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El café de Ocata
Louis-Sébastien Le Nain de Tillemont (1637-1698) escribió una Histoire des empereurs et des autres princes qui ont régné durant les six premiers siècles de l'Église, dedicando un capítulo al emperador Juliano que titula de esta manera: "La Corte de Juliano se llenó de filósofos y hombres perdidos". Esa conjunción copulativa duele. Pero el dolor se convierte en herida cuando uno se entera de lo que el gran Gibbon dijo sobre este título: "resulta enojoso no poder contradecir su exactitud".
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El café de Ocata
Si nos tomamos en serio las competencias, cuanto más valor otorguemos al saber hacer, más nítidamente se nos pondrá de manifiesto lo que Sennett llama el “fantasma de la inutilidad”, es decir, el alumno incompetente.
La escuela del saber podía suspender a un alumno por un conocimiento deficiente en matemáticas, sin por eso suponer la incompetencia del alumno para desenvolverse en la vida.
La escuela del saber cómo, a pesar de que asegura que no quiere que ningún alumno se quede atrás, les está diciendo a los que no adquieren las competencias mínimas que lo tendrán realmente chungo en la vida.
La escuela del saber pretendía ofrecerle al alumno ciencia, es decir, un orden en sus conocimientos (la ciencia, al fin y al cabo, es el conocimiento organizado) y para ello necesitaba de la teoría y de las asignaturas.
La escuela del saber cómo pretende ofrecerle al alumno sabiduría, es decir, una organización de su vida (la sabiduría no es otra cosa que la vida organizada) y para ello cree poder prescindir de la teoría y de las asignaturas.
La escuela del saber sabía que ella no era la vida, que un alumno pasa en la escuela en torno a un 12% de su tiempo en primaria y un 15% en secundaria; que aprendemos a vivir la vida viviéndola en diferentes ámbitos (el de hijo, el de nieto, el de hermano, el de amigo, el de vecino, el de alumno...) y que en cada uno de ellos aprendemos algo relevante precisamente porque vivimos de una manera específica nuestra relación con nosotros mismos y con los otros. Se podía fracasar en la escuela sin por ello fracasar en el resto de ámbitos en los que se movía el alumno.
La escuela del saber cómo se presenta orgullosamente como la educación para la vida y, por lo tanto, fracasar en ella viene a ser una condena a muerte... mejor dicho: vendría a serlo si la escuela del saber cómo no se viera obligada, para no ponerse en ridículo a sí misma, a bajar continuamente el listón de las competencias mínimas.
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El café de Ocata
Emil Cioran (1911-1995) escribe en Écartèlement: "Mientras preparaban la cicuta, Sócrates estaba aprendiendo a tocar una canción con la flauta. "¿Para qué te servirá esto?", le preguntaron. "Para saber tocar esta canción antes de morir." Si me atrevo a recordar esta respuesta, tan trivializada por los manuales, es porque me parece que muestra la única justificación seria de cualquier deseo de conocer, tanto se produzca en el umbral de la muerte o en cualquier otro momento".
Esta justificación seria es exactamente lo que el actual discurso de las competencias nos oculta. Las competencias ignoran el valor de lo no competencial y, por lo tanto, ignoran que el deseo de saber por el saber es el principal atributo del hombre libre. Es fácil percatarse de que este deseo ha desaparecido -ha sido esterilizado- cuando un alumno levanta la mano para preguntar "¿Para qué sirve esto?", refiriéndose a cualquier conocimiento que el profesor intente hacer visible ante los ojos de su inteligencia. Es posible, incluso, que la mayoría de nuestros alumnos, estimulados a aprender a aprender, sea incapaz de entender el significado del saber por el saber, pero si en una clase hay un alumno, sólo uno, que sea sensible al valor del saber no instrumental, deberíamos preservarle esta sensibilidad como un tesoro, porque significa que en clase tenemos un potencial hombre libre.
La teoría de las competencias ve al hombre exclusivamente como "homo habilis" o como "homo faber", es decir, como el animal tecnológicamente más desarrollado (las competencias son tecnologías intelectuales). Pero sólo si lo observamos desde su capacidad para la teoría (para la contemplación o el disfrute gratuito de lo que ve o hace), estaremos en condiciones de comprender su singularidad.
Se mire como se mire, la teoría de las competencias prioriza -cuando no absolutiza- el "know how" sobre el "know that", lo cual estaría muy bien si todo aprendizaje fuera similar al requerido para andar en bici. Pero no lo es.
Vaya usted por los centros educativos y pregunte cuántos de los que hacen programaciones por competencias consideran que el “knowledge-that”, es decir, el mero conocimiento proposicional es relevante.
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El café de Ocata
En uno de los capítulos de
El huerto de Epicteto (1906) cuenta Antonio Zozaya su utopía. Se trata de un futuro en el que la inteligencia y, sobe todo, el arte y el genio, habrán sido socializados, de manera que ya no habrá escritores famosos porque todo el mundo será un gran escritor. "No habrá Homeros", dice, "ni Apeles ni Fidias". "No habrá grandes estatuas, ni lienzos, ni en los nuevos cantos geórgicos sonará rumor fresco de manantiales y crujido de ondulantes espigas; cada cual será artista de su propio vivir, y el universo entero se llamará pinacoteca". En ese mundo serán "imposibles los Sócrates".
Al superhombre le corresponderá la superhembra y "el gusto, la gracia, la majestad del coro hará imposibles las protagonistas memorables, Frinés y Aspasias, Medeas y Andrómacas".
Me ha divertido la lectura de esta idea pero, tras leerla, me he dado cuenta de que, en cierta manera, este es el sueño nunca explicitado, pero no por ello menos real, de la nueva pedagogía: socializar el arte y el genio mediante la difusión de la buena nueva de que cada uno -cada uno de los seres humanos que poblamos el mundo- tiene su propia vía hacia la excelencia y que, por o tanto, todos podemos ser excelentes. Quizás nuestras excelencias sean distintas, de acuerdo con nuestra específica inteligencia, pero ninguna será superior a la otra. Todos seremos iguales porque seremos igualmente diferentes.
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El café de Ocata
El 7 de diciembre de 1910, cuando se consideraba liberal, Ramiro de Maeztu leyó una conferencia en el Ateneo de Madrid de la que extraigo esta joya: "Ya no hay para nosotros más camino que el de estudiar, primero, y el de enseñar, después; el de enseñar hasta que una vida de trabajo sea más entretenida que una vida de ocio y de murmuración. Y como el camino es infinito, no tenemos derecho, ni a dejar que nos canse la resistencia ajena, ni a cansarnos nosotros".
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El café de Ocata
"La naturaleza es justa: si te acorta una pierna, te alarga la otra"
- Wilhelm Szilasi.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Una de las ventajas que me ha traído la edad es la autorización incondicional para leer lo que se me antoje y cuando se me antoje, incluyendo el permiso para abandonar el libro que tengo entre las manos si veo que no hace nada por retenerme a su lado, porque hace tiempo que renuncié a pretender estar a la última. Así que ya no me sorprendo si de Maistre (
Sobre la soberanía popular,
Ensayo sobre el principio generador de las constituciones políticas) me parece que explica mucho mejor las claves del presente que Zygmunt Bauman (su
Retrotopía se me caía continuamente de las manos por su abuso de los tópicos de la corrección política) o si llego a la conclusión de que
El villano del Danubio de Fray Antonio de Guevara -consejero de Carlos I, quien por cierto, leyó con suma atención el manuscrito- es la primera exposición de la imagen del buen salvaje. Creo, incluso, que debemos hablar, sin complejos de la Ilustración española del siglo XVI. La suerte ha querido que coincida esta edad mía en la que duermo poco, apenas ojeo la prensa y casi no veo televisión, con la fortuna de Internet y sus caladeros de maravillas. Esta mañana he encontrado esta joya en
The New Yorker que me permite comprobar, de nuevo, la actualidad de los clásicos:
A FATHER’S FINAL ODYSSEYBy Daniel Mendelsohn
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El café de Ocata
Me envía mi amiga Tania Díaz Castro esta reseña que ha escrito de
El cielo prometido para CubaNet, con su vehemencia habitual. La ha titulado "El último gran crimen soviético pudo ser Ramón Mercader".
Tania Díaz Castro, hace pocos días, en Cuba.
La historia de la diabólica familia de los Mercader, desconocida para los cubanos, aparece en todos sus detalles en el libro del español Gregorio Luri:
El cielo prometido, una mujer al servicio de Stalin, algo que nos confirma una vez más que la dictadura castrista ha sido siempre refugio de todo aquel que profesa su misma ideología, aunque sea un asesino.
Este escritor español dedicó más de veinte años en terminar de escribir una de las historias más sórdidas del siglo XX: el asesinato de Leon Trotski, perpetrado por el catalán Ramón Mercader, con la ayuda de Caridad, su diabólica madre cubana, diplomática en los años sesenta en la Embajada de Cuba en París
Seguro de que salvaba el comunismo soviético, un 20 de agosto de 1940 Mercader hundió un hacha de alpinista en el cráneo del viejo político ruso, desterrado en México, por encargo de José Stalin, quien hizo todo lo posible por desaparecer a su gran rival y enemigo, un crimen que forma parte indisoluble de sus decenas de miles de muertos, y que aún así sigue siendo fuente inspiradora de gobiernos como el de Cuba y otros.
En más de una ocasión, Raúl Castro ha dicho que en su presencia, no se puede hablar mal de Stalin.
Ramón Mercader fue condenado a veinte años de cárcel, mientras su madre luchaba su fuga. Pero Mercader cumplió hasta el último día su castigo y fue puesto en libertad el 6 de mayo de 1960, para trasladarse a La Habana, donde permaneció varios días, coincidiendo, cosa curiosa, con Yuri Paporov, agente de la KGB y agregado de prensa de la extinta Novosti.
La investigación de Luri sobre Mercader, la más completa con la que contamos hoy, nos ha permitido conocer a fondo el papel que jugó la dictadura castrista en toda esta historia. Los oscuros vínculos que existieron entre los hermanos Castro, Caridad y el asesino, todo muy bien oculto durante más de medio siglo por la prensa nacional y los historiadores oficialistas, nos hace pensar que muchas otras cosas podemos descubrir, que siguen flotando en el aire por su mal olor.
Por ejemplo, la visita inesperada de Leonid Ilich Bréznev, jefe de la KGB soviética, cuando arribó a La Habana el 28 de enero de 1974 para reunirse con Fidel y Raúl Castro, un poco antes de la llegada de Mercader a Cuba, cuando en Moscú, el mismo Bréznev había aprobado al fin su solicitado regreso a la isla desde 1968.
Lo que hablaron sobre el asesino de Trotski los políticos aquellos días, nunca se supo. Mercader siempre estuvo vigilado por agentes del Ministerio del Interior y además, estaba pronto a morir. El Kremlin sabía el tiempo que le quedaba de vida. En una fiesta de la KGB, en el treinta aniversario de la victoria soviética contra los nazis, había recibido como regalo un reloj pulsera radioactivo, para producirle cáncer de hueso.
Fidel Castro lo recibió como un huésped de honor, aunque en Cuba jamás exhibiera en su solapa la Orden de Héroe de la URSS. Obtuvo una residencia en la lujosa zona de La Puntilla de Miramar, a pocos metros de la playa y allí vivió, aunque poco tiempo, en compañía de su esposa e hijos adoptivos, hasta morir, el 18 de octubre de 1978.
Lo vieron en múltiples oportunidades los amigos que tuvo: el viejo presidente del Partido Socialista Juan Marinello, Nicolás Guillén, quien le dedicó un poema, el cineasta Tomás Gutiérrez Alea y otros.
En Cuba lo atendió el oncólogo Zoilo Marinello, un hombre que por su comprometida trayectoria política, se vio obligado a callar el origen de la enfermedad mortal de Mercader. Murió en 1990 y ha recibido numerosas condecoraciones póstumas no sólo en las ciencias, sino como defensa de la Patria y el comunismo internacional.
Unos días antes de morir Mercader, llegó a La Habana Santiago Carrillo, el hombre que siendo presidente de la Juventud Comunista de España en 1936, había participado en la matanza de miles de españoles anticomunistas, en la localidad de Paracuellos, cerca de Madrid, enterrados en grandes fosas cavadas por las mismas víctimas.
Mercader pidió ver a su gran amigo. Quería rogarle morir en Barcelona, su tierra natal. Pero Carrillo se negó a verlo. El cadáver de Mercader fue trasladado rápidamente a Moscú, donde no quería ser enterrado y donde se puede saber la prueba del crimen.
Santa Fe, abril 2017
Libro consultado:
El cielo prometido, Una mujer al servicio de Stalin, de Gregorio Luri, Editorial Planeta, S.A. Barcelona, 2016, primera edición. Enviado como cortesía a Tania Díaz Castro, periodista de CubaNet.
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El café de Ocata
Esta mañana al levantarme y notar que no me seguía Bacallà Salat para pedirme alguna cosa, he comprendido que tenía toda la razón del mundo Unamuno cuando aseguraba, en su
Elegía a la muerte de un perro, que no estaba dispuesto a ir al cielo si no se encontraba allí con su perro.
...
Sus ojos mansos
no clavará en los míos
con la tristeza de faltarle el habla;
no lamerá mi mano
ni en mi regazo su cabeza fina
reposará.
Y ahora, ¿en qué sueñas?
¿dónde se fue tu espíritu sumiso?
¿no hay otro mundo
en que revivas tú, mi pobre bestia,
y encima de los cielos
te pasees brincando al lado mío?
...
Allá, en el otro mundo,
tu alma, pobre perro,
¿no habrá de recostar en mi regazo
espiritual su espiritual cabeza?
La lengua de tu alma, pobre amigo,
¿no lamerá la mano de mi alma?
...
Moriste con tus ojos
en mis ojos clavados,
tal vez buscando en éstos el misterio
que te envolvía.
Y tus pupilas tristes
a espiar avezadas mis deseos,
preguntar parecían:
¿Adónde vamos, mi amo?
¿Adónde vamos?
El vivir con el hombre, pobre bestia,
te ha dado acaso un anhelar oscuro
que el lobo no conoce;
¡tal vez cuando acostabas la cabeza
en mi regazo
vagamente soñabas en ser hombre
después de muerto!
¡Ser hombre, pobre bestia!
Mira, mi pobre amigo,
mi fiel creyente;
al ver morir tus ojos que me miran,
al ver cristalizarse tu mirada,
antes fluida,
yo también te pregunto: ¿adónde vamos?
...
Descansa en paz, mi pobre compañero,
descansa en paz; más triste
la suerte de tu dios que no la tuya.
Los dioses lloran,
los dioses lloran cuando muere el perro
que les lamió las manos,
que les miró a los ojos,
y al mirarles así les preguntaba:
¿adónde vamos?
Ayer descubrí que mi finitud consciente era incapaz de soportar la finitud inconsciente de los ojos sin vida de un animal.
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El café de Ocata
Permitidme que os cuente algo muy íntimo.
Hoy he tenido que sacrificar a nuestra gata, Bacallà Salat. Padecía una enfermedad que se ha complicado gravemente en las últimas horas y hemos decidido ahorrarle sufrimientos innecesarios.
Y la casa se nos ha quedado vacía de repente.
Ya no tendremos que gritarle porque nos destroza los sofás o porque se sube a la mesa mientras comemos o porque se mete en nuestra cama cuando tiene frío o por su manía de beber agua de la ducha o por sus maullidos tan espectaculares, por los celos que sentía de nuestros nietos, por su insistencia en pasearse por el teclado del ordenador cuando yo estaba escribiendo alguna cosa urgente, por...
Ya no tendremos que lamentar la cantidad de pelo que dejaba por todas partes, ni que se pase a la terraza del vecino a mear en sus macetas.
Me la encontré un día por casualidad al bajar del coche. Casi la piso. Era una gatita de pocas semanas, abandonada, sucia, enclenque, enferma. Como me había jurado a mí mismo no volver a tener animales domésticos después de que se nos muriera una perra que habían crecido junto a nuestros hijos, decidí no hacerle caso y la dejé junto al coche. Pero horas después me la encontré a mis pies en el instituto en el que trabajaba entonces, el IES Thalassa de Montgat. No sé cómo consiguió entrar ni menos aún cómo hizo para localizarme, pero el hecho es que una cosa es pasar de largo ante una gata abandonada y otra desembarazarte de una gatita que ha venido a buscar cobijo entre tus pies.
Recuerdo perfectamente la cara de sorpresa que pusieron mi mujer y mis hijos cuando la traje a casa.
Siempre tuvo un genio considerable. En el veterinario la temían. No dejaba entrar en casa a extraños, si la contrariabas protestaba de manera airada y le costó mucho ir aceptando a nuestros nietos (con el pequeño aún tenía sus más y sus menos).
Pero estaba ahí con un estar ahí que es imposible de explicar a quien no se haya quedado nunca atrapado por la mirada de un gato ni haya sentido nunca sus neurosis deshacerse en su ronroneo.
Sus dos últimas fotos, esta misma tarde, en el veterinario:
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9:23
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El café de Ocata
Dos apuntes de Dionisio Ridruejo sobre Soria, escritos a finales de los años 60 en esta entrañable guía:
1) Sobre la Soria de Machado: "Su criticismo progresista, su patriotismo crítico, le llevará a convertir a Soria en el paradigma extremo de la España menoscabada, sumergida bajo un peso altisonante y debatiéndose por romper 'hacia la vida' con la pesadumbre de sus tierras desnudas y de su resignación, tan mineral como la entraña de estos páramos".
2) He señalado ya varias veces en este Café de Ocata que Soria está por encima de Finlandia en los resultados de PISA. Ridruejo me ha dado la clave del asunto: "En las estadísticas que se daban ya a principios de siglo Soria aparecía con la cota más baja del analfabetismo nacional. Solo un 4% de sus habitantes -algunos de los cuales vivían en el aislamiento y la pobreza más estrictos- carecían de instrucción primaria, esto es, de voluntad de saber frecuentemente heroica. Pocas provincias españolas -incluso entre las bien dotadas- otorgan a la escuela el respeto que hemos conocido en Soria. El Burgo de Osma sólo tiene un monumento público, y éste no está dedicado a ningún héroe, mecenas o personaje poderoso, sino a un maestro de escuela. Es un modesto monolito rosa, de piedra de Sepúlveda, un busto labrado por un escultor o cantero acendradamente humanista". En nota a pie leo que "el escultor es Emiliano Barral, y la obra está dedicada al maestro Victoriano Corredor Gómez."
Una cosa más: este libro de Ridruejo me lo regaló mi buen amigo Borja Lucena Góngora, alma del Círculo Filosófico Soriano.
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El café de Ocata
En realidad la resurrección de Jesús es una invitación a nacer de nuevo.
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El café de Ocata
Sábado Santo, San Nihilismo.
El sepulcro ha sido cerrado. El sagrario está abierto y vacío.
Dios ha muerto sin necesidad de esperar a que llegara Nietzsche a certificarlo.
El silencio es real. Este sábado sólo es santo para quien se atreva transitar por esta realidad.
No se trata de un silencio elegido para facilitar la meditación, sino de un silencio impuesto, desolador. Es el desierto del alma.
Las últimas palabras de Jesús resuenan en nuestros oídos: "¿Por qué me has abandonado?"
"Consummatum est".
No hay luz ninguna. Lo que resplandece es la oscuridad: "Fulget crucis mysterium."
Este sábado la fe se queda sin fundamento.
"Y ninguno le dijo una palabra, porque veían que el dolor era muy grande" (Job. 2, 13).
No es el de hoy un reposo sabático, sino la constatación de que ni la duda ni, incluso, la negación son ajenas al cristianismo.
"¿Por qué me has abandonado?"
Luego, ha sido abandonado.
Luego, hemos sido abandonados.
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El café de Ocata
"Ha sido muy gracioso por la tarde que iba por la calle y ha comenzado a llover. Como llevaba la capa parva sobre la sotana me he puesto la capucha. Esta capa pequeña (no un mantello) me la hicieron las monjas para Roma por si llovía. Entonces me he cruzado con un grupo de jóvenes con chupas de cuero y aspecto de rockeros, y uno de ellos me ha dicho con toda sinceridad:
- Qué sepas que tu rollo me mola muchísimo.
Lo ha dicho con tal convicción que me he acordado de todos aquellos curas setenteros que siempre siguen repitiendo el viejo estribillo de que estas cosas no conectan con los jóvenes".
Del blog del Padre Fortea
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El café de Ocata
El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española. Medio país estaba ilusionado; el otro medio, asustado. Y mil comunistas estaban... en fuera de juego. A ellos la «república burguesa» les sabía a poco. No se conformaban con nada que no fuera una república soviética. «¡Muera la República burguesa! ¡Viva la República soviética!», proclamaban las pancartas del poco más de medio centenar de comunistas barceloneses que se congregó en la plaza de España para hacer visible su desacomplejada disonancia con la alegría colectiva. El dibujante Helios Gómez se subió a la fuente del centro de la plaza con la intención de defender la postura de los comunistas, pero en cuanto comenzó a decir que no se podía admitir una república burguesa, le dieron una paliza. En Madrid, un grupo semejante se manifestó en la Puerta del Sol gritando: «Todo el poder para los soviets», a pesar de que no había ni un solo soviet en España, ni la gente sabía qué era eso de los soviets. No está muy claro qué querían exactamente los españoles en abril del 1931, pero los españoles republicanos lo que querían era que todo el poder fuera para la república.
De El cielo prometido.
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El café de Ocata
En septiembre 2015 mi amiga B. me aconsejó en París -cerca de la casa en la que había vivido Caridad Mercader-, la lectura de una escritora de la que no había oído hablar hasta aquel momento, una tal Svetlana Alexievich. Quedé tan impresionado con
La fin de l'homme rouge que sólo pude escribir un comentario breve en este Café preguntándome qué demonios habíamos estado entendiendo por libertad. Poco después le dieron el Premio Nobel. La crítica, sorprendida, no sabía qué decir de esta desconocida.
En diciembre del 2015, B. me envió un librito que leí más que de un tirón, de un desgarro,
Le météorologue, de Olivier Rolin. En este caso escribí algo más: "Trata de la pasión y muerte de Alexei Feodosiévich, uno de los primeros meteorólogos de la URSS, un hombre 'cuyo dominio eran las nubes'. Feodosiévich estaba convencido de que el socialismo también se edificaba en el cielo. Fue detenido en enero de 1934, acusado absurdamente de sabotear el desarrollo de la agricultura socialista, por haberla privado de los medios de previsión de las sequías. Lo condenaron al gulag de las Islas Solovetsky, en el mar Blanco, y allí, cada vez que miraba al cielo abierto, sufría ataques de angustia. Políticamente no era ningún héroe; pero como padre, sí. Tenía una hija, Eleonora -llamada así en honor de la hija de Marx-, a la que enviaba los dibujos de las plantas que encontraba en el gulag con la intención de enseñarle los rudimentos de la aritmética y de la geometría. Los lóbulos de las hojas representaban los números elementales, su forma la simetría y la disimetría, etc. El centenar de cartas que le escribió conforman un precioso esbozo de una didáctica de la mirada matemática. "Cada parterre -le dice en una ocasión- contiene algún elemento para la edificación del observador". Mientras su esposa, Bárbara, le hacía creer a la niña que su padre estaba haciendo un largo viaje de exploración, él encontraba tiempo cada día para desplegar ante la mirada de una niña la geometría implícita en cada planta, como si intentara preservar su fe en el orden del mundo. Hasta 1956, año de su rehabilitación post mortem, Bárbara esperó su regreso, pero había sido fusilado en 1937. Poco antes de morir, Eleonora confesó que la regla de su vida había sido siempre juzgarse a sí misma "a través de los ojos de su padre".
Ayer recibí el último regalo de B., esta pequeña joya de luz negra, la biografía de Evguenia Iaroslavskaia-Markon, un auténtico "viaje al fin de la noche" en la Rusia posterior a la revolución soviética. Fue encontrada en 1996 en los archivos de la policía y estas son sus palabras finales: "Ya sabéis todo de mi vida -de la vida de la estudiante revolucionaria, de la estudiante llena de sueños, de la amiga del más grande de los hombres y de los poetas, Alexandre Iaroslavski, de la eterna viajera, de la antirreligiosa itinerante, de la periodista de
Roul, de la vendedora de periódicos, de la ladrona reincidente y de la vagabunda que dice la buena ventura". El manuscrito lleva la fecha del 3 de febrero de 1931.
Poco antes, el 12 de enero, había sido sometida a un interrogatorio, donde se definió de esta manera: "la clase a la que pertenezco, a mi parecer, es la de todos los desclasados, que es tanto la de los criminales comunes como la de los intelectuales asociales, y, por regla general, de todos los que desprecian la opinión pública, la provocan y luchan francamente por afirmar su individualidad." Su sueño quijotesco fue durante un tiempo el de sublevar el mundo de los bajos fondos contra el poder soviético.
El 20 de junio de 1931, a los 29 años de edad, fue ejecutada.
Se había casado con el poeta Alexandre Iaroslavski, que estaba convencido de que con el triunfo de la revolución de octubre se abría el paso científico a la inmortalidad del hombre. En 1928 fue arrestado, condenado y fusilado o, como decía su sentencia, "condenado a la más alta medida de protección de la sociedad".
El poder soviético ya no existe, pero el mundo de los bajos fondos, el del hampa, ladrones, prostitutas y harapientos, sigue en pie, viendo pasar el tiempo.
Pero yo no quería hablar de estos libros, sino de mi amiga B., mi agente provocador literario en París.
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El café de Ocata
Proclamar en público el Credo de Nicea
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El café de Ocata
Nos ha florecido el cerezo de la terraza. Es un arbolito pequeño, casi un arbusto, delicado y caprichoso, que el año pasado se negó a florecer, a pesar de que cada mañana salíamos a animarlo. Ya vimos que era un cerezo doméstico y, por lo tanto, antojadizo, al que convenía dejar crecer a su aire, sin exigirle mucho
Este año nos ha soprendido con una docena de flores. Les puede parecer a ustedes que no es mucho, pero mi mujer y yo estamos tan felices, disfrutando de ellas como si fueran los primeros pasos de nuestro hijo.
Eso sí, el limonero, a su lado, este año no ha echado ni un brote.
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El café de Ocata
Artículo remitido por mi amiga Tania Díaz Castro desde Cuba:
En la viña del señor hay de todo, animales de diferentes clases…
Seguramente había hasta comunistas, como los hay en Estados Unidos, la viña más rica del planeta y a donde ellos también emigran.
Emile Schepers es un sudafricano comunista que vive en el estado de Virginia, en Estados Unidos. Se deduce que en días pasados estuvo en Cuba, porque un editor de noticias internacionales, Sergio Alejandro Gómez, lo entrevistó para Granma, aunque nada dice sobre Cuba, a qué vino, ni el tiempo que estuvo en nuestro país.
Pero lo cierto es que vino a decirles a los cubanos que el comunismo se niega a desaparecer en Estados Unidos. Vaya con este empecinado viejito de rostro melancólico y duro de pelar, que llegó a la casa del trompo a querer bailar con las ideas que tienen hartos a los cubanos.
La entrevista que le hace el colega Sergio Alejandro a Emile Schepers, secretario de Relaciones internacionales del Partido comunista norteamericano -CPUSA- es digna de comentar.
Señala este ¨comuñanga¨, así llaman los cubanos despectivamente en el argot popular a los comunistas trasnochados, que ellos no han dejado de ser optimistas. Y que son optimistas -que seres tan contradictorios son estos raros especímenes de la viña del Señor-, pese a que su partido, fundado en 1919, ¡hace nada menos que un siglo¡ sólo haya podio lograr cinco mil miembros, en un país con más de trescientos millones de habitantes.
Estoy segura que no cuenta ni con un miembro de origen cubano de los dos millones que llegaron allá.
Seguramente Schepers no sabe que en Cuba se fundó un partido, el Partido Pro Derechos Humanos, el 20 de julio de 1988 y que al cabo de dos meses ya tenía más de seiscientos miembros y que por último, su gente más valiosa fue de cabeza a prisión, porque Fidel Castro dijo que ¨no quería partidos de bolsillo¨.
Así ocurre cuando los que se dicen llamar comunistas, como Emile Schepers, toman el poder: el partido de ellos va al trono y el resto de los partidos prohibidos o encarcelados.
Otro de los detalles que me llamó la atención de la entrevista a Schepers, es que no menciona el nombre del venerado padre de los soviéticos, José Stalin, tampoco el de Trotski, Mao y mucho menos el de Lenin o Fidel Castro y sí varias veces el de Donald Trump, Barack Obama y Bernie Sanders.
¿Qué ocurrirá?
¿Será que para los comunistas optimistas estadounidenses esos animales políticos dejaron de ser importantes?
Según este antropólogo sudafricano, cuentan con un portal en la web que da a conocer las luchas de su partido. A mí me gustaría saber a cuales luchas se refiere, si a lo largo de un siglo no las conocemos ni siquiera los cubanos en estos años de castrismo, con todos los medios de prensa a disposición del gobierno, el mismo que, supongo, acogió por estos días a Schepers.
Perdonemos los desvaríos de este viejito con cara de malo y esperemos que algún día estudie a fondo el régimen de terror del llamado comunismo castrista y sus fracasos, si es que conoce los de Stalin o Mao, ya que ni aún así haya dejado de pensar en que podrá haber comunismo en la tierra.
¨Es consciente -escribe el colega- de que su país está ¨lejos de una situación pre revolucionaria¨-, al menos en los términos comunistas.
Tan lejos, pero tan lejos, señor Schepers, que pensar en eso no vale la pena. Primero las gallinas parirán elefantes y murciélagos las palomas. Ojalá y nunca tengamos esa desgracia en la Tierra.
A usted le deseo lo mejor. Continúe en ese país donde hay libertad hasta para sus ideas. Así son las verdaderas democracias. Disfrútela a plenitud.
Santa Fe, abril 2017
Artículo relacionado: "El comunismo se niega a desaparecer en Estados Unidos", por Sergio Alejandro Gómez, Periódico Granma, 7 de abril, 2017
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Un libro imprescindible
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El café de Ocata
Propósito de espuma y de ángel eres,
víctima de tu propio terciopelo,
que, sin temor a la impiedad del hielo,
de blanco naces y de verde mueres.
¿A qué pureza eterna te refieres
con tanta obstinación y tanto anhelo?...
¡Ah, sí!: tu flor apunta para el cielo
en donde está la flor de las mujeres.
¡Ay! ¿por qué has boquiabierto tu inocencia
en esta pecadora geografía,
párpado de la nieve, y tan temprano?
Todo tu alrededor es transparencia,
¡ay pura de una vez cordera fría
que esquilará la helada por su mano!
Miguel Hernández
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Vincent van GoghAlmendro en flor (1888)Museo Van Gogh, Amsterdam
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Dije en Sevilla que se vive como se lee.
Lo dije sin pensarlo mucho y después de decirlo me pareció que era digno de ser cierto que se vive como se escribe y que se escribe como se lee y que escribir y leer son como espejos que reflejan bien el enigma de nuestra vida.
De ahí que la densidad de una escritura, esa certeza de que detrás de cada palabra escrita hay muchas lecturas, muchas horas rumiando, una inteligencia afilada y un dominio preciso de la lengua, nos diga más de la vida de un escritor que su biografía. O, al menos, nos muestra algo que no sé si puede decirnos su biografía.
Descubrí a Calvino leyendo a Strauss. En sus
Institutes encontré el significado de la piedad, que es el silencio que expresa el reconocimiento de lo sublime. Porque aquello de lo que no se puede hablar no hay que callarlo, sino gritarlo con el silencio. Algunos consiguen insinuarlo con el silencio al que nos conduce su escritura.
Lo que vino a decirnos Rosenzweig con su práctica del
Lesendes lernen es que la lectura es el octavo sacramento, cosa que entendí finalmente estas navidades pasadas en las imágenes de María (en quien el logos se hizo carne)
leyendo en silencio mientras José intenta dormir al niño.
De todo esto tendría que hablar si me pusiera a escribir sobre la prosa de Armando Pego, que es una celebración de la lectura lenta, es decir, una forma de oración... Como una propedéutica para el silencio.
Al final, todo lo que hacemos se reduce a un intento, más o menos sensato, de dar densidad al presente. Algunos lo consiguen, aunque crean estar reivindicando el pasado.
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20:25
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El café de Ocata
Hay cosas que sólo llegan cuando tienen que llegar. Que llegan en su momento justo lo sabes en el mismo momento en que llegan, porque te cogen con la casa en orden, alimentos en la despensa y el alma predispuesta a compartir la palabra.
Armando Pego me regaló su trilogía güelfa en junio del año pasado. Hace diez meses. Todo este tiempo ha estado delante de mí, sobre mi mesa de trabajo. A su lado se sucedían los libros y las premuras. Los recién llegados ocupaban el sitio de los ya leídos y la pila iba cambiando de forma y de color, sin que la trilogía güelfa se sintieran afectada por los caprichos que rigen el orden de mi mesa.
Hay cosas que simplemente es pecado grave leerlas por obligación y para no caer en pecado, dejas que las circunstancias ordenen tus preferencias a su manera y que suceda lo que Dios quiera. Hace unos meses comí con Armando y le reconocí sin vergüenza que sus libros aún estaban intactos encima de mi mesa y él me respondió con un gesto diáfano, diciéndome lo que yo ya sabía: que no tenía que rendirle cuentas.
Esta mañana he ido directamente a ellos nada más levantarme y me he pasado el día en su gratísima compañía. Ya comentaré en los próximos días alguna cosa sobre su contenido, ahora me limitaré a decir que esta trilogía es algo serio. Inevitablemente su destino es quedarse al margen de las modas literarias y filosóficas, pero, créanme, cuando uno se adentra en esta prosa tan envolvente, casi gregoriana, de Armando, uno se siente afortunado, aunque, curiosamente eso que se encuentra lo ha tenido durante meses a su alcance. No sé... pienso si la culpa habrá sido del quinto evangelista, es decir, de Bach, con cuya
Pasión según San Mateo despedí ayer el día, que ha estado esta noche animándome a acudir a la trilogía güelfa como continuación natural de las cosas..
He sentido tu presencia, Armando, como en aquel paseo primero por las calles de Santiago o como en aquel segundo, siguiendo la linea de la playa, de Ocata a Badalona. Un abrazo.
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10:46
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El café de Ocata
El primero es del mandamás de PISA, Andreas Schleicher, que acaba de escribir una nota muy interesante sobre el sistema escolar sueco, que durante años fue el referente de la socialdemocracia europea: "El hecho de que la mayoría de los estudiantes suecos que hacen las pruebas PISA crean que el éxito en matemáticas es el resultado del talento más que del trabajo duro, sugiere que Suecia debe intentar seriamente educar la confianza de sus alumnos en sus habilidades y en su compromiso con el aprendizaje. Cuando los estudiantes de Singapur respondieron a la misma pregunta, casi todos ellos dijeron que si trabajan duro, tienen confianza en que sus profesores los apoyarán y que los resultados se corresponderán con sus trabajo. Y esto es lo que hacen".
Hoy Suecia tiene un sistema educativo muy mediocre y, lo que es peor, perplejo, porque no acaba de entender cómo si sus intenciones son muy buenas, sus resultados son lamentables. Quizás la explicación se encuentre en que, como me recordaba Eva Millet, a los niños suecos se los conoce actualmente como "los niños a los que nunca se les dijo no".
Curiosamente los ideólogos de la LOGSE tuvieron como referente a Suecia justo cuando empezaba su declive.
El segundo texto es de un relevante psicólogo cognitivo, Daniel Willingham: "Las investigaciones de los últimos treinta años conducen a una conclusión que científicamente no puede ponerse en duda: para pensar necesitamos conocer hechos, y esto es así no solamente porque se necesita algo sobre lo que pensar. Las competencias que los profesores más estiman —pensamiento crítico, razonamiento, resolución de problemas— se encuentran íntimamente relacionadas con el conocimiento factual acumulado en la memoria a largo plazo."
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23:35
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El café de Ocata
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17:20
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El café de Ocata
Raymond Chandler, carta a Hamish Hamilton (10 de noviembre de 1950):
"As a mystery writer, I think I am a bit of an anomaly, since most mystery writers of the American school are only semi-literate; and I am not only literate but intellectual, much as I dislike the term. It would seem that a classical education might be rather a poor basis for writing novels in a hard-boiled vernacular. I happen to think otherwise. A classical education saves you from being fooled by pretentiousness, which is what most current fiction is too full of. In this country the mystery writer is looked down on as sub-literary merely because he is a mystery writer, rather than for instance a writer of social significance twaddle. To a classicist—even a very rusty one—such an attitude is merely a parvenu insecurity".
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1:34
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El café de Ocata
Escribe Markus Gabriel en Por qué el mundo no existe: "Los filósofos (...) desconfían de juicios arraigados, e incluso de las sabias afirmaciones de los expertos. Los filósofos no creen en principio en nada, siguiendo el ejemplo de uno de sus grandes héroes, Sócrates, quien en su famoso alegato ante un tribunal de Atenas declaró: 'Sólo sé que no sé nada'".
Lo divertido el caso es que Sócrates nunca dijo esto, aunque no deje de decirse que lo dijo.
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20:47
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El café de Ocata
Mi amiga B. ha seguido con atención el post sobre Scruton y su curiosa deriva hacia de Maistre y por eso nos anima a leer un texto que Sollers le dedica a este maldito. B. añade: "Quel que soit le sujet qu'il [Sollers] traite, j'adore son écriture, son ton, il pourrait écrire n'importe quoi sur n'importe qui, je le lirais avec la même délectation". A continuación me hace una pregunta que yo me permito trasladaros a vosotros: "Qu'en pensez-vous?"
El texto de Sollers es éste:
Eloge d'un maudit.
A mi Sollers también me gusta. Pero aún me gusta más de Maistre, por una sencilla razón: porque en estos tiempos de lenguaje políticamente correcto en el que todo el mundo busca la manera de decir lo que tiene que decir con palabras que no se le vuelvan en contra, de Maistre es un magnífico ejemplo de libertad, de escritor libre que, además, maneja un gran estilo. Y, en el fondo, ¿para qué nos sirve ser libres si la cobardía nos impide salir a la intemperie?
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10:17
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El café de Ocata
Péguy: "El maestro (...) es el único e inestimable representante de los poetas y de los artistas, de los filósofos y de todos los hombres que han hecho a la humanidad y que la mantienen. Debe garantizar la representación de la cultura."
Finkielkraut: "¿Cuántos son los que aún se creen en sus clases enviados de los poetas, de los artistas o los filósofos que han hecho a la humanidad?"
Si hemos de hacer caso a la pedagogía New Age, el maestro no representa a nadie, sólo se pone al lado del alumno para permitir que este construya sus aprendizajes. El problema es que el alumno, sin el amparo efectivo del maestro, lo que construye es significados cuyo valor se reduce a que han sido construidos por él.
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7:07
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El café de Ocata
Son las 6:29. Acabo de cerrar On human nature, de Roger Scruton. A lo largo de este mes de marzo que también se acaba, he leído de este mismo autor Usos del pesimismo, El alma del mundo, How to be a conservative y Education and Indoctrination.
La sensación final, a pesar de que podría señalar varias páginas magníficas, cuyos argumentos me guardo para mis propios debates, es ligeramente decepcionante. Scruton nos puede proporcionar un cierto aroma intelectual para lucir de conservadores, pero no nos ofrece argumentos válidos para fundamentar el conservadurismo del siglo XXI, que es el conservadurismo tout court, claro.
Cuando, más allá de la atmósfera general conservadora de sus escritos, pretende dar argumentos fuertes que justifiquen su conservadurismo, el lector suele encontrarse con tesis liberales acompañadas de una defensa de la sabiduría práctica y del amor a lo nuestro (al terruño y a las leyes viejas) que no va más allá de la reivindicación romántica y, por lo tanto, retórica, de lo ancestral en lo actual. Suena muy bien, pero eso no es suficiente.
A mi modo de ver, el conservador, para merecer ese nombre, ha de haberse enfrentado abiertamente al nihilismo. De ahí mi interés por Donoso Cortés. Pero además debe salir de este enfrentamiento con la convicción de que el principio represor que guía inevitablemente la vida en común, aunque se metamorfosea, no puede ser reprimido. No puede serlo por la sencilla razón de que es también el principio conformador del animal político.
Hay que ir más allá de Fichte y Hegel y situar la conciencia del yo fuera de las relaciones formales de un Yo y un Tú apolíticos. Hay que encarnar al Yo y al Tú. El yo es una construcción política no porque se dirija a un tú que también es un yo, etc, sino porque esta actividad tiene lugar inevitablemente en el seno de una politeia, por lo cual el verdadero construcción de yo es mi politeia. Dicho de otra forma: para justificar el conservadurismo hay que justificar que el hombre es un animal político y no meramente social. Justificar el conservadurismo es justificarme.
Añado que la autonomía posible del sujeto depende siempre de una politeia heterónoma.
Ahora bien, nada de esto tiene sentido si no se acepta que el hecho político fundamental es la politeia. Pero si no se hace así, la defensa del sentido común y de la sabiduría práctica del hombre corriente (sin la cual tampoco hay conservadurismo) se queda a medias y se tiene que recurrir como complemento a argumentos quizás entrañables, pero insuficientes, como los de Orwell (cuando no al propio y entrañable Orwell). No basta mostrar que, efectivamente, por vivir con los demás vivimos también aprendiendo de ellos, de la manera como resuelven sus problemas, anticipan respuestas, crean lazos de fidelidad, etc. Hace falta mostrar, especialmente, a la luz de qué concepción de lo alto y de lo bajo tiene todo esto lugar.
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23:20
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El café de Ocata
... para cuando tengas que defender la importancia de la memoria:
1) Quienes oponen la actividad a la memoria ignoran que la memoria es el residuo que deja la actividad al pasar.
2) Cuando veas que alguien pone en duda el valor de la memoria, duda tú del valor de sus conocimientos.
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23:10
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El café de Ocata
En aras de la memoria histórica también conviene recordar que Miguel Hernández fue comisario político de Valentín Gonzáles, El Campesino, lo cual no le resta ni un ápice de valor a su poesía, pero ayuda a completar su figura. Estos son algunos versos del poema que le dedica (y que no pasará a la historia de la lírica española):
Aquí, castigando el campo
con el pie, por las besanas,
entrañable como un surco,
crespo como un Guadarrama,
un hombre abundante de hombre
de un empujón se levanta.
Valentín tiene por nombre,
por boca un golpe de hacha,
por apellido González
y por horizonte España.
Aquí, entre muertos y heridos
y alrededor de las balas,
fieramente se pasea,
castellanamente habla.
Con el aire de sus hombros
la atmósfera se huracana.
Sus labores son de guerra
y de muerte sus campañas.
Ha matado muchas bestias
y quiere acabar la casta.
Su actitud de león,
negro el pelo, roja el alma,
recorre al sol de la pólvora
las anchuras castellanas,
y el corazón, de tan ancho,
se le sale por las mangas.
(...)
Lleva el pecho como un monte,
lleva la boca con rabia,
y una ráfaga de sombra
dando vueltas a su barba.
Miradlo cómo reluce
cuando dice una palabra.
Ante este varón del pueblo,
hasta las piedras más bravas
débiles y sin defensa
se sienten y se desgranan.
La cobardía lo esquiva
y el valor duerme en su casa.
(...)
Con él ganaréis Castilla,
con él ganaréis España
a los de la morería
y a los de la canallada:
con él podremos ganar
toda la tierra del mapa.
Yo he de cantar sus proezas,
yo he de romper mi garganta
en alabanza al pueblo
y al hombre de sus entrañas,
hasta que queden de mí
los restos de una guitarra.
(...)
Ayer te desconocía
en medio de los eriales,
de paso por las encinas,
en el resplandor del aire
y en el resplandor rabioso
de las bombas y los tanques.
Ayer no hacía memoria
de ti, teniente González.
Hoy te conozco y publico
tus ímpetus de oleaje,
tu sencillez de eucalipto,
tu corazón de combate,
digno de ser capitán,
digno de ser comandante.
(...)
Se oyó una voz torrencial,
se alzó un brazo detonante:
eran los de Valentín,
que como tres huracanes
campaba cuando decía:
¡Qué no retroceda nadie!
¡Que la muerte nos encuentre
yendo siempre hacia adelante
o dentro de las trincheras
firmes lo mismo que árboles;
a cada herida más fieros,
más duros a cada ataque,
más grandes a cada asalto
y a cada muerte más grandes!
¡Y al que ofrezca las espaldas
al enemigo, matadle!
La guerra se hermoseaba
al pie de sus ademanes.
Tronaron las baterías
nutridas de tempestades,
y la voz del Campesino
no cesaba de escucharse
ni de iluminarse el humo
de la pólvora salvaje.
(...)
Mujeres que vais al fondo
de la vida a haceros madres:
vuestros abrazos fecundos,
vuestros vientres palpitantes,
hombres de tanto tamaño
sólo merecen poblarles.
Llevan el pueblo en los huesos
y el mediodía en la sangre.
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15:24
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El café de Ocata
En el segundo volumen de PISA 2015, los analistas se hacen esta pregunta: ¿Qué métodos son eficaces en la enseñanza de la ciencia?
La respuesta que nos dan es muy clara: "Los resultados de la encuesta muestran que cuando los profesores explican y demuestran frecuentemente los conceptos científicos, y discuten las preguntas de los alumnos (un método de enseñanza comúnmente llamado 'enseñanza dirigida por el maestro'), estos obtienen mejores resultados en ciencias, muestran convicciones más fuertes con respecto a los méritos del método científico (o convicciones epistémicas) y están más dispuestos a considerar la elección de una profesión científica".
El informe valida también la práctica del feedback en cualquiera de sus formas, lo cual, se llame como se llame, no es otra cosa que la práctica permanente de la evaluación objetiva y continua. En los países de la OCDE, cuanto más inmersos se encuentran los alumnos esta práctica, más propensos se muestran a elegir una carrera de ciencias.
Por el contrario, según la OCDE, la práctica de metodologías de investigación (trabajo por proyectos, pongamos por caso) no es eficaz. "Por sorprendente que pueda parecer, no existe ningún sistema educativo en el que los estudiantes hayan declarado que han estado expuestos con frecuencia a la enseñanza basada en un enfoque de investigación (que les obliga a realizar experimentos o trabajos prácticos) consiga una mayor puntuación en ciencias. Tras tomar en cuenta la situación socioeconómica de los estudiantes y de los centros, una mayor exposición a la enseñanza basada en un enfoque de investigación se correlaciona con peores resultados para los alumnos en 56 países".
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9:18
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El café de Ocata
Kierkegaard, O lo uno o lo otro:
“Los dioses se aburrían, por eso crearon a los seres humanos. Adán se aburría, porque estaba solo, y por eso fue creada Eva. A partir de ese momento llegó el aburrimiento al mundo, y creció su tamaño en proporción exacta con el crecimiento de la cantidad de población. Adán se aburría estando solo, luego se aburrieron Adán y Eva en común, y más tarde se aburrieron Adán y Eva y Caín y Abel en familia, luego aumentó la cantidad de gente en el mundo, y los pueblos se aburrieron en masa. Para distraerse, tuvieron la idea de construir una torre, tan alta que llegara hasta el cielo (…). Después fueron dispersados mundo adelante, tal como hoy se viaja al extranjero; pero continuaron aburriéndose”
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4:23
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El café de Ocata
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23:34
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El café de Ocata
Oído esta misma mañana en el tren a dos estudiantes, posiblemente de segundo de bachillerato:
- Anoche me hice un resumen de los tres temas.
- ¡Ufff! Yo no lo puedo hacer porque me canso.
- ¡Es que cansa!
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13:02
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El café de Ocata
Son muchos, pero se reducen, en el fondo, a uno solo: Que estamos mucho más dispuestos a escuchar a las eminencias que nos dicen lo que queremos oír que a las evidencias que nos muestran lo que tenemos que hacer.
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14:26
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El café de Ocata
"Merece notarse que el solitario Robinson, al que le sobra tiempo, no se toma ninguno para meditar en profundidad sobre lo enigmático de éste. Le hace suficiente compañía el sentido común inglés. No podemos ni imaginar qué habría pasado si Kierkegaard hubiese acabado en esa isla."
Rüdiger Safranski, Tiempo.
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3:31
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El café de Ocata
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21:22
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El café de Ocata
Cómo me he divertido con La Hora de todos, de Quevedo, a quien la edad me va haciendo frecuentar cada vez con más asiduidad. Él, la verdad, no sólo se deja querer sino que no tarda nada en soltarte alguna confidencia, de manera que pasa muy pronto de conocido a cómplice y nunca defrauda. Estas son las penúltimas palabras de esta obra: "Venus aullando de dedos con castañetones de chasquido, se desgobernó en un rastreado, salpicando de cosquillas con sus bullicios los corazones de los dioses. Tal cizaña derramó en todos el baile, que parecían azogados. Júpiter, que, atendiendo a la travesura de la diosa, se le caía la baba, dijo:- ¡Esto es despedir a Ganímedes, y no reprehensiones!"
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9:04
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El café de Ocata
Tania Díaz Castro me envía otro de los artículos que publica en
Cubanet. Como muchos de vosotros me habéis preguntado quién es Tania, aquí os dejo esta entrevista con ella:
Este es su escrito:
Como ningún familiar de Fidel Castro ha tenido la gentileza de comunicarle al pueblo cubano de qué murió el dictador invicto aquel 25 de noviembre del pasado año, ni siquiera Raúl, el sucesor dinástico, las conjeturas y especulaciones son tantas, que no hay por dónde empezar.
El escritor cubano Norberto Fuentes dijo desde su exilio que había muerto de una neumonía, de la que nunca quiso tratarse.
Otras hipótesis de la prensa extranjera, alegan que Fidel había muerto de un infarto, de un fulminante paro cardíaco, o de un paro respiratorio.
Hasta en Santa Fe, comunidad costera de La Habana donde vivo y donde además viven jardineros y dos de sus degustadores más conocidos, se señalan otras causas.
Clemente Flores, el más viejo de los degustadores, hoy convertido en alcohólico, quien por su estado calamitoso desde el punto de vista mental no he querido nunca entrevistar para que me cuente sus recuerdos, piensa que fue a consecuencia de una espina de pescado que lo ahogó. Y Orlando, el otro, sostiene que murió atragantado con algún alimento.
El pasado 25 de marzo se cumplieron cuatro meses de la muerte del omnímodo líder guerrillero y las suposiciones sobre su muerte pululan por las calles, como el marabú por los campos.
Pero la verdad es que murió al fin. No importa si alrededor de las seis de la tarde de aquel viernes 25, o a las 10 y 29 minutos de la misma noche.
Para el caso da igual.
Minutos después, Raúl dio la noticia en una alocución pública. Como se esperaba desde hacía diez años, salió en la primera plana de cada uno de los periódicos oficialistas cubanos y en gran parte del planeta, como realmente algo fuera de lo común y noticia espectacular.
Porque señores, en un mundo donde apenas quedan tres o cuatro dictadores totalitarios, el hecho de que se haya muerto quien rompió el récord de mayor permanencia en el poder -más de medio siglo- se convierte en la gran noticia del año, aunque la causa de muerte se desconozca.
Ahora bien, a mí que me gusta ir al fondo de cualquier dilema histórico, se me ha ocurrido pensar que el occiso pudo haberse ido del aire producto de un infarto, como se ha dicho y que como todo infarto, siempre es por un disgusto.
Me baso, sencillamente, en un hecho que me sugirió el periódico Granma, no precisamente la Mesa Redonda -espacio televisivo que no me pierdo ni un día porque me confirma cada vez más que la Revolución de Fidel también se fue a bolina-, cuando calificó al Premio Nobel de la Paz como ¨polémico por sus intereses políticos de fondo¨, en las figuras de Kissinger, Shimon Pérez y Barack Obama, justamente cuando Juan Manuel Santos es proclamado Premio Nobel de la Paz 2016.
Ni siquiera Granma evitó la inmodestia de expresar que el Premio lo merecía Fidel, en vez del presidente colombiano. Es evidente que sabe cuánto tiempo esperó el dictador cubano por ese Premio y lamenta que sea Santos, por sus ¨decididos esfuerzos en llevar la paz a su país¨, quien lo haya merecido y que expresara, al recibirlo, que lo veía como ¨un regalo del cielo¨.
La pregunta final no se hace esperar:
Viéndose cerca de la muerte, ¿no cabe pensar que el pobre monarca cubano esperaba recibir ese premio, compuesto de una gran suma de dólares, una medalla de oro colombiano y un reconocimiento internacional, por su aporte a la desmovilización de las guerrillas colombianas, aunque ayudó a fomentarlas?
¿No cabe pensar que el disgusto al verse derrotado por Santos pudo haberle partido el corazón, conformándose con el Premio Lenin de la Paz, recibido en 1961, que para colmo de males, desapareció del mapa hace 27 años, junto con el socialismo soviético?
Fidel murió derrotado, cuando vio que no se merecía ese regalo del cielo.
Artículo relacionado: "Premios que vale la pena recordar", por Sergio Alejandro Gómez,
Granma, 21 de marzo, 2017.
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18:30
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El café de Ocata
Se lo diré de manera poco filosófica: Žižek es un iluminado que cree saber qué es la verdad y que está dispuesto a hacérnosla ver a guantazos.
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11:09
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El café de Ocata
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23:22
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El café de Ocata
Hay cosas, amigos, que no se olvidan. Dejan una huella que se mantiene siempre fresca. Este será, seguro, el caso de mi defensa del deber moral de ser inteligente en el salón de grados de la facultad de derecho de la Universidad de Sevilla, con la introducción del decano, Alfonso Castro, y la presentación de Javier Sánchez Menéndez, poeta y amigo. Concluí con estas palabras: "En 1622, estando Grocio en París, fue parado un día en la calle por un desconocido que le preguntó cómo podía convertirse en alumno de Grocio. Éste, calmadamente, le respondió '
Le
ge veteres, sperne recentiores, et eris noster'. Es decir: 'Lee a los ancianos, ignora a los modernos y serás de los nuestros'. Yo, como respeto mucho a los grandes modernos, os diría: 'Leed a los mejores y podréis ganaros el derecho de sentaros a sus pies'."
En las primeras filas estaban varios profesores de la facultad y Enrique García Vargas, que tuvo la gentileza de asistir, además, acompañado de otro sabio, Genaro Chic. Espero, Enrique, que tengamos la oportunidad de vernos algún día despacio. He cargado con tus regalos toda la mañana.
Disponía de poco tiempo, pero estando mi hotel cerca del Parque de María Luisa, era inevitable caer gozosamente en la tentación de un largo paseo (
On human nature de Roger Scruton en el bolsillo de la americana, sin abrir). He dejado para esta mañana una nueva visita al Museo Arqueológico. Esta vez me he detenido en los ídolos antropomorfos del III milenio a.C.
Y en las estelas de los siglos X al VII a.C.
Y, por supuesto, he visitado la nueva instalación del siempre sorprendente tesoro de El Carambolo.
Para despedirme de la ciudad, he navegado hasta La Isla de Siltolá, en busca de los signos geométricos que adornan la arena de sus playas. He salido con don Manuel Azaña bajo el brazo.
Ahora cuando escribo esto, echo la vista a las horas pasadas en Sevilla y me doy cuenta de que lo que verdaderamente me ha impresionado en este viaje ha sido el alumnado presente en la charla. Eran muchos y no se oyó ni una tos a lo largo de mi intervención. Notaba que estaban pendientes de cada palabra que decía y que eran jueces severos de cada una, que es como tiene que ser. Me atreví a defenderles la clase magistral. Más aún: me atreví a decirles que una buena clase magistral es una de las mejores maneras de aprender a pensar. Les hablé, sin piedad, de Concepción Arenal, de Balmes, de Luis Vives, de Daniel Bell, de Jacob Klein, de Sócrates, de Proust, de Plutarco, de Rosenzweig, de Derrida, Maquiavelo, Hiparco de Nicea, Andrés Fernández de Andrada, Juan de Zabaleta, Bernardo de Chartres, Teresa de Jesús, Baudrillard, William James... y del "denken ist danken" de Heidegger. ¿Y saben qué? ¡Al salir me dieron las gracias!
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22:27
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El café de Ocata