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El café de Ocata
"Desventurada la ciudad en donde resuena tremenda aquella voz: -Vuestros dioses se van, vuestros dioses os abandonan".
"Por qué tan grades mudanzas y trastornos? Por qué tan grande desolación y tan universal cataclismo? Qué significa eso? Qué sucede? Nada: que unos nuevos teólogos andan anunciando una nueva teología por el mundo"
- Donoso Cortés
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El café de Ocata
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19:47
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El café de Ocata
... busqué refugio en una librería de viejo y allí, sin más ni más, me encontré con un viejo amigo:
Ha sido mi primer gran recuerdo de Santiago.
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19:23
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El café de Ocata
Reconozco que tenía alguna duda sobre lo que quería decir Platón cuando propuso la expulsión de los artistas de la ciudad rectamente gobernada, pero esta mañana, visitando la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela, lo he comprendido todo.
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15:21
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Querida clientela de El Café de Ocata: me voy a atrever a pedirles a ustedes un favor. La holandesa Yvonne Sholten, biógrafa de la brigadista internacional Fanny Schoonheyt me pide, por favor, que le ayude a poner nombre a los personajes de la foto. A ver si pueden ustedes echarme una mano.
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El café de Ocata
"Los defensores de la educación progresiva sostienen que el profesor puede construir artificialmente la autoconfianza del alumno alabándolo en ausencia de éxito -y a veces con ausencia incluso de esfuerzo- por medio de programas como 'I LIke Me'"-Henry T. Edmonson, John Dewey & The Decline of American Education (2006)
Un ejemplo del programa I Like Me:
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23:25
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El café de Ocata
Cansado de no hallar respuestas, he salido esta tarde a dar un largo paseo por la playa. En los auriculares llevaba una deliciosa ópera cómica del gran Teleman, Der geduldige Sokrates (¿la conoces, B.?). Al poco rato, oyéndole cantar sus berrinches a Jantipa, he comenzado a entender. ¡Curioso fenómeno, el de la comprensión! A veces para que te visite has de alejarte de ella. He subido el volumen y he disfrutado de la ópera y del atardecer, porque todo estaba en su sitio y todo adquiría sentido. De la playa se retiraban los últimos bañistas, que iban siendo sustituidos por los primeros pescadores. Ha comenzado a soplar una brisa refrescante y mi nieto Bruno me ha llamado por teléfono para invitarme a una barbacoa en su casa. Las estrellas lucían en el cielo y el Libro X de la República, en mi corazón.
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13:45
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El café de Ocata
La semana que viene, gracias a una amable invitación de
Ángel Ruiz, tengo el honor de participar en el curso de verano que organiza en la USC con el título de "
Poesía, verdad y filosofía: Platón y nosotros". Dada la temática, le propuse este título: "Platón: filosofía y poesía. Una
palaia diaphora".
En el Libro X de la
República, Platón asegura que existe una "antigua inquina" (
palaia diaphora) entre filosofía y poesía que las lleva a oponerse (
enantiosis) entre sí.
Para la conciencia moderna, que da por supuesto que la filosofía y la poesía son actividades democráticas, estas palabras suenan raras. Tan raras, que no son pocos los estudiosos que dan por supuesto que Platón no entendió nunca a los poetas. Pero esta hipótesis choca con un hecho obvio: Platón fue un gran poeta.
Como yo creía tener bien leído (al menos lo tenía abundantemente subrayado) el libro X de la
República, supuse que podría salir airoso del reto sin dedicar demasiado tiempo a la preparación de la conferencia.
Pero no ha sido así. La prueba es que aún no la tengo acabada. Ni sé muy bien cómo acabarla (Ángel, si lees esto, espero que no me retires la invitación). Y la culpa es de Platón.
En lugar de fiarme de lo que creía haber entendido del Libro X, volví al texto de la
República despacio, siguiendo palabra por palabra los argumentos de Sócrates. Y en ellos ando enredado. Si algo me ha puesto claramente de manifiesto mi ya largo trato con Platón es que todo lo que crees saber de su filosofía sólo te prepara para nuevas sorpresas en la relectura. Pero, más allá de mis problemas puntuales, hay algo que constato de nuevo: Platón es nuestro contemporáneo. Más aún: ha visto cosas de nosotros que nosotros sólo podemos ver a través de sus textos.
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8:50
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El café de Ocata
Sigo con Donoso Cortés, compañero de insomnios.
"Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias. Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento."- Carta a los redactores de El País y de El Heraldo, Berlín, 16 de julio de 1849.
"Los mismos que afirman la solidaridad humana niegan la familiar".Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo, 1851.
"Los pueblos sin tradiciones se hacen salvajes"Cerco de Zamora, febrero de 1833.
Estoy aguardando el diluvio y riéndome de los tontos"Carta a Gabino Tejado, París, 16 de septiembre de 1850
"Yo no sé señores si estaré solo; es posible que lo esté; pero, solo y todo, mi conciencia me dice que soy fortísimo; no por lo que soy, señores diputados, sino por lo que represento. Porque yo no represento sólo a doscientos o trescientos electores de mi distrito. ¿Qué es un distrito? ¿Qué son doscientos o trescientos electores? Yo no represento solamente a la nación. ¿Qué es la nación española ni ninguna otra, considerada en una sola generación y en un solo día de elecciones generales? Nada. Yo represento algo más que esto; yo represento la tradición, por la cual son lo que son las naciones en toda la dilatación de los siglos. Si mi voz tiene alguna autoridad, no es, señores, porque es mía; la tiene porque es la voz de vuestros padres. Vuestros votos me son indiferentes. Yo no me he propuesto dirigirme a vuestras voluntades, que son las que votan, sino a vuestras conciencias, que son las que juzgan; yo no me he propuesto inclinar vuestras voluntades hacia mi; me he propuesto obligar a vuestras conciencias a estimarme".Discurso en el Congreso, 30 de diciembre de 1850.
"Libertad, igualdad, fraternidad: fórmula contradictoria.Dejad al hombre el libre desenvolvimiento de su actividad individual y veréis como al punto muere la igualdad a manos de las jerarquía, la fraternidad a manos de la concurrencia.Proclamad la igualdad, y veréis a la libertad huyendo en ese mismo instante, y a la fraternidad exhalando su último aliento."Pensamientos varios, 8.
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18:22
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El café de Ocata
"Se cree generalmente que el socialismo no ha penetrado en España. Error, error profundo. El día en que sean rotos los diques veréis aquí más socialistas que en París y me preguntaréis con espanto de dónde han salido esos monstruos. Yo no sabré decirlo. En España, toda novedad es admitida al instante, y todo lo que penetra en España, luego al punto llega a los últimos límites de la exageración. El carácter histórico de los españoles es la exageración en todo: exageramos los vicios y las virtudes, las cosas grandes y las pequeñas; hemos exagerado la perseverancia hasta luchar siete siglos contra los árabes; hemos exagerado el odio de razas hasta exterminar a los judíos; hemos exagerado el sentimiento religioso hasta inventar la Inquisición; sólo nos falta exagerar el socialismo, y lo exageraremos ciertamente. Entonces veréis lo que son los españoles enamorados de una idea buena o mala."
Donoso Cortés, Carta al Conde Raczynski. París, 23 de agosto de 1849.
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10:25
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El café de Ocata
"La demagogia no es un mal, es el mal por excelencia; no es un error, es el error absoluto; no es un crimen cualquiera, es el crimen en su acepción más terrífica y lata. Enemiga irreconciliable del género humano, y habiendo venido a las manos con él en la más grande batalla que han visto los hombres y que han presenciado los siglos, el fin de su lucha gigantesca será su propio fin o el de los tiempos"
Donoso Cortés, "Los sucesos de Roma", en El heraldo, 30 de noviembre de 1848.
Cometí el error de comenzar a leer a Donoso a las 2 de la mañana y me he pasado la noche en su compañía. ¿Cómo se puede abandonar a altas horas de la noche a alguien que escribe así? ¿A dónde podría ir en los tiempos que corren? A Donoso hay que mimarlo porque está perdido. Pero quien lo encuentre, sabrá qué significa eso de las emociones fuertes.
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El café de Ocata
Porque fue -rara avis- un español sin complejos. Como muestra, un botón: "Mi libro será aquí y allí universalmente impugnado; así debe ser, y así quiero yo que sea. Si voy contra todos, ¿por qué todos no han de ir contra mi?"
El libro al que se refiere el gran Donoso Cortés es El ensayo.
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El café de Ocata
Claude Cahun.
I Extend My Arms, 1931 o 1932.Tate Modern.
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El café de Ocata
Si es verdad -y no tengo por qué dudar del
Informe sobre los libros infantiles y juveniles en España 2014-2015- que entre la oferta editorial para niños y jóvenes españoles se encuentran libros como
Llama de amor viva. Poesía ascética y mística española, entonces, aún hay esperanza.
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El café de Ocata
Ayer por la mañana me pidieron desde el Periódico que escribiera un artículo sobre la influencia del diseño de los espacios escolares en los resultados de los alumnos. Por falta de tiempo, tuve que decir que no. Hoy ha aparecido un reportaje con este título:
Un aula en condiciones óptimas mejora hasta un 25% el rendimiento de los alumnos.
De manera intuitiva todos creemos -con razón- que un aula bien iluminada y bien ventilada presenta mejores condiciones para el aprendizaje que otra oscura y húmeda. Pero ese 25% del título llama poderosamente la atención.
El reportaje del Periódico se basa en los resultados de una investigación publicado en
septiembre del 2012 en la revista
Building and Environment con el título. "
A holistic, multi-level analysis identifying the impact of classroom design on pupils’ learning". No tengo nada que objetar al hecho de que la investigación estuviera subvencionada -al menos en parte- por empresas de diseño, lo que importa es la metodología empleada y esta, honestamente, me resulta bastante oscura. Pero eso puede deberse únicamente a mi falta de sagacidad analítica. Vamos al titular, que es lo importante: ¿Es cierto o no que un aula diseñada en condiciones óptimas mejora el rendimiento de los alumnos hasta un 25%?
Lo de "las condiciones óptimas" me parece un poco ingenuo, pero, en fin, aceptemos que hay empresas capaces de diseñar centros escolares en condiciones óptimas: ¿Nos pueden garantizar esos excelentes resultados sin necesidad de tocar ninguna otra variable?
Pues parece que sí... pero solamente
los dos años posteriores a la introducción de las condiciones óptimas de diseño (de hecho el pico de ese 25% sólo se alcanza en el segundo año). Pasado este tiempo la prosa se va imponiendo a la lírica. Esto es lo que no recoge el Periódico.
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8:42
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El café de Ocata
“Cuando nace un hombre en la tierra –esto lo he aprendido de Platón- un ángel descendido del cielo toca con su índice el labio superior del recién nacido y éste se olvida inmediatamente de su existencia anterior. Pero su labio lleva siempre la huella del dedo de ángel (…). ¿Cómo probarlo? Sólo se puede sentir, adivinar. Aceptemos que a veces ocurre que el ángel no cumple con esmero su función y que el hombre, aunque no se acuerda de los detalles, siente que ya ha vivido otra vida. Si no se les exigen pruebas de ello, los hombres poseerán una verdad más importante y significativa que el principio de contradicción. Pero si se les exige una prueba, se quedarán sin verdad.”
- Lev Shestov, “L’anamnèse” en “Conclusions”, Cahiers du Sud nº 321, enero 1956, pp 229-30.
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22:39
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El café de Ocata
Información
AQUÍEstán ustedes invitados.
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15:06
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El café de Ocata
Periodista: ¿Qué piensas de que los deberes se hayan convertido en un argumento electoral?
Yo: Me parece una magnífica noticia.
Periodista: Me sorprendes, no pensaba que me ibas a contestar esto.
Yo: ¿Por qué?
Periodista: Pensaba que ibas a defender los deberes.
Yo: Sólo los buenos deberes.
Periodista: Pero, volviendo atrás, ¿por qué te parece una buena noticia?
Yo: Porque si uno de los problemas importantes del país es qué hacer con los deberes de los niños, es que no tenemos grandes problemas.
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1:58
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El café de Ocata
Publicado en el ARA, 06/04/2016
Un deseo no es un hecho. Por esta razón no tenemos la altura de nuestros sueños, sino la de nuestras obras.
La realidad del deseo más noble no es, en sí misma, superior a la del más trivial. Su consistencia sólo se nos muestra diáfana cuando se concreta en las consecuencias que resultan de su aplicación.
Como a todos nos gusta evaluarnos a nosotros mismos de acuerdo con nuestras buenas intenciones, tenemos tendencia a ocultar bajo la alfombra nuestras conductas más decepcionantes. Las grandes verdades de los principios tienden a justificar ad hoc las verdades, quizá pequeñas, pero antipáticas, que las contradicen. Una manera fácil de eludir las responsabilidades que los hechos nos lanzan a la cara, consiste en crearse un enemigo y cargarlo de intenciones perversas. Con este sofisma siempre podremos acusarle de entorpecer nuestros movimientos. Se trata de una falacia habitual, pero eso no evita que nos pase factura: tiende a definirse más por nuestras fobias que por nuestras filias.
No nos debe sorprender, pues, que cada nuevo movimiento pedagógico haya empleado buena parte de sus energías en diferenciarse de los modelos que pretende sustituir, subrayando con tinta roja sus prácticas caducas o, incluso, perversas. Es lo que hizo en su momento la escuela nueva, en todas sus variantes, y ahora repiten los promotores de la "nueva educación". Lo que los proyectos pedagógicos reformistas consideraron que había que superar, ya desde finales del siglo XIX, afecta a todos los elementos de la vida escolar: el aula, el pupitre, la pizarra, el libro de texto, la asignatura, el currículo, la disciplina impuesta externamente, el maestro transmisor, los exámenes, las evaluaciones, la clase magistral, la falta de emociones en el aula, la memorización ...
Y, sin embargo, "los muertos que vos matáis gozan de buena salud". Podríamos citar abundantes ejemplos de centros de indudable éxito que siguen utilizando métodos tradicionales.
¿A qué se debe, entonces, la persistencia de un pasado que continuamente damos por enterrado?
Quizás deberíamos analizar cuidadosamente qué papel le corresponde a cada uno de los elementos rechazados en la organización de la experiencia del alumno.
¿Hay algo inherente a la experiencia que tienda de manera espontánea a la organización progresiva del conocimiento en asignaturas?
¿Podemos rechazar la disciplina externa sin analizar previamente la importancia de la disciplina o los límites de los hábitos disciplinarios que nos puede proporcionar la experiencia? Si prescindimos de la autoridad externa, ¿dónde se encuentran exactamente las posibles fuentes de la autoridad interna?
Ciertamente "la educación antigua" impone al alumno los conocimientos, métodos y reglas de conducta que los adultos consideran apropiados. ¿Quiere decir esto que los adultos no poseen ningún valor que pueda servir para orientar al niño?
Entiendo perfectamente que la "nueva educación" quiera preservar su principio más preciado, el del aprendizaje por experiencia (hoy hablamos de "construcción de los propios aprendizajes"), buscando la manera de relacionar a los niños con los adultos que lo haga posible. Pero, de nuevo, hay que insistir: un deseo no es un hecho y en ocasiones nuestros deseos no expresan soluciones viables, sino los problemas reales inherentes a la escuela.
¿No hay en toda falta de imposición el deseo de imponer una carencia?
Los principios de la nueva educación no pueden resolver ninguno de los males de la vieja escuela. Serán las consecuencias que se deriven de su aplicación las que nos demuestren su superioridad.
Una teoría cae en el dogmatismo si no es capaz de examinar críticamente sus principios más queridos. Podemos enfatizar la libertad de quien aprende, pero ¿estamos seguros de que entendemos por libertad y bajo qué condiciones puede realizarse? Lo mismo podríamos decir sobre el maestro, los libros de texto o el curriculum. ¿No juegan ningún papel en la organización de la experiencia del alumno?
Las ideas anteriores no son mías. El lector interesado puede encontrarlas en el capítulo primero de Experiencia y educación, un importante libro que John Dewey escribió en 1938 tratando de construir su propio aprendizaje a partir de su propia experiencia como educador. Añado un consejo del prólogo: los que quieren mejorar la educación deben pensar más en la educación que en un nuevo ismo, "porque cualquier movimiento que piensa y actúa en términos de un ismo se acaba encontrando tan involucrado en la reacción contra otro ismo que, sin darse cuenta, termina controlado por él".
Una pregunta final: los nuevos pedagogos han decretado la inminencia de la sociedad del conocimiento. ¿Y si esta sociedad fuera un mito? Empezamos a acumular datos que nos permiten sospecharlo.
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El café de Ocata
Imre Kertész escribe en La última posada: “La enfermedad no posee ninguna razón de ser moral (…). Ninguna relación con nuestros actos, ningún nexo con nuestras virtudes o nuestros pecados. No podemos responsabilizarnos de ella, porque no procede de nosotros, sino del descarrilamiento de nuestras células, de modo que la enfermedad nos viene, como suele decirse, pero no es nuestra. Carece de metafísica.”
En este sentido -así lo vio Rosenzweig-, la religión es más sensible al dolor humano que la ética. El dolor de la enfermedad no es una categoría ética, sino su punto límite. La ética permanece impasible ante la enfermedad propia o ajena.
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El café de Ocata
Ma vie dans les déserts arctiques m'a fait découvrir avec des païens animistes inspirés, dans la nuit polaire, de dimension mystique, la sérénité de ces hyperboréens qui considèrent, dans leur longues méditations en traineaux à chiens, que leur vie n'a quelque sens que dans la mesure où, en hommes naturés, ils supportent avec gaieté les mystères de cet univers impitoyable. Un jour le chaman, si respecté, aura un debut de réponse. "Oui, me dit-il, il y a un ordre de la nature. Il n'est ni bon, ni mal; Tessa! (C'est comme ça)".
- Jean Malaurie, Hommage à Léon Chestov.
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El café de Ocata
En Fitero, Navarra.
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El café de Ocata
Se han ido los hijos y los nietos y queda Bartok. Las
Obras corales. Sustituyo a Imre Kertész por Lev Shestov, que escribe que "la filosofía ha sido siempre la lucha contra las evidencias". Por eso mismo el filósofo puede apostar por la fe. La evidencia es la ley, esa necesidad implacable de dotarnos de normas para regir nuestra vida, de someternos a una forma u otra. Precisamente, insisto, porque la ley parece la única actitud razonable, la revuelta (¿una revuelta?) contra la resignación es la fe. Pero estas son cosas que es mejor no ir diciéndoselas a la cara a los amigos, para no molestarlos. Escribirlas aquí es más fácil, porque las escribo para nadie, amigo lector, y por eso no veo tu reacción interpelándome.
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13:45
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El café de Ocata
Mientras suenan las Improvisaciones sobre canciones húngaras de Bartok, leo en La última posada de Imre Kertész: "Mi vida es una oración subordinada a la principal. ¿Y quién pronunciará con voz sonora esa incomprensible oración principal?". Cierro el libro y dejo que Bartok ocupe todo el espacio.
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El café de Ocata
Ayer por la tarde Luis Moctezuma y yo nos dimos una buena caminata por Barcelona, que terminó en Casa Almirall, el que es posiblemente el bar más antiguo de la ciudad. Le estaba contando yo a Luis que estábamos cerca de El Lletraferit, el bar de Alexandre Diego Gary, hijo de Romain Gary y Jean Seberg, cuando entraron dos escoceses -lo supe porque me lo dijeron después-, se sentaron a nuestro lado y comenzaron a discutir sobre Michel Houellebecq sin ponerse de acuerdo. Para uno es un genio y para el otro, un mero provocador. Para mi sorpresa se dirigieron a mi para que hiciera de juez. ¿Qué pensaba yo sobre el escritor francés? Tras informarme de sus respectivas opiniones, le pregunté al partidario de Houellebecq si su amigo era muy buena persona. "Es una magnífica persona", me contestó. "La mejor que conozco", añadió con firmeza. "Pues aquí está la clave de todo", le dije yo. "Las buenas personas suelen ser malos lectores". Para mi sorpresa, ambos se mostraron de acuerdo conmigo.
De vuelta a casa, el tren estaba tan lleno de pasajeros que parecía un test sobre las convicciones filantrópicas de cada uno de nosotros. Me puse los auriculares y seleccioné en Spotify el segundo movimiento de la quinta de Mahler. Y con la primera nota, se hizo el vacío. Viajé hasta Ocata lejos del mundo y de sus incomodidades. ¿Dónde estamos cuando estamos escuchando música?
En casa me encontré con un mensaje. José Luis López Bulla me decía que una mujer de 82 años, niña de la guerra, conoció en Moscú a Caridad Mercader y que quería hablar conmigo.
Sigo buscando información sobre el Retrato de Montserrat, de Diego Rivera. Luis Moctezuma me ha puesto en contacto con el nieto del pintor y con Tely Duarte. El nieto no sabe nada y Tely me anima a escribir "al maestro Alberto Hijar, que conoce perfectamente todo el asunto relacionado al partido comunista. Se desempeña como investigador en el CENIDIAP".
"Compañero Luri", me contesta Alberto Hijar. "Averiguaré si en los registros del INBA aparece Monserrat. Por el lado de Claudio Albertani, director del Centro Vlady e investigador de Victor Serge, podría aparecer algún indicio. Ojalá".
Respuesta de Claudio Albertani: "Hola Gregorio: muchísimas felicidades por tu libro. Lo podemos presentar en el Centro Vlady. Voy a buscar a alguien que sea conocedor de Diego Rivera para ver si me puede proporcionar información sobre el cuadro. En cuanto sepa algo, me comunico".
A ver lo que da de sí este nuevo día.
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El café de Ocata
Llegué a México siguiendo las huellas de Carmen Brufau. Allí supe que había veraneado en una casa llamada Mar Blau que era propiedad de la madre de Carlos Lazo. Siguiendo a Carlos Lazo entré en contacto con Yolanda, su hija. Gracias a Yolanda he conocido a Carlos Moctezuma, que está pasando unos días en Barcelona y asistió a la presentación de
El cielo prometido con un sobre que Yolanda le había dado para mi. Gracias a Carlos me entero de la relación de Mireya Cueto con Grandizo Munis. Ambos se conocieron en la casa de Trotsky. A Carlos le hablé en
Els 4 gats de un cuadro que pintó Diego Rivera titulado
Retrato de Montserrat. Cuando lo pintó creía estar retratando a la hermana de Ramón Mercader. Yo tengo otra hipótesis. Carlos me da direcciones de varias personas relevantes en México y comienza de nuevo el erotismo de la búsqueda. Resulta que conoce al nieto de Diego Rivera. Esta tarde he quedado de nuevo con Carlos. El cuadro, por cierto, parece que ha desaparecido.
No sé si Mireya Cueto puede considerarse pedagoga. Yo creo que sí, pero eso no importa. Lo relevante es que fue una de las grandes escritoras mexicanas de teatro para niños y una de las mayores dinamizadoras del teatro de títeres. Animo, sinceramente, a todos los maestros a informarse de su vida y de su obra y si, además, pueden leer esta joya, miel sobre hojuelas.
No hay nada más fascinante que llamar a una puerta cerrada. Nunca sabes a dónde te llevará.
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12:11
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El café de Ocata
"... dos hombres de mente lúcida que, viviendo en medio de un lujo halagador, ponderan la proximidad de un peligro mortal y piden de paso un poco más de nata para el café"
- Imre Kertész
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
El aristócrata: considera divina la música y un sirviente al compositor.
La democracia: olvida al compositor y diviniza al intérprete.
La democracia tardía: considera antidemocrático el talento.
Imre Kertész, La última posada.
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El café de Ocata
Tomás Moro escribió algunas de las oraciones más divertidas de la historia del cristianismo. Quizás por eso se le atribuyen las siguientes bienaventuranzas, que leí (en versión un poco libre de éste, su seguro servidor) el domingo pasado en la Llibreria Nollegiu:
- Felices los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse.
- Felices los que saben distinguir una montaña de una piedrecita, porque evitarán muchos inconvenientes.
- Felices los que saben descansar y dormir sin buscar excusas porque llegarán a ser sabios.
- Felices los que saben escuchar y callar, porque aprenderán cosas nuevas.
- Felices los que son suficientemente inteligentes como para no tomarse muy en serio, porque serán apreciados por quienes los rodean.
- Felices los que están atentos a las necesidades de los demás, sin sentirse indispensables, porque serán distribuidores de alegría.
- Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas y con tranquilidad las cosas grandes, porque irán lejos en la vida.
- Felices los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desprecio, porque su camino estará lleno de sol.
- Felices los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar, porque no se perturbarán por lo imprevisible.
- Felices los que saben callar y ojalá sonreír cuando se les quita la palabra, se les contradice o cuando les da un pisotón, porque el Evangelio comienza a penetrar en su corazón.
- Felices los que son capaces de interpretar siempre con benevolencia las actitudes de los demás aunque las apariencias sean contrarias. Pasarán por ingenuos: es el precio de la caridad.
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El café de Ocata
Karl Kraus, en La Antorcha: “Nunca he considerado una blasfemia la exclamación de un contemporáneo que dice: ‘¡Oh, Dios, eres como Shakespeare!”
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El café de Ocata
En la playa de Ocata, con mi nieto Gabriel, de 2 años.
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El café de Ocata
He de reconocer que en Aragón siempre me han tratado de manera especial.
La magie des petites choses, B.
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El café de Ocata
Autor desconocido
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El café de Ocata
Nathan Crick resuelve de esta manera las diferencias entre Dewey y Lippmann: las propuestas de Lippmann son éticamente sospechosas pero económicamente viables, mientras que las de Dewey son éticamente superiores, pero irremediablemente ingenuas. Dejo de lado la parvularia imagen de Lippmann que maneja Crick, lo que me llama la atención es que considere que una propuesta políticamente inviable pueda ser ética y que éste sea el pedestal desde el que condena a Lippmann. No puedo menos de acordarme de lo que repetía Ridruejo: "En política todo lo imposible es inmoral".
El texto de Nathan Crick se encuentra en “The search for a purveyor of news: The Dewey/Lippmann debate in an internet age”, Critical Studies in Media Communication, 26 (5), 480-497, 2009.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
A la hora de la verdad, resulta pasmosamente evidente que del fracaso sólo se aprende algo si es pequeño y circunstancial y, sobre todo, si resulta que ha sido un excurso en el camino del éxito. La verdad pura y simple es que si triunfas eres recordado como triunfador y si fracasas eres recordado -en el caso de que seas recordado- como perdedor.
Dicho de otra manera, querido coach: el fracaso tiene valor si el éxito lo descubre como un momento de su propia historia. En caso contrario sólo es triste, frustrante. No hay vitrinas para lucir el fracaso.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
A veces conviene llevar ciertas propuestas hasta sus últimas consecuencias para descubrir lo que llevan dentro:
If You Read To Your Kids, You’re ‘Unfairly Disadvantaging’ Others
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El café de Ocata
En 1925, John Dewey publicó en The New Republic una interesante reseña del libro de Walter Lippmann The Phantom Public, de la que extraigo el siguiente párrafo:
“Para aquellos que piensan que el derecho divino que una vez perteneció a los clérigos, y que fue heredado por los reyes, ha descendido sobre la masa del pueblo, supone una ganancia indudable que se les haga saber que la democracia no ofrece una protección automática contra el abuso de poder. La razón de este abuso parece proceder de la estupidez, la intolerancia, la terquedad y la mala educación; y da lo mismo que estos rasgos ornamenten a un monarca, adornen a una oligarquía o suministren su insignia moral al pueblo.”
Llevo varias semanas intentando aclararme sobre lo que se ha dado en llamar "el debate Dewey-Lippmann". El asunto es complejo porque, en realidad, este debate nunca existió. Todo lo que tenemos es un par de reseñas de Dewey de un par de libros de Lippmann, pero éste no respondió y, por lo tanto, no hubo debate. Lo que hubo fue un intento sesgado por parte de los seguidores de Dewey en los años 80 de falsear la realidad de lo sucedido y así llevar el agua al molino de sus intereses ideológicos. Para ello convirtieron a Dewey en paladín de la democracia participativa y a Lippmann en un antidemócrata que defendía una concepción de la democracia elitista -una especie de mandarinato democrático. Lo más curioso es que circulan por internet cientos de artículos que dan por supuesto este invento.
Si nos limitamos a leer las reseñas de Dewey, lo que descubrimos es un tono general de alabanza al rigor analítico de Lippmann y una divergencia respecto a las alternativas. El problema que ambos comparten es el de la separación entre ciudadanía y gobierno. Ambos entienden que para reducir esa separación se necesitan instancias mediadoras. Lippmann piensa en el papel que podrían jugar los intelectuales y Dewey en "la mejora ética de la prensa". No parece que podamos incluir a ninguno de ellos en la lista de los grandes profetas.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Acaba de aparecer un informe PISA in FOCUS sobre el
aprendizaje de las matemáticas y, más en concreto, sobre la relación entre el aprendizaje memorístico de fórmulas y la resolución de problemas. En realidad no dice nada nuevo... excepto si uno se esfuerza mucho en llevar el agua a su molino.
En la introducción podemos leer esta obviedad: "La memorización, como estrategia de aprendizaje, puede funcionar con problemas fáciles, pero no es probable que sea efectiva si es la ÚNICA estrategia usada para resolver problemas matemáticos complejos".
Efectivamente. No es suficiente con tener un mapa de carreteras. Hay que saber interpretarlo. Por eso mismo en la conclusión del informe se insiste en esta idea:
Observemos la última frase: "Efectivamente, puedes utilizar tu memoria, pero úsala estratégicamente". En la traducción francesa aparece la misma idea, pero expresada de forma mucho más contundente:
"En una palabra, la memoria es una herramienta preciosa... siempre que se utilice de manera inteligente".
¿Cómo usan los estudiantes españoles esta herramienta preciosa? Pues muy mal: memorizan mucho pero no saben utilizar lo memorizado de manera inteligente:
Conviene añadir que el esfuerzo memorístico de los alumnos está medido según sus propios criterios y, por lo tanto, la percepción subjetiva del tiempo que dedican a aprender fórmulas matemáticas de memoria puede depender de distintas variables en distintos países. Pero demos los resultados por buenos. ¿Significa esto que los alumnos que menos memorizan obtienen mejores notas? Sin duda esta sería una conclusión muy precipitada. Pero es la que acabo de encontrar en algunos diarios.
Si no sé leer un mapa de carreteras, tengo un problema. Pero este problema no desaparece quemando el mapa.
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El café de Ocata
Sostenía Jean-Jacques Rousseau en Du contrat social que "la souveraineté ne peut être représentée par la même raison qu’elle ne peut être aliénée ; elle consiste essentiellement dans la volonté générale, et la volonté ne se représente point. […] Les députés du peuple ne sont donc ni ne peuvent être ses représentants, ils ne sont que ses commissaires ; ils ne peuvent rien conclure définitivement."
Te equivocaste, Juan-Jacobo. Resulta que los diputados del pueblo sólo lo son del pueblo si son ungidos como tales por los nuevos comisarios del pueblo, que son los que, sin ningún sentido del pudor, se conceden este título al ser iluminados por el fulgor de la verdad emanada de un container ardiendo.
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El café de Ocata
Por la mañana hablé de
El cielo prometido a un grupo de alumnos de bachillerato, inteligentes, atentos e inquisitivos. Al terminar se me acercó uno de ellos y me dijo: "No sabía que la historia podía ser tan apasionante". Es el mejor elogio que me han hecho en relación con este libro. Y dudo que lo superen.
A las 19:00 tuvo lugar la presentación, en la librería La Central. Me cuesta ordenar todas las emociones que se fueron sucediendo. ¿Qué puedes decirle a un mexicano que ha venido a escucharte y que te trae un regalo de Yolanda Lazo? ¿Qué le puedes decir a un colombiano que te ha seguido desde el otro lado del Atlántico y que ha aprovechado que está de paso por Barcelona para saludarte? ¿Qué le puedes decir a un madrileño que se ha trasladado a Barcelona para conocerte y que se lleva bajo el brazo cinco ejemplares dedicados? ¿Y a los familiares de Caridad Mercader que estaban en primera fila? ¿Y a los de Carmen Brufau? ¿Y a Tomás Pàmies? A algunos de los que acudisteis hacía mucho que no os veía y me distéis con vuestra presencia una enorme alegría. Otros sois amigos nuevos y, por lo tanto, que traéis alegrías también nuevas. Había también caras desconocidas que me miraban con unos ojos difíciles de interpretar. Gracias a todos.
Allí estaban desde Enyd Negrete, la sobrina de Jorge Negrete, hasta mi amiga Irene Rigau... pasando por Erika Bornay, Pepa Puigdevall, Pedro Azara, mi psiquiatra lacaniano preferido (y señora), el Círculo Hermenéutico Estraussiano de Les Planes, La Reina de los Pulpos, exalumnos, médicos, presidentes de asociaciones de padres de alumnos, maestros, profesores universitarios... hasta mi hijo, Guillem, hizo acto de presencia... perdonadme que no os nombre a todos, aunque de todos mantengo vuestra huella fresca en mi retina.
Te eché en falta, Mariano Brufau, aunque entiendo perfectamente las razones de tu ausencia.
Abrió el acto Francisco Martínez, el editor, con el que ya he quedado para hablar de dos nuevos proyectos. Después, Jordi Amat derramó su generosidad sobre mí con palabras que me gustaría tanto poder merecer... Eduard Puigventós le siguió en el uso de la palabra con el mismo tono... aunque me tiró de las orejas -estaba en su derecho- por poner pocas notas a pie de página.
Lo que intenté hacer yo fue mostraros mi agradecimiento sincero a todos los que me habéis ayudado en la reconstrucción del perfil biográfico de Caridad Mercader. Estoy en deuda con vosotros por vuestra ayuda, pero lo más importante no es eso. Lo más importante es que esa ayuda se ha transformado en algunos casos en una relación cordial y en otros, incluso, ha ido más allá, para teñirse de un hondo afecto.
Si el acto no duró más fue porque La Central tiene una hora de cierre. Si nos hubiesen dejado a nuestro aire... ¡Teníamos tantas cosas que contarnos!
Hasta me hablaron de un agente rumano que había estado en México y que tenía cosas que contarme... La historia, pues, continúa. Yo estoy, obviamente, muy lejos de Caridad Mercader, sin embargo me siento parte de la historia paralela que este libro ha puesto en movimiento y que, por lo que parece, no ha hecho sino echar a andar.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Para 1940 la ideología y la retórica progresista (aunque no necesariamente las prácticas progresistas) se habían convertido en la “conventional wisdom” en las escuelas norteamericanas (Lawrence Cremin,
The Transformation of the School, 1961).
Esa "conventional wisdon" es, dicho de otra forma, el lenguaje pedagógicamente correcto, que el mismo Cremin sintetiza en las siguientes expresiones (y que algunos creen específico de las "escuelas avanzadas"):
- Interdisciplinariedad.
- Respetar las diferencias individuales.
- “Critical thinking”
- “Learning by doing”
- “Solving current social problems”
- “Relate the school to life”
- “Teaching children, no subjects”
- “Social and emotional growth”
- “Creative self-expression”
- Motivación intrínseca.
Dada la diferencia entre el lenguaje pedagógicamente correcto y las prácticas pedagógicas posibles (cualquier maestro sabe que no es lo mismo defender la educación individualizada que ponerla en práctica), no es extraño que los pedagogos que generan más entusiasmo sean aquellos que nos prometen que nos podemos reconciliar con nuestro lenguaje, porque -nos aseguran- han encontrado la manera de poner en práctica los principios progresistas. Por supuesto, si ejerciendo el "critical thinking" se te ocurre dudar de estas promesas, serás acusado de querer imponer el aprendizaje memorístico de la lista de los reyes godos.
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El café de Ocata
El 31 de octubre de 1938 aparecía en el
Time un artículo titulado “Education: Progressives’ Progress”. Comienza de esta manera: “Hace veinte años la educación progresiva estaba en sus inicios y se reducía a un pequeño grupo de escuelas privadas. Ahora afecta predominantemente a la escuela pública”.
Los norteamericanos llamaban "educación progresiva" a lo que algunos llaman hoy, con escaso sentido de la objetividad histórica, "escuela innovadora". Sus características, según el articulista, eran las siguientes:
- Concede muy poca importancia a los aspectos formales y sistemáticos.
- Prioriza el aprendizaje informal, la experiencia y la actividad, buscando el desarrollo de la iniciativa individual del alumno.
- El maestro no es controlador, sino un guía.
- La educación no es una mera preparación para la vida futura. Por eso el interés y las necesidades del niño dan forma al programa educativo.
- El proceso es más importante que el resultado.
- Los niños aprenden haciendo (construyendo, pintando…) y se hacen demócratas practicando la democracia, resolviendo en la escuela los mismos problemas a los que tienen que hacer frente en la calle.
- La educación nace de la propia experiencia, no de la información acumulada en los libros.
- En lugar de pupitres fijos, hay bancos de trabajo; en lugar de libros de texto, diarios, revistas, libros de referencia.
- No se estudian lecciones por asignaturas, sino que se elaboran proyectos.
- Mientras aprenden haciendo, los niños aprenden a aprender.
- Los tratan a sus profesores como amigos. La clase es una comunidad democrática.
- Los padres están activamente implicados en la educación de sus hijos. Forman parte también de la comunidad democrática.
- Una escuela progresiva es ruidosa, aparentemente caótica, pero eso significa que los alumnos están ocupados en actividades.
- Cuando un alumno se muestra indisciplinados o de mal humor, no es enviado al director, sino a un psiquiatra, “que intenta encontrar que es lo que va mal en casa”.
- Los maestros disponen de un conocimiento global del alumno y valoran su progreso sin necesidad de exámenes. Ofrecen informes narrativos de los alumnos en lugar de notas que cubren todos los aspectos de su desarrollo.
- La escuela es un instrumento del cambio social. Cada escuela ha de ser un embrión de una sociedad democrática en la que el niño participa como un miembro de pleno derecho.
Aunque el tono general del artículo es laudatorio, hay un par de sombras planeando por el mismo. Primero porque sugiere que a diferencia de lo que había ocurrido a comienzos de siglo, en los años treinta la imagen de la escuela progresiva ya no era la de grandes maestros, sino la de sus propagandistas, “un grupo de jóvenes cuyo trabajo es vender educación progresiva”. En segundo lugar, el articulista reconoce que los alumnos de las escuelas progresistas no acceden a la universidad mejor preparados que el resto, pero tiene el cuidado de observar que “el objetivo de la educación progresiva es más profundo que la cuestión de la eficiencia. El primer principio y la religión de la educación progresiva es la democracia, y su mayor preocupación es la de cómo alcanzarla”.
En realidad la educación progresiva se hundió en los años cincuenta por los malos resultados de sus alumnos. Los demócratas fueron retirándole poco a poco su apoyo y hasta la misma Eleanor Roosvelt llegó a decir que eso de la educación progresiva era una idea que parecía buena, pero que no lo era. Sin embargo algunas escuelas se mantuvieron fieles a su ideal, sin importarles las críticas a sus resultados. Eran escuelas que acogían a los hijos de los conocidos como “limousine liberals”. Los hijos de los Rockefeller, por ejemplo, iban a la Lindon School, la escuela experimental de la Universidad de Columbia.
Por lo que leo, los actuales revitalizadores de estas ideas parecen estar convencidos de que si hasta el presente han fracasado, no ha sido porque no fueran buenas, sino porque ellos no estaban al mando de las mismas.