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El café de Ocata
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El café de Ocata
Para mí la nueva educación, la que de verdad aporta al mismo tiempo novedad y evidencias perfectamente constatables de éxito para los pobres (los ricos no necesitan éxito escolar, ya tienen agendas), es la que están llevando a cabo
Eva Moskowitz en la
Success Academy, en Harlem, o Jonathan Molver y Max Haimendorf en la
King Solomon Academy, en un barrio muy deprimido de Londres. En ninguno de los dos centros, basados en el modelo de las KIPP, se considera ni imposible ni indigno llegar a ser "una comunidad de alumnos que aprenden de manera entusiasta y que se muestran apasionados persiguiendo la excelencia académica".
De la Success Academy ya hemos hablado en este Café,
AQUÍ.
De la King Solomon Academy os traigo estos dos más que interesantes artículos:
ÉSTE y
ÉSTE.
No, la cultura del esfuerzo no es ni un cuento ni una conspiración ideológica de los ricos contra los pobres. Es la única manera que tienen los que van en el furgón de cola de llegar a la cabeza del tren.
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El café de Ocata
Después de 20 horas de viaje, el autobús cruzó el Mississipi siguiendo la carretera que atraviesa los bosques de coníferas de Iowa. Afuera hacía frío, pero adentro había un ambiente caldeado por la euforia. Los viajeros regresaban de la manifestación que había congregado a más de medio millón se personas en Washington el día de Acción de Gracias de 1965 para pedir el fin de la Guerra de Vietnam.
Dos adolescentes de 15 años, John Tinker y Christopher Eckhardt, alumnos del instituto de Des Moines, hacían proyectos en sus asientos para seguir la consigna del senador Kennedy, que quería que la protesta se mantuviera viva a lo largo de la Navidad. Decidieron que el día 16 de diciembre irían a clase con brazaletes negros.
Llegado el día, John Tinker consideró sensato hablar con sus profesores antes de manifestar públicamente su repulsa a la guerra, dado que la dirección del centro había prohibido cualquier señal externa de protesta, pero su hermana, Mary Beth, de 13 años, optó por la desobediencia. El profesor de matemáticas, Richard Moberly, la echó de clase al verla con el brazalete. John, entonces, se solidarizó con ella e imitó su gesto, corriendo su misma suerte. Los dos hermanos presentaron inmediatamente una denuncia contra el centro.
El juez Roy Stephenson falló a favor del instituto, pero los Tinker recurrieron y llevaron el caso hasta el Tribunal Supremo, que dictó una sentencia a su favor el 24 de febrero de 1969, creando así una jurisprudencia que marcó época, y no sólo en Estados Unidos. Siete de los nueve jueces consideraron que la Primera Enmienda garantiza la libertad de expresión de profesores y alumnos, porque ninguno de ellos abandona su derechos constitucionales en las puertas del centro. Las escuelas -añadían de una manera que a mi me parece excesivamente grandilocuente- no pueden ser "enclaves totalitarios". Obviamente es así, ¿pero quiere decir esto que los profesores no deben disponer de ninguna autoridad que al menos module lo que un alumno puede entender en un momento dado por libertad de expresión?
Uno de los jueces, Hugo Black, redactó un voto particular poniendo en duda que los tribunales pudieran arrogarse el derecho a decidir cómo debe transcurrir una jornada escolar. Con su conducta, los Tinker habían perturbado la atención de sus compañeros. El ejercicio del derecho de la libertad de expresión -decía- no nos hace impunes, sino responsables. Las cosas que se dicen de cualquier manera en cualquier lugar no están necesariamente protegidas constitucionalmente. Pero, insisto, el juez Black fue el único en ver las cosas de esta manera.
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El café de Ocata
He descubierto que el cielo de Ocata es altamente sensible a la música que oigo cuando salgo a pasear por la playa. Así que me he decidido a escuchar de nuevo el
Concierto para la mano izquierda de Ravel, pero esta vez con la gran Alicia de Larrocha y, como era de esperar, el cielo, no ha tardado en seguir el compás. El mar no es otra cosa que el cielo boca abajo.
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El café de Ocata
Ha muerto José Benardete, el hermano mayor del gran helenista
Seth Benardete y de Maír José Benardete. Este último fue durante muchos años profesor de español y de estudios sefarditas en el Brooklyn College.
José Benardete, profesor emérito de filosofía en la Universidad de Syracuse, nos deja un libro importante, de los que ya sólo escriben los filósofos norteamericanos,
Greatness of Soul: In Hume, Aristotle and Hobbes, as Shadowed by Milton's Satan:
Pero José Benardete era también uno de los profesores más populares de Syracusa. Tanto es así que sus alumnos han ido recogiendo numerosas anécdotas sobre él, algunas tan increíbles que sólo pueden ser ciertas,
en esta página.
Las publicaciones de José Benardete
AQUÍ
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El café de Ocata
He salido a eso de las 4 a dar un largo paseo por la playa, con la intención de llegar hasta Vilassar de Mar. A la ida he ido escuchando las
Escenas románticas de Granados. Ayer me enteré de que su mujer le prohibió interpretar esta obra porque el músico la vivía con tanta pasión que la acababa somatizando. Me gusta Granados pero digamos que no me he sentido muy excitado por su romanticismo.
A la vuelta he cambiado las
Escenas románticas de Granados por el
Concierto para la mano izquierda de Ravel y a éste no hay manera de no somatizarlo. Hasta el cielo se ha puesto a la altura de su música.
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El café de Ocata
Hans Magnus Enzensberger describe en Tumulto el encuentro de un grupo de intelectuales europeos con Jruschov a mediados de agosto de 1963. Subrayo estas palabras:
"Sartre no asume ningún riesgo, se mantiene a la expectativa, por no decir manso como un cordero, una actitud que contrasta por completo con la que adopta en Francia, donde de buen grado ofrece ante el poder pruebas de valentía exentas de riesgo."
Más adelante subrayo estas otras, que describen el viaje en barco de un grupo de intelectuales por el Támesis:
"Alguien preguntó dónde se había metido el invitado de honor. Después de que lo buscaran largamente, lo encontraron en un rincón oscuro de la popa, con la radio pegada en la oreja. Esperaba un mensaje de Estocolmo. El mensaje llegó, pero no iba dirigido a él, sino a Miguel Ángel Asturias... Esto tenía que ofender a cualquier chileno... Todos hicieron lo posible por consolar al poeta, pero al final hubo que llamar a un médico de urgencias para que lo atendiera, se había desmayado."
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El café de Ocata
Aunque no fuera más que por lo de "dientes ahelgados" merecería todo mi respeto:
Me maravilla el patio de vecinos de las llamadas redes sociales. Es, en muchas ocasiones, la exhibición barroca de los que tienen los esfínteres blandos, la mirada torva y los dientes ahelgados. Es, en parte, el monumento a la irascibilidad, y un homenaje a la verborragia caballuna. O sea, es la leche. Propongo que el lema de las redes sociales sea este: «Si podemos despellejarnos ¿para qué vamos a razonar?». O, tal vez, podría tener como leyenda el famoso «Lejos de nosotros la funesta manía de pensar» que lució en su frontispicio la Universidad de Cervera en tiempos de antañazo. Porque razonar es visto como una complicación; en cambio cagarse en los muertos del vecino simplifica las cosas.Más
AQUÍ
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El café de Ocata
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El café de Ocata
Ayer, en la presentación del libro de Alberto Royo, intenté demostrar que los innovadores se repiten, al menos, tanto como los no innovadores. De hecho con frecuencia parece que llamamos innovación a nuestra falta de memoria. La historia de la pedagogía ha sido siempre polémica porque siempre ha sido plural. Para demostrarlo, leí lo siguiente:
1915: El alcalde demócrata de Nueva York impulsó una reforma educativa conocida como
Gary system, que suprimía los cursos y las asignaturas y permitía que los alumnos organizaran autónomamente sus estudios de acuerdo con sus intereses. Incluso podían decidir cuándo hacer las vacaciones. El alcalde estaba entusiasmado con el proyecto, pero las familias lo rechazaron de plano. El 19 de octubre de 1917 los alumnos se declararon en huelga. A pesar de que la mayoría no superaban los 15 años, cuando eran detenidos por la policía, invocaban la libertad de expresión. Según el New York Times, miles de estudiantes desfilaron por Brooklyn y el Bronx apedreando escuelas y pinchando las ruedas de los coches de la policía. "No volveremos a clase -gritaban- hasta que no se retire el sistema Gary". Ni ellos ni sus padres comprendían que la escuela quisiera ser "la vida misma", como pretendía el alcalde. No iban a la escuela a encontrarse con la vida, sino con una salida digna de su vida cotidiana.
1934: "Si deseas ser aplaudido en una convención educativa, utiliza tópicos sentimentales sobre los sagrados derechos del niño, resaltando especialmente su derecho a conquistar la felicidad por medio de la libertad. Es probable que te ganes un aplauso extra si te lamentas de la crueldad de los exámenes y los deberes, mientras condenas de manera elocuente alguno de los estereotipos favoritos del abuso infantil, como el latín, las matemáticas (la geometría, especialmente), la gramática, el curriculum tradicional, la compartimentación del saber por materias que han de ser memorizadas, la disciplina y cosas semejantes." - William Chandler Bagley, pedagogo.
1938: En el
Time del 31 de octubre se recogían de esta manera las características de la escuela progresista norteamericana, que en aquel momento era mayoritaria en el país:
- Concede muy poca importancia a los aspectos formales y sistemáticos del aprendizaje, la disciplina y la obediencia. Prioriza el aprendizaje informal, la experiencia, la actividad.
- Defiende que la educación debe nacer de la propia experiencia, no del saber acumulado en los libros.
- Su pretensión es el desarrollo de la iniciativa individual del alumno.
- El maestro actúa más como un guía dinamizador que como un controlador.
- La clase es una comunidad democrática.
- En lugar de pupitres hay rincones de trabajo; en lugar de libros de texto, periódicos y revistas; en lugar de lecciones, proyectos. En lugar de exámenes y notas hay informes que describen todos los aspectos del desarrollo del niño.
- Cuando un niño presenta problemas de disciplina no se castigado, sino que es enviado a un psiquiatra, "que intenta encontrar lo que va mal en su casa".
1938-1939: Entre nosotros es muy conocida una importante obra de Dewey,
Democracy and education, de 1916, pero son completamente ignoradas las críticas que el mismo Dewey se hizo en
Experience and Education (1938) y en
Freedom and Culture (1939), que podemos resumir de esta manera:
- El progresismo educativo cae fácilmente en un vicio no previsto: el antiintelectualismo.
- "El método más estúpido es el que ofrece tanta libertad al niño que prescinde de la guía del maestro".
- El pecado original de la educación progresista, es que ha estado mucho más preocupada por definirse a sí misma en oposición a la escuela tradicional que por crear una alternativa educativa consistente. Se ha dejado llevar por la idea de que todo lo que se opusiera a la escuela tradicional era bueno, pero no es bueno jugar ni con la autoridad del maestro ni con la de los contenidos. No es bueno tampoco creer ingenuamente que hay una manera fácil de hacer las cosas o que se puede ir improvisando en clase.
- "La única libertad que tiene valor es la libertad de juicio ejercida con la vista puesta en algo superior." Por ello, el ideal que debe dirigir la educación debe ser el del autocontrol dirigido por una inteligencia formada. Para ejercitar al alumno en el uso de esta libertad interior, el profesor puede negarle temporalmente la libertad exterior, reprimiendo los impulsos que se oponen a la consecución de objetivos nobles.
- "No hay mayor error que considerar la libertad como un fin en sí misma".
- No hay posibilidad de crecimiento intelectual sin algún tipo de reconstrucción del impulso. El problema crucial de la educación es posponer los deseos inmediatos para organizar la acción en función de las metas más altas.
1966: “Los adultos de mañana se enfrentarán con problemas cuya naturaleza hoy no nos podemos imaginar. Tendrán que vérselas con trabajos que aún no han sido inventados. Necesitan un curriculum que les enseñe a hacer preguntas, a explorar, a interrogarse, a reconocer la naturaleza de los problemas y cómo resolverlos". - Peter Mauger, pedagogo británico.
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El café de Ocata
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El café de Ocata
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El café de Ocata
"Cuando nos hablan de neurociencias", nos pregunta Rémi Brague, "¿quién es el que nos habla, un científico o una corteza cerebral?".
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El café de Ocata
Me ha satisfecho mucho ver que en
Viaje a la escuela del siglo XXI, el libro de Alfredo Hernando editado por la Fundación Telefónica se incluyen entre las escuelas innovadoras las escuelas KIPP norteamericanas. Me sorprende mucho, pero me satisface porque eso significa que para Hernando hay maneras muy diversas de ser innovador. En el número 567 del Culturas de la Vanguardia escribí un largo artículo sobre las KIPP del que extraigo algunos párrafos que me parecen significativos:
(...)... Jaime Escalante (1930-2010). En 1987 el 26% de los estudiantes mexicano-americanos que superaron un examen avanzado de cálculo estaban en su clase de la Garfield High School de Los Angeles. Los cuatro puntales de su acción eran: Altas expectativas para todos los alumnos, más tiempo escolar para el aprendizaje, evaluación estandarizada continua y espíritu de equipo. Los sintetizaba en un lema que repetía continuamente: “Everything is possible with GANAS”. Nunca se le ocurrió pensar que los latinos fueran intelectualmente más incapacitados que el resto. Pero si eran más perezosos, había que curarles la pereza. (...)Escalante ha sido una fuente de inspiración inagotable para Mike Feinberg y Dave Levin. Se conocieron en julio de 1992 en Los Angeles en el curso de verano de Teach for America. Levin trabajó en una escuela del área de Houston de muy bajo rendimiento. Al comenzar su segundo año le pidió al director hacerse cargo de la peor clase del centro. A sus alumnos les dijo que había elegido enseñarles a ellos, porque eran los que peores resultados tenían. “Pero si trabajáis conmigo –les aseguró-, seréis la clase con mejores notas a final de año”. Lo consiguió.
Al concluir sus dos años de docencia, Feinberg y Levin crearon la primera de la actual red de escuelas KIPP. Son escuelas donde se fomentan las altas expectativas para todos los niños y se ofrecen jornadas escolares más largas (de 8 de la mañana a las 5 de la tarde) que se complementan con la asistencia a clase algunos sábados por la mañana y tres semanas durante el verano. En ellas no se aceptan excusas para el fracaso.
KIPP es el acrónimo de Knowledge is Power Program. Está inspirado en una canción que Feinberg y Levin enseñaban a sus alumnos:
“You gotta read, baby, read.You gotta read, baby, read.The more you read, the more you know,`Cause Knowledge is power,Power is freedom, andWe want it.”
En las escuelas KIPP se sigue cantando para memorizar cosas. Pero la canción que más gusta en las aulas es la que cantan los niños a pleno pulmón en cuanto un profesor les pregunta “What room is this?”. Dice lo siguiente:
“This is the roomThat has the kidsWho want to learnTo read more booksTo built a bet-terTo-mo-row!”
“¿Hay buenas noticias sobre las KIPP?”, le preguntó una periodista a Feinberg. “¡Claro que las hay!”, contestó. “Las buenas noticias son que si vienes a una escuela KIPP entrarás a la escuela a las 7.30 y permanecerás allí hasta las 17h, y que deberás venir algunos sábados 4 horas y durante el verano, dos semanas, y que debes hacer deberes cada noche y todo esto te dará una buena preparación para la universidad y te permitirá acceder a una vida mejor. Estas son las muy buenas noticias.”(...)En las escuelas KIPP todo está orientado hacia el estímulo de la voluntad. Los profesores llevan camisetas con el lema “Knowledge is Power” y en las clases hay carteles con inscripciones como “All of us will learn” (con la palabra “will” bien remarcada), “There are no shortcuts” o “Team beats individual”. Pero el lema que las ha hecho famosas es “Work Hard. Be Nice.” Para hacerlo efectivo maximizan cada minuto. No hay tiempos muertos. Lo único que preocupa es lo que funciona y esto les permite ir evolucionando cada año. El cambio efectivo empieza por reconocer lo que no funciona.
A estas escuelas les gusta ponerse nombres como YES College Preparatory, Achievement First, Uncommon Schools o North Star. Muchos participantes de Teach For America trabajan en ellas y muchos KIPPsters (alumnos de las KIPP) se convierten en participantes de Teach For America porque quieren devolver a su comunidad lo que han recibido.
Gina Musumeci, directora de Achievement First ha declarado recientemente: “La única manera de mantener el alto nivel de eficiencia de los profesores es estar segura de que comprenden que la mediocridad no se tolera.”(...)Canada ha demostrado en el corazón de Harlem el poder transformador que una escuela puede tener en todo un barrio. The New York Times Magazine llegó a decir que el suyo era “uno de los experimentos de asistencia social más notables de nuestro tiempo”. “Trabajamos los fines de semana y las vacaciones –dice Canada- y si alguien de mi equipo me viene con excusas en lugar de resultados, está inmediatamente despedido”. Es fácil entender por qué estas ideas despiertan todo tipo de reticencias entre los sindicatos. Pero no se sabe de ninguna revolución protagonizada por funcionarios.
Insisto: hay maneras muy diversas, e incluso opuestas, de ser innovador.
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7:55
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El café de Ocata
Alberto Royo ha escrito un libro ecológicamente necesario, si es que consideramos que la pluralidad de opiniones tiene algún valor en una democracia y que la educación algo tiene que ver con la democracia. Es un ejemplo de pensamiento divergente, de autonomía intelectual e incluso de resiliencia que merece, como mínimo, ser considerado como un animal exótico que debe ser preservado para no empobrecer el ecosistema pedagógico. Yo estoy obligado a presentárselo porque cuando me envió el libro adjuntó al mismo tres argumentos de mucho peso: dos botellas de un vino excelente de las tierras de Borja y un queso soberbio. No estoy nada seguro que ese "Contra" de la portada haya sido un acierto. Pero me quedo con el subtítulo: "Por una enseñanza basada en el conocimiento". En definitiva: os espero el miércoles 24 a las 19:00 en la Casa del Libro (Rambla de Catalunya, 37, Barcelona).
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El café de Ocata
He recibido un mail del amigo Ferran Sáez Mateu que con su permiso traigo a este café, en catalán -como ha sido escrito- y en castellano:
Aquesta tarda, en homenatge al professor Eco, he tocat la sarabande de la partita per a flauta sola de Johann Sebastian Bach, en La menor, amb un traverso anglès de finals del segle XVIII, fet cap al 1770 o 1780. L'instrument és original, no una còpia (és la quarta començant per baix, feta amb fusta de boix i anelles de plata) Ha donat la casualitat que l'editor de la partitura és també italià. Fixa't en la darrera frase de la darrera indicació del text. Trobo commovedor, emocionant, que algú fagi un afegit tan delicadament intempestiu com aquest.
Esta tarde, en homenaje al profesor Eco, he tocado la zarabanda de la partita para flauta sola de Johann Sebastian Bach, en La menor, con un traverso inglés de finales del siglo XVIII, hecho hacia 1770 o 1780. El instrumento es original, no una copia (es la cuarta empezando por abajo, hecha con madera de boj y anillos de plata). Ha dado la casualidad de que el editor de la partitura es también italiano. Fíjate en la última frase de la última indicación del texto. Encuentro conmovedor, emocionante, que alguien haga un añadido tan delicadamente intempestivo como este.
"Essere Musicisti è una vera fortuna". Efectivamente, es un añadido "delicadamente intempestivo".
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El café de Ocata
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Leo en el último libro de Rémi Brague: "En Foucault se encuentra la actitud del niño consentido que busca experimentar emociones fuertes jugando con ideas peligrosas". He pensado inmediatamente en los cien mil hijos posmodernos de Foucault, tan fieles en esto a su padre espiritual. Sin embargo, son más peligrosos que él porque desconocen la peligrosidad de las ideas con las que juegan. ¡A ellos qué les importa con qué coño juegan!
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Sigo adelante con mi lectura de Brague. Habla ahora de Ortega, en concreto del "hombre-masa", recordando que no representa algo nuevo, una alternativa a una civilización supuestamente caduca, sino que sólo representa la mera negación, es decir, el parasitismo. "El hombre-masa está aún viviendo precisamente de lo que niega y otros construyeron o acumularon". Pienso en los/las que se empeñan en echar a Dios de la Universidad. "¿Qué pinta Dios en una universidad?", preguntan. La respuesta está en la misma palabra "cátedra". ¿Sin la teología cristiana, cuánto hubieran tardado en aparecer las universidades?
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El café de Ocata
Ya no se habla de compromiso o, al menos, ya no se habla desde el reclinatorio, con un tono sacramental. Ahora sólo es una palabra que los medios de comunicación desempolvan en las necrológicas. Precisamente por eso puede haber llegado la hora de recordar la diferencia entre el pensamiento que compromete su libertad y el pensamiento comprometido. No son lo mismo. Jean Paul Sartre fue el defensor glamuroso del primero; Paul Ludwig Landsberg (1901-1944), el defensor olvidado del segundo.
Sartre sometió alegremente su pensamiento a la autoridad de la historia. Cuando Merleau-Ponty defendió a Stalin en Les Temps Modernes, él y Simone de Beauvoir lo apoyaron con el argumento de que Stalin sabía subordinar la moralidad a la historia con mucha más contundencia que cualquier existencialista. Landsberg era un personalista cristiano, aunque Ricoeur dijera que era el único pensador verdaderamente existencialista, y nunca quiso entregar su moralidad a esta gobernanta celosa y sin rostro que es la historia. Estaba convencido de que el compromiso para ser auténtico debe ser libre y sólo es libre si tiene una conciencia clara de las imperfecciones de la causa a la que entrega su fidelidad. No se fiaba de las causas ideales, inmaculadas e imprecisas que exigen una sumisión absoluta de la inteligencia y la voluntad. Solo estaba dispuesto a mantener su fidelidad intemporal a la palabra dada a las personas concretas a las que se puede mirar cara a cara consciente de sus noblezas y de sus miserias. El compromiso sólo es libre -insiste Landsberg- si sabe con quién se compromete. La conciencia clara de las imperfecciones de nuestra causa es el único antídoto que tenemos contra el fanatismo y el desencanto, los dos opios de la razón política.
Landsberg nació en 1901 en Bonn. Estudió filosofía con Husserl, Heidegger y Scheler. Ante el inminente triunfo del nazismo se exilió en París, donde entró en contacto con Mounier y Maritain. En esta ciudad recibió una invitación de Joaquim Xirau para venir a dar clases de filosofía y pedagogía en la Universidad de Barcelona, que estrenaba entonces su autonomía. Llegó en 1934. El estallido de la guerra civil lo pilló dando un curso de verano en Santander. Abandonó España y volvió a París. Su influencia se dejó sentir en la conformación del pensamiento de José Maria Calsamiglia, Jordi Maragall, Domingo Casanovas, José Ferrater Mora, etc.
"Landsberg", me confirmó Ricard Predrals, "es el introductor del personalismo cristiano en Cataluña".
En Paris, convenció a los personalistas franceses de la revista Esprit de la necesidad de abandonar su compromiso con el ideal puro de la neutralidad pacifista y de ponerse al lado de los antifascistas. "Él más que nadie", dijo Mounier, "nos salvó de tentaciones utópicas." Sabía que ni la paz interior puede ser conquistada por medio de la evasión ni el humanismo puede reducirse a una profesión de fe hacia uno mismo.
El 23 de febrero de 1943 fue arrestado por la Gestapo y recluido en el campo de Oranienburg, donde morirá, víctima de la tuberculosis, el 2 de abril de 1944. Unas horas antes de su muerte fue conducido, en un estado de debilidad extrema, a la enfermería. En un último esfuerzo, se volvió hacia los otros enfermos y les dibujó un tembloroso signo de la cruz en el aire, el gesto propio de un héroe trivial, de uno de estos héroes triviales que caen pronto en el olvido.
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El café de Ocata
Tenía cena esta noche con dos amigos psiquiatras lacanianos en La Cuina dels Capitans, en el puerto del Masnou. Me han dado plantón y he cenado solito. Huevos fritos con patatas y jamón y cerveza abundante. Los ausentes han llamado para excusarse. ¿Qué se puede esperar de un psiquiatra lacaniano? La ventaja de tenerlos de amigos es que esperas tan poco de ellos que difícilmente te pueden defraudar. He vuelto a casa por el paseo marítimo. Una noche fría, pero caminando a buen ritmo se sobrellevaba bien. Incluso he sudado. Me he cruzado con T. M., famoso lletraferit. Hemos acordado dos cosas en una conversación breve. La primera, que a partir de una edad la única aspiración razonable que le queda a uno es la de combatir el aburrimiento. A eso, de hecho, nos dedicamos un poco neuróticamente los dos. La segunda, que nos gusta vivir en el perímetro de nuestras mujeres. Esto es: nos gusta dedicarnos a nuestras cosas pero sabiendo que ellas andan cerca. Cuando, por lo que sea -un viaje, pongamos por caso-, se alejan y el radio alcanza una distancia crítica, perdemos su referencia y vagamos, erramos, divagamos al buen tuntún, como el tonto del pueblo en día laborable. El amor es eso: una fuerza gravitatoria. Sobre las ondas gravitatorias entre Ortega y la mujer de Einstein podría yo contarles alguna cosa. Pero no hoy.
Para restaurar el orden cósmico (valga la redundancia) al llegar a casa me he encontrado con un mail de mi amiga parisina, B., que comienza así: "Cher Gregorio, merci pour vos bonnes paroles (dit comme cela, on dirait une phrase du 19 e siècle, mais je vous assure que je ne l'ai pas recopiée d'une lettre de George Sand à Flaubert...)".
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11:10
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El café de Ocata
Cuando al azar le da por ser tu amigo, la vida es una aventura espléndida y rebosante de optimismo, como constato de nuevo, mientras suena el
Dies irae de la
Misa de Requiem de Verdi, tras recibir una honrosa invitación de la alcaldesa de Vic para dar en esta ciudad -en ésta, ni más ni menos- una conferencia sobre Balmes en el marco de la Fiesta Mayor. La invitación añade: "De fet aquest acte se celebra a la ciutat des de fa més de 100 anys i esdevé una cita important". Hablar de Balmes en Vic me figuro que es como hablar del vino de Rioja en Logroño o de los encierros en Pamplona. Un acicate y un reto. Yo no soy un experto en Balmes, pero soy su amigo desde hace años y me ha acompañado en muchos momentos de lectura lenta. Incluso escribí un librito titulado
El criteri perdut pensando, claro, en el autor del
Criterio. En estos momentos de realidad líquida pocas cosas se me antojan más motivadoras que andar buscándole las cosquillas a la posmodernidad a redropelo.
Y por si fuera poco, ayer los amigos de Encuentro, me enviaron el último libro del gran, gran, gran Rémi Brague que, como no podía ser menos, me está proporcionando un auténtico festín filosófico.
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El café de Ocata
Hoy he llevado a mi nieto Bruno, de 6 años, al cole. He llegado a su casa a las 7:45. Me ha oído inmediatamente y se ha levando. "Me han repetido todos, hasta tu mujer, que me porte bien, que tú pierdes pronto la paciencia", me ha dicho. Se ha lavado. Se ha vestido. Se ha puesto el desayuno sin mi ayuda y para las 8:15 ya estábamos listos. De su casa al colegio hay 10 minutos, así que hemos decidido hacer el camino más largo. Hemos pasado por Cal Ros, una masía edificada sobre un yacimiento romano y hemos encontrados dos trozos de cerámica, posiblemente de ánforas. Las ha guardado para enseñárselas a su padre. Al reanudar el camino nos hemos topado en la acera con un enorme moscardón muerto, con las patas para arriba. Era de color negro intenso, pero las alas lucían un toque azul plateado transparente. Bruno se lo ha puesto en la mano. "Antes era un ser vivo y ahora es un ser muerto". He asentido a su observación. "¿Qué es ser, abuelo?", me ha preguntado después, y me ha hecho feliz. En el patio de la escuela ha jugado a hacerse el protagonista con el bicho en la mano que, de pronto, ha comenzado a mover las patas. Ha resucitado. "De ser muerto ha pasado a ser vivo", ha observado. Y en esto ha llegado la hora de entrar en clase y me he ahorrado el comentario.
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El café de Ocata
«C’est l’enfant qui s’élève au niveau de l’adulte, et pas le contraire, poursuit-elle.
Ils sont tirés vers le haut.»Una experiencia digna de ser tenida en cuenta: Le cours Antoine-de-Saint-Exupéry
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El café de Ocata
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
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El café de Ocata
Artículo aparecido en el ARA el 10/13/2013
Buena parte del desconsuelo que arrastramos se debe al exceso de tardes de domingo. Pero quizás ésta sea una exageración inevitable en un texto escrito en una tarde de domingo de enero, un mes lleno de tardes de domingo, entre las páginas desordenadas de los dominicales, la película digestiva de la tele y los restos de la comida sobre la mesa. Únicamente Bacalao Salado, mi gata, parece indemne a esta melancolía. Heidegger dice que los animales son más pobres de mundo que nosotros. Esto, pienso yo, los libera de la desazón de las tardes de domingo.
En la
Historia de la decadencia escribe Cioran palabras definitivas sobre esta sombra negra que se cuela en las casas acompañando la llegada del atardecer del domingo: "La única función del amor es hacernos soportables las tardes de domingo, crueles e inconmensurables, que nos dejan heridas que nos hacen daño durante el resto de la semana, e incluso durante toda la eternidad". En las tardes de los domingos el alma se nos pone a la vez desganada e hiperbólica. Antes de que Cioran escribiera este silogismo de la amargura, Etta James ya nos había advertido de lo que es realmente importante:
I want a Sunday kind of love. En su voz había una esperanza tenue y una voluntad que quería ser firme, pero parecía a punto de romperse. En Francia, Charles Trenet cantaba
Les enfants s'ennuient le dimanche, y para dejar constancia de que la verdad tiene una dimensión geográfica, Rita Pavone lanzaba al éter su propia duda existencial, que Gelu, en España, tradujo así:
¿Por qué, por qué... los domingos por el fútbol me abandonas? Eran tiempos de grandes canciones metafísicas, que te dejaban la identidad tocada del ala. Buena parte de los problemas existenciales de mi generación se incubaron con aquel oxímoron que Raphael iba sembrando desde los tocadiscos de las adolescentes de barrio, que pasaban las tardes de los domingos con las ventanas de sus habitaciones abiertas de par en par al vacío:
Yo soy aquel. Sin embargo nos permitió entender a la primera el
Soi-même comme un autre de Ricoeur.Leemos a Spengler en una tarde de domingo ("el optimismo es cobardía", decía) y descubrimos un teorema elemental. Gracias a Dios las tardes de domingo no están hechas para leer, sino para pasear lánguidamente la mirada por los libros que nunca abriremos:
The Jean-Paul Sartre cookbook,
Las plantas no comestibles de los cementerios,
La historia natural del alma,
Descartes et le cannabis o El post-anarquismo explicado a mi abuela. En todo caso, nada de Pascal.
Georges Seurat intentó pintar la tarde del domingo e, inevitablemente, le salió un cuadro enorme que tardó tres años en terminar. Lo tituló
Un dimanche après-midi à la Grande Jatte (1884 a 1886). Está habitado por figuras algo fantasmales que miran sin ver, salvo una mujer abrazada a un hombre indolente, indiferente a su afecto. Sospecho que abraza sin darse cuenta las sobras de un amor del sábado. Seurat creía estar fundando el neoimpresionismo y, en realidad, estaba anticipando nuestras tardes de domingo en aquellos tiempos del spleen. Por eso los críticos del momento no lo entendieron. Más éxito tuvo entre sus contemporáneos Edward Hopper, que parece estar pintando siempre el mismo interminable blues de una tarde de domingo.
La melancolía de la tarde del domingo es en parte nuestra y en parte de aquel niño que fuimos, que se despierta en nosotros sobresaltado porque aún tiene deberes pendientes para el lunes. Su reminiscencia nos provoca un ataque de historia personal. Los fines de semana nunca saben estar a la altura de lo que el viernes prometía. Los fines de semana huelen muy bien, pero al probarlos, decepcionan, como la vida misma. ¡Y aún queda el montón de ropa para planchar!
Antes, el domingo era el día del Señor, sin embargo, desde que matamos a Dios, por la mañana es una especie de día de resurrección y por la tarde, de Viernes Santo. Pero no hay manera de venerar la santa vacuidad. ¿Qué pesado resulta llevar a rastras a un animal metafísico un domingo por la tarde!
"Primero vivir, y después filosofar", decían los antiguos. Pero el precepto no es aplicable a las tardes de domingo, esta tierra de nadie en la que ya se ha acabado el ocio y todavía no ha comenzado el día laborable.
Claro que todo esto sólo tiene sentido si pensamos en el Prometeo trivial que tiene la suerte de tener trabajo y quema las últimas horas de su día de fiesta encadenado al mando a distancia de la tele. No está verdaderamente triste... más bien se compadece de sí mismo por su falta de alegría.
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Berta G. de la Vega, a quien mucho debo.
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Me he pasado un buen rato repasando la publicidad de las escuelas que se anuncian en la prensa. Es muy instructiva. Promete cosas magníficas: espacios lúdicos, atención a la diversidad, felicidad ("a la escuela soy feliz", "la felicidad es una manera de vivir"), implicación, estimulación, integración de las diferentes competencias, respeto de la libertad individual, proyecto sólido en valores, respeto y compromiso, competencias relacionadas con la dimensión humana, estar "como en casa", el fomento de la autoconfianza... La competencia por lucir las mejores intenciones es obvia y confirma mi tesis de que los centros de enseñanza se evalúan a sí mismos más por la altura de sus buenos propósitos, que por la evidencia de sus resultados.
Los procedimientos se han comido a los resultados.
Hasta hace veinte años las imágenes que las escuelas utilizaban para hacerse publicidad era la de un alumno frente a un libro o un microscopio. Ahora lo que se lleva son las caras felices, los espacios abiertos, los árboles, las pantallas, los niños jugando y las fotos de los edificios. Los libros han desaparecido.
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El café de Ocata
Artículo publicado en el
ARALos indicadores de empleo indican que, desde el año 2005, el crecimiento de los puestos trabajos relacionados con la alta tecnología (
high-tech), que demandan titulaciones en STEM (
science, technology, engineering, mathematics), ha sido de un 16%. Es un dato muy importante, ya que por cada nuevo puesto de trabajo
high-tech se generan de forma directa o indirecta 5 puestos de trabajo de baja especialización (
low-tech). Esto parece explicar, en parte, el crecimiento en paralelo de los trabajos poco cualificados (restauración, servicios personales, vendedores, peones, personal de limpieza, sector agrícola ...), que ha sido del 18,2% en el mismo período de tiempo (siempre en referencia a la Unión Europea).
El futuro se presenta mucho más complicado para el sector intermedio (técnicos medios, profesionales de apoyo, empleados contables, administrativos, operadores de maquinaria ...). La oferta de trabajos de este tipo se está ralentizando y en el conjunto de la UE ha sido de un raquítico 2,2%.
Si estas tendencias, como parece, se confirman, estaríamos ante un proceso de polarización ocupacional dramático con repercusiones directas y muy serias en la escuela. ¿Qué ocurrirá cuando nuestros alumnos comiencen a experimentarlo en sus familias?
La polarización está provocada por la computerización progresiva de las ocupaciones del sector intermedio. Las tareas rutinarias están emigrando de las manos humanas al software de las máquinas. En la actualidad se están ensayando, por ejemplo, coches sin conductor. Por esta razón todas aquellas actividades relacionadas con el trato personal en el sector servicios, que piden flexibilidad, cordialidad y adaptación... y salarios bajos, parecen reservadas para los humanos... pero de manera precaria. Y de momento.
Madrid se presenta actualmente como una de las regiones de Europa con más empleo
high-tech. Casi el 34% de los ingenieros técnicos españoles residen en esta comunidad. En Cataluña hay la mitad de ingenieros que en Madrid. No me considero capacitado para extraer ninguna conclusión sobre esta diferencia. Lo que me interesa es llevar estos datos a la reflexión pedagógica.
La pregunta que me surge inmediatamente es si la vieja distinción entre ciencias y letras no ha caducado ya completamente. ¿No deberíamos reformular por completo los programas educativos y convertir las materias STEM en troncales en todas las etapas escolares? Cada vez nos encontramos ante más problemas que sólo se pueden pensar matemáticamente.
Posiblemente el reto más importante al que debe enfrentarse la escuela en los próximos años sea la definición de un humanismo tecnológico. La separación entre ciencias y humanidades ya no puede servir como coartada del analfabetismo matemático de ningún profesor.
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En 1968 los enfrentamientos entre la policía, los negros y los hispanos estaban a la orden del día en Chicago, especialmente en West Town y Humboldt Park. Los más virulentos estallaron tras el asesinato de Luther King, 4 de abril. Cuando parecía que se iban amortiguando, los reavivó de forma virulenta el asesinato de Robert Kennedy.
Aquel año había elecciones presidenciales y el Partido Demócrata eligió esta ciudad para su convención. Pocos días después, el movimiento Yippie (Young International Party), que fue creado por un grupo de jóvenes radicales como reacción a la pasividad política de los hippies, convocó a la juventud americana mediante la prensa underground a un "Un festival de vida" concebido como una anti-convención.
Ante el peligro de nuevos disturbios, el alcaldede Chicago, Richard J. Daley, movilizó 20.000 efectivos de la policía y la Guardia Nacional para hacer frente a los aproximadamente 10.000 jóvenes que acudieron de todo el país. Los choques y carreras eran retransmitidos en directo por la televisión en un país expectante. Los Yippies, más conscientes de la importancia de las cámaras que la policía, dieron un golpe propagandístico al presentarse en el corazón de la ciudad, el Chicago Civic Center, con Pigasus, un cerdito al que querían proclamar candidato a la presidencia del país. El cantante folk Phil Ochs lo compró en una granja de los alrededores y le puso este nombre jugando con la figura del caballo alado Pegaso de la mitología griega y la palabra inglesa "pig" (cerdo). En su plataforma electoral exigían que cualquier persona del mundo pudiera votarle, dado que las repercusiones de las elecciones estadounidenses eran mundiales. Añadían que mientras los dos principales partidos elegían candidatos que al llegar a presidentes devoraban el pueblo, los Yuppies proponían uno que podía alimentarlo.
Improvisaron una convención en la que los jóvenes reunidos recibieron a Pigasus con gritos de "Pork Power" y "Vote Pig." Justo cuando terminaron de leer la primera frase de su discurso de aceptación, que decía "Yo, Pigasus, por la presente anuncio mi candidatura para la Presidencia de Estados Unidos," el cerdo y los organizadores del acto fueron arrestados. Ante las cámaras de televisión y los fotógrafos de los principales diarios y agencias, claro, porque los demagogos con recursos siempre tienen buena prensa y caen muy simpáticos.
Aquel fue un momento glorioso para el movimiento Yippie. Impulsado por la prensa, Pigasus alcanzó una fama tan insospechada que incluso hoy continúa simbólicamente vivo.
En cuando al final de la historia, digamos que el ganador de las elecciones fue el candidato republicano Richard M. Nixon; que los policías llevaron a Pigasus a una sociedad protectora de animales y que los fundadores del movimiento Yippie han tenido un futuro desigual. Hay quien se suicidó al darse cuenta de que no podía ganarle la partida a la realidad (Abbie Hoffman), quien se pasó a las filas del movimiento yuppie y llegó a ser accionista de Apple (Jerry Rubin ) y quien vive como okupa de su memoria (Paul Krassner). Nada nuevo... salvo una gran canción,
Chicago, de Graham Nash.
La democracia por su naturaleza no puede blindarse ni contra la demagogia ni contra la desesperación de quienes cansados de esperar soluciones fáciles para los problemas complejos, salen a la calle a reclamar "Kafka for President", pero precisamente por eso tenemos el deber de defender la seriedad de los procedimientos democráticos.
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"Pourquoi les philosophes aiment-ils tant les vaches?", me pregunta B. desde París. Le respondo con un artículo que publiqué en el diario ARA el 25 de marzo del 2012, titulado "Las vacas como ejemplo":
Seamos justos y ecuánimes: las vacas también tienen derecho a ser tomadas como ejemplo, incluso por los metafísicos. Son unos animales mucho más sutiles y espirituales de lo que pensamos, como lo puso de manifiesto a principios del siglo XX Ben Scott, un granjero de Montana que instaló en sus establos unos altavoces conectados a una radio. Enseguida comprobó su especial sensibilidad para los valses y, lo que era más interesante para él, que su productividad láctea estaba directamente relacionada con su satisfacción musical. Recientemente, unos científicos de la Universidad de Leicester han demostrado empíricamente que las canciones con más potencial estimulador de las glándulas mamarias bovinas son, por orden decreciente, las siguientes: Everybody hurts, de REM; What a difference a day makes, de Aretha Franklin; Bridge over troubled water, de Simon & Garfunkel; Moon river, de Danny Williams; Perfect day, de Lou Reed, y la Sinfonía Pastoral de Beethoven. Parece un poco extraña la postergación de la Sinfonía Pastoral por parte de las vacas, pero los hechos son los hechos y científicamente van a misa. A pesar de su curioso eclecticismo, no se les puede negar a las vacas el buen gusto.
Dejando de lado a la mitológica Ío y al singular Jacques Vache (el único surrealista que osó vivir y morir de forma surrealista), el escritor argentino Omar Vignole fue el humano más cercano al vacuno. Era uno de esos literatos marginales que se pasan la vida anunciando maravillas literarias... que nunca escriben y, por tanto, se mueren dejando los tinteros a rebosar de buenas intenciones. Vignole no ponía un pie en las calles de Buenos Aires sin su vaca. La llevó incluso a un congreso del Pen Club en el Hotel Plaza de la capital argentina, haciendo una entrada solemne (que, dicho sea de paso, no hizo mucha gracia a la presidenta del congreso, Victoria Ocampo) justo cuando los congresistas analizaban las relaciones entre el sentido griego y el sentido moderno de la historia. Los detalles se pueden encontrar en las memorias de Pablo Neruda, Confieso que he vivido. Pero aunque Vignole fue conocido como el filósofo de la vaca, yo le reservo este título al gran Kojève, que invirtió todo el dinero que pudo sacar clandestinamente de la Unión Soviética en acciones de La Vache Qui Rit. Lo perdió todo en la crisis del 29, pero la filosofía salió ganando. porque la pobreza lo empujó a impartir su famoso seminario sobre Hegel en la École Pratique des Hautes Études, donde, en definitiva, describía una humanidad bovina emigrando fatalmente hacia los verdes prados posthistóricos de la sopa boba estadounidense. ¿Qué es la posthistoria? Pues muy sencillo: es un mundo en el que son posibles, impunemente, movimientos como el Happy Cow Life Coaching, del que me niego, por respeto a las vacas, a dar más información.
Deleuze, otro filósofo vacuno, presentó así su curso del año 1983: "Quisiera hacer filosofía a la manera de las vacas". Dice esto teniendo presente a Nietzsche, que en Así habló Zaratustra asegura: "Mientras no nos convirtamos y no nos comportemos como las vacas no entraremos en el reino de los cielos". Tanto buscarlo por todas partes y resulta que "el reino de los cielos está entre las vacas". Yo no soy tan sabio como Nietzsche y no osaría nunca decir cosas así, pero sí hago mío aquel párrafo de La genealogía de la moral que dice que "para practicar la lectura como un arte se necesita en primer lugar algo que hoy en día es precisamente la más olvidada ... algo para la que se ha de ser casi vaca y, en todo caso, no un hombre moderno: pensar".
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Razón
AQUÍ
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Arthur Schopenhauer,
Parerga y paralipomena: “No se llega a rumiar, y sabida cosa es que, sólo rumiando, se asimila uno lo que ha leído. Si se lee continuamente, sin pensar más en ello, las cosas así leídas no toman cuerpo y raíz en la mente, y se pierden en gran parte”
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Hay dos Balaguer a los que separa el Segre, el moderno, en la llanura, y el antiguo, en las faldas del castillo. En el antiguo, que parece estar erosionándose, los gitanos hacen pintadas contra la invasión de los moros. En el moderno hay moros que llevan a sus hijos a la concertada religiosa.
A la ida nos paramos en el cementerio de Castelleserà, a dejar unos segundos de nuestro silencio en el panteón de los Brufau Civit. A la vuelta, siguiendo el río Sión, hemos entrado en Agramunt, a rendir nuestros respetos a la Mare de Déu del Castell, en la iglesia de Santa María.
El trigo nuevo, los almendros floridos, el cielo muy azul entre las nubes bajas, los pueblos tranquilos, los caminos llanos y el horizonte, nuestro.
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Cuenta Hans Magnus Enzensberger en Tumulto (un libro magnífico) que el escritor francés Armand Gatti hizo un viaje a Pequín junto a un grupo de intelectuales europeos a finales de los sesenta. Todos fueron recibidos por el Gran Timonel, Mao Zedong, que les autorizó a hacerle preguntas. Gatti se interesó por el futuro. Mao metió su mano en un bolsillo, sacó una libreta, buscó una hoja en blanco, la arrancó y se la entregó. Durante meses, Gatti conservó aquella hoja en blanco entre las páginas de un libro. Un día sus hijos sacaron el libro de la estantería, encontraron la hoja y la llenaron de garabatos indescifrables.
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Es bien sabido que el hombre no suele estar a la altura de lo que esperan de él sus salvadores. Para ilustrar esta resistencia de la normalidad al cambio programado por los utopistas, Hans Magnus Enzensberger escribió este poema:
Sencillamente magníficos
todos esos grandes planes:
la Edad Dorada
el reino de Dios en la Tierra,
la muerte del Estado.
Evidencia manifiesta.
¡Si no estuviera la gente!
Siempre y en todas partes estorba la gente.
Todo lo embrolla.
Cuando se trata de liberar a la humanidad
va a la peluquería.
En vez de seguir entusiasmada la vanguardia
dice: ahora estaría bien una cerveza.
En vez de luchar por la causa justa
lidia con las varices y el sarampión.
En el momento decisivo
busca una cama o un buzón.
Poco antes de nacer el milenio
pone a hervir pañales.
Todo fracasa por la gente.
No sirve para grandes alardes.
Un saco de pulgas no es nada en comparación.
¡Vacilación pequeñoburguesa!
¡Idiotas del consumo!
¡Restos del pasado!
¡No puedes matarla!
¡No puedes machacarla todo el día!
Si no estuviera la gente,
muy distinta pintaría la cosa.
Si no estuviera la gente,
todo se haría en un plisplás.
Si no estuviera la gente,
¡entonces sí!
(Entonces yo tampoco quisiera estorbar aquí.)
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El café de Ocata
1. No hay que tomarse completamente en serio la actual inflación de "neuros". Joaquín Fuster sostiene que "casi todos esos ‘neuros’ son gratuitos y se utilizan para obtener injustificada credibilidad y encubrir ignorancia".
2. Sin memoria no hay educación. La educación tiene por misión favorecer la organización estructural de redes de memoria y conocimiento.
3. Estas redes no funcionan bien si no se controla la inhibición (o, como yo prefiero decir, la capacidad de postergar la gratificación). Todas nuestras funciones cognitivas dependen de nuestro control de la inhibición.
4. Sin control de la inhibición no hay atención.
5. La atención es una moneda con dos caras. Una permite enfocar lo que se desea ver y la otra, desenfocar lo que se debe mantener en segundo plano para que no se produzcan interferencias. La atención nos permite subrayar lo relevante. En este sentido podríamos decir que la distracción es la interferencia de lo irrelevante en el proceso de conocimiento de algo.
6. La capacidad de postergar la gratificación inmediata es un signo de madurez emocional y cognitiva. Por lo tanto, la educación emocional debería enseñar que sin control de la frustración, no hay pensamiento estratégico.
7. Esa frase tan repetida de que "las neurociencias han demostrado que sin emociones no hay aprendizaje", es una trivialidad. Lo que nos dice es que para aprender es importante el refuerzo positivo o negativo. Es decir, nos dice que en este punto el conductismo estaba en lo cierto cuando subrayaba la relevancia del feedback y la realimentación. De ahí el éxito que tuvieron las famosas máquinas de aprendizaje.
8. Hay muchas formas de reforzar un aprendizaje: la corrección, la alabanza, la buena nota, el premio, el castigo...
9. La neuroeducación no nos va a descubrir metodologías nuevas, pero nos puede ayudar a entender por qué funciona bien lo que funciona bien en el aula.
10. Si la educación tiene por misión favorecer la organización estructural de redes de memoria y conocimiento, el cierre categorial de estas redes no lo proporciona la neurociencia, sino el modelo de persona que se considera digno de emulación, es decir, las causas finales.
Tras escribir lo anterior, leo en el
blog de Roberto Colom: "El cerebro contribuye a la conducta, pero la conducta también tiene voz y voto con respecto a lo que sucede en el cerebro".
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El café de Ocata
Participé recientemente en unas jornadas pedagógicas en una ciudad española. Ya iba preparado para recibir altas dosis de retórica, pero, honestamente, la sobredosis me resultó a la vez tediosa y pegajosa, como el chapapote. Algo grave nos está pasando si para nombrar lo que hacemos en clase necesitamos recurrir a una neo-lengua pedante que, además de caducar rápidamente, resulta incomprensible para las familias, los alumnos y no pocos de los colegas presentes.
Me duele que un maestro emplee la expresión "la neurociencia ha demostrado que", porque debería ser él, el maestro, quien nos diga qué funciona en clase y qué no. Es él quien se encuentra en el laboratorio del aprendizaje y es él quien debería otorgar los certificados de garantía.
Me molesta el desprecio olímpico de muchos colegas hacia la Inteligencia General, como si la psicología no hubiera evolucionado ni afinado sus métodos desde Binet o como si los tres componentes básicos de la inteligencia general (inteligencia lingüística, matemática y espacial) fueran irrelevantes en la escuela.
Me deja perplejo la insistencia de muchas escuelas en poner de acuerdo a Goleman y a Gardner, incluso contra su voluntad.
Me resulta lamentable el desprestigio de la memoria y comienzo a dudar de los conocimientos reales de algunos profesores.
Cuando oigo a hablar a un maestro de lo bien que le sale todo, de lo interesados que están todos sus alumnos, y de lo que se desviven por aprender, sé que me encuentro o ante un ser divino o ante un farsante.
Una de las ponencias trataba de la educación de la atención. El ponente nos iba proyectando en una pantalla los ejercicios de los niños que, a su parecer, eran la prueba del éxito de la metodología. Yo, honestamente, solo veía tachones y faltas de ortografía. Tantas, que su número me permitió poner en cuestión el éxito que nos vendía el ponente. Éste, sin embargo, me aseguró que los niños habían mejorado mucho sus puntuaciones en los ejercicios específicos de evaluación de la atención. Por supuesto yo no ponía en duda esto, sino la capacidad de transferencia de estos ejercicios a la atención ortográfica, es decir, a la atención cotidiana.
Hace tiempo, un ministro de educación venezolano se presentó en Barcelona asegurando que había descubierto la manera de elevar la inteligencia colectiva de su país. Si los tests de inteligencia medían la inteligencia, sólo había que enseñar a la gente a resolver los ejercicios de los tests de inteligencia a través de la televisión. Le traicionó la transferencia, que es lo que está traicionando a muchos innovadores. Precisamente por eso se muestran tan contrarios a evaluar lo que hacen.
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Lo que no está en la memoria, no está aprendido.
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... me escribe mi amiga B.: " Ce n'est pas Democrite, mais une grande pianiste qui a vécu jusqu'à 110 ans, et qui nous donne une belle leçon de vie. Elle a été déportée à Theresiestadt , et a survécu grâce à la musique. J'avais vu une autre vidéo , où elle raconte plus longuement sa vie,et où elle joue du piano (encore pas mal ) et je l'avais trouvée fascinante"
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Demócrito, el filósofo risueño, se estaba muriendo, carcomido irremediablemente por la vejez. Tenía -dicen- ciento nueve años.
Su hermana no paraba de llorar. Le dolía el inminente desenlace, pero aún más le dolía su inoportunidad, porque parecía evidente que tendría lugar en pleno festival de las Tesmoforias y no podría participar en los rituales secretos que celebraban las mujeres en honor de la diosa Deméter.
Demócrito, entendiendo su dolor, le pidió que diariamente le trajera hasta su lecho varios panes recién hechos y se los pusiera junto a la cabeza, porque disfrutando de su aroma podría entretener a la muerte, aunque ya rondaba su cama. Y así fue. Durante los tres días que duraban las fiestas ancló su vida al olor del pan recién hecho y al cuarto, finalmente, soltó amarras y murió en paz.
Cuenta Diógenes Laercio que su entierro corrió a cargo de la ciudad.
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El café de Ocata
"El abuelo de Kazi fue un soldado ruso desertor. El propio Kazi era de mediana estatura, con el rostro picado de viruelas, barba rala, ojos claros y mirada penetrante. A su padre le dio muerte derramándole aceite hirviendo en la boca. Se dedicaba a comerciar con vodka, hasta que se declaró profeta y emprendió la guerra santa... ¡Cuántos bandidos y líderes no están hechos de esta misma pasta!"
- Iván Bunin, Días malditos
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"Nuestros profesores trajeron de Alemania aquellos sueños secretos y una cálida fe en la ciencia y en el hombre. Conservaron todo el ardor de la juventud, y las cátedras eran para ellos altares sagrados desde los cuales debían dar la buena nueva de la verdad. Acudían a las aulas no como científicos gremiales, sino como los misioneros de la religión humana".
- Alexandr Herzen, Pasado y pensamiento.
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El café de Ocata
Let’s face it: Too many humanities scholars are alienating students and the public with their opacity, triviality, and irrelevance. A good case in point is this passage from
Manifesto for the Humanities, a recent book by the director of an institute for the humanities at a major US university:
Writing this book, I came to see the new scholar subject as a performative of passionate singularity, hybrid materiality and networked relationality. This is one sense in which the humanities scholar that is becoming is possibly posthuman, and a posthumanist scholar. The locus of thinking, for the prosthetically extendable scholar joined along the currents of networked relationality, is an ensemble affair.
En
Public Discourse
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El café de Ocata
45% of the 1,250-strong panel of teachers surveyed across England, Wales and Northern Ireland said they felt pupil behaviour had got worse in the past two years.
En
BBC NEWS
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El café de Ocata
Artículo aparecido en el diario ARA el 01/30/2016
Hablemos de Davos, pero no de economistas, sino de cigarras, es decir, del debate filosófico que tuvo lugar en el Hotel Belvedere el domingo 17 de marzo de 1929 entre Cassirer y Heidegger.
Cassirer era un judío burgués, un liberal humanista partidario de la República de Weimar que incluso se atrevió a defender públicamente que la idea de una Constitución republicana, lejos de ser ajena a la mentalidad alemana, había sido promovida por el idealismo filosófico. En su universidad celebró públicamente el Día de la Constitución, a pesar del boicot promovido por muchos profesores. La mayoría del público asistente al debate lo veía como el representante de la filosofía democrática, que es la filosofía que, en lugar de preocuparse por la contemplación desinteresada de lo que es eterno, centra sus esfuerzos en aliviar los males del hombre. La filosofía democrática es -para entendernos- la caridad bíblica sustentada en citas filosóficas.
Heidegger promovía una nueva forma de pensar centrada en la existencia individual y en la desnudez del hombre ante la muerte. Sintonizaba bien con los jóvenes presentes, muchos de los cuales eran veteranos de la Primera Guerra Mundial, marcados por el trauma de las trincheras. Lo veían como un filósofo pagano, ya que estaba empeñado en perseguir la verdad de manera orgullosa, imprudente, impertinente incluso, y no le importaba lo más mínimo que fuera o no confortable. Este era el Heidegger que fascinaba Arendt y Löwith.
El debate se decidió cuando Cassirer fue incapaz de responder a esta pregunta de Heidegger: "¿Hasta qué punto la tarea de la filosofía es permitir la liberación de la angustia? ¿No tendrá como tarea someter al hombre, incluso radicalmente, a la angustia?" En 1931, en una conferencia titulada La esencia de la verdad, Heidegger resumió esta cuestión con una inversión de la frase bíblica que sostiene que sólo la verdad nos hace libres. Sólo la libertad -dijo- nos hace verdaderos. No necesariamente libres o felices.
Mientras Cassirer hablaba de cultura, Heidegger insistía en que el hombre es un ser-para-la-muerte. Si hay para el hombre alguna posibilidad de trascendencia, no se encuentra en un hipotético refugio en los grandes valores o en las grandes ideas, sino en la asunción de su condición de ser-hacia-a-la-muerte.
La opinión generalizada dio como triunfador Heidegger, que, de acuerdo con el testimonio de Taubes, al terminar, se negó a estrechar la mano de Cassirer. Me cuesta creerlo, porque, si bien sus diferencias, como vemos, eran obvias, Cassirer había invitado Heidegger a Hamburgo y Heidegger invitará Cassirer a Friburgo. Sólo a partir del 1933, cuando Heidegger se afilió al partido de Hitler, se separaron, y de manera definitiva.
¿Cuál es exactamente la utilidad de la filosofía, si es que tiene alguna? Yo soy tan escéptico que firmaría con agrado la carta que, el 19 de febrero de 1758, Diderot le escribió a Voltaire: "Ser útil a los hombres? ¿Estamos seguros de hacer algo más que divertirlos o que haya una gran diferencia entre un filósofo y un flautista? Los hombres escuchan al uno y al otro con placer o desdén, y siguen siendo lo que son". Ahora, a mis sesenta años, creo que los hombres hacen lo que tienen que hacer. Tras el debate de Davos, los jóvenes asistentes no se recluyeron a meditar cada palabra escuchada, sino que hicieron una gran fiesta.
Son los economistas -sustitutos de los filósofos a Davos- los que tienen la pretensión (algo cómica, si nos atenemos a los hechos) de utilidad. La filosofía, según se mire, es peor que inútil: es peligrosa. Al fin y al cabo no es otra cosa que el arte de dormir con el enemigo, o, dicho de otro modo, el arte de soltar amarras. Sócrates, de manera más cruda, decía que filosofar es prepararse para morir, y Demócrito, que filosofar es aprender a reír, que es una manera impertinente de decir que cuando se llega a comprender cómo funciona el mundo es que ya se está preparado para abandonarlo. Sólo es prematura la muerte de los ignorantes. Hacia aquí apunta esta pregunta de Erasmo: "Decidme: si tuviera que morir mañana, ¿preferiría morir como idiota o como sabio?"
Siguiendo de cerca la narración de Platón, podemos ver que Sócrates, después de beber la cicuta, notó que el cuerpo se le iba poniendo rígido. Cuando la rigidez le llegó el bajo vientre, se cubrió la cabeza -¿por vergüenza? Finalmente, hizo un postrer encargo a su íntimo amigo Critón, que los filósofos sin ironía no saben interpretar: "Sacrifica un gallo a Asclepio". El gallo es el animal que estira el cuello de madrugada, y Asclepio, el dios que cura las penalidades de los cuerpos dañados.