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El café de Ocata
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El café de Ocata
Me acaban de pedir con la mayor urgencia un prólogo para un libro sobre la espera. He dicho que sí, así que tendré que escribir rápido y sin demora. Lo que me ha animado a aceptarlo ha sido, por supuesto, el tema, que me parece apasionante -yo hace tiempo que me veo a mí mismo acometiendo el deber moral de entretener la espera- y la editorial, pero el empujón definitivo me lo ha dado Mark Lilla, que es el autor de la edición inglesa del libro.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Viniendo de Madrid, leo en Rémi Brague (
El reino del hombre): "Nuestro cuerpo, que es sin embargo 'nuestro', escapa ampliamente a nuestro control. San Agustín atribuye esta insubordinación a las consecuencias del pecado por el que Adán desobedeció a Dios. Sólo algunos individuos excepcionales tienen un perfecto dominio de su cuerpo. Agustín los cita, y no deja de ser sorprendente encontrar entre esta élite a un antepasado de Joseph Pujol, quien dio algo que hablar, hacia 1900, en la escena de los music-halls."
La cita de Agustín se encuentra en la
Ciudad de Dios XIV, 24, que dice: "Otros, sin fetidez alguna, emiten por la parte inferior sonidos tan acompasados que dan la impresión de cantar por esa parte."
Respecto a Joseph Pujol, se trata de un catalán universal que por alguna oscura razón no conoce en la Cataluña actual el renombre a que sus sonadas hazañas lo hacen merecedor. Bien es cierto que él, en el Moulin Rouge, donde actuaba, se hacía pasar por marsellés, pero todo parece indicar que era de Reus. Su nombre artístico era "
Le Pétomane" y su hijo dijo de él que "a lo largo de su vida nos dio lo mejor de sí mismo". Sólo añadiré, para evitar caer en la escatología, que Freud lo visitaba con frecuencia por considerarlo un caso evidente de estancamiento psicológico en la fase anal de la libido.
¡Y después dicen que la filosofía no sirve para nada! A la próxima persona que vea proclamando que su cuerpo es suyo, pienso rogarle que no me lo demuestre.
Por cierto, amigos de Ediciones Encuentro, nada que objetar a que Brague hable de Jérôme Cardan, pero si traducimos el libro, mejor darle a Gerolamo Cardano lo que es suyo, su nombre propio.
Sobre Cardano en El Café de Ocata:
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Cardano se enamora-
Cardano y los intelectuales-
Cardano y Sócrates
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El café de Ocata
Había en mi pueblo un orate pacífico y estrambótico. Un día salió a la calle con un ojo cerrado y le explicaba a quienquiera que le preguntase por los motivos de su conducta, que obraba así porque era inteligente. Tras observar meticulosamente el proceso de envejecimiento de los humanos, había descubierto que todo en el cuerpo se desgasta con el uso. Por lo tanto si algo dejaba de usarse, se mantendría en buen estado. Por eso había decidido no desgastar un ojo llevándolo cerrado y así ahorrar vista para la vejez.
Yo lo recuerdo bien porque a mi, que era un niño que acababa de hacer la primera comunión, a escondidas de hablaba, con aire confabulador, de la mandrágora. Yo no sabía nada de esta planta mitológica y él me iba informando de sus propiedades poco y a media voz, dándome a entender que sus poderes eran enormes pues sus raíces no eran vegetales sino medio humanas: tenían forma de un hombrecillo capaz de hablar y revelar misterios. Podía, por ejemplo, adivinar dónde había enterrado un tesoro del tiempo de los moros. A mí todo esto me provocaba una inquietud extraña. Por una parte sentía la emoción de saber que estábamos tratando de cosas que los demás ignoraban y que debían ser tratadas con sigilo y discreción. Esto me hacía sentirme muy importante, como si caminara bastante por delante de los demás. Pero había algo que me inquietaba y que el orate -no diré su nombre- se negaba a aclararme. Para arrancar la mandrágora era imprescindible contar con mi perro. Pero, ¿por qué? ¿por qué había algo que sólo mi perro podía hacer? Como no me lo aclaró, no se le cedí y ahí se acabó nuestra intromisión en el mundo de lo misterioso.
Mucho más tarde descubrí que la mandrágora, al sentirse arrancada del suelo da tales gritos que vuelve loco a todo el que está cerca de ella. Por eso el orate necesitaba un perro. Este descubrimiento me dejó confuso y vagamente culpable, porque aquel perro mío de repente perdió el juicio. Cazaba gallinas de los corrales como si fuer aun zorro y se las iba a comer a la iglesia, a los pies del altar de San Antón. Por eso acabó siendo sacrificado.
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El café de Ocata
Entre montes, por áspero camino,
tropezando con una y otra peña,
iba un viejo cargado con su leña,
maldiciendo su mísero destino.
Al fin cayó, y viéndose de suerte
que apenas levantarse ya podía,
llamaba con colérica porfía
una, dos y tres veces a la muerte.
Armada de guadaña, en esqueleto
la Parca se le ofrece en aquel punto;
pero el viejo, temiendo ser difunto,
lleno más de temor que de respeto,
trémulo la decía. y balbuciente:
"¡Yo..., señora.., os llamé desesperado;
pero..." "Acaba; ¿qué quieres, desdichado?"
"Que me carguéis la leña solamente."
Félix María de Samaniego
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El café de Ocata
Me ha dolido escucharle a una persona que va en los primeros puestos de la lista electoral de Puigdemont, que "España ha hecho un genocidio en Cataluña". Quizás para justificarse un poco ha añadido que "eso ya se ha dicho antes y no lo he dicho yo, si leemos un poco veremos que Rovira i Virgili ya lo decía".
Me ha dolido especialmente porque me temo que estas palabras muestran un peldaño más de una escalada que no sé a dónde nos conduce, pero no desde luego a la bienllevanza.
No recuerdo haber leído nada en Rovira i Virgili que confirme las palabras de esta persona (pero ni he leído todo de Rovira i Virgili ni mi memoria es indeleble). Recuerdo, eso sí, que Josep Benet tituló uno de sus libros El intento franquista de genocidio cultural contra Cataluña (1995), refiriéndose a los primeros años del régimen franquista. Sé que en el exilio hubo voces catalanistas que solicitaron a la ONU que juzgara a Franco por genocidio (conclusiones del LLibre Blanc de Catalunya, Buenos Aires, 1956) y que Josep Maria Solé i Sabaté, siguiendo a Benet, habla también por algún lugar de "genocidio cultural" y seguro que no ha sido el único en seguirlo en esta dirección.
Aun siendo indudable la represión contra la cultura catalana, la expresión "genocidio cultural" me parece excesiva. Ningún genocida hubiera permitido, por ejemplo, experiencias como la de la escuela Isabel de Villena, abierta en 1939, o la edición de Verdaguer en 1943, o que un falangista como Giménez Caballero incluyera en su manual de bachillerato de literatura de España (1946) algunos versos de la Oda a la Pàtria de Aribau. ¿Hubo "intento", como dice Benet? Por parte de algunos, probablemente sí.
Que esta persona de cuyo nombre no quiero acordarme y que muy probablemente ocupará un escaño en el parlamento de Cataluña considere que España -no este o aquel político, sino España- ha cometido un genocidio en Cataluña y que lo equipare, como lo ha hecho, al que padecieron los armenios, me ha dolido, pero sobre todo me deja anonadado.
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21:35
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El café de Ocata
Hubo un tiempo en que me pasaba horas analizando los detalles de cada informe PISA. Ya no. Cada vez soy más escéptico sobre las posibilidades de PISA para informar correctamente de lo que pasa en España. Más aún, sospecho que la enorme cantidad de datos disponibles comienza a ocultarnos la realidad. Así que esta vez he echado una mirada rápida al último informe. Lo que me ha llamado la atención ha sido lo siguiente:
- Los países cuyos alumnos rinden bien individualmente son los mismos cuyos alumnos rinden bien en grupo.
- Las chicas, que tienen menos capacidad para resolver problemas en ciencias y en matemáticas, son las más predispuestas a trabajo en grupo en todos los países.
- Sigo sin ver una relación directa entre gasto escolar por alumno y resultados. Los que más gastan no son los que mejores resultados tienen.
- Como siempre, los mejores son los que más porcentaje tienen de alumnos excelentes. Cuanta más excelencia, menos deficiencia. Y cuanta más deficiencia, menos excelencia.
- España no está mal. Lo que está muy mal son las diferencias en el interior de España. Sigo pensando que no tenemos UN sistema educativo. Entre Madrid y Extremadura hay 45 puntos de diferencia.
- Se confirma la mejora de Madrid y el empeoramiento del País Vasco.
- Es España las diferencias dentro de los centros son mucho mayores que las que existen entre los centros.
- Las percepciones de los alumnos españoles sobre sus capacidades están por encima de sus resultados. Su nivel de satisfacción con el centro es muy alto. Se encuentran entre los alumnos con más confianza en sí mismos y más satisfechos del clima del centro.
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El café de Ocata
Pensando en México
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El café de Ocata
Viajar a Jaén es viajar a otro mundo. Porque hay otros mundos y algunos son más, mucho más cordiales, aunque estén a trasmano. Jaén, por ejemplo.
Jaén es para mí el lugar en el que el taxista que te recoge a las 8 de la mañana para llevarte a Córdoba se acuerda de que hace dos años te recogió a las siete de la mañana para llevarte a Granada y en la hora que pasamos juntos por el camino te da una lección de lo que es amar la propia tierra con honestidad, es decir, con sinceridad y sin aspavientos.
Jaén es el lugar donde los iberos decidieron festejar su propia existencia con la verdad de un gran arte. En el Museo de Jaén se encuentran algunas de las obras de arte más íntimamente sobrecogedoras que yo he visto nunca.
Jaén es el lugar donde la amistad y esa cosa inefable que es ser buena gente no caducan nunca. Más aún: creo que los que nos encontramos de paso en Jaén hacemos de nuestro tránsito común por esta ciudad andaluza una excusa para la añoranza de futuros encuentros.
Jaén es un lugar en el que se come lo estrictamente delicioso sin abalorios ni rechiflas: el aceite, claro, pero también las espinacas o los huevos rotos o el jamón, o las migas de pan torcido con torreznos, o las gachas con matalahúva, las croquetas, los griñones o el tocinillo de cielo con higos de Jimena...
Jaén es un lugar donde se bebe mucho (esos vinos de la Sierra Sur, eclipsados por la fama del olivo) y se duerme poco... pero después de haber trabajado en serio.
Jaén es el lugar que ha convertido el tranvía en una performance artística permanente.
Jaén es el lugar en el que al enterarse un taxista que vienes de Barcelona te puede explicar de manera prolija que la culpa de "lo de Cataluña" la tiene Rockefeller.
Jaén es el lugar del que vuelves decidido a que, la próxima vez, te quedarás más tiempo, porque el reclamo de Baeza y Úbeda no admite más dilaciones.
Jaén es el lugar en el que no hay turistas, todo es oxígeno y grandes espacios -la espaciosa y verde España- cubiertos de olivos sobre los que amanece lentamente un cielo siempre acogedor.
Jaén es el lugar.
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El café de Ocata
Leo en el prefacio del
Narciso de Rousseau: "Dans un Etat bien constitué, tous les citoyens sont si bien égaux, que nul ne peut être préféré aux autres comme le plus savant ni même comme le plus habile, mais tout au plus comme le meilleur: encore cette dernière distinction est-elle souvent dangereuse, car elle fait de fourbes et des hypocrites".
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El café de Ocata
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El café de Ocata
"Es casi imposible haber pasado por las Brigadas Internacionales de España, que eran una pérfida maquinaria totalitaria, y salir libre, a menos de realizar una ruptura definitiva con esta maquinaria."
- Victor Serge, carta a Vanni B. Montana, 20 de mayo de 1945.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
"Y veo también, al otro lado del anchuroso valle Amblés, el castillo de Más que os pese. Se alza sobre un altivo cerro que señorea las tierras del pueblo de Sotalbo. Poéticos nombres los de muchos lugares de mi tierra: Madrigal, Hoyo-casero, Soto-albo, Solo-Sancho, Son-soles, Ama-vida, Ojos-albos, Tornadizos, Vico-lozano, Salva-Dios y la Hija de Dios; estos dos incluso comparables al más extraño de los nombres geográficos que me son conocidos: al de una altura de las cercanías de Belchite, llamada La novia del viento."
- Claudio Sánchez Albornoz, Frente al mañana.
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18:27
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El café de Ocata
"La Arquitectura ama el adorno. Pero esta pasión suele ser tan arriesgada en ella como la que tienen las hijas de familia a adornarse con modas. Si a una joven se les deja correr a capricho, irá tan lejos que llegará a tocar en la majeza, que es la baja elegancia de los trajes. En esta misma baja elegancia puede venir a dar la Arquitectura con sus adornos."
- Isidoro BOSARTE. Observaciones sobre las Bellas Artes entre los antiguos, 1791.
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El café de Ocata
Con diferentes bestias hizo noche
En una venta un burro de un librero,
Que una carga de libros conducía,
No me acuerdo a qué feria de este reino.
Después que buenamente despacharon,
Los animales el sabroso pienso,
En su idioma bestial se entretenían
Sobre varias materias discurriendo.
Cada bestia decía su dictamen
Según su inteligencia y su talento,
Conformándose todos fácilmente,
Sin réplicas, sin contras ni argumentos.
Solo entre todos nuestro lindo burro
Con orgullo insufrible, e inmodesto
Se burlaba de todos bravamente
Su ignorancia bestial escarneciendo.
Por último cansado ya de oírlos,
Con suma gravedad y magisterio
Lanzó un rebuzno fuerte y sostenido,
Medio oportuno de intimar silencio.
“Ignorantes, les dijo, ¿por qué causa
Osáis hablar a donde yo me encuentro?
¿No teméis mi censura formidable?
¿Ignoráis de mi estudio los progresos?
Los dientes me han nacido entre los libros,
Cuanto se ha escrito trastornado tengo,
Y tan fácil entiendo a los latinos,
Como a griegos, egipcios y caldeos”.
“Según eso, replican, ¿tú has leído
Todos esos autores?” “Ni por pienso,
Pero su ciencia a modo de contagio
Desde los lomos me pasó al celebro”.
Esta satisfacción desatinada
Fue muy cumplida para aquel congreso,
Y en honor de su autor hicieron todos
Salva burral de zumbas y cencerros.
Muchos zoquetes, revolviendo libros,
Que nunca entienden, celebrados veo,
Mas ¿por quién? Por parientes de los otros
Que hicieron salva al burro del librero.
Correo Literario de Murcia, número 13. 13 de octubre de 1792.
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El café de Ocata
Madrid debe su origen a un emir, gran amador de mujeres, y tan dominado por su pasión por ellas, que no podía separarse de su harén. Se decidió una vez a emprender una campaña contra los politeístas -así llamaban los musulmanes a los cristianos trinitarios- y llegó con su ejército hasta Guadalajara. Pero no pudo proseguir la expedición. Los cronistas arábigos, demasiado indiscretos, nos cuentan que desde su salida de la ciudad de Córdoba le asaltaban sueños lúbricos, y que al llegar a la población que en lengua vasco-ibera se llamaba Arriaca (...), Abderrahman II padeció o gozó de una nocturna polución. El emir poeta y sensual abandonó entonces a sus tropas, corrió cerca de Tarub, su favorita, y amó con tanto brío a sus mujeres que engendró en ellas ochenta y siete hijos.
En esta frustrada heroica empresa, Abderrahmán, al caminar de Toledo hasta Guadalajara, pasó no lejos de Madrid y allí mandó alzar una ciudad murada.
- Claudio Sánchez Albornoz, Frente al mañana.
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El café de Ocata
David Huerta, Las palabras de Konstantinov
Efectivamente, a veces las causas nos imponen, para seguirlas, lógicas muy extrañas
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Como era de esperar, se está publicando una avalancha estudios eruditos sobre la revolución rusa que intentan explicarnos con la mayor claridad posible las causas y consecuencias de ese evento histórico. Muchos de los libros publicados me parecen de interés (me parecen porque lo presumo, ya que no he leído todos, ni mucho menos), pero hasta los más interesantes, cuando explican las causas de la revolución de octubre, suelen pasar por alto un acontecimiento que es algo más que un pequeño detalle: Sin Lenin, no hubiera habido revolución, pero si Lenin pudo estar en Rusia dirigiendo la revolución fue porque la Alemania imperial y militarista del Kaiser lo metió de contrabando en el país con la intención de desestabilizar el poder del zar desde adentro. Claro que si esta causa es importante, entonces sabemos poco de las causas de los acontecimientos históricos, porque nunca podemos garantizar que nuestras buenas intenciones se corresponderán con buenos resultados. De hecho, estamos muy lejos de conocer a priori las consecuencias de lo que ponemos en marcha políticamente.
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El café de Ocata
Ustedes conocen mi admiración por el filósofo Jaime Balmes y, sobre todo, por el periodista Jaime Balmes. Ayer cayó en mis manos este librito que se presenta como "la perla que le faltaba a la diadema con que aparece coronada en el mundo literario la figura del Dr. D. Jaime Balmes". Lo menos que puede decirse es que como perla deja bastante que desear. Tanto es así -y este me parece un argumento definitivo- que utiliza varias veces la palabra "rosicler". El Balmes poeta es un romántico de rima facilona que amplifica todos los vicios del romanticismo sin que parezca sensible a ninguna de sus virtudes. Que conste que este naufragio de la música lírica balmesiana no disminuye m admiración hacia él. Más bien contribuye a reforzar mi imagen de la vida humana como un frente de batalla muy amplio en el que el ejército, lejos de avanzar a la par, avanza como una línea quebrada, con cimas de vanguardia que se adentran con coraje en territorio desconocido y valles de retaguardia que andan remoloneando en la trivialidad.
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El café de Ocata
Dicen que quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Y así es. Pero si ese amigo -amiga, en este caso- es B. M., entonces uno tiene un finísimo crítico literario en París.
Gracias a B. leí
La fin de l'homme rouge cuando aquí nadie tenía ni idea de quién era Svetlana Alexievich, o
Le météorologue, de Olivier Rolin, antes de que ninguna editorial española pensara en traducirlo, o
Révoltée, de Evguénia Iaroslavskaia-Markon, que entre nosotros ha pasado incomprensiblemente desapercibido. Así que cuando me avisó de que me enviaba
L'ordre du jour, de Éric Vuillard, ya sabía que recibiría una joya. Tanto es así que mientras el libro estaba en tránsito de París a Ocata, al autor le han dado el Premio Goncourt. Me ha llegado esta mañana y ya lo he devorado. ¡Qué libro! ¿De qué va? Pues de gran literatura. Creo que no sería capaz de definir qué es la gran literatura, pero sé muy bien reconocerla cuando me la encuentro entre las manos. El ritmo narrativo, la precisión descriptiva, la atmósfera envolvente, ese retrogusto que se te queda ahí, en el paladar, como de un buen vino. Esa necesidad de detenerte a repetir la lectura de una frase para volverla a paladear. Esa esperanza de que el libro no se acabe. Incluso ese deseo de venir aquí a contarlo.
Gracias, B.
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El café de Ocata
Que en un día como hoy, de nubes grises y corazones dispuestos a la dialéctica parvularia del “¡Y tú más!”, llamen al timbre y te entreguen estos dos libros, regalos de un amigo, no tiene precio. El trabajador que me los ha entregado me ha asegurado que ha llegado a mi casa sorteando impedimentos. Pero ha llegado. Y se lo agradezco profundamente. p.p1 {margin: 0.0px 0.0px 0.0px 0.0px; font: 14.0px Helvetica; -webkit-text-stroke: #000000} p.p2 {margin: 0.0px 0.0px 0.0px 0.0px; font: 14.0px Helvetica; -webkit-text-stroke: #000000; min-height: 17.0px} span.s1 {font-kerning: none}
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El café de Ocata
¿Fue la revolución de octubre un golpe de Estado de Lenin contra los soviets?
Por cierto, Laval pasa este sábado por Barcelona.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
"No hay remedio, me decía un diplomático alemán este verano, tenemos que estar armados hasta los dientes, no tanto a causa del desamor que nos consagra la Francia, como a causa del amor que nos profesa la Rusia".
- Emilio Castelar, Cartas Europeas, 1876.
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El café de Ocata
"L'or ou L'eaurette", escribe otras veces y...
... L'elixir: eau de ma vie. L'eau ou L'or ou L'aure...
... ce dernier signe d'une exaltation...
... qui naturellementqui naturelllelelmen ...
... dépasse le raisonnable...
... Notre Dame de Lorette...
... vous êtes ma vie, L'eaurette".
Pero Laurette se fue. Al otro lado del Atlántico, en México, la esperaba Victor Serge. Sin embargo a lo largo de la travesía Laurette intentaba mantener vivo el nexo que los unía: "Si cada vez que he tenido ganas de escribirte lo hubiera hecho, con el papel de mis cartas tendrías fuego para todo el invierno".
Él era Victor Brauner. Al quedarse solo en la Marsella de 1941, escribió páginas y páginas sobre "el vampiro pasivo".
Manuscrits-cahiers et carnets de Victor Brauner
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El café de Ocata
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El café de Ocata
“En quince líneas geniales de ¿Qué hacer?, Lenin mostró que la conciencia no nace necesariamente de las condiciones materiales-sociales; más exactamente, que la condición del asalariado no facilita más que una toma de conciencia limitada que el mismo Lenin definía como mentalidad trade-unionista. En la forma revolucionaria, la conciencia de clase fue importada al seno del proletariado por grandes intelectuales llegados de las clases dirigentes.”
Victor Serge, carta a Herbert Lenhoff, 1 de abril de 1946.
Es decir, que la auténtica conciencia de clase no es la que tienes de forma natural como miembro de tu clase, sino la que te dicen que has de tener los que no son de tu clase.
En la misma carta, Serge recuerda una discusión que tuvo en México con Julián Gorkin y Marceau Pivert en la que sostuvo, con gran enfado de estos dos últimos, que "la revolución española fue una guerra de ciudadanos de todas las clases, mezclados en dos campos y lanzados los unos contra los otros por la necesidad de una elección."
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El café de Ocata
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El café de Ocata
¿Educador, Clarín? (...) Lo era, sin duda, y en grado supremo, de modo espontáneo, sin proponérselo, sin aire profesional. Eso, ¡jamás!
Educaba, es decir, elevaba -como educa y eleva siempre el espíritu verdaderamente superior- por el simple contacto o trato: por sugestión singularísima, con el ejemplo del pensador generoso, que siembra a manos llenas, que se da entero a sus discípulos y a los suyos, y que ofrece a la contemplación estética el edificante espectáculo de un maestro sincero, comunicativo, sin reservas, con noble ademán... ¿Sinceridad? ¿Nobleza? Oíd:
"... años y años llevo diciendo a mis queridos discípulos que procuren ser buenos, ante todo, y, además, si tienen tiempo, que procuren encontrar por el camino que me parece más racional, menos expuesto a engaños, una ciencia que yo no tengo, y que, por lo mismo, no puedo enseñarles" (De El sombrero del señor cura)."
Alas funcionaba de educador por el contacto espiritual, por acción directa, de alma a alma, en la conversación, en el trato...
Su trato íntimo nos educó en ese goce del pensar hacia adentro; que es la más fecunda y eficaz escuela de modestia que quepa imaginar.
- Adolfo Posada, "Mis muertos", en España en crisis (1923).
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El café de Ocata
A Don Francisco Giner De Los Ríos
Como se fue el maestro,
la luz de esta mañana
me dijo: Van tres días
que mi hermano Francisco no trabaja.
¿Murió?... Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan;
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!
Y hacia otra luz más pura
partió el hermano de la luz del alba,
del sol de los talleres,
el viejo alegre de la vida santa.
...¡Oh, sí!, llevad, amigos,
su cuerpo a la montaña,
a los azules montes
del ancho Guadarrama.
Allí hay barrancos hondos
de pinos verdes donde el viento canta.
Su corazón repose
bajo una encina casta,
en tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas...
Allí el maestro un día
soñaba un nuevo florecer de España.
- Antonio Machado
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El café de Ocata
Cambó dijo en cierta ocasión que "nuestra política", es decir, la española, "tiene horror a los problemas". Es una observación certera y vigente. A nosotros nos gustan las soluciones. "Como a todo el mundo", me objetará alguno, pero no exactamente, porque a nosotros nos gustaría vivir en un mundo de soluciones sin problemas. Y si, por desgracia, vemos o creemos ver un problema en algún sitio, inmediatamente nos sumamos al cortejo de quien nos promete una solución que nos haga olvidar el problema... hasta que descubrimos que las supuestas soluciones son tan supuestas que traen aparejadas problemas más grandes que los que pretendían resolver. Entonces ha llegado el momento de la espantada. Se trata de correr para apartar el nuevo problema de la vista.
La forma catalana de esta espantada es ese "Jo ja no entenc res" que ya ha comenzado a oírse.
Añado a lo anterior, más que nada por la pereza de abrir un nuevo apunte, un par de reflexiones de Adolfo Posada tal como aparecen en su
España en crisis. Son de 1919 y no las recojo como argumentos de autoridad, sino como ejemplos de una música lejana:
- "Habría que ver si el movimiento regionalista, incorporado en serio al proceso institucional de España, entrañaría o no una reforma de la Constitución"
- "En cuanto al argumento de que la Constitución no ha sido nunca obstáculo para cosa alguna..., es de tal fuerza, que apenas si se nos ocurre un reparo 'serio' que oponer. Quizá esté ahí la clave del escepticismo de los hombres prácticos. ¿Para qué reformar la Constitución, cuando es tan fácil infringirla siempre que hace falta?"