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Sommerfeld reaccionó con una furia evidente cuando el Süddeutsche Monatshefte le contactó, probablemente tras leer cosas como la anterior o artículos como “Un misterio numérico en la teoría del efecto Zeeman” publicado por Sommerfeld en Die Naturwisenschaften en 1920, solicitándole un artículo sobre astrología (no, no me he confundido con astronomía). Escribió precisamente en el Süddeutsche Monatshefte:Lo que hoy oímos del lenguaje de los espectros es una verdadera “música de las esferas” en el átomo, acordes de relaciones integrales, un orden y una armonía que se hace cada vez más perfecta a pesar de la múltiple variedad. La teoría de las líneas espectrales llevará el nombre de Bohr siempre. Pero también otro nombre se asociará siempre con ella, el de Planck. Todas las leyes integrales de las líneas espectrales surgen originalmente de la teoría cuántica. Es el órganon misterioso con el que la naturaleza toca su música de los espectros, y con cuyo ritmo regula la estructura de los átomos y núcleos.
Sommerfeld aseguró tras aquello que “se enfrentaría decididamente contra la creciente marea de irracionalismo que amenaza con barrer los restos de una cultura europea que razone”. Quizás no demasiado curiosamente, casi cien años después estábamos donde estábamos. ¿Será porque seguimos siendo humanos?¿No nos choca como un anacronismo monstruoso que en el siglo XX un periódico respetado se vea impelido a solicitar un artículo sobre astrología?¿Qué amplios círculos del público educado y medio-educado estén más atraídos por la astrología que por la astronomía?¿Que en Múnich haya probablemente más gente viviendo de la astrología que activos en astronomía?
George Orwell |
Orwell escribió esta carta desde su casa en el barrio londinense de Mortimer Crescent el 18 de mayo de 1944. Dos semanas después, un misil V-1 alemán destrozaba Mortimer Crescent. Os cuento esto porque siempre me han fascinado los dos primeros párrafos de “The Lion and the Unicorn: Socialism and the English Genius” que escribió tres años antes. (En esa obra Orwell propone una revolución socialista y democrática en Inglaterra en oposición al estalinismo soviético).Me temo que, desgraciadamente, el totalitarismo está creciendo en el mundo.
Hitler pronto desaparecerá, pero sólo a costa de fortalecer a: 1) Stalin, 2) los millonarios americanos e ingleses y y 3) todo tipo de pequeños “fuhrers” al estilo de De Gaulle.
[…]
En el mundo que veo venir, en el que dos o tres superpoderes controlarán el mundo, 2+2 será igual a 5 si el “fuhrer” de turno así lo desea.
[…]
La mayor parte de la élite intelectual inglesa se opone Hitler, pero sólo a cambio de apoyar a Stalin. La mayoría de ellos apoyan métodos dictatoriales, policías secretas y la sistemática falsificación de la Historia siempre que beneficie “a los nuestros”.
Pero si uno proclama que “todo es por una buena causa” y no reconoce los síntomas siniestros, en realidad sólo está ayudando a fortalecer el totalitarismo.
[…]
Desde que la guerra contra el totalitarismo comenzó en 1936 [Orwell combatió con los republicanos durante la Guerra Civil], creo que nuestra causa es la mejor. Pero para que continúe siendo la mejor, necesitamos una autocrítica constante.
Mientras escribo esto, seres humanos muy civilizados vuelan sobre mi cabeza tratando de matarme.
Ellos no sienten ninguna enemistad hacia mí como individuo. Yo tampoco hacia ellos. Sólo están “haciendo su tarea”, como dice el proverbio. La mayoría de ellos, no tengo ninguna duda, son buena gente y jamás cometerían un asesinato en su vida privada. Por otro lado, si alguno consigue matarme hoy, tampoco tendrá ninguna pesadilla. “Están sirviendo a su país” y eso parece que les absuelve de todo mal.
Isaac Newton |
De la propaganda a la comunicación, ¿qué ha cambiado? La sociedad. Para convencer al ciudadano nif (consumidor, competidor y contribuyente) poco dado al ruido ideológico, se requieren unas formas de seducción un poco más sibilinas. La propaganda buscaba el adoctrinamiento y el encuadramiento directo: poner a las gentes al servicio de una causa, apelar a las adhesiones incondicionales, movilizar a la guerra contra el enemigo. Ahora, lo que se busca es que te compren. Que adquieran tu producto y no el del vecino. Tratando sutilmente de convertir la compra en hábito. Y esto vale para una marca o para un partido político. La ideología se ha hecho marca como el producto. Lo que permite imponer una manera determinada de entender y organizar el mundo sin que el ciudadano tenga plena conciencia de lo que significa y las consecuencias que puede tener sobre sus vidas. Cuando a la comunicación se le va la mano y la distancia entre lo que promete y lo que hace se hace exageradamente visible, se habla de demagogia y de populismo.
En 1622 el papa Gregorio XV emitió un edicto para fundar la Congregatio de Propaganda Fide, que debía propagar la fe católica en aquellos países que no la profesaban. Ese documento, cuidadosamente a resguardo tras una vitrina, es el primer uso que se conserva del término propaganda para referirse a actividades que perseguían influir en creencias, ideas y comportamientos. Como acota Noam Chomsky en uno de los vídeos de la exposición, “el término propaganda pertenece fundamentalmente al siglo XX”. Pero en la historia anterior hubo ilustres pioneros como Alejandro Magno, Lutero o Napoleón Bonaparte. En 1813 el poder del emperador francés remitía y Jean Baptiste Borely lo inmortalizaba en un retrato en el que Bonaparte se proyectaría a su gusto: debía inspirar lealtad a los suyos e intimidar a los críticos. Como contraste, junto a ese lienzo de grandes dimensiones observamos a Napoleón como no le gustaba verse: en un grabado satírico de Francisco Meseguer, realizado tras la frustrada ocupación de España en 1808, en el que Napoleón es un Don Quijote que cabalga a lomos de su inseparable Rocinante —el primer ministro Manuel Godoy— mientras trata de consolar a Sancho Panza, su comandante en España, Marshal Murat, con la promesa de conquista de las colonias en América.
Buenas, que no altruistas, son las intenciones de los Estados que en el siglo XX tomaron conciencia de que eran responsables de su ciudadanía. El laissez-faire había terminado y las técnicas propagandísticas ayudarían a garantizar la salud de la nación. A todos los Gobiernos le interesaba tener ciudadanos sanos y fuertes para que trabajasen, luchasen en sus frentes y sus arcas se ahorrasen dinero en las partidas de prestaciones sociales y tratamientos médicos. Por ello pusieron en marcha campañas para fomentar una alimentación adecuada o sexo seguro, o advertir de los peligros del tabaco, el alcohol o la conducción temeraria. “Los materiales de salud pública que reunimos son mis favoritos porque son polémicos. Los visitantes se quedan desconcertados. Preguntan: ‘Entonces… ¿Esto es propaganda o no?”, relata Cooke.
“Pensamos en propaganda y vemos su iconografía, gráfica e infame, la propaganda nazi o estalinista, pero la más poderosa de los siglos XX y XXI es insidiosa y normalmente no la reconocemos. Está disfrazada y responde a dos palabras: relaciones públicas, término inventado por Edward Bernays a principios del siglo XX porque, según él, los alemanes habían dado mala reputación a la palabra propaganda durante la Primera Guerra Mundial”, relata el veterano documentalista australiano John Pilger. Entra dentro de la normalidad, subraya Cooke, que identifiquemos como propagandísticos los coloridos carteles que Norman Rockwell pintó hace 70 años para que los estadounidenses comprasen bonos durante la Segunda Guerra Mundial, pero dudemos ante manifestaciones más actuales. “Siempre te va a costar reconocer la propaganda cuando está dirigida a ti”. Una de las máximas de Lord Northcliffe, director de propaganda en la Primera Guerra Mundial y magnate de la prensa británica, era: “La propaganda que parece propaganda es propaganda de tercera”. “Si la reconoces, es fallida. Es lo que nos pasa desapercibido lo que debería hacer saltar nuestras alarmas”, dice Cooke.
by DIGITALART/CORBIS |
Es este uno de los libros mayores del paganismo grecolatino, hecho de una refinada naturalidad cultural. Sin ella, corremos el riesgo de no ver. Por ejemplo: al describir los avatares del texto (que desde el primer momento ha estado al borde de desaparecer varias veces) el propio Greenblatt incurre en una suerte de providencialismo cultural, al retratar a Poggio (el humanista del Renacimiento que salvó el texto) como “el agente por medio del cual sucedió algo importante”. ¿No presupone esta frase una suerte de Providencia, muy contraria, por cierto, al epicureísmo?
Maquiavelo by Eulogia Merle |
“Todo acto de violencia es un acto político” (Friedrich Engels)
"Todos los conceptos materialistas contienen una acusación y un imp erativo." (Herbert Marcuse)
Johan Huizinga |
La explicación es sencilla: en un atasco, estés en el carril que estés, siempre vas a pasar más tiempo viendo cómo te adelantan los del otro carril que tú adelantandoles. Y como pasas más tiempo viendo cómo te adelantan que tú adelantando, llegamos a la errónea conclusión de estar en el carril más lento.Teorema del AtascoSi te encuentras con un atasco en la autovía, elijas el carril que elijas, siempre tendrás la impresión de haber elegido el carril más lento.
Gràcies a le gentilesa de Gerard Prieto |