22460 temas (22268 sin leer) en 44 canales
El Roto |
by José María Lema |
Verdad y método, el libro más significativo del filósofo hermeneuta Hans-Georg Gadamer, es un diálogo, a través de la exploración de la historicidad, el lenguaje y el arte, con la obra de sus maestros y modelos: Dilthey, Husserl y, especialmente, Heidegger. Esta es la voz de una de las conciencias del siglo XX.
En febrero de 2000 el filósofo alemán Hans-Georg Gadamer cumplió cien años. Sorprendentemente, en México no se hizo eco a este acontecimiento, lo cual quizá sea comprensible por los tiempos políticos que se vivían en nuestro país. El que es probablemente el más brillante alumno de Heidegger recibió múltiples homenajes y no hubo diario o revista, en Alemania, pero sorprendentemente tampoco en Italia, que no cubriera el aniversario. Gadamer es autor de libros fundamentales y es uno de los pensadores más importantes de fin de siglo. Testigo, como Ernst Jünger, de todo un siglo que no sabemos bien a bien cuándo terminó, si es que ya lo hizo, en esta larga entrevista Gadamer habla de su experiencia con algunos de los personajes más importantes del siglo alemán —nos guste o no el término—: Heidegger, Schmitt, Weber, Benjamin, Habermas, entre otros. Inédita en español, esta entrevista se publica a un año de haber sido realizada, celebrando, ahora, los 101 años de este inmenso pensador, al que todos debemos algo. -
José Manuel Recillas
Rémi Brague (París, 1947) es uno de los filósofos más relevantes de la actualidad. Ejerce como profesor de filosofía musulmana en la Universidad de la Sorbona, de historia del cristianismo europeo en la Ludwig-Maximiliän Universität de Munich, donde ocupa la cátedra Romano Guardini, y dirige el centro de investigación Tradición del Pensamiento Clásico de la Sorbona. Domina el griego, el latín, el árabe, el hebreo y varias lenguas modernas, entre ellas el español. Pero sus intereses filosóficos desbordan su posición académica. Es un fino lector de Baudelaire, Nietzsche, Heidegger o Leo Strauss.
Entre sus obras podemos resaltar Europe la voie romaine, editado en catalán por Barcelonesa d'Edicions (Europa, la via romana, 1992) y en castellano por Gredos (Europa la vía romana, 1995); La sagesse du monde (La sabiduría del mundo, Encuentro, 2008); La Loi de Dieu (La ley de Dios, Encuentro, 2011); Au Moyen du Moyen-Age (En medio de la Edad Media, Encuentro, 2013); Le propre de l’homme (2013) y Les ancres dans le ciel (2013). Esta última obra amplía un seminario que impartió en la Fundació Joan Maragall y que fue posteriormente publicado por Cruïlla con el título de La infraestructura metafísica (2010).
La cuestión central que recorre toda la obra de Brague la podemos formular así: ¿Por qué nos resulta tan difícil, a nosotros, que somos la primera generación que cree haber sobrevivido a sus dioses, ser nihilistas a tiempo completo? Una vez muerto Dios debiera haber desaparecido el miedo, pero sospechamos que el diablo aún sigue vivo y notamos que la fe siempre tiene hambre. Ya no creemos en el hombre, pero nos asusta el antihumanismo; no nos entendemos como herederos de la Ilustración, pero sospechamos que la antiilustración puede ser una forma de barbarie; no queremos ser santos, pero no podemos vivir sin considerarnos portadores de valor. Como no podemos ser buenos por convicción, intentamos serlo por defecto, abrazados a nuestra última virtud, la tolerancia, que es una virtud que nos impide matar… pero que no nos garantiza el anhelo de vivir.
No hay manera de celebrar la muerte de Dios, porque no hay manera de librarnos de la sujeción a la ley. Cuando creemos librarnos de leyes superiores, nos descubrimos encadenados a leyes inferiores.
Rémi Brague, siguiendo en su proyecto a Leo Strauss, busca las claves de la comprensión de lo que nos pasa remontándose más allá del moderno proyecto ilustrado, hasta la ilustración medieval. Por eso no es estrictamente hablando un medievalista. Lo que a él le interesa es el presente y, más en concreto, el presente de una Europa dispépsica que está viendo desaparecer a los cristianos… aunque bastante menos rápidamente que a los europeos.
Y ahora un comentario sobre el texto en la edición catalana de Culturas. Como es bien sabido, los primeros en declararse independientes en Cataluña han sido los traductores automáticos de los diarios bilingües. Hoy por hoy no hay nadie más soberano que ellos en Cataluña. En cuanto se les antoja, te montan un estado de excepción. En este caso al traductor no le ha dado la gana de aceptar el nombre de "Barcelonesa d'Edicions" y lo ha corregido como "Barcelonina d'Edicions. Pero lo que más me ha sorprendido es que tampoco ha querido respetar el título francés de una obra de Rémi Brague, "La sagesse du monde" y, vete a saber por qué ocultos, pero en todo caso autónomos motivos, lo ha transcrito por "La sagesse du peli". ¿Por qué? Esta es la pregunta que nunca debe uno dirigirle a un soberano.Quienes conozcan a Brague, no necesitarán argumentos para leer En Medio de la Edad Media. Quienes quieran conocerlo encontrarán en esta obra –incluyendo la oportuna entrevista inicial-, una magnífica vía de acceso al pensamiento de un católico sin complejos, que posee “un gusto inmoderado por la provocación”.
Kristol began with an anecdote. He said that a recent conversation with a friend, a prominent rabbi, had reminded him of the distinction between the "prophetic" tradition in Judaism and the "rabbinic" one. The former are the rebels against the law, the critics of society's failure to live to the highest and strictest ethical standards; the latter are the followers of the law. The two tendencies, Kristol went on, are present in all of the world's major religions. "I assume the tension between the prophetic and the rabbinic — or the orthodox and the gnostic — to be eternal."
To a gnostic, the world is a very bad place. Horrible things happen to innocent creatures. There is no satisfactory explanation for the problem of evil. Society is unequal. It does not live up to our high expectations. Laws are unjust or ignored; institutions are archaic and corrupt. Human beings fail to realize their potential. These unsatisfactory conditions of life provoke a revolt. "The gnostic...tends to say that the proper and truly authentic human response to a world of multiplicity, division, conflict, suffering, and death is some kind of indignant metaphysical rebellion, a rebellion that will liberate us from the prison of this world."
Such a rebellion is directed at both the religious and civil law. "These gnostic movements tend to be antinomian — that is, they tend to be hostile to all existing laws, and to all existing institutions," Kristol said. "They tend to engender a millenarian temper — that is, to insist that this hell in which we live, this 'unfair' world, can be radically corrected."The orthodox view is different. Whereas the gnostic sees the world as unholy and corrupt, the orthodox sees it as benign, as blessed by God, as something to be sanctified through the law or through the imitation of Jesus and the saints. Whereas the gnostic sees human beings as innately good and society or the world as evil, the orthodox sees human beings as innately sinful and society and the world as natural and morally neutral. The orthodox obey the commandment to be fruitful and multiply, to marry, have children, and keep a home. In gnostic sexuality, by contrast, a woman might participate in an orgy, but it would be "obscene" if she became pregnant as a result.
Christianity, Kristol said, emerged out of a gnostic rebellion against Judaism. Christians rejected the Mosaic law and embraced Jesus as the messiah. But for Christianity to become successful, for it to last, for it to spread beyond the Eastern Mediterranean, the Church fathers had to manage the transition from gnostic movement to orthodox faith. "They had to convert it into a doctrine for the daily living of people, into something by which an institution could spiritually govern the people." This they were able to do, in part, Kristol noted, by appropriating the Hebrew Bible as the "Old Testament."
Plató |
forges |
Tras varios comentarios y emails preguntando si todavía estoy vivo puedo confirmar que sí.
Han pasado ya 6 meses aproximadamente en los que no he podido dedicar tiempo al blog, tampoco mucho a la reflexión, a la lectura, y casi ni siquiera al ocio o al descanso, algo que he aprovechado para hacer un pequeño experimento introspectivo, como de costumbre, y que quiero relatar a continuación.
Quien me conozca, o me haya leído anteriormente, sabrá que suelo ser muy crítico con los individuos que no trabajan para gobernarse a sí mismos antes que nada, igualmente suelo ser muy crítico por quien no se piensa, por quien deja su vida en manos de decisiones de otros y de influencias de terceros, así también con los que no meditan sus decisiones más inmediatas, sus palabras, sus actos, y en definitiva con quien no hace una buena base para poder entender y pensar su vida de la mejor manera que lo pueda hacer una persona, y soy crítico con ello pues creo que es la única manera en que la humanidad puede mirar al futuro con esperanzas de un mundo mejor.
A quien no se mira de vez en cuando en ese espejo filosófico en ocasiones lo he llegado a calificar de “bulto” o incluso de “sujeto-basura”, pues para mí es como un voto en blanco, pues está ahí, representa a alguien, pero no influye en el curso, se limita a apoyar y a moverse con la mayoría, ya sea buena o mala, y por lo que vemos hasta ahora nos movemos en una mayoría eminentemente perjudicial para la razón humana y su medio, somos la mayoría del occidente, del capitalismo, de las desigualdades y de la contaminación, entre otras cosas, y nuestros pequeños actos cotidianos no nos diferencian de esa masa a la que pertenecemos, y de la que en ocasiones incluso renegamos, pero en ella seguimos.
Y lo que crea a un “sujeto-basura” no es solamente pertenecer a ella, sino no ser consciente de ello, no preocuparse, y no intentar dentro de sus posibilidades ser un modelo para evitar todo esto, independientemente de que lo vaya a conseguir o no, pues no es tan importante estar predispuesto a apoyar grandes movimientos que cambien el mundo, como empezar a hacerlo de forma individual, silenciosa, y trabajando primero en casa, en uno mismo.
Viviendo sin filosofía (durante unos meses)
He dejado la filosofía durante unos meses, ¿se puede?, sí, también he intentado dejar de filosofar durante unos meses ¿se puede?, no tanto, de ahí las conclusiones.
Sinceramente, este experimento no es algo que haya preparado y planificado, simplemente he decidido dejarme llevar, y junto a mi nueva situación personal no he tenido que esforzarme mucho para tener menos tiempo y menos capacidad de reflexión.
Esta semana se ha cumplido un año del nacimiento de Minerva, mi primera hija que encabeza la imagen de este post, una gran alegría, una experiencia inigualable de la que estoy disfrutando mucho, y casi al ritmo de Minerva ha ido creciendo mi empresa, vivo de lo que me gusta, a mi ritmo, y está yendo muy bien, lo que también es una gran alegría y toda una experiencia positiva que recompensa todo el trabajo y esfuerzo dedicados, casi de bricolaje.
Casi desde principio de año los libros pendientes de leer, los post pendientes de escribir, las conversaciones pendientes de seguir, se han quedado paralizadas para dar paso a un día a día sin margen más que para lo básico, necesario y obligatorio, y días en los que cada minuto está comprometido y condicionado por un intenso desgaste se han ido convirtiendo en algo habitual. Pese a ello, han sido meses buenos y felices, de ahí la paradoja.
Imagino que muchas personas están acostumbradas a vivir así, yo siempre me he esforzado explícitamente en tener un estilo y ritmo de vida compatible con mi pasión por la filosofía, y este pico de realismo me ha hecho darme cuenta y valorar lo que había conseguido.
ConclusionesEs fácil vivir sin filosofía cuando es sinónimo de estudio y lectura, es difícil vivir sin filosofía cuando se convierte en una parte práctica de tu vida hasta el punto de formar unos valores, un carácter y una forma de pensar.
La búsqueda de la filosofía práctica y la práctica filosófica son las que forjan al hombre virtuoso,al hombre que se busca y se hace a sí mismo, algo de lo que no se puede escapar, sin embargo el uso de la filosofía tal como está popularizada siendo sinónimo de estudio y de lectura de autoayuda es efímero, inútil y fácil de abandonar.
Al final la filosofía más práctica es la que tiene impacto en nuestro ser y en nuestra vida, cuesta más pero es para siempre, es como una hipoteca, y la lectura esporádica de la filosofía y el estudio programado y obligatorio es como un alquiler, en cuanto dejas de invertir desaparece.
Bajo estas conclusiones os diré que estos meses la reflexión y el pensamiento filosófico me ha sido útil, y ha aparecido en muchos momentos como apoyo, ayuda y guía en buenas decisiones, incluso he podido evolucionar en este aspecto pues la visión filosófica llega a un punto de no retorno. La filosofía entendida como un compendio histórico e inamovible de conocimientos muertos y estáticos, de poco ha servido, más bien de nada pues no he tenido tiempo de prestar a atención a la filosofía escrita, aunque es el legado del pensamiento humano y una fuente de aprendizaje, cuando uno ha forjado sus propios valores y pensamientos bien sirve como chispa para encender la hoguera de nuestro pensamiento, no como una hoguera en si misma, que siempre sería la hoguera de otro.
Como conclusión final también diré que la vida pausada, el tiempo de ocio, el espacio de aprendizaje, el intercambio de opiniones, la observación y la reflexión, son muy necesarias para alejarnos de ese “sujeto-basura” y acercarnos a ese “ser que se piensa”, por lo que seguiré configurando y buscando esa vida que me permita ser quien quiero ser.
Estic començant a recopilar materials per a un treball sobre les classes mitjanes al Sud d’Europa, i em surten un munt de problemes. conceptuals. Començant per la mateixa definició de classe mitjana (un concepte que ja no sé si és útil) i pel seu abast demogràfic més elemental.
Sospito que el que aquí s’anomena “classe mitjana” té molt poc a veure amb el que seria homologable en termes europeus. Situar com a “classe mitjana” famílies de quatre membres que ingressen fins a 60.000 € anuals és fer molta trampa. Per sota de 100 mil euros als principals països d’Europa Occidental les famílies no se situen en la classe mitjana.
També resulta que a Catalunya/Espanya amb la crisi han disminuït més els salaris dels qui cobren 60 mil euros/any que els de 30 o 40 mil. Qui més està patint la manca d’ingressos no són els oficinistes sinó els arquitectes, metges, advocats, enginyers, professors universitaris, etc. I el topic segons el qual “aquí la vida és més barata”, no funciona.
Això provoca una distorsió molt gran de les dades comparatives. I segurament explica l’agressivitat (bastant absurda en termes comparatius) de les classes mitjanes contra els seus propis representants politics.
Fa anys l’Oriol Bohigas defensava que un dels principals problemes de Catalunya és que els nostres rics són massa pobres. Això vol dir que tenen molt mal gust, que consumeixen cultura d’una manera purament grollera (poca “distinció” tipus Bourdieu a l’Upper Diagonal!), que no se senten vinculats moralment al seu país i que, en definitiva, ni manar no saben. Tinc la sensació que ara la classe mitjana catalana està també en un procés d’empobriment que els està tornant poc lúcids. Sense patriciat i sense una classe mitjana amb criteri el “future” són les adescolaus, (els professsinals del blablabla) i el provincianisme cultural més patètic.
No sé si el treball avançarà més enllà de la fase de recollida de dades, però s’admeten aportacions.
Este problema planteado en el test de admisión a la escuela elemental en Hong Kong se ha convertido en un fenómeno viralEl acertijo chino que los niños resuelven en segundos y trae de cabeza a los adultos
www.abc.es
A quienes creen que somos odiados pero en el fondo nos ofrecen razones para amarnos. |
Es una ilusión creer que estuvimos vivos alguna vez,Que vivimos en la casa de la madre, que nos arreglábamosCon nuestros propios movimientos en una libertad de aire…Ni siquiera quedan nuestras sombras, sus sombras.Estas vidas vividas en la mente ya no están.Nunca existieron…
Wallace Stevens
Otra tentativa también acabó en desengaño, cuando en diciembre de 1904 se abrió un sobre cerrado que Myers había dejado al investigador psíquico sir Oliver Lodge. La carta no correspondía a los mensajes automáticos que según se afirmaba se habían estado recibiendo de Myers, aunque contenía una referencia a un episodio de los años de formación de Myers, mantenido en secreto mucho tiempo, que ocuparía un lugar destacado en posteriores textos.“se sentó pesadamente en una silla junto a la puerta abierta, con su cuaderno sobre las rodillas, la pluma en la mano, para tomar nota del mensaje con su habitual exactitud metódica… Cuando salí, William James seguía sentado con la espalda apoyada en el respaldo, cubriéndose la cara con las manos, su cuaderno abierto sobre las rodillas. La página estaba en blanco”.
Los investigadores psíquicos, aun cuando estaban firmemente convencidos, sabían que ninguno de los fenómenos que estudiaban demostraba que la supervivencia era una realidad. Sólo las comunicaciones claramente interconectadas recibidas a través de varios canales durante un período de tiempo podían demostrar que las mentes post mórtem funcionaban. El resultado fue un conjunto de textos profundamente desconcertantes, en los que –como escribió un investigador psíquico que lo estudió con atención– “el material que iba a ser investigado experimentaba consigo mismo”.“¿Nos hemos puesto en contacto con mentes que han sobrevivido a la muerte corporal, y nos empeñamos mediante la escritura automática en proporcionar pruebas de su funcionamiento? Si esta… hipótesis fuera verdadera, significaría que se ha hecho posible la cooperación entre otros que encarnaron mentes humanas y las nuestras, en experimentos de un nuevo tipo que pretendían demostrar que la existencia continuaba”.
Los automatistas, investigadores y evidentes autores de los textos, aunque a veces se hallaban separados por miles de kilómetros, en muchos aspectos mantenían vínculos. La señora Verral conocía a Sidgwick, Myers y Gurney, mientras que las señoras Salter y Piper conocían a Myers, que se casó con una hermana de la esposa de Winifred Coombe-Tennant. Todos los automatistas eran conocidos de los principales comunicadores, en grados diversos. La esposa de Sidgwick, Eleanor, que llegó a ser presidenta de la SPR y estudió extensamente la correspondencia automática interconectada, era la hermana mayor de Arthur Balfour, mientras que Gerald Balfour, asimismo presidente de la SPR, que analizó a fondo la correspondencia automática interconectada mientras desempeñaba un papel oculto en ella, era el hermano menor de Arthur Balfour. Jean Balfour, nuera de Gerald Balfour, se convirtió en la archivista principal de los textos.“La característica de estos casos –o al menos algunos– es que el texto de un automatista no es nada parecido a una reproducción literal mecánica de frases de la de otro; ni siquiera recibimos la misma idea expresada de maneras diferentes, como podría ser si se tratara de telepatía directa entre ellos. Lo que recibimos es un producto fragmentado en un texto, que parece no tener ningún punto o significado en particular, y otro texto fragmentado en el otro igualmente sin sentido aparente; pero cuando los juntamos, vemos que se complementan, y que aparentemente hay una idea que subyace en ambos, pero que está expresada sólo en parte en cada uno.
… Ahora bien, aceptando la posibilidad de la comunicación, se puede suponer que durante los últimos años cierto grupo de personas ha estado intentando comunicarse con nosotros, que estamos lo bastante instruidos para conocer todas las objeciones que escépticos razonables han planteado contra todas las pruebas previas y lo bastante inteligentes para comprender por completo toda la fuerza de estas objeciones. Puede suponerse que estas personas han inventado un nuevo plan –el plan de los escritos automáticos interconectados– para refutar las objeciones de los escépticos”.
Henry SidgwickEl Cosmos del Deber se reduce de este modo realmente a un Caos: y el esfuerzo prolongado del intelecto humano para enmarcar un ideal perfecto de conducta se considera predestinado al fracaso inevitable.
Aquí Sidgwick da el motivo de su continua necesidad de creer en Dios. A menos que el teísmo sea cierto, no puede haber un “gobierno moral del mundo”. En ese caso, vivir según cualquier código del deber no tiene sentido.“Ha pasado mucho tiempo desde que podía siquiera imaginarme a mí mismo creyendo en el cristianismo de cualquier manera ortodoxa…
Pero en lo que respecta al teísmo el caso es diferente… No sé si creo o simplemente espero que exista un orden moral en este universo que conocemos, un principio supremo de Sabiduría y Benevolencia, que guía todas las cosas hacia buenos fines, y a la felicidad del Bien… El Deber es para mí una cosa tan real como el mundo físico, aunque no se comprende de la misma manera; pero todo mi aparente conocimiento del deber se convierte en caos si se concibe que desaparece mi fe en el gobierno moral del mundo.
Bien, no puedo resignarme a no creer en el deber; en realidad, si lo hiciera, sentiría que se ha derribado la última barrera entre yo y el absoluto escepticismo filosófico, o no creer en la verdad. Por lo tanto, a veces me digo a mí mismo: ‘Creo en Dios’; mientras que otras veces no puedo decir más que: ‘Espero que esto que creo sea cierto, y debo actuar y actuaré como si lo fuera’”.
Sidgwick distinguía entre la ciencia como cuerpo fijo de conocimiento y como método de investigación. Tal como lo describía el materialismo, el universo no poseía significado humano; pero la solución no era rechazar la ciencia, sino aplicar el método científico, que podía demostrar que el materialismo era falso. Igual que muchos otros, entonces y más adelante, Sidgwick buscaba en la ciencia la salvación de la propia ciencia. Si la ciencia había desencantado el mundo, sólo la ciencia podría re-encantarlo.“Creíamos sin reservas en los métodos de la ciencia moderna, y estábamos dispuestos a aceptar sumisamente sus conclusiones razonadas, cuando fueran sostenidas por acuerdo de los expertos; pero no estábamos dispuestos a inclinarnos con igual docilidad a los meros prejuicios de los científicos. Y nos parecía que había un importante cuerpo de pruebas –tendentes prima facie a establecer la independencia del alma o el espíritu– que la ciencia moderna simplemente había hecho a un lado con ignorante desprecio; y que al abandonarlo había sido infiel al método que profesaba y había llegado prematuramente a sus conclusiones negativas”.
“Con respecto a la inmortalidad, nada me muestra con tanta claridad lo fuerte y casi instintiva que es una creencia como la opinión que ahora sostienen la mayoría de los físicos de que el sol y todos los planetas con el tiempo se volverán demasiado fríos para que exista vida, a menos que realmente algún nuevo gran cuerpo choque con el sol y así le dé nueva vida. Creyendo como creo que el hombre en un futuro lejano será una criatura mucho más perfecta de lo que es ahora, es intolerable pensar que él y todos los demás seres están condenados a la aniquilación después de un progreso tan lento y continuado. Los que admiten plenamente la inmortalidad del alma humana no encontrarán tan terrible la destrucción de nuestro mundo”.
La búsqueda de pruebas de la supervivencia que llevaba a cabo Sidgwick se entrecruzaba con su trabajo sobre ética. Él creía que a menos que la personalidad humana sobreviviera a la muerte corporal, la moralidad no tenía sentido. El teísmo postula un universo amable con los valores humanos: es posible que el bien no obtenga recompensa aquí en la Tierra, pero el desequilibrio será corregido en el más allá. Sin esta seguridad, creía Sidgwick, no había ninguna razón para que los seres humanos no cedieran al interés personal o a sus deseos pasajeros.“En un paseo bajo las estrellas que jamás olvidaré (3 de diciembre de 1869), le pregunté, casi temblando, si creía que si ni la tradición, la intuición o la metafísica habían podido resolver el enigma del universo, todavía existía la oportunidad de extraer algún conocimiento válido de cualquiera de los fenómenos observables reales –fantasmas espíritus, lo que fuera– sobre el Mundo Oculto. Al parecer, él ya había pensado que esto era posible; con seguridad, aunque no con optimismo, indicó algunos terrenos en los que aún cabía tener esperanza; y a partir de aquella noche decidí proseguir esa búsqueda, si pudiera ser, a su lado”.
Sidgwick borró estas frases de todas las posteriores ediciones del libro, sustituyéndolas por una conclusión cuidadosamente elaborada en la que describe la reconciliación del deber y del interés personal como una “cuestión profundamente difícil y controvertida”. Sin embargo nunca alteró su creencia de que sin Dios no había razón para actuar con moralidad. El resultado final del trabajo de Sidgwick en ética fue una contradicción irresoluble, a la que denominó “el dualismo de la razón práctica”. El egoísmo era una base para vivir tan razonable como la moralidad, y cuando estaban en oposición sólo el “impulso no racional” podía zanjar la cuestión. En ese caso, las preguntas éticas más profundas eran insolubles.“De ahí que todo nuestro sistema de creencias referentes a lo intrínsecamente razonable de la conducta deba caer, sin una hipótesis no verificable por la experiencia que reconcilie la razón individual con la universal, sin creer, de una forma u otra, en que el orden moral que nosotros vemos realizado de modo imperfecto en este mundo es, sin embargo, perfecto. Si rechazamos esta creencia, es posible que todavía encontremos en el universo no moral un objeto adecuado para la razón especulativa, capaz de ser en cierto modo finalmente comprendida. Pero el cosmos del deber se reduce así realmente a un caos: y el esfuerzo prolongado del intelecto humano por enmarcar un ideal perfecto de conducta se considera condenado de antemano al fracaso inevitable”.
Eliot aceptaba con agrado la desaparición de la religión porque creía que de este modo el sentido del deber quedaría más puro. Asimismo, rechazaba el espiritismo porque deseaba el sentido de nobleza del que es virtuoso sin esperar recompensa. Un más allá podría negarle esta satisfacción, de manera que condenaba la búsqueda de pruebas de supervivencia. Como le dijo a Myers: “El triunfo de lo que tú crees significaría que todo el tiempo de mi vida que he pasado enseñando no posee ningún valor”.“Recuerdo que en una ocasión, en Cambridge, caminé con ella (Eliot) en el jardín de los profesores del Trinity, una lluviosa tarde de mayo; y ella, un poco agitada en contra de su costumbre, y haciendo suyas las tres palabras que tan a menudo los hombres han utilizado como el toque de trompetas de la inspiración –las palabras Dios, inmortalidad, deber–, declaró con gran fervor cuán inconcebible era la primera, cuán increíble la segunda y sin embargo cuán perentoria y absoluta era la tercera. Tal vez nunca acentos más severos han afirmado la soberanía de la ley impersonal y sin recompensa. Escuché, y cayó la noche; su semblante serio, majestuoso, se volvió a mí como el de una sibila en la penumbra; fue como si cogiera mi mano, uno tras otro, los dos rollos que ofrecían algo de promesa y me dejara sólo el tercer rollo, espantosamente lleno de destinos inevitables. Y después de estar un buen rato parados y de habernos separado, en aquel circuito columnar que era el espeso bosque, bajo el último resplandor de un cielo sin estrellas, me pareció estar contemplando, como Tito en Jerusalén, asientos vacíos y salones desiertos, en un santuario sin ninguna Presencia que lo santificara, y el cielo abandonado sin un Dios”.
Henry Sidgwick, comunicación póstumaEn cuanto resolvemos el enigma de la muerte muriendo, ya resolvemos el problema de la vida naciendo. Tomad mi caso.
La simpática sugerencia de Hume de que el mundo puede ser obra de un Dios infantil o de un Dios senil, que ha olvidado por qué lo hizo, puede ser una de las versiones más plausibles del teísmo. Semejante Dios es poco probable que se acuerde de asegurar una vida después de la vida para sus creaciones humanas.“… sólo el primer tosco ensayo de alguna deidad infantil, que después lo abandonó, avergonzada de su coja actuación; es la obra de alguna deidad dependiente, inferior; y es objeto de burla para sus superiores; es el producto de la vejez y la chochez de alguna deidad caduca; y desde su muerte no ha parado de correr aventuras, desde el primer impulso y fuerza activa, que recibió de ella”.
Ignacio Castro Rey |
Isaiah Berlin |