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Hannah Arendt |
El pasado 11 de octubre se celebró el Día Internacional de la Niña, creado en 2011 con el objetivo de reconocer los derechos de las niñas y los desafíos excepcionales que confrontan las niñas de todo el mundo. Este año la celebración se ha centrado en la necesidad de Innovar para la educación de las niñas.
Aunque las cifras de escolarización de niños en el mundo han mejorado, no se han logrado alcanzar los Objetivos del Milenio y las más perjudicadas siguen siendo las niñas. Según la UNESCO, de los 57 millones de niños y niñas en todo el mundo que no reciben educación primaria, más de la mitad, 31 millones, son niñas. Esta situación se agrava principalmente en tres países, Pakistán, Etiopía y Nigeria, en los que más de un millón de niñas no tiene acceso a la educación.
Sin embargo, Naciones Unidas afirma en su mensaje del Día Internacional de las Niñas 2013 que “hay pruebas abrumadoras de que la educación de las niñas, sobre todo en el nivel secundario, es una poderosa fuerza que transforma a las sociedades y a las propias niñas; es un elemento positivo que permanece constante en casi todos los resultados previstos para el desarrollo, desde la reducción de la mortalidad y la fecundidad hasta la reducción de la pobreza y el crecimiento con equidad, el cambio de las normas sociales y la democratización”.
Para incidir en la importancia de mejorar la situación de las niñas en el mundo, la organización The Girl Effect han puesto en marcha la iniciativa, The Girl Declaration”.
Por su parte, la agencia de desarrollo Plan ha difundido su informe Por ser niñas. El Estado Mundial de las Niñas 2013. En doble riesgo: las adolescentes y los desastres, en el cuyo prólogo, Valerie Amos, Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas para los Asuntos Humanitarios y Coordinadora de Socorro de Emergencia afirma:
“Los enemigos de la paz y el progreso entienden muy bien el poder potencial de las niñas y las mujeres jóvenes. El ataque del año pasado a la niña de escuela paquistaní, Malala Yousafzai, muestra que no hay nada a lo que ellos le teman más que a una niña con un libro; una niña que puede leer, aprender y tomar sus propias decisiones. Ahora depende de todas las personas que trabajamos en el sector humanitario y de desarrollo garantizar que estamos escuchando a las niñas como Malala y ayudándolas a llegar a su verdadero y transformador potencial”.
Se hablaba en estos días de la drástica reducción de inversión pública en I+D. Se cumplía la efeméride de la muerte de Ramón y Cajal, fecha más que propicia para retomar el asunto de los lamentados recortes. Alarmante en cierta manera, aunque sintomático del tiempo que vivimos, el cruce de cifras que se ha desatado: miles de millones de inversión, porcentajes en relación al PIB, etc. En el núcleo del debate parece haber un único centro de interés: la economía. Parece darse por hecho que si la inversión en I+D se justifica es principalmente por los beneficios económicos que genera. Patentes y nuevas lineas de producción que a largo plazo pueden incluso crear puestos de trabajo. Qué mayor motivación que la ganancia económica puede tener un gobierno para invertir en ciencia, más aún hoy que la superación de la crisis parece ser la meta última de todo gobierno. No caigamos aquí en la demagogia: por supuesto que es importante y prioritario el cálculo económico, pero algo falla en el sistema, en la sociedad y la cultura, si la económica es la única perspectiva en juego. Planteado en una pregunta sencilla: ¿Acaso no hay más razones para fomentar la investigación en una sociedad?
Permitámonos hoy la licencia de ponernos estupendos, que diría Max Estrella. Y de tirar de las orejas a aquellos que no ven en la ciencia más que una oportunidad de negocio. El saber es algo que he venido caracterizando a nuestra especie desde hace miles de años: no contentos con ser sapiens, lo somos por partida doble: sapiens sapiens. De alguna manera, aquel gobierno que no valora la ciencia en su justa medida está renunciando a aquello que más y mejor nos define, está fomentando una sociedad menos sabia, menos noble. Porque también se trata de esto: la ciencia y el conocimiento han sido desde hace siglos los ideales más altos a los que podía entregarse un ser humano. Detalle que parece importar bien poco a quienes expulsan del país a los mismos científicos que hace años intentaron repatriar [Nota al margen: llamarles “cerebros” es una forma más de cosificación, que por otro lado ignora lamentablemente que la ciencia viene impulsada también por la pasión]. Y este uno de los efectos no económicos de la ciencia: escuchaba hace años decir a Lledó que se estremeció al entrar por primera vez en la Universidad de Berlín y pensar que allí habían impartido clase varios premios Nobel. Circunstancia, seguramente sin importancia para muchos, de la que ninguna uni española puede presumir.
Invertir en ciencia más allá de la economía, e incluso de los ideales que han venido dando una seña de identidad a occidente desde hace siglos. Deberíamos invertir en I+D por una razón bien sencilla: para crear una sociedad mejor, capaz de enorgullecerse de los logros de sus científicos tanto o más que de los triunfos de sus deportistas. Porque de eso estamos hablando también: el desprecio con el que los distintos gobiernos han tratado a la ciencia transmite un claro mensaje a la sociedad. Volvamos por un momento a la economía: cuando nos dicen que hay un importante porcentaje del PIB que procede del turismo yma la vez se recorta drásticamente en ciencia, un alumno de secundaria avispado puede interpretar sin problemas que su futuro está más asegurado poniendo cafés o agitando copas que en un laboratorio. Seguiremos siendo la taberna de Europa, el lugar ideal al que venir de juerga, con el impacto correspondiente en los sueldos de todos los ciudadanos. Invertir en ciencia es una forma de consolidar una sociedad en la que se respeta el conocimiento y se asume que es una de las vías de progreso de la humanidad. Es dar prestigio a la q tividad científica y situar tu sociedad como una de las que se preocupan y contribuyen al desarrollo de todos. Plantearlo únicamente en términos económicos puede ser peligroso: en el fondo estaríamos siguiéndole el juego a quienes pueden pensar que en tiempos de crisis esta justificado reducir una inversión ya de por sí escasa. La ciencia y la investigación son valores sociales y culturales en sí, muy por encima de la economía.
Que se puede decir de la importancia del pensamiento para una persona, mucho, pero hay algo curioso, cuando una persona se piensa a sí misma lo que obtiene siempre es bueno porque la honestidad y transparencia es total, pero cuando piensa su entorno le lleva a enfrentamientos.
Reflexionar significa pensar críticamente, y pensar críticamente significa buscar puntos débiles a ideas rígidas y convicciones establecidas.
Pensar es peligroso porque pone en entredicho las ideologías y sistemas que a ciertas entidades les ha costado mucho imponer para su propio beneficio.
Se hace mucho por que la gente no piense, se hace mucho por atomizar, enfrentar y entretener a la población. El ocio que triunfa hoy en día es el ocio del entretenimiento, la terapia que funciona al llegar a casa es la terapia de desconectar. En los colegios no se enseña a pensar, se adoctrina, no se aprende, se memoriza.
El determinismo histórico ha alcanzado nuestro día a día. Cuando vemos la historia, vemos la lógica en todos los sucesos acontecidos, pensando que no ha habido otra manera posible de que pasaran las cosas, la historia nos es dada y no hace falta pensarla. Hoy en día parece que ese determinismo, ese “es lógico que las cosas sean así”, nos ha alcanzado. No hace falta pensar la historia, y ya tampoco hace falta pensar el presente.
Parece que incluso se ha instaurado la máxima de que pensar es peligroso, pues ya no se piensa, así quitan algo bueno para nosotros, y algo malo para ellos. Como todo régimen, hay un 50% de buena publicidad para el dictador, y otro 50% de mala publicidad para lo que es diferente.
Llevan nuestra vida por modernas tuberías, mientras que el pensamiento crítico es un río de montaña, que nace en lo más puro y baja con fuerza llevándose toda barrera artificial ¿A quién el puede atraer eso?
¿Este post se llama “los peligros de pensar”? Debería llamarse los peligros de NO pensar.
¿Conoces la banalidad del mal?, concepto de Hannah Arendt que se refiere , sintetizando y a grandes rasgos, a aquella situación en la que personas obligadas o ignorantes de lo que están haciendo realizan actos que se calificarían moralmente como malos en nombre de otra persona o entidad que sí que es promotora de una voluntad maliciosa.
El contexto de Hanah Arendt es la época del nazismo ¿Es posible que una nación entera apoyara el nazismo? ¿Hasta que punto es responsable del horror alguien que está obligado a cometerlo? ¿Es responsable él o quien le obliga?
¿Que puede hacer la negación de uno? ¿Y la negación de muchos?
Bien, visto esto podemos decir que nuestro contexto es el capitalismo, la dominación de las élites y los mercados.
¿Quién nos dice que el futuro no nos juzgará por fumarnos el planeta, por entretenernos con pantallitas mientras se forjan las fortunas que dominarán las futuras sociedades o por haber extinguido el pensamiento crítico, permitiendo así la llegada de peligrosas situaciones?
¿Y qué pasa con todo lo bueno que podríamos hacer y no hacemos? ¿Seguimos permitiendo entre todos esta farsa de democracia como el que ve de lejos un atraco y prefiere ser un cobarde que no hace nada?
Ejercemos el mal diariamente, lo hacemos para beneficio de otro y no lo dudamos, lo defendemos. ¿Os suena esta situación?
El pensamiento siempre es bueno para el que lo ejerce, y malo para el que necesita algo de quien lo ejerce, el único peligro de pensar es para el que se beneficia de la ignorancia y el control ajeno, podemos aplicarlo a todos los tiranos de la historia, la única diferencia es que el tirano que tenemos ahora no tiene cabeza ni castillo, aunque podemos verlo en casi todo lo que hacemos.
A l’ Ateneu Barcelonès dimarts vinent recuperarem la figura i l’obra de Paco Fernández Buey amb la presentació del seu llibre pòstum ‘Por la Tercera Cultura’, publicat a El Viejo Topo.
En Paco va morir un mes abans de la gran manifestació de 11 de setembre de l’any passat que ha canviat el panorama de la política i de les idees. Si això nostre és una ‘revolució’ es fa a partir de Locke i de Mill -i no de Marx. Però un lector de Gramsci i de Marx (del Marx que va escriure que a Espanya els carlins eren més revolucionaris que els liberals i de l’Engels que ecriví que Barcelona era la ciutat més revolucionària d’Europa), reconeixeria els elements nacional-populars del projecte. No seria bo que en l’etapa que estem iniciant s’oblidi gent com en Paco.
JEAN COCTEAU, MORALISTA
Aquest estiu sense pretendre-ho he tornat a llegir Jean Cocteau. Els llibres de Cocteau tenen un regust com de sopar d’estiu amb alguna vella dama, parenta llunyana. Cocteau resulta com aquells coneguts de família de tota la vida, que ja es feien amb el pare i que d’en tant en tant, per no molestar, han continuat passant per casa com per costum. Un dandi vell, agradable si no es fa carregós per repetitiu. Fins i tot entranyable quan exagera l’ego. Si trobeu que sobreactua perdoneu-li l’errada amb un somriure i quan l’encerta endevineu l’esforç que ha de fer per dissimular la intel•ligència. Li agrada disfressar la seva intel•ligència fent-la passar només per enginy, cosa que és un senyal de bona educació. Sempre se’n pot aprendre alguna cosa perquè ha viscut molt encara que exageri els formalismes. A propòsit de la crisi que ens amenaça quan tornem a Barcelona, estaria bé recordar una frase del seu “Diari” ( 17 d’abril de 1943):
«El terrible d’una època és que cal viure-la en detall».
Em sembla exacte: sempre són els detalls allò que angunieja. Per la resta la vida està prou bé. En canvi m’agradaria esmenar-lo quan diu: «El secret de la calma és no témer res, no llegir els diaris i quedar-se a casa» (11 de gener de 1944). Tal com ho veig el secret de la calma és una mica diferent: no témer res, llegir diaris en quatre o cinc idiomes diferents i viatjar una mica. Tot plegat ajuda a relativitzar les misèries.
JEAN COCTEU PER A RESISTENTS
Quan no queda altre remei que tornar a Barcelona, copio un text del seu Diari (3 d’abril de 1944) que des del punt de vista literari no m’agrada gaire perquè està escrit en l’estil carregós dels minyons escoltes quan es fan bons propòsits innocentons; però que recull també l’esperit del temps present.
Un text massa moral, però amb una proposta per pensar-hi i que els vells resistents podem entendre bé:
«No deixar-se endur pel pessimisme, per les converses que us enfonsen més. Treballar, creure, deixar-se veure poc, parlar amb el mínim de persones possible. Fer com si el futur no erigís un enigma espantós. Donar gràcies al cel per la sort de cada dia. Una sola política: la noblesa d’ànima».
Doncs això, tornar-hi!
Ira és trista passió,
d’ella no ve consell bo;
Senyor Déus, pluja,
perquè el mal fuja
Razones para hacer huelga y no ir a trabajar el próximo jueves, so pena de no cobrar el día:
- Por una enseñanza pública de calidad que garantice la igualdad de oportunidades de los niños y niñas españoles en el acceso al saber.
- Por una presencia digna de las materias filosóficas sin imposiciones de ninguna organización exterior a los órganos competentes en educación. (Entiéndase Conferencia Episcopal Española o asociaciones de padres y madres contrarios a las materias en las que se piensa).
- Por un acceso a la función pública docente moderno y serio en el que los profesionales con años de servicio sean reconocidos por sus méritos reales y su desempeño efectivo de tareas en el puesto de trabajo. (Lo cual no es óbice para que haya otro sistema paralelo para recién titulados).
- Por una carga de trabajo adecuada que no haga enfermar a los docentes temporales: más de 7 grupos-clase, más de 150 alumnos, participación en grupos de trabajo, presiones para participar en actividades extraescolares o viajes de estudio, necesidad de formarse permanentemente para no perder el empleo, cambios de centro constantes que suponen un esfuerzo extra cada año, etc.
-Reconocimiento de la valía y competencia de los profesionales temporales. Si un profesional es capaz de impartir materias del máximo nivel intelectual (2º de Bachillerato o programa bilingüe) no debería nunca tener que soportar comentarios despectivos o hirientes de otros compañeros que tuvieron más suerte o más plazas a las que acceder, o un sistema de acceso más justo, es decir, no a la violencia verbal que ejercen algunos funcionarios de carrera. (Muchos trabajadores temporales lo toleran a desgana porque saben que esos mismos compañeros pueden ser miembros de un tribunal de oposición en el futuro o conocer a alguien que lo es). Asimismo, un profesor bilingüe que hace sus propios materiales didácticos, se autoforma y evalúa a sus alumnos colaborando en un proyecto de innovación muy exigente no debería tener menor reconocimiento que un asistente lingüístico, los cuales son tratados con el mayor mimo y dedicación.
En definitiva, por unas condiciones dignas de trabajo para el profesorado interino que nos hagan emprender el día con una sonrisa y no ir perdiendo la salud de disgusto en disgusto. De seguir así las cosas, habrá una fuga masiva de cerebros en la generación del profesorado temporal de 30 años. Todos comentan que se ven ejerciendo en el extranjero. Por algo será…
En esta segunda acepción, el propio diccionario ya reconoce la presencia relevante de la ciencia en la cultura, mientras que en relación a la primera, ¿cuáles son esos conocimientos que permiten desarrollar un juicio crítico? En mi opinión, la formación de las personas tiene dos pilares fundamentales, las matemáticas y el lenguaje, que junto con las demás enseñanzas, tanto científicas como humanistas, forman a los jóvenes de nuestra sociedad, convirtiéndoles en personas adultas, independientes y críticas. En ambos casos, no solamente es fundamental la aportación de los dos lados del conocimiento y la cultura, sino que en realidad estos están enmarañados. No podemos, y no debemos, separarlos. Al realizar de forma artificial dicha escisión, que bien podríamos calificar de quirúrgica, parte de nuestro saber y de nuestra cultura desaparecen, o se ven mutilados, en la operación.···· conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar un
juicio crítico.
···· conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de
desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social,…
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