22424 temas (22232 sin leer) en 44 canales
Lloro por aquellos que anteponen un bolsillo lleno a un acogedor cielo rojizo | Víctor Celdrán Martínez |
Buscant el meu camí, resulta que em vaig perdre | Alba Miralles |
La vida es como una caja de galletas de una abuela: esperas encontrar lo que buscas, pero todo son decepciones | Òscar Bautista |
Necessitem l'art per viure i la tecnologia per sobreviure. | Albert Acedo Casellas |
Muchos caminos a seguir con sólo dos pies | Yaiza Hernaiz |
Avitcepsrep artla anu’d sed nóm le rarim ed atcart se sémon, tnivos. | Clara Amat |
Todos somos como un libro, pese a que algunos tengan páginas arrancadas | Ana Duch Soriano |
Segurament només viurem una vegada, però si l’aprofitem, pot ser que ja n’hi hagi ben bé prou | Víctor Fortea |
Y el niño dijo: de grande quiero dormir sin despertar. Pero no se dio cuenta que ya era de noche | Facundo Ferreyra |
Mejor tarde que nunca, pero nunca tarde es mejor | Lara Valls |
La vida és com un llenç. Som lliures de pintar-hi el que volguem, però sense sobrepassar els límits. | Iván Gómez |
Durante los próximos días, dejaremos que la IPO siga dejando su impronta en la web, comentando en función del tiempo disponible los temas que propusieron a los alumnos. Empezamos hoy por la primera cita propuesta, perteneciente a Kierkegaard. Nota: no apareció Kierkegaard por ser el protagonista de la Olimpiada, ni a propuesta de la delegación danesa, sino que fue otra delegación la que envió como propuesta la cita de Kierkegaard que vamos a comentar hoy. Conviene tenerlo en cuenta por si algún lector del blog piensa preparse para próximas Olimpiadas Internacionales. La cita propuesta fue la siguiente (la traducción es mía, no tengo aquí la que se distribuyó a los finalistas):
“En el principio de que la subjetividad, la conciencia, es la verdad está comprendida toda la sabidurías socrática, cuyo mérito más duradero fue tomar conciencia de del significado esencial de la existencia, del hecho de que el sujeto de conocimiento es un individuo existente. Por esta razón, Sócrates estaba en la verdad en virtud de su ignorancia, en el más alto sentido en que esto era posible dentro del paganismo.”
Como se ve, la frase tiene su miga, y no está de más ofrecer algunas pistas de posibles claves interpretativas, especialmente para ofrecer posibles pautas a seguir a quienes quieran participar en próximas ediciones, pero también, por qué no, para abrir el debate en torno a las cuestiones que toca a todos los lectores del blog. Vamos a ello…
El tema central es, sin duda, la conciencia, la subjetividad. Kierkegaard hace una propuesta arriesgada: nuestra conciencia es el fundamento último de la verdad. El mundo no es si no es para mí. Dicho en otras palabras: la realidad en sí no existe, no tiene una consistencia propia más allá del cúmulo de sentidos, interpretaciones, significados, afectos, símbolos e ideas que cada uno de nosotros pone en ella. Descubrir el yo es adentrarse en un territorio tan vasto y desconocido como la propia realidad, pero con una característica peculiar: atañe a nuestro propio ser, a lo que somos. En palabras sencillas: hacernos preguntas por el mundo nos conduce a preguntarnos a nosotros mismos, a convertirnos en el objeto de nuestra propia reflexión. Y “pensarnos” tiene una consecuencia inesperada: nos descubrimos, como dice el texto, como existentes. Encontrar la conciencia es encontrar el ser, y de ahí, como si fuera el nacimiento de un río, brotan las preguntas filosóficas por doquier. Descubrir la subjetividad viene a ser prácticamente lo mismo que preguntarse por la propia existencia, por el estar sin haberlo pretendido, por el encontrarse en el mundo. Toman forma las que son quizás las preguntas más difíciles de la filosofía: por qué existimos, cuál es el sentido de la vida, para qué vivir… y a todos nos resultan familiares experiencias personales que suelen aparecer acompañando a estas preguntas: angustia, desesperación, miedo, alegría o, por qué no, exaltación de la vida.
Kierkegaard apunta la ignorancia socrática como el rasgo de más alta sabiduría. Paradójico, pero cierto en su planteamiento: el “solo sé que no sé nada” cobra un especial significado si entendemos que la tarea más alta de la vida consiste en asumir como tarea vital la vieja propuesta de la tradición griega, presente también en Sócrates: “conócete a ti mismo”. Y es en este campo en el que todos somos ignorantes, vivimos a oscuras por mucho que alguien pretenda encender una pasajera cerilla. Son tantas las pretendidas huidas de esta oscuridad: buscar seguridades en el bienestar personal, en el trabajo, en una situación económica favorable o, por qué no, en el conocimiento de ese mundo exterior en el que jamás nos cruzaremos con la verdad fundamental de la vida. Podemos especializarnos en el estudio de tales o cuales células, ser eminencias mundiales en el estudio del universo o de los osos perezosos. Pero seguir siendo absolutamente ignorantes del “quiénes somos”, que es donde para Kierkegaard enraiza la verdad más auténtica y profunda que podemos alcanzar. Mirar hacia dentro, bucear en lo más hondo de lo que somos y encarar las preguntas que nos encontremos en medio de esta titánica misión: en esto consiste ser hombre para Kierkegaard. ¿Cuánto estaríamos dispuestos a arriesgar para lograrlo? Quien sabe. Sabemos que son legión los que piensan que estas ideas son sólo una mortal distracción, un apartarse de la vida que nace y crece más allá de nosotros mismos, y que nos está llamando permanentemente a abrazar un mundo lleno de posibilidades. La verdad está ahí fuera, decía una serie de televisión. Kierkegaard piensa que no: los verdaderos extraterrestres somos nosotros mismos, porque el mayor misterio es precisamente este: que seamos.
El pasado lunes, a las 00:15 aterrizaba la expedición española procedente de la XXI Olimpiada Internacional. Es natural que por lo intempestivo del horario y las inclemencias meteorológicas el aeropuerto no estuviera lleno de aficionados, que prensa radio y televisión no cubriera la noticia y que tampoco nos estuviera esperando un autobús de dos pisos para llevarnos a casa. Esta vez, por otro lado, no volvíamos a casa con una medalla o una mención honorífica. O sí: aunque los trabajos que elaboraron Beatriz Carranza y Eva Gómez no fueran seleccionados por el jurado, lo cierto es que ambas alumnas se han dejado atrapar en todo momento por lo que suponía participar en la Olimpiada: conocer otro país, familiarizarse con las ideas de Kierkegaard (tangencialmente también con Andersen, por aquello de que la Olimpiada se celebró en Odense), y sobre todo estar dispuesto en todo momento a intercambiar ideas, tradiciones, costumbres, sueños y proyectos con jóvenes de cuarenta países, que eran los que convirtieron Odense por unos días en la capital mundial de la filosofía escrita por estudiantes de bachillerato o, en algunos casos, de primeros cursos de universidad. Se trata sin duda, por tanto, de una experiencia única, pues es prácticamente imposible encontrar a gentes procedentes de tan diversos países, compartiendo por unos días tiempo para pasear, pensar, comer y charlar de lo humano y lo divino, lo que incluye necesariamente también cuestiones filosóficas.
La IPO empezó para nosotros con algún contratiempo: una avería en el tren que nos llevaba de Copenague a Odense nos obligó a cambiar de tren y nos hizo perder algo más de una hora, por lo que las finalistas no pudieron asistir a un paseo de toma de contacto con la ciudad, ni los profesores a una reunión inicial para abordar cuestiones organizativas. Todos estuvimos sin problemas en la recepción y buffet de inauguración, que tuvo lugar en el ayuntamiento. Presentación de todas las delegaciones e ir conociendo a profesores y alumnos. Al día siguiente, a las 9:00, todos los finalistas se encerraron en las aulas de informática de la Katedralskole, núcleo de actividades de la IPO, a escribir su trabajo durante cuatro horas, ante un ordenador sin conexión a la red y con la sola ayuda de un diccionario. Un ensayo basado en una cita a escoger entre 4 autores: Kierkegaard (ignorancia socrática y subjetividad), Aristóteles (definición de la tragedia), Arendt (regla de la mayoría y respeto a las minorías) y Confucio (regla de oro). Las “plusmarquistas” españolas salieron con buenas impresiones, y pudieron dedicar la tarde a más actividades: conferencias y talleres, en lo que los profesores empezaban con la tarea de la corrección.
El sábado se planteó como un día para seguir reflexionando por la mañana: de nuevo una conferencia y talleres para alumnos y profesores, con Kierkegaard como principal protagonista. Por la tarde, visita conjunta a un parque con un pequeño paseo en barco, tiempo entonces para relajarse, entrar en contacto con la naturaleza y retomar fuerzas para la noche, en la que todos los asistentes pudimos disfrutar de una cena de despedida y una pequeña fiesta, que terminó a un horario muy europeo, y pudo continuar luego cada cual en función de sus fuerzas. No en vano, había que estar fresco para la clausura y la entrega de medallas del día siguiente. Todos, como no puede ser de otra manera, mentenían ilusiones y esperanzas de que las ideas que habían tratado de organizar y volcar en sus textos recibieran el reconocimiento de los correctores, profesores de secundaria y universitarios provenientes de todos los países participantes.
Así contado, puede parecer solo un conjunto de actividades. Pero allí estuvimos más de 160 personas, poniéndole vida a todas y cada una de las actividades, disfrutando con todo el trabajo que le pusieron los compañeros daneses, estudiantes y profesores, y sobre todo, por encima de todo, con la experiencia de encontrarse y hablar con otros. Saber del profesor búlgaro que representó a Plauto en Sagunto en latín, del representante del ministerio de educación rumano preocupado por la presencia de la filosofía en su sistema educativo o del profesor noruego que hace nada pasó por nuestro país para vivir en vivo y en directo las espectaculares exhibiciones futbosóficas de Messi o Ronaldo. O conocer, en los tiempos que corren, cómo está afectando la crisis económica a la situación personal y profesional de tantos y tantos profesores de medio mundo. Conspirar con el profesor argentino para buscar vías de comunicación entre su trabajo y el nuestro. Compartir entonces alegrías y penas, sueños e inquietudes.
Vivir. Y hacerlo de una manera filosófica. En esto consiste, en esencia, la IPO, por encima de competiciones o conferencias. Y esto es lo que hemos hecho, en la medida de lo posible, todos los integrantes de la delegación española, desde Eva y Beatriz hasta Ricardo, el “presi” de la federación, al que hay que agradecer que asuma esta tarea, en la que deberíamos estar implicados un buen número de profesores de secundaria. Porque este sí que es un detalle en el que seguir trabajando: en esta edición, que fue la número 21, se cumplía la segunda participación de España en un evento de características internacionales como este, auspiciado por la UNESCO. Algo hemos descuidado todos estos años para que haya habido países que se han ido moviendo en esta dirección y que a día de hoy cuentan con una gran experiencia a nivel participativo y organizativo que les sitúa en niveles diferentes al nuestro. Si la filosofía consiste en vivir pensando, hemos de volcarnos en actividades como la Olimpiada Internacional, que representan una oportunidad única para estudiantes y profesores. Será sin duda una de las experiencias que pervivirán al paso del tiempo, y por ello hemos de apostar por implicar a todos cuanto sea posible en este tipo de certámenes. Sería un error comenzar el curso en septiembre sin mirar de reojo a la XXII Olimpiada Internacional, a celebrar en Lituania. El pensador protagonista: Lévinas.
La Casa Encendida alberga hasta el próximo 4 de julio la exposición Estéreo tipas. Igualdad ilustrada, un conjunto de obras de ilustradoras infantiles que abordan los roles de género.
El objetivo de la exposición colectiva Estéreo tipas. Igualdad ilustrada, que se puede visitar en la Casa Encendida de Madrid, es abordar los estereotipos y la igualdad de género, a partir de la perspectiva de los niños.
El punto de partida de la exposición fue una conversación con niños y niñas en torno a las diferencias entre hombres y mujeres. Sus comentarios han servido de inspiración a las 13 ilustradoras cuyas obras se exponen.
Cada ilustración va acompañada de un texto y constituye un conjunto de imagen y palabra que aborda un aspecto de la igualdad de género: reparto de tareas en el hogar, roles en el trabajo, hábitos culturales, vida social.
La exposición ha sido organizada por iconi, empresa dedicada a la creación y gestión de proyectos culturales, y ha contado con el apoyo del Instituto de la Mujer y del Fondo Social Europeo.
Solomon Asch |
by Vergara |
Harald Helfgott |
Christian Goldbach |
Adela Cortina |
P. Entre los valores éticos destaca usted la confianza. Hoy se diría que está rota. La ciudadanía no confía en sus dirigentes y, a juzgar por la proliferación de rejas en los edificios, tampoco en el vecino.
P. ¿Cómo se consigue un acuerdo sobre lo positivo y cómo se logra que lo cumplan quienes no los reconocen?
by José Manuel Gómez |
Hace ya algunos años, cuando todavía iba al colegio, plantearon en la clase de mi hija la consabida pregunta acerca de a qué se dedicaban los respectivos padres. Cuando le llegó su turno, ella contestó que su padre era filósofo. Su compañero de pupitre, algo sorprendido por el exotismo de la respuesta, le reclamó mayor concreción: “¿Y qué hace tu padre?”, a lo que mi hija respondió: “Mi padre piensa”. Respuesta ante la cual el niño en cuestión reaccionó como un autómata exclamando: “¡Pues mi padre también piensa y no le pagan!”.Para Eva B., por si se le ocurre
by Elena Zhukova |