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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
... es como un río que arrastra entre sus aguas témpanos de hielo. El rey ha de pasar su vida saltando de témpano en témpano, exponiéndose a ser tenido por torpe si da consigo en el agua.
- Carta del conde Raczynski a Donoso del 30 de agosto de 1850.
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El café de Ocata
"Nussbaum está en todas partes, pero es una académica común y corriente con una prosa terrible, a un tiempo verbosa y bombástica. Con frecuencia Nussbaum no tiene la menor idea de lo que está hablando. Aunque aduce ser una filósofa, sus títulos académicos son en estudios clásicos. Pero su mayor problema es que pasa buena parte del tiempo cultivando relaciones públicas en lugar de investigar y escribir. Me impresionó La fragilidad del bien, pero luego descubrí que había tomado las ideas de su director de tesis, G. E. L. Owen. A pesar de su prominencia internacional, no la considero una intelectual pública: Nussbaum no es una pensadora original. Si abres The New York Review of Books o The Times Literary Supplement, que suelen publicar sus largos y tediosos artículos, pensarías que se trata de una pensadora de alta escuela, pero nunca he leído a algún intelectual serio citándola, excepto para burlarse de ella. Se trata de una de las más poderosas luminarias de la academia estadounidense, que, sin embargo, no ha contribuido al discurso intelectual, pero, en cambio, ha aprendido a controlar los mecanismos burocráticos de las universidades. Sus puntos de vista de izquierda no me parecen genuinos, sino meras herramientas para la autopromoción. Su página de Wikipedia lista 51 títulos honoríficos otorgados por universidades en todo el mundo. Cualquiera que reciba tantos doctorados honoris causa debe considerarse parte del establishment y no alguien de izquierda.
El éxito de Nussbaum en el mundo académico es parte de la gran crisis cultural que nos aqueja en el siglo XXI. Nussbaum es un producto de la discriminación positiva generada por el deseo de tener mayor presencia femenina en la filosofía, dominada por hombres. De ahí que la debilidad de sus trabajos se haya pasado por alto. Es claro que cualquier profesor en constante gira mundial no está leyendo o haciendo investigación. Un verdadero intelectual busca la reclusión y desdeña el mundo de las celebridades y los políticos".
En
Letras Libres
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El café de Ocata
Le escribe el conde al marqués (26 de diciembre de 1849): "Lo que distingue especialmente a la época en que vivimos es el no confesar cuál sea su fin a que se dirige y el no llamar nunca las cosas por su nombre".
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El café de Ocata
"Gustavo Bueno no tenía reflejos mundanos y en esas situaciones en las que la ironía es necesaria, él estaba perdido. Una vez, en Granada, mediados los 90, estábamos en un congreso con otros profesores de su generación a los que él respetaba mucho. Uno de ellos era Valls Plana, el socarrón catalán gran especialista en Hegel (...). En las largas veladas de las madrugadas tras los congresos no tenía par en ingenio. Pues allí estaba en la Plaza de la Audiencia con Gustavo Bueno en medio de un corro, gesticulando sobre lo mal que estaba la filosofía en España.
"Al hegeliano Valls aquello le parecía, como casi todo, algo unilateral. Para demostrar que nunca había estado mejor en España, Valls lo puso a él como ejemplo. ¿Cuándo un filósofo había sido tan popular como él?, le dijo. Para demostrarlo, detuvo al azar a un grupo de señoras mayores que paseaban por allí. Nos separó a todos y dejó a Gustavo Bueno en el centro, solo, frente al grupo de otoñales granadinas. Bueno se quedó un poco parado, como si le hubieran arrebatado a su público. Pero de repente se vio allí, escrutado por el grupo de señoras que intentaban responder a las preguntas de Valls. Señoras, ¿a que ustedes conocen a este hombre?, les dijo, señalando a nuestro colega. Ellas se quedaron mirando a Bueno y, un poco tímidas, contestaron que sí, que lo conocían. Valls respondió pletórico. «Lo ves, Gustavo, ¡te conocen!». Bueno se sintió feliz de ser reconocido. «¿De dónde lo conocen?», siguió Valls. Una de las señoras se atrevió y dijo: «De la televisión». La felicidad de Gustavo Bueno le hizo romper en una amplia y bondadosa sonrisa.
"Él vestía siempre de manera muy sobria, con tonos grises y oscuros. Su aspecto era el de un ibero de Cameros, aguerrido y pequeño, enjuto y con rostro anguloso, de expresión dura, numantina, pero que sabía ofrecer de vez en cuando una sonrisa desvalida. Cuando finalmente Valls hizo la pregunta definitiva, el silencio se hizo a nuestro alrededor. «¿Y qué profesión tiene este hombre?». La dificultad de la pregunta las mantuvo calladas y, para ese momento, también estaban intrigadas. Finalmente, la más audaz, convenientemente animada por Valls, se atrevió a dar la respuesta oportuna: «Es un obispo», dijo".
José Luis Villacañas,
Gustavo Bueno, in memoriam.
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El café de Ocata
"Yo no tengo valor para condenar la elocuencia aunque la elocuencia sea culpable: que la condenen los justos; por lo que hace a mí, no sé cómo esto sucede; pero, por más que me ofenda su pecado, mientras más peca amo más a esa bella pecadora."
El Marqués de Valdegamas
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El café de Ocata
¿Pudiera ser que, como sugiere Samuel Burckhardt, estemos rodeados de grandes hombres pero que las empresas que podrían ponerlo de manifiesto ya -o aún- no existen?
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El café de Ocata
Me decía Enrique García-Máiquez en Santiago que de equipo de futbol, como todo el mundo sabe, no se cambia nunca. Eres fatalmente del que eres y pase lo que pase, tu fidelidad no está en almoneda. Dicho esto, añadió que nuestras mujeres eran más importantes que nuestros equipos de fútbol, así que nuestra fidelidad a ellas ha de ser innegociable, total, de por vida. He pensado inmediatamente en esto al enterarme de la muerte de Gustavo Bueno, acaecida poco después de enterrar a su mujer. Me imagino que no podía vivir sin entregarle su fidelidad y que al faltarle ésta, le faltó el aire. Descanse en paz.
Es difícil hacer justicia a un filósofo como Bueno, especialmente si lo has tratado de lejos. Lo que sí puedo decir es que su nombre estaba siempre reverencialmente presente entre quienes lo habían tratado aunque fuera a media distancia, porque era un hombre que poseía tres virtudes que escasean entre los filósofos habituales: imprudencia a la hora de pensar, consistencia a la hora de elaborar su pensamiento y vehemencia a la hora de defender sus ideas.
Descanse en paz.
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El café de Ocata
Hoy me he quedado sin baño matutino porque no he podido apartarme de ese "reaccionario de izquierdas" (así se calificaba a sí mismo) que es Julien Freund, porque dice cosas como estas:
"Quienes nos fabrican una memoria de opresores no son más que narcisistas. Sólo les preocupa una cosa: fortificar su imagen de penitentes sublimes y de justicieros infalibles pintando la historia de Europa con los colores de la abyección... Se constituyen en aristocracia del Bien... El universal deviene la nueva legitimidad."
"El agit-prop comunista ha fabricado una concepción a la vez falsa e infinitamente extensiva del fascismo alegremente confundido con el nazismo... El comunismo podrá desaparecer pero el antifascismo paródico sobrevivirá a su genitor. Los dispositivos mediáticos de manipulación del imaginario lo han instalado en la opinion como un modo de interpretación ideal típico de la historia contemporánea."
"No hay ideas tolerantes. Sólo hay comportamientos tolerantes. Toda idea lleva en ella el exclusivismo"
"Para mi los cosmopolitas son los humanistas del Renacimiento, los aristócratas del siglo XVIII, Voltaire en la corte del rey de Prusia, esos artistas judíos de la Mittel-Europa... El cosmopolitismo es un aprendizaje exigente opuesto a esta frivolidad expuesta en ‘broken-english’. Como todos los democratismos, la democratización del cosmopolitismo es un engaño."
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El café de Ocata
se puede matar a Dios (de hecho hoy matar a Dios está al alcance de cualquiera), pero no se puede impedir que resucite. Y la prueba de que resucita es que no todo está permitido. Ni tan siquiera una banda de asesinos se lo permite todo. Ni el inmoralista más orgulloso de su inmoralidad guía su conducta por medio de los dados, sino que la ordena según algunos criterios que le permiten elegir un comportamiento en lugar de otro. No se puede impedir la resurrección de Dios porque no podemos impedir la presencia de algún principio represor de nuestra libertad o, lo que es lo mismo, no podemos eliminar completamente nuestro sentimiento de culpa (o ansiedad). Sólo el día en que el Super-yo se haga nihilista habrá dejado de resucitar Dios. Pero es que entonces ya no será necesario que resucite, porque habrá dejado de haber hombres sobre la tierra.
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El café de Ocata
Rafael Núñez pertenecía a la raza triste de los tiranos filósofos.
Era déspota por hastío. Incapaz de amar el poder por el poder, no lo usó más que para la venganza.
La lascivia fue la pasión de su vida y a ella entregó su vejez, que el poder ya no alcanzaba a consolar.
Tuvo la primicia de las más grandes inteligencias, y no se complació en amarlas sino para tener el placer de corromperlas.
Fue el primero en hacer de la prensa la piscina de Tiberio.
Demasiado desdeñoso para ser cruel, no fue nunca sanguinario.
Despreciaba mucho a los hombres, para dignarse matarlos.
Tenía toda la lucidez de un político unida a la extraña placidez de un filósofo.
Sabía que hay dos cosas igualmente ineptas en política: obcecarse en un crimen inútil, o arrepentirse de él.
Despreciaba el oro, tanto como a los hombres, y si se deshonró en la tiranía, no se dignó deshonrarse en el robo.
Abrió las cajas a los ladrones del Erario Público, para que lo saquearan; pero no introdujo sus manos en ellas.
Hizo del robo una virtud de Estado y tuvo el raro valor de renunciar a esa virtud.
Frente al oro, se conservó poeta.
Envileció a todos los hombres de su partido sin amar a ninguno; sintiendo por todos ellos un desdén que era un insulto.
Aquel filósofo no conocía el miedo.
Hubo dos cosas que ignoró toda su vida: el Terror y la Virtud.
Murió envenenado por los jesuitas, a quienes había servido.
Su obra no fue estéril: la impotencia del Talento engendró la Omnipotencia de la Fuerza; ya no hay Patria, pero aún hay Tiranía: ésa es su obra.
Vargas Vila,
Rafael Núñez, en
Los césares de la decadenciaNota: No me parece que Vargas Vila sea un ejemplo de historiador imparcial, sin embargo nos ofrece algo así como un tratado de los caracteres del tirano que, sin proponérselo, es un tratado de psicología política. En estos días en que ando liado con filósofos políticos franceses, cuando me encuentro saturado, acudo a Vila en búsqueda de asueto. Y ahora los dejo que ya llegó tarde a mi baño matutino en el las playas de Ocata.
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El café de Ocata
Загубихме най-големия учител! | Нов български университет загуби професор БОГДАН БОГДАНОВ, д.н. | | Почина Президентът и основател на Нов български университет професор Богдан Богданов, д.н. - класически филолог и дългогодишен професор по история на старогръцката култура и литература в Софийския университет „Св. Климент Охридски“. |
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Descansa en paz, amigo Bogdan Bogdanov
Me queda esta entrañable muestra de tu amistad
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El café de Ocata
"... el pare Bulart, un català que era el capellà i confessor de Franco...”:
http://www.martirom.cat/uploads/noticias/B_Joan_Carandell.pdf …
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El café de Ocata
Ha sido un total eclipse de la virtud, el vicio estúpido...
Puede haber existido déspotas más abominables, pero no ha habido ninguno más despreciable.
Tratando de sondear aquel abismo de lodo, se siente con horror flotar la sonda: su bajeza no da fondo.Fue sombriamente asqueroso....Es el alma afeminada de un mancebo del Bajo Imperio en las formas grotescas de un ídolo egipcio.
No se hizo casar, como Nerón, con su liberto, pero colmó de dinero a sus favoritos, y se paseó en coche con ellos, en las calles de Caracas....Era un loco a veces furioso, pero siempre monstruoso.
La noche que velaban a su madre muerta, se embriagó y jugó al dado con sus amigos, en la habitación vecina, convirtiendo la casa mortuoria en inmundo bacanal, y amaneciendo dormido ebrio, sobre los fúnebres paños del catafalco......La historia no tiene noticia de un tirano más pequeño.
Vargas Vila,
Andueza Palacio, en
Los divinos y los humanos.
Sobre Andueza Palacio
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El café de Ocata
Ilustrado, pensativo, dominante, frugal; era un déspota cuyo perfil tenía algo de la terrible austeridad de Robespierre: era, como éste, severo y feroz, implacable y puro (...)
No tuvo más amor que el de la autoridad, y se abrazó a ella con frenesí; se desposó con la Tiranía y le fue ferozmente fiel.
Era frugal y hasta sucio; comía mal, y vestía peor, no dio nunca una fiesta, ni supo lo que era el lujo... inaccesible a la corrupción como a la piedad. Era estoicamente implacable.(...)No salía a la calle sino a caballo, rodeado de guardias, haciendo que cerraran a su paso todas las puertas y ventanas...
Un día hubo más silencio que de costumbre en las habitaciones del sombrío ilusionado... nadie se atrevió a entrar...al mediar el día siguiente, se notaba un mal olor...
El déspota había muerto....Sus funerales fueron suntuosos, y se le levantó un mausoleo, pero un dia manos vengadoras abrieron la bóveda, el cuerpo fue extraído de ella y los perros hambrientos lo devoraron....Para Rodríguez de Francia no quedó tumba donde ponerle un epitafio....Los tiranos son desertores de la humanidad, que ni muertos tienen derecho a refugiarse bajo el pendón de la clemencia humana.
Vargas Vila,
Rodríguez de Francia, en
Los divinos y los humanos.
Sobre
José Gaspar Rodríguez de Francia y Velasco
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El café de Ocata
Uno se despierta con cañonazosen la mañana de aviones. Pareciera que fuera la revolución:pero es el cumpleaños del tirano.Ernesto Cardenal.
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El café de Ocata
"El secreto de los crecimientos y de las decadencias de las sociedades está en el uso que hacen de los pronombres. Examine usted todas las controversias de una época: si en el fondo de todas encuentra Ud. el yo individual, cierre el volumen que tiene entre las manos, y afirme sin vacilar, que la sociedad va despeñándose por el declive de su decadencia.
"Consiste esto en que el yo por su naturaleza es satánico; y por su índole, insociable. En el infierno no hay más pronombre que 'yo': en el cielo no hay más pronombre que 'tú'" - Donoso
Me gustaría escribir un libro pequeño titulado algo así como Un verano con Donoso.
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El café de Ocata
"El hecho nuevo e interesante es que, por primera vez en Europa, después del ataque fallido en Villejuif, y siguiendo el modelo de las decapitaciones de cristianos, coptos y otros, por el Estado Islámico, ha sido el cristianismo el que ha sido atacado. Y no sólo mediante la profanación de iglesias, que no comenzó ayer, sino por un asesinato, pura y simplemente. Al Padre Hamel no lo mataron por ser francés, sino por ser cristiano, y un sacerdote. Encontrar razones económicas o políticas para su asesinato es bastante difícil.
Hay varias teorías [para explicar la radicalización de los musulmanes franceses], todas las cuales contienen una parte de verdad. Hay factores sociales y urbanos, como la marginación y la construcción de guetos; psicológicos, como el sentimiento de frustración; las secuelas de la colonización, el conflicto entre Israel y Palestina, Irak, Siria, Libia, etc. por último, está el Islam, que lo rige absolutamente todo y que está coronado por una ideología que justifica la violencia y exonera, e incluso santifica, a los asesinos".
Rémi Brague
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El café de Ocata
... pero tampoco todo lo que está en una biblioteca es verdadero. De hecho las bibliotecas son lugares de almacenamiento de materiales muy heterogéneos ordenados según criterios que nada tienen que ver con la verdad de los mismos. En la biblioteca se encuentran mezcladas las mentiras, las medias falsedades, las medias verdades, las fabulaciones y quimeras, las verdades.... Lo mismo, exactamente, ocurre en Internet. Por eso si se quiere sacar provecho de esta acumulación de informaciones, hay que saber lo que se quiere encontrar; segundo, hay que saber apreciar el valor de aquello que se encuentra fortuitamente sin haberlo ido a buscar; tercero hay que tener paciencia buscar y evaluar, y, finalmente, hay que hacerse una idea personal y crítica con todo ello...
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Paso de Jouvenel a Pierre Manent, gracias al término medio de Aron.
Acusado de haber colaborado con los nazis durante la ocupación, Jouvenel llevó a los tribunales al acusador. En el juicio actuó como testigo suyo un Raymond Aron que ya estaba muy enfermo. De hecho, al salir del juzgado se subió a un taxi y ya no salió con vida. Era el 17 de octubre de 1983.
Raymond Aron y Leo Strauss, por este orden, fueron los grandes maestros de Manent. Les añado que, en mi humilde opinión, la conversión de Manent al catolicismo es el único hecho realmente interesante de mayo del 68, porque liberó a un gran pensador del influjo homogeneizador de la ortodoxia. Llevo bastante tiempo pensando que hoy en día los únicos pensadores que siguen sorprendiéndonos son los conservadores. En el caso de Manent, quizás más que de conservador, debiéramos hablar, siguiendo su propia presentación, de un "liberal triste". Pero me parece que no hay mejor definición de conservador que esta: un conservador es un liberal triste. La ortodoxia se ha ido con la izquierda (el progresista no puede ser triste ni aceptar que la vida sea una triste búsqueda de alegría) dejando el campo libre de la heterodoxia a quien quiera ocuparlo. Ahí están Manent, Brague, Finkielkraut y algunos -tampoco muchos- más.
Lo que me interesa resaltar se encuentra en la crítica que Manent dirige a René Girard. En ella se encuentra la idea, hoy más actual que nunca, de que el cristianismo tiene tendencia a pensar la igualdad entre el enemigo y el cristiano ("amad a vuestros enemigos") dando preferencia al enemigo. "Es lo que yo llamo la tendencia perversa del cristianismo". Esta tendencia transforma de manera apresurada e imprudente la proposición cristiana según la cual todos somos en un sentido igualmente pecadores, en una proposición política destructiva de toda la moralidad política, porque si todos somos pecadores, en último extremos no hay diferencias morales entre las causas humanas: "no hay diferencias de justicia, no hay diferencias de honor".
Los cristianos deben amar a sus vecinos sin confundir este amor con el pacifismo o la pusilanimidad, concluye Manent.
Tras escribir lo anterior me encuentro con unas recentísimas declaraciones del papa: "Si hablo de violencia islámica, tengo que hablar de violencia católica". Sin comentarios.
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El café de Ocata
El libro que Masoliver recomienda meter en la maleta (La Vanguardia, 31 de julio):
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El café de Ocata
"Una fácil vía de acceso a lo íntimo de la mentalidad del intelectual es su preferencia por los déficits. Se ha observado que tiene simpatía por las instituciones deficitarias, por las industrias nacionalizadas financiadas por la Hacienda pública, por los centros universitarios que dependen de subsidios y donaciones, por los periódicos incapaces de autofinanciarse. ¿Por qué? Porque sabe por personal experiencia que siempre que obra como piensa que debe obrar, no hay coincidencia entre su esfuerzo y la manera en que éste es acogido: Para expresarnos en lenguaje económico, el valor de mercado de la producción del intelectual es muy inferior al de los factores empleados. Ello se debe a que en el reino del intelecto una cosa verdaderamente buena es una cosa que sólo unos pocos pueden reconocer como tal. Puesto que la misión del intelectual es hacer comprender a la gente que son verdaderas y buenas ciertas cosas que antes no conocía como tales, encuentra una fortísima resistencia a la venta de su propio producto y trabaja con pérdidas. Cuando su éxito es fácil e inmediato, sabe que casi ciertamente no ha cumplido bien su función. Razonando sobre la base de su propia experiencia el intelectual sospecha que todo lo que deja un margen de beneficio se ha hecho no por convicción y devoción hacia el objeto, sino porque se ha podido encontrar un número de personas deseosas del mismo, suficiente para hacer rentable la empresa. (...) Su filosofía de los beneficios y de las pérdidas puede resumirse de esta forma: para él, una pérdida es el resultado natural de la devoción a algo que debe hacerse, mientras que el beneficio es el resultado natural del sometimiento a las opiniones de la gente."
Bertrand de Jouvenel, Los intelectuales europeos y el capitalismo.
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El café de Ocata
... un jour Colette me prit à part et me demanda laquelle de ces jeunes femmes je trouvais la plus attrayante. Très embarrassé, je balbutiais...Colette, devinant mon incompréhension, me dit quelque chose comme "il te faudrait être un homme". Je ne comprenais toujours pas. Et Colette entrepris mon éducation sentimentale"
Bertrand de Jouvenel, La vérité sur Chéri.
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El café de Ocata
Nada que tenga que ver con los dientes puede sorprendernos a los españoles. Al menos a los españoles que crecimos oyéndole cantar a Juanito Valderrama "me voy a hacer un rosario con tus dientes de marfil" o, simplemente, viendo cantar a Ana Belén.
Así que si Feijoo nos cuenta que "un soldado portugués, habiéndosele acabado las balas en la pelea, se arrancaba los dientes para cargar el mosquete con ellos y disparar a los enemigos”, pues nos encogemos de hombros y seguimos leyendo.
Y si en
Las andanzas y prodigios de Ben-Sirá nos enteramos de que este buen hombre, Ben-Sirá, nació sin que yaciera su madre con varón, que fue tan justo y tan sabio que nunca mantuvo ninguna charla vana ni se quedó dormido en la sinagoga, que nació con dientes y que al nacer le confesó a su madre que ambos tenían el mismo padre, decimos "¿y qué?".
Y si Claudio Eliano nos asegura que "el cireneo Euridamante ganó un combate de boxeo en el que el adversario le sacó los dientes y él se los tragó para que su adversario no se diera cuenta", ni nos inmutamos.
Pero por si alguien no dice "¿y qué?" sobre Ben-Sirá y quiere saber algo más sobre él:
Ben-Sirá IBen-Sirá II
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El café de Ocata
Dicen que la vida no tiene manual de instrucciones. Bien mirado, es una gran ventaja. Imagínense ustedes por un momento que las instrucciones de uso de la vida las redactara el mismo que redactó lo de arriba.
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El café de Ocata
"No tenemos miedo de decir esta verdad: El mundo está en guerra. ¿Por qué? Ha perdido la paz." -Papa Francisco.
¡Qué pruebas nos manda el Señor!
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Artículo en El subjetivo28.07.2016 Viena. 1918. Un comando de la Guardia Roja, dirigido por Egon Kisch, decidió ocupar la redacción de la Neue Freie Presse. El redactor en jefe de economía del diario, Paul Kisch, intentó hacerles frente hasta que, al verse impotente, le advirtió a Egon Kisch, que era su hermano: “Está bien, cederé a la fuerza bruta. Pero una cosa te digo, Egon, hoy mismo escribiré a mamá a Praga”. Pienso en esta anécdota y recuerdo a Camus, que se opuso al terrorismo porque su madre podría ser víctima de un atentado e, inmediatamente después, pienso también en todas esas madres musulmanas que ahora mismo se estarán preguntando qué será de su hijo en la remota Europa. Se me ocurre que podría considerarse fanático a todo aquel que respeta más su ideología que a su madre, pero no sé si todas las madres musulmanas estarían de acuerdo conmigo.
Estamos asistiendo al auge del terrorismo islamista en Europa justo cuando creíamos haber encontrado un principio no hipotético capaz de regir nuestra conducta como una ley moral autoevidente: “mi cuerpo es mío”. De aquí derivábamos, como corolario satisfecho, el derecho al goce incondicional de nuestra propiedad. Pero aún no habíamos tenido tiempo de acudir al registro para inscribir este nuevo derecho, cuando nos vemos obligados a reconocer, más perplejos que espantados –aún-, que ningún título de propiedad nos protegerá del fanatismo.
Jean-Marie Guyau Tuillerie sostenía que para medir nuestro valor personal, debemos preguntarnos por qué idea estaríamos dispuestos a dar la vida. Si no podemos encontrar ninguna es que somos incapaces de sobrepasar nuestra individualidad y aunque no haya llegado aún el fin de la historia, es probable que nos encontremos a las puertas del fin de nuestra historia. Lo cierto es que nos cuesta creer en verdades que no sean epidérmicas.
Decía Spinoza que no hay pensamiento más ajeno al hombre libre que el de la muerte. Nosotros, que aspirábamos a sentirnos propietarios libres de nuestro cuerpo, no acabamos de creernos lo que nos muestran las imágenes: cuerpos desamortizados por la fe ciega en un Dios desconocido y madres desconsoladas.
Quién quiera saber dónde y cuándo surge la idea moderna de libertad, que acuda a Flavio Josefo. Quien quiera saber dónde y cuándo surge la idea moderna de propiedad, que acuda a Locke.
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El café de Ocata
Cuando Javier Pérez Andújar publicó Los príncipes valientes, le escribí una reseña en La Vanguardia que ahora me parece oportuno recuperar.
Javier Pérez Andújar acaba de publicar Los príncipes valientes, una novela espléndida. No me detendré en sus méritos literarios, que doctores tiene la crítica, sino en lo que tiene de manifiesto existencial de una tierra de nadie, de un no lugar de Cataluña. Porque no todas las geografías sentimentales de Cataluña caben en los mapas oficiales. Los pobladores de este no lugar son, básicamente, los hijos de la emigración de los años cincuenta, obligados a construirse urgentemente un mundo propio con lo que tenían a mano. Como las señas de identidad son tan necesarias como los códigos genéticos a veces hay que conquistarlas, especialmente si se vive a oscuras, a zarpazos. Y lo que había disponible era, por una parte, la memoria desarraigada de los progenitores y, por otra, lo que se exhibía en el mercadillo de la cultura popularmente accesible.
Los protagonistas de Los príncipes valientes son, en primer lugar, el Besós y, en segundo lugar, dos niños que disfrutan del insólito don de saber ver lo que se les muestra espontáneamente y que, en consecuencia, aman el gesto humilde de nombrar, porque en su humildad descubren que se encuentra el milagro que salva lo cotidiano de su caída en la trivialidad. Son dos niños que aún no sospechan el precio que tiene que pagar por su inteligencia el que ha nacido en un barrio en el que la imperiosidad del trabajo sólo deja tiempo libre para las frases hechas. Pero el lector sí que sabe que los mismos padres que espoleaban a sus hijos hacia un día de mañana que pasaba inevitablemente por una larga peregrinación de pupitres y maestros, los empujaban hacia el desierto del desarraigo. Ganarse el día de mañana significaba para los hijos de aquellos emigrantes hacerse extraños a su propia familia y, por lo tanto, renunciar definitivamente al cobijo que les había ofrecido el barrio de su infancia. Se formó así en Cataluña una generación tan incapaz de volver al pasado como de habitar en el día de mañana, que siempre estaba por llegar, cuando no pasaba irremediablemente de largo. Javier, sin embargo, ha hallado la manera de hacer habitable esta tierra de nadie gracias a la literatura, elaborando, desde las orillas del Besós, una hermosísima confesión de que ha vivido. Sin proponértelo ha escrito El Jarama de unos catalanes con más geografías sentimentales que patrias y que por eso nunca tuvieron vergüenza de contemplarse a sí mismos en la superficie reflectante del río Besós. Más aún, como muestra de agradecimiento a este río y a una lengua que creció intempestiva en sus orillas, Javier ha desviado el curso del río, para permitir que desemboque en la historia de la literatura.
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El café de Ocata
Con este calor que hace, comprendo perfectamente al sibarita Mindíride, quien, según Séneca, al ver a uno que levantaba mucho la azada mientras cavaba, prohibió, entre quejas de cansancio, que se realizara este trabajo ante su vista (De ira).
Según Eliano, no se llamaba Mindíride, sino Esmindírides y cuenta que si bien un rasgo propio de todos los sibaritas era la voluptuosidad y la vida disoluta, Esmindírides los sobrepasaba a todos, pues "se acostaba sobre pétalos de rosa y se levantaba, tras dormir en ellos, diciendo que le habían salido ampollas por culpa del lecho".
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El café de Ocata
Cuando me invitaron de una importante ciudad catalana a hablar sobre la escuela de la República les advertí que si me invitaban a mi corrían el riesgo de oír cosas que nos les gustasen e intenté explicar por qué. Desgraciadamente creo que no me expliqué bien.
Comencé diciendo que, en sentido estricto, sólo podemos hablar de una vida escolar republicana hasta el 18 de julio de 1936. A partir de este momento, y como es perfectamente comprensible, Cataluña estaba sometida a una economía de guerra con prioridades claras. Además los maestros cambiaban con mucha frecuencia porque unos se iban al frente, otros eran purgados (a menudo tan arbitrariamente, que el ministro Manuel de Irujo protestó ante el consejero de cultura Antoni Sbert) y otros contrataban de manera irregular sustitutos para poder dedicarse a otras actividades mejor remuneradas. Añadamos que ningún profesor sabía a ciencia cierta cuántos alumnos tendría en clase al día siguiente. Piénsese en los miles de refugiados que llegaban a Cataluña y en las familias catalanas que optaron por el exilio.
Es indudable que existió en Cataluña un formidable movimiento de renovación pedagógica, pero no nace con la República, sino que es heredero de las experiencias pedagógicas que se ponen en marcha a principios de siglo y, especialmente, de la Mancomunitat. Lo que normalmente se entiende por "escuela republicana" es la herencia de la Mancomunitat. En esta herencia hay contenidos muy heterogéneos. Para comprobarlo basta con leer una conferencia impartida en abril de 1933 por una de las grandes renovadoras pedagógicas de la época, Concepción Sainz-Amor, titulada "La escuela italiana actual", en la que se ensalza el activismo pedagógico de la escuela fascista italiana diseñada por Giovanni Gentile, Ministro de Instrucción Pública de Mussolini. "Causa verdadero placer ver el entusiasmo con que se trabaja en estas escuelas", dice. "Lástima", añade, "que tengan una finalidad militarista". Algún día, por cierto, habrá que estudiar la influencia de Reale en la escuela activa.
Los conflictos educativos en el seno de la Cataluña republicana posterior a julio del 36, especialmente entre la UGT y la CNT estaban a la orden del día y ponen de manifiesto las divergencias políticas a la hora de interpretar el papel redentor de la escuela. Ahora bien, ni los anarquistas partidarios de la escuela racionalista (la de Ferrer y Guardia), ni los anarquistas partidarios de una escuela centrada en el desarrollo del sentimiento (la de Puig Elias) ni, mucho menos, el PSUC con su "escuela de pioneros" (¡que libro se podría escribir con las cartas que los pioneros le envían a André Marty!), dudaban que la escuela debía educar contra la familia. Eduardo Zamacois escribía en 1938: "Lo más beneficioso para la sociedad sería que el gobierno confiscara los niños recién nacidos, y no los volviera a sus padres hasta pasados quince años".
Frente a la escuela de Puig Elias, el PSUC se posicionaba de manera rotunda en Treball, su periódico, criticando el "prejuicio pequeñoburgués de creer que en la escuela todos los niños son iguales y que por medio de una educación amable todos los niños serán buenos".
Una nota más, y no la menos importante: la República no ayudó mucho a dignificar el sueldo de los maestros. Diferentes artículos de Solidaridad Obrera ironizan sobre "los cuarenta durillos del maestro" y aseguran que "en su casa no ha entrado aún la revolución, que bien pudiera ser un mendrugo de pan con que mitigar la miseria de este tan traído y zarandeado maestro" (5 de enero de 1937). Otro artículos aseguran que "el maestro de escuela no se ha redimido". Se le ofrecen grandes palabras mientras se le escatima el pan (30 de diciembre de 1937). En este punto, anarquistas y comunistas están de acuerdo. Leemos en Treball que "los maestros se encuentran en condiciones económicas muy inferiores a la del resto de la clase trabajadora".
En definitiva, que tuve poco éxito.
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El café de Ocata
Anja Salonen, 2016
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El café de Ocata
Revisando papeles me he encontrado con un poema de Miguel d'Ors y he recordado que lo sabía de memoria. Es éste:
La segunda mitad del siglo XX
funcionó por razones
que la Raison jamás conocerá.
Pero yo sí conozco algunos casos,
freres humains qui apres nous vivez:
Andrés se hizo fascista por profundos
motivos de peinado,
Yvonne marxista porque las milongas
de los Quilapayún, Pedro bakuninista
por Margarita, Plácido católico
por afición al órgano (en el mejor sentido),
Giambattista se hizo socialista
dicen que por la rima, Doña Pura
testigo de Jehová por una minipimer,
Juan y Pedro mormones por razones
de estricta sastrería.
Insondables abismos del organismo humano:
durante la segunda mitad del siglo XX
nadie fue calvinista por Calvino,
ni sartriano por Sartre, ni budista por Buda,
sino que por, o sea, que sentían
un no sé qué, que quedan balbuciendo
aquellos antropoides.
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10:43
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El café de Ocata
"Upstairs at the Rainbow they have just like one table. Me and David were sitting there, with a couple of other people. And to have all your friends look up and see you—that was cool. That was really cool. … Back in the hotel we were sitting around. I had to go to the bathroom, and David came in and he had a cigarette in his hand and a glass of wine. And he started kissing me—and I couldn’t believe it was happening to me, because there had been Roxy Music and J. Geils, but David Bowie was the first heavy. So we went to the bedroom and fucked for hours, and he was great.… I became very famous and popular after that because it was established that I was cool. I had been accepted by a real rock star". - Sable Starr, groupie. En Legs McNeil y Gillian McCain,
Please Kill Me, que pretende ser algo así como una historia oral del punk.
Iggy Pop le dedica a Sable Starr unos versos en su
Look Away (1996):
I slept with Sable when she was 13,Her parents were too rich to do anything,She rocked her way around L.A.,'Til a New York Doll carried her away…
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9:13
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El café de Ocata
"He oído decir que en Tebas está en vigor una ley que ordena a los artistas, tanto a pintores como a escultores, retratar favorecidos a sus modelos. La ley impone como multa una cantidad de mil dracmas para quienes los hayan pintado o esculpido desfavorablemente" - Claudio Eliano.
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El café de Ocata
"Ningún poeta trágico ha sido tan audaz ni tan desvergonzado que haya puesto en escena el degüello del coro."- Claudio Eliano
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El café de Ocata
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23:19
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El café de Ocata
Cuenta Claudio Eliano que un ateniense llamado Trasilo vivió una singular forma de locura. Un día abandonó Atenas y se instaló en el Pireo. Estaba convencido de que todos los barcos que entraban y salían del puerto eran suyos y se dedicaba a anotar sus nombres y su carga. Cuando uno regresaba cargado de productos extranjeros, Trasilo era el más feliz de los atenienses. Pasó muchos años viviendo de esta manera, hasta que un hermano suyo llegó de Sicilia y viendo su estado, lo llevó a un médico que lo liberó de su mal. Pero Trasilo a menudo se acordaba de cuando había perdido la cordura y en estos momentos se lamentaba diciendo que nunca había sido tan feliz como cuando vivía en el Pireo registrando el trafico marítimo.
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18:11
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El café de Ocata
"Cuando un león está enfermo -escribe Claudio Eliano-, nada le causa mejoría. El único remedio contra la enfermedad es devorar un mono." Se encuentran muchas afirmaciones de este tipo entre los antiguos. El mismo Eliano asegura que, según Aristóteles, el palomo no monta a la paloma hasta que la ha besado, "pues sin ese beso las hembras no permiten el comercio con el macho". Es decir, que ni tan siquiera los filósofos, que tienen por oficio cuestionarlo todo, actuaban en todos los casos con profesionalidad.
Sin embargo estas historias a mi no me resultan tan antiguas. Me recuerdan a mi infancia. A las cosas que contaban las mujeres mientras desgranaban maíz o habas o preparaban las morcillas de la matanza en el fuego de la chimenea. ¡Cuántas historias no habré oído yo en mi niñez sobre el "duende de Zaragoza"! Sin embargo las personas que creían en estas cosas no vivían en un mundo mítico. Eran perfectamente racionales en sus transacciones comerciales o en sus labores agrícolas y se daban unos a otros los consejos más sensatos cuando necesitaban ayuda o consuelo.
Tengo la sospecha de que todos reservamos una parte de la realidad, para mantenerla lejos del influjo de la lógica. Lo que ocurre es que si está lejos de la lógica, también está lejos de nosotros. Sólo resultará visible a nuestros hijos o nuestros nietos, que se reirán de nuestras cosas como nosotros nos reímos de las de nuestros abuelos.
Y ya que hablamos de cosas singulares, ya me dirán ustedes si no es singular el ranking de los países de procedencia de los visitantes de este café:
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El café de Ocata
Karl Marx sentía una profunda admiración por Charles Darwin. Estaba convencido de que sus obras eran complementarias. La historia natural de Darwin no sería sino la traducción natural de la lucha de clases que él había encontrado en la historia. Para dejar constancia de sus sentimientos, en 1873 le envió un ejemplar dedicado de
El Capital.
Darwin, que tenía un alto sentido de la cordialidad, le respondió inmediatamente con una nota de agradecimiento donde le decía que compartía su propósito de aumentar el conocimiento de la humanidad y, con él, la felicidad colectiva. Marx entendió que esta respuesta confirmaba su afinidad intelectual. Pero la realidad era otra: Darwin nunca leyó
El capital. Ni tan siquiera llegó a despegar las hojas del ejemplar que le envió Marx.
Ocho años más tarde, Darwin recibió a Edward Aveling -que vivía con una hija de Marx- en su casa, Down House. Aveling le pidió su apoyo y autorización para publicar un texto divulgativo sobre la selección natural titulado
The Students' Darwin.
Eveling, que era hijo de un pastor protestante, había perdido la fe leyendo
El origen de las especies y acudía a Darwin con la actitud propia del nuevo converso, plenamente convencido de que se encontraría con un científico naturalista que compartiría cada una de sus suspicacias contra la religión. Por eso se sorprendió mucho en encontrar a su ídolo en compañía de un defensor del creacionismo, el Reverendo Brodie Innes, que además resultó ser su mejor amigo.
Eveling no sabía que los dos amigos no estaban de acuerdo en casi nada. Sin embargo, aunque ambos comprendían que, por lógica, uno de ellos tenía que estar equivocado, un profundo sentimiento de la amistad les aconsejaba anteponer el valor humano de su relación al valor científico de la verdad sobre el origen de las especies. A mí esta actitud me parece un perfecto ejemplo de evolución cultural. A Eveling no, y dejó bien claro su vehemente ateísmo.
Darwin le respondió que él prefería considerarse agnóstico antes que ateo. "Un agnóstico -le replicó Eveling- es un ateo que no quiere perder la respetabilidad, mientras que un ateo es un agnóstico agresivo".
Después de unos segundos de silencio, Darwin le preguntó: "¿Y por qué hay que ser agresivo?".
Unos días después, Eveling recibió una nota de Darwin en la que le decía: "Siempre he evitado escribir sobre la religión, dedicándome a la ciencia. Me predispone a evitar atacar directamente a la religión el deseo de evitar cualquier dolor a los miembros de mi familia. Siento rechazar su petición pero yo soy viejo y mis fuerzas son cada vez menores y revisar y corregir textos me fatiga mucho". Era una manera elegante de decirle que no compartía su actitud ni ante la ciencia, ni ante la vida.
Hay que añadir que no todos los clérigos anglicanos eran amigos de Darwin. Con ocasión de un debate sobre la teoría de la evolución se enfrentaron Thomas Huxley (el creador del término "agnosticismo", que representaba a los darwinianos) y el obispo de Oxford Sam Wilberforce (representando a los antidarwinianos). En el momento culminante de su polémica, el obispo le espetó a Huxley: "Desciende usted del mono por parte de su abuelo o de su abuela?" Huxley, airado, le contestó: "Más vale descender de un mono que de alguien que utiliza argumentos como los suyos".
A propósito de Darwin:
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El café de Ocata
Ferran Sáez Mateu publica hoy en el ARA un artículo titulado
Aquell juliol de fa 80 anys, del que traduzco algunos párrafos.
"Aunque hoy resulte sorprendente, o incluso incomprensible, muchos de los que vivieron la rebelión facciosa del 18 de julio de 1936 recuerdan que, una vez pasada la incertidumbre generada por la noticia y la angustia de los primeros disparos, se generó un clima extraño de excitación que, al menos en ciudades como Barcelona o Madrid, parecía casi festivo. Es probable que pensaran que la aventura de los sublevados duraría cuatro días, y que, incluso, era una buena oportunidad para pasar cuentas con elementos que consideraban hostiles a la República. En las calles de una Barcelona llena de pintadas y carteles se podían leer consignas anarquistas como "Fuera el militarismo! Todos al frente!" Se publicó también el manifiesto libertario
Organización de la indisciplina. El escritor -y en ese momento, político- Jaume Miravitlles recibió una carta de Salvador Dalí desde París en la que el pintor le proponía la creación de un nuevo departamento de la Generalidad llamado "Organización Irracional de la Vida Cotidiana" (! ?). Miravitlles le contestó, simplemente, que no era necesario ...
Estas historias delirantes, pero del todo reales, las pueden encontrar en
El cielo prometido. Una mujer en el Servicio de Stalin (Ariel), del escritor, pedagogo y colaborador del ARA Gregorio Luri. El libro se publicó hace sólo un par de meses y es, en muchos sentidos, un ensayo histórico extraordinario. Sirve para comprender cómo era el ambiente de la Cataluña urbana de hace apenas 80 años, evidentemente, pero no se limita a esto. De hecho, constituye una biografía y una disección psicológica de una mujer que ha pasado a la historia por ser la madre del asesino de Trotski, Ramón Mercader. Caridad Mercader nació en Cuba y se crió en Barcelona, en el seno de la altísima burguesía. Su trayectoria vital fue a la vez absurda y fatalmente coherente. Es exactamente esta profunda contradicción la que Luri analiza de manera magistral, partiendo de fuentes directas y, en la mayoría de los casos, rigurosamente inéditas.
¿Qué podía impulsar una joven de buena, culta y atractiva, a defender el totalitarismo de Stalin hasta el final de su vida? No olvidemos que, aparte de ser la madre de quien terminó abriendo el cráneo de Trotsky a golpes de piolet, tuvo un papel muy relevante durante la Guerra Civil, dentro y fuera de Cataluña y de España, y que continuó su activismo en el exilio hasta el final. No olvidemos tampoco que, de joven, no fue una obrera textil o algo por el estilo, sino una ociosa amazona rodeada de grandes burgueses y aristócratas. Es probable que incluso muchos años después de la guerra Caridad Mercader asumiera misiones en pro de la causa soviética "de las que exigen mantener cerca el dedo del gatillo de la pistola", en palabras de Luri. Visto con perspectiva, es probable que aquel julio de 1936, hace apenas 80 años, fuera uno de los grandes puntos de inflexión de la bien o mal llamada Era de las Ideologías, es decir, del trágico siglo XX. No es ninguna exageración afirmar que fue el preludio siniestro de la Segunda Guerra Mundial: una especie de campo de entrenamiento del totalitarismo de derechas alemán e italiano, aliado de Franco, y del totalitarismo soviético, aliado de la República. Después de 1945, esta condición dramáticamente ambigua condenaba España a permanecer en el limbo del tablero internacional, así como a 40 años de dictadura.
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El café de Ocata
Los toros en la sangre
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El café de Ocata
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El café de Ocata
¿Alguien podría darme alguna noticia de Darío y María?
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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“En el momento en que la disyuntiva quedó planteada, a partir de junio de 1937, entre Partido Comunista al servicio de Moscú, o los militares reaccionarios, pero españoles, el desenlace de la guerra civil estaba predestinado”. - Maurín
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El café de Ocata
Artículo aparecido el sábado en el diario ARA.
En un artículo de 1908 titulado
A neglected argument for the reality of god, Charles Sanders Peirce hablaba de la existencia de "tres universos de la experiencia":
- el de las meras ideas (su ser consiste en ser pensado)
- el de las cosas y hechos
- el de las relaciones entre ideas y cosas.
Los seguidores de Peirce dieron a este tercer universo el nombre de “universe of inbetweenesses”, es decir, el “universo de entrambos”. Comprende todo aquello que es capaz de establecer conexiones entre diferentes objetos, especialmente entre objetos de diferentes universos. Peirce parece pensar especialmente en los signos en tanto que son intermediarios entre un objeto y una mente.
Podríamos ver la transferencia como el desarrollo de este tercer universo. Peirce sugería tres tipos de ejercicios que favorecerían este desarrollo:
- Los que permiten discernir entre cualidades. Para razonar bien hay que ser capaz de encontrar las similitudes y diferencias cualitativas entre dos o más objetos o ideas. Las diferencias ayudan a identificar a los individuos de un grupo y las similitudes a establecer diferentes grupos de individuos (diferentes clases de cosas). El análisis de las diferencias es, en definitiva, el razonamiento deductivo y el de las similitudes, el inductivo.
- Los que ayudan a entender las relaciones entre un signo y su contexto y, por lo tanto, a diferenciar también entre ambos.
- Los de análisis, que permiten clasificar y establecer taxonomías, hallar las relaciones estructurales entre las partes y el todo y entender las relaciones sistémicas (el movimiento por el espacio y el tiempo de procesos y estructuras).
Los estudios sobre la transferencia insisten en que, para que ésta sea posible, los alumnos deben ser conscientes de que se encuentran en una situación en la que algo que ya saben debe ser utilizada de otra manera, pero no de cualquier manera, sino de la adecuada al nuevo contexto del problema. Deben darse cuenta de lo que saben y entender que eso que saben puede ser utilizado de maneras que aún no saben. Pero esto es más fácil de decir que de hacer. Parece ser que cuanto más dependiente es un nuevo aprendizaje del contexto en que ha sido aprendido, más improbable es su transferencia a un nuevo contexto. La transferencia nunca debe darse por supuesta. A veces lo que un niño sabe hacer en la escuela no lo sabe hacer en la calle o, al revés, lo que sabe hacer en la calle no lo sabe hacer en la escuela.
El profesor puede programar ejercicios que exijan la transferencia, pero lo que no puede hacer es garantizar su aparición en todos los casos y en todos los alumnos.
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El café de Ocata
Demetrio de Falero, político y filósofo ateniense formado en la escuela peripatética, escribió lo siguiente: "Con frecuencia gastamos lo que tenemos en la mano para conseguir lo que no podemos ver; de esta manera no obtenemos lo que nos proponemos, pero desperdiciamos lo que tenemos. Este proceder parece un enigma".