de cualquier manera de las librerías que sus padres fueron haciendo con cuidado. "¿Qué van a hacer con ellas, si desconocen el valor de los libros? Ya ni los niños entran a curiosear. No les interesan las monedas antiguas, ni los sellos. ¿Qué coleccionan ahora, los niños?". No le he sabido contestar. "Este ya no es oficio para jóvenes, tampoco. ¿Qué joven va a querer andar entre cosas viejas. A lo más pondrá una tienda vintage en una zona bien de la ciudad, eso sí."
... Bueno... sí diré algo sobre los resultados electorales: estoy de acuerdo con lo que escribió hace unos días Rachel Donadio en
The Atlantic: "Los catalanes no se ponen de acuerdo en lo qué significa 'independencia'"
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El café de Ocata
Ayer se presentaba en la librería La Central el "panfleto" de Jordi Amat
La confabulación de los irresponsables. Llegué con un poco de tiempo y me entretuve en la sección de cómics, donde me encontré con uno dedicado a Puigdemont. No pude resistir la tentación de echarle una mirada.
La portada:
La última página
"
En Bélgica he podido comprobar cómo flamencos y valones se odian en cordial harmonía. Este es el futuro que quiero para Cataluña".
Ha habido abundantes ejemplos de irresponsabilidad en esta campaña electoral. El primero, a mi parecer, nos lo han proporcionado quienes han defendido explícita o implícitamente que no somos UN pueblo, sino dos. Si esta tesis se impone, habría fracasado la estrategia que se marcó el PSUC en la transición con su lema "Un sol poble" (Un solo pueblo) y que Jordi Pujol se jactaba de hacer suya. Este sí que sería el fin del "régimen del 78" en Cataluña, que tanto parecen desear los aprendices de brujos.
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El café de Ocata
"Un día llegó al estudio de Whistler una nueva discípula y se puso a pintar un paisaje con magnífica púrpura y verdes estupendos.Whistler mira el lienzo y pregunta:- ¿Qué está usted pintando?Ella entorna sus verdes ojos soñadores y responde:- Pinto la Naturaleza tal y como se me presenta. ¿No es esto lo que debe hacerse, señor Whistler?- Bien, bien -responde el maestro-. Pero no olvide -le hace observar- que la Naturaleza no se presenta nunca como usted la pinta"
Federico M. Alcázar, "Teatro de acción y teatro de ideas", en Espíritu Español.
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El café de Ocata
Viaje a Madrid. Frío navideño, que es lo corresponde en esta época del año, y cordialidad, que es lo habitual en esta ciudad.
En la
Librería el 7 (Moratín 30) me topé con dos libros.
El primero,
Lo que siento y lo que pienso, no lo compré por el autor, que no conocía, sino por el prologuista, el buen Zozaya. Su lectura me confirma la idea de que hay que buscar entre los abuelos las palabras que necesitamos para explicarnos a nosotros mismos lo que nos pasa.
El segundo es este otro, más conocido, de Federico M. Alcázar:
- ¿Le gusta a usted Alcázar? -me pregunta el librero, un hombre simpático, pero que se queja de que ahora la juventud no conoce a nadie, porque no lee.- Sí, un poco...- Tiene un libro muy bueno sobre tauromaquia.-
Tauromaquia moderna.- O sea, que lo conoce.
Federico M. Alcázar tenía la peculiaridad de ser a un tiempo filósofo (escribió unas
Observaciones sobre el origen de la filosofía racionalista y su ilusión era ser profesor de filosofía en un instituto), pedagogo (fue maestro -confiesa- "en varios pueblos de las riberas del Júcar y de la vertiente sur de la sierra del Segura" y autor de
El problema de la educación), crítico taurino (
Sánchez Mejías. El torero y el hombre;
Tauromaquia moderna;
Toro, torero y afición...)...Salí dejando en los estantes el "Curso de filosofía" de Juan Zaragüeta. Pero ya me tengo domado y me pongo un tope de gasto cada vez que entro en una librería de viejo. Sin embargo el abandono de un filósofo al que ya nadie recuerda, me producía una cierta mala conciencia. Para compensar la deslealtad de la renuncia, el destino ha querido que al llegar a casa me haya encontrado con un regalo que me han enviado de lejos:
¡Qué bien que las cosas encajen!
Posiblemente eso que llamamos felicidad consiste en esto, en la experiencia de que las cosas encajan y que nada (o casi nada) sobra, ni nada (o casi nada) falta.
Añado mi última colaboración en
El Subjetivo: Teoría del soberano
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El café de Ocata
Me llamó hace dos semanas una periodista para concretar una entrevista. Para situarme en el ambiente de su revista me dio los nombres de las personas a las que había entrevistado previamente, dando por supuesto, no sé por qué, que yo estaba en su onda.- Pero yo poco tengo que ver con los nombres que me has citado -le hice observar.- ¿Qué quieres decir?- Pues que comparado con todos ellos yo soy un conservador y casi un carcamal.- ¡Ja, ja, ja!- ¿No te lo crees?- No, porque me han dicho que eres muy majo.- No sé como tomarme eso de majo- ¡Oye, que me estás asustando!- Mira, hacemos una cosa. Te informas mejor sobre mi y me vuelves a llamar... o no.
Me volvió a llamar la semana pasada.- Me he leído algunas cosas tuyas y estoy bastante de acuerdo. Me habías asustado.- ¿Por qué?- Porque creía que lo de conservador iba en serio y me iba a encontrar con alguien de derechas.
Ayer tuvimos la entrevista y hoy nos hemos intercambiado varios mensajes.- Estoy muy contenta, ha quedado muy bien.- Pero estarás conmigo en que poco tiene que ver con tus anteriores entrevistas.- Me has hecho pensar.- Eso siempre está bien.- Pero ya te dije que fui con miedo pensando que podrías ser de derechas.
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23:33
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El café de Ocata
Don Gumersindo de Azcárate, comentando el libro Monarchy and Democracy, del Duque de Somerset (1880), escribe estas inquietantes líneas, que se supone que resumen la opinión del Duque:
"La educación es una carga nacional y un deber del Estado. Tocqueville llamaba la atención sobre este punto importante para apartar los peligros que traería de otro modo el triunfo de la democracia, y bajo el gobierno de Luis Felipe se estableció un sistema de educación nacional de que se prometía Cousin maravillosos resultados (...).
Pero en Francia no se produjeron los beneficiosos efectos anunciados: no sirvió la educación para disipar ilusiones populares, ni para asegurar el orden (...). ¿Es que el sistema de educación es deficiente, o es que hay otras causas que neutralizan sus buenos efectos? Si el pueblo francés ha aprendido moderación, lo debe, no a la enseñanza de la escuela, sino a los desastres de la guerra y a las tristes consecuencias de las derrotas.
¿Ha producido la educación en Alemania la tranquilidad y el contento social? (...) ¿Ha sido una panacea para los males sociales de los Estados Unidos? Según un escritor americano, las nueve décimas partes de los jóvenes encerrados en las penitenciarías han asistido a escuelas: 'nuestros hijos, dice, tienen su pobre cerebro lleno de toda especie de cosas (...), pero no hay sitio en él para las verdades más sencillas del honor, del deber, de la moralidad."
Gumersindo de Azcárate, Resúmenes y juicios críticos, 1883
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11:45
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El café de Ocata
Admiro a don Gumersindo de Azcárate (1840-1917), un intelectual serio y riguroso del que siempre se aprenden cosas, además de un hombre insobornable que estuvo, literalmente, hasta el último minuto de su vida, al servicio de la concordia entre los españoles. Sufrió un ataque cerebral en el transcurso de una reunión del Instituto de Reformas Sociales, que dirigía.
Al ver en Iberlibro que sus
Resúmenes y juicios críticos estaban a la venta por 12,50 euros, no dudé en comprar el libro... sin fijarme en los detalles.
Me llegó ayer y ya lo he devorado. Pero lo curioso es que procedía de Delhi, en la India, donde la editorial Reink Books se dedica a copiar y me imagino que a imprimir según pedido, una gran cantidad de libros. Hace algún tiempo me llegó de la misma manera, aunque de una editorial con otro nombre (Isha Books)
La revolución y los intelectuales, de Maeztu. Si la internacionalización es esto, bienvenida sea.
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23:29
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El café de Ocata
Tras escribir "Querido amigo" me ha parecido que no hacia falta añadir nada más.
Así que no he añadido nada más.
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El café de Ocata
"Un par de años antes de su muerte, Isaiah Berlin imaginaba su funeral como un concierto: Alfred Brendel tocando una sonata de Schubert. Así fue. El 14 de enero de 1998, en la ceremonia a su memoria en la sinagoga de Hampstead, en Londres, Alfred Brendel tocó el andantino de la sonata en La Mayor de Schubert (...). Brendel fue uno de los últimos grandes amigos de Berlin. Los unía, naturalmente, el amor por la música. También un perfecto trío de odios: el ruido, el humo del cigarro y los fanáticos.
"En la misma ceremonia, Bernard Wilson, uno de los hombres más cercanos a Isaiah Berlin, dijo que [lo recordaría] escuchando su música. Concentrado en la melodía, moviéndose ligeramente, perdido en un lugar más allá de las palabras, los argumentos, la historia".
Jesús Silva-Herzog,
La idiotez de lo perfecto.
A las 19:35 recibo un mail de Daniel Capó, que es un sabio y un sabio melómano, que corrige el texto de Silva-Herzog y, por lo tanto, me corrige también a mi. Dice lo siguiente:
"Brendel, en realidad, no interpretó el andantino de la D959 -como se había anunciado previamente- sino el Andante Sostenuto de la última sonata de Schubert, la D960. La gracia se encuentra en la anécdota y en el misterio. Berlin había pedido, en efecto, que en el servicio su amigo Brendel interpretara el andantino de la D959, pero el pianista moravo optó por el Andante Sostenuto. El motivo de ese cambio constituye un secreto que desconozco y, como todos los misterios, prefiero que siga sellado en la intimidad de los dos amigos. Además de Brendel, Isaac Stern interpretó ese día la Sarabande de la Partita número 2, de Bach. Dos mundos muy diferentes, por cierto.Puede leer algo más de la historia de ese día aquí
[notesonnotes.org] Los libros de Brendel, por cierto, son magníficos."
p.p1 {margin: 0.0px 0.0px 0.0px 0.0px; font: 12.0px Helvetica; -webkit-text-stroke: #000000} p.p2 {margin: 0.0px 0.0px 0.0px 0.0px; font: 12.0px Helvetica; -webkit-text-stroke: #000000; min-height: 14.0px} p.p3 {margin: 0.0px 0.0px 0.0px 0.0px; font: 12.0px Helvetica; color: #4787ff; -webkit-text-stroke: #4787ff} span.s1 {font-kerning: none} span.s2 {text-decoration: underline ; font-kerning: none}
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El café de Ocata
Tarde de domingo productiva y feliz. Acabo de enviar un texto de 90.000 caracteres a México y al repasarlo me he sentido cómodo con él y conmigo. A veces cuando escribo algo, noto que me falta un argumento o que me sobra retórica. Lo segundo es fácil de arreglar con las tijeras; lo primero hay que sudarlo, porque cuesta justificar con argumentos que no tienes las convicciones que sí crees que tienes. Pero en este caso todo ha ido bien y la satisfacción sólo se ve empañada por la falta de un buen whisky para celebrarlo. ¿Hay algo más satisfactorio que un trabajo que consideras bien hecho? ¿Hay algo que más te predisponga a la cordialidad contigo mismo que el esfuerzo recompensado por tu propia mirada crítica?
A falta de whisky, me voy a dar un paseo, hoy elegiré de compañero a Benet Casablancas.
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15:51
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El café de Ocata
"Je vis comme un vieux. Je lis un peu des journaux, des morceaux choisis, j'écris quelques notes, je me chauffe et, souvent, je sommeille".
- Jules Renard, Journal, 2 de marzo de 1905
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El café de Ocata
Daniel Innerarity, ayer en
El País, en un artículo titulado "Contra el antipopulismo", sostiene una tesis que dejará satisfechos, estoy seguro de ello, a buena parte de nuestros demócratas modernos, pero que a mi me produce una cierta desazón. Estas son sus palabras:
"La sociedad democrática es un espacio abierto en el que se plantean muchos desafíos (...) que pretenden al menos revisar si el modo como se ha institucionalizado la política sigue teniendo sentido o ha generado algún tipo de desventaja injustificable. Los que velan celosamente por el orden establecido aprovechan este momento para argumentar que cualquier modificación debe llevarse a cabo a través de los cauces legales establecidos, pero no nos dan ninguna respuesta a la pregunta acerca de qué hacer cuando ese marco predetermina el resultado (y no estoy hablando, necesariamente, de Cataluña). La legalidad es un valor político cuando incluye procedimientos de reforma de resultado abierto; si no, apelar a ella es puro ventajismo".- La sociedad democrática no es nunca un espacio completamente abierto. Por ejemplo, hace muy bien en ser reticente frente a los que niegan el pluralismo o el derecho de las mujeres al voto.
- En todo grupo humano suficientemente amplio, sea del tipo que sea, hay siempre alguien que considera que sufre alguna desventaja. Hay varias razones para ello. Me limitaré a señalar dos. Una es que no sabemos crear instituciones que no prohiban la entrada a los que, por ejemplo, sienten una irrefrenable tendencia a tirar basura al suelo simplemente porque hay un letrero prohibiéndolo. Otra, la más importante, es que hay desigualdades producidas por diferentes aspiraciones a la virtud (incluyendo a la virtud republicana) que tienden a ser vividas por algunos como desventajas.
- Efectivamente, cualquier modificación del orden establecido en una democracia debe llevarse a cabo por los cauces legales establecidos. La alternativa son los cauces ilegales que intentan dar a las situaciones de hecho (de fuerza) carácter constituyente.
- Ningún marco constitucional deja indefinido el resultado de su posible reforma. Y hace muy bien. Una sociedad liberal debe recelar de los que niegan el pluralismo y una sociedad democrática, debería hacer todo lo posible por oponerse a un régimen de castas o estamental.
- Toda sociedad democrática deberá decidir el grado de indefinición que puede aceptar en sus posibles reformas sin ponerse en cuestión a sí misma. Y esta decisión ha de ser fruto de un consenso que difícilmente será unánime.
- Sólo una sociedad que no crea en sí misma estaría dispuesta a cambiar en no importa qué dirección.
- La legalidad es un valor político siempre, porque la necesidad de la ley es mayor que la de su contenido. No quiero decir que estemos dispuestos a aceptar cualquier ley. Sino que estamos necesitados de leyes para constituirnos como ciudadanos. La ausencia de la ley es la ausencia de comunidad.
- ¿Apelar a la ley que no incluye procedimientos indefinidos de reforma es ventajismo? El ventajista es aquel que sin miramientos procura obtener ventaja en las relaciones con los otros. Siempre habrá alguien que se creerá en desventaja ante la ley y, sin duda, más de una vez tendrá argumentos legales para ello. Ahora bien, ¿qué quiere decir exactamente Innerarity? ¿Que si no estamos dispuestos a aceptar como posible cualquier reforma, sea del tipo que sea, estamos actuando sin miramientos? No tengo inconveniente en reconocerle que sí con respecto a algunas conductas que, de hacerse legales supondrían, por ejemplo, o mi cárcel o mi exilio.
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El café de Ocata
"... alguien que haría mejor las cosas si sólo supiera cómo hacerlo".
Oakeshott
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El café de Ocata
"Comparados con las cuestiones teológicas, metafísicas, morales y aun económicas, sujetas siempre a disputa, los problemas puramente técnicos tienen, sin duda, una objetividad bastante consoladora. Sus soluciones son de una evidencia deslumbradora y fácilmente se comprende que el hombre, después de haber conocido la duda y la incertidumbre en otros dominios, haya buscado asilo en la técnica."
Carl Schmitt, La época de la neutralidad y despolitización
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El café de Ocata
Aseguraba Oskeshott que la manía de leer cada día el periódico pone de manifiesto un cierto desorden mental. Estoy totalmente de acuerdo con él.
La lectura de la prensa informa, pero sobre todo conforma.
No me refiero a que cada diario refleje un sesgo político, pues en la publicidad de ese sesgo consiste, de hecho, la libertad de prensa; tampoco a que no lleve a portada lo noticiable, sino lo que supone que para sus lectores es más noticiable, porque todo lector ganado implica un cierto sometimiento a sus prejuicios para asegurar su fidelidad; ni mucho menos al hecho obvio de que la noticia tiene un valor comercial, pues sirve para congregar a un grupo de lectores en torno a ella y así vendérselos inmediatamente a un anunciante.
A lo que me refiero cuando hablo del poder conformador de la lectura diaria de la prensa es a algo que es inherente al periodismo: Toda novedad es y debe ser efímera, porque los diarios no repiten las noticias, viven de renovarlas, pero esta renovación exige una manipulación de lo real para conseguir dar vida narrativa a lo factual.
Los periodistas viven de someter el presente a un relato (aquí Juliana es el maestro indiscutible) o, lo que es lo mismo, de someter lo que ayer nadie se esperaba, al esquema de causas y efectos que hoy el periodista espabilado asegura que era inevitable. En este sentido la prensa juega un papel al mismo tiempo narcótico y consolador. Narcótico, porque le dice al lector: tranquilo, que de esto que hoy tanto te escandaliza, mañana ya no te acordarás, y consolador, porque le ofrece a ese mismo lector una imagen domesticada de la historia, sometida a la lógica, en la que todo aquello que le vende como novedad, es en realidad un nuevo capítulo del despliegue de razones periodísticas que rigen las cosas humanas. Así le oculta el azar sobre el que nos movemos.
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El café de Ocata
CEBOLLA
La cebolla es otra historia.
No tiene entrañas la cebolla.
Es cebolla cebolla de verdad,
hasta el colmo de la cebollosidad.
Por fuera cebolluda,
cebollina hasta la médula,
podría escrutar su interior
la cebolla sin temor.
En nosotros extranjería y salvajismo
apenas cubiertos por la piel,
el infierno de la medicina interna,
anatomía violenta,
y en la cebolla, cebolla
y no sinuosos intestinos.
Reiteradamente desnuda
y hasta el fondo asíporelestilo.
Ser no contradictorio la cebolla,
logrado ente la cebolla.
En una, simplemente otra,
la mayor una menor contiene
y la siguiente a la siguiente,
y así la tercera y la cuarta.
Fuga centrípeta.
Eco concertado en coro.
Lo de la cebolla, eso sí lo entiendo,
el vientre más bello del mundo:
se envuelve a sí mismo en aureolas
para su propia gloria.
En nosotros: grasas, nervios, venas,
secreciones y secretos.
Y se nos ha denegado
la idiotez de lo perfecto.
Tanto es así, que las piezas del rompecabezas que somos nunca encajan
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El café de Ocata
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El café de Ocata
¿Cómo andan nuestros estudiantes en comprensión lectora?
Pues lo primero que PIRLS nos dice es que le aclaremos qué queremos decir con "nuestros". Si nos referimos a Madrid, Castilla y León o Asturias, van bien (pero cuidado con tirar cohetes, estamos muy lejos de los mejores y no sé por qué demonios no podemos aspirar a que nuestros alumnos lean como los rusos); pero si nos referimos a Andalucía, Cataluña y País Vasco, van mal. En definitiva: PIRLS confirma mi sospecha: no tenemos UN sistema educativo.
- Madrid sigue mejorando, así que algo harán bien y algo debiéramos aprender de los madrileños.
- El País Vasco sigue mal y parece que en caída. Ellos saben por qué.
- Quienes me conocen, conocen también que mi obsesión educativa tiene un nombre: tercero de primaria. En este curso los niños viven una revolución intelectual: han de pasar de aprender a leer, a aprender leyendo. Como para comprender un texto es necesario dominar el 90% de su vocabulario, los que vienen de casa con un mayor vocabulario tienen más posibilidades de progresar que el resto y, de hecho, progresan más rápidamente. En cuarto de primaria las diferencias de vocabulario comienzan a manifestarse en diferentes trayectorias que van progresivamente en aumento. En definitiva, si nos remitimos a los hechos, lo que podemos ver es que la escuela amplifica las diferencias lingüísticas domésticas de los alumnos.
Algunos datos muy curiosos que es probable que no recoja la prensa:
- Los mejores lectores se encuentran en las que PIRLS denomina "Safe Schools", es decir, escuelas sin problemas de disciplina. PIRLS dice literalmente que "those attending schools with a disorderly environment had much lower reading achievement than their counterparts".
- Los mejores lectores, en todos los países, acuden a las que PIRLS denomina "academically oriented schools", que son aquellas en los que los profesores "emphasized academic success."
- Los mejores lectores manifiestan un fuerte sentimiento de pertenencia a sus escuelas y, al mismo tiempo, un alto sentimiento de pertenencia a la escuela correlaciona positivamente con el nivel de lectura.
- La influencia familiar es determinante, insisto.
- Los mejores lectores tienen profesores muy bien formados y con mucha experiencia.
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15:41
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El café de Ocata
A.E. Housman, The Application of Thought to Textual Criticism:
"La mayoría de los hombres son bastante estúpidos, y la mayoría de los que no son estúpidos son, en consecuencia, bastante vanidosos; y apenas es posible apartarse de la búsqueda de la verdad sin caer víctima o de tu estupidez o de tu vanidad. La estupidez te mantendrá sujeto a las opiniones recibidas, y continuarás siendo un zoquete; pero la vanidad te empujará a la caza de la novedad, y acabarás encontrándole tres pies al gato. Además de estas trampas y obstáculos, existen varias formas de partidismo: el sectarismo, que te encadenará a tu propia escuela y a tus maestros, y el patriotismo, que te encadenará a tu propio país. El patriotismo es muy alabado como virtud, y en asuntos cívicos, en la etapa actual de la historia del mundo, es posible que todavía haga más bien que mal; pero en la esfera del intelecto es una molestia absoluta ".
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El café de Ocata
Escuché la frase casualmente en el último capítulo de una serie de televisión, Godless, y como eran, exactamente, las palabras que estaba buscando para dar forma a una idea que andaba rondándome difusa, me quedé inmediatamente con ella:
Es terrible amar lo que la muerte ha tocado.
En Godless estas palabras reflejan el dolor de alguien que entierra a un joven amante con el que apenas se ha intercambiado un beso, pero a mi me interesaron porque creo que no se puede amar más que lo que la muerte ha tocado, a seres mortales.
He buscado durante una semana denodadamente al autor de esta frase, sin encontrarlo. Algunos dicen que se trata de un poema del judío tudelano Yehuda Halevi, pero tengo sus poemas y no aparece en ellos, aunque no sé si me edición es completa. Me cuentan que en los funerales judíos en Estados Unidos no es inusual que se recite un poema atribuido a Halevi que comienza diciendo
Es algo terrible amar lo que la muerte ha tocado
Y acaba buscando consuelo en eso mismo que ha tachado de terrible:
Es algo humano, amor, algo santo, amar lo que la muerte ha tocado.
Otros sostienen que se trata de un verso extraído de un poema de Immanuel Romano (Immanuel ben Silomón), cosa que me parece más probable, porque se ajusta bien a su visión de la vida, pero no puedo confirmarlo.
Parece, incluso, que Flannery O'Connor cita el verso en una carta, pero atribuyéndoselo a Eugene O'Neill. He encontrado la referencia en un libro francés:
Pitié pour l'homme qui aime / ce que la mort peut toucher.
Pensaba yo mientras iba dando palos de ciego en busca del autor de este verso que los cristianos estamos tan ligados a lo que la muerte ha tocado que hasta nuestro Dios ha sido tocado por ella, quizás para que lo podamos amar de esa manea inconstante y voluble que es la nuestra... no lo sé.
Si sé que la muerte no puede tocar otra cosa que la vida y que toda vida es vida porque lleva en sí la herida del contacto con la muerte, que es una herida por la que mana el tiempo.
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15:19
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El café de Ocata
Se cuenta que en tiempos de Margaret Thatcher los conservadores quisieron honrar a Oakeshott con el título de caballero. Una semana antes de que se hiciera oficial esa dignidad, se conoció públicamente un hecho que hizo cambiar de opinión a los
tories. El septuagenario profesor había sido sorprendido por un policía teniendo relaciones sexuales con su mujer en la playa"- Jesús Silva-Herzog,
La idiotez de lo perfecto(un libro hermoso e inteligente).
A tener en cuenta que Michael Oakeshott:
1. Siempre anduvo rodeado de bellas mujeres. Una de ellas fue Iris Murdoch, que cuenta que nunca nadie le besó los pies mejor que él. Me atrevería a decir que a todas les fue infiel.
2. Fue un conservador sui generis, que es como creo yo que han de ser los conservadores. Desconfiaba del liberalismo de Hayek porque le parecía demasiado dogmático (o, quizás, porque lo entendía como un intento de construir un sistema) y del liberalismo de Thatcher. porque veía en él un exceso de fe política.
3. Un asistente a su funeral declaró que a Oakeshott le hubiera gustado la ceremonia, "porque no ha tenido nada de extraordinario".
4. Lo que más me gusta de este hombre es la tesis de que allí donde veamos a unos políticos muy serios, si escarbamos un poco, descubriremos un juego; pero un juego vivido con tal intensidad que los jugadores ignoran que es un juego.
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14:02
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El café de Ocata
Según Aldous Huxley, un intelectual es una persona que ha descubierto algo más interesante que el sexo.
Por ejemplo:
AQUÍ
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15:13
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El café de Ocata
Hace treinta años Allan Bloom se dirigió a un grupo de estudiantes y profesores de la Universidad de Harvard con estas palabras: "Fellow elitists..". Por supuesto, lo decía en serio. Hoy si tratas a alguien de elitista, se enfada, y, sin embargo, todos -creo- queremos ser gobernados por los mejores, llevar el coche al mejor mecánico, tomar un café en la mejor cafetería, comer los mejores callos acompañados con el mejor vino que podamos permitirnos o no desperdiciar un beso besando de cualquier manera.