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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
No hagan caso del diccionario. "A rack" es
ésto.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
¿Entienden ustedes el esquema?
Creo que no hay que perder mucho tiempo intentando desmontar las modas educativas. Cuando los profesores se dan cuenta que el mucho trabajo que demandan no está, en absoluto, compensado por una mejora de resultados, se desvanecen por sí mismas. Y ya tengo claro que no se puede luchar, al menos en nuestro país, contra el imperativo de la moda pedagógica. Cuando no se tiene claro en lo que se cree, es que se cree en cualquier cosa, que ya saben ustedes que el ateísmo es el plural de Dios.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Resulta que en un pueblo de los Rodopes nació la niña destinada a ser la mujer más bella del mundo. La noticia se extendió rápidamente por los Balcanes, desde las riberas del Danubio hasta el estrecho del Bósforo, e, inevitablemente, llegó a oídos del gran sultán de Estambul, que al oír como la gente ensalzaba la belleza de la criatura, perdió de golpe el sueño.
"Comer es la única forma de escapar a su sufrimiento. Al amanecer, el sultán devora doce platos de baklava, cada uno más empapado en miel que el anterior. Al mediodía se come tres corderos asados con una guarnición de hígado de trucha y corazones de pájaro carpintero, y cuando el sol se pone tras el palacio busca consuelo en la carne de veinte patos y dos terneros. Toda esa comida lo hace tan obeso, tan absolutamente enorme, que nada en cien pasos escapa a su sombra".Miroslav Penkov, El este de Occidente.
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El café de Ocata
Justo cuando estoy leyendo Ladrones de cruces, uno de los cuentos del joven escritor búlgaro Miroslav Penkov recogidos en su libro Al este de Occidente, la cartera me trae un libro que había pedido hace tiempo. Su autora es Alejandra Soler una superviviente. Fue, entre otras cosas, maestra de aquellos niños españoles refugiados (a la fuerza en más de un caso) en la URSS. Ya les hablé indirectamente de ella cuando les dije en un apunte anterior que había conocido a una señora muy mayor que asistía a las manifestaciones en taxi. El libro de Alejandra Soler lo dice todo en los meandros de su título: La vida es un río caudaloso con peligrosos rápidos. Al final de todo... sigo comunista.
El contraste entre los dos libros no puede ser mayor. Transcribo algunas frases del cuento de Penkov, que retrata una manifestación anticomunista en Sofia contemporánea del derrumbamiento del muro de Berlín:
"'¡Basura comunista!', canta Gogo, y avanzamos con la masa torrencial. Es excitante, como ir de camino a un buen partido de fútbol. Es gracioso que piense eso, porque algunos de los cánticos, ahora me doy cuenta, son en realidad cánticos de fútbol. Sólo que hemos sustituido el nombre del equipo rival por el del Partido, el del árbitro, por el del primer ministro. La mayoría de la gente que va con nosotros es joven. Justo delante una niña pequeña protesta ante su padre. 'No puedo respirar', gimotea'. Él la sube a los hombros (...) y la niña grita: '¡Basura roja! ¡Mierda roja!' y todos los que hay alrededor se ríen (...). 'Di: ¡rojos, hijos de puta!', le dice Gogo y ella grita: 'Cherveni putki' (...). Alguien ha clavado una bandera en lo alto, blanca, verde y roja, pero la bandera se ha helado como unos calzoncillos en un tendedero (...). '¡Comunista el que no bote!'. A nuestro alrededor todo el mundo empieza a saltar (...)."
Creo que ya han intuido ustedes que lo que a mi me interesa, fundamentalmente, de la política es la teología, es decir, la fe.
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El café de Ocata
Eso tienen ustedes que leerlo
AQUÍ
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El café de Ocata
Ya tenemos el día del libro bien establecido. Ahora podríamos dar un paso más y atrevernos a crear el día de la lectura.
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El café de Ocata
Si bien los tratadistas aseguran que el monopolio legítimo de la violencia lo tiene el Estado, parece evidente que el monopolio moral, lo tiene la izquierda.
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El café de Ocata
Viendo las propuestas que nos hacen algunas lumbreras católicas, por supuesto rebosantes de buena fe, ¿qué quieren que les diga? ¡Mil veces prefiero aquel oxímoron de la democracia cristiana a esta redundancia de la socialdemocracia cristiana moderna! Andreotti era la suficientemente listo como para saber que tenía que pactar cada día con el diablo; Teresa Forcades parece creer que el diablo es irrecuperable para la verdadera religión y que hay pactar solamente con los ángeles custodios.
Esta sociedad se está convirtiendo en un infierno de salvadores.
¡Para que luego digan que la teología política ha muerto!
Algunos católicos parecen estar convencidos de que la firma de manifiestos incrementa la Gracia Santificante.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Max Ernst: Mujer con libro y dragón
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El café de Ocata
Por curiosidad. Porque me gusta huronear entre los conocimientos inútiles de gente a la que no he tenido oportunidad de conocer. Quevedo decía que leía "para escuchar a los muertos con los ojos".
No tengo demasiado respeto por los libros como objeto... excepto por aquellos que en sí mismos, materialmente, son objetos valiosos.
No me parece que leer me haya hecho más feliz. Más bien tengo buenas razones para pensar lo contrario. Con frecuencia tampoco me ha hecho disfrutar. Podría señalar un montón de páginas con las que he sudado la gota gorda... antes de reconocerme derrotado.
Ni mejor persona. Porque entre literatura y la educación moral no hay ninguna relación necesaria, excepto en el caso de la mala literatura y la degradación moral.
Desde luego no me proporciona más salud. Al contrario: las muchas horas de lectura han contribuido a mi exceso de peso y al estado cada vez más lastimoso de mi vista.
¿Me han hecho más libre? Sí... en el sentido en que me han ayudado a disfrutar de la soledad.
¿Y más conocimientos? ¿Me han proporcionado más conocimientos? Dispongo, sin duda, de un gran número de conocimientos inútiles que no le interesan a casi nadie. Me parece que la utilidad de la lectura se reduce a afinarte la mirada a medida que te la va consumiendo.
La mayor parte de los libros que he leído no los volveré a leer. La mayoría los leí cuando no sabía leer. Los que volveré a leer (que son los que releo) los tengo aquí a mi lado, y no son muchos: son los que me están enseñando a leer.
Seguiré leyendo, claro, porque todo lo que espero de mis próximas lecturas es cada vez más inútil: que me ayuden a sentarme junto al círculo de los grandes para ver si puedo entender algo de su conversación intemporal.
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8:34
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El café de Ocata
Mrs. Lintott,
The History Boys (2006)
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El café de Ocata
... y nada inhumano nos es ajeno.
En el rincón inferior izquierdo del rectángulo búlgaro tuvo lugar en el año 1040 la batalla de Belasitsa (también llamada de Kleidión). Las tropas bizantinas derrotaron completamente a las búlgaras en las laderas del monte Belasitsa, haciendo 15.000 prisioneros. Como no tuvo suficiente con la victoria militar, el emperador bizantino mandó que se cegara a 99 de cada cien cautivos. Al que hacía el número cien lo dejaron tuerto, para que pudiera guiar al resto en su regreso humillante a su patria. Se cuenta que cuando el monarca búlgaro vio el miserable estado en que regresaban sus tropas, sufrió un ataque de corazón que le costó la vida. Como resultado de estos hechos, el Estado búlgaro, incapaz de mantenerse autónomamente en pie, pasó a formar parte del Imperio Bizantino.
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El café de Ocata
El 17 de abril de 1975 se podía leer en un titular de Le Monde: «Phnom Penh libérée par les Khmers rouges».
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El café de Ocata
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16:37
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El café de Ocata
“La fidelidad amorosa –aseguraba Henri de Régnier- no es más que la pereza del deseo”
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El café de Ocata
... o pecados de tiempos de miserias, que están volviendo.
Hace unos años me encontré en las montañas santanderinas con un anciano perplejo, que no entendía por qué los niños de su pueblo se gastaban el dinero en chucherías en la tienda de la plaza, en vez de invertir su tiempo en la aventura de robarle a él las frutas de los árboles. Veía en esa extraña conducta un presagio de algo que no le gustaba. Las ramas intactas de sus frutales lo dejaban al pobre hombre perdido ante un presente indescifrable.
Me cuentan que han vuelto los robos por los huertos y que los protagonistas no son niños aventureros sino adultos hambrientos.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
- La de los demás, es un hecho empírico.
- La propia, una enfermedad de nuestra imaginación.
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El café de Ocata
1. Premisa: Todos los hombres son mortales.
3. Conclusión: Los hombres se matan unos a otros, frecuentemente en público y a la luz del día.
2. Término medio: Lo pone el superviviente.
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13:12
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El café de Ocata
Lo diré de manera consignataria (como si me estuviera escracheando ante su casa):
¡Muy mal la Cospedal por acusar de fascista al personal!
¡Muy mal la Cospedal por expropiarle el hablar a la izquierda universal!
¡Muy mal, porque fardar de moral es harina del costal del otro lado del bancal!
¡Está muy mal no respetar de la izquierda el copyright!
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El café de Ocata
"Los judíos sefardíes –me dijo Harry Moreno-, a diferencia de los asquenazíes, no tenemos nacionalidad. Un asquenazi sabe de dónde es: es polaco, ruso, alemán… Pero nosotros, los sefardíes, sólo tenemos nuestro nombre y nuestra lengua y, algunos, la llave de la casa que abandonaron al ser expulsados de España".
Algunos apellidos judíos en el cementerio de Sofia: Aroyo, Bentura, Katalan, Luna, Merkado, Oliver, Pardo, Primo, Rodrig, Spinadel, Taranto.
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2:45
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El café de Ocata
A Daniel Tzión, Gran Rabino de Bulgaria, se le apareció Yeshúa y él lo aceptó como el Mesías. Sin embargo, nunca se convirtió al "cristianismo". Siempre permaneció fiel a la Torá. En 1949 emigró a Israel con la mayor parte de la comunidad judía búlgara. El Tribunal Rabínico lo sometió a examen y le negó su posición rabínica. Un judío ruso le dio un edificio para que tuviera una Sinagoga y en ella estuvo oficiando hasta poco antes de su muerte, ocurrida en 1979. Casi nunca hablaba de Yeshúa abiertamente, pero con frecuencia recordaba las parábolas del
Nuevo Testamento y cada Shabat, tras los oficios de la Sinagoga, se reunía en su casa con un grupo de sus feligreses para estudiar los evangelios.
Más sobre este buen hombre:
AQUÍ
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El café de Ocata
Aristóteles, Política · libro cuarto, capítulo II:
Todos los pueblos a quienes es dado satisfacer su ambición, hacen el mayor aprecio del valor guerrero, pudiendo citarse, por ejemplo, los persas, los escitas, los tracios, los celtas. Con frecuencia las mismas leyes fomentan esta virtud. En Cartago, por ejemplo, se tiene a orgullo llevar en los dedos tantos anillos como campañas se han hecho. En otro tiempo en Macedonia la ley condenaba al guerrero a llevar un cabestro si no había dado muerte a algún enemigo. Entre los escitas, en ciertas comidas solemnes, corría la copa de mano en mano, pero no podía ser tocada por el que no había muerto a alguno en el combate. En fin, los iberos, raza belicosa, plantan sobre la tumba del guerrero tantas estacas de hierro como enemigos ha inmolado.
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El café de Ocata
«Je ne suis pas un journaliste de gauche: je n’ai jamais dénoncé personne»
Guy Debord (1931-1994), «Cette mauvaise réputation…», 1993.
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El café de Ocata
Me entero en Bulgaria, que es el país de Orfeo, de la conversión de Pasionaria. Les confieso que no me ha sorprendido su epistrophê, porque el vigor mitinero de esta mujer radicaba precisamente en su capacidad para enardecer a sus oyentes (mejor hablar de sus oyentes que de "las masas") hablando como si lo hiciera desde el púlpito, con arrebatos de misionero en predicación cuaresmal y con una imaginería sacada de los reclinatorios.
Un ejemplo: “No lloréis a vuestros hijos caídos en la lucha gloriosa. Ellos viven en el corazón de España. Volverán a vosotros, a vuestros lares y a vuestro cariño, no en las noches temerosas de la Santa Compaña de la conseja popular, sino al alba de la resurrección, cuando las campanas de España, repicando a gloria, anuncien al mundo que el pueblo es libre, que la tiranía ha sido derribada” (Dolores Ibarruri a las madres gallegas).
“Las masas españolas –escribe Franz Borkenau en El reñidero español- han abandonado a la Iglesia, no porque hayan perdido el fervor religioso tradicional de la raza hispana, sino porque ha sido la Iglesia española la que lo ha perdido. La necesidad de una fe fanática, sin la cual el alma española parece incapaz de vivir, ha encontrado otros canales para manifestarse.”
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El café de Ocata
«Al principio todo iba rodado», nos viene a decir Aristófanes en su discurso en el Banquete, pero algo importante en algún momento se torció y desde entonces vamos dando tumbos.
Cada ser humano era en el origen (en un origen mítico, no histórico) un ser completo, con una naturaleza erótica autosuficiente. Pero cada ser humano es ahora un ser degradado. Nuestra naturaleza original ha sido cortada en dos, disminuida, castrada, y la consecuencia dramática de este hecho es que el resto de erotismo que queda en nosotros va dando palos de ciego, intentando completar sin saber cómo su naturaleza original. El rescoldo erotismo que aún brilla en nosotros se esfuerza por alcanzar algo inalcanzable. Nuestra naturaleza es esencialmente infeliz.
Mejor dicho: Para Aristófanes, no hay amor feliz, ya que la desproporción existente entre el amor que añoramos y el refugio que encontramos en los abrazos de los otros es demasiado grande.
Eros es un deseo de lo imposible.
Lo curioso es que Platón utilice a Aristófanes, el comediante, para provocar en nosotros, con su relato, una extraña melancolía.
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El café de Ocata
A J.S.M.
Hoy he hablado del
Banquete de Platón en la Nueva Universidad de Bulgaria. He desarrollado las siguientes ideas:
- Para Platón hay dos perspectivas privilegiadas sobre la realidad: la de la filosofía y la de la poesía (entendida en sentido amplio, como creación literaria: poesía, comedia, tragedia). Eso significa que para él la principal alternativa a la filosofía no era ni la ciencia ni la religión, sino la poesía. La ciencia no podía serlo, porque tal como la concebía él, era una parte de la filosofía; en cuanto a la religión, hay que recordar que los griegos no disponían de una palabra para lo que entendemos por religión. Ellos hablaban de «piedad», pero para Platón la filosofía, bien comprendida, es la verdadera piedad.
- La poesía es la única alternativa seria a la filosofía porque es capaz de conmover a los hombres más profundamente. Domina el arte de la convicción mejor que la filosofía. Es más directa e más inmediata. La filosofía no sabe inflamar a las masas sin ayuda de la poesía. Precisamente por eso Platón escribió diálogos y no tratados.
- El Banquete es el diálogo en el que Platón sitúa a Sócrates frente a un autor dramático (Agatón) y un autor de comedias (Aristófanes). Es decir, sitúa a la filosofía frente a aquello que los literatos consideran superior a la razón: el arte de la representación.
- Dado que la ciudad necesita de consensos entre ciudadanos muy diversamente inteligentes, el arte de la representación posee una dignidad política superior a la filosofía.
- Aquello que en el hombre necesita ser representado para conocerse a sí mismo, es eros. Sócrates es el único orador del Banquete que niega la divinidad de eros.
- La representación de eros tiene dos posibilidades: la política y la filosófica. La primera sigue las formas arquetípicas de la excelencia humana en las que cree una ciudad. Y aquí la mediación poética es imprescindible porque la poesía ha tenido un éxito indudable a la hora de establecer una relación sólida entre la vergüenza y las acciones malas, y entre el honor y las acciones bellas. El eros filosófico sigue otra vía… no propiamente política, que lo expone a la acusación de los poetas (Aristófanes acusando a Sócrates) ante la ciudad. Su acusación: ser un mal ciudadano.
- En el Banquete no hay ganadores: lo que se desarrolla es una fenomenología de la pugna entre poesía y filosofia. En cualquier caso los poetas no son vencidos por Sócrates, sino por el sueño.
- La "epopteia" de la que habla Diotima es la comprensión del Banquete.
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20:49
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El café de Ocata
Me paso el viaje leyendo el Banquete de Platón. Una edición de Les Belles Lettres con prefacio de George Steiner. Al entrar en Bulgaria sobrevolábamos una nubes compactas y preciosas y entonces he entendido por priera vez en mi vida el discurso de Diotima. La revelación que promete para los iniciados en un "exaíphnês" (una descubrimiento súbito, de repente) de la marcha del proceso (del "ephexês") (210e). No se trata de contemplar una verdad estática, sino de entender la lógica (orthôs) inmutable del proceso. Comprender a Diotima es comprender el sentido dramático del Banquete. He cerrado los ojos y he descendido en paz.En la salida me esperaban tres mujeres, un chofer y un coche negro inmenso y me han llevado a cenar.¡Qué pocas cosas hay superiores a la amistad!
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El café de Ocata
Mañana me voy a Sofía. La entrañable Vesselina Vassileva me esperará en el aeropuerto. El jueves participo a las 10:30 h. en el seminario de estética de la profesora Lidia Denkova, de la Nueva Universidad de Bulgaria. Hablaré del
Banquete de Platón. El viernes, a las 17:30 presentaré la traducción de mi
Introducción al vocabulario de Platón al búlgaro en compañía de Georgi Gochev. Después hay cena en "a traditional Bulgarian restaurant" con el profesor Bogdan Bogdanov, rector de la Nueva Universidad, a quien prologué un libro no hace mucho. Quiero también visitar los últimos hallazgos arqueológicos tracios, tomar un cafe con Valeria Fol (Alexander Fol, siempre en la memoria) y dar los últimos toques con Ruja Popova (conocerla es amarla) al "Proyecto Tundja" (esa idea que se me ha metido en la cabeza de recorrer andando los 350 km que separan Edirne, en la Turquía europea, del paso de Shipka, en los Balcanes).Y además pretendo convencer a Stanimir Michev para editar en español una selección de canciones sefarditas de Bulgaria.
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18:39
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El café de Ocata
"—¿Que cómo me siento? Ahora todo es sentimiento: nosotros sentimos, el grupo siente... ¿Por qué no me pregunta cómo pienso? El pensamiento, las ideas, eso es lo importante. Vigila tus pensamientos, porque se convertirán en palabras. Vigila tus palabras, porque se convertirán en actos. Vigila tus actos, porque se convertirán en hábitos. Vigila tus hábitos porque se convertirán en tu carácter. Vigila tu carácter, porque se convertirá en tu destino. Y yo, doctor, pienso que estoy bien"
Esta frase podría haberla dicho perfectamente Richard Sennet (de hecho en una idea reincidente en
El declive del hombre público) y entonces sería una frase socialdemócrata. Podría haberla dicho Gandhi (que parece que la dijo) y entonces sería una frase para adornar las carpetas escolares de nuestras adolescentes e inundar Facebook. O podría haberla dicho Margaret Thatcher, y entonces sería una muestra de su pensamiento conservador. A mi me recuerda la
Ética a Nicómaco de Aristóteles.
Vía
SalmonetesVía
¡A los molinos!
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El café de Ocata
Recogía recientemente esta historia de Foster Wallace: "Había una vez dos peces jóvenes nadando que se cruzaron con un pez de avanzada edad. Éste les hizo un signo con la cabeza y les dijo: Salud, amigos, ¿está buena el agua? Los dos peces jóvenes nadaron un rato más, hasta que uno de ellos se detuvo y le preguntó al otro: ¿Qué es el agua?"
Hoy me encuentro con que Marshall McLuhan dijo antes que Wallace: "No sabemos quién descubrió el agua, pero sí sabemos que no fue un pez".
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El café de Ocata
El Periódico de Cataluña, 8 de abril.
Los padres no han dimitido de sus responsabilidades. Más bien ocurre que por querer ser perfectos, ignoran cómo ser buenos padres, es decir, padres normales. Entiendo por padres normales los que saben sobrellevar la neurosis inherente a la tarea de educar a los hijos sin estar todo el día preguntándose si lo han hecho bien.
Lo que tienen que hacer los padres es lo que han hecho siempre los padres normales: procurar que sus hijos tengan qué comer, una cama en la que dormir, ropa limpia que ponerse; garantizar que duermen las horas que tienen que dormir, que comen a las horas que tienen que comer, que hacen un poco de ejercicio físico diariamente y que mantienen con la higiene una relación cordial. Deberían saber, además, como sabían nuestros padres, que nuestros hijos aprenden más de nuestros comportamientos que de nuestros consejos.
Lo que la mayoría de padres le piden a un maestro es también lo de siempre, es decir, lo que le piden a un mecánico, a un médico o a un lampista: profesionalidad. Lo que quieren es estar seguros de que se ocupan de sus hijos buenos profesionales y decirse a sí mismos: «tranquilo, que tu hijo está en buenas manos». Permítanme la grosería de recordar una obviedad: los padres tienen hijos; los maestros, alumnos; y la sociedad, ciudadanos. En cuestiones de educación, los padres son los aficionados; los maestros, los profesionales; y la sociedad, el examen de reválida.
No suele haber padres dimisionarios, sino padres perplejos por asistir a reuniones escolares en las que se les dice que en la clase de lengua harán lengua; en la de matemáticas, matemáticas, y en tutoría, educación en valores, mientras ven que sus hijos acabarán la ESO sin hablar inglés. Hay muchos padres cansados de asistir a entrevistas en las que se les repite que su hijo es un buen chico, pero que se distrae mucho; que es inteligente, pero no estudia; que tiene buen fondo, pero relaciones sociales difíciles. No aceptarían fácilmente que un médico se limitase a entregarles un diagnóstico. Pongo el ejemplo del médico porque la labor docente tiene más similitudes con la clínica que con la mecánica.
No es la dimisión, sino una cierta decepción, lo que explica que toda la retórica que desplegamos a favor de la participación escolar de las familias en los centros educativos sea respondida de manera casi podríamos decir que anecdótica en las elecciones a los consejos escolares. Lo más cómodo, para no cambiar nada, es decir que los padres no están interesados en participar en la escuela, pero la realidad es que hemos caído prisioneros de nuestras buenas intenciones. Y haremos lo posible por salvarlas.
Se suele decir que hay una alta correlación entre la participación de los padres en los centros y los resultados de los hijos. Yo creo que la correlación real es la que existe entre la satisfacción de los padres con el centro educativo y los resultados de los hijos. Ninguna familia debería llevar un hijo a una escuela a la que no pueda referirse espontáneamente como «nuestra escuela».
[www.elperiodico.com]
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El café de Ocata
Pietro della Vecchia, Sócrates y dos discípulos
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El café de Ocata
Giovanni Battista Langetti,
Diógenes
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El café de Ocata
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El café de Ocata
En
ARA TU.
Se puede leer en catalán
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El café de Ocata
Sebastiano Ricci,
Alegoría de la Aurora, 1702.
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El café de Ocata
Ignacio Ruiz QuintanoAbc Gregorio Luri ha sacado a colación lo que escribió
Max Aub en el prólogo de su “Campo francés” a propósito de la guerra civil española:
–
Un suceso de esta importancia sólo podía acontecer en un país tan fuera de la realidad como España. Sólo este país de individualistas (retribuidos por el Estado) podía competir con los lémures noruegos en la puesta en marcha de un suicidio colectivo. Los lémures noruegos son las criaturas escogidas por el crítico literario
Harold Bloom para designar en su mundillo a los intelectuales de lo que él llama la Escuela del Resentimiento, que imitan a aquellos roedores: cuando uno se lanza por el precipicio, todos le siguen. Nuestra idea del Estado no es superior a la que pueda tener un lémur. Toda relación con el mundo (y para nosotros el centro del mundo es el Estado) es de naturaleza personal: un caballero se enfada por una multa con el Estado y tira hacia el precipicio seguido de sus correspondientes lémures.
Para seguir leyendo
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El café de Ocata
El segundo manuscrito es el diario que el pintor Joaquim Renart (1879-1961) escribe entre el 18 de julio y el 31 de diciembre de 1936. Es una obra mayor y no entiendo por qué las editoriales catalanes la tienen olvidada en las estanterías de una biblioteca. El autor se dedica a mirar a su alrededor para encontrar, con finísima percepción, las claves de lo que está pasando en la metamorfosis de las costumbres cotidianas y lo hace con elegancia, sagacidad y buena prosa. Es el diario de un buen pintor. Sabe mirar y poner la pincelada adecuada a cada matiz.
El diario comienza con la muerte y el entierro del polifacético Apel·les Mestres, que expiró la madrugada del domingo 19 de julio. Renart recuerda que más de una vez le había oído decir "Cuando me muera caerán rayos y truenos”. Los rayos truenos que le llaman la atención a Renart no son los de la rebelión militar, que la considera casi irrelevante, dando por supuesto que en pocos días estará derrotada, sino los de la revolución que está sacudiendo Barcelona, una ciudad históricamente muy dada a tirar la casa por la ventana en cuanto se le antoja que los tiempos están cambiando.
"La Barcelona de hoy es imponente”, escribe. Observa la gran cantidad de coches que recorren alegremente las calles repletos de gente armada, los pañuelos blancos de los balcones, el saludo generalizado del puño en alto, la quema de conventos e iglesias. El cielo de la ciudad está cubierto de una neblina de humo. La radio da insistentes señales de optimismo, pero se oyen continuamente tiros por las azoteas. Todo el mundo parece tener un fusil en la retaguardia. Todo el mundo quiere ser de alguna sigla. “¿Quién describirá todo esto con la seriedad y la grandiosidad del momento que ahora vivimos?”
Cerca de su casa se encuentra uno de los refugios del ocio de la burguesía barcelonesa, el Círculo Ecuestre. Lo ha ocupado la UGT: "Ahora el Círculo se siente ocupado por gente armada que se explaya por los jardines y sale por las ventanas y balcones. Hay tranquilidad. Sólo se oye el rumor de las conversaciones. Se ven mujeres y niños. La chimenea humea. Se adivina orden en el interior. Por la mañana temprano algunos hombres riegan el jardín, planta por planta y maceta por maceta. Es un espectáculo casi franciscano, de una paz fantástica, que contrasta con las columnas de humo de los incendios vecinos y del ruido de coches que pasan con gente armada, en una lucha cruenta en la que se juega la suerte de un pueblo".
Recojo algunos de los muchos apuntes que me han llamado la atención:
El 24 de julio: "Los militares aún no se han rendido."
26 de julio: “Todo un mundo patas arriba en ocho días. La gente invade las calles. Se detiene en los lugares donde cayeron las víctimas, observa los impactos en puertas y ventanas, los árboles caídos, la rotura minuciosa de vidrios y los incendios. En ocho días todo ha envejecido, es como una revisión de todo el pasado”.
30 de julio: La tormenta de hoy ha puesto una nota de gran espectáculo natural en el espectáculo cruento de los hombres. Cielo gris, lluvia fuerte, pedregada, truenos y relámpagos y después un sol maravilloso que tenía toda la belleza de la serenidad y todos los ingredientes de la tormenta: mitad alegría y mitad dolor”.
31 de julio: “Nos hemos acostumbrado... de manera que las noticias más dolorosas son simplemente otras noticias más”.
2 de agosto: “Hace quince días de la sublevación militar. Todos decimos lo mismo, esta situación no puede durar”.
13 de agosto: “Las Ramblas están llenas de paradas con los libros del momento. Los quioscos también. Los periódicos, todos ellos vibrantes, tienen la misión de enaltecer y levantar al pueblo. Eso está bien. Pero la literatura de un tono bajísimo, de novelas, folletos y pornografía… No confundamos la revolución con la inmundicia”.
19 de agosto: “La revolución ha traído unas mujeres tan guapas que es un encanto… Por las calles se las ve sin sombrero, sin tintes ni colorines, mostrándose como son. Van cómodas, ligeras, frescas. Muchas de ellas sin medias, sin guantes de rejilla, ni cadenas, ni colgantes. Pasean con gracia su feminidad. En este tiempo todas parecen modistillas y trabajadoras un poco frescales, lo lucen todo en igualdad y democracia. No sé si las viejas se han cerrado en casa. De esta revolución quedará también la visión de las mujeres guapas, bien airosas y con la cabeza bien levantada.”
30 de agosto. “Por el Paseo de Gracia ha pasado el cortejo fúnebre de un aviador caído en el frente. Una muchedumbre imponente, hombres y mujeres en filas nutridas que seguín el coche fúnebre con un ataúd rojo… Todo muy trágico, muy de hoy, muy 1936”.
26 de septiembre: "El hombre es algo fantástico. Se acostumbra a todo, se adapta a todo. Lo que ayer era imposible, hoy es normalísimo. La palabra imposible se habrá de borrar del diccionario. El hombre es algo fantástico. Se acostumbra a todo, se adapta a todo”.
29 de septiembre: “… el efecto deplorable de ver a tanto crío jugando con pistolas y escopetas y haciendo prácticas militares. No los familiaricemos con instintos bélicos…”
4 de octubre: “¡Pobres bestias del zoológico! Van degenerando, perdiendo vitalidad, domesticándose. A muchas de ellas se les está poniendo cara de persona”.
8 de octubre: “En el Hotel Colón han puesto en la fachada dos grandes retratos de dos grandes dirigentes rusos. En lo que era el Círculo Ecuestre han puesto en la fachada un gran retrato del líder del socialismo, Carlos Marx. En los periódicos y revistas vemos insistentemente la epopeya rusa. En las paradas de las Ramblas y de los diversos lugares de la ciudad, los libros que se venden son de Rusia o referentes a Rusia. La lejana Rusia lo ocupa todo. ¿No estamos exagerando con este vasallaje al extranjero?”
El 29 de noviembre Renart da un largo paseo por el Laberinto de Horta. En una gruta donde se representa a Eco y Narciso encuentra escritos estos versos: "De un ardiente frenesí, / Eco y Narciso abrasados / Fallecen enamorados, / Ella de él y él de sí".
16 de diciembre: “Una de les características del momento presente es el lenguaje crudo. La gente protesta porque les parece más revolucionario… La revolución es para muchos mostrar en público literatura pornográfica… Es sacar de los rincones todo aquello que puede oler a picante… Las conversaciones también son propias de este tiempo. Podríamos decir que sólo hay un tema de conversación. Pasando por la calle oímos lo mismo: ‘Le han vaciado la casa y se lo han quitado todo’.
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El café de Ocata
Me he pasado el día en la Biblioteca de Catalunya devorando con una profunda emoción dos manuscritos. Son dos diarios de la guerra civil que poseen un extraordinario valor documental y que, además, están maravillosamente bien escritos, mucho mejor que la inmensa mayoría de memorias de la guerra que circulan por ahí. A medida que iba pasando las páginas iba sintiendo más próxima la presencia de los autores. Tanto es así que, al final, me ha dominado una extraña sensación de despedida al devolverlos a la bibliotecaria.
El primero es el diario de un abogado católico barcelonés que se inicia el 1 de enero de 1938. Por él transcurren con una naturalidad asombrosa los desastres de la guerra, las incertidumbres amorosas del protagonista, sus relaciones sociales y su trabajo en los tribunales. Las bombas son reales, pero no menos reales que esa morena asomada al balcón o a la preocupación por saber si esta tarde ha reñido o no con su novia. Cree que la quiere, pero esos días en que la encuentra fea, prematuramente envejecida y vulgar… no pondría la mano en el fuego. Intenta ser sincero con ella, pero ella se lo toma a broma. A medida que se incrementan los bombardeos aumentan las detenciones de sospechosos de quintacolumnistas. No son menos temidos que los bombarderos enemigos los coches desconocidos que se paran ante las puertas de las casas cargados de sospechas imposibles de rebatir. En el 38 en Barcelona una sospecha es una condena a muerte… si es que se sale vivo de la checa. Su propio hermano ha sido detenido acusado de falangista. Quizás esté en la checa de la calle Vallmajor. Corre con su cuñada a llevarle ropa limpia sin saber si lo encontrarán aún con vida o si estará allí. "Vuelva usted la semana que viene", es la respuesta que reciben. En medio de la guerra el autor del diario va descubriendo las extrañezas de su propia personalidad. ¿Cómo dejar a una novia a la que ya no quieres en medio de una guerra civil? En los detenidos que tiene que defender son evidentes las huellas de los malos tratos. El fiscal pide para su hermano la pena de muerte. Lo defenderá él. Consigue 30 años de internamiento. Aumentan los acusados de espionaje. Las cosas pueden ir mejor o peor según el juez y el fiscal que te toque. Hay un fiscal especialmente cruel con los acusados. Se burla de una mujer de más de sesenta años diciéndole que por las noches se sube a una escoba y se va a dormir con Franco, pero que lo que a ella le gustan son los "curitas". Un día compra 25 gramos de tabaco por 40 pesetas. Es un precio exageradamente alto. Tiene mala conciencia, pero sabe que lo volverá a hacer. Le gusta estar con su cuñada. Se siente a su lado mejor que con su novia. El fiscal impertinente se dirige a una mujer acusada de haber robado en la fábrica en la que trabaja: "¿Pero mujer, si querías tener algo en la mano, por qué no te buscas un novio?”. En enero del 39 tiene lugar el hundimiento de Cataluña. Descubre que ha sido su novia quien lo ha dejado a él e, inesperadamente, se siente triste por haber perdido “esa chica que era tan mía”. Siguen los bombardeos pero la gente parece acostumbrada. Lunes 23 de enero: Barcelona, una ciudad muerta. Martes 24: llegan noticias de que ha caído Sant Boi. Hay mucha gente que carga con todo lo que puede y abandona la ciudad precipitadamente. Miércoles 25: Saqueo de las tiendas. Jueves 26: Barcelona liberada. “Toda la vida recordaré con emoción este día”. Se apunta como voluntario en el ejército de Franco y viaja a Castellón. El 18 de marzo viendo a su alrededor el comportamiento de las tropas del ejército en cuyas filas combate, se pregunta: "¿Y con gente así es posible hacer una nueva España?"
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El café de Ocata
Escribe Max Aub en el prólogo de su Campo francés a propósito de la guerra civil española: “Un suceso de esta importancia sólo podía acontecer en un país tan fuera de la realidad como España". Me temo que este estar fuera de la realidad es nuestra realidad histórica.
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El café de Ocata
Me paso el día colgado al teléfono, intentando contactar con mujeres que pudieron conocer, directa o indirectamente, a Carmen Brufau o a Lena Imbert. En la inmensa mayoría de los casos me encuentro con viejecitas muy correosas con una memoria de pedernal, a las que en cuanto les arrancas una chispa, te ofrecen una acogida generosa. Una de ellas me cuenta que sigue yendo a las manifestaciones, a sus 99 años, pero que como apenas puede andar, se manifiesta en taxi. Otra me habla de los signos de los tiempos y de que son las condiciones históricas las que hacen a los hombres y no los hombres a la historia, y ahora las masas vuelven a despertar y se siente feliz porque ve sus ideas de juventud confirmadas en la protesta nuestra de cada día, que la historia nos vuelve entregar. Suelen tener muchas ganas de hablar, aunque no necesariamente de lo que yo querría escuchar, y yo las escucho embobado. Varias insisten en que las heridas más grandes, que aún sangran en la memoria, han sido las producidas por la saña del fuego amigo, de los camaradas y sus navajazos a la sombra de la revolución postergada. A una le comento la muerte solitaria en México de Carmen Brufau, al margen de la emigración y de los miembros de su partido. "Son muchos los abandonados que murieron solos", me dice, y me cuenta una historia terrible. Son mujeres muy cultas, muchas de ellas magníficas traductoras del ruso al español, que mantienen, y eso es lo que más me sorprende, una gran firmeza en la voz. A alguna de ellas la he vuelto a llamar sólo por volver a escucharla. En más de un caso, cuando pregunto por la persona que me interesa, una voz más joven me contesta al otro lado que murió recientemente. En un país más generoso que el nuestro a estas mujeres las tendríamos mantenidas de por vida en el Pritaneo, ese edificio que los atenienses reservaban para los que habían rendido grandes servicios a la Patria. En el nuestro están desapareciendo anónimamente, llevándose a la tumba jirones irrecuperables de nuestra memoria colectiva.
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El café de Ocata
Cada vez que salgo de la habitación de mi hotel aquí en Tokio
hago las mismas cuatro cosas:
compruebo que llevo mi pasaporte
mi carnet
una pluma
y mi diccionario
japonés-inglés
el resto de mi vida es un misterio total
Richard Brautigan
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9:53
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El café de Ocata
I was at a conference recently on the relationship between constitutionalism and liberty. There were quite a few very smart and learned people there. Two things struck me in particular from the conversations we had over several days: first, how little faith scholars today seem to have in constitutional structures, and, second, how little faith they seem to have in the possibility of human virtue.Bruce FrohnenMás
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