[rtve.es] |
Y no se trata únicamente de un producto estadounidense. Hace 10 años fue tristemente famoso en nuestro país el crimen del rol. Las siguientes son unas declaraciones extraídas del diario de uno de los criminales:“Algo me atrae hacia Mary. Representa precisamente lo que me impulsa a cometer esos crímenes. Es altiva, algo desdeñosa. Veo a una joven, ni bonita ni fea. Una californiana. Y se muestra distante conmigo. Mary es experta en autoestopismo. No quería subir al coche cuando me detuve, pero yo había perfeccionado una técnica infalible. Miro siempre mi reloj, con el aire de alguien que se dice: “¿Tengo tiempo de detenerme?”. Es increíble lo bien que esto funciona. Mary sube con su compañera. La observo por el retrovisor y ella me mira a los ojos. Llevo gafas de sol que no son totalmente opacas. Nuestras miradas se cruzan y en vez de preguntarme por qué la miro y de decirme que sería mejor que me detuviera para dejarlas apearse, continúa examinándome. Eso es parte del juego. Era parte de mis fantasías eso de recoger autoestopistas para matarlas, pero hasta entonces siempre había ido aplazando la realización. Maldigo mi debilidad. Me digo que debo decidirme a actuar. Es algo así como la ruleta rusa, excepto que no arriesgo mi vida. Flirteo constantemente con el peligro, es excitante. Sé que si saco mi arma tendré que matarlas. No puedo dejarlas escapar. Demasiado peligroso. Mary me hace caer en el crimen a causa de su refinamiento, de la distancia que establece entre nosotros. No puedo soportarlo”.
La actitud de este personaje durante el juicio resultó acorde con estas palabras. Fue hallado culpable, naturalmente.“El asesinato debió durar ¡20 minutos! ¡joder! ¡qué timo el de las películas y libros, macho! Nos lavamos bien, decidimos tirar mis pantalones (también se habían manchado), brindamos, nos felicitamos, nos reímos, y me fui para mi casa, donde me cambié de pantalones y metí los viejos en una bolsa, que escondí en un cajón. Mis sentimientos eran de una paz y tranquilidad espiritual total: me daba la sensación de haber cumplido con un deber, con una necesidad elemental que por fin era satisfecha. Me sentí alegre y contento con mi vida, desde hace un tiempo repugnante”.
El Roto |
Aristòtil |
(1) Sorprende cómo la opinión o el prejuicio extendido puede también con el gran genio, cómo un atento observador, de método de naturalista, sostuviese sobre la mujer ideas como la de que tenía menos dientes que el varón, o que si se miraban a un espejo durante la menstruación éste se teñía de rojo. Por otra parte, es conocida la teoría de De generatione animalium de que la mujer sólo es causa material de la generación, siendo el varón la causa formal, eficiente y final. Según esto, la mujer sería tan sólo un instrumento del hombre para la generación.
Maite Larrauri |
Émile Durkheim |
El duelo a garrotazos by Goya |
forges |
De momento, quisiera tan sólo entender cómo pueden tantos hombres, tantos pueblos, tantas ciudades, tantas naciones soportar a veces a un solo tirano, que no dispone de más poder que el que se le otorga, que no tiene más poder para causar perjuicios que el que se quiera soportar y que no podría hacer daño alguno de no ser que se prefiera sufrir a contradecirlo.
Pero, ¡oh, Dios mío!, ¿qué ocurre? ¿Cómo llamar ese vicio, ese vicio tan horrible? ¿Acaso no es vergonzoso ver a tantas y tantas personas, no tan sólo obedecer, sino arrastrarse? No ser gobernados, sino tiranizados, sin bienes, ni parientes, ni mujeres, ni hijos, ni vida propia. Soportar saqueos, asaltos y crueldades, no de un ejército, no de una horda descontrolada de bárbaros contra la que cada uno podría defender su vida a costa de su sangre, sino únicamente de uno solo?
Son, pues, los propios pueblos los que se dejan, o, mejor dicho, se hacen encadenar, ya que con sólo dejar de servir, romperían sus cadenas. […] Pero ¿es que no está claro? Si, para obtener la libertad, no hay más que desearla; […] Los hombres sólo desdeñan, al parecer, la libertad, porque, de lo contrario, si la desearan realmente, la tendrían. Actúan como si se negaran a conquistar tan precioso bien únicamente porque se trata de una empresa demasiado fácil.
Si la naturaleza ha procurado por todos los medios conformar y estrechar el nudo de nuestra alianza y los lazos de nuestra sociedad; si, finalmente, ha manifestado en todas las cosas el deseo de que estuviéramos, no sólo unidos, sino también que, juntos, no formáramos, por decirlo así, más que un solo ser, ¿cómo podríamos dudar de que somos todos naturalmente libres, puesto que somos todos compañeros?