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El café de Ocata
«C’est l’enfant qui s’élève au niveau de l’adulte, et pas le contraire, poursuit-elle.
Ils sont tirés vers le haut.»Una experiencia digna de ser tenida en cuenta: Le cours Antoine-de-Saint-Exupéry
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El café de Ocata
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
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El café de Ocata
Artículo aparecido en el ARA el 10/13/2013
Buena parte del desconsuelo que arrastramos se debe al exceso de tardes de domingo. Pero quizás ésta sea una exageración inevitable en un texto escrito en una tarde de domingo de enero, un mes lleno de tardes de domingo, entre las páginas desordenadas de los dominicales, la película digestiva de la tele y los restos de la comida sobre la mesa. Únicamente Bacalao Salado, mi gata, parece indemne a esta melancolía. Heidegger dice que los animales son más pobres de mundo que nosotros. Esto, pienso yo, los libera de la desazón de las tardes de domingo.
En la
Historia de la decadencia escribe Cioran palabras definitivas sobre esta sombra negra que se cuela en las casas acompañando la llegada del atardecer del domingo: "La única función del amor es hacernos soportables las tardes de domingo, crueles e inconmensurables, que nos dejan heridas que nos hacen daño durante el resto de la semana, e incluso durante toda la eternidad". En las tardes de los domingos el alma se nos pone a la vez desganada e hiperbólica. Antes de que Cioran escribiera este silogismo de la amargura, Etta James ya nos había advertido de lo que es realmente importante:
I want a Sunday kind of love. En su voz había una esperanza tenue y una voluntad que quería ser firme, pero parecía a punto de romperse. En Francia, Charles Trenet cantaba
Les enfants s'ennuient le dimanche, y para dejar constancia de que la verdad tiene una dimensión geográfica, Rita Pavone lanzaba al éter su propia duda existencial, que Gelu, en España, tradujo así:
¿Por qué, por qué... los domingos por el fútbol me abandonas? Eran tiempos de grandes canciones metafísicas, que te dejaban la identidad tocada del ala. Buena parte de los problemas existenciales de mi generación se incubaron con aquel oxímoron que Raphael iba sembrando desde los tocadiscos de las adolescentes de barrio, que pasaban las tardes de los domingos con las ventanas de sus habitaciones abiertas de par en par al vacío:
Yo soy aquel. Sin embargo nos permitió entender a la primera el
Soi-même comme un autre de Ricoeur.Leemos a Spengler en una tarde de domingo ("el optimismo es cobardía", decía) y descubrimos un teorema elemental. Gracias a Dios las tardes de domingo no están hechas para leer, sino para pasear lánguidamente la mirada por los libros que nunca abriremos:
The Jean-Paul Sartre cookbook,
Las plantas no comestibles de los cementerios,
La historia natural del alma,
Descartes et le cannabis o El post-anarquismo explicado a mi abuela. En todo caso, nada de Pascal.
Georges Seurat intentó pintar la tarde del domingo e, inevitablemente, le salió un cuadro enorme que tardó tres años en terminar. Lo tituló
Un dimanche après-midi à la Grande Jatte (1884 a 1886). Está habitado por figuras algo fantasmales que miran sin ver, salvo una mujer abrazada a un hombre indolente, indiferente a su afecto. Sospecho que abraza sin darse cuenta las sobras de un amor del sábado. Seurat creía estar fundando el neoimpresionismo y, en realidad, estaba anticipando nuestras tardes de domingo en aquellos tiempos del spleen. Por eso los críticos del momento no lo entendieron. Más éxito tuvo entre sus contemporáneos Edward Hopper, que parece estar pintando siempre el mismo interminable blues de una tarde de domingo.
La melancolía de la tarde del domingo es en parte nuestra y en parte de aquel niño que fuimos, que se despierta en nosotros sobresaltado porque aún tiene deberes pendientes para el lunes. Su reminiscencia nos provoca un ataque de historia personal. Los fines de semana nunca saben estar a la altura de lo que el viernes prometía. Los fines de semana huelen muy bien, pero al probarlos, decepcionan, como la vida misma. ¡Y aún queda el montón de ropa para planchar!
Antes, el domingo era el día del Señor, sin embargo, desde que matamos a Dios, por la mañana es una especie de día de resurrección y por la tarde, de Viernes Santo. Pero no hay manera de venerar la santa vacuidad. ¿Qué pesado resulta llevar a rastras a un animal metafísico un domingo por la tarde!
"Primero vivir, y después filosofar", decían los antiguos. Pero el precepto no es aplicable a las tardes de domingo, esta tierra de nadie en la que ya se ha acabado el ocio y todavía no ha comenzado el día laborable.
Claro que todo esto sólo tiene sentido si pensamos en el Prometeo trivial que tiene la suerte de tener trabajo y quema las últimas horas de su día de fiesta encadenado al mando a distancia de la tele. No está verdaderamente triste... más bien se compadece de sí mismo por su falta de alegría.
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Berta G. de la Vega, a quien mucho debo.
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Me he pasado un buen rato repasando la publicidad de las escuelas que se anuncian en la prensa. Es muy instructiva. Promete cosas magníficas: espacios lúdicos, atención a la diversidad, felicidad ("a la escuela soy feliz", "la felicidad es una manera de vivir"), implicación, estimulación, integración de las diferentes competencias, respeto de la libertad individual, proyecto sólido en valores, respeto y compromiso, competencias relacionadas con la dimensión humana, estar "como en casa", el fomento de la autoconfianza... La competencia por lucir las mejores intenciones es obvia y confirma mi tesis de que los centros de enseñanza se evalúan a sí mismos más por la altura de sus buenos propósitos, que por la evidencia de sus resultados.
Los procedimientos se han comido a los resultados.
Hasta hace veinte años las imágenes que las escuelas utilizaban para hacerse publicidad era la de un alumno frente a un libro o un microscopio. Ahora lo que se lleva son las caras felices, los espacios abiertos, los árboles, las pantallas, los niños jugando y las fotos de los edificios. Los libros han desaparecido.
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El café de Ocata
Artículo publicado en el
ARALos indicadores de empleo indican que, desde el año 2005, el crecimiento de los puestos trabajos relacionados con la alta tecnología (
high-tech), que demandan titulaciones en STEM (
science, technology, engineering, mathematics), ha sido de un 16%. Es un dato muy importante, ya que por cada nuevo puesto de trabajo
high-tech se generan de forma directa o indirecta 5 puestos de trabajo de baja especialización (
low-tech). Esto parece explicar, en parte, el crecimiento en paralelo de los trabajos poco cualificados (restauración, servicios personales, vendedores, peones, personal de limpieza, sector agrícola ...), que ha sido del 18,2% en el mismo período de tiempo (siempre en referencia a la Unión Europea).
El futuro se presenta mucho más complicado para el sector intermedio (técnicos medios, profesionales de apoyo, empleados contables, administrativos, operadores de maquinaria ...). La oferta de trabajos de este tipo se está ralentizando y en el conjunto de la UE ha sido de un raquítico 2,2%.
Si estas tendencias, como parece, se confirman, estaríamos ante un proceso de polarización ocupacional dramático con repercusiones directas y muy serias en la escuela. ¿Qué ocurrirá cuando nuestros alumnos comiencen a experimentarlo en sus familias?
La polarización está provocada por la computerización progresiva de las ocupaciones del sector intermedio. Las tareas rutinarias están emigrando de las manos humanas al software de las máquinas. En la actualidad se están ensayando, por ejemplo, coches sin conductor. Por esta razón todas aquellas actividades relacionadas con el trato personal en el sector servicios, que piden flexibilidad, cordialidad y adaptación... y salarios bajos, parecen reservadas para los humanos... pero de manera precaria. Y de momento.
Madrid se presenta actualmente como una de las regiones de Europa con más empleo
high-tech. Casi el 34% de los ingenieros técnicos españoles residen en esta comunidad. En Cataluña hay la mitad de ingenieros que en Madrid. No me considero capacitado para extraer ninguna conclusión sobre esta diferencia. Lo que me interesa es llevar estos datos a la reflexión pedagógica.
La pregunta que me surge inmediatamente es si la vieja distinción entre ciencias y letras no ha caducado ya completamente. ¿No deberíamos reformular por completo los programas educativos y convertir las materias STEM en troncales en todas las etapas escolares? Cada vez nos encontramos ante más problemas que sólo se pueden pensar matemáticamente.
Posiblemente el reto más importante al que debe enfrentarse la escuela en los próximos años sea la definición de un humanismo tecnológico. La separación entre ciencias y humanidades ya no puede servir como coartada del analfabetismo matemático de ningún profesor.
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El café de Ocata
En 1968 los enfrentamientos entre la policía, los negros y los hispanos estaban a la orden del día en Chicago, especialmente en West Town y Humboldt Park. Los más virulentos estallaron tras el asesinato de Luther King, 4 de abril. Cuando parecía que se iban amortiguando, los reavivó de forma virulenta el asesinato de Robert Kennedy.
Aquel año había elecciones presidenciales y el Partido Demócrata eligió esta ciudad para su convención. Pocos días después, el movimiento Yippie (Young International Party), que fue creado por un grupo de jóvenes radicales como reacción a la pasividad política de los hippies, convocó a la juventud americana mediante la prensa underground a un "Un festival de vida" concebido como una anti-convención.
Ante el peligro de nuevos disturbios, el alcaldede Chicago, Richard J. Daley, movilizó 20.000 efectivos de la policía y la Guardia Nacional para hacer frente a los aproximadamente 10.000 jóvenes que acudieron de todo el país. Los choques y carreras eran retransmitidos en directo por la televisión en un país expectante. Los Yippies, más conscientes de la importancia de las cámaras que la policía, dieron un golpe propagandístico al presentarse en el corazón de la ciudad, el Chicago Civic Center, con Pigasus, un cerdito al que querían proclamar candidato a la presidencia del país. El cantante folk Phil Ochs lo compró en una granja de los alrededores y le puso este nombre jugando con la figura del caballo alado Pegaso de la mitología griega y la palabra inglesa "pig" (cerdo). En su plataforma electoral exigían que cualquier persona del mundo pudiera votarle, dado que las repercusiones de las elecciones estadounidenses eran mundiales. Añadían que mientras los dos principales partidos elegían candidatos que al llegar a presidentes devoraban el pueblo, los Yuppies proponían uno que podía alimentarlo.
Improvisaron una convención en la que los jóvenes reunidos recibieron a Pigasus con gritos de "Pork Power" y "Vote Pig." Justo cuando terminaron de leer la primera frase de su discurso de aceptación, que decía "Yo, Pigasus, por la presente anuncio mi candidatura para la Presidencia de Estados Unidos," el cerdo y los organizadores del acto fueron arrestados. Ante las cámaras de televisión y los fotógrafos de los principales diarios y agencias, claro, porque los demagogos con recursos siempre tienen buena prensa y caen muy simpáticos.
Aquel fue un momento glorioso para el movimiento Yippie. Impulsado por la prensa, Pigasus alcanzó una fama tan insospechada que incluso hoy continúa simbólicamente vivo.
En cuando al final de la historia, digamos que el ganador de las elecciones fue el candidato republicano Richard M. Nixon; que los policías llevaron a Pigasus a una sociedad protectora de animales y que los fundadores del movimiento Yippie han tenido un futuro desigual. Hay quien se suicidó al darse cuenta de que no podía ganarle la partida a la realidad (Abbie Hoffman), quien se pasó a las filas del movimiento yuppie y llegó a ser accionista de Apple (Jerry Rubin ) y quien vive como okupa de su memoria (Paul Krassner). Nada nuevo... salvo una gran canción,
Chicago, de Graham Nash.
La democracia por su naturaleza no puede blindarse ni contra la demagogia ni contra la desesperación de quienes cansados de esperar soluciones fáciles para los problemas complejos, salen a la calle a reclamar "Kafka for President", pero precisamente por eso tenemos el deber de defender la seriedad de los procedimientos democráticos.
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El café de Ocata
"Pourquoi les philosophes aiment-ils tant les vaches?", me pregunta B. desde París. Le respondo con un artículo que publiqué en el diario ARA el 25 de marzo del 2012, titulado "Las vacas como ejemplo":
Seamos justos y ecuánimes: las vacas también tienen derecho a ser tomadas como ejemplo, incluso por los metafísicos. Son unos animales mucho más sutiles y espirituales de lo que pensamos, como lo puso de manifiesto a principios del siglo XX Ben Scott, un granjero de Montana que instaló en sus establos unos altavoces conectados a una radio. Enseguida comprobó su especial sensibilidad para los valses y, lo que era más interesante para él, que su productividad láctea estaba directamente relacionada con su satisfacción musical. Recientemente, unos científicos de la Universidad de Leicester han demostrado empíricamente que las canciones con más potencial estimulador de las glándulas mamarias bovinas son, por orden decreciente, las siguientes: Everybody hurts, de REM; What a difference a day makes, de Aretha Franklin; Bridge over troubled water, de Simon & Garfunkel; Moon river, de Danny Williams; Perfect day, de Lou Reed, y la Sinfonía Pastoral de Beethoven. Parece un poco extraña la postergación de la Sinfonía Pastoral por parte de las vacas, pero los hechos son los hechos y científicamente van a misa. A pesar de su curioso eclecticismo, no se les puede negar a las vacas el buen gusto.
Dejando de lado a la mitológica Ío y al singular Jacques Vache (el único surrealista que osó vivir y morir de forma surrealista), el escritor argentino Omar Vignole fue el humano más cercano al vacuno. Era uno de esos literatos marginales que se pasan la vida anunciando maravillas literarias... que nunca escriben y, por tanto, se mueren dejando los tinteros a rebosar de buenas intenciones. Vignole no ponía un pie en las calles de Buenos Aires sin su vaca. La llevó incluso a un congreso del Pen Club en el Hotel Plaza de la capital argentina, haciendo una entrada solemne (que, dicho sea de paso, no hizo mucha gracia a la presidenta del congreso, Victoria Ocampo) justo cuando los congresistas analizaban las relaciones entre el sentido griego y el sentido moderno de la historia. Los detalles se pueden encontrar en las memorias de Pablo Neruda, Confieso que he vivido. Pero aunque Vignole fue conocido como el filósofo de la vaca, yo le reservo este título al gran Kojève, que invirtió todo el dinero que pudo sacar clandestinamente de la Unión Soviética en acciones de La Vache Qui Rit. Lo perdió todo en la crisis del 29, pero la filosofía salió ganando. porque la pobreza lo empujó a impartir su famoso seminario sobre Hegel en la École Pratique des Hautes Études, donde, en definitiva, describía una humanidad bovina emigrando fatalmente hacia los verdes prados posthistóricos de la sopa boba estadounidense. ¿Qué es la posthistoria? Pues muy sencillo: es un mundo en el que son posibles, impunemente, movimientos como el Happy Cow Life Coaching, del que me niego, por respeto a las vacas, a dar más información.
Deleuze, otro filósofo vacuno, presentó así su curso del año 1983: "Quisiera hacer filosofía a la manera de las vacas". Dice esto teniendo presente a Nietzsche, que en Así habló Zaratustra asegura: "Mientras no nos convirtamos y no nos comportemos como las vacas no entraremos en el reino de los cielos". Tanto buscarlo por todas partes y resulta que "el reino de los cielos está entre las vacas". Yo no soy tan sabio como Nietzsche y no osaría nunca decir cosas así, pero sí hago mío aquel párrafo de La genealogía de la moral que dice que "para practicar la lectura como un arte se necesita en primer lugar algo que hoy en día es precisamente la más olvidada ... algo para la que se ha de ser casi vaca y, en todo caso, no un hombre moderno: pensar".
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Razón
AQUÍ
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Arthur Schopenhauer,
Parerga y paralipomena: “No se llega a rumiar, y sabida cosa es que, sólo rumiando, se asimila uno lo que ha leído. Si se lee continuamente, sin pensar más en ello, las cosas así leídas no toman cuerpo y raíz en la mente, y se pierden en gran parte”
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Hay dos Balaguer a los que separa el Segre, el moderno, en la llanura, y el antiguo, en las faldas del castillo. En el antiguo, que parece estar erosionándose, los gitanos hacen pintadas contra la invasión de los moros. En el moderno hay moros que llevan a sus hijos a la concertada religiosa.
A la ida nos paramos en el cementerio de Castelleserà, a dejar unos segundos de nuestro silencio en el panteón de los Brufau Civit. A la vuelta, siguiendo el río Sión, hemos entrado en Agramunt, a rendir nuestros respetos a la Mare de Déu del Castell, en la iglesia de Santa María.
El trigo nuevo, los almendros floridos, el cielo muy azul entre las nubes bajas, los pueblos tranquilos, los caminos llanos y el horizonte, nuestro.
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Cuenta Hans Magnus Enzensberger en Tumulto (un libro magnífico) que el escritor francés Armand Gatti hizo un viaje a Pequín junto a un grupo de intelectuales europeos a finales de los sesenta. Todos fueron recibidos por el Gran Timonel, Mao Zedong, que les autorizó a hacerle preguntas. Gatti se interesó por el futuro. Mao metió su mano en un bolsillo, sacó una libreta, buscó una hoja en blanco, la arrancó y se la entregó. Durante meses, Gatti conservó aquella hoja en blanco entre las páginas de un libro. Un día sus hijos sacaron el libro de la estantería, encontraron la hoja y la llenaron de garabatos indescifrables.
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Es bien sabido que el hombre no suele estar a la altura de lo que esperan de él sus salvadores. Para ilustrar esta resistencia de la normalidad al cambio programado por los utopistas, Hans Magnus Enzensberger escribió este poema:
Sencillamente magníficos
todos esos grandes planes:
la Edad Dorada
el reino de Dios en la Tierra,
la muerte del Estado.
Evidencia manifiesta.
¡Si no estuviera la gente!
Siempre y en todas partes estorba la gente.
Todo lo embrolla.
Cuando se trata de liberar a la humanidad
va a la peluquería.
En vez de seguir entusiasmada la vanguardia
dice: ahora estaría bien una cerveza.
En vez de luchar por la causa justa
lidia con las varices y el sarampión.
En el momento decisivo
busca una cama o un buzón.
Poco antes de nacer el milenio
pone a hervir pañales.
Todo fracasa por la gente.
No sirve para grandes alardes.
Un saco de pulgas no es nada en comparación.
¡Vacilación pequeñoburguesa!
¡Idiotas del consumo!
¡Restos del pasado!
¡No puedes matarla!
¡No puedes machacarla todo el día!
Si no estuviera la gente,
muy distinta pintaría la cosa.
Si no estuviera la gente,
todo se haría en un plisplás.
Si no estuviera la gente,
¡entonces sí!
(Entonces yo tampoco quisiera estorbar aquí.)
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El café de Ocata
1. No hay que tomarse completamente en serio la actual inflación de "neuros". Joaquín Fuster sostiene que "casi todos esos ‘neuros’ son gratuitos y se utilizan para obtener injustificada credibilidad y encubrir ignorancia".
2. Sin memoria no hay educación. La educación tiene por misión favorecer la organización estructural de redes de memoria y conocimiento.
3. Estas redes no funcionan bien si no se controla la inhibición (o, como yo prefiero decir, la capacidad de postergar la gratificación). Todas nuestras funciones cognitivas dependen de nuestro control de la inhibición.
4. Sin control de la inhibición no hay atención.
5. La atención es una moneda con dos caras. Una permite enfocar lo que se desea ver y la otra, desenfocar lo que se debe mantener en segundo plano para que no se produzcan interferencias. La atención nos permite subrayar lo relevante. En este sentido podríamos decir que la distracción es la interferencia de lo irrelevante en el proceso de conocimiento de algo.
6. La capacidad de postergar la gratificación inmediata es un signo de madurez emocional y cognitiva. Por lo tanto, la educación emocional debería enseñar que sin control de la frustración, no hay pensamiento estratégico.
7. Esa frase tan repetida de que "las neurociencias han demostrado que sin emociones no hay aprendizaje", es una trivialidad. Lo que nos dice es que para aprender es importante el refuerzo positivo o negativo. Es decir, nos dice que en este punto el conductismo estaba en lo cierto cuando subrayaba la relevancia del feedback y la realimentación. De ahí el éxito que tuvieron las famosas máquinas de aprendizaje.
8. Hay muchas formas de reforzar un aprendizaje: la corrección, la alabanza, la buena nota, el premio, el castigo...
9. La neuroeducación no nos va a descubrir metodologías nuevas, pero nos puede ayudar a entender por qué funciona bien lo que funciona bien en el aula.
10. Si la educación tiene por misión favorecer la organización estructural de redes de memoria y conocimiento, el cierre categorial de estas redes no lo proporciona la neurociencia, sino el modelo de persona que se considera digno de emulación, es decir, las causas finales.
Tras escribir lo anterior, leo en el
blog de Roberto Colom: "El cerebro contribuye a la conducta, pero la conducta también tiene voz y voto con respecto a lo que sucede en el cerebro".
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El café de Ocata
Participé recientemente en unas jornadas pedagógicas en una ciudad española. Ya iba preparado para recibir altas dosis de retórica, pero, honestamente, la sobredosis me resultó a la vez tediosa y pegajosa, como el chapapote. Algo grave nos está pasando si para nombrar lo que hacemos en clase necesitamos recurrir a una neo-lengua pedante que, además de caducar rápidamente, resulta incomprensible para las familias, los alumnos y no pocos de los colegas presentes.
Me duele que un maestro emplee la expresión "la neurociencia ha demostrado que", porque debería ser él, el maestro, quien nos diga qué funciona en clase y qué no. Es él quien se encuentra en el laboratorio del aprendizaje y es él quien debería otorgar los certificados de garantía.
Me molesta el desprecio olímpico de muchos colegas hacia la Inteligencia General, como si la psicología no hubiera evolucionado ni afinado sus métodos desde Binet o como si los tres componentes básicos de la inteligencia general (inteligencia lingüística, matemática y espacial) fueran irrelevantes en la escuela.
Me deja perplejo la insistencia de muchas escuelas en poner de acuerdo a Goleman y a Gardner, incluso contra su voluntad.
Me resulta lamentable el desprestigio de la memoria y comienzo a dudar de los conocimientos reales de algunos profesores.
Cuando oigo a hablar a un maestro de lo bien que le sale todo, de lo interesados que están todos sus alumnos, y de lo que se desviven por aprender, sé que me encuentro o ante un ser divino o ante un farsante.
Una de las ponencias trataba de la educación de la atención. El ponente nos iba proyectando en una pantalla los ejercicios de los niños que, a su parecer, eran la prueba del éxito de la metodología. Yo, honestamente, solo veía tachones y faltas de ortografía. Tantas, que su número me permitió poner en cuestión el éxito que nos vendía el ponente. Éste, sin embargo, me aseguró que los niños habían mejorado mucho sus puntuaciones en los ejercicios específicos de evaluación de la atención. Por supuesto yo no ponía en duda esto, sino la capacidad de transferencia de estos ejercicios a la atención ortográfica, es decir, a la atención cotidiana.
Hace tiempo, un ministro de educación venezolano se presentó en Barcelona asegurando que había descubierto la manera de elevar la inteligencia colectiva de su país. Si los tests de inteligencia medían la inteligencia, sólo había que enseñar a la gente a resolver los ejercicios de los tests de inteligencia a través de la televisión. Le traicionó la transferencia, que es lo que está traicionando a muchos innovadores. Precisamente por eso se muestran tan contrarios a evaluar lo que hacen.
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El café de Ocata
Lo que no está en la memoria, no está aprendido.
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El café de Ocata
... me escribe mi amiga B.: " Ce n'est pas Democrite, mais une grande pianiste qui a vécu jusqu'à 110 ans, et qui nous donne une belle leçon de vie. Elle a été déportée à Theresiestadt , et a survécu grâce à la musique. J'avais vu une autre vidéo , où elle raconte plus longuement sa vie,et où elle joue du piano (encore pas mal ) et je l'avais trouvée fascinante"
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El café de Ocata
Demócrito, el filósofo risueño, se estaba muriendo, carcomido irremediablemente por la vejez. Tenía -dicen- ciento nueve años.
Su hermana no paraba de llorar. Le dolía el inminente desenlace, pero aún más le dolía su inoportunidad, porque parecía evidente que tendría lugar en pleno festival de las Tesmoforias y no podría participar en los rituales secretos que celebraban las mujeres en honor de la diosa Deméter.
Demócrito, entendiendo su dolor, le pidió que diariamente le trajera hasta su lecho varios panes recién hechos y se los pusiera junto a la cabeza, porque disfrutando de su aroma podría entretener a la muerte, aunque ya rondaba su cama. Y así fue. Durante los tres días que duraban las fiestas ancló su vida al olor del pan recién hecho y al cuarto, finalmente, soltó amarras y murió en paz.
Cuenta Diógenes Laercio que su entierro corrió a cargo de la ciudad.
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El café de Ocata
"El abuelo de Kazi fue un soldado ruso desertor. El propio Kazi era de mediana estatura, con el rostro picado de viruelas, barba rala, ojos claros y mirada penetrante. A su padre le dio muerte derramándole aceite hirviendo en la boca. Se dedicaba a comerciar con vodka, hasta que se declaró profeta y emprendió la guerra santa... ¡Cuántos bandidos y líderes no están hechos de esta misma pasta!"
- Iván Bunin, Días malditos
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"Nuestros profesores trajeron de Alemania aquellos sueños secretos y una cálida fe en la ciencia y en el hombre. Conservaron todo el ardor de la juventud, y las cátedras eran para ellos altares sagrados desde los cuales debían dar la buena nueva de la verdad. Acudían a las aulas no como científicos gremiales, sino como los misioneros de la religión humana".
- Alexandr Herzen, Pasado y pensamiento.
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El café de Ocata
Let’s face it: Too many humanities scholars are alienating students and the public with their opacity, triviality, and irrelevance. A good case in point is this passage from
Manifesto for the Humanities, a recent book by the director of an institute for the humanities at a major US university:
Writing this book, I came to see the new scholar subject as a performative of passionate singularity, hybrid materiality and networked relationality. This is one sense in which the humanities scholar that is becoming is possibly posthuman, and a posthumanist scholar. The locus of thinking, for the prosthetically extendable scholar joined along the currents of networked relationality, is an ensemble affair.
En
Public Discourse
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El café de Ocata
45% of the 1,250-strong panel of teachers surveyed across England, Wales and Northern Ireland said they felt pupil behaviour had got worse in the past two years.
En
BBC NEWS
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El café de Ocata
Artículo aparecido en el diario ARA el 01/30/2016
Hablemos de Davos, pero no de economistas, sino de cigarras, es decir, del debate filosófico que tuvo lugar en el Hotel Belvedere el domingo 17 de marzo de 1929 entre Cassirer y Heidegger.
Cassirer era un judío burgués, un liberal humanista partidario de la República de Weimar que incluso se atrevió a defender públicamente que la idea de una Constitución republicana, lejos de ser ajena a la mentalidad alemana, había sido promovida por el idealismo filosófico. En su universidad celebró públicamente el Día de la Constitución, a pesar del boicot promovido por muchos profesores. La mayoría del público asistente al debate lo veía como el representante de la filosofía democrática, que es la filosofía que, en lugar de preocuparse por la contemplación desinteresada de lo que es eterno, centra sus esfuerzos en aliviar los males del hombre. La filosofía democrática es -para entendernos- la caridad bíblica sustentada en citas filosóficas.
Heidegger promovía una nueva forma de pensar centrada en la existencia individual y en la desnudez del hombre ante la muerte. Sintonizaba bien con los jóvenes presentes, muchos de los cuales eran veteranos de la Primera Guerra Mundial, marcados por el trauma de las trincheras. Lo veían como un filósofo pagano, ya que estaba empeñado en perseguir la verdad de manera orgullosa, imprudente, impertinente incluso, y no le importaba lo más mínimo que fuera o no confortable. Este era el Heidegger que fascinaba Arendt y Löwith.
El debate se decidió cuando Cassirer fue incapaz de responder a esta pregunta de Heidegger: "¿Hasta qué punto la tarea de la filosofía es permitir la liberación de la angustia? ¿No tendrá como tarea someter al hombre, incluso radicalmente, a la angustia?" En 1931, en una conferencia titulada La esencia de la verdad, Heidegger resumió esta cuestión con una inversión de la frase bíblica que sostiene que sólo la verdad nos hace libres. Sólo la libertad -dijo- nos hace verdaderos. No necesariamente libres o felices.
Mientras Cassirer hablaba de cultura, Heidegger insistía en que el hombre es un ser-para-la-muerte. Si hay para el hombre alguna posibilidad de trascendencia, no se encuentra en un hipotético refugio en los grandes valores o en las grandes ideas, sino en la asunción de su condición de ser-hacia-a-la-muerte.
La opinión generalizada dio como triunfador Heidegger, que, de acuerdo con el testimonio de Taubes, al terminar, se negó a estrechar la mano de Cassirer. Me cuesta creerlo, porque, si bien sus diferencias, como vemos, eran obvias, Cassirer había invitado Heidegger a Hamburgo y Heidegger invitará Cassirer a Friburgo. Sólo a partir del 1933, cuando Heidegger se afilió al partido de Hitler, se separaron, y de manera definitiva.
¿Cuál es exactamente la utilidad de la filosofía, si es que tiene alguna? Yo soy tan escéptico que firmaría con agrado la carta que, el 19 de febrero de 1758, Diderot le escribió a Voltaire: "Ser útil a los hombres? ¿Estamos seguros de hacer algo más que divertirlos o que haya una gran diferencia entre un filósofo y un flautista? Los hombres escuchan al uno y al otro con placer o desdén, y siguen siendo lo que son". Ahora, a mis sesenta años, creo que los hombres hacen lo que tienen que hacer. Tras el debate de Davos, los jóvenes asistentes no se recluyeron a meditar cada palabra escuchada, sino que hicieron una gran fiesta.
Son los economistas -sustitutos de los filósofos a Davos- los que tienen la pretensión (algo cómica, si nos atenemos a los hechos) de utilidad. La filosofía, según se mire, es peor que inútil: es peligrosa. Al fin y al cabo no es otra cosa que el arte de dormir con el enemigo, o, dicho de otro modo, el arte de soltar amarras. Sócrates, de manera más cruda, decía que filosofar es prepararse para morir, y Demócrito, que filosofar es aprender a reír, que es una manera impertinente de decir que cuando se llega a comprender cómo funciona el mundo es que ya se está preparado para abandonarlo. Sólo es prematura la muerte de los ignorantes. Hacia aquí apunta esta pregunta de Erasmo: "Decidme: si tuviera que morir mañana, ¿preferiría morir como idiota o como sabio?"
Siguiendo de cerca la narración de Platón, podemos ver que Sócrates, después de beber la cicuta, notó que el cuerpo se le iba poniendo rígido. Cuando la rigidez le llegó el bajo vientre, se cubrió la cabeza -¿por vergüenza? Finalmente, hizo un postrer encargo a su íntimo amigo Critón, que los filósofos sin ironía no saben interpretar: "Sacrifica un gallo a Asclepio". El gallo es el animal que estira el cuello de madrugada, y Asclepio, el dios que cura las penalidades de los cuerpos dañados.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
El martes, comida con Emili Manzano.
- Emili, ¿por qué hay gente que lee y gente que no?
- Eso es un gen.
El miércoles en La Central, con Quiñonero, presentado por Jordi Amat, que ha hecho una magnífica tesis sobre Gorkin, así que está condenado a aparecer más veces en este café.
El jueves, incitado por la Anna Manso ("La peor madre del mundo") estuve hablando en el Colegio Nuestra Señora de Lourdes de que se vive como se lee. Y cité, claro, está, a Emili Manzano.
El viernes en Valencia a perorar sobre la felicidad, que es una canción de verano. Y después duranteun rato fui feliz: el rato que duró mi vista a los íberos.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
"Hace un mes Mill publicó un libro extraño en defensa de la libertad del pensamiento, del discurso y de la persona, y digo 'extraño' porque puede extrañar que en el país en el que hace doscientos años Milton escribió sobre el mismo tema haya surgido la necesidad de levantar la voz on Liberty. Pero la gente como Mill no escribe por puro placer; todo su libro está impregnado de una profunda tristeza, no de una tristeza nostálgica, sino llena de coraje y de reproche, como la de Tácito. Mill habló porque el mal se había fortalecido. Milton defendió la libertad de palabra contra los ataques del poder, contra la violencia, y la parte más enérgica y noble de la sociedad se puso de su lado. El enemigo de Stuart Mill es distinto: él no lucha contra un gobierno ilustrado, sino en contra de la sociedad y de las costumbres, en contra de la fuerza asesina de la indiferencia, la intolerancia mezquina y la mediocridad".
- Herzen, Pasado y pensamientos.
Un poco más adelante a Herzen se le escapa este lamento: "Observad: Se está reduciendo el alma" y añade: "No hay reproche en el mundo que pueda remediar la reducción del alma, y quizá ningún dique sea capaz de detener este proceso".
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El café de Ocata
Todo el mundo parece saberlo todo de la transición. Lo curioso es que lo que saben no suele coincidir con lo que yo viví. Yo por ejemplo viví lo que esta foto representa como un acto moral. Pero ahora, por lo que se veo, todo el mundo se considera moralmente superior a este gesto.
Recuerdo muy bien la tarde del 24 de enero de 1977.
La noticia del asesinato de los abogados laboralistas de la Calle de Atocha había dejado a mis "camaradas" universitarios paralizados, pero a mi me hervía la sangre y no me resignaba a hacer oposición de corrillos en el bar de la facultad. Encontré a uno -sólo a uno- dispuesto a ponerle un crespón negro a una bandera republicana y salir a la calle. Pero en la calle no había nadie y nos metimos en el metro esperando dar allí alguna salida a nuestra indignación. No estoy seguro de que supiéramos muy bien qué buscábamos... me imagino que la solidaridad ciudadana. Pero pronto nos dimos cuenta de que estorbábamos. Las buenas gentes de Barcelona se alejaba de nosotros, dejando un cinturón de seguridad a nuestro alrededor, como si apestásemos. Y quizás así era.
Solamente un anciano alzó el puño a nuestro paso, en Urquinaona. Y eso fue todo. Así que cansados de ser una presencia molesta. Cansados en realidad de todo, metimos la bandera en una bolsa y nos fuimos a beber cervezas.
Aquel fue el primer día del resto de mi vida. Aquel día se abrió mi transición.
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11:45
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El café de Ocata
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El café de Ocata
No es que me entusiasme El artista y la modelo, la película de Trueba, pero reconozco que tiene un par de buenos momentos. En uno de ellos el artista confiesa ante su perpleja modelo que cuando se alcanza a comprender cómo funciona el mundo, es que ya se está preparado para la muerte. Que esto lo diga precisamente un artista, me parece algo muy serio.
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El café de Ocata
Siempre hay que estar atentos a
Roberto Colom
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El café de Ocata
Juan Manuel de Prada comienza así su sección en el ABC cultural: "Afirmaba Léon Bloy (1846-1917) que cada vez que quería saber las últimas noticias, leía el Apocalipsis".
¡Bien por Bloy! Yo estos días he acudido a Herzen.
Hemos venido a este mundo a forzar la realidad (y nadie sabe muy bien en qué punto de este ejercicio comienza la locura). Esa es nuestra misión. Dejemos a la muerte, esa criada de la naturaleza, la misión de ordenar la habitación y poner las cosas en su sitio.
Esta mañana, en la plaza del mercado de Ocata, la pollera que me atendía me ha dicho al entregarme un cuarto de gallina que "la vida es un pseudónimo". No sé muy bien qué me ha querido decir. Ni tan siquiera estoy seguro que sepa lo que ha dicho. Pero le estoy muy agradecido.
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El café de Ocata
Ayer me llegó Pasado y pensamientos, de Herzen, y no he podido despegarme de él hasta ahora mismo, que he cerrado la última página. Hay autores a los que llego porque su nombre aparece de manera reincidente en los libros que me han gustado y acaban siendo unos desconocidos a los que tengo que sentar en mi mesa, porque es imposible echar de casa. Herzen ha sido el último y lo menos que puedo decir es que Pasado y pensamientos no me ha decepcionado.
Les ahorraré una reseña. Prefiero, como me gusta hacer, ofrecerles algunas de las líneas que he subrayado del libro:
IHegel refirió el caso de una buena anciana que solía decir: "Hace mal tiempo, ¿y qué? Es mejor que haga mal tiempo a que no haga ninguno".
II... esa delicada y secreta parte del alma que huye de la luz y del ruido diurnos y que posee todo hombre que ha vivido de verdad.
IIIPor muchas cosas absurdas que exijan los pueblos, nunca demandarán el deseo de ser mayores de edad en este siglo.
IVLa inteligencia es como una aurora boreal, ilumina mucho, pero apenas permanece.
VObservad: se está reduciendo el alma.
VIEl mundo latino no aspira a la libertad, sino sólo a luchar por ella; encuentra fuerzas para la liberación, nunca para la libertad.
VIILa teleología es también teología. ¿Qué diferencia hay entre la utilidad predeterminada y la Providencia?
VIIIEl pensamiento latino, religioso en la misma negación, es supersticioso en la duda y rechaza a unas autoridades en nombre de otras.
IXLas reconciliaciones, en general, sólo son posibles cuando no son necesarias.
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19:26
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El café de Ocata
Mi amiga parisina, B., se preocupa por mi: "Que vous arrive -t'il, Gregorio? Plus une seule ligne pour le Café, juste des dessins (certes drôles)..."
Pues me pasa, querida B. que estoy dedicando todo mi tiempo a este libro (del que tú eres en parte responsable), pero ya voy por el último capítulo:
La portada es chula, ¿a que sí?
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Dos imágenes de LIFE:
Vendiendo cigarrillos en la habitación de un hospital norteamericano en los años 50
Instrucciones para besar correctamente. Año 1942
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El café de Ocata
Esta tarde un periodista me ha hecho una entrevista por teléfono. He accedido aunque sé muy bien que cuando la lea no me reconoceré en lo que dice que digo, pero es difícil negarse a hablar con los medios que publican tus artículos.
Quería saber qué opinaba de la complejidad e incertidumbre del presente. Le he dicho que cada vez que oía a alguien utilizar estas palabras desconectaba, porque en la mayoría de los casos se utilizan para ocultar la indigencia intelectual del que habla. Los tiempos siempre han sido complejos y el futuro oscuro, pero se supone que un intelectual tiene la misión de decir algo más que obviedades. Una obviedad o una generalización en labios de un intelectual es un pecado mucho mayor que una falsedad. Como diría Hegel, quien cree conocer algo y no dice más que generalidades, no reconoce lo que conoce. En cualquier caso -le he añadido-, me sorprende un poco que los tiempos sean complejos y que las librerías estén a rebosar de libros que prometen soluciones milagrosas para cualquier problema presente y futuro.
También estaba interesado -no sé por qué- en conocer mi opinión sobre el futuro. Le he dicho que sabía poco del futuro, pero que me daba la impresión de que hoy el futuro se ha convertido en un fenomenal negocio, una enorme fuente de ingresos del presente. Nunca ha habido más gente que ahora vendiendo mapas de carreteras de un país que nadie ha visto.
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El café de Ocata