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Pepe de Jiménez |
Y la huida es la única moral que cabe en Auschwitz: escapar por la arista de una esquina que siempre está por inventar, haciéndole caso al viento. Y es verdad que la evasión es un trabajo lento, inacabable. Ahora lo sé. Pero, en Auschwitz, la única patria posible se llama Fuga,
MOREY, Miguel (1994). Deseo de ser piel roja. Barcelona: Anagrama
Locos, están locos, pero no lo saben; hoy la locura se llama normalidad y a los medio cuerdos nos llaman locos.
JIMÉNEZ, Pepe de: Cachai? Texto del propio autor.
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1910 | 2010 | 2010 (-) 1910 | |
Europa | 66,3 | 25,9 | (-) 40,4 |
Américas | 22,1 | 36,8 | (+) 14,7 |
Oriente Medio + Norte de África | 0,7 | 0,6 | (-) 0,1 |
Asia – Pacífico | 4,5 | 13,1 | (+) 8,6 |
África Subsahariana | 1,4 | 23,6 | (+) 22,2 |
100 % | 100 % |
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by Luis Parejo |
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Chantal Mouffe |
-Aspectos morales: Si los elementos de una simulación son individuos conscientes que sienten y padecen, ¿podemos jugar con ellos a simular guerras? Este es el tipo de pregunta que se hacen a partir de la hipótesis de la simulación. Por supuesto, también se tratan los aspectos de si en la simulación es posible tener moralidad o ética de forma natural. ¿Nos premian o nos castigan los simuladores cuando hacemos algo malo o algo bueno? ¿Quién determina que algo es bueno o algo es malo? ¿Cómo saber si nos castigan o nos recompensan?
-Aspectos teológicos: ¿Qué sentido tiene un dios para un individuo que vive en una simulación? ¿Acaso nuestros simuladores no serían como dioses que dictan las leyes bajo la que la simulación tiene lugar?
-Aspectos físicos: Que la física se desarrolle con leyes que son muy fáciles desde el punto de vista computacional, es decir, es fácil implementar las leyes físicas en un ordenador y hacer simulaciones, tiene sentido si estamos viviendo en una simulación. En la simulación todo estará regido por el código de programa que dirija la misma y por lo tanto será lo más simple y eficiente posible.
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Composició VII (Kandinski). |
EL SUICIDIO
Lugar: Sala cultural de El Corte Inglés de Avenida Puerta del Ángel
Día: 9 de julio
Hora: 19 h.
Modera: Joan Méndez
Entrada libre
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Michel Foucault |
“No es la sociedad mercantil la que está en juego en este nuevo arte de gobernar (…) La sociedad regulada por el mercado en la que piensan los neoliberales es una sociedad en la que lo que debe constituir el principio regulador no es tanto el intercambio de las mercancías sino los mecanismos de la competencia. Son estos mecanismos los que deben tener el máximo de extensión posible, los que deben ocupar el mayor volumen posible en la sociedad. Es decir que lo que se trata de obtener no es una sociedad sometida al efecto mercancía sino una sociedad sometida a la dinámica de la competencia. No es una sociedad de supermercado sino una sociedad de empresa. El homo economicus que se quiere reconstituir no es el hombre del intercambio, tampoco el hombre consumidor; es el hombre de la empresa y la producción”[10].
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Rousseau |
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Miguel de Unamuno |
“Yo estoy para hacer vivir a las almas de mis feligreses, para hacerlos felices, para hacerles que sueñen inmortales y no para matarlos. (…) ¿Religión verdadera? Todas las religiones son verdaderas en cuanto hacen vivir espiritualmente a los pueblos que las profesan, en cuanto les consuelan de haber tenido que nacer para morir, y para cada pueblo la religión más verdadera es la suya, la que ha hecho. (…) Y que viva en su pobreza de sentimientos para que no adquiera torturas de lujo. (…) Piensen los hombres y obren los hombres como pensaren y obraren, que se consuelen de haber nacido, que vivan lo más contentos que puedan en la ilusión de que todo esto tiene una finalidad. (…) No hay más vida eterna que ésta…, que la sueñen eterna…, eterna de unos pocos años…”(San Manuel Bueno, mártir, Cátedra, Madrid 2006, págs. 122-124 y 133-134.)
Así os voy a hablar yo, con el corazón en la mano. Pues lo que aquí nos jugamos no es un simple problema filosófico: es la felicidad misma de nuestra existencia, de nuestro sueño eterno de unos pocos años.“Lo que va a seguir no me ha salido de la razón, sino de la vida, aunque para transmitíroslo tenga en cierto modo que racionalizarlo.”(Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos, Biblioteca Nueva, Madrid 2006, pág. 161.)
Por eso, en cada momento de nuestra existencia sentimos un anhelo profundo y fundamental de seguir existiendo, de permanecer, de no morir nunca, de continuar existiendo eternamente en esta vida. De hecho, según Unamuno (adelantándose en ello a Heidegger), es la angustia que nos produce la contradicción entre este deseo cuasiinconsciente y el descubrimiento de que con toda probabilidad nos moriremos algún día lo que nos despierta a la vida reflexiva, lo que nos lleva a preguntarnos tempranamente en nuestra vida por el destino de ésta: aunque nos cueste reconocerlo, toda nuestra vida consciente y racional está atravesada por y fundamentada en este deseo del corazón de poseer un eterno destino.“Sentirse, ¿no es acaso sentirse imperecedero? Quererse, ¿no es quererse eterno; es decir, no querer morirse?” (Ibíd., pág. 101.)
De modo que nuestra esencia misma es la de perseverar en el ser, la de seguir existiendo, tendemos por nuestra propia esencia a perseverar en nuestra existencia. Y el mismo Spinoza es el que aclara, en la siguiente proposición, la VIII, el carácter eterno o indefinido de este conatus:“Cada cosa se esfuerza, cuanto está a su alcance, por perseverar en su ser.”, y en la siguiente proposición, la VII: “El esfuerzo [conatus] con que cada cosa intenta perseverar en su ser no es nada distinto de la esencia actual de la cosa misma.” (Baruch Spinoza, Ética, Alianza Editorial, Madrid 2006, págs. 203-204.)
Este conatus en que consiste esencialmente nuestra existencia no tiene, por decirlo así, límite de tiempo, sino que es una tendencia a perseverar indefinidamente en el ser. Y una existencia temporalmente indefinida es una existencia que no tiene fin definido, por tanto una existencia eterna.“El esfuerzo con que cada cosa se esfuerza en perseverar en su ser no implica tiempo alguno finito, sino indefinido.” (Ibíd., pág. 204.)
Desde ambos, razón y corazón, o razón y fe, pues la fe será el resultado del despliegue de la voluntad cardíaca, se enfrenta el hombre al problema de su inmortalidad deseada. Veamos de qué modo responden cada una por su parte a este problema.“El hombre, dicen, es un animal racional. No sé por qué no se haya dicho que es un animal afectivo o sentimental.” (Del sentimiento trágico de la vida…, pág. 80.)
Y esto se cumple incluso en el desarrollo más sofisticado o lujoso de los procesos racionales, ya sea en las ciencias, las cuales no son sino “cosa de economía”, o en la filosofía, que no es sino la reelaboración y reconfiguración racional de nuestra vida sentimental: ambas responden a deseos de la voluntad, ya sea del ámbito de la supervivencia biológica, o del ámbito de la persistencia social de la especie en su actual status quo. No hay saber por saber, siempre hay una razón para saber. Esto tiene una importante consecuencia en el campo de la filosofía, pues todo conocimiento racional, toda proposición que abracemos en nuestro pensamiento, responde a finalidades de la voluntad, a querencias y deseos de nuestro corazón en nuestra vida; esto será crucial más adelante para entender la solución propuesta por Unamuno a nuestro problema.“El conocimiento se nos muestra ligado a la necesidad de vivir y de procurarse sustento para lograrlo. (…) El cerebro, en cuanto a su función, depende del estómago.”(Ibíd, pág. 93.)
Esta fe es esencialmente fe en Dios: creemos principalmente en que Dios existe, y todo lo demás no son más que artilugios levantados para sostener esa fe en Dios. Y esta fe en Dios responde en el fondo al deseo primordial de inmortalidad, al ansia de existir indefinidamente; porque creemos en Dios en la medida en que creer en él nos asegura nuestra existencia eterna: el núcleo central del cristianismo es la doctrina de la existencia post-mortem, la certeza de que después de la muerte en esta vida, esa muerte que conoce la razón, existe todavía una vida que, por descontado, es eterna. Por eso, tener fe no es simplemente creer, sino querer creer, y querer creer que el alma es inmortal porque existe Dios, a pesar de todo lo que la razón nos pueda decir.“Esa sed de vida eterna apáganla muchos, los sencillos sobre todo, en la fuente de la fe religiosa. (…) La fe (…) no es en su esencia sino cosa de voluntad, no de razón.” (Ibíd., págs. 115 y 154.)
“Un día, hablando con un campesino, le propuse la hipótesis de que hubiese, en efecto, un Dios que rige cielo y tierra, Conciencia del Universo, pero que no por eso sea el alma de cada hombre inmortal, en el sentido tradicional y concreto. Y me respondió: ‹‹Entonces, ¿para qué Dios?››” (Ibíd., pág. 81.)
“Oye mi ruego Tú, Dios que no existes. (…)Cuando Tú de mi mente más te alejas,más recuerdo las plácidas consejascon que mi ama endulzome noches tristes. (…)Sufro yo a tu costa,Dios no existente, pues si Tú existierasexistiría yo también de veras.”(“La oración del ateo”, Rosario de sonetos líricos.)
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Luna Miguel |
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El Roto |
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Marvin Minsky |
Convent de Sant Salvador Horta de Sant Joan |
HOLA s’està convertint en una revista literària, tipus MAGAZINE LITTÉRAIRE. A coberta la Preysler i en Vargas Llosa (ampli reppppppportatge) i en planes interiors l’anunci que a Mònaco a l’octubre hi haurà ‘los primeros encuentros filosóficos’, valga’m Déu. Bé no diuen que hi faran trobades filosòfiques, sinó que les ‘albergaran’, que queda més fi.
Textual: ‘unas conferèncias en que el amor será el hilo conductor y en que Carlota [de Mònaco], licenciada por La Sorbona [i per La Sobona] adelantó: “Se puede vivir sin filosofía pero también sin amor y música, pero no tan bien”‘. No sé si podré soportar que no m’hi hagin convidat. Agggg!
I parlant de tot: aquest mes el Magazine Littéraire el dediquen a l’Apocalipsi en literatura i en filosofia. No m’estranya. Aquests també llegeixen l’Hola.